Vous êtes sur la page 1sur 2

Carta a Mona Marti, la “Mamá de Puerto Rico”, residente en el cielo

Querida Mona Marti:

Como hace ya 25 años que te fuiste, te escribimos estas letras para que
te enteres de algunas cosas que no podrán dejar de interesarte, aunque
seguramente te dolerán mucho. Perdónanos por ello, pero es mejor una
verdad dolorosa que la falsa felicidad del engaño.

Tu hijo, tu único hijo, ha alcanzado una posición encumbrada. Es


Presidente de la Universidad de Puerto Rico. A tu amor de madre no le
puede extrañar ese alto logro, pues lo creíste, como todas las madres, el
mejor de los hijos, el más inteligente y el mejor preparado. Sin embargo,
tu hijo se apartó de la senda luminosa que tú marcaste para honra de
Puerto Rico. Déjanos darte algunos detalles.

Traicionando la limpieza de principios que encarnaste cuando, en 1956 y


1960, te ofreciste a servir como alcaldesa de San Juan, aureolada por el
prestigio de don Gilberto Concepción de Gracia, tu hijo José Ramón,
después de tu partida, comenzó a traficar principios por prebendas,
ideales por posiciones, respeto por amiguismo, y así ha llegado hasta
donde hoy está, en el extremo opuesto de todo lo que le enseñaste con tu
ejemplo de abnegación y entrega. Tu José Ramón, por llegar al puesto
que ocupa y que tanto orgullo te habría causado, se ha aliado con gente
que representa todo lo contrario de lo que tú defendiste con entereza y
verticalidad en los tiempos duros de la criminalización del patriotismo.

Déjanos explicarte. En la universidad que José Ramón preside hay una


huelga estudiantil. Los estudiantes piden diálogo, negociación y
garantías de acceso a una educación de excelencia. José Ramón es el
Presidente, pero él no manda, a él lo mandan. Todos hablan por él, y
cuando dice algo es para repetir lo que ya otros dijeron o lo que le
mandan decir. Está haciendo un papel que tú nunca habrías hecho y
que te entristecería mucho verlo hacer a él. Acatando las decisiones que
toman por él, está ahogando de hambre y de sed a nuestros hijos, que se
encuentran en huelga dentro del Recinto de Río Piedras. ¿Puedes
imaginar a tu amado hijo cometiendo esa atrocidad, esa infamia? ¿Qué le
dirías tú si estuvieras aquí?

Viéndolo, la Mamá Dolores que tan gloriosamente encarnaste volvería a


llorar lágrimas de sangre, pero esta vez no en un melodrama, sino en la
triste realidad en la que tu hijo juega, como en una telenovela, del lado
de “los malos”. Tu hijo José Ramón está con los que quieren hacer
retroceder la Universidad para que los menos afortunados tengan menos
acceso y menos oportunidad a una educación superior de alta calidad y
excelencia. Como los estudiantes no aceptan esos cambios, José Ramón
y sus aliados los mandaron sitiar por las fuerzas policíacas y dieron
instrucciones de impedirles el acceso al agua y a los alimentos, para
tratar de rendirlos por hambre y sed. Ninguno de los viles personajes a
los que tantas veces te enfrentaste cometió una villanía comparable, lo
que quiere decir que tu hijo, en la vida real, se ha vuelto más perverso
que tus adversarios en la ficción.

Como sabemos que una madre abnegada nunca abandona a su hijo ni


aun después de muerta, te pedimos que te comuniques con él y lo hagas
entrar en razón. Que dialogue con los estudiantes. Que negocie sus
justas demandas. Que no le tronche el futuro a miles de jóvenes que un
día tocarán las puertas de la Universidad con hambre de conocimiento y
esperanza en un país mejor por más justo. A los estudiantes no los ha
escuchado, pero tenemos la esperanza de que a ti sí te escuchará.
Háblale al oído en la serenidad del sueño. Si lo vemos cambiar de
actitud, sabremos que le hablaste y que te ha escuchado. Si no,
sabremos que ha caído tan hondo que ya no escucha ni tu santa voz.

Mona, vamos a compartir esta carta con nuestros hijos antes de


enviártela porque a ellos les interesa tanto como a ti. Después, la
quemaremos con incienso para que en el humo que se eleve al cielo te
llegue nuestro mensaje. Sabemos que la madre abnegada y sufrida que
tantas veces representaste no dejará de recoger nuestro ruego y hacer lo
más que pueda por llevarlo a su amado hijo.

Con respeto, admiración y cariño,

Un grupo de madres y padres de los estudiantes de la Universidad de


Puerto Rico

Vous aimerez peut-être aussi