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El Cntaro Rajado
Un aguatero de la India tena dos grandes cntaros colgados de
los extremos de un palo que cargaba sobre el hombro. Uno de ellos
tena una rajadura. El otro estaba en perfecto estado y siempre
terminaba lleno la larga caminata desde el arroyo hasta la casa del
amo; pero el cntaro agrietado apenas llegaba con agua hasta la
mitad.
Aquella situacin se mantuvo inalterable durante dos aos.
Todos los das el aguador no entregaba sino un cntaro y medio de
agua en la casa de su amo. Naturalmente, el cntaro perfecto se
ufanaba de sus logros, pues acometa ptimamente el propsito
para el que haba sido creado. En cambio, el pobre cntaro rajado
se avergonzaba de su imperfeccin y se senta desdichado de poder
cumplir slo con la mitad de la tarea para la que haba sido
elaborado. Convencido de su fracaso, un da le habl al aguatero
junto al arroyo.
Estoy avergonzado y quiero pedirte disculpas.
Por qu? pregunt el
aguatero. De qu te
avergenzas?
Durante los ltimos dos
aos no he podido entregar sino
la mitad de mi capacidad a
causa de esta rajadura que
tengo en el costado, por la que
se va perdiendo el agua cuando
regresamos a la casa del amo.
Por culpa de mis defectos tienes
que trabajar arduamente, y tus
esfuerzos no rinden tanto como
podran dijo el cntaro.
Refuerza tu
autoestima
aplicando los
siguientes consejos.
Son de probada
eficacia.
La Nia y la Rana
Haba una vez una nia que se pasaba los das ensimismada junto
a una charca, contemplando un sapo que se colocaba siempre
sobre un nenfar. La niita saba que el sapo era seguramente un
prncipe. Y el sapo, que en verdad lo era, saba que bastaba con
que la nia le diera un besito en la nariz para romper el hechizo
que aos atrs le haba proferido una bruja malvada. La nia, sin
embargo, era tan tmida que no se atreva a conversar con el
batracio; y este tampoco tena el valor para decirle que se mora
de ganas de que ella lo besara en la nariz. Los das pasaron. La
niita se qued sentada contemplando el sapo, y colorn
colorado, el cuento se ha acabado.
Moraleja: A nadie le gusta toparse con una mirada fra de
rechazo. Pero si te pasas la vida rehuyendo el rechazo, no llegars
muy lejos ni logrars mucho. Aventrate. Quien no se arriesga no
pasa la mar.
Eres singular