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CONCORDANCIAS:
e.: arts. 2incs. 1), 19); 6, 13, 14, 15, 16, 18, 19, 200 inc. 1);
C.P.ET.: art. 37 incs. 17), 18);
D.UD.H.: arts. 26,27;
P.I.D.E.S.e.: arts. 13, 14;
C.D.N.: arts. 28, 29;
P.S.S.: arts. 13, 16
Parece ser un error por omisión el hecho de haber supeditado el texto únicamente
a la educación universitaria y no a la superior en general. Desde nuestro punto de
vista, discutible.
Respecto a la educación posgraduación universitaria, el texto nada dice, por lo
que queda sujeto a interpretación, ya que existen y pueden implementarse
adicionalmente nuevas escuelas de posgrado estatales.
Si bien es cierto la mayor parte de los costos de enseñanza son financiados por el
Estado con cargo a tributos generales, existen en algunos países tributos
específicos para la ayuda en educación.
La educación privada, en general, se financia entonces con los montos que pagan
sus estudiantes y la ayuda que puedan recibir por parte del Estado.
La promoción para la creación debe entenderse como la voluntad del Estado para
organizar las condiciones necesarias para la inversión en educación donde sea
requerida. Esa promoción debe concretarse en la consolidación de las bases para
que ello ocurra.
La inversión posterior puede estar sujeta a esfuerzo por parte del Estado, de los
particulares o de manera conjunta.
Nótese que el texto impone una garantía, y por tanto, resulta de obligatorio
cumplimiento por parte de la administración estatal y puede ser demandada por
parte de la sociedad.
DOCTRINA
Régimen universitario
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 13,14,15,16,17,19,200 inc. 2);
C.P.Ct.: art. 37 inc. 21); D. Leg. 882: art. 5;
D.U.D.H.: art. 26; P.I.D.E.S.C.: art. 13.2 inc. e);
P.S.S.: art. 13.3 inc. e)
El texto nos remite a los fines de la educación universitaria y no a los fines de las
instituciones. Así, encontramos que a lo largo de los artículos constitucionales no
se hace mención a un fin específico de las instituciones educativas, sino que se
dilucida, conforme al artículo 14 ya comentado, que la enseñanza se imparte con
sujeción a los fines de la correspondiente institución.'Se da por sentado, sin
mencionado de manera expresa y unívoca, que la enseñanza es el fin principal de
cualquier institución educativa.
Los fines de una institución deben ser considerados como los objetivos básicos y
fundamentales para su desenvolvimiento en sociedad. En primera instancia, la
institución se debe a estos fines y es por ellos mismos por los cuales adquiere
importancia para el Derecho.
Así, amparamos aquellas actividades que consideramos valiosas para nuestro
entorno, en este caso, de interés social. El fin debe cumplir con las características
de ser lícito, valioso y posible. La educación cumple cabalmente estos aspectos.
Existe normalmente un fin principal y otros que como anexos al mismo, son
considerados accesorios, sea que lo complementen o no.
En este sentido, la educación que se imparte en las universidades debe lograr una
función integradora, esto es, que debe formar profesionalmente al educando,
teniendo en consideración, al mismo tiempo, los fines expuestos en el articulado.
Tenemos, por cierto, que los fines expuestos en torno a la educación deben ser
observados en todos los casos; y por supuesto, ser pasibles de comprobación
mediante su fiscalización.
La libertad de cátedra tiene que ver, por un lado, con la libertad de expresión y
difusión del pensamiento de la que todos gozamos en cualquier lugar, dentro de
los límites de las ley por otro lado, la libertad de cátedra tiene que ver con los fines
de cada institución, respetando los preceptos constitucionales y las leyes vigentes
sobre la materia.
Desde un punto de vista técnico legal, conceptuar a un ente como una comunidad
conformada por un grupo de personas no es sino referirse a ella como una
colectividad pura y simple, carente del resto de elementos que les son propios a
los sujetos de derecho.
Estas instituciones gozan de una libertad que es ajena a los demás centros de
educación. En este sentido, su autonomía implica que ellas mismas aprueban los
regímenes correspondientes a los aspectos identificados por la norma.
Es natural que todo sujeto de derecho colectivo cuente con un estatuto al cual
referirse. Dicho estatuto surge de la voluntad de las personas amparada en la ley,
y es consustancial a la libertad de asociación que rige constitucionalmente.
Ahora bien, la autonomía debe ser entendida dentro del marco legal instituido;
es decir, respetando la legislación de la materia. Leyes y normas de rango inferior
que se refieran a estos aspectos pueden ser aprobadas, siempre que respeten el
principio constitucional, y en este sentido, no impongan sino un marco dentro del
cual desenvolverse respetando el Estado de Derecho.
El caso de las privadas es distinto, pero también pueden recibir (como una
facultad) una asignación por parte del Estado con cargo al Presupuesto General
de la República. Sin embargo, el caso común es de autosostenimiento. Asimismo,
en el plano laboral, si bien es cierto se pueden estipular condiciones especiales
por normas del mismo rango, los profesores estarían adscritos al régimen de la
actividad privada, también regulado por ley.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 13, 14, 15, 16, 17, 18, 79;
D.U.D.H.: art. 26;
P.I.D.E.S.C.: art. 13.2 me. e);
P.S.S.: art. 13.3 me. e)
Ahora bien, la garantía constitucional está basada en dos requisitos, que son los
que deben cumplir las instituciones educativas para gozar de la inafectación.
Bajo nuestro análisis, no cabe considerar como centro educativo, y por tanto,
sujeto a las leyes de la materia, salvo las de carácter sancionador, a aquellas
instituciones que no han recibido la autorización correspondiente luego de haber
cursado por el procedimiento respectivo, respetando los parámetros de ley y que
pretendan po sicionarse ante el público como uno formalmente autorizado.
Obviamente, el procedimiento y las leyes para lograr ello no pueden violar a su
vez los principios establecidos por la Constitución. La vía judicial puede resultar un
camino adecuado para salvar el ejercicio abusivo del derecho o su
desconocimiento por parte de las entidades educativas reguladoras, pero no
puede desconocer la autoridad para licenciar funcionamientos ni tampoco
inafectaciones, sino mandar se corrija la infracción y aplique la norma
correspondiente en cada caso, haciendo transitar a las instituciones bajo el manto
de la ley, sin perjuicio de recurrir a instancias superiores. Resultaría absurdo, por
ejemplo, que una entidad pretenda gozar de manera permanente de la calidad de
educativa merced a una acción de amparo, como se ha dado en otros casos.
Lo mismo ocurre en el plano cultural con las instituciones que se dedican a tan
noble tarea. El Estado nuevamente debe crear las condiciones que favorezcan de
alguna manera a todos aquellos que deseen incursionar en estas actividades y
que forman parte de todas las que favorecen el desarrollo personal de los
ciudadanos de la República.
La clásica distinción de entidades con o sin fines de lucro está basada en el factor
resultante de la organización y repart. de beneficios internos entre los miembros
que las conforman, lo que se hace únicamente entre ellos, siendo que en puridad,
de acuerdo a su funcionamiento, aisladamente considerados los resultados de la
empresa de sus miembros; siempre se buscará el fin de lucro como expresión, de
una gestión eficiente y resultado esperado para continuar en actividades. Aun
más, en las denominadas personas jurídicas sin fines de lucro no existen
propietarios con título válido para exigir dividendos, por lo cual no pueden distribuir
entre los mismos lo que por de hecho y derecho no les pertenece, como son las
utilidades de la institución.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 107, 155 inc. 4),203 inc. 7);
D.L. 26092: art. 1
1. Antecedentes
Merece resaltarse, más bien, que, un año antes, la Constitución española de 1978
constitucionalizaba ya a los colegios y otras organizaciones profesionales3. Al
parecer, de este antecedente se valió el constituyente peruano, quien los introdujo
en la Carta de 1979, aunque con alcances muy diversos que tendremos ocasión
de señalar más adelante.
2 Fondo Editorial PUCP. Lima, 1999, p. 190. Sin embargo, como demostraremos más adelante, tal
conclusión es equivocada.
3 Cfr. los artículos 36 y 52 de la Constitución española de 1978. Debe aclararse que el texto
español no hace referencia ni a la personeria de derecho público ni a la autonomía que la
Constitución peruana de 1979 otorgaba a los colegios profesionales, atributos, ambos,
reproducidos en nuestro texto de 1993.
La colegiación es obligatoria para el ejercicio profesional en determinados
supuestos establecidos legalmente.
4 La Novena Disposición Final y Transitoria de la Constitución también los menciona, aunque sin
mayor relevancia por ahora.
5 Cfr. GARCÍA TOMA, Víctor. Ob. cit., p. 75. Con similares alcances, BERNALES, Enrique. La
Constitución de 1993: Análisis comparado. Ciedla, Lima, 1996, pp. 210 Y 211. Asimismo, RUBIO
CORREA, Marcial. Ob. cit., p. 191.
- Son, asimismo, una garantia para el medio social, puesto que velan por el
cumplimiento de normas técnicas y éticas del ejercicio profesional6.
6 Cfr. PAREJA PAZ SOLDÁN, José. Derecho Constitucional peruano y la Constitución de 1979. 3'
edición, Editora y Distribuidora de Libros, Lima, 1987, p. 489.
7 Las notas características de estos gremios eran, entre otros, la organización interna claramente
jerarquizada (maestros oficiales y aprendices), división y jerarquización del trabajo, fuerte control
de la producción y de la calidad, etc. Cfr. Enciclopedia Autodidáctica Océano. Volumen Iv, Océano,
p. 1905.
8 Ibídem, p. 1908.
este interés publico, recognoscible por la conciencia social9 es que el Estado se
reserva para sí la potestad de crear colegios profesionales mediante ley
otorgándoles personería de derecho público.
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
En los últimos años el tema del patrimonio cultural se ha incluido de forma expresa
en las Constituciones del mundo, considerando su tutela como labor del Estado y
asegurando que es un derecho el acceso de los ciudadanos a la cultura.
Así, podemos afirmar que existe una relación entre ese derecho a la cultura y el
disfrute de los bienes culturales, pues como afirma Pérez Moreno, esa posibilidad
de acceso a la cultura tiene dos significados:
Es una capacidad para apreciar los productos culturales, la que está vinculada a la
necesidad de recibir formación adecuada para estimar el mundo cultural.
Los puntos más importantes del artículo materia de comentario son los siguientes:
La ley promueve la restitución del bien en caso de haber salido ilegalmente del
país.
Estos son presupuestos que recoge la actual Ley N° 28296, Ley General del
Patrimonio Cultural de la Nación, publicada el 22 de julio de 2004, los que, a su
vez, fueron influencia de la derogada Ley N° 24047, Ley General de Amparo al
Patrimonio Cultural de la Nación, publicada el 05 de enero de 1985 y vigente
durante casi diecinueve años.
21 Para mayor análisis sobre la Ley N° 28296 revisar: ARISTA ZERGA, Adriana. Confusiones,
olvidosy aportes de la nueva Lry General del Patrimonio Cultural de la Nación. En: 'Actualidad
Jurídica". Tomo 129, Gaceta Juridica, Lima, agosto, 2004.
Del análisis del presente artículo dos son los temas más saltantes dentro del
tratamiento de los bienes culturales: la presunción de un bien como cultural y la
propiedad de dichos bienes.
Pero quizá uno de los temas que ha ocasionado y ocasiona mayor perjuicio al
tratamiento del patrimonio cultural es el de la propiedad. Lamentablemente, el
artículo 21 de la Constitución fortalece esa visión eminentemente patrimonialista
de los bienes culturales al garantizar expresamente la propiedad privada de los
mismos.
En el Perú prevalece esta concepción, lo que ha originado, entre otras cosas, que
no haya existido un registro efectivo por parte del Instituto Nacional de CulturaINC
(como órgano que tiene a su cargo la tutela y protección del patrimonio cultural en
todas sus formas), que exista una legislación permisiva en materia de bienes
culturales y una carencia de regulación de los museos privados hasta antes de la
promulgación de la Ley N° 28296, en la que felizmente se disponen medidas para
regular la situación de los bienes culturales que forman parte de colecciones
privadas.
22 Sobre la problemática jurídica de! patrimonio cultural en e! Perú: ARISTA ZERGA, Adriana.
Hacia una moderna y efectiva tutela juridica del patrimonio cultural en el Perú. Tesis para optar e!
título de abogado. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, junio 2002.
Esa doble "mirada" al bien cultural permite establecer que sea cual fuere el
régimen de pertenencia de los bienes culturales, se debe tener en cuenta que
estos siempre tendrán un valor cultural intrínseco y, por lo tanto, cumplen una
función social en tanto el acceso a ellos constituye el acercamiento a nuestra
historia y cultura como un derecho cultural reconocido, lo que a su vez determina
la prevalencia del interés público sobre el interés privado.
Esta situación también se revertirá, pues cada Estado se verá influenciado por la
tutela internacional de los bienes culturales y por las obligaciones jurídico
24 ALIBRANDI, Tornrnaso y FERR!, Pier Giogio. ¡¡ dirittto dei beni culturali. 7a edizione. Carocci
Editore, Italia, 2000.
25 HABERLE, Peter. Teoría de la Constitución como ciencia de la cultura. Editorial Tecnos, Madrid,
2000.
internacionales que esto trae como consecuencia, influencia que se notará en la
construcción y desarrollo de un proyecto en el ámbito nacional, teruéndose en
cuenta el texto constitucional como punto de partida y referencia para la
elaboración del mismo.
Se puede afirmar que el Estado Constitucional se define, entre otros aspectos, por
su cultura nacional como fundamento de su identidad, y que la libertad plena se
logra a través de la cultura.
Dejando de lado la teoría y yendo hacia un campo práctico, Haberle considera que
el tratamiento de los bienes culturales se podría desarrollar de la siguiente forma:
a. Formal. Explica que la tutela de los bienes culturales puede ser emplazada en el
Preámbulo, en el Capítulo dedicado a los fundamentos de la Constitución o entre
las tareas del Estado, así como entre los derechos fundamentales.
Incluso propone que las Constituciones nacionales vayan más allá de sus propios
límites, recepcionando jurídicamente elementos característicos de los propios
acuerdos o convenios culturales de la UNESCO, haciéndolos suyos de manera
textual, y por lo tanto, garantizar la protección también a bienes culturales
foráneos. A manera de ejemplo cita a las Constituciones de Guatemala y
Ucrania27.
DOCTRINA
ALIBRANDI, Tommaso y FERRI, Pier Giogio. Il dirittto dei beni culturali. 7"
edizione. Carocci Editore, Italia, 2000; ARISTA ZERGA, Adriana. Confusiones,
olvidos y aportes de la nueva Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación.
En: "Actualidad Jurídica". Tomo 129, Gaceta Jurídica, Lima, agosto 2004; ARISTA
ZERGA, Adriana. Hacia una moderna y efectiva tutela jurídica del patrimonio
cultural en el Perú. Tesis para optar el título de abogado. Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, Lima, junio, 2002; HÁBERLE, Peter. Teo.':Ía de la
Constitución como ciencia de la cultura. Editorial Tecnos, Madrid, 2000;
HABERLE, Peter. Protección constitucional y universal de los bienes culturales.
En: "Revista Española de Derecho Constitucional" N° 54, año 18, setiembre-
diciembre, 1998; PÉREZ MORENO, Alfonso. El postulado constitucional de la
promoción y conservación del patrimonio histórico - artístico. En: "Estudios sobre
la Constitución española. Libro Homenaje al profesor Eduardo García de Enterría".
Tomo lI, Civitas, Madrid, 1991.
27 HABERLE, Peter. Protección constitucional y universal de los bienes culturales. En: "Revista
Española de Derecho Constitucional", N° 54, año 18, Sep/Dic., 1998.
Artículo 22
CONCORDANCIAS:
C.: arts. 1,2 inc. 1),23 Y ss., 59, 3" D.F.T.;
C.P.: art. 168; D.U.D.H.: art. 23;
P.I.D.E.S.C.: arts. 6, 7; P.S.S.: arts. 6,7
1. Marco general
Conviene precisar que la esfera del deber al trabajo no será materia de análisis.
El deber de trabajo descrito en el artículo 22 viene a ser como una obligación
general a los ciudadanos sin una sanción concreta, es una suerte de "llamada a la
participación en el interés general (.. .), de lo que se trata es de vincular este deber
al principio de solidaridad social"28.
En primer lugar, estamos ante un derecho que aparece recogido en las normas
internacionales sobre derechos humanos. De los instrumentos más relevantes
para efectos de apreciar los alcances del derecho comentado, tenemos que la
Declaración Urúversal de Derechos Humanos destaca que comprende la libertad
de elección del trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias así como
protección contra el desempleo (artículo 23); el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales prevé que los Estados deben tomar las
medidas adecuadas para garantizarlo, debiendo figurar la orientación y formación
profesional, la ocupación plena y productiva (artículo 6); y el Protocolo Adicional a
la Convención Americana sobre Derecbos Humanos en Materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales indica que el derecho del trabajo incluye la
oportunidad de obtener los medios para llevar una vida digna, que importa
28 SASTRE MARRECHE, Rafael. El derecho al trab%. Ed. Trota, Valladolid, 1996, p. 95.
orientación vocacional para alcanzar un pleno empleo, proyectos de capacitación y
programas de atención familiar (artículo 6).
En nuestra opinión, el contenido esencial del derecho del trabajo tiene dos aristas:
uno general, como principie general que importa la aplicación de herramientas y
mecanismos de protección a favor del trabajador, esto es, el principio protector
como pauta de actuación del Estado, y otro concreto que se expresa en las
manifestaciones o etapas del desarrollo de la relación laboral (contratación,
promoción, extinción, etc.).
"El Derecho del Trabajo no ha dejado de ser tuitivo conforme aparecen de las
prescripciones contenidas en los artículos 22 y siguientes de la Carta Magna,
debido a la falta de equilibrio de las partes, que caracteriza a los contratos que
regula el Derecho civil. Por lo que sus lineamientos constitucionales, que forman
parte de la gama de los derecbos fundamentales, no pueden ser meramente
literales o estáticos, sino efectivos y oportunos ante circunstancias en que se
vislumbra con claridad el abuso del derecbo en la subordinación funcional y
económica" (Expediente N° 0628-2001-AA/TC).
Por otro lado, el criterio del Alto Tribunal sobre los alcances del derecho al trabajo
también se extiende a los supuestos de ascensos o promociones que no son
otorgados por los empleadores al personal:
32 GALIANA MORENO, Jesús. Algunas consideraciones sobre la improcetÚncia tÚI despido por
raiPnes formales. En: AA.W. (Coordinador: Javier Gárate). "Cuestiones actuales sobre el despido
disciplinario". Universidad Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 1997, p. 97.
En España, hasta las reformas del año 1994 se construyó la doctrina
jurisprudencial de los despidos radicalmente nulos, por los cuales se sancionó,
ante una falta de regulación precisa en las normas legales, que la reposición era la
protección adecuada ante un despido incausado, ante un despido verbal. Luego,
cuando las normas legales re formularon el sistema legal del Estatuto de
Trabajadores e indicaron que los despidos por lesión de forma (léase incausados)
no concedían la reposición al centro de trabajo sino el pago de una indemnización
y devengados o reposición a opción del empleador, parte de la doctrina española
criticó esta variación pero no se consolidó y, a la fecha, la mayoría admite que no
existe una lesión a un derecho fundamental cuando nos encontramos ante un
despido incausado.
Por lo demás, el Convenio OIT 158 (no ratificado por el Perú, pero que tiene el
carácter de una recomendación) no prescribe la reposición como medio de
reparación al centro de trabajo. Al respecto, se ha dicho, en función al referido
convenio que: "Nada impide, por tanto, al legislador nacional regular los aspectos
reparadores cuando el empresario incumple la formalidad previa al despido
disciplinario, y ello a través, en nuestro caso, de una alta indemnización
compensatoria por la resolución contractual injustificada"43.
Por todo lo expresado, consideramos que la tesis del Tribunal que el artículo 22 de
la Constitución importa que todo despido sin expresión de causa sea
inconstitucional, no se adecua a nuestro esquema constitucional. Se ha dejado de
tener en cuenta lo expuesto en el artículo 27 de la Constitución que delega a la ley
la forma de protección ante un despido arbitrario, además de que se obvia la
aplicación del Protocolo Adicional a la Convención Americana.
DOCTRINA
Artículo 23
CONCORDANCIAS:
1. Introducción
La más reciente demostración del apoyo del Estado a la protección del menor de
edad se ha manifestado a través de la aprobación del Convenio 182 OIT sobre la
prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su
eliminación.
2. Legislación protectora
.
Ley N° 27050, Ley General de la Persona con Discapacidad, publicada el 06 de
enero de 1999. Esta ley dedica un capítulo (Capítulo VI) a la promoción y al
acceso y permanencia en el empleo, así como las condiciones en el mismo, de las
personas con discapacidad
DOCTRINA
CONCORDANCIAS:
Juan Carlos Cortés Carcelén Fernando García Granara César González Hunt
1. Introducción
2. Empleo productivo
económico se vincula de modo particular a las políticas de empleo productivo y educación para el
trabajo, mas no a la distribución de rentas, como lo hace la Constitución española. Por otro lado, el
texto en nuestra Constitución se ubica dentro de los derechos económicos y sociales, y en forma
particular, en un artículo especificamente referido al trabajo.
Como expresa Antonio Martín Valverde, ''La manera adecuada de enfocar la relación entre el
derecho al trabajo y el pleno empleo es, por tanto, considerar este último como el presupuesto
económico indiSpensable para el ejercicio del primero. En cuanto tal, el pleno empleo no fonpa
parte del contenido de este derecho, si bien condiciona decisivamente su efectividad". MARTIN
VAL VERDE, Antonio. Derecho al trabajo. 11" edición, Tecnos, Madrid, 2002, p. 143. Y anota que:
"El pleno empleo es aquella situación de equilibrio total entre volumen de demanda y volumen de
oferta de empleo en la que existen ocupaciones o puestos de trabajo disponibles para todos
aquellos que quieran y puedan trabajar", Ob. cit., p. 142.
Por empleo productivo debemos entender aquel que persigue un fin económico,
una compensación por la actividad desarrollada, por oposición a las no
productivas. Al respecto, señala Neves que "el trabajo es productivo cuando se
encamina a reportar un beneficio económico, de cualquier magnitud, a la persona
que lo realiza"46. En el mismo sentido, Rubio señala que "el empleo productivo es
aquel que genera nueva riqueza"47
Se privilegia entonces como política aquella dirigida a que los ciudadanos puedan
acceder a un trabajo -en los términos planteados por el derecho al trabajo
contenido en el artículo 22 de la Constitución- y a que este sea productivo.
Un aspecto que debe formar parte de esta idea de empleo productivo es el doble
sentido que adquiere tanto para efectos cuantitativos (número de puestos de
trabajo) como también la calidad del mismo, es decir, el acceso a derechos
laborales y a la seguridad, lo que ha sido apuntado por la Organización
Internacional del Trabajo como el Trabajo Decente48.
48 Recogido en: Trabajo decente y protección para todos. Dirección General de la OIT, Oficina
Internacional del Trabajo, la edición, 1999
49 Se utiliza el término de capacitación, formación profesional, formación continua y educación
para el trabajo con connotaciones específicas.
50 Al respecto, Marcial Rubio expresa que: "La educación para el trabajo es esencialmente
aplicada y, en realidad, debe ser prestada a través de todos los grados del aprendizaje obligatorio,
particularmente en la secundaria. Para muchos también podrá ser impartida a través de centros
superiores con carreras cortas y por supuesto, en las universidades", RUBIO CORREA, Marcial.
La empleabilidad apunta a mejorar la aptitud en las habilidades y conocimientos
teóricos y prácticos para el desarrollo de la actividad laboral, especialmente en un
contexto de cambio tecnológico y social. Una adecuada formación ayuda al
trabajador a conservar su empleo, ya que aquella le permite adaptarse mejor a los
cambios, asumir nuevas tareas y mejorar su rendimiento.
Como se ha dicho, el párrafo no hace diferencia entre si los derechos son los
específicamente laborales o son los otros derechos constitucionales reconocidos
en la Constitución. Entendemos que son ambos, pero que en este contexto son los
segundos los que de alguna manera tienen mayor relevancia en este artículo, ya
que los laborales están reconocidos expresamente en otras disposiciones
constitucionales e irradian desde ahí la imposibilidad de sus excesivas
limitaciones.
Los derechos específicos laborales tienen "su origen o razón de ser (exclusiva o
principalmente) en el ámbito de las relaciones laborales, de modo que no es
posible técnicamente su ejercicio fuera de las mismas. La relación de trabajo,
activa o como referencia pretérita o de futuro, se convierte de este modo para
aquellos en presupuesto insoslayable de su nacimiento y ejercicio"55.
A diferencia de los primeros, que tienen como marco único o marco casi exclusivo
a la relación de trabajo, los segundos corresponden a todas las personas, y por
consiguiente, los trabajadores en tanto tales, también podrán ejercerlos al interior
de la empresa. Sin embargo, el ejercicio de estos derechos tendrá en la relación
de trabajo ciertas características especiales, lo que es denominada como la
ciudadanía laboral.
Queda claro del articulado que ningún contrato de trabajo puede establecer
limitaciones a los derechos constitucionales específicamente laborales
reconocidas en la Constitución, ni tampoco afectar dichos derechos de tal manera
que afecten la dignidad del trabajador.
Esta situación de limitar al poder directriz del empleador tiene como efecto que se
proceda a la ponderación de los bienes en juego, de tal manera que las
restricciones que se puedan colocar a los derechos de los trabajadores sean
adecuadas, indispensables y proporcionales. Adecuada, en cuanto a si la
limitación impuesta sirve o no para garantizar su libertad de empresa y las
facultades de ella derivadas; indispensable, a efectos de demostrar si las
restricciones son estrictamente imprescindibles para salvaguardar el derecho que
se le opone; y proporcional, para constatar si la restricción al derecho fundamental
establece una relación razonable con la importancia del interés del empresario que
se pretende proteger.
Si bien aparece el primero como trabajo libre, como resultado no lo es, ya que las
condiciones en las cuales se presta el trabajo no lo diferencian del segundo
supuesto, pues no existe la voluntad de laborar sin contraprestación. En todos
estos supuestos estamos ante trabajo forzoso u obligatorio, ya que la voluntad
inicial del primero desaparece ante la obligación de prestar el servicio de manera
gratuita.
Existen ciertos supuestos en los que existe una obligación de trabajar pero que no
son considerados como trabajo forzoso. Al respecto, el Convenio' N° 29 de la OIT
comprende como tales a cualquier trabajo o servicio que se exija en virtud de las
leyes sobre el servicio militar obligatorio y que tenga un carácter puramente militar;
que forme parte de las obligaciones cívicas normales de los ciudadanos; que se
exija en casos de fuerza mayor, y en general, en todas las circunstancias que
pongan en peligro o amenacen poner en peligro la vida o las condiciones normales
de existencia de toda o parte de la población; exija a un individuo en virtud de una
condena pronunciada por sentencia judicial, con ciertas condiciones; y los
pequeños trabajos comunales (artículo 2).
DOCTRINA