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Celda 211 (Daniel Monzón, 2009)

Cómo parte de una serie de actividades piloto para echar a andar un proyecto de

cineclubismo, un grupo de amigos y yo nos dimos a la tarea de proyectar y

posteriormente comentar el film español, aún no estrenado en México, Celda 211. Las

opiniones unánimemente favorables que suscitó la película en un público de gustos

bastante heterogéneos me decidieron a aprovechar este ensayo para intentar

responder la pregunta: ¿qué tiene Celda 211 que resulta por igual interesante a

personas más o menos exigentes en cuanto a la forma y el contenido de un film y a

personas que, simple y llanamente, buscan entretenerse de principio a fin con una

película?

Celda 211 es el cuarto film del director Daniel Monzón. Se trata de la adaptación fílmica

hecha por Monzón y Jorge Guerricaechevarría de la novela homónima de Francisco

Pérez Gandul. La película, mezcla de thriller y drama carcelario, recaudó 8.7 millones

de euros y se constituyó en la tercera película española más vista del 2009 con 1.4

millones de espectadores. Además de su éxito comercial, Celda 211 fue muy bien

recibida por la crítica y se hizo merecedora en España de 22 galardones, entre los que

se cuentan 8 premios Goya (mejor película, mejor director, mejor guión adaptado, mejor

actor principal y revelación, mejor actriz de reparto, etc.).

Es posible que Celda 211 pueda considerarse, tal como describen Lipovetsky y Serroy

(2009), una película de tercer tipo (película de autor con gran capacidad comercial), en

el sentido en el que en esta cinta el abismo que separa el cine artístico del cine

comercial es menos patente. Queda claro que no se trata de un thriller plano y sin

ambición, Celda 211 recurre a la acción y al suspenso para mantener el interés del
público pero sin renunciar a la investigación intimista ni desdeñar ciertas audacias

formales.

La película narra la historia de Juan (Alberto Ammann), un funcionario de prisiones que

se ve atrapado en un motín carcelario en su primer día de trabajo y se hace pasar por

un preso más para salvar su vida e intentar dar fin a la revuelta liderada por el temido

Malamadre (Luis Tosar). Juan se la juega a base de astucia, mentiras y riesgo, sin

saber la paradójica encerrona le ha preparado el destino.

Utilizando el recurso narrativo conocido como intriga de predestinación, una cruda

primera secuencia ofrece de manera alusiva la conclusión del film. La película comienza

donde termina, en la celda 211 y el film utiliza como estrategia retórica el suspenso

definido por la tensión narrativa, en la que el espectador es un cómplice moral del

protagonista, y conoce una verdad que los demás personajes ignoran (Juan no es un

preso si no un funcionario de la cárcel).

El conflicto que plantea la historia resulta una buena excusa para que la película

reflexione sobre la relatividad de “lo moral” y la ambigua separación entre los criminales

encarcelados y los miembros respetables y libres de la sociedad. El film discurre sobre

un mundo en el que el criminal, Malamadre, esgrime la necesidad de la violencia para

defender la dignidad humana de los presos; mientras que los guardias y funcionarios de

la prisión la esgrimen para someter, controlar y mantener su estatus de autoridad. Un

mundo donde Malamadre practica, si se quiere a su modo, el honor, la amistad, la

lealtad, la honestidad, la solidaridad, la justicia; mientras que los de afuera se mueven

en la falsedad, la conveniencia, la injusticia, la hipocresía, la traición. Un mundo en el

que las circunstancias son lo único que determina de qué lado estás: dentro o fuera.
Celda 211 posee elementos del film noir: un mundo oscuro, brutal y violento, plagado

de ambigüedades morales; una atmósfera constante de tensión y violencia inminente y

personajes con un matiz sórdido y neurótico (cabe aquí destacar la excelente actuación

de Luis Tosar dando vida al personaje de Malamadre).

Resulta también interesante la historia detrás de la producción de esta cinta. Celda 211

fue filmada, cámara en mano, en un espacio real -las instalaciones abandonadas de la

Prisión Provincial de Zamora-; Monzón prescindió de un storyboard por lo que el guión,

los encuadres, los movimientos de los actores y de la cámara, etc. se fueron adaptando

a los espacios en que se filmó; el director, el guionista y los actores que dan vida a los

personajes principales se entrevistaron largamente con presos encarcelados que

enriquecieron con sus comentarios el guión y los extras de la película fueron en su

mayoría antiguos reos de la prisión de Zamora o presos de otras cárceles que estaban

cumpliendo sus condenas bajo libertad condicional. Todo ello nos revela que Celda 211

abreva, en esta búsqueda de realismo y de estilo verité, de movimientos fílmicos como

el neorrealismo italiano.

Por la riqueza de la discusión que se puede generar en torno a esta película y la

heterogeneidad de públicos a que puede llegar, me parece que Celda 211 es una

buena opción para comenzar a interesar al público no especializado de un cineclub en

el cine y en la apreciación cinematográfica.

Refenrencias:

Libros
• Konisberg, I.2004. Diccionario técnico Akal de cine. Ediciones AKAL, Madrid,

España.

• Lipovetsky, G. y J. Serroy. 2009. La pantalla global. Cultura mediática y cine en

la era hipermoderna. Editorial Anagrama, Barcelona, Madrid. 352 pp.

• Zavala, L. 2002. Elementos del discurso cinematográfico. Alfaguara y UAM-

Xochimilco; México, D.F.

Páginas web

• Notas del Director. La Higuera.net

http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/4127/comentario.php

• Conoce a… Daniel Monzón, director de Celda 211. La Huella Digital. Revista

Digital Universitaria. UCM, España. http://www.lahuelladigital.com/?p=3464

• TCM. El cine que ya tenías que haber visto. http://www.canaltcm.com/

• FilmAffinity. http://www.filmaffinity.com/es/main.html

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