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JOSE I. GONZALEZ FAUS ALBERTO INIESTA JOSE M. SETIEN JESUS M. ALEMANY JOSE R. BADA LUIS G. BETES JOSE A. MARTINEZ PAZ JOSE M. FERNANDEZ MARTOS RICARDO ALBERDI MARCIANO VIDAL JOSE M. DIEZ ALEGRIA SMOMAS OLIVAR 10 PECES-BARBA SCO J. ELIZARI ZALO ARIAS JAN GOMIS N_ ROIZ-GIMENEZ OVINCIALES S.1. ANALISIS y vias pe ACCION >)» Coleccion PUNTO LIMITE JOSE IGNACIO GONZALEZ FAUS - ALBERTO INIES- TA - JOSE MARIA SETIEN - RICARDO ALBERDI - MARCIANO VIDAL - JOSE R. BADA Y LUIS G. BETES - 1 2 JOSE ANTONIO MARTINEZ PAZ - JOSE M. FERNAN- DEZ MARTOS - JOSE MARIA DIEZ ALEGRIA - TOMAS OLIVAR - F. JAVIER ELIZARI - PROVINCIALES S. J. DE ESPANA - JOAN GOMIS - GONZALO ARIAS - GRE- GORIO PECES - BARBA - JOAQUIN RUIZ - GIMENEZ - JESUS M. ALEMANY ~ CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA ANALISIS Y VIAS DE ACCION EDITORIAL SAL TERRAE - Guevara, 20-S ANTANDER © Editorial SAL TERRAE Portada de Jess Garcia Abril Con las debidas licencias Printed in Spain IBSN 84-293.0581.5 Depésito legal: L. E. V., S. A. - Carretera Bilbao a Galdacano, 20 - BILBAO-4 BI. 2815-80 Presentacion, por Jesis Maria Alemany ..........ccsssseeeees INDICE La sociedad violenta: lugares, ‘formas | y ‘mecanismos sociols; - cos de la violencia, por José R. Bada y Luis G. Betés APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA 2. Agresividad y violencia: hipétesis bioldgicas, por José Antonio Martinez Paz.. 3. Génesis de la violencia: aportaciones de la psicologia evolutiva y del psicoandlisis, por José Maria Fernandez . 7 4. Desamor e impotencia. Raices psicosociales del potencial sa- eralizable de la violencia, por José Maria Fernandez Martos. LA VIOLENCIA SOCIAL: ANALISIS Y APROXIMACION ETICA 5. Violencia en la vida econémica, por Ricardo Alberdi 6. Perspectivas éticas de la violencia politico-social, por Mai Vidal . 7. La guerra y sus justificaciones. Un caso de conciencia laxa co- lectiva, por José Maria Diez Alegria... 8. La violencia revolucionaria en la doctrina social de la iglesia, por Tomas Olivar . 9. Violencia y poder politico, por Ricardo Albe Pe 10. Violencia y Estado de derecho. Obediencia y resistencia en una sociedad democratica, por Gregorio Peces-Barba ............. VIOLENCIA Y CRISTIANISMO 14. 15. La buena noticia de Jestis ante la mala noticia de un mundo violento, por José Ignacio Gonzalez Faus 7 Entre la utopia y la coyuntura. Reflexion cristiana sobre | la vio- lencia en nuestra sociedad, por Alberto Iniesta . La violencia como desafio a la comunidad cristiana, por “José Maria Setién . La Iglesia vasca ante la violencia, por Javier Elizari. Opcion por la no-violencia, por Gonzalo Arias... QUE PODEMOS HACER, AQUI Y AHORA 16. 17. 18. Cémo educar para la paz, por Joan Gomis ....... Frente a la violencia, justicia y esperanza, por Joaqui Gimenez ......... 0000+ . Violencia y "Sociedad. “An isis. y reflexion para la accion, por Provinciales de la Compaitia de Jess en Espajia... : 37 47 65 91 Wi 127 141 153 171 185 199 2u1 227 249 263 273 283 Los capitulos firmados por José R. Bada y Luis G. Betés, José Antonio Martinez Paz, José Maria Fernandez Martos (Génesis de la violencia: Aportaciones de la psicologia evoluti- va y del psicoanalisis), Ricardo Alberdi (Violencia en la vida economica), Marciano Vidal, José Maria Diez Alegria, Grego- rio Peces-Barba, José Ignacio Gonzalez Faus, José Maria Se- tien, Joan Gomis y Joaquin Ruiz-Giménez, son transcripcio- nes, revisadas y corregidas o reelaboradas por sus autores, de las Conferencias que tuvieron en el ciclo «Violencia y Socie- dad» organizado por el Centro Pignatelli de Zaragoza en mar- zo y abril de 1980. Los capitulos firmados por Tomas Olivar, Ricardo Alber- di (Violencia y poder politico), F. Javier Elizari y Gonzalo Arias aparecieron publicados en la Revista Moralia nn. 3 y 4 de 1979, El capitulo firmado por José Maria Fernandez Martos (Desamor e impotencia. Raices psicosociales del potencial sa- cralizable de la violencia), es una ponencia del autor en la VI Reunion Interdisciplinar de Salamanca 1980. Los capitulos firmados por Alberto Iniesta y por los Pro- vinciales de la Compaiiia de Jesus en Espaiia, aparecieron en la Revista Sal Terrae, mayo de 1980. PRESENTACION Jess Maria Alemany Este libro no es producto de una elucubraci6n intelectual. Responde a una realidad angustiosa y actual. Existe y crece la violencia. No sélo destruye y hace sufrir a los hombres, sino que llega a paralizar una sociedad que parecia iniciar un pro- a democratico en biisqueda de libertad, justicia y solidari- lad. El reto de la violencia da lugar a todo tipo de reacciones: cierto simplismo que desecha ingenuamente la violencia sin un andlisis serio de sus causas; un deseo de identificar y sena- lar culpables como medio de recobrar la tranquilidad de con- ciencia colectiva; la multiplicacion ineficaz de palabras de con- dena («venga de donde viniere»), que a la larga aumentan el cansancio y la frustracién; la insensibilidad o indiferencia como medio de vacunarse de angustia ante la propia impoten- cia; la decisién de responder con violencia a la violencia; inclu- So cierta secreta complicidad o alegria cuando la violencia fa- vorece la propia ideologia o postura. El abanico de actitudes podria alargarse aun mds. Ofrecemos en este volumen un amplio material interdisci- plinar. Quisiéramos que favoreciera una actitud mds realista y serena, mas humana y cristiana. No podemos acostumbrarnos a la violencia que destruye al hombre: es necesario buscar sus raices y causas, sus condicionamientos y mecanismos. No se trata sdlo de la violencia fotogénica, sino de la que nos encon- tramos agazapada en personas, grupos, instituciones, pautas de comportamiento, es decir, en el devenir diario de la vida fa- miliar, laboral, econdmica, politica e incluso religiosa. Recogemos aqui fundamentalmente el ciclo de conferen- cias «Violencia y Sociedad» organizado por el Centro Pignate- Ili de Zaragoza durante los meses de marzo y abril de 1980. Basta ello para comprender el contexto oral y directo en que 8 PRESENTACION originariamente nacieron los trabajos. Pero fue tal el nimero y cualificacion de los ponentes que tomaron parte en el ciclo, los puntos de vista aportados y el impacto causado en el auditorio, que a muchos parecio titil su publicacién y asi nos lo pidieron. Este material ha sido ampliado con algunos articulos proce- dentes de Sal Terrae y Moralia, que aportan complementos in- teresantes al tema tratado en Zaragoza. Finalmente incluimos el documento colectivo de los provinciales jesuitas esparioles so- bre la violencia. Llegado oportunamente, constituye una buena ayuda para la reflexion personal y de grupo en orden a una ac- cion eficaz. Reconocemos que, al plantear el tema de la violencia, par- tiamos de una hipotesis que, a posteriori, se ha visto amplia- mente confirmada. No nos encontramos solo ante hechos de violencia, sino ante una sociedad violenta. Esta constatacion hace mucho mds complejo el problema. Resulta dificil distan- ciarse y analizar serenamente una sociedad de la que nosotros mismos formamos parte y cuyo talante nos penetra mucho mas de lo que ingenuamente pudiéramos pensar. Aun asi se hace imprescindible preguntar: gpor qué caminos se ha vuelto vio- lenta la sociedad, no ya primitiva, sino ilustrada?, {qué mode- los, tipos, ideologias, situaciones, mecanismos de la misma tra- ial nutren los hechos de violencia?, es posible no sdlo is sino una evaluacion ética y cristiana?, g pueden en- contrarse pistas operativas? Los materiales que componen el volumen aportan andlisis y perspectivas suficientes para que el lector saque sus propias conclusiones y haga sus opciones. Intentar sintetizar un mate- rial asi seria probablemente empobrecerlo. Pero creo, en cam- bio, que me es permitido llamar la atencidn sobre algunos pun- tos fundamentales, confirmados desde diversos angulos, y que pueden facilitar la lectura. No por su aparente simplicidad de- jan de ser la clave de reflexiones mas complejas. 1. Se observard en las diversas aportaciones un esfuerzo repetido por clarificar qué es la violencia 0, al menos, qué en- tendemos por violencia. Nadie piense en un inutil ejercicio con- ceptual alejado del problema real. Una elemental constatacién nos abre los ojos ante el papel ideologico que juegan continua- mente los lenguajes sobre la violencia. No es indiferente la pa- labra con que alguien se refiera a la violencia: «guerra», «te- rrorismo», «asesinato», «ejecucion», «revolucién», «represién», aleyes econémicas», «castigo popular», «impuesto revoluciona- rio», «orden legal»... El lenguaje sobre la violencia incluye mu- chas veces ya una toma de postura, una justificacién 0 conde- PRESENTACION 9 nacion, que enmascara la misma naturaleza del hecho violento y que en todo caso nos pone mds en comunicacion con la subje- tividad del que habla que con la realidad de lo acontecido. El esfuerzo por llamar a la violencia por su nombre y ponerse en guardia ante los lenguajes no es sino el resultado de la expe- riencia: los lenguajes sobre la violencia pueden enmascarar la realidad y sustraerla a cualquier posible juicio ético humano o cristiano. 2. La Biologia soporta hoy el embate abrumador de tan- tos otros sectores del saber humano, que, como tltimo recurso, quisieran encontrar en ese nivel la solucion a una incognita: la increible violencia de la historia humana. Avanza la humani- dad, pero ciertamente no en la superacion de la violencia. Si la violencia fuera innata al hombre desde su naturaleza animal, por tragico que resultara admitirlo, existiria al menos una ex- plicacion a su imposible erradicacién que choca con la misma autoconciencia humana. Pero parece que los bidlogos no encuentran modo de res- ponder positivamente desde su ciencia propia. Se nos invita a to- mar en serio la agresividad natural que comparte el hombre con el mundo animal. Somos por naturaleza agresivos. Pero se distingue entre agresividad y violencia. La agresividad animal intraespecifica nunca es destructora, sino constructiva. Si in nata es la agresividad, también lo es la solidaridad, y posee me- canismos de inhibicion que impiden a la agresividad animal convertirse en violencia intraespecifica. gPor qué en el hombre la agresividad se trasforma en violencia intraespecifica? La incognita permanece desde el nivel biologico, aunque se apunta una sospecha: hay un mecanismo humano motivado por intere- ses diversos que degrada al «otro» a una especie inferior 0 se constituye a si mismo en especie superior, es decir, rompe la unidad de la especie humana. Con lo cual queda justificada una violencia interespecifica. Este mecanismo tipo, sdlo sospe- chado desde la biologia, se ve confirmado desde otras discipli- nas. 3. La aportacién de la Psicologia, en cambio, es contun- dente: la violencia se aprende y se acumula. La maduracion del ser humano no se hace sino a través de superar una serie de conflictos personales que normalmente giran alrededor de los nucleos «amor» y «poder». El fracaso en la superacion de esos conflictos 0 su solucion infantil a nivel familiar o social origi- nan consciente o inconscientemente frustraciones que estan en la raiz de la violencia. El sentimiento de impotencia y del desa- mor, por una parte, y los suefios de omnipotencia o el amor 10 PRESENTACION idolatrico al que todo se sacrifica, por otra, son sintomas que van a llevar a personas o grupos sociales a chocar violentamen- te con la realidad: Una realidad vista desde la impotencia como principio de frustracién o desde la supuesta omnipoten- cia como objeto de salvacion. Aqui se origina psicolégicamente un comienzo de sacralizacién de la violencia, que confirmaran las ciencias sociales y la teologia: la violencia cobra cardcter de instrumento sacralizado porque destruye la sociedad mala y Srustrante (impotencia) o porque la salva (omnipotencia). 4. Muy significativa es la insistencia de las Ciencias So- ciales en sefialar al homo oeconomicus de la sociedad consu- mista neocapitalista como responsable de situaciones y gérme- nes de violencia, aunque muchas veces presente el rostro de homo politicus. Quisiera llamar la atencion sobre tres niveles en que esta violencia puede ser desencadenada. Es muy posible que quien tenga sensibilidad para captar et primer nivel no la tenga tanto para desenmascarar el segundo y tercero. Pero no por sutiles son menos operativos. — Nivel de injusticia: el poder econémico produce y con- siente situaciones inhumanas de desequilibrio en el reparto de los bienes materiales y culturales. El paro, la pobreza y la mar- ginacion, consecuencia de un sistema montado sobre el princi- pio del «maximo beneficio con el minimo costo», llevan a la de- sesperacion y a la violencia. Calculese que para finales de 1980 son de esperar en Espana 1.800.000 parados, es decir, un 14% de la poblacién activa. No se hable sdlo de la crisis energética, sino del sistema econdémico dentro del que se vive esa crisis. — Nivel de frustracion: el sistema del homo oeconomicus Promete una rapida felicidad unida al consumo de ciertos bie- nes materiales. Es lo que el documento de los jesuitas llama fe- lizmente materialismo utopico. Ello da origen a una carrera de egoismo y competitividad por satisfacer ciertas expectativas, que quienes las presentan desde la publicidad econémica, poli- tica o sindical saben que no todos pueden alcanzar. Con lo que se crea una primera frustracion. Pero no menos queda frustra- do el hombre que privilegiadamente va alcanzando cotas mayo- res de consumo, sin que por eso encuentre mayor felicidad. Porque del sistema econémico quedan sorprendentemente mar- ginados los valores mds profundos del hombre: lealtad, amis- tad, generosidad, gratuidad, fidelidad, solidaridad, evangelio. La frustracion genera inevitablemente violencia a nivel fami- liar o social. PRESENTACION 11 — Nivel de instrumentalizacion y radicalismo: la suprema ley econémica de la eficacia y éxito inmediato lleva consigo dos criterios de actuacion graves. Lo que se pretende hay que conse- guirlo eficazmente a costa de cualquier cosa. Todo es instru- mentalizado. Incluso la vida humana. Todo se sacrifica a la eficacia. Por otra parte, se acentia la prisa, madre de los radi- calismos. No es extrafo que con estos dos criterios estén enrai- zados en nuestra vida social el convencimiento de que los me- dios humanos no son eficaces ni rdpidos, mientras que los vio- lentos si lo son. La ley econémica se traspasa a otros ambitos de la realidad social. Creo importante sefalar que hoy dia el homo ideologicus, tan central en las situaciones de violencia politica que se dan en nuestro pais, mas que de esquemas politicos claros participa de una extrana mezcia del homo oeconomicus (eficacia empre- sarial a costa de todo y prisa) y del homo religiosus (sacraliza- cién de la propia ideologia como una utopia salvadora del hombre y por tanto sobre el hombre). Pero esto quedard mds al descubierto desde la teologia cristiana. Notese como el mismo esquema econémico-religioso rige a nivel internacional: no existen practicamente principios éticos que estén presentes en las relaciones entre los pueblos, como si éstos criterios sirvie- ran solo para el nivel interpersonal. El supremo interés nacio- nal es la justificacion ultima de cualquier accién, que puede lle- gar hasta la eliminacién de personas o pueblos. Sacralizacion de la patria y eficacia, son los unicos criterios validos. 5. Desde la fe cristiana es posible encontrar nuevas pis- tas que confirman el mecanismo sacralizador de la violencia: 0 es ejercida contra el mal (que no merece vivir, es infrahumano), o bien es ejercida por el bien (el salvador, el mas-que-hombre, el que sabe qué conviene a todos y los redime a toda costa). La fe descubre en este mecanismo una raiz maniquea (division bien-mal) e idoldtrica (en ambos supuestos el que ejerce la vio- lencia se arroga ser una especie superior a los demds). La fe cristiana, en cambio, sabe que intrahistoricamente no existe ni el bien ni el mal absolutos. Teolégicamente esta obligada a desen- mascarar la mentira que se esconde en el esquema sacraliza- dor de la violencia. Por una parte, todos tenemos parte en el mal («somos pecadores», de Romanos, 0 «pecado originals, del dogma). Y todos recibimos gratuitamente el don de la filiacion y de la fraternidad como gracia y como vocacién. Nadie puede arrogarse ser el bien sin mezcla de mal, ni eliminar a alguien como el mal que no tiene un bien propio y original. 12 PRESENTACION Por otra parte, la fe aporta otro dato: la felicidad esta en fa comunion (con Dios y con los otros inseparablemente), no en la posesidn (de bienes o de hombres como bienes). Por eso no tiene sentido en ultimo caso resolver los conflictos venciendo a otros (eliminandolos fisica 0 moralmente) puesto que esto des- truiria de una manera absurda la misma posibilidad de felici- dad humana. El cristiano —como apunta la ponencia teoldégica de este volumen— busca con-vencer, vencer-con los otros para llegar a hacer viable la comunion. Y cuando no puede hacerlo, opta por la paciencia antes que por los medios que destruyan irremediablemente al adversario. ¢Debe el cristiano permanecer impasible ante la injusti- cia? Ni mucho menos, afirma el Evangelio. Pero no son indife- rentes los medios que se utilizan. A letin género de violencia sera necesaria para luchar contra la inhumanidad en un mun- do cuyas estructuras y corazones estan en parte viciadas por el pecado. Pero quien pretenda hablar de la violencia con \engua- je cristiano, necesariamente debera recordar dos cosas: — Que el Evangelio plantea utopias, metas, pero no a cualquier precio ni deprisa. La construccion del Reino es lenta y paciente, e incluye la posibilidad del fracaso. No son objeto de esperanza el ritmo ni la ausencia de cruz. Es conveniente re- cordar esto en un momento en que la mayoria de los grupos eu- ropeos que ejercen el terrorismo estratégico tienen ascendiente catolico. — Que el Evangelio tiene un plus sobre la ética. No que sea adecuadamente distinto, pues en el Evangelio existen ele- mentos racionales éticos. Dentro de esta ética es evidente que existen principios normativos que tienen fuerza por su propia argumentacion (toda violencia engendra mds violencia) y que caben situaciones limites en que la violencia no es sino la de- fensa de la vida humana frente a su destruccion (gquién se atreveria a condenar evangélicamente la revolucién nicara- giiense?). Pero sobre estos elementos éticos el Evangelio tiene un plus de profetismo sin el cual no hay lenguaje cristiano: es una apuesta no probada, no racional, no eficaz, de que para la utopia de la justicia y de la paz es preferible el perdon, el amor a los enemigos, el servicio gratuito, el morir antes que matar... Puede prescindir de esta apuesta —la de Jesus— quien asi lo crea conveniente desde su conciencia, pero no hable de un len- guaje cristiano: apele a una racionalidad economica, politica, e incluso en algunos casos ética. Quien olvida el plus de profetis- mo del Evangelio no lo ha comprendido en su globalidad. PRESENTACION 13 Pienso que por ello es importante que la comunidad cris- tiana, al abordar hoy el tema de la violencia, se distancie clara- mente de la utilizacion de ésta por parte de la Iglesia en su his- toria o de su condescendencia frente a algtin tipo de violencia de los poderes establecidos. Ha sido la misma Iglesia en mu- chas ocasiones la que ha olvidado ese plus de profetismo sin el que ninguna actuacion ni lenguaje son cristianos. 6. Bastan estos puntos para senalar la complejidad del tema y para trazar algunas pistas de lectura en un material muy rico y variado. Debo afadir que el fin de este volumen no es en definitiva ilustrarse sobre el tema, sino movilizarse en tor- no a él. Sin simplismos, ni actitudes puramente emocionales. Pero movilizarse. Cada persona y cada grupo sabra cual puede ser su contribucién a superar la violencia destructora. Antes de que pueda ser demasiado tarde para todos. Jess Maria Alemany Centro Pignatelli LA_SOCIEDAD VIOLENTA: LUGARES, FORMAS Y MECANISMOS SOCIOLOGICOS DE LA VIOLENCIA José R. Bada y Luis G. Betés No sale un solo diario en este pais, y sin duda en los de- mas del mundo, sin que publique cuatro o cinco noticias cada dia sobre hechos violentos. A menudo hay una que salta, como un grito, a primera pagina y se destaca del contexto con gran- des titulares, con ilustraciones y con todo el aparato informati- vo. Porque la violencia, entre otras cosas, también se vende y actua de reclamo. Hay medios sensacionalistas que viven de la violencia y asi dan pabulo a la morbosidad de sus lectores. Pero nos engafiariamos a nosotros mismos si pensaramos que la prensa exagera y que no hay para tanto. Por desgracia, la orgia de la violencia, lo excepcional y extraordinario, lo mas llamativo y noticioso, lo tremendo y en cierto sentido fascinan- te del terrorismo no es ni mucho menos toda la violencia que es capaz de producir y produce de hecho nuestra sociedad. 1. No basta condenar la violencia «venga de donde venga» La guerra, los atentados y secuestros, la tortura fisica, los asesinatos, las violaciones... son violencia; pero también lo son el insulto, la mentira, la seducci6n, el chantaje, la calumnia, la represiOn, la censura, la intransigencia, la marginacion, la in- doctrinacion, la degradacion del medio ecoldgico, la explota-. cion del hombre por el hombre, el expolio del tercer mundo, el colonialismo... Hasta el silencio puede ser en ocasiones un acto de violencia. Y de todo esto no hay una noticia, pero si un cli- ma en el que vivimos y respiramos. Porque la violencia, sobre todo en las grandes ciudades, pertenece ya a la vida cotidiana. De ahi que la mayor parte de los hechos violentos nos llegan a través de la prensa empaquetados y etiquetados, como los «ecos de sociedad», en la seccién correspondiente, bajo el epi- grafe de «sucesos». De este modo se mitiga su impacto en los lectores y éstos se acostumbran a ver Ja violencia como lo que «sucede», lo que pasa en todas partes. O, y es peor, como lo que tiene que pasar. 16 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA Invariablemente, al producirse un hecho de violencia en las inmediaciones de nuestra existencia, en medio de nosotros, se Tepiten las condenas enérgicas y posiblemente, poco des- pués, las reivindicaciones «macabras», si se trata de terrorismo. Entonces los hombres de Estado y los hombres de Iglesia, los partidos democraticos y los ciudadanos de buena voluntad se pronuncian condenando la violencia «venga de donde venga». Pero se observa, y es grave, que ya empiezan a faltar las pala- bras y la sensibilidad, y que una gran parte de la poblacion se inhibe 0 comienza a acostumbrarse también ai terrorismo. Condenar la violencia «venga de donde venga» puede ser suficiente para justificarse uno a si mismo distanciandose de ella de modo manifiesto. Identificar a los culpables y publicar sus nombres puede hacer que los demas se sientan disculpados. Detener a los autores sirve de tranquilidad a todos los ciudada- nos. Pero nada de eso es suficiente. Hace falta ser mas radica- les en el analisis de las causas que la generan y mas resolutivos en la aplicacion del remedio. Queremos decir que es urgente sa- ber de donde viene la violencia, profundizar en las estructuras sociales y mentales, examinar incluso nuestros propios senti- mientos, nuestra conducta, nuestro corazon, no sea que conde- nando a los otros nos condenemos también a nosotros mismos. Si no queremos seguir dando voces en el vacio, debemos ir ala raiz y aplicar el hacha donde debe aplicarse. La violencia es un fenodmeno vasto y complejo que se pre- senta 0 puede presentarse en cualquier parte del inmenso tejido de las relaciones humanas. Por eso es de sumo interés para las ciencias sociales y humanas. La etologia, la biologia, la antro- pologia, la psicologia, el psicoanalisis, la sociologia... se esfuer- zan por ilustrarlo desde angulos distintos, especificos y comple- mentarios. Pero en este fendmeno de Ia violencia hay siempre zonas oscuras y residuos que escapan a cualquier analisis cien- tifico. La irracionalidad es uno de los ingredientes de la violen- cia. Para el socidlogo, punto de vista de nuestro analisis, los hechos violentos son los indicadores de una sociedad violenta. EI socidlogo considera los hechos de violencia en el contexto social y trata de explicarlos, con mayor o menor ventura, des- cubriendo sus condicionamientos y mecanismos, sea cual sea la forma y el lugar donde aparece. Tenemos que saber primero qué es la violencia, en qué se distingue de la agresividad, donde y en qué formas se presenta, como se acciona el proceso y como funciona su mecanismo, LA SOCIEDAD VIOLENTA 17 cual es su ideologia latente fundamental y en qué medida es producto de la sociedad en que vivimos. 2. Agresividad y violencia Los animales desarrollan una agresividad constructiva, es decir, al servicio de la supervivencia de su propia especie. Asi, por ejemplo, los depredadores se alimentan con proteinas de otros animales (agresividad inter-especifica) y, en general, los individuos de una misma especie luchan entre si para defender su territorio, disputarse la hembra, establecer una jerarquia en la manada, ete. (agresividad intra-especifica). De manera analoga, el hombre también ha de ser agresivo para explotar los recursos de la naturaleza y para establecer un orden de convivencia. Hasta qué punto el hombre puede tras- cender la conducta de los animales es un problema que plantea la etologia. Podria pensarse, por ejemplo, que la propiedad pri- vada y su defensa tiene que ver con la demarcacion del territo- rio en los animales, o que la estructura piramidal de la socie- dad, la estratificaciOn social, es un trasunto de lo que acontece entre los animales para dominar la manada, etc. Pero el hom- bre es un animal insolito y sorprendente, que, al parecer, no se define tanto por sus origenes, cuanto por su destino y por lo que quiere ser. El hecho de que pueda transgredir el instinto, y de esto no cabe ninguna duda, es una prueba de que también puede trascenderlo. Pero, a diferencia de los animales, el hombre puede desa- rrollar una agresividad destructura de su propio medio (degra- dacion ecologica) o de sus congéneres (deterioro de la convi- vencia). Y esto es lo que nosotros llamamos violencia. El hom- . bre es el inico animal que se suicida. El paroxismo de la violen- cia seria el suicidio unido al homicidio: una posibilidad i inimagi- nable en otras épocas, pero en la nuestra tecnicamente posible y en principio al alcance de la mano. Si esta tragedia no llega a Tepresentarse, tal vez se deba a que semejante espectaculo ca- receria de espectadores. La violencia o agresividad destructora, se realiza contra la integridad fisica y/o la identidad personal o cultural del otro, sea un individuo, grupo, pueblo o nacion. 3. Lugares y formas de violencia. La violencia puede presentarse, y de hecho se presenta, dondequiera existan relaciones humanas. 18, CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA En la geografia de la violencia hay zonas calientes y zonas frias. Si en las primeras se oye el estrepito de las armas, en las segundas la guerra actua con sordina, pero no con menos efi- cacia. La violencia que subyace en los sistemas de las naciones postindustriales y mas desarrolladas es, en gran medida, la causa de los conflictos armados que se localizan en el tercer mundo. Las grandes potencias se «pegan» por delegacion en el Oriente Medio, en el sureste asiatico, en Africa, en Centro América, etc., etc. Asimismo hay que destacar el hecho, de ningun modo ca- sual, de la presencia del terrorismo con mayor fuerza y brutali- dad en las naciones de un reciente pasado fascista, como son Alemania, Italia, Japon, Espafia. Los casos del Ulster y del Li- bano encubren, bajo pretextos religiosos, un enfrentamiento de intereses evidentemente economicos. Desde otro punto de vista, se observa que los hechos vio- lentos son mas numerosos y distintos en las areas urbanas: no es lo mismo la violencia entre dos campesinos que se disputan el agua o los linderos de sus fincas y que se matan a garrotazo limpio en cualquier camino, que la matanza realizada por un desconocido cualquiera contra otros desconocidos con los que no tiene nada personal. En este caso se mata a personas sin rostro. Una introduccién mas exhaustiva deberia extenderse a toda la urdimbre de las relaciones sociales y nos llevaria a descubrir en éstas diferentes formas de violencia: en las relaciones sexua- les (violaciones, explotacién de la mujer, machismo...), en los conflictos generacionales (algunas formas de contestacion y delincuencia juveniles, marginacion de ancianos, etc.), en la fa- milia (autoritarismo, sevicias, abandono, malos tratos, etc.), en la escuela (indoctrinacién, selectividad y elitismo, agitacion universitaria...), en. el trabajo (paro, huelgas salvajes, boicot, explotacion...), en el ejército (recuerdan Vdes. el serial televi- sivo «De aqui a la eternidad»?), en la institucion sanitaria (re- clusion de los enfermos mentales, hacinamiento de enfermos en hospitales...), en el deporte (dopping, sobornos, desmanes de los hinchas...), en el ocio y explotacion del tiempo libre, en los me- dios de comunicaciOn social, en las iglesias, en los partidos po- liticos, en las relaciones internacionales, etc. etc. Reducir a unas pocas categorias toda esta gran variedad de hechos violentos es una tarea ardua y siempre cuestionable. La clasificacion que ofrecemos debe sonsiderarse meramente operativa, al servicio del analisis que vamos a hacer. LA SOCIEDAD VIOLENTA 19 Hay, en primer lugar, una violencia fisica que atenta con- tra la integridad corporal del individuo o del grupo (torturas, genocidios...) y otra psiquica que destruye la identidad perso- nal del individuo (insultos, amenazas, alienacion...) o la identi- dad cultural de un grupo, pueblo o naci6n (colonialismo cultu- ral en todas sus variantes). La violencia puede ejercerse unas veces segun las leyes (violencia legal), otras al margen de la ley (ilegal) y, por ultimo, contra las leyes establecidas (violencia subversiva). Conviene advertir que no toda violencia legal es por ello mismo /egitima, como tampoco es de suyo ilegitima toda violencia subversiva (también contra el tirano cabe la legitima defensa). Prescindiendo de los aspectos éticos de la violencia, pode- mos clasificarla en funcional y disfuncional, segiin que contri- buya o no al mantenimiento del sistema. Llamamos violencia estructural a la que actua de modo permanente y oculto sobre los individuos, generando multitud de hechos violentos, y ocasional a la que surge entre los indivi- duos al entrar en conflicto los intereses particulares. De ahi la Tent que introducimos entre una violencia latente y mani- fiesta. Estas categorias no se excluyen entre si, de modo que pue- den combinarse y dar origen a multiples subdivisiones. 4. Condicionamientos y mecanismos de Ia violencia Por condicionamientos sociologicos de la violencia enten- demos todo aquello que por sistema y en un sistema social, fa- vorece, estimula o genera la manifestacion de actos violentos, porque es ya una violencia latente y estructural. En nuestro analisis procederemos detectando primero los condicionamien- tos de la violencia en la estructura econdmica, después en la politica y, finalmente, en algunas instituciones sociales como la escuela y la familia. En cada uno de estos casos describiremos también los mecanismos, es decir, los procesos tipicos en el de- sarrollo de la violencia. 4.1. En la estructura econémica Nuestro analisis da por supuesto que nos movemos en un sistema economico capitalista y se centra exclusivamente en tres puntos que nos parecen fundamentales: la propiedad priva- da, el modo de produccion y el consumo. 20 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA 4.1.1. La propiedad privada El principio y fundamento del sistema capitalista es la propiedad privada, que se extiende, naturalmente, a los medios de produccion. No en vano se dice que la propiedad es sagra- da, aunque también se admite que tiene una funcion social. La sacralizacion de la propiedad privada lleva, en la practica, a la sacralizacion de las desigualdades: no sdlo hay ricos y pobres, sino que tiene que haber ricos y pobres. Mas atn, hay ricos porque hay pobres; lo que vale tanto como afirmar que la ri- queza de unos es el expolio de los otros. Incluso vale la pena subrayar que para sentirse ricos hace falta tener al menos un pobre: no hay rico Epulon sin mendigo Lazaro. La desigualdad economica entre los hombres y los pue- blos es una violencia latente que se manifiesta de multiples ma- neras en el atraco, en el robo y en todos los llamados delitos contra la propiedad; pero también en el dominio y ostentacion de los opulentos, en el lujo y hasta en ciertas obras de caridad. A otro nivel, esta violencia se manifiesta en el monopolio, en el colonialismo, en la lucha por el control de los recursos natura- les, etc. Como decia Helder Camara, la miseria del tercer mun- do es la verdadera bomba atomica que puede estallar en cual- quier momento. 4.1.2. El modo de produccién industrial El sistema de produccion industrial en la sociedad capita- lista se caracteriza por un alto grado de racionalizacion, en cuanto aplicacion de la razon humana (ciencia y técnica) a la optimizacion del proceso productivo, y la concentracion de las fuerzas y recursos. La racionalizacion implica una creciente es- pecializacin o division del trabajo, un progresivo desarrollo de la mecanizacion y automatizacion y una cada vez mas comple- ja organizacion y burocratizacion de la empresa. Pues bien, todo esto son condicionamientos de violencia. La especializa- cion y la division del trabajo, que podrian favorecer el trabajo en equipo y la solidaridad social, llevadas a ciertos limites, des- humanizan el trabajo y desintegran la personalidad del trabaja- dor. Este sabe hacer lo que hace, pero no sabe Io que hace y para qué lo hace al no comprender todo el proceso. Su activi- dad se le escapa, su identidad personal también. Es uno mas en la serie, en la cadena de produccion. Por lo que se refiere a la mecanizacion y a la automatizaciOn, que podria liberar al hom- bre de los trabajos mas penosos y rutinarios, hay que decir, de momento, que no es asi y no lo sera sin una profunda transfor- LA SOCIEDAD VIOLENTA E 21 macion de la estructura empresarial. De una parte, el trabaja- dor se halla sometido fisicamente a la dictadura de la maquina, que es la que marca los ritmos y castiga con multiples acciden- tes laborales a los discolos y a los que no quieren someterse, y, de otra, debe acatar la dictadura de los jefes, que determinan los objetivos, e integrarse «velis, nolis» en una jerarquia de suel- dos y salarios. Tratado y maltratado fisica y psiquicamente, considerado como fuerza productiva y como mercancia, se ve anulado en su personalidad y obligado a vender su alma y su cuerpo todos los dias. No son menores las consecuencias que se desprenden de la concentracion de fuerzas y recursos. En primer lugar, la con. centracion de la mano de obra en las grandes fabricas y el ha namiento en los suburbios, la monstruosa densidad de pobla- cion en las areas urbanas, es ya un condicionamiento notable de violencia. La etologia ha descubierto la relacion entre el au- mento de la agresividad de los animales y la reduccién del es- pacio vital: cuanto menor es este espacio en el que se ven confi- nados un grupo de animales, mayor es la agresividad entre ellos. Analogamente, la sociologia de la delincuencia ha consta- tado que los delitos son mas numerosos en las grandes ciuda- des; en Espafia, por ejemplo, mas de la mitad de los crimenes que arrojan las estadisticas se localizan entre Barcelona y Ma- drid. Afiadase la violencia que supone el éxodo rural potencia- do por el desarrollismo industrial, no solo por los desequilibrios que produce entre el campo y la ciudad en una absurda distri- bucion del territorio, sino también por la anomia y el desarrai- go que padecen los emigrantes). A este respecto conviene su- brayar el cambio que experimentan las relaciones humanas con el proceso de urbanizacion, en el que lo cuantitativo introduce verdaderas mutaciones en la conducta. Lo urbano no es sola- mente una magnitud demografica sino un género de vida distin- to al rural. En efecto, las grandes concentraciones favorecen un tipo de relaciones «codo a codo» —o cuerpo a cuerpo— en me- noscabo de las relaciones «cara a cara» que solo son posibles en los grupos primarios, mucho mas reducidos. Los contactos es- poradicos y superficiales son en la ciudad infinitamente mas numerosos que los encuentros profundos y auténticamente per- sonales; las conexiones, mas abundantes que los vinculos de amistad. En las grandes ciudades el hombre pierde su rostro y, cuando no pone cara de portero o de lo que sea, segun su ofi- cio, pone cara de circunstancias, pues se presenta habitualmen- te y es aceptado por los demas, o rechazado, no por lo que es sino por lo que hace. Esto quiere decir que las relaciones se ob- 22 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA jetivan cada vez mas, la convivencia se enfria, la vecindad no existe en la practica y el hombre, incomunicado, se deshumaniza o se reduce al rol que desempefia. Todo esto, que aumenta la violencia, le confiere también caracteristicas especiales como ya hemos indicado mas arriba. No hace muchos dias, en un pe- tiedico de Zaragoza, se daba la triste noticia de un nifio que, apostado en la ventana de su piso, disparaba a placer con su escopeta de aire comprimido contra otros nifios que jugaban en el patio de un colegio y, hace afios, nos llega de America una noticia mas tremenda: un loco —se dijo que era un loco— dis- paraba a los transeuntes con un rifle como si se tratara de una manada de bisontes. La distancia, el distanciamiento de las grandes ciudades, desfigura el rostro del prdjimo; desde lejos el hombre se convierte en un blanco. La concentracion de la energia y de las materias primas, que corresponde también al modo de produccién capitalista y va emparejado a la concentracion de la riqueza y del poder, constituye por si misma una amenaza potencial, degrada la na- turaleza y robustece la vigilancia policiaca y la carrera de ar- mamentos. Lo que vale también de la concentracion informati- va, por lo menos en lo que se refiere al fortalecimiento de la vi- gilancia y los sistemas de defensa. La acumulacion de la infor- macion y el monopolio sobre ellas son fendmenos concomitan- tes en una sociedad competitiva, en la que saber es poder. De ahi deriva el espionaje y el contra-espionaje industrial, la cen- sura y el ocultamiento, la dependencia de los consumidores. Los productos no son transparentes, no son vehiculos de infor- macion, estimulan el consumo sin facilitar el aprendizaje. Por- que hay que vender un pez sin ensefiar a pescar. Por ultimo esta la concentracion del capital, que es la base de la oligarquia y el instrumento del colonialismo de las multi- nacionales, que disciplinan a los pueblos, apoyan las dictadu- ras en el tercer mundo y hacen negocio tanto de la paz como de la guerra. 4.1.3. El consumo indiscriminado Si el sistema de propiedad privada consagra las desigual- dades y el modo de produccion capitalista es un modo de ex- plotacion, el consumo indiscriminado ejerce su violencia pecu- liar enajenando las conciencias y mortificando la fantasia, es- tragando el gusto, canalizando la libertad, robando al hombre su tiempo libre y su gozo de vivir. Cuando el incentivo de la producci6n es el lucro, se pro- duce todo lo que puede venderse con algun beneficio. Y enton- LA SOCIEDAD VIOLENTA 23 ces, para vender cualquier cosa, se crean o producen también necesidades. Pero un sistema economico de la naturaleza, que estimula el consumo indiscriminado de todo y por el mayor nu- mero posible de individuos, porque la demanda ha de ser siem- pre mayor que la oferta, ha de producir a toda costa, a costa del hombre, mas necesidades que satisfacciones y es, en conse- cuencia, un sistema estructuralmente violento. El consumo cierra todo el proceso para abrirlo de nuevo, interminablemente. Es como una rueda que, impulsada por el mayor consumo y el mayor lucro, gira locamente y coge al hombre por entero, atropellandolo. No le queda tiempo libre, no tiene tiempo. Todo el tiempo esta ocupado, poseido por to- dos los demonios de este mundo. Lo que se llama tiempo libre no tiene que ver nada con el ocio, con el tiempo para hacer lo que uno quiera, espontaneamente, creativamente..., porque no es otra cosa que tiempo para el descanso o para la industria de la diversion, es decir, también para el trabajo o para el consu- mo. Es tiempo ocupado de otra manera. De modo que volver a empezar es continuar, sin conocer en la vida una verdadera fiesta, un dia de libertad. Produccién-venta-consumo-lucro... mas produccién-mas venta-mas consumo-mayor lucro... La propiedad es sagrada, el trabajo es una virtud. Y a todo ese rito lo acompaiia el mito que llaman progreso, progreso indefinido. Pero debemos avanzar un poco mas en nuestro analisis para descubrir el mecanismo de violencia que aqui se esconde y desenmascarar la ideologia que trata de justificarlo. Es evidente que nadie puede producir los auténticos valo- res humanos, como son la libertad o la amistad. De ahi que el sistema de produccion, al marginar aquellos valores que no puede producir y las auténticas satisfacciones, nos seduce con falsos valores y falsas satisfacciones, sustituyendo la verdadera esperanza con expectativas razonables a corto, medio y largo plazo, en el horizonte abierto de un progreso indefinido. Pero el hombre, engafiado y frustrado una y otra vez en sus mas pro- fundas aspiraciones, trata de llenar su vacio angustiosamente con todo lo que le echen o pueda comprar. Buscara la felicidad en la nueva montafia sagrada de los articulos y productos de toda clase que se presentan en los escaparates, en la television, en las vallas publicitarias. Y si es preciso, si no halla otro me- dio, asaltara la montaiia, porque de ella —le han dicho— «viene la salvacion», La publicidad y la propaganda se encargan, con todos los refinamientos y técnicas psicologicas modernas, de presentar- 24 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA nos cualquier bagatela como si fuera la manzana del paraiso, el fruto de la ciencia y de la vida, como algo apetitoso, atrayente, deseable..., como un «sacramento» que nos endiosa, que nos da prestigio, poder, felicidad... Pero el hombre, después de probar- lo todo o de probar cada vez mas cosas, halla su paraiso con- vertido en un basurero. A sabiendas de que el paraiso solo puede ser para los diez mil privilegiados, o para los elegidos, el anuncio de ese paraiso se dirige a todo el mundo. Con lo que, de una parte, se crea una gran demanda y, de otra, una especie de complejo de culpabili- dad en la inmensa mayoria. Lo primero estimula el mercado, lo segundo predispone al sometimiento y al sacrificio: siempre es mas facil dominar sobre una multitud de «culpables». Las crecientes expectativas se truecan en crecientes frus- traciones y la frustracion genera la agresividad y la violencia. Buena parte de esa agresividad se canaliza en forma de trabajo y de consumo y se aprovecha para retroalimentar el sistema de produccion, otra se descarga sobre la familia, sobre la mujer, los hijos, etc... 0 se desahoga en el deporte, a veces se dirige contra uno mismo (la droga, el suicidio, etc.). Y an quedan cantidades industriales que se exportan en armas y soldados, que también son rentables. 4.2. En la estructura politica Poder es poder ser, o hacerse valer. El Poder es la concen- tracion de poderes. Y la politica la entendemos aqui como lu- cha por el Poder, es decir, por el aparato del Estado, que es al que le concierne poder estar o poder ser por antonomasia en la realidad publica. El Poder da seguridad a los ciudadanos, pero exige a cambio el monopolio de la violencia legal. Un minimum de vio- lencia es necesaria para mantener un orden de convivencia. Pero no toda violencia legal es por ello mismo legitima, y solo ésta debiera bastar. Solo ejerce una violencia legitima un Esta- do de derecho; es decir, un Estado democratico que refleje en su constitucion y en su estructura la voluntad del pueblo sobe- rano y, en consecuencia, la relacion de fuerzas que actuan en la sociedad y que, ademas, respete los derechos humanos y de las minorias. En este supuesto, la violencia legal y legitima debe considerarse constructiva en lo que respecta al bien de la co- munidad y en este sentido solo puede llamarse violencia en sen- tido impropio. No hay que olvidar que el Poder —y cualquier poder— solo limita de hecho con otro poder. De ahi que no hay ningun Estado que espontaneamente se autolimite ante los de- LA SOCIEDAD VIOLENTA 25 rechos ajenos, porque lo suyo es poder estar y poder ser él mis- mo. De modo que no hay Estado que garantice los derechos in- dividuales del hombre si no hay una sociedad dispuesta a de- fenderlos. La democracia y la justicia se construyen entre to: dos los ciudadanos. El Poder —y cualquier poder— se estructura jerarquica- mente o por niveles de representacion y desarrolla una buro- cracia administrativa con su correspondiente sistema de escala- fones. Toda jerarquia o subordinacion exige una disciplina, que puede endurecerse, y favorece de suyo ciertas corruptelas como el autoritarismo, el servilismo, la adulacion, el soborno, el nepotismo, la gerontocracia, etc... Pero la corrupcion mayor se da en las dictaduras. La politica, como lucha por alcanzar el Poder o para mantenerse en el Poder, es siempre proclive a la utilizacion de métodos violentos y muchas veces son utilizados por sistema. En la politica parlamentaria las opiniones, los intereses y las fuerzas sociales se expresan, se hacen valer y se canalizan a través de los partidos. El pluralismo de partidos politicos, la de- mocracia parlamentaria, es la forma adecuada para organizar la convivencia en una sociedad pluralista. Es también Ia unica politica realista. Pero no hay que olvidar nunca que se trata de una politica de pactos y, consiguientemente, quiérase o no, de una politica reformista. Los cambios profundos de la sociedad comienzan siempre en la sociedad, no en el parlamento, y ter- minan también en la sociedad; se necesita por lo tanto también una politica fuera del parlamento, en la base y desde la base. Un partido politico electoralista, preocupado tan solo por lle- gar al parlamento y conseguir una mayoria de escafios, no es un partido revolucionario y enajena el poder de decision de sus electores, lo que es también una forma de violencia. Un partido politico es revolucionario cuando acta en la base y desde la base, cuando se inserta en el tejido social y en los mo- vimientos ciudadanos y fomenta la democracia directa y la participacion. La politica extraparlamentaria debe calificarse de terroris- ta cuando actua con métodos violentos desde el Estado sobre los ciudadanos (dictadura, terrorismo de Estado) o en la socie- dad contra el Estado (terrorismo en sentido usual de la pala- bra). El terrorismo se aparta de la realidad para actuar sobre ella, utiliza el idealismo para hacer la guerra. Es una politica voluntarista, lo quiere todo y lo quiere hoy. El terrorismo, sea de izquierdas o de derechas, repudia la politica parlamentaria, denigra la negociacion como si fuera una traicion, abandona la 26 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA realidad, sustituye la dialéctica de las palabras por la de las pis- tolas, deja de representar intereses generales para representarse asi mo, absolutiza las ideologias, atemoriza a los ciudada- nos, destruye y se autodestruye, exacerba a los guardianes del orden, robustece las estructuras de poder y lleva siempre obje- tivamente a la dictadura. En una sociedad pluralista todos vivimos en la frontera, es decir, en inmediata confrontacion con los otros, con los que no comparten nuestra ideologia y nuestros intereses. El enemigo no es ya un pais extranjero, es o puede ser, ojala que sea solo un adversario, el vecino. Las ideologias unen y separan mas que las fronteras geograficas. Por lo tanto, los conflictos y la lucha estan en todas partes, dentro de los limites de cualquier Estado. De ahi que la version moderna de la guerra, cuando se elige la violencia para resolver los conflictos, sea la guerrilla ur- bana y el terrorismo. Pretender erradicar el terrorismo exorci- zandolo mas alla de las fronteras geograficas va a ser muy difi- cil. La alternativa al terrorismo no es la dictadura, no es la pre- tension totalitaria de suprimir al enemigo. La unica alternativa es la democracia, una democracia realista en la que las partes, los partidos, aprendan a pactar y los ciudadanos toleren los costos de las libertades publicas. Es comprensible que los ciudadanos se impacienten ante la inseguridad. Pero es absolutamente necesario que compren- damos todos que menos libertad no es mas seguridad, pues cuando desaparece la libertad todos estamos inseguros bajo el régimen de la dictadura y el terrorismo de Estado. Es una tacti- ca frecuente decir que viene el lobo para dominar sobre las ove- jas. Propalar malas noticias y provocarlas incluso, aliandose con el mismo diablo del terrorismo o utilizandolo subrepticia- mente, es una tactica de las dictaduras para consolidarse con mayor fuerza. No hace muchos dias paso por nuestra casa un vendedor ambulante ofreciendo cerrajas, puertas blindadas y otros sistemas de seguridad. No tuvo mucho éxito. Pero al dia siguiente hubo un robo en un piso de la vecindad y cambio la suerte del vendedor: todos se acordaron de su oferta, y muchos comenzaron a cambiar puertas y cerraduras. {Quién se benefi- cia del miedo? Sin duda, los que instalan sistemas de seguridad. Otra tactica para mantenerse en el Poder, sobre todo cuando cunde el malestar en tiempos de crisis economica, es la del «chi- vo expiatorio»; desde hace unos meses, los periddicos nos ha- blan de la «raza» gitana o de hombres de «aspecto agitanado» a los que se les atribuye una serie de delitos. Esto es mas que sos- pechoso, LA SOCIEDAD VIOLENTA 27 5. En otras instituciones sociales Dentro de este sistema envolvente, que acabamos de ana- lizar, todos los demas sectores institucionales de la convivencia se configuran de manera analoga y acusan y reproducen situa- ciones semejantes de violencia. ,Quién no recuerda, por ejem- plo, las batallas campales en que terminan cada vez con mas frecuencia las competiciones de futbol y los desmanes de los hinchas tras la «victoria»? ~Quién hay que no vea la facili- dad con que se fanatiza el fervor religioso, instrumentalizando- lo al servicio de intereses completamente ajenos a Ja religion? (Cuantas veces no se han denunciado las situaciones de violen- cia que padecen los enfermos mentales recluidos en los manico- mios ¢ incluso los enfermos de todo tipo completamente a mer- ced de los sanitarios, objeto de muchos cuidados, sin que se le den explicaciones de lo que se le hace y por qué y para qué se le hacen? {Quién no ha perdido Ja paciencia en las ventanillas de la burocracia, mandado de Herodes a Pilatos, perdiendo tiem- po sin que se le resuelvan sus problemas? Analizar todos estos sectores sociales nos llevaria demasiado lejos. Pero no pode- mos por menos de detenernos en dos instituciones, la familia y la escuela, toda vez que son capitales en el proceso de sociali- zacion de las nuevas generaciones. La violencia, que subyace en ambas, si no se neutraliza a tiempo, son la peor garantia: la garantia de perpetuar una sociedad de violencia. 5. La Familia Todos nacemos en el seno de una familia y en ella nos de- sarrollamos durante muchos ajfios. En la familia, mal o bien, aprendemos los rudimentos de la cultura: lo que hay que hacer y el modo como hacer todo ese tejido inefable de pautas, nor- mas y valores. La familia proporciona las primeras situaciones de autocontrol, puede favorecer la identificacion personal y el reconocimiento de pertenencia a los grupos, asi como la asun- cidn de roles y tareas que facilitaran posteriormente la entrada en el mas vasto juego de la convivencia social. Esa es la impor- tancia de la familia. Y esa es precisamente su debilidad, cuando lejos de cumplir una funcion socializadora, se limita a reprodu- cir sistematicamente los mismos esquemas de violencia domi- nantes, 0 sea, cuando predomina la ideologia de la familia (el subsistema) por encima de la comunidad familiar. En tal caso la familia (la mia, la de mi clase o rango) deviene no solo un grupo de pertenencia, sino también grupo de referencia, la me- dida con que se evalian las demas y, en consecuencia, un pre- 28 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA texto para descalificar a los otros y minusvalorar la sociedad, que se contempla como algo artificial frente a la familia, «grupo natural». Este prejuicio familiar, prejuicio de grupo, nos sitia violentamente frente a los otros grupos (otras familias) y a ve- ces contra los otros grupos. De otra parte, en esa familia privan los elementos irracio- nales (la consanguinidad, los apellidos) sobre los racionales (re- laciones personales) como si la voz de la sangre fuera superior ala voz humana. De ahi surgen o pueden surgir las rivalidades entre familias, que se perpetuan a veces de generacién en gene- racion. Otras situaciones de violencia latente se presentan en el ideal del matrimonio romantico, entendido como un medio de acceder a la felicidad individual (por eso, cada uno de los con- yuges reclama, como derecho a «su» felicidad, el intentar una y otra vez la suerte con otro compajiero 0 compajiera). En la misma linea, agravando la situacién, hay que denunciar el pre- dominio de la sociedad machista, que confiere al matrimonio especiales situaciones de violencia en la mujer. Es terrible en este sentido el texto de Annie Cohen para el tribunal feminista de Bruselas, como puede leerse en el apéndice. Por lo demas, la familia reproduce el juego de rangos y autoridad del sistema y educa mas para la obediencia que para la responsabilidad, mas para la sumision que para la libertad, con todo un complicado bagaje de premios y castigos, en el que la violencia (el grito, la bofetada, el azote...) aparecen demasiadas veces. Incluso el amor y el carifio (los besos, los abrazos...) se instrumentan como premio para conseguir del nifio determinados comporta- mientos. 5.2. La Escuela La escuela desarrolla una funcién educadora, distinta y complementaria de la familia, cuando esta verdaderamente al servicio de los alumnos y no al servicio del sistema o de ciertas instituciones. Cuando la escuela esta al servicio de la institu- cion y no del nifio, se convierte en el botin a disputar y repartir entre todos los interesados en apoderarse del hombre desde su tierna infancia. Y entonces la escuela actua inevitablemente como correa de transmision del sistema dominante. De ahi que el sistema escolar, y en consecuencia todo lo que hoy por hoy se entiende como escuela, esconde la misma ideologia autorita- ria de la familia y de la sociedad: ensefie lo que ensefie en cada caso, ensefia siempre las respuestas dadas, en vez de estimular las preguntas; ensefia mas a consumir conocimientos que a in- teresarse por la realidad; ensefia sumision. El profesor, aparte LA SOCIEDAD VIOLENTA 29 su ideologia politica o su religién, no es una persona a la que pueden hacerse toda clase de preguntas interesantes, sino que es un agente que somete a sus alumnos a un continuo interro- gatorio. Por otra parte, la escuela es un sistema competitivo que gradua a unos, al tiempo que degrada a los demas. Y un sistema clasista, que prepara una élite de dirigentes y una mu- chedumbre de dirigidos, que clasifica a los alumnos y los inte- gra asi en la sociedad de clases. Padres y educadores, conscientes de que el mundo es un peligro —{por qué no una posibilidad para la libertad?— han tratado por todos los medios de poner a salvo a sus hijos y dis- cipulos, alzando vallas protectoras. Ven mas enemigos (malas compafias) que compafieros. Y este miedo y angustia suyos los han proyectado sobre sus educandos con medidas discipli- narias: ensalzando la obediencia y el sacrificio, denigrando el disenso y el placer, sospechando de todo lo nuevo por ser nue- vo, manteniendo a toda costa la santa tradicion y la que no es tan santa, ensefiando siempre lo seguro, eligiendo la experiencia bien probada, reprimiendo la afectividad y la fantasia, dando siempre respuestas de catecismo a preguntas de catecismo. La opcion por la seguridad ha convertido la familia y la escuela en un castillo, educando a la defensiva y bloqueando el acceso a los que viven y piensan de otra manera, a los que no son «de los nuestros». Todo lo cual no solo no sirve para favorecer la convivencia pacifica, sino que predispone para la violencia y es en cierto sentido una violencia. 6. Sociedad violenta Hay que reconocer, después de todo cuanto hemos dicho, que los hechos violentos, prescindiendo de su moralidad subje- tiva, son también la objetivacion y el producto de las estructu- ras sociales. Cuando la desigualdad econdmica, politica y cultural per- tenece a esas estructuras; cuando la sociedad funciona gracias a la competitividad de unos con otros y a la explotacién de unos por otros; cuando el desarrollo economico produce el pa- ro, la marginacién social y la anomia; cuando la insatisfaccion y la frustracion de los mas es una exigencia de mercado y de la satisfaccion de los menos; cuando la esperanza ha sido sustitui- da por «expectativas razonables» y el reino de las crecientes ex- pectativas se ha convertido en el reino de las necesidades cre- cientes; cuando se siega la hierba bajo nuestros pies degradan- do la naturaleza; cuando el pluralismo no es otra cosa que un mosaico de totalitarismos y un desierto de intolerancias; cuan- 30 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA do las relaciones humanas ya han sido deshumanizadas o con- vertidas en relaciones objetivas en las grandes ciudades, y el hacinamiento ha sustituido a la vecindad; cuando a una jerar- quia de sueldos corresponde una jerarquia de prestigio y de mando; cuando la racionalizacion del trabajo y la dictadura de la maquina despersonalizan y someten al trabajador; cuando no hay tiempo para pensar lo que se hace, ni para conversar, ni para amar... y solo queda tiempo para hacer lo que se hace, para hacer el amor, para hacer tiempo, para hacer cualquier cosa con tal de no aburrirse; cuando se vive a toda prisa y atropelladamente; y cuando todo eso se empieza ya a interiori- zar desde la familia y en la escuela... Entonces, cuando sucede todo eso en el sistema y por sistema, «se es violento» de igual modo que «se vive». Se es violento y se vive del modo mas facil. Basta con dejarse llevar. Ni siquiera hace falta ya degradar al otro antes de agredirlo fisicamente, porque el otro ya esta de- gradado y no es mas que una cosa, un estorbo, y a veces ni eso. Uno puede meterse con otro aunque no lo estorbe, como quien hace un experimento, o para entretenerse. Lo que explica que se den hechos violentos incluso cuando no media nada perso- nal y cuando ni siquiera se conoce al agredido. 6.1. En resumen, los condicionamientos sociolégicos o variables determinantes de la violencia son entre otros los si- guientes: ola Objetivacion de las relaciones humanas y la consi- guiente incomunicacion; la desigualdad economica, politica, cultural, informati- va, etc.; la competitividad; la prisa que desemboca en el radicalismo; el pluralismo de roles, de ideas, de intereses; la anomia y crisis de valores; el miedo y la angustia. 6.2. El esquema fundamental o mecanismo arquetipo de la violencia funciona de la siguiente forma. Normalmente pre- cede el ataque a la identidad personal (0 cultural, si se trata de un pueblo) y, de no interrumpirse el proceso, se llega a las ma- nos, 0 a las pistolas, o a las camaras de gas..., se llega a la «so- lucion final» (recordemos el exterminio de los judios en la Ale- mania nazi, pero no olvidemos que durante siglos fueron difa- mados por los cristianos). Atacando primero la identidad per- sonal del enemigo se intenta dejarle sin defensas morales (des- moralizarlo) y juridicas (desautorizarlo), pero también robuste- cer la propia situacion y justificarse a si mismo delante de los LA SOCIEDAD VIOLENTA 31 demas para hacer con el otfo lo que sea «con toda razon». En esta linea esta la degradacién de un oficial antes de ser ejecuta- do. Asimismo el «tratamiento» de que son objeto con frecuen- cia los presuntos delincuentes por Ja policia y la desfiguracion de su imagen ante la opinion publica (fotografias deformadas, con «cara de criminales» en los periddicos, etc.), lo que es cier- tamente un método execrable y un prejuicio que lesiona la jus- ticia. Otro ejemplo puede verse en la degradacién de los sacer- dotes secularizados (reduccion al estado laical) y su consi- guiente marginaciOn en la Iglesia. En una situacion conflictiva —y siempre habra conflic- tos— cualquier pretexto puede ser el detonante que dispare el mecanismo de la violencia. Del enfrentamiento de intereses 0 de ideas se puede llegar a la negociacién y al dialogo, pero tam- bien a la ruptura y al distanciamiento. Es una encrucijada: un camino se abre hacia la fraternidad y otro conduce al fratrici- dio. Cuando se produce el insulto ya se ha dado el primer paso hacia el asesinato. Se comienza atentando contra la igualdad; «soy mas hombre que tu», «eres poco hombre» (y en este caso las relaciones que aun son intraespecificas se convierten en re- laciones de dominio). Pero se puede ir mas lejos: «tt no eres hombre», «eres un cerdo», eres un «hijo de perra» (en cuyo caso las relaciones se hacen intraespecificas, con lo que se da por justificado el exterminio del otro). Enfrentamiento- distanciamiento-dominacion-degradacidn-cosificacion-solucion final. Tal es el mecanismo elemental. 6.3. La ideologia latente en toda violencia es una espe- cie de racismo ideologico, no de carne y sangre, sino de ideas y de intereses. El que no es de los nuestros llega a ser para noso- tros de otra especie. «Esquimal» y «Zulu» significan «hombre», los que no son esquimales o zulues no son hombres. Es el pro- blema de las dos Espafias, como deja entender aquella jota: «Quien al oir ;Viva Espafia! con una ; Viva! no responde, si es hombre, no es espajfiol, y si es espanol, no es hombre». Podemos hablar también de un esquema maniqueo fun- damental. Yo-tu, relacion que implica la diferencia y. posibilita por eso mismo el encuentro y la comunion, se traduce en su contrario: «yo o tu». Las diferencias se interpretan como oposi- cion absoluta entre el bien y el mal, entre amigos y enemigos hasta la muerte: Como si fuera la muerte, y no la vida, lo nico que puede unir a los hombres. 32 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA ANEXO 1 Declaraciones de HORST MAHLER, de la ROTE ARMEE FRAKTION (RAF), al diputado italiano de la Democrazia proletaria, publicadas en «Il Manifesto» (6.11.77) (N. Forun, enero-febrero 1978) Hemos crecido sin saber qué fue el régimen fascista. Nuestra reaccion ante el pasado de Alemania fue una reaccién traumatica y moral. A partir de ahi se desarrollé el movimiento estudianti] aleman en una sociedad axfi- siada, encerrada por el muro, ocupada en una reconstruccién que se hacia en nombre del anticomunismo y con un concepto de libertad mixtificada como en ningun otro pais del mundo. Quiza nuestra experiencia fue distinta a la de otros paises, pero no es ninguna casualidad que el terrorismo haya proliferado en la Repiiblica Fe- deral Alemana, en Italia y en e] Japon. Pues no obstante las diferencias se dio en estas tres naciones un mismo presupuesto ideoldgico: el idealismo utilizado para la peor cosa del mundo, esto es, la guerra. En esto consiste el fascismo. En las tres naciones hubo un Estado que encarnaba la mixtifica- cion moral y, en consecuencia, la mayor violencia imaginable. Y aqui comenzé nuestro primer error: nosotros fuimos politizados por moralismo cuando nos dimos cuenta de que la protesta moral no era mas que cobardia, comenzamos a leer a toda prisa mucho a Lenin y poco a Marx— para hallar una explicacién esquematica del Estado en el que esta- bamos confrontados. Pero en esa confrontacién nos olvidamos de la com- plejidad de la sociedad y caimos en una simplista contraposicién: aqui no- sotros, y frente a nosotros el Estado, aqui nuestras manifestaciones, y frente a ellas la policia. No tuvimos ninguna comprensién y no entendimos por qué el pueblo, y a través de qué mecanismos, se identificaba con ese Estado que le ofrecia seguridad y proteccion. Conocimos solamente el poder mate- rial del Estado pero no su hegemonia. Pensamos que el pueblo no tenia fuerza para liberarse a si mismo, por- que se mostraba pasivo. Pensamos que este pueblo no se movia porque te- nia miedo al Estado. Por lo tanto, creimos que era preciso mostrar a ese pueblo la vulnerabilidad del Estado, y que debiamos realizar gestos ejem- plares que le quitaran el miedo y que despejaran el camino de la liberacion. Y fue asi como surgié la teoria de la guerrilla urbana, que entre otras cosas fue fruto de la idealizacion del Che Guevara, de Castro y de los Fedaijin. Puesto que la RAF estaba convencida de su estrategia, penso que los que no colaboraban con ella era por miedo. Y asi el enemigo no era solo el imperialismo sino incluso la izquierda cobarde que queria una revolucién sin riesgos. Pronto la RAF dejo de representar todo interés social y paso a repre- sentarse unicamente a si misma. Debido a la represion y a la marginacion, LA SOCIEDAD VIOLENTA 33 aumenté su odio contra el resto de la izquierda, y el desprecio a la vida aje- na y ala propia. Este proceso se desarrollé en conexion con las tendencias antidemocraticas del Estado aleman, en parte como consecuencia suya y en parte como causa. Los capitalismos saben muy bien que a la larga no van a poder llevar una politica de consenso, y por eso preparan el terreno para anular la vida democratica sirviéndose de sus aliados inconscientes, como los terroristas de la RAF. Nosotros comenzamos protestando contra la masacre de My Laien el Vietnam, pero hoy dia la RAF amenaza con su propio My Lai para exigir la libertad de cualquiera de sus camaradas con los que el pueblo no se iden- tifica, y no se echa atras ante la muerte de nifios y mujeres. ANEXO 2: De una octavilla de ORDINE NERO después del atentado de Brescia, 28.5.74: El que no tiene coraje para matar y dejarse matar en su propio pais, en defensa de su propio pais, de su propio pueblo, de su propia raza, de su pro- pia herencia, de su propia juventud, es un esclavo y seguira siendo siempre un esclavo. Dado que el Estado democratico italiano ha demostrado su incapaci- dad en la defensa de lo mas santo de nuestro pueblo; dado que el Estado de- mocratico en Italia ha permitido que la banda comunista de la peor calafia se infiltrara en todas partes, para socavar el Estado y el orden publico, y que estos cerdos estan presentes incluso en las filas de la policia, en la ma- gistratura y en todos los puestos de responsabilidad; hemos resuelto noso- tros —ios herederos de un glorioso pasado, nacidos para ser hombres y no dispuestos a morir como esclavos, en el convencimiento de poseer pruebas mas que suficientes de que todas las acciones que se atribuyen a la pista nera (huella negra) no son otra cosa que intrigas de una inteligencia canalla comunista, a cuyo servicio estan los peores criminales, que hacen causa comin con la policia y la magistratura para desacreditar la nica parte sana del pueblo—, hemos resuelto nosotros ponernos en su lugar, para tomar a nuestra Italia corporativa y fascista, la Italia de los Césares y del ultimo Cé- sar, bajo nuestra proteccion. Firmado: ORDINE NERO 34 CRISTIANOS EN UNA SOCIEDAD VIOLENTA (En el atentado de la Piazza Loggia de Brescia, en culminacion de una serie de atentados en su comarca reivindicados por Ordine Nero, murieron 8 personas y fueron heridos 94. Se arrojé una bomba en medio de una ma- nifestacion sindical). ANEXO 3: TEXTO DE ANNIE COHEN PARA EL TRIBUNAL FEMINISTA DE BRUSELAS {Por qué hacen las mujeres solo declaraciones de amor y no declara- ciones de guerra? ¢En qué consiste esa angustia infinita que nos inhibe para conocer claramente nuestro enemigo y para destruirlo? ;En nombre de quign se nos culpa porque nosotras pensamos esto y nos atrevemos a sofiar en esto? Las mujeres de Chilé luchan contra los fascismos de toda clase y exigen su muerte. Todos los que aman la justicia las apoyan y las animan. Cada noche yo suefio en matar, en matar al que viola a mi amiga, al que todas las noches regresa borracho a casa, al que durante toda su vida se ha hecho servir primero de su madre y después de su mujer. Yo suefio que mato al que habla siempre por mi, que piensa por mi, que se echa sobre mi un par de minutos sin pronunciar una palabra. Yo suefio que mato, porque he sufrido mucho y he amado mucho. Yo sueiio que mato porque mis palabras son initiles, porque lucho sola contra molinos de viento, porque tengo que repetir siempre lo mismo hasta volver- me loca, porque ya sdlo espero en la medida en que desespero y cuando todo resulta ridiculo. Yo suefio que mato con la sangre fria de los camaradas vascos a todos los que nos oprimen desde tanto tiempo, a los que hacen leyes y las desha- cen cuando les place. A los que devoran el pastel y reparten las migajas, a los que en todo el mundo domestican, someten a las mujeres y las convier- ten en esclavas. Yo suefio que mato porque yo no tengo ningun nombre, y ya no tengo voz para gritar mi desesperacion, quebrantada por el dolor, hu- millada, herida, porque tantas veces ha sido violentada. Yo suefio que mato porque mi lucha es seria. Porque es una lucha de liberacion, mi lucha por la identidad y 1a autonomia. Aportaciones desde la Antropologia 2 AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA: HIPOTESIS BIOLOGICAS José Antonio Martinez Paz 1. En busca de un planteamiento bioldgico del problema de la violencia El hombre, ante los sucesos de violencia que se dan y que los socidlogos nos enumeran, se hace esta pregunta: la violen- cia ges algo debido al ambiente, a la cultura, al aprendizaje s6- lo, 0 es algo constitutivo del hombre innato? Tenemos miedo de que, si es asi, sea inevitable la violencia, es decir, de que por mas que se predique o se cambien los conocimientos del medio, nunca llegaremos a dejar de ser violentos. ¢Qué se puede decir desde la biologia? Diversos planteamientos del problema. A responder esta cuestion podriamos acceder desde diversas perspectivas: a. Perspectiva endocrinologica Hay hormonas que ponen a los seres vivos en actitud agresiva (testosterona, adrenalina) en orden a la competencia por una hembra o a defenderse de las amenazas del miedo. b. Perspectivas neurofisiolégicas E] analisis clinico de las amigdalas de las ratas «asesinas» y «no asesinas», ha demostrado que en las primeras la tasa de acetilcolina (mediador quimico liberado por las células nervio- sas) era mas elevada que en las no asesinas. Esta acetilcolina era segregada por la amigdala. El bulbo olfatorio inhibia la produccion de acetilcolina. La amigdala y el bulbo olfatorio se encuentran localizados en el sistema limbico, encrucijada del sistema nervioso central antes de dividirse en dos hemisferios cerebrales. Al extirparse el bulbo olfatorio, las ratas no asesinas se convertian bruscamente en asesinas. El mediador quimico inhibidor originado en el bulbo olfatorio es el dcido gamma amino butirico (Gaba). Inyectando Gaba se observa un des- 38 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA censo de actividad colinergica en la amigdala y menor compor- tamiento asesino. c. Perspectiva etologica No excluye lo hormonal ni lo neorofisiologico, pero estu- dia el comportamiento de una manera mas genética y global, incluyendo la herencia y filogenia del mismo. En esta perspecti- va nos vamos a situar nosotros, y por ello, antes de seguir ade- lante, voy a facilitar algunos datos sobre una ciencia que para muchos sera no del todo conocida. Los etdlogos aparecen como cientificos después de los psicologos. De estos psicdlogos era la distincion entre aprendi- zaje e instinto. El hombre aprende a comer, a hablar, a cazar, a pescar, a ir en bicicleta...; el hombre domina la naturaleza gracias a la técnica y trata de dominar a los animales y al mismo hombre gracias a la capacidad que tiene éste y aquéllos de domestica- cion. El psicdlogo distingue en su estudio de los animales aque- Ilo que puede ser sometido al aprendizaje y aquello que se le re- siste; aquello que uno adquiere después del nacimiento en con- tacto con los demas y aquello que trae ya programado, cablea- do, fijo. A esto ultimo le llama instinto. Es curioso que lo instintivo en el animal pasa a ser digno de admiracion, y en cambio lo instintivo en el hombre carga con el sambenito de algo malo. Buenisimo era el sentido de orientaciOn de las abejas, el ritmo migratorio de las cigtiefias, el cuidado de las crias de los mamiferos, las paradas nupciales de los pavos reales y la organizacion jerarquica de las hormigas... Pues bien, la escuela etologica de Konrad Lorenz, Niko Timbergen, Eibl-Eibensfeldt estudian especialmente el instinto de los animales, detalla las pautas del comportamiento y llega a afirmar que es heredado. Y no excluye de su estudio metodolo- gico al hombre, al cual aplica con analogia las mismas conclu- siones. Fundamentalmente a este tipo de estudio del comporta- miento humano que incluye la etologia se oponen: -- sus congéneres los psicdlogos, que veian invadido el te- rritorio y que buscan refugio en el conductismo (y con- ductistas son tanto los americanos —Watson— como los rusos —Paulov—), — aquellos que no aceptan una explicacion del hombre segun métodos y resultados aplicados o deducidos del estudio animal. Ya Darwin paso por este calvario. Por AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA. 39 eso tuvo que escribir primero «El origen de las espe- cies», dejar pasar tiempo y redactar «El origen del hom- bre», —los que quieren cambiar la sociedad, y piensan que los etologos pretenden la invariabilidad de la naturaleza hu- mana, y consecuentemente invariabilidad de la socie- dad humana y sus clases (opresores-oprimidos). Sin embargo, personalmente pienso que la auténtica criti- ca que puede hacerse a la etologia de la escuela de Lorenz ha- bria que enfocarla de manera distinta. Su llamada teoria hi- drdulica es lo mas discutible de su obra y no ha sido probada satisfactoriamente. Las lineas fundamentales de esta teoria no probada coinciden con la teoria de los instintos de Freud: Freud piensa que en las funciones mentales debe distin- guirse un algo que posea todas las caracteristicas de una canti- dad, suceptible de aumento, desplazamiento, descarga. A pesar de esta objecion que encuentro como mas objeti- va, a diferencia de las tres anteriores, seguiré en mi posterior exposicion de la violencia los estudios etologicos de K. Lorenz. {Por qué? No porque sea premio Nobel o porque personalmen- te lo conozca mejor, sino porque pienso que es el que estudia mas profundamente el problema de la violencia desde Ia pers- pectiva bioldgica. Si descubrimos en la teoria de Lorenz el fon- do de una violencia inevitable dejémonos de palabras y vaya- monos preparando estoicamente para el fin de la catastrofe. 2. Agresividad 2.1. Bioldgicamente ges lo mismo agresividad que violencia? Un ejemplo sencillo. Un partido de futbol. Es facil distin- guir el coraje en el juego, del juego violento. Sin agresividad no hay partido de futbol. La violencia seria ir a por la pierna del contrario... ¢Cémo definir la conducta agresiva? Los animales suelen poseer_ patrones recognoscibles, a ; menudo estereotipados, de ataque; los animales luchan por con- seguir y defender un territorio, por obtener el beneplacito de una hembra, por defender las crias, por obtener el alimento. Y en aquellos que tienen una organizacion jerarquica, se lucha por obtener una situacion de dominio. No suele considerarse como agresiva la conducta depredadora interespecifica. 40 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA Carthy y Ebling con otros autores incluyen dentro de la conducta agresiva en el hombre desde comerse las ufias hasta el suicidio. Se puede decir que toda violencia es agresividad pero no toda agresividad es violencia. Un autor, Ashley Montagu, no distingue entre estos dos conceptos, y atribuye a la escuela etologica de Lorenz afirmaciones tales como: «Conocidos escritores obstinados en afirmar que los seres humanos son inevitablemente asesinos: que por su herencia ani- mal son genética e instintivamente agresivos y no pueden ser de otro modo»... «La proposicién de que el hombre es un asesino...». «Vision del hombre como asesino innato...». «Algunos, cuyas ideas y concepciones seran examinadas y refutadas en este libro, nos informan que la agresividad es un ins- tinto heredado de nuestros ancestros prehumanos remotos. Esta profundamente metida en nuestros genes y, por eso mismo, es im- posible de erradicar. Los seres humanos son criaturas violentas en su naturaleza mas fundamental. Son asesinos por naturaleza». (A. Montagu, La naturaleza de la agresividad humana, pp. 15, 16 y 18). {Como puede llegar a pensarse que tal es la concepcién etologica de K. Lorenz? Yo tengo la impresion de que escrito- res de segunda fila como Robert Ardrey y Desmond Morris, y la comercializacion a través del cine y de la novela de estas ideas, gracias a expertos como S. Kubrich (La naranja mecanica) o Sam Pekinpah (Perros de paja, Grupo salvaje...), que se confie- san seguidores de la escuela de Lorenz, \e hacen decir cosas que él nunca penso. 2.2. La agresividad intraespecifica o interespecifica Olvidemos por un momento que en el hombre el instinto , de agresion en las condiciones de nuestra civilizacion «ha des- ‘ carrilado», y veamos sin prejuicios los datos que nos ofrece un estudio desapasionado. A. El comportamiento de /ucha intraespecifica se carac- teriza por algunos rasgos que, en la mayoria de las especies, se diferencian claramente del comportamiento en la lucha interes- pecifica. El antilope Oryx nunca emplea sus cuernos contra un congénere. Sin embargo los utiliza para luchar contra un leon (F. Walter 1958). Las jirafas utilizan sus cortos cuernos para luchar contra un congénere, pero se defienden contra los depre- dadores mediante las pezuiias (D. Backhaus, 1961). La lucha AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 41 de un depredador contra un congénere es muy distinta de la lu- cha contra una presa. Por medio de la estimulacién elé trica pudo demostrarse en los gatos que los dos tipos de agresion tie- nen un sustrato neural distinto: la estimulacion del hipotalamo lateral provoca la reaccion de devorar, y un estimulo de intensi- dad mayor provoca el comportamiento de caza; por el contra- rio la estimulacion de la parte ventral y medial del hipotalamo desencadena la agresion intraespecifica (B. Kaada, 1967). En las serpientes venenosas, los machos rivales luchan segun unas reglas exactamente determinadas y que varian de especie en especie. Las serpientes de cascabel orientales rojas, se agarran mutuamente por los rabos y en esta posicion gol- pean con la cabeza la del oponente sin usar nunca su veneno (E. Thomas, 1961). B. Darwin ya se habia planteado esta pregunta: ,Qué valor tiene para la supervivencia de la especie la agresividad? Y habia hallado respuesta satisfactoria. Siempre es mas benefi- cioso para el futuro de la especie que sea el mas fuerte quien se quede con el territorio o la hembra deseados. a) «EI peligro de que en una parte del biotopo disponible se instale una poblacion demasiado densa que agote todos los recursos alimenticios y padezca hambre, mientras otra parte queda sin utilizar, se elimina del modo mas sencillo si los ani- males de una misma especie sienten aversion unos por otros. Esta es la mas importante misiOn, dicha sin adornos y rodeos, que cumple la agresion para la conservacidn de la especie» (K. Lorenz). Los colores de algunos peces tienen por objeto precisa- mente tener a raya a los competidores de la propia especie que consumen el mismo alimento. El canto de las aves, ademas de indicar la edad y la fuerza del ave que lo emite, tiene funcion demarcadora del territorio. Y en los mamiferos, que suelen «pensar con la nariz», las glandulas odoriferas y el mismo ori- nar o defecar sirven para la reparticion de los individuos en un biotopo. La agresividad es maxima en el momento en que el animal se encuentra en el centro de su territorio. El valor liminal de los estimulos que desencadena el combate es mas bajo cuanto el animal se siente mas «en su casa», A mayor alejamiento de este cuartel general, menor disposicion combativa. Siempre triunfa- ra en el combate el que en igualdad de circunstancias este mas cerca de «su casa». Asi, el mas débil podra, en un espacio de proporciones modestas, vivir y reproducirse. Podriamos poner ejemplos, que por ser mas conoci- dos omito, sobre la agresividad en el comportamiento de la pa- 42 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA reja. En general se puede decir que el macho solamente se pue- de aparear con una hembra intimidada, y ésta solo ofrece esta pauta de comportamiento cuando se encuentra ante un macho intimidante. 2.3. Agresividad intraespecifica innata o aprendida No nos sentimos comodos al usar la palabra innata, pero la aceptamos para distinguirla de las teorias de los conductis- tas. Como ejemplo de conductistas podriamos citar dos tipos de explicacion: a) J. P. Scott (1960) afirma haber convertido en grandes luchadores a unos ratones machos pacificos y haber obtenido unos machos pacificos criandolos con hembras y aca- riciandolos suavemente cada dia. Segin este autor, la costum- bre de atacar se iria desarrollando paulatinamente a lo largo de la juventud. b) J. Dollard y sus colaboradores (1939) desa- rrollaron la hipdtesis de que el comportamiento agresivo es siempre una consecuencia de la frustracion. Segun esta opi- nion, la agresion es basicamente de naturaleza reactiva. Estan de acuerdo con esta hipotesis L. Berkowitz (1962) y A. Monta- gu (1962). Los innatistas afirman que las pautas del comportamiento son heredables, y esto se puede decir también hoy de la agresi- vidad, como del hambre y de la sed. Las experiencias de Benzer en Drosophila son bastante concluyentes: Experiencias como por ejemplo, respuesta o no respuesta a la luz, galanteo, entu- siasmo del macho normal respecto en la persecucion de la hem- bra o en el coito (mutante pegado), etc. O las experiencias de Fisher en Agapornis (periquito de Fisher). Evidentemente, K. Lorenz, con quien estoy de acuerdo, también comparte esta opinion. 2.4. Inhi La agresion no se aprende, se trae al mundo. Podria pare- cer una paradoja que sean necesarias inhibiciones especiales para impedir que las hembras de los animales sea agresivas contra sus propios hijos, sobre todo los muy pequefios 0 ape- nas salidos del cascaron. Esta inhibicién de la agresividad in- traespecifica es absolutamente indispensable para la perpetui- dad de la especie. Algunos ejemplos nos aclararan qué es la inhi yn, que reorienta y finalmente ritualiza la agresividad, e impide que se convierta en violencia. Las pavas sordas incuban normalmente, pero al nacer los polluelos el comportamiento maternal resulta ion de la agresividad intraespecifica innata AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 43 perturbado de manera impresionante hasta matar a picotazos a sus propios hijos. Se ha podido demostrar mediante aislamien- to del pavipollo que llora por medio de una campana de cristal que la madre no le presta atencién aun siendo normal en su oi- do. Es por tanto el piar del polluelo el que puede, con su mani- festacion sonora, desencadenar un comportamiento maternal e inhibir la agresion. (K. Lorenz, con Wolfgang y Margret Sch- leidt). Otro ejemplo es el del /agarto verde del sur de Europa. En este caso, la inhibicion que impide morder a la hembra se desencadena por caracteres olfativos. Asi lo ven G. Kitler y K. Lorenz. Aplicaban a hurtadillas con lapices de color verde un macho a la esposa de nuestro lagarto verde. Este macho en cuanto la vio se abalanzo furioso hacia el que suponia macho intruso y abrio la boca para morderle, pero al oler el cuerpo de la dama pintada paro en seco. Y ya cerca de ella, se puso a pa- sarle la lengua lentamente. Una posible explicacion a esta inhibicién de la agresivi- dad, salvando las distancias, podria encontrarse en el modo de regulacion que existe en el centro respiratorio. La funcion se realiza gracias a un equilibrio entre el centro inspirador y el centro expirador, y este ultimo, gracias a los estimulos prove- nientes de la pared pulmonar, inhibe al centro inspirador. Asi pues, la inhibicion en la especie tiene como funcion el equilibrio de la agresividad innata. De esta manera la agresivi- dad no es violencia intraespecifica. Pasando directamente al hombre, afirmo que no somos asesinos como afirma Szondy (1969). Ciertamente somos agre- sivos, pero también seres dotados de tendencias altruistas, cuya base es filogenética. Por eso normalmente funciona el equilibrio que garantiza la perpetuacion de la especie y el com- portamiento humano. El problema es por qué en ocasiones no funciona el mecanismo de inhibicion y se produce la violencia intraespecifica. Muy probablemente habria que responder entre otras posibles explicaciones: porque los estimulos signo del sis- tema de inhibicion no se perciben. Es seguro que las armas mo- dernas y las formas modernas de violencia social (incluida la "economica) crean una distancia entre el agresor y el agredido. El agresor no percibe el rostro del agredido, y no percibe de él los estimulos-signo que podrian hacer funcionar su inhibicion. Sobre esta distancia fisica se afiade la distancia ideoldégica por la cual se puede convencer al hombre que «el otro» no es de su especie, es un ser diabolico, o inclusive bestia. Esta doble dis- tancia, y sobre todo esta ultima, es quiza lo mas peligroso que tiene el hombre y lo que puede convertirnos en asesinos sin pie- 44 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA dad, desde el punto de vista de los mecanismos agresividad-in- hibicion. Pero precisamente este hecho, que el hombre deba ser indoctrinado sobre el caracter infrahumano de su enemigo, prueba que en él innatamente hay un mecanismo que tenderia, si no fuera perturbado, a no convertir en violencia intraespecifi- ca su agresividad. Conclusiones Después de este somero recorrido sobre el tema de la vio- lencia desde el punto de vista de la biologia, podriamos sacar una serie de conclusiones: 1. No es lo mismo agresividad que violencia; la violencia es una agresividad desviada. 2. Existe una clara diferencia entre la agresividad intraespe- cifica y la interespecifica. 3. No hay inconveniente en aceptar que la agresividad in- traespecifica es heredada. Mas aun, biologicamente es la hipotesis mas probable. 4. Tanto la capacidad agresiva como su inhibicién forman un «tandem» heredado, de cuyo equilibrio se originara el comportamiento fenotipico. 5. Un comportamiento heredado no siempre significa que no pueda ser influido por el ambiente. 6. Hay unos condicionamientos que posibilitan tanto la agresion como su inhibicion. Aqui cabe la influencia del ambiente y educacién. 7. No solo la educacion interviene en el freno de la agresivi- dad. Debemos cambiar esta idea: El instinto (heredado) es «malo», la educacion lo hace «bueno». Sin un constitu- tivo inhibidor heredado cualquier sistema educacional se- ria una ilusion y a la larga un fracaso. 8. Hay unos periodos en la vida de los animales y del hom- bre en los que mas facilmente influye la educacion. Perio- dos en los que especialmente son vulnerables a las in- fluencias ambientales. 9. Y en cualquier época de la vida, un exceso de trabajo, tension («enfermedad del ejecutivo») o una reduccion de los contactos personales (amistad, amor) condicionan al hombre desfavorablemente. 10. La marginacion es un factor especialmente condicionante de la agresividad. AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA 45 Bibliografia K. Lorenz: Sobre /a agresién el pretendido mal. Siglo XX1, México, 1971. K. Lorenz: Evolucién y modificacién de la conducta. Siglo XXI. México, 1971. N. Tinbergen: El estudio del instinto. Siglo XXI. México, 1969. Eibl-Eibesfeldt: Etologia. Omega. Barcelona, 1974. Romald Fletcher: El instinto en el hombre, Paidos, Buenos Aires, 1962. Aubrey Manning: Introduccién a la conducta animal. Alianza Universidad. Madrid, 1974. Rof Carballo: Biologia y Psicoandlisis. DDB. Bilbao, 1972. D. H. Klopfer: Introduccién al comportamiento animal. Fondo de Cultura Economica. Breviarios. México, 1976. A. Montagu: La naturaleza de la agresividad humana. Alianza Universi- dad. Madrid, 1979. 3 GENESIS DE LA VIOLENCIA: APORTACIONES DE LA PSICOLOGIA EVOLUTIVA Y EL PSICOANALISIS José M.° Fernandez Martos «Un cuento narra que un dia algu- nos ninitos que habian sido arranca- dos del seno de su madre y abandona- dos en el desierto fueron amamanta- dos por una loba. Mi corazén no tuvo esa suerte», Holderlin, en Hiperién Voy a presentarles este tema abandonando, al maximo, toda pretension y lenguaje académico. Mi intencién no es ha- blar desde la catedra, sino en un tono menor entre cientifico y popular, tratando de acercar a Vds. las aportaciones que mis especialidades de profesor en Psicologia Evolutiva y en Teoria y técnicas Psicoanaliticas hacen al tema de la violencia. Como mi intervencion se encuadra dentro de otras apor- taciones interdisciplinares, antes de abordar el tema en concre- to, quisiera decir una palabra que la sithe en el conjunto. Mi charla quisiera quedar situada entre la Sociologia y la Biologia. La primera, logicamente, primara las influencias del «ambien- te» en la formacion de las conductas agresivas. La segunda, en "cambio, traera al primer plano los aspectos «instintivos» o in- natos de la agresividad. Influidos por los vecinos «ambientalis- tas» encontraremos en Psicologia toda la corriente conductista (Watson, Skinner, etc.) para quienes si Juanito el Destripador Ilegara a ser agresivo es porque ha visto que, en su medio am- biente, tal tipo de conducta le ha reportado juguetes, control, etc. Es decir, es por el reforzamiento de las conductas agresi- _vas, por el aprendizaje, como el hombre llega a hacerse violen- to. En la otra frontera estarian todas las corrientes innatistas _influidas, sobre todo, por el popular impacto de etologos como Robert Ardrey y Konrad Lorenz. Estos opinarian, en una 48 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA apresurada transposicion de lo animal a lo humano, que la vio- lencia es algo puramente instintivo perteneciente al caudal bioldgico del hombre y que, por tanto, es poco moldeable y no le queda al hombre mas que vivirla y padecerla. Nosotros, en una postura intermedia, pensamos que ambas tendencias tie- nen parte de verdad, que se convierte en error cuando pretende excluir el elemento representado por la corriente opuesta. La agresividad humana, pues, es el resultado final de la interaccion entre dotacion instintiva, variable en los distintos seres huma- nos, e impactos ambientales, todavia mas variable, si cabe. Admitidos estos dos ingredientes en la estructuracion del potencial violento de cada individuo, nosotros en esta ponen- cia solo nos fijaremos en el aspecto ambiental —como' puede aprenderse la agresividad— dejando fuera lo instintivo —qué puede haber en nosotros radical violento—, esperando que este aspecto sea tratado con mas solvencia y detenimiento en el ca- pitulo sobre Biologia y violencia. Para iluminar esos influjos del ambiente en el aprendizaje de la violencia quiz4s podamos tomar como guia las etapas clasi- cas de la evolucion del individuo, segin el psicoanilisis, afia- diéndola una etapa previa, con las aportaciones mas recientes sobre el embarazo y el nacimiento. A modo de esquema y como recordatorio de lo que vamos a tratar, nos quedarian los siguientes apartados: 1. Preetapa de Embarazo y nacimiento. 2. Etapa oral (lactancia y primer aio de vida). 3. Etapa anal (hasta los dos afios y medio). 4, Etapa falica (hasta los cinco afios y medio o seis). 5. Etapa de la identificacidn o crisis de identidad (ado- lescencia). 1. Preetapa de embarazo y nacimiento No nacemos al ser paridos, sino al ser concebidos e inclu- so antes. Hacemos nuestra entrada en el mundo a través de un medio ambiente de condiciones predominantemente quimicas y fisiologicas que pueden sernos mas o menos favorables. Estas mismas condiciones intrauterinas dependen, en cierta medida, de los estados psicoldgicos y actitudes de la madre. Como dice un escritor inglés, la madre no solo engendra al hijo con el tte- ro, sino con toda su persona. Por ejemplo, Danna Breen ha’ GENESIS DE LA VIOLENCIA 49 realizado una cuidadosa investigacion experimental en que, en- tre otros puntos, estudia las vivencias de la embarazada con respecto a su maternidad y encuentra que si la madre de la em- barazada fue muy exigente, cumplidora, etc... es facil que la embarazada viva con una gran exigencia y angustia su propio embarazo. Teme no dar la talla, no llegar, y esto hace que la sangre se oxigene peor. Esta disminucion de oxigeno puede ser sentida «angustiosamente» por el hijo todavia no nacido: el feto empieza a percibir el mundo como «ambiente hostil». Asi pues, la madre puede trasmitir, a través de sus vivencias mas o menos angustiosas o serenas, un medio ambiente que sale al encuentro o dificulta las demandas del nifio. Junto a estos influjos de los sentimientos mas inmediatos de la madre habria que tener en cuenta tambien la calidad de la misma relaciOn entre los padres y de ellos mismos con la sociedad. No es lo mismo la madre (medio ambiente) que vive en tension con su marido, que la madre que siente culminar en su carne un proyecto comtn y deseado. Hay hijos de la vejez y de la juventud, hijos del amor y de la violacion, hijos esperados ¢ hijos temidos, hijos del paro y del desarraigo. Todo 1o que configura a la madre configura al jHola! con que el nuevo ser es saludado en el mundo. Este pro- ceso culminara en el momento del nacimiento, en donde tupi- dos y complejos procesos conscientes e inconscientes acufiaran una recepcion que no por indescifrable, deja de apuntar su gran importancia. 4Como ha sido nuestro Hola en el mundo? {Mas bien an- gustiado desde una madre fria, obsesionada, tensa o tranquila?, jacogedor y resposado? A esta conferencia hemos venido los que voluntariamente hemos querido. A la vida, en cambio, ve- nimos convocados. Se nos dice: «Ven a la vida», «te deseamos». Este primer encuentro incide ya sobre nuestro potencial de agresividad. Es el tema de la «confianza basica» de Erik Erik- son. Ella es piedra sillar de la personalidad. Desde ella barrunto que con mi llegada al mundo (y después en la vida, en cual- quier medio o grupo...) ese mundo se plenifica, se alegra, y me- jora. La benevolencia con que fui acogido se me convierte en «confianza basica» de que conmigo no se estropea la vida. Mi madre disminuyo mi potencial agresivo cuando sin pronunciar palabra quiza expreso el «contigo aumenta mi plenitud, a ti me dedicaré». Otto Rank ha estudiado detenidamente el «trauma del nacimiento». Sin entrar en sus detalles quizas podamos in- tuir que en él la vida y la muerte se entrelazan cercanas como 50 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA nunca, «y entre ambas en algun lugar el puente del amor» (1). Si ese puente falla, segan David Abrahamsen, quiza se esté for- jando ya «la mente asesina». 2. Etapa oral o lactancia La primera comunicacién personal del nifio con el mundo se hace a través de la boca con el pecho de la madre. Este he- cho, recuperado para la ciencia por Freud, ha sido y esta siendo estudiado en filigrana por el neopsicoanalisis. He : Es evidente que el hombre nace en una situacion mas fuer- te de indigencia y por tanto de dependencia materna que cual- quier otro animal. De ahi que la madre se constituya en objeto privilegiado de la elaboracion de nuestra primera relacion con el mundo. Esta relacién esta marcada desde el principio por una gran ambivalencia. La madre es para el nifio fuente de vida pero también fuente de frustracion, cada vez que se aleja o cada vez que retira su pecho. No son indiferentes los ritmos en que estas satisfacciones y frustraciones se presenten al mundo. Como dice Freud, «la angustia en los nifios originalmente no es otra cosa que la expresiOn del sentimiento de perdida de la per- sona que aman» (2). Spitz y otros han estudiado experimental- mente el impacto que los distintos modos de lactancia pueden tener en el psiquismo del nifio (3). Pero para el tema de la agre- sividad quizas nos interese mas especular mas tedricamente, al hilo de las sugerencias de M. Klein. ; Quizas os sea familiar su ya conocida teoria del pecho bueno y del pecho malo. El pecho bueno seria la madre en cuanto fuente de gratificacion: todas las experiencias positivas acumuladas en torno a ella. El pecho malo es el fantasma cata- lizador de todas las experiencias negativas tenidas con la ma- dre como fuente de frustracion. La psicologia experimental ha comprobado que para el nifio resulta realmente tremendo que lo mas querido para él y la misma fuente de placer sea precisa- (1) ABRAHAMSEN, D., La mente asesina, F. C. E. México, 1976, p. 57. : (2) Citado por JoHN BOwLBY en Separation, anxiety and anger, Pinguin Books, 1973, p. 54 de tres ensayos sobre teoria de la sexualidad de Freud. . 7 (3) Se puede consultar, entre otros, SPITZ, RENE, El primer atio de la vida del nifio, F. C. E., 1969. GENESIS DE LA VIOLENCIA 51 mente la fuente de las mayores frustraciones y por tanto del odio. En estos momentos de separacién el nifio, como dice Joan Riviere, «se vuelve agresivo, Automaticamente explota, digamoslo asi, con odio y vehementes deseos de agredir. Al sentir vacio y soledad es presa de una reaccién automatica que puede pronto transformarse en algo incontrolable y abruma- dor, una encarnizada agresion que le provoca dolor y sensa- ciones corporales de estallido, quemazon, sofocacién y aho- gos» (4). Es la primera experiencia de algo parecido a la muer- te, de una abrumadora pérdida que amenaza la vida del nifio. Esta vivencia tan desgarradora toma su fuerza traumati- zante para el nifio del hecho que insinuabamos arriba de la ma- dre como tinica fuente del placer y de la frustracion. Esta unici- dad es tan intolerable que la moderna psicologia experimental ha descubierto que el nifio en sus fantasias internas consigue una division entre la madre buena (pecho buen ) y la madre- mala, frustrante (pecho malo). Llega a una division auténtica- mente esquizo-paranoide. Por ella, la madre quedaria converti- da en realidad totalmente buena, y habria «otra cosa» frustra- dora y omnipotente que seria «el pecho malo». Conviene recor- dar aqui que el nifio hasta los tres meses no distingue entre su adentro y su fuerza. Es decir, que la madre buena o el pecho bueno lo podria vivir como auténtica pertenencia suya. Lo malo seria fantasmaticamente atribuido al afuera. Este tipo de experiencia no nos puede resultar demasiado extrafia a los adultos pues huellas fuertes de ella las arrastramos a lo largo de nuestra vida y dan como resultado la imposibilidad de atri- buir a un solo ser gratificacién y frustracion. Por ejemplo, en situacion de enamoramiento configuramos a la persona que «locamente» queremos con un pecho totalmente bueno, gratifi- cante y lo que en ella podamos descubrir de «pecho malo», como nos deprime, lo alejamos e incluso lo negamos. De ahi que no sea raro que, si el enamoramiento desaparece, aquella persona, por el mismo proceso en sentido inverso, se nos con- vierta en totalmente mala. Las peliculas del Oeste americano quiza descansen en este agrado que en el espectador produce la localizacion esquizo-paranoide del «bueno y del malo»: En ellas (4) KLEIN, M. y RIVIERE, J., Amor, odio y reparacién, Ed. Hormé, Buenos Aires, 1973, p. 21. 52 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA encontramos facilmente con quién identificarnos y a quién per- seguir. La violencia totalitaria de la izquierda y de la derecha tiene que ver con esta ilusion identificatoria con el pecho bueno y proyeccion, en la otra parte, del pecho malo. No tener saneada esta vivencia es estar abocado a la violencia dogmatica o totalitaria dispuesta a destruir, desde an- gustias inconscientes, al pecho perseguidor. Jesucristo, «el Sa- no», impedira que sus discipulos envien fuego del cielo contra la «villa-pecho malo» que les retird su aceptacion, porque Jesus, como la realidad y como la madre tierra, saben que portan el buen trigo y 1a dafiosa cizafia. La madre sana tiene que aceptar que ella también trasmite frustracion a su hijo y por eso ha de estar preparada a vencer su angustia cuando no siempre puede gratificarle. En el polo opuesto, la madre casi siempre frustra- dora, tiene que recordar su polo nutricio y protector. De ambos tipos de maternidad encuentra la psicologia hijos violentos. Los «nifios mimados» y los nifios con sindrome de hospitalismo se- rian violentos por razones contrarias: los primeros por no lo- grar el reencuentro en su vida adulta con una madre totalmente gratificante, y los otros por la destruccion implacable de todo lo bueno que ya les llega «demasiado tarde». Para acabar, quiero hacer una alusi6n a la situacion social del mundo. {Como no va a haber una violencia estructural en un mundo que oscila entre dos pechos (socialismo y capitalis- mo) pretendidamente buenos y lanzados a la destruccion del pecho malo contrario? ,Cémo no va a ser violento un mundo en el que unos pocos han tomado para si las ubres buenas de la tierra, y han dejado para muchedumbres hambrientas un pecho seco y ordefiado? 3. Etapa anal A finales del segundo afio y comienzos del tercero grar el nifio dos conquistas fundamentales: la apari «no» y el control de los esfinteres. Veamos su incidencia sobre la agresividad del nifio. Por el «no» el nifio adquiere y subraya la creciente y necesaria distancia con la madre. Por él empieza a experimentar y gustar su autonomia. La madre quisiera que el hijo no intentara subir esos peligrosos escalones, pero el nifio cabezon y terco insiste tanteando sus muevas y todavia incier- GENESIS DE LA VIOLENCIA 53 tas habilidades. La madre, angustiosa en exceso, dominadora 0 superprotectora, no va a permitir con gozo o neutralidad la aparicion de esta capacidad contestataria del nifio. Erik Erik- son sefiala, como adquisicion del proceso evolutivo en esta eta- pa, el logro de la autonomia. Nifios que no son invitados a esta autonomia pasan a cargarse con mayor potencial de violencia; defensivos, tercos, agresivos anales, son todos ellos resultado de esta adquisicion defectuosa del «no». Tambien es clave la adquisicion del control de los esfinte- res. Defecar es un acto cargado de alto potencial simbélico. En él, por primera vez, elaboramos y creamos algo dentro de no- sotros mismos (las heces) y esa primera creacion nuestra apa- rece en sociedad (defecacion). Por primera vez «lo nuestro» dia- loga con «lo suyo». Las leyes de nuestras entrafias se enfrentan con las leyes del afuera: jaqui si!, jaqui no!, a esta hora si, ,para cuando lo dejas? Es el primer dialogo de mi creatividad con el orden. Dos extremos son especialmente nocivos para esta crea- tividad que empieza: anarquia y orden neurotico. Si hay exceso de orden, se inician las neurosis obsesivas, en las cuales me inunda un sentimiento de duda y culpa sobre mis «productos internos» (heces, deseos, sentimientos, ideas). Antes de poner- los fuera los someto a una elaboracion torturante que siempre duda de haber acertado. En la neurosis obsesiva este temor a las heces que me habitan (malos pensamientos, deseos de muerte) se relacionan con un poder inmenso externo a mi. Asi casi todos los neurOticos viven en una permanente sensacion de culpa frente a Dios. ,Estaré en pecado? A través de ritos de limpieza de manos o de confesiOn, intentara asegurarse escru- pulosamente de que lo sucio les mancha. Lucha inutil. Porque la madre neuroticamente perfeccionista siempre va a decir «mal hecho». De ahi el nifio deducira que sus entrafias estan mal he- chas y temeran a todos sus productos. Gran numero de perso- nas que presentan fuertes conflictos con la agresividad (sado- masoquismo anal) padecen un estancamiento en esta etapa. Fi- nalmente Ilegan a pensar que su propia mierda ha invadido todo su ser: «soy una mierda». Esto dira el masoquista, mien- tras el sadico tratara de cubrir con sus propios productos al mundo que no dio cauce propicio a su creatividad. En el polo opuesto del orden, estaria la educaci6n caética. En ella el nifio elabora una actitud inconsciente de que no importa el qué ni el 54 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA cuando de su deposicién. Frente a mi creatividad no hay ningu- na ley. Aqui entrarian algunas de las violencias anarquicas que parten del «y si me dan las ganas» quién tiene derecho a parar- las. HA | ; {No estaremos alimentando la agresividad inconsciente del colectivo humano cuando las fantasias politicas mas exten- samente seductoras son las de los totalitarismos ordenancistas del orden a toda costa o los anarquismos pseudoprogresistas de «fuera todo orden«? Hay entre nosotros pocas personas que con el sano convencimiento de que sus entrafias estan basica- mente bien, pongan sus productos en el afuera con respeto y cuidado. La coprolalia quiza sea un sintoma menor pero signt- ficativo de los misiles intercontinentales que empuercan nues- tro mundo. 4. Etapa falica Estamos en los cinco afios y medio y frente al tan mano- seado complejo de Edipo que, convertido en topico, acaba por pensar que «los zepelines, aparte de ser un simbolo falico, a bién valen para volar», o que los nifios «gatearian por las patas de la cama matrimonial con terrorificos cuchillos para el paterno rival». Lo importante es que, bromas aparte, las psicologia evo- lutiva, psicoanalitica 0 no, piensa que en esta etapa vivencia- mos tragicamente la primera aventura amorosa con la que en- tramos en el mundo. No olvidemos que el nifio ha vivido nueve meses en la relacion mas estrecha con su madre y que la ha prolongado durante la lactancia. El nifio ve, poco a poco, que esta relacion tiene que ser compartida con otros. Es mas: a los cinco afios y medio o seis tendra que reconocer que su madre no es tan suya sino que desgraciadamente es de otro. Este es el drama de Edipo: El objeto hacia el que se dirigen todos los de- seos del nifio esta prohibido por el padre, y lo que es mas radi- cal, por la misma estructura que prohibe el incesto. Despedirse de este primer paraiso hara aparecer, como en el Génesis, la es- pada del angel y la violencia. Todavia mas duro: el rival que me la quita y la amante que se aleja, son al mismo tiempo mis modelos. Se inicia todo el drama de la identificacion sexual. ¢ Es mi rival modelo o simplemente estorbo arbitrario? {El objeto que amo es castrador 0 permisivo? No tener unos padres que ofrezcan al nino una clara proporcion de amor que invita, aun- que tengan que hacerlo inevitablemente con el algo de odio que prohibe, es para el nifio fuente de frustracion y agresividad. GENESIS DE LA VIOLENCIA 55 Mas profundamente, pensemos que lo que esta en juego en esta etapa es nada menos que el paso del principio del pla- cer al de la realidad. En este paso el hombre tiene que renun- ciar a sus fantasias de omnipotencia y eso, que hablen Adan y Eva y todos sus hijos, no es nada facil. El nifio ha vivido la fan- tasia, fomentadora de la vivencia de omnipotencia, de que todo el mundo (su madre) confluia hacia él: que él era el centro y ombligo del mundo y que ese mundo (su madre de nuevo) se satisfacia con él. Romper en aijicos esta fantasia es lo que el psicoanilisis llamara «aceptacion de la castracion» o asimila- cion de la «herida narcisistica». Por ella dejo de ser un «Falo» omnipotente de placer y paso a tener una «medida concreta» de pene, con una capacidad limitada de gratificar y de dar felici- dad. Mi «Falo» sufre dos tremendos tajos en el tiempo y en el espacio. En el tiempo: hacia atras, porque tuve un nacimiento que me hizo llegar tarde y encontrar a mi madre ya ocupada y hacia adelante, con una muerte que me limita. En el espacio y la potencia: porque veo que no Ilego a todo y que hay quien se me escapa a otro sitio a donde yo no tengo acceso («Escena original»). El dolor de esta renuncia a la omnipotencia, solo puede ser aliviado si mis padres me muestran existencialmente la alegria de existir con una potencia limitada; es decir, si viven ellos su propia castracion de una manera realizada y gozosa. Dicho de otra manera, si son Personas y saben que no son dio- ses; que reconocen que muchas veces se equivocan; que a ve- ces son injustos porque estan cansados; que comprenden que no siempre tienen recursos para responder a todas las expecta- tivas de su hijo; que entienden que casi siempre estan a la altu- ra de su hijo en todas las cuestiones graves de la vida y de la muerte. Transmitir esta castracion de una manera profunda y serena es ayudar a renunciar a una fuerte dosis de violencia en el mundo. Muchos de los violentos y que han deshecho y des- garrado, a veces continentes, tienen deudas pendientes: son es- tos deseos de omnipotencia no satisfechos por la realidad. Por- que si ellos o yo seguimos en la vida con deseos de omnipoten- cia, aunque sean altruistas (jay cuanta violencia han dejado en el mundo muchos de sus pretendidos salvadores y jomeinis!). Porque si soy omnipotente, puedo cambiarlo todo, y si la reali- dad no coincide con mis deseos, tanto peor para la realidad. Si soy totalmente bueno y salvador, en algun sitio tengo que colo- car «lo malo». Cuanto mas fantaseo que soy el bien, mas nece- sidad de imaginar falos omnipotentes y peligrosos que andan por el mundo poniendo en peligro mi labor salvifica. Si Hitler crece en omnipotencia y quiere falicamente invadir el mundo, 56 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA necesitara imaginar al peligrosisimo falo rival del sionismo, por poner un ejemplo, que no hiera a otros salvadores domésticos. La explosion de violencia, son los millones de muertos, los campos de concentracién o las camaras de gas. ,Cuantos de nuestros lideres politicos o sociales transmi- ten al mundo una imagen de paternidad como servicio y como modelo, mas que una pretension arrogante de omnipotencia? El padre bueno transmite que poder no es lo mismo que autori- dad y que él no quisiera ser lider mas alla de donde su camino es valido para orientar a otros. Si su verdad la convierten en «catecismo», vendran otros detras que diran que Mao-Tse- Tung quizas fue grande, pero no Dios y que como tal se le es- capo mucho de la verdad y del verdadero catecismo. 5. La crisis de identidad Saltamos unos cuantos afios, aunque de ellos también po- driamos hacer algunas observaciones, pero no se trata de ser exhaustivos. Pasamos a la crisis de identidad en la cual el ado- Jescente de catorce a dieciséis anos trata de responder existen- cialmente a la pregunta: ,quién soy yo? Mas que formularla en relacion con su familia o sus amigos mas inmediatos, como hasta ahora, lo va ha hacer ahora en una relacion mas vasta y metafisica con el mundo y con los valores de la Sociedad. {Qué clases de valores se manejan en la Sociedad? {Cuales merecen la pena? ,Hacia cuales me oriento o con cuales me identifico? {Merece la pena la vida o todo es un sin sentido? i,Qué lideres luchan por los valores que a mi me atraen? {Qué es el dinero, el trabajo, el poder, el amor...? Esta crisis de identidad ha sido de todos los tiempos, pero hoy se halla acrecida con la crisis de identidad de toda una cul- tura. No es sdlo el joven el que busca su identidad sino todo el hombre. Son muchos en nuestro tiempo los que podrian firmar con sentimientos de nostalgia y de esperanza palabras pareci- das a las de estos versos de Koti Awonoor: «En este sucio paisaje se alzaba en otro tiempo un arbol que vertia incienso sobre el aun verde maiz: sus ramas se extendian sobre un cielo iluminado por los ltimos fuegos de una tribu. GENESIS DE LA VIOLENCIA 57 Pero enviaron topografos y arquitectos que mandaron cortar el arbol y pusieron en su lugar una enorme y estupida catedral de infortunio». («The cathedral) en Night of my blood Como hemos dicho en otra parte, lo que esta en crisis en el mundo no son los jovenes, sino lo «que esta angustiosamente amenazado es lo joven, lo que apunta a mas vida, lo que rom- pe, lo que grita, lo que empuja. La matriz del mundo esta enfer- ma en su generatividad» (5). EI joven se asoma a la vida en una sociedad que premia la competitividad, la agresividad, la violencia. Me sorprendid poco antes del mayo francés de 1968 el ver la frecuente publici- dad de una marca de suelas que ocupaba casi diariamente anuncios de un cuarto de pagina en varios diarios y que procla- maba: «Solo si reune la audacia de un guerrillero y la solvencia de un playboy es usted apto para vestir sport-line». En esos mismos periddicos se agolpaban noticias de guerrilleros, asal- tos, violaciones. Ciertamente que estos anuncios nacian de un estudio de mercado que contaba con un numero satisfactorio de jovenes que «borreguilmente» aceptaban ser «rebeldes» por vestir un pantalon. Otros jovenes se indignarian contra el bobo consumismo a que este anuncio les invitaba. A los pocos meses dirigentes de la revolucion de mayo declaraban en la Sorbona: «Rechazamos esta sociedad porque nos forma para ser consu- midores; desde que somos muy jovenes tratan de presionarnos para que compremos mas y mas, para que contraigamos deu- das, para que adquiramos un frigorifico, un coche. jLa vida por un frigorifico! Esta es la vida que nuestros padres quieren que vivamos. Pero para nosotros el unico valor es el hombre. Lo unico que nos interesa es lo Humano» (6). Estos jovenes, buscando su identidad, arrancaron violentamente los adoquines de las calles parisinas mientras sus coetaneos mas sumisos ves- tian la linea violenta del «sport-line». Todos quedaban incluidos en el circulo fatal de la violencia de nuestra cultura. Yo creo que la reaccion violenta de muchos jovenes tiene un buen indice de salud mental que expresaria la conviccion de que ninguna civilizacion puede vivir sin un valor supremo: gri- (5) FDEZ-MARTOS, JOSE M.", «Tipologia de los jovenes y reto de ‘lo joven, a una Iglesia en crisis de generatividad», Sal Terrae, febrero 1980. (6) PAcio LINDIN, DINO, Juventud radical, Ed. Felmar, 1978. 58 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA tarian contra lo que podriamos llamar «el desfallecimiento del alma del hombre moderno». Repetiremos tanto como sea preci- so que la crisis del hombre actual es consecuencia de una re- presiOn del espiritu. Como decia una de las pintadas de la Sor- bona: «Rechazamos un mundo en el que la certeza de no mo- rir de hambre se hace a cambio del riesgo de morir de aburri- miento». Una pregunta se nos impone: {Sera posible el dialogo en- tre la generacion de los padres y la de los hijos? Abrir esta po- sibilidad es fundamental si queremos pasar del enfrentamiento entre generaciones al enfrentamiento del hombre todo con su mismo ser en el mundo. El dialogo es dificil porque la genera- cién de los padres, como hemos descrito en otros sitios, se ca- racteriza por: — un hipertrofiado Superyo (mas autoritario que dotado de autoridad); — un entusiasta Yo recién deslumbrado por la técnica, volcado al dine- ro y al pluriempleo y —un atrofiadisimo Ello con poco tiempo para lo espontaneo, lo pri tivo o lo ludico. Mientras que la generacion joven, justamente al contrario, se caracterizaria por: — un desprestigiado y pobre Superyo sin creencias, principios ni nor- mativas. — una desconfianza hacia el Yo técnico desde el que «asciende un mundo de desérticas autopistas diamantinas» (Bob Dylan). Y un — desbocado Ello que busca la satisfaccién inmediata del placer o es- talla contestatariamente por un ideal narcisista irrealizable sin algu- nos recortes y aplazamientos. Todos los que no estemos dispuestos a hacernos dafio pensando, lo haremos fuera atacando. Si la generacion mayor se atreve a hablar consigo misma —cosa de la que vemos pocos signos— quizas también la generacién joven volvera su poten- cial agresivo hacia un cuestionamiento mas serio de sus pro- pias entrafias. No quiero dejar este apartado sin hacer una alusion a un punto que creemos nido de agresividad. Se trata de lo que ha lo a llamarse «moratorium de la personalidad». Se tiende a decir hoy dia que la identidad que antes se adquiria, como tér- mino medio, en torno a los dieciocho o veintiun afios, hoy se retrasa hasta los veintiocho o treintaidds afios. Entonces es cuando el joven actual empieza a tener pistas de qué es lo que GENESIS DE LA VIOLENCIA 59 quiere, qué es lo que busca, en qué puede trabajar. Pero para entonces, normalmente, ya tiene hechas dos elecciones que le ponen en situacion de pie forzado: pareja y trabajo. Desde la nueva atalaya adquirida quisiera replantear una vida que acu- cia con la inseguridad afectiva y laboral de un mundo que se le presenta mas como campo de frustracién que de logros. El problema del paro juvenil, maxima impotencia en la etapa de maxima potencia vital, es origen importante de agresividad so- cial y familiar. Concluyendo La psicologia evolutiva probaria que el hombre tiene un caudal de agresividad y autodefensa que, rectamente utilizado, le es necesario para recorrer su camino de maduracion. Pero al mismo tiempo constata que ese potencial de agresividad puede ser llevado, en momentos cruciales del desarrollo, a adquirir una fuerza de un gran poder destructivo para el individuo y para los que le rodean. De aqui el gran valor de la recta utiliza- cion de la agresividad. Coincidimos con Elton B. Mc Neil cuando sintetiza el ambiente educativo que forjara al violento. Aunque un poco larga, he aqui la cita: «Si usted puede conseguir que el nifio nazca pobre, que sea uno dentro de un gran niimero de hermanos, que sea amontonado en un espacio pequefio, que sea expuesto a mentiras, engafios, ro- bos y ejemplos violentos durante la mayor parte del tiempo en que esta despierto, eso ayuda. Ayuda también si al nifio se le per- mite irse a la calle sin ninguna vigilancia y que adquiera los valo- res primarios de compafieros que se encuentran sin esperanza como él. Resumiendo, si el mundo real del nifio es una jungla monstruosa del mal, insulto, inseguridad e ignorancia, entonces sera muy facil que el nifio cumpla los pasos que voy a describir: paso 1.°: no quiera al nifio. moldee la vision que el nifio tiene del mundo y de la gente (castigos). paso 3.°: convenza al nifio que la agresion es el camino tinico y el mejor. paso 4.°: defienda al nifio contra la coercién de la educacion porque ella puede producir un nifio décil, no agresivo, no violento» (7). (7). Mc. NEIL, E. B., «An introduction to agression», p. 26 y siguiente en Psychology and Personal Growth, Allyn and Bacon, 3.° ed., 1976. 60 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA La otra gran fragua de violentos es la de las familias de los «pobres padres acomodados», siempre abrumados de trab: jo y solo pudiendo dar comodidad y lujo a sus hijos. Es pat co verlos caer de las nubes cuando sus hijos, cuidados entre al- godones, al llegar a la adolescencia, se vuelven agresivos y les abandonan de un modo brusco y sin entrafias. Pensamos que la decepcion de estos «hijos de papa», al conocer por primera vez la realidad que hasta entonces se les ocultd, les hace volver- se en agresion hacia los que le dieron todo menos la prepara- in para vivir. Hablando mas ampliamente de este «mundo sin hogar» aumentaran el caudal de violencia en la sociedad todas las con- ductas que no tengan un Hola para convocar al mundo a los oprimidos y marginados. Todas las leyes que se convierten en codigo y defensor de los privilegios de unos pocos tratando de limitar las creatividades y autonomias que asoman. Toda con- ducta que se arrogue el pecho bueno del mundo, que posca para si y fantasee no sé qué falos omnipotentes que crean mas dependencia que trabajo. Todo esto, quiero subrayarlo, puede hacerse con el mas gentil y sereno de los semblantes, por eso no quisiera terminar sin sacudir nuestra conciencia con dos textos de la Escritura. El uno es de Jeremias 34: «por eso dice Yahvé: no me oisteis cuando clamé que cada uno diera libertad a su hermano y a su prdjimo, que le diera el pan. Pues bien, oraculos de Yahvé, Yo daré libertad a la espada, a la peste y al hambre sobre vosotros y os convertiré en una basura ante los hombres de la tierra». Y el otro es de Ezequiel en el capitulo 33: «Porque lo que yo os digo es, palabra de Yahvé, que rompais las cadenas injustas, que deshagais las ataduras de los oprimidos, que pongais en libertad a los cautivos y quebréis todos los grillos. Y Yo, Yahvé, si digo que el injusto debe morir, pero ti no le ha- blas al injusto para aconsejarle que cambie de conducta, el injus- to morira por su injusticia, pero a ti te pediré cuenta de su san- gre. GENESIS DE LA VIOLENCIA 61 {Quién puede asegurar al menos violento de entre noso- tros que no tiene algun tipo de responsabilidad en la crisis de alguna mente asesina? ___ «Suya habia sido una vida y una muerte. Y en algin lugar intermedio —en medio de su soledad—, habia tratado en vano de encontrar el puente del amor» (8). También se puede ser violento por ausencia. (8) ABRAHAMSEN, D., 0. c., p. 266. 4 DESAMOR E IMPOTENCIA. RAICES PSICOSOCIALES DEL POTENCIAL SACRALIZABLE DE LA VIOLENCIA José Maria Fernandez Martos «Mostrar el horror y la irracionali- dad de la guerra es imitil. El horror produce fascinacién. Los pacifistas tendrian que profundizar mds inten- samente en el punto de vista ético y estético de sus oponentes», William James «The moral equivalent of warr», en Pragmatism and other es- says de J. L. Blau (Washington Square 1963, pp. 290-296). Cuando el teniente Calley fue acusado en el afio 1971 del asesinato a sangre fria de 102 paisanos survietnamitas, recibio diez mil cartas de admiracién desde que se abrid el proceso contra él. En ellas se encontraban miles de propuestas de ma- trimonio y declaraciones de amor. La compajiia de transportes aéreos Delta se ofrecid a mantener siempre a su disposicion una plaza de primera clase en sus aviones. Un comerciante de vinos le hizo ofertas de sus productos a precios rebajados y el presidente de un banco se brind6 a solucionar todos sus proble- mas financieros. Al cabo de un mes solo habia recibido siete cartas condenatorias. ,Sorprendente, quizas? ;Qué hay detras de esta admiracion por el violento? ,Es solo de gente perturba- da, o algo de esa reaccion expresa una raiz presente en todo hombre? Es mas, ,podra el hombre no sdlo admirar sino sa- cralizar la violencia? ,Por qué nos sacudiran tantos casos como el de Manson, Jim Jones en Jamaica o Polansky?. ,Sera solo por el horror absurdo de la muerte violenta o habra en ella una hierofania tremenda e inexplicable? ;Sera solamente que nos fascina la tragica fuerza del hombre bordeando al mismo tiempo las cumbres mas altas de lo mistico y los abismos mas hondos de lo cruel y lo sadico? ,Sera que por un momento 64 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA nos es dado ver totalmente fuera de nosotros la maldad acumu- lada, y asi, por un momento, nos sentimos puros? ,Sera mas bien que en el violento vemos actualizada toda nuestra agresi- vidad reprimida y nuestro indudable gusto por la violencia? Porque, seamos sinceros, lo violento nos atrae a todos aunque de distintas formas. Existe lo que Rollo May ha llamado un «amor secreto por la violencia». ,O es que vamos a pensar que las peleas de gallos, el boxeo, los toros han nacido por puro azar 0 como subproducto de mentes enfermas? {Quien de no- sotros no ha observado la mezcla extrafia de horror y agrado con la que la gente se arremolina en torno a un accidente por mas sangriento y espeluznante que sea? El hombre medio dis- fruta con la violencia. 7 Aqui pongo, como prueba de ello, las peliculas que en el periodico Ya del 29 de febrero de 1980 sugieren violencia: «La leyenda de la ciudad sin nombre», «Socorro, quieren violarme», «Terrorismo oficial», «Midnight cow-boy», «Los cafiones de San Sebastian», «La amenaza», «La montana del dios canibal», «Domingo negro», «La mascara de hierro», «Mad Max, salva- jes de autopistas», «Miedo a salir de noche», «Celda de casti- go», «Terror en Amitvylle», «Hay que matar a B.», «Escenas de caza en la Baja Baviera», «Apocalypse now», «Bacanal en di- recto», «Fantomas contra Scotland Yard», «Pufios fuera», «Las Jargas noches de la Gestapo». Y junto a ellas las palabras que hacen atractiva la pelicula: «Una rueda de horrores en la Ale- ~ mania de 1941», «No era erotismo, era degradacion», «La clasi- ficacion ‘S’ de esta pelicula esta motivada por su violencia», «Estremecedora, violenta, realista». jY tan realista! como que todos esos films se quedan «pa- ra nifios» comparados con los titulares del acontecer de ese mismo dia cualquiera: «Guardia civil herido muy grave por la policia», «Ametralladas mas de mil personas en Kabul», «Joven violada y asesinada; actud igual con una nifia hace 20 afios», «Bogota: amenazan con matar a todos los embajadores», «Centro Ramon y Cajal: preocupante huelga de limpiez mala voluntad... ensuciando voluntariamente zonas del hospi tal», «La URSS no acepta la neutralizacion», «Sajarov en exi- lio», «Cobran casi medio millon por un cheque fraudulento de mil pesetas», «Uno de los guerrilleros murio», «La ensefianza a la deriva, semillero de conflictos», «Detenido por estafar», «El supuesto heredero de los zares denunciado por impostor», «31 afios de reclusion al asesino...», «El PNV no entrara en la dina- mica de insultos», «Dieciséis millones de parados en Europa», «Cohtinuan en Kabul tos fusilamientos de chiitas», «El movi- DESAMOR E IMPOTENCIA. 65 miento urbano M19 robé 5.000 armas de un polvorin», «El Macana intenté abusar de su victima; es homosexual y droga- dicto; apufialo con safia». Y en la lista de las canciones mas vendidas del invierno. «El video mato a la estrella de la radio», «No mas lagrimas», «El Lute», «Soy un caso perdido». Para mayor sarcasmo, en un recuadro del periddico de ese mismo dia la Palabra de Dios: «Ve primero a reconciliarte con tu her- mano» (Mt 5,20-26). La pregunta que se nos impone, para irnos acercando al tema de esta ponencia, es ésta: ghabra algun tipo de violencia que sea lugar de encuentro con la divinidad? Y si esto fuere asi, ipuede decirnos algo la psicologia sobre este potencial sacrali- zable de la violencia humana? Respondamos por partes. Seguin Mircea Eliade, cualquier cosa puede convertirse en una hirofania y «probablemente no existe ningun objeto, ser, 0 planta, etc., al que no haya revestido en algun momento de la historia y en algun lugar del espacio, ¢! prestigio de la sacrali- dad» (1). ,Ha sido asi con la violencia? Efectivamente. En las danzas ceremoniales de Bali, los participantes tiene un kris o daga con la que se hieren a si mismos 0 a los otros en la cum- bre del rapto. Entre los sioux, en el ultimo dia de las ceremo- nias de la Danza del Sol, los «candidatos de la cuarta danza» sufrian la forma mas alta de autotortura atravesandose los miusculos de la espalda y del pecho con puas que estaban uni- das a la estaca del sol por largas correas. Los hombres sélo po- dian recuperar la libertad cuando las correas quedaban tirantes y las puas desgarraban sus carnes. Yo he visitado en Santa Rosa de Copan (Honduras) las canchas del «juego de pelota» con sus escaleras gigantes por las que se despefiaban, en sefial de sacrificio a los dioses, a los jugadores del equipo perdedor. En las tribus teutonicas existia un rito en el que el mismo meo- llo de la experiencia era el odio y la destructividad. Consistia en un rito de iniciacion en el que al adolescente se le provocaba un estado de identificacion con el oso («ponerse bersek» = ponerse la camisa del oso). Con esa camisa el iniciado acometia a la gente mordiendo y no hablando, sino produciendo solamente sonidos parecidos a los de un oso. Alcanzar el estado de trance era la culminacion del rito y el ingreso en la virilidad madura e independiente. Lo central de este rito no era el producir daiio, sino el lograr el sentimiento avasallador y extatico de la rabia. (1) _ ELIADE, M., Tratado de Historia de las religiones, Madrid, Insti- tuto de Estudios Politicos, 1954, p. 26. 66 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA Liungman observa que la lucha por si misma es un ritual de es- timulacion de las fuerzas genésicas y de las fuerzas de la vida vegetativa. Seguin Mircea Eliade, las batallas y luchas que en tantos sitios tienen lugar con motivo de la primavera y de las cosechas, «deben su origen sin duda a la concepcion arcaica de que los golpes, las competiciones, los juegos brutales entre gru- pos de sexo diferente, etc., incrementan y fomentan la energia universal», y lo que mas nos interesa para subrayar el caracter sagrado de esta violencia, todos estos ritos se efectian «porque ‘in illo tempore’ fueron efectuados por ciertos seres divinos, y se efectian precisamente conforme a las normas rituales que entonces se instauraron» (2). A este potencial sagrado de la violencia se afiaden algunos factores que lo hacen subrayadamente atractivo para el hom- bre de hoy. Por una parte, el éxtasis de la violencia tiene un ele- _Mento orgiastico y de exceso que es uno de los componentes de la fiesta que, como dice Harvey Cox, es buscado desenfrenada- mente por el hombre rutinario y aburrido de la época técnica. Por otra parte, el hombre de hoy, en conciencia difusa de exis- tir, siente, por un momento, que realmente existe. La experien- cia del éxtasis ensancha y profundiza la conciencia de existir. Por un momento, se asegura de su existencia y de su concien- cia: mato y odio, luego existo. Veamos como se busca el expe- rimentar el odio de una manera consciente, en este impresio- nante texto, citado por E. From: «Siempre tuve especial placer en destruir, y asi puedo sentir, en pleno dolor cotidiano, un placer absorbente al ver como se ha reducido e] bagaje de ideas y valores. No quiero olvidar. Maldito sea el olvido. Quiero representarme cada dia y cada hora del pa- sado, mentalmente. Eso crea un odio potente. No quiero olvidar ninguna humillacién, ningin desprecio, ningun gesto arrogante. Quiero pensar en todas las bajezas que me hicieron.... Quiero car- gar mi vida con toda esa asquerosa basura» (3). Y no es solamente que existo, sino que me experimento existir creativamente. Camus expreso el nucleo creativo de la violencia cuando hace decir a Caligula: «Vivo, mato, ejercito la arrobadora capacidad de destruir, comparado con la cual el (2) Ibidem, pp. 302-303, (3) FROMM, E., Anatomia de la destructividad humana, México, Ed. Siglo XXI, 1975, p. 280. DESAMOR E IMPOTENCIA 67 poder de un creador es el mas simple juego de nifios». Necesi- tan destruir precisamente aquellos individuos a los que la «vida nego la capacidad de expresar positivamente sus potencias es- pecificamente humanas. Necesitan destruir precisamente por- que son humanos, ya que ser humanos es transcender el mero estado de cosa» (4). Esta cita nos lleva a hacer otra observacion sobre las fronteras de la violencia con el Arte, con la capacidad estética y creadora del hombre. Thomas de Quincey ha titulado un li- bro, nada menos que «Del asesinato como una de las bellas ar- tes». En él nos dice, por ejemplo, que una vez que el crimen se “ha cometido y.ya nada podemos remediar, debemos tratar lo ocurrido «esteticamente y veamos si en este sentido se le puede estimar. He aqui la logica del hombre sensible: ;qué deducire- mos de aqui? Secaremos nuestras lagrimas, y acaso tengamos la satisfaccion de descubrir que una cosa que, considerada mo- ralmente, era chocante y no podia defenderse, si se la somete a los principios del buen gusto se convertira en una obra merito- ria. Todo el mundo quedara contento» (5). Rollo May piensa que el Arte es también un sustituto de la violencia. Los mismos impulsos que «empujan a una persona hacia la violencia —el hambre de sentido, la necesidad de éxtasis, el impulso a arries- garlo todo— conducen al artista a crear», y afiade, «El es por naturaleza nuestro archirrebelde. Toda su obra es una rebelion contra el status quo de la Sociedad, aquel que haria a la socie- dad banal, conformista, paralizada (...) la esencia de la rebelion esta en la manera nueva de ver la naturaleza y la vida» (6). La presencia de lo sagrado en la violencia habria que in- cluirla en las que Mircea Eliade llama «kratofanias» y que son «presencias sorprendentes» y «signo de una fuerza que, aunque vulnerable, puede ser peligrosa» (7). Segin él todo lo que es insolito, singular, nuevo, magico-religioso, se puede convertir en recipiente de las fuerzas magico-religiosas... : Establecido el hecho del potencial sagrado de la violencia, pretendemos ofrecer un intento de explicacion que, desde la psicologia, sintetice todo ese haz de fuerzas tan arrebatador (4) FRoMM, E., El corazén del hombre, México, Fondo de Cultura Economica, 1966, p. 29. (5) De Quincey, THOMAS, Del asesinato como una de las bellas ar- tes, Argentina, Ed. Caldén, 1976, pp. 20-21. (6) MAY, ROLLO, Power and innocence. A search for the sources of violence, New Yord, W. W. Norton and Norton, 1972, p. 233. (7) ELIADE, M., 0. ¢., p. 27. 68 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA que hemos visto arremolinarse en torno a la violencia. La tesis fundamental que vamos a sostener es muy sencilla: 1.° Los dos radicales mas profundos del hombre son la busqueda del Amor y la actualizacion de su Poder por el desa- rrollo de sus capacidades. Asi fue al principio en el «no convie- ne que el hombre esté solo» y en el «seréis como dioses», y asi es ahora. 2.° La relacion y dinamica de este par de fuerzas en el hombre es misteriosamente dificil y facilmente puede acabar en inculpacion mutua («fue la mujer») y en desamor, envidia y vio- lencia (Cain y Abel). 3.° Estorbar la actualizacion del Amor y del Poder en el hombre es aumentar su potencial de violencia, pues convierte en sin sentido el destino humano. 4° Dar con la clave de una realizacion personal y ma- dura de este par de fuerzas y ayudar a que otros puedan acce- der a su desarrollo es la mayor contribucion que cualquier hu- mano puede hacer para la disminucién del caudal de violencia, en muchos casos gratuito, que inunda el mundo. I. VIOLENCIA Y AMOR «Suya habia sido una vida —y una muerte. Y en algan lugar intermedio —en medio de su soledad—, habia tratado en vano de encontrar el puente del amor» (8). El criminal, el dictador, el dogmatico, el violador y cada uno de los que estamos aqui, nacemos con «una vida y con una muerte» y en la frontera entre ambas nos debatimos cada dia. El puente que hace que estas dos orillas no sean las dos marge- nes del rio del sin sentido del absurdo, es el amor. Por eso la psicologia experimental y clinica vuelve a encontrar una y mil veces, que todos log que arriban a formas extremas de violencia han vivido en el seno de familias donde el amor, por distintas razones, no ha sido una realidad vivida. Aclaremos este punto. Freud pas6 de una teoria de los instintos concebida como el resultado dinamico de los instintos del sexo (libidinosos) y el (8) ABRAHAMSEN, D., La mente asesina, Nueva York, Harper and Row, 1973, p. 266. DESAMOR E IMPOTENCIA 69 ego (autoconservacion), a una segunda y Ultima en la que el conflicto se situaba entre el instinto de vida y el instinto de muerte. La continua fusion y distancia entre Eros y Tanatos caracterizaran en una riqueza y variedad irrepetible el destino de cada uno de nosotros. Los instintos de la Vida continua- mente cancelan y retardan el «descenso hacia la muerte». Por la fuerza de Eros, de los instintos sexuales, inician, por ejemplo, su funcion reproductora de la vida con la separacion de las cé- lulas gérmenes del organismo y la union de dos de esos cuerpos celulares portadores de vida, procediendo al establecimiento de unidades de vida nuevas y mas grandes. Asi ganan contra la muerte la inmortalidad potencial de la sustancia viviente. Sin embargo, en Freud nunca acaba de estar solucionado el caracter progresivo de este proceso de vida, pues él afirma una «compulsion inherente a la vida organica que tiende a res- taurar un estado anterior de cosas que la entidad viviente ha sido obligada a abandonar bajo la presion de fuerzas externas y perturbadoras» (9). Asi «los instintos son conservadores en el mismo sentido que los demas instintos porque nos vuelven a es- tados anteriores de la sustancia viviente». Y al oir esta afirma- cion nos asalta una sospecha: {no marchara Eros bajo Tana- tos y la vida realmente, asi concebida, no sera sino una circun- valacion desesperada e inutil hacia la muerte? No queda claro en Freud (10). Como dice Marcuse, «es dentro de este contexto donde la metapsicologia de Freud llega a estar cara a cara con la fatal dialéctica de la civilizacion: «el mismo progreso de la ci- vilizacion lleva a la liberacion de fuerzas destructivas cada vez mas potentes« (11). ,Es esto asi?. Porque si asi fuera todo pesi- mismo frente al destino del hombre en su conjunto, como del hombre individual, estaria justificado. Y Freud acaba su reco- trido existencial con una vision mas bien pesimista. Asi en Analisis terminable e interminable» (1937) acentta el poder del instinto de muerte tanto, que permite escribir a Strachey en sus notas editoriales: «Pero el mas poderoso factor obstaculizador de todo y totalmente libre de toda posibilidad de control... es el instinto de muerte» (S. Freud, 1937. Subrayado mio). i Qué es mas fuerte la Vida o la muerte? Dejando fuera las creencias trascendentales en la «otra vida» podran encontrarse (9) MARCUSE, H., Eros y civilizacién, Barcelona, Ed. Seix Barral, 1969, p. 36. (10) Ibidem, p. 39. (11) Ibidem, p. 62. 70 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA buenos argumentos a favor de las dos posiciones. Pero lo que si es un hecho inescapable es que nos encontramos con personas que aman la vida, los que Erich Fromm llamara bidfilos, y los que aman la muerte, necrdfilos. La biofilia no es un rasgo suel- to, sino una orientacion total frente a la vida. La persona que ama la vida es atraida por el proceso de la vida y el crecimiento en todas las esferas, «es capaz de admirarse, y prefiere ver algo nuevo a la seguridad de encontrar la confirmacion de lo viejo. Ama la aventura de vivir mas que la seguridad (...). Quiere moldear e influir por el amor, por la razon, por su ejemplo, no por la fuerza, no aislando las cosas, ni por el modo burocratico de administrar a las gentes como si fuesen cosas. Goza de la vida y de todas sus manifestaciones, y no de la mera agita cion» (12). En cambio, el necrofilo se siente atraido por lo que no vive, vive del pasado, y sobre todo, ama la fuerza. Puede no matar a una persona, sino unicamente privarla de libertad o humillarla, pero haga lo que haga, detras de esas acciones esta su deseo de matar. «El enamorado de la muerte ama la fuerza inevitablemente. Para él la mayor hazafia del hombre no es dar vida, sino destruirla; el uso de la fuerza no es una accién tran- sitoria que le imponen las circunstancias, es un modo de vida» (13). Para él no hay mas que dos sexos: los poderosos y los impotentes; los matadores y los muertos. Ahora bien, ise escoge el ser bidfilo o necrofilo o mas bien no es acufiado por nuestros primeros procesos relaciona- les y por nuestra subsiguiente relacion con el medio? Nosotros creemos que mas bien lo segundo. Aun reconociendo la exis- tencia de algunos psicOpatas que presentan una gran dificultad, posiblemente innata, para querer a los demas, la mayoria de los humanos somos acuiados en necrofilia o biofilia, por las inte- racciones e impactos recibidos en nuestro psiquismo. {Qué tipo de impactos es el que va configurando las acti- tudes de las personas necrofilas? Por la coincidencia masiva de todos los que han estudiado cientificamente problemas como delincuencia juvenil, margina- cion cultural, etc., no merece la pena el detenerse mucho en la afirmacion de que /a mayoria de los nifios y adolescentes mal adaptados han sido maltratados y no queridos por sus padres. Por eso, su recuperacion solo es posible si logran establecer una relacion positiva con una persona que les devuelva el valor necesario para amar a los demas y tener confianza en ellos. Lu- “a 2) FROMM. E., El corazén del hombre, p. 48. (13) Ibidem, p. 39. DESAMOR E IMPOTENCIA 7 cien Bovet, asesor en cuestiones de salud mental de la OMS, escribe: «... todas las medidas, consejos, encarcelamiento, psi- coterapia, o cualquier otro procedimiento aplicado a un delin- cuente tienen un objetivo comun; esta primera finalidad es for- jar en el delincuente una relacion emocional estable y segura con alguna persona que gane su confianza» (14). Abrahamsen, entre las diez caracteristicas predominantes del asesino, incluye ésta: «Soledad, retraimiento, sentimientos de desconfianza, de- samparo, temores, insignificancia y subestimacion de la propia persona, ‘causados por experiencias sufridas durante la infancia temprana (preedipica)» (15). Si el nifio ha sentido una gran falta de carifio, empieza a sentir una gran inseguridad y temor, de la que no va a saber sa- lir sino que ira progresivamente encerrandose en un circulo fa- tal de ansiedad, agresiOn, culpa y de nuevo un aumento de inse- guridad, etc. Me parece mas importante entrar, aunque sea somera- mente, en una cuestion tedrica con grandes consecuencias practicas, Me refiero a la reconciliacion u oposicidn entre los dos ra- dicales del hombre: Amor y Poder. No es infrecuente el verlos presentados como opuestos. Es decir, a medida que una perso- na desarrolla mas su capacidad de amar, disminuye su interés * por la manipulacion u otros aspectos del poder. El poder lleva a dominacion y violencia, mientras que el amor a igualdad y bienestar. Aplicando esta contradiccion aparente del amor y del poder a la educacion, se tiende a pensar que a medida que un padre ame mas a su hijo, se afirmara menos a si mismo como persona o mostrara menos poder. Yo creo que este es un principio subyacente a muchos malentendidos de la llamada educacion «permisiva», que asi se convierte en una reaccion de signo contrario a la precedente del «autoritarismo victoriano». EI padre que intenta continuamente mostrarse «carifioso», apo- yado consciente o inconscientemente en el presupuesto de que el amor es la renuncia al poder, acabara por ser manipulado por su hijo y, puesto contra la pared, poco a poco se experi- mentara culpable de los sentimientos de resentimiento que va engendrando en él su hijo. No es raro que, al final, estalle en explosiones de violencia. Intentar amar a costa de la renuncia al propio poder es intentar una falsa inocencia. Una chica, por (14) KVARACEUS, W. C., La delincuencia de menores, Paris, Unesco, 1964, p. 44. (15) ABRAHAMSEN, D., 0. c., p. 39. 72 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA ejemplo, solamente podra ser capaz de amar cuando muestre su poder para resistirse a los que intentan poseerla sin su con- sentimiento. La confusion de esta relacion del amor y del poder surge al verlos como sentimientos mas que como actitudes 0 modos de ser. El que renuncia a su propia capacidad de poder se hace incapaz de amar. Eso si, cada uno debe mirar qué tipo de po- der es el suyo: de explotacién, de manipulacion, competitivo, nutricio o paternal o finalmente integrativo o de union con otra persona. La relacion entre Poder y Amor fue vista ya por los mitos griegos, donde Eros, diosa del amor, es hija de Afrodita y de Ares, dios de la guerra. Y no esta mal que otra hija de esta union sea Harmonia, que es una justa proporcion de belleza y de lucha. La relacion impirica del Amor y del Poder queda avalada por el hecho de que entre personas muy cercanas afectivamen- te es donde se da el mayor indice de muestras de poder desvia- do, es decir, de violencia. En un estudio estadistico de homici- dios ocurridos en Filadelfia se prueba que la mayoria de los cri- menes se cometen contra personas de la familia, y en él conclu- ye M. E. Wolfgang, «lo mas probable es que su criminal sea un esposo, un amante, o un pariente», y por supuesto la habitacion mas peligrosa de la casa es el dormitorio, donde se «hace el amor». No olvidemos que nuestro primer aprendizaje del amor se hizo «devorando» a la madre y que es posible que todos al- berguemos fantasias de destruccion y «digestién» de la persona a la que amamos. La psicologia clinica también ve la misma relacion miste- tiosa de amor y poder cuando observa en muchas impotencias 0 relaciones masoquistas, la imposibilidad de unir la autoafirma- cion y el amor o el cuidado del otro en el acto sexual. Trasladando esta necesidad de la presencia simultanea para la solucion del problema de la violencia, esta claro que la mejor forma de Amor que podemos mostrar hacia nuestra So- ciedad es por la actualizacion de nuestra propia potencia y no ‘por la pura queja sentimental sobre lo mal que esta nuestra So- ciedad. Podemos firmar lo que dice Thomas de Quincey: «si slo el hallarse presente en un asesinato da a un hombre el ca- racter de cémplice; si solamente por ser espectador incurrimos en la falta al mismo tiempo que el culpable, se sigue aqui nece- sariamente que, en las matanzas del Circo, la mano que asesta el golpe fatal no esta mas tefiida de sangre que la del que pasi- DESAMOR E IMPOTENCIA 73 vamente mira» (16). Y es mas: de acuerdo con lo que se ha ve- nido en llamar «victimologia comprensiva» tenderiamos a in- cluir los modos en que las victimas de la violencia contribuyen a su propia muerte, pues a la hora de estudiar el problema de la violencia hay que abarcar «todos los aspectos de la relacion en- tre el criminal y su victima». Hoy se puede afirmar cientifica- mente que algunas violadas seducen inconscientemente a su violador. O dicho de otra manera, équé es mas engendrador de violencia, la existencia de una joyeria ostentosa o el asaltante de esa joyeria? Aqui entramos todos los que nos sentimos res- ponsables de producir en otros sentimientos de desamparo y de desamor. Muchos de los que hipdécritamente condenamos la violencia, estamos ayudando a que sea elevada a categoria de sagrada como una manera de cambiar nuestras estructuras de vida corrompida. No olvidemos que el 25 % de la poblacion ju- venil esta en paro y que el 45 % de los jovenes delincuentes de la carcel de Carabanchel estaban sin trabajo en el momento de su detencion. Si al tratar del radical del Poder diremos que los violentos sacralizados por su enfrentamiento con las estructuras injustas son los «rebeldes», aqui los sacralizados son aquellos que como «El Jaro» 0 «E] Lute» son vistos por la Sociedad como in- justamente tratados por ella misma. Al perdonarles y aun ad- mirarles a ellos, nos reconciliamos con nosotros mismos, per- donando a nuestro propio desamor, pues como dice Lopez Oruezabal que lleva muchos ajfios trabajando en el Tribunal Tutelar de Menores: «La mayoria de estos chicos tienen pro- blemas familiares aberrantes, estan llenos de carencias afecti- vas y proceden de estratos sociales muy pobres. La mayoria no han ido a la escuela, viven en barrios sin medios de ningun tipo y se pasan todo el dia en la calle, abandonados». «E] Jaro» que- da sacralizado desde la situacion demoniaca en la que entre to- dos le hicimos vivir: Los marginados son «por su condicion so- cial, presa de la desconfianza de los demas antes de haber co- metido ningiin delito o agresion. Sufren con el rechazo de que son objeto y se sirven de este estado de hecho para desafiar a un mundo que no les reconoce, que les ignora. Buscan entonces bandas que les recibiran y les daran la compaiiia, y el refugio contra los adultos que les negaron su carifio y atencion» (17). Ante estas situaciones solo nos queda decir lo que Dylan Tho- (16) DE QUINCEY, TH., 0. ¢., p. 13. (17) MONNERET, H., «La violence a l’école», en Psychologie, 107 Dic. 1978, p. 60. 74 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA mas en su poema: «No te sumerjas elegantemente en la oscuri- dad, rabia y rabia contra todos los que matan la luz». Il. VIOLENCIA Y PODER «Actualmente, el publico ya se ha hecho a la idea de que cuando un criminal regresa a la escena del crimen, lo hace llevado por el deseo inconsciente de delatarse, a fin de que se le aprehen- da y castigue. En realidad, es mas importante, en tales casos, el deseo inconsciente de proclamar que no se es impotente, que tam- bien uno es capaz de defenderse, de vengarse» (18). La psicologia ha encontrado un mayor indice de violencia en dos tipos de individuos: los que tienen hondos sentimientos de impotencia y los que alimentan fantasias inconscientes de omnipotencia. Estos dos extremos tenderan a sacralizar la vio- lencia como medio de obtener poder, en su caso, y de ejercerlo despoticamente, en el otro. La palabra poder viene de la latina «posse» que significa «ser capaz». El desarrollo personal de cada individuo puede describirse como una adquisicion gradual de un sentimiento de ser, cada dia, mas capaz. Si este sentimiento de‘confianza en la propia capacidad se atrofia o se hipertrofia, podemos decir que se esta incubando un violento potencial. El desarrollo de cada uno de nosotros ha partido de un punto, al principio de nuestra vida, en la que fuimos «casi cero de poder»: poco mas que el grito, el llanto y el inofensivo agitar de nuestros brazos. Con los ojos cerrados y postrados en nuestra cuna, nuestra supervi- vencia dependia de la benevolencia y poder de los que nos ro- deaban. Poco a poco fuimos saliendo de ese estado de extrema impotencia con la adquisicion y perfeccionamiento de las pri- meras capacidades: vision, gateo, marcha, palabra o control de esfinteres. Estas capacidades nos hicieron crecientemente auto- nomos. Pero esta «maduracion» organica y funcional era solo la propiciacion de una maduracion psicologica, para la cual la piedra basica o fundamental era lo que Erik Erikson ha llama- do confianza basica o el reconocimiento, recibido de los que me rodean, de que mi ser es un ser con sentido. Dicho de otra manera, que se me otorgue un Si radical a mi ser global, capaz de digerir los inevitables noes del desarrollo infantil (destete, (18) ABRAHAMSEN, D., 0. c., p. 54. DESAMOR E IMPOTENCIA 75 despego progresivo de la madre, crisis edipica, etc.). Ahora bien, si este $i —como ocurre en el caso de las madres super- protectoras— es exagerado, tratara de evitar al nifio los «noes» mas necesarios y le ira transmitiendo un sentimiento de omni- potencia y de control al que mas tarde le sera dificil renunciar. Analicemos los dos extremos. Empezamos mirando a /a omnipotencia fantastica. E\ pa- dre de John Wilkes Booth, asesino de Abraham Lincoln, aban- dond a su hijo cuando éste era muy pequefio en una granja de Maryland, donde el nifio crecid muy pegado a su madre, «quien ejercié una influencia abrumadora en los comienzos de su de- sarrollo» (19). El padre de Lee Harvey Oswald, asesino del pre- sidente Kennedy, murié antes que Lee naciera y el nifio fue educado por una madre dominante y sobreprotectora que le prodigé su amor posesivo y excesivo. Esto les hacia tener difi- ciles relaciones con el sexo opuesto y lo mismo le ocurrid a Ray, asesino de Luther King, o Sirhan, asesino de Robert F. Kennedy, que jamas tuvieron novia. En el caso de Hitler, su madre Klara tenia 24 aiios cuando su padre tenia ya 47. «Todo “el mundo que la conocia estaba de acuerdo en que la vida de Klara giraba en torno a su amor y devocién por los hijos. La unica acusacion grave que jamas se le lanzara es que, debido a su amor y devocion, era demasiado indulgente y fomento en su hijo un sentimiento de singularidad» (B. F. Smith, 1967). Esta singularidad es la que le hacia sentir a Hitler, como dice Kubi- zek, como «si estuviera solo en el mundo», y a su madre la per- cibiera como el «simbolo de una diosa protectora y admirado- ra» (20). Este es el hombre que llegaria a sentimientos y con- ductas de destructividad increibles. Asi lo describe Speer en su reaccion frente a la escena final de un noticiero filmico acerca del bombardeo de Varsovia: «Nubes de humo oscurecian el firmamento; los aviones de bombardeo, en picada, se inclinaban y precipitaban hacia su obje- tivo; podiamos ver caer las bombas, zafarse de salida los aviones y expandirse como un gigante la nube causada por las explosio- nes. El funcionamiento en camara lenta realzaba el efecto. Hitler estaba fascinado. La pelicula termind con un montaje en que se veia un bombardero de picada lanzandose hacia un esbozo de In- glaterra. Seguia un estallido de llamas y la isla volaba hecha pe- (19) ABRAHAMSEN, D.,0.¢., p. (20) Citado por E. FROMM en “¢néiiis de la destructividad humana, p. 375. 716 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA dazos. El entusiasmo de Hitler no tenia limites. «jEso es lo que su- cedera! —grité transportado—. jAsi los aniquilaremos!» (21). Sobre su mesa tenia la foto de la tortura y ejecucion de los generales de la rebelion del 44, colgando, con sus uniformes de prision, de ganchos para carne de matadero. En el polo opuesto tenemos a todos los que viven con ava- salladores sentimientos de impotencia que les hace sacralizar la omnipotencia que les libraria de su estado. Es la que E. Fromm llama «violencia compensadora» o sustituta de la actividad pro- ductora en personas impotentes: «Crear vida es transcender la situacién de uno como criatura que es lanzada a la vida, como se lanzan los dados de un cubilete. Pero destruir la vida tam- bién es trascenderla y escapar al insoportable sentimiento de la pasividad total. Crear vida requiere ciertas cualidades de que carece el individuo impotente. Destruir vida requiere solo una cualidad: el uso de la fuerza. El individuo impotente, si tiene una pistola, un cuchillo o un brazo vigoroso, puede trascender la vida destruyéndola en otros o en si mismo. Asi, se venga de la vida porque ésta se le niega (...). El individuo que no puede crear quiere destruir» (22). Ahora bien, jcuantos de nosotros no nos sentimos impo- tentes en la Sociedad actual! Dice Arthur Schlosinger que «nin- guna emocion social esta hoy mas extendida en el mundo que la conviccién de la impotencia personal» (23). Esta sensacion se aumenta en todos los grupos sociales con menos recursos para obtener las metas propuestas como socialmente apeteci- bles (ancianos, parados, emigrantes, aislados, etc.). Desde este sentimiento de impotencia, se pasa a conductas de lucha o des- pego de lo «establecido» y de los poderes que lo sustentan. Wendell Bell, entre otros, ha probado la correlacion inversa en- tre «anomia» y poder econdmico, ocupacional, edad, etc. A las mismas conclusiones llega Merton, cuando afirma: «la distribu- cion de la conducta desviada dependera de la accesibilidad de los medios legitimos para alcanzar los objetivos y el grado de asimilacion de metas y normas por los distintos estratos socia- les de una sociedad» (24). Es decir, que los individuos tienden a luchar contra toda norma a medida que se sienten mas incapa- (21) Ibidem, p. 397. (22) FROMM, E., El corazon del hombre, p. 29. (23) Citado por ROLLO May, eno. c., p. 21. (24) CLINARD, M. B., Anomia y conducta desviada, Buenos Aires, Paidos, 1967, p. 25. DESAMOR E IMPOTENCIA 77 ces de conseguir los objetivos medios de su sociedad: éxito, prestigio, dinero, poder, seguridad, afecto. Como dice Rollo May, la «violencia toma su sustancia y se alimenta de la impo- tencia y de la apatia». David Abrahamsen, al estudiar la «mente asesina», llega a las mismas conclusiones y afirma que la «ca- racteristica primordial del homicida es un sentimiento de de- samparo, impotencia y venganza que lo persigue desde comien- zos de su nifiez» (25), y lo que hace con su acto criminal es mostrarse y mostrar su potencia: «cuando mata o comete otro delito, por ejemplo, una violacién, lo hace, con casi total in- consciencia, por creer que debe demostrar a su madre que no es insignificante, que es capaz de vengarse de ella por haberlo rechazado. Debe demostrarle que no es impotente y que tiene el poder suficiente para devolver los golpes» (26). Es mas, yo creo que muchas veces se mata por e/ miedo a morir con el que vive el impotente. Recuerdo el caso de un miembro de una de las organizaciones extremistas mas confe- sionalmente violentas de Espajia, que habia estado varias veces en la carcel por actos violentos, y que, sin embargo, en el Gru- po de Terapia no se atrevia a contradecir a nadie, mostrandose especialmente sumiso con las mujeres. En sus suefios, por el contrario, aparecia subido en un Arco antiguo de su ciudad que recogia grandes cantidades de trafico, al final de una calle lujosa e importante y desde alli cazaba en una gran red a todos los coches sobre los cuales disparaba con su ametralladora «no fallando nunca» con su omnipotencia reprimida. En la autobio- grafia de la famosa paciente esquizofrenica Hannah Green y best seller americano: «I never promised you a Rose Garden», vemos su conducta externa llena de amabilidad y docilidad y sus fantasias interiores pobladas de violencia y agresion. Cuan- do un doctor poco experto trato de privarle de ese mundo inte- rior de fantasias, se prendié fuego a si misma y qued6 marcada de por vida. El psiquiatra no comprendié que eran esas fanta- sias compensatorias las que mantenian un dificil equilibrio, en- tre su impotencia exterior y su deseo de poder interior. «En ulti- ma instancia, cuando una persona recurre a la violencia, lo hace con el fin de obtener poder y por medio de él, huir de su propia muerte». Una vez vista la conexion existente entre violencia y senti- mientos deformados, por defecto o por exceso, con respecto a la propia potencia, la pregunta pertinente es: donde se fraguan (25) ABRAHAMSEN, D., 0. c., p. 21. (26) Ibidem, p. 54. 78 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA estos sentimientos? La respuesta es doble: A nivel individual este tipo de sentimientos tienen que ver con la Educacion, so- bre todo, familiar. A nivel social, la respuesta tiene que lidiar con los vastos problemas del Estado y de la Cultura. Donde- quiera que la familia, la Cultura o el Estado, vivan formas pa- tologicas de relaciones con el Poder, estan fomentando la vio- lencia en el mundo. 1. Violencia y Educacion familiar Todos los estudios experimentales sobre relaciones padre- hijo entre lo delincuentes, coinciden en confirmar la hipotesis de que los delincuentes han tenido padres o «excesivamente es- trictos» 0 con conductas «flojas y erraticas». El estudio mas exhaustivo sobre este punto, de Sheldon y Eleanor Glueck, con- cluye que el «castigo fisico fue el método disciplinario favorito empleado por los padres de los muchachos delincuentes» (27). La experiencia clinica diaria prueba lo mismo. Conozco un se- fior extraordinariamente pacifico y amable en la calle, que en su casa llega a los mayores extremos, sangre incluida, de vio- lencia. A su mujer, por ejemplo, no la llama por su nombre, sino «ramera, ven aqui», etc. Bien, pues su hijo mayor ya ha di- rigido contra si mismo, en tres intentos de suicidio, la tremenda pero impotente agresividad que siente contra el padre. Tuve un chico en el Colegio Mayor sumamente tranquilo en su conduc- ta externa. Durante el primer trimestre de Curso empezaron a aparecer, casi todos los dias, cucharas y cucharillas con tres perforaciones. No lograbamos averiguar quién lo hacia. Otro compaiiero me comunicé que el «chico pacifico» coleccionaba cosas tales como bolas de hierro con pias en el extremo de una cadena, pinchos, cadenas, etc. Esto me hizo sospechar de él. Nos pusimos a vigilar. El era el que perforaba las cucharas del comedor. Cuando hablé con él me contd historias casi increi- bles sobre la violencia que su padre habia utilizado contra él. Me contaba él mismo como, en sus propios ratos libres en el Colegio Mayor, se subia al armario (sic) y blandia instrumen- tos agresivos, cosa que le relajaba. El que quiera seguir un caso clinico de cerca puede leer el libro de Morton Schatzman, El asesinato del alma. La persecucién del nino en la familia auto- ritaria. Lo mas patético del caso que ahi se nos describe es que se trata de la educacion impartida por el Dr. Schreber en su fa- milia, uno de los mas ilustres pedagogos de Alemania en el si- (27) Citados por MUSSEN, CONGER y KAGAN, Desarrollo de la per- sonalidad del nifio, México, Ed. Trillas, 1977, p. 831. DESAMOR E IMPOTENCIA 79 glo XIX, y fundador de una sociedad que todavia cuenta en Alemania con casi dos millones de seguidores (!). He aqui una muestra de sus métodos educativos: «Todo nuestro efecto sobre la direccion de la voluntad del nifio a esta edad consistia en acostumbrarle a una obediencia ab- soluta que, en gran parte, ya habra sido propiciada por la aplica- cién de los principios establecidos previamente. Al nifio ni siquie- ra se le debe ocurrir nunca que su voluntad pudiera ser controla- da, sino que hay que implantar inmutablemente en él el habito de subordinar su voluntad a la voluntad de sus padres o maestros. Se une entonces a la sensacion de ley una sensacion de imposibili- dad de luchar contra la ley» (28) o mas adelante: «Nadie debe darle al nifio un bocado de comida fuera de las tres comidas del dia. Su nodriza lo sienta en sus rodillas mientras ella come o bebe lo que quiera. Por mucho que el nifio pida de co- mer o de beber, ella no debe darle nada»... «tan pronto como el nifio exprese un deseo causado por una cosa u otra fuera de lu- gar, se puede dar por seguro que alguien ha demostrado debilidad al nifio» (29). Las desventajas de este método educativo se dejaron sen- tir afios mas tarde en dos de los hijos de Daniel Gottlieb Moritz Schreber. Uno enloquecié a los 42 afios. Fue internado, se re- cupero y volvio a recaer 8 afios mas tarde. Otro hijo enloque- cid y se suicido. Y no pensemos que, en menores dosis, no se da y se ha dado un exceso de abuso de poder y violencia en muchos de los hogares llamados normales. En ellos, a los nifios se les pega para que aprendan a no pegar nunca a sus hermanitos. Si Jua- nito golpea a su hermano pequeiio, recibe una «zurra» de su pa- dre, para que pierda la costumbre de pegar. ;Absurdo! Apren- der a dejar de dar palos a fuerza de recibirlos. Se le ensefia agresivamente que no debe ser agresivo y para colmo se la afia- de que es por su bien. ,Quién no reconoce como sincera la es- tremecedora y clasica «Carta al padre» de Franz Kafka: (28) SCHATZMAN, M., El asesinato del alma. La persecucién del nifio en la familia qutoritaria, México, Ed. Siglo XXI, 1977, p. 26. (29) Ibidem, pp. 73-74. 80 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA «Querido padre: No hace mucho que me preguntaste por qué digo que te ten- go miedo. Como de costumbre, no supe qué contestarte; en parte, precisamente, por el miedo que tengo; ... solo puedes tratar a un nifio segin te trataron a ti, con dureza, gritos y cOlera, y en tu ca- SO, este trato que te parecia ademas muy adecuado, porque que- rias que de mi saliese un muchacho fuerte y valeroso (...). Como por tu buen apetito y por tu gusto particular, lo comias todo de- prisa, caliente y a grandes bocados, el chiquillo tenia que apresu- rarse; reinaba en la mesa un silencio sombrio, interrumpido por advertencias: ‘primero come, luego habla’, o bien ’mas aprisa, mas aprisa’, o bien ‘jlo ves?, yo ya he terminado hace rato’. Na- die podia partir los huesos con los dientes; ta si. Ni sorber el vina- gre, tu si. Lo principal era cortar el pan en rebanadas regulares; pero no importaba si tu lo hacias con un cuchillo que chorreaba salsa. Habia que cuidar de que no cayesen al suelo restos de co- mida, pero debajo de ti era donde mas los habia. En la mesa, sdlo se podia pensar en comer. Pero tu te limpiabas o te cortabas las ufias, sacabas punta a los lapices, te hurgabas las orejas con mon- dadientes» (30). No es extrafio que Kafka acabara poniendo «Proceso» a su padre, rechazandolo como juez, del mismo modo que lo ha- bia rechazado como padre, si es que en la paternidad queria apoyar su jurisdiccion. Lo convierte asi en «parte litigante», a su propio nivel, y apela a no se sabe qué extrario tribunal, pues- to que el padre vuelve a ser ironicamente «la ultima instancia». Y es que para muchos pacientes e hijos es imposible salir del circulo de influencia del padre. Es patético observar, por ejem- plo, cémo en los asesinos de presidentes norteamericanos, casi todos ellos con padres duros y crueles, se observa un senti- miento de triunfo y conquista cuando matan a la figura, «susti- tutiva« a nivel inconsciente, del presidente. Booth, el asesino de Lincoln, creia que después del asesinato lo considerarian un hé- roe. Leon Czolgosz se sorprendio de que lo tratasen mal des- pués de matar a balazos al presidente McKinley. Lee Oswald se sorprendio y decepciono cuando viajo secretamente a la URSS esperando ser recibido como un héroe. En la realizacion de su violencia contra el padre violento sentian, y quizas con razon, que habian hecho algo grande. Aqui esta unido el poder con la sacralizacion de la violencia. Parte del potencial de sacraliza- ciOn que se encierra en la violencia nace de la union que en to- (30) KAFKA, FRANZ, Carta al padre, Ed. Lumen, 1974, p. 18. DESAMOR E IMPOTENCIA 81 dos nosotros se establece, a nivel inconsciente, entre /a sacrali- dad de las figuras parentales y la violencia ejercida abusiva- mente por ellos. La violencia del poder se convierte infalible- mente en el poder de la violencia. De la sagrada subordinacion surge, mediante decreto, el orden que todos deben conocer como sagrado: «Lo mejor es guiarse por las palabras y disposi- ciones de los padres: jhay que ser obediente! Entonces los pa- dres, que son poderosos, le protegen a uno de los peligros y ya no hay nada que temer». Por las racionalizaciones justificantes que se afiaden a este ejercicio de la violencia quedan sacraliza- das la violencia y el chantaje. No quiero dejar de hacer una alusion, aunque somera, a la a la violencia ideologica dentro de la familia; la podriamos lla- mar la «violencia dogmatica». Por ella al hijo se le aterroriza y se le prohibe cualquier critica al sistema ideoldgico de los pa- dres. Se le transmite el Super-Yo Ideal de los padres sin la me- nor fisura posible. Rokeach y Kemp han estudiado qué tipos de padres y de relaciones con ellos habian tenido los individuos que daban altas puntuaciones en un test de Dogmatismo. La conclusién de su estudio fue el reconocer que en «el origen del dogmatismo existiria una agresién reprimida frente a los pa- dres». Es decir, que los nifios que no encuentran en la familia cauces normales de expresar sus desacuerdos y sus rebeliones naturales, acaban por convertirse ellos mismos, por su dogma- tismo, en aquello que rechazan: identificacién con el agresor. Otro tipo de estudios ha demostrado que las hijas de madres muy dominadoras suelen mostrar conductas sumisas en casa, pero destrozan mayor numero de mujiecos o tienen conducta mas agresivas en la escuela. {No sera esta destructividad de los puros e idealistas la que después manchara con su dogmatismo la limpieza posible de sus dogmas? De ellos habla asi Ciorai «Si se pusiera en un platillo de la balanza el mal que los ‘puros han derramado sobre el mundo y en el otro el mal proveniente de los hombres sin principios y sin escrupulos, es el primer pla- tillo el que inclinaria la balanza. En el espiritu que la propone, toda formula de salvaci6n erige una guillotina. Los desastres de las épocas corrompidas tienen menos gravedad que los azotes causados por las épocas ardientes» (31). Es la violencia de de- rechas, la de los fundamentalistas, la de los Jomeinis 0 los «gue- rrilleros de Cristo Rey». E. Fromm nos presenta el caso clinico de un hijo de un oficial de policia que sacralizo la violencia que (31) Cioran, E. M,, Breviario de podredumbre, Madrid, Taurus, 1977, p. 109. 82 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA defendia el orden hasta extremos que le Ilevaron a odiar al «guardian que le abria la puerta, o al hombre que le llevaba la sopa 0 a los perros que jugaban frente a la ventana» (32). El dogmatico, identificado con la «verdad» exportara fuera de si todo el «error» y fuera lo perseguira. Sin resolver el problema del padre, vivira como Hélderlin entre «los restos de un desas- tre oscuro» (33). 2. Violencia y Estado No pertenece a un enfoque psicologico del problema de la violencia el entrar muy a fondo en el problema del Estado como origen de violencia en la Sociedad. Una alusion, sin em- bargo, se impone para darle su sitio en las vivencias de omni- potencia o impotencia de muchos individuos, Quizas no sea justo ni exacto el definir el Estado como lo hace Lenin, como una «organizacion especial de la violencia para la represion de una clase cualquiera». En esta definicion se reforzaria el fendmeno de la represion violenta como inherente al Estado. Si se tiene mas en cuenta la lucha de clases, habria que definirlo como una «organizacion especial de la violencia, por una clase, para la represion del resto de la gente». Pueden valernos las dos caracteristicas que otorga Engels al Estado burgués: clasificacion territorial de la gente y organizacion institucional de la violencia opresiva. Sea lo que sea de la exac- titud de estas definiciones, la cuestion de hecho es que los dos sistemas predominantes en el mundo, el socialista y el capitalis- ta estan enzarzados en una distribucion del poder en el mundo y que esta cuestion del poder hace que pasen a segundo térmi- no y a escasa consideracion las cuestiones que realmente ha- rian cambiar la vida de millones de humanos. Creo que ningu- no de nosotros se rasgaria las vestiduras al oir a Bakunin ha- blar asi del Estado: «E] Estado es la autoridad, la dominacién y el poder organi- zado de las clases poseedoras sobre las masas... /a negacin mas Slagrante, mds cinica y mas completa de la humanidad. Quebran- ta la solidaridad universal de todos los hombres sobre la tierra y hace que algunos de ellos se unan solo con el fin de destruir, con- quistar y esclavizar a todos los restantes... (...). En la vida publica, desde el punto de vista del patriotismo, todo esto se transforma en (32) Citado por E. FROMM en Andilisis de la destructividad humana, p. 280. (33) LAPLANCHE, J., Hélderlin y el problema del padre, Buenos Ai- res, Ed. Corregidor, 1975, pp. 165-166. DESAMOR E IMPOTENCIA 83 deber y en virtud cuando se hace para mayor gloria del Estado, para la conservacion o extension de su poderio... Esto explica por qué la historia entera de los Estados antiguos y modernos es una mera secuencia de crimenes oprobiosos; explica también por qué a los reyes y los ministros, del pasado y del presente, de todas las épocas y de todos los paises —estadistas, diplomaticos, burécra- tas y guerreros-, se les juzga desde el punto de vista de la simple moralidad y de la justicia humana, se han ganado cien veces o mil veces de sobra la condena a trabajos forzados o a galeras. No hay ningin acto de horror o de crueldad, ningun sacrilegio, ningin perjurio, ninguna impostura, ninguna transaccion, ningun robo que sea fruto del cinismo, ningin expolio descarado ni nin- guna traicién ruin que no hayan sido o sean perpetrados diaria- mente por los representantes de los Estados, bajo el mero pretex- to de estas palabras elasticas, tan dictadas por la conveniencia y, sin embargo, tan terribles: «por razones de Estado» (34). Un hombre tan conservador y tan poco sospechoso como Telford Taylor, principal letrado del ministerio fiscal en Nu- remberg, historiador, profesor de derecho y general de brigada retirado, llega casi a sugerir que los dirigentes civiles y militares de los Estados Unidos, desde 1965 hasta la actualidad, podrian ser llevados a juicio como criminales de guerra segan las nor- mas de Nuremberg (35). No nos puede sorprender esto cuando nos adentramos un poco en el «corazon de la trama» de tantas decisiones norteamericanas. Arthur Schelesinger alaba el rea- lismo de Kennedy al evaluar la situacion como resultado del asesinato de Trujillo: «Hay tres posibilidades por orden descendente de preferen- cia: un régimen democratic decente, una continuacion del régi- men de Trujillo o un régimen Castro. Deberiamos apuntar a la primera, pero en realidad no podemos renunciar a la segunda mientras no tengamos la seguridad de que podemos evitar la ter- cera». La razon de por qué la posibilidad «Castro» es tan intole- rable se explica descaradamente un poco mas abajo: (34) Citado por NOAM CHOMSKY en Por razones de Estado, Barce- lona, Ed. Ariel, 1975, pp. 7-8. (35) Ibidem, p. 324. 84 APORTACIONES DESDE LA ANTROPOLOGIA «El éxito comunista en Iberoamérica ocasionaria un golpe muy duro al poder e influencia de Estados Unidos» (36). Todos sabemos que Estados Unidos nunca va a poder eli- minar la tercera posibilidad en Centro y Suramérica, de ahi que siempre prolongue los Trujillos, Somoza, Juntas militares, etc. «Casi todos los regimenes latinoamericanos pueden hoy su- primir los levantamientos campesinos y a sus dirigentes mas per- tinaces. Debido a una serie de factores, no hay ninguno que sea tan débil como lo era el gobierno de Fulgencio Batista de los afios cincuenta. La Division de Seguridad Publica de la AID de los Es- tados Unidos ha adiestrado a la policia para hacer de ella una pr mera linea de defensa contra el terrorismo en 14 republicas por lo menos; los ejércitos estan mejor equipados, ya que se han distri- buido por las Américas 1.750 millones de dolares en concepto de ayuda militar norteamericana; mas de 20.000 oficiales y soldados latinoamericanos se han entrenado en Ft. Gulick, en la zona del Canal, y actualmente se dispone de nuevas armas antiguerrilla desarrolladas en Vietnam, cuya gama va desde helicdpteros de di- sefio especial hasta dispositivos para detectar cuerpos vivos me- diante el olor» (37). Esta situacion de flagrante injusticia hace que la humani- dad intuya la necesidad de una revolucién social universal. Los que no sintamos esta urgencia quizas podemos estar tan ciegos como los coetaneos de la «esclavitud» que aconsejaban al «se- fior» moderaci6n en sus castigos. Todos somos culpables de la violencia del mundo, como nos dice Camus en «las manos su- cias». Nos escandaliza, y con la mayor razon del mundo, la muerte del hijo inocente del principe y también la dramatica si- tuacion del Shah de Persia, pero nuestras protestas y acciones contra dictaduras como las del Shah son muy débiles y cobar- des. No sé si no podriamos decir con Georges Sorel que «hay cierta ingenuidad en la admiracion de nuestros contempora- neos hacia la suavidad» y «que el caracter blando y afeminado de los hombres es mas de temer que su sentimiento, alin exage- rado y brutal, de la independencia; y una cuchillada asestada por un hombre honrado en sus costumbres, pero violento, es (36) BAY, CHOMSKY, ENGLER y otros, La contestacién universita- ria, Barcelona, Ed. Peninsula, 1973, p. 263. (37) GEORGE W. GRAYSON JR., Washington Post, 10 de enero de 1971, citado por NOAM CHOMSKY en Por razones de Estado, p. 382. DESAMOR E IMPOTENCIA 85 un mal social menos grave y de mejor curacién que los desen- frenos de la lujuria de los jovenes tenidos por mas civiliza- dos» (38). La sacralidad de muchas formas de rebeldia contra la in- justicia del mundo hinca sus raices en la violenta cobardia de nuestras indulgencias con los violentos injustos. «Si dices que el injusto debe morir y no le hablas al injusto para aconsejarle que cambie su conducta, el injusto morira por su injusticia, pero a ti te pediré cuenta de su sangre» (Ezequiel, 33,8). La sangre que mancha las manos de algunos rebeldes de este mun- do (léase Nicaragua, el Salvador, etc.), quizas se haya hecho necesaria por mantener las nuestras tan limpias de todo com- promiso con la justicia. Los muros y paredes de algunos ba- trios recuerdan los nombres de los «rebeldes» contra la injusti- cia y el abuso del poder. («Arturo, no te olvidamos», «Yolanda, vengaremos tu muerte», etc.). El atractivo que el Ché Guevara, Fidel, J. Pallach, tiene en tantos sectores jovenes del mundo nos deberia hacer pensar si no es a través de ellos como «hara justicia el juez de este mundo» (Gen 18,25). Mientras tanto no- sotros nos dirigimos a los desposeidos: «que no tienen ya ningan poder, es decir, ningin acceso a la vio- lencia, sino a los que poseen y manejan los medios latentes y ma- nifiestos de poder. En bonitos discursos se repite una y otra vez esta llamada a la no violencia, pero resuena en el vacio, simple- mente porque los poderosos no quieren o no pueden ser conscien- tes de que lo que ellos poseen fue conquistado originariamente por la violencia y sdlo ha sido conservado gracias a la agresion latente, encubierta» (39). Esto no quita que nosotros, cristianos, no tengamos que pedir con Camus en «El hombre rebelde», que el violento por la justicia, conserve una «extrafia forma de amor» y que ese amor no sea solo hacia el futuro, sino hacia el presente con todo su barro y vileza. Pero esa «extrafia forma de amor» se la ponemos bien difi- cil. Como dice Harvey Cox, «los nuevos militantes tienen, to- mada, en parte, de la fe biblica, un hambre y sed de justicia que (38) SOREL, GEORGES, Reflexiones sobre la violencia, Madrid, Alianza Editorial, 1972, p. 252. (39) HACKER, FRIEDICH, Agresion: la brutal violencia del mundo moderno, Ed. Grijalbo, 1973, p. 508.

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