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Caudillismo en Chile: una mirada al proceso de la
consolidación de la identidad republicana
Flavia Contreras
Mario Díaz
Mauricio Frank
Resumen
La mayor parte de las naciones que conforman la actual Latinoamérica, estuvieron sumidas antes, durante y
después del proceso de independencia, en un período de profunda oscuridad y anarquía política, dominada por
una serie de actores relevantes que luchaban por el control del gobierno de sus respectivos países. Esta situación,
se debía en gran medida a la tradicional relación de dominio de los dueños de la tierra por sobre los inquilinos,
relación que propició que se mantuviera la estructura oligárquica del poder con posterioridad al logro de la
libertad. Este fenómeno es conocido como caudillismo político, situación que, si bien fue distinta debido a la
rápida estabilidad política alcanzada, no escapa del todo a la realidad en la que se estructuraron las raíces del
Estado chileno.
Palabras claves: Chile, dictador, gobierno, oligarquía, independencia, caudillismo, América latina, caudillo
Abstract
Most of the nations of Latin America today was sunk before, during and after the independence process, in a
period of political anarchy and darkness, dominated by a number of stakeholders who were fighting for control of
their government countries. This situation is largely due to the traditional relationship of domination of the
landowners over the tenants, enabling relationship to retain the oligarchic structure of power after the
attainment of freedom. This phenomenon is known as political warlordism, a situation that, although it was
different due to the rapid political stability achieved, not entirely escape the reality that is structured the roots of
the Chilean State.
Keywords: Chile, Dictator, Government, Oligarchy, Independence, Dictatorship, Latin America
Introducción
Para hablar del caudillismo, necesariamente debemos hablar sobre historia. El caudillismo fue una peculiar
manera en la que se desarrolló el poder y las estructuras políticas durante el transcurso del siglo XIX. Lucas
LJĂŐĂƌƌĂƌĂLJĞƐƚĂďůĞĐĞƋƵĞ͞ĞŶƚƌĞŝŶĚŽůĞŶƚĞƐĨĄĐŝůůĞƐĞƌĄĚĞƐĐŽůůĂƌĂůŵĄƐĂĐƚŝǀŽ͘Ŷtonces, la turba compuesta de
ciudadanos demasiado apáticos para pensar y moverse por sí mismos y echar sobre sus hombros la pesada carga
de la responsabilidad de sus actos, deleŐĂĐŽŶŐƵƐƚŽƐƵƐŽďĞƌĂŶşĂ͙͎ĞŶƋƵŝĠŶ͍ŶĞůque mejor se impone por sus
cualidades, y en el que ha sabido captar mejor las simpatías de todos. ¿Es el más apto? Se presume, pero no basta
ƐĞƌĞůŵĄƐĂƉƚŽ͖ĞƐƉƌĞĐŝƐŽƐĞƌĞůŵĄƐƚĞŵŝĚŽLJƋƵĞƌŝĚŽ͟1 En casi todos los países americanos se presentó este
fenómeno de manera bastante similar, con las distinciones inherentes a cada uno de los distintos países. El
ǀŽĐĂďůŽ ͞ĐĂƵĚŝůůŽ͟ ha sido utilizado en distintas maneras, muchas veces erradas, para señalar de una manera
simple un personaje que posee una gran ascendiente sobre una zona establecida, además de algunos jefes de
Estado que han hecho uso del poder en forma autoritaria e individualista. A grueso modo, los caudillos fueron la
mayor parte del tiempo líderes políticos, militares y personalistas, que hicieron ejercicio de un poder en un área
de influencia regional y local, y que a su vez formaron grupos armados, que se convirtieron en una especie de
ejércitos particulares. Estos ejércitos, según su importancia (cantidad de hombres y armas), les permitieron a los
caudillos tener cierto poder de negociación con otros caudillos e incluso hasta con el gobierno nacional.2 Muchos
autores han planteado que Chile, a diferencia de lo acontecido en el resto de Latinoamérica, rápidamente alcanza
una estabilidad política, la que se basó en gran medida a la firmeza de sus gobernantes, los que usaron a la
Constitución de 1833 como piedra angular para la construcción del Estado chileno.
El principal argumento es que, en contraste con lo acontecido en los distintos países vecinos, en Chile no se
vivieron grandes disputas políticas derivadas de la lucha que se daban entre los caudillos que competían por
alcanzar el poder de sus respectivos gobiernos, lo que llevó a largos períodos de anarquía en los que no era
posible desarrollar una institucionalidad adecuada que permitiera el desarrollo y construcción de un verdadero
Estado sustentable como tal, situaciones diametralmente opuestas al caso chileno. No obstante lo anterior, es
posible demostrar mediante evidencia empírica la existencia del caudillismo en Chile, el cual, si bien tuvo un
carácter marcadamente diferente a lo acontecido en la vecindad, estuvo determinado por un carácter
marcadamente civil, donde el poder del ejecutivo era sumamente potente y prácticamente hegemónico. El
principal artífice de este proceso fue Diego Portales.
1
LJĂƌƌĂŐĂLJ͕>ƵĐĂƐ͖͞>ĂĂŶĂƌƋƵşĂƌŐĞŶƚŝŶĂLJĞůĐĂƵĚŝůůŝƐŵŽ͖͟&Ğůŝdž>ƵũƵĂŶŽLJŝĂ. Editores, Buenos Aires, 1904
2
http://historia-‐bolivia/tema/jefes-‐llamados-‐caudillos.html?x=20080801klphishve_26.Kes&ap=0, revisado el 12 de julio de
2010
Revisión Literaria
Existen muchas características y actores comunes que se pueden identificar como factores comunes que
explicarían el desarrollo del caudillismo en toda América latina. Para esto, se considerarán los ejemplos de la
situación en 3 países del subcontinente, incluyendo al final de éstos un análisis de la situación histórica chilena
hasta el inicio del gobierno del General Prieto, época que es identificada por la mayoría de los historiadores como
aquella en la cual se consolida el marco jurídico-‐institucional en el que se desarrollaría la nación chilena como tal.
En Bolivia, las causas del caudillismo fueron a grandes rasgos las mismas que para toda América Latina. De
acuerdo a Graciela Santoro Godoy, se puede señalar que desde el punto de vista político existía el sentimiento
ůŽĐĂůŝƐƚĂŽĐĂƐŝŽŶĂĚŽƉƌŝŶĐŝƉĂůŵĞŶƚĞƉŽƌ͞ĂͿĞůŵĞĚŝŽŐĞŽŐƌĄĨŝĐŽ͖ďͿůĂŝŶĐĂƉĂĐŝĚĂĚĚĞůŽƐďŽůŝǀŝĂŶŽƐƉĂƌĂƌĞŶƵŶĐŝĂƌ
a sus intereses locales; c) un individualiƐŵŽ ĞdžĂŐĞƌĂĚŽ͟ ;^ĂŶƚŽƌŽ 'ŽĚŽLJ͕ ϭϵϱϭ͕ ƉĄŐ͘ ϮϭͿ͘ ů ŵĞĚŝŽ ŐĞŽŐƌĄĨŝĐŽ͕
debido a que Bolivia es un país montañoso, dificulta la comunicación entre las diversas regiones, aislándolas entre
sí, favorece sentimientos localistas en desmedro de un sentimiento nacioŶĂůĐŽŵƷŶ͘͞ŽůŝǀŝĂƉĂĚĞĐĞĚĞůĞƐƉşƌŝƚƵ
ĚĞůŽĐĂůŝĚĂĚ͕LJĐĂĚĂďŽůŝǀŝĂŶŽƵŶĂǀĞnjĨƵĞƌĂĚĞƐƵůƵŐĂƌĚĞŶĂĐŝŵŝĞŶƚŽ͕ĞƐĞdžƚƌĂŶũĞƌŽĚĞƐƵƉƌŽƉŝĂƉĂƚƌŝĂ͟;^ĂŶƚŽƌŽ
Godoy, 1951, pág. 23). Por lo tanto, es fácil suponer que en Bolivia siempre ha existido la tendencia a desconocer
el poder central, o la capacidad de obedecer a un gobierno que represente los intereses de toda la nación,
ĞŶƚŽŶĐĞƐ͞ŶŽŚĂďşĂƵŶŝĚĂĚĚĞĂĐĐŝſŶ͕ĐĂĚĂƉƵĞďůŽŽďƌĂďĂƉŽƌƐĞƉĂƌĂĚŽLJĐŽŶĨŽƌŵĞĂƐƵƐƉƌŽƉŝŽƐŝŶƚĞƌĞƐĞƐ͕ƉŽƌůŽ
cual, no era posible que existiera entonces un gobierno fuerte y bien constituido, ya que éste debía estar alerta
para sofocar cualquier movimiento subversivo de las provincias. Esto condujo al advenimiento del caudillismo,
con todas sus deplorables consecuencias, pues se fueron apoderando del poder hombres audaces y sin
escrúpulos, dispuesto a mantenerse en el poder a toda costa y sin reparar en la forma en que lo obtenían. El
pueblo paulatinamente se fue acostumbrando a los movimientos sediciosos y a seguir siempre al más fuerte y
ŽƐĂĚŽ͘͟;^ĂŶƚŽƌŽ'ŽĚŽLJ͕ϭϵϱϭ͕ƉĄŐ͘ϮϱͿ͘
La historia de Bolivia como república independiente se inicia en 1825, año en que no sólo se independiza de
España, sino también se declara como una república independiente de Perú y Argentina, cambiando su nombre
ĚĞ͚ůƚŽWĞƌƷ͛Ă͚ŽůŝǀŝĂ͕͛ĞŶŚŽŶŽƌĂůůŝďĞƌƚĂĚŽƌ^ŝŵſŶŽůşǀĂƌ͘^ƵƉƌŝŵĞƌWƌĞƐŝĚĞŶƚĞĚĞůĂZĞƉƷďůŝĐĂĨƵĞĞůŐĞŶĞƌĂů
José Antonio de Sucre, quien tomó el poder en honor a ofrecimiento del Congreso boliviano, entidad que lo
ĚĞĐůĂƌĂ ͚WĂĚƌĞ ĚĞ ůĂ ZĞƉƷďůŝĐĂ LJ :ĞĨĞ ^ƵƉƌĞŵŽ ĚĞů ƐƚĂĚŽ͛ ʹ en estos dos fenómenos se puede identificar un
ĂƐƉĞĐƚŽŵĞŶĐŝŽŶĂĚŽƉŽƌƌŐƵĞĚĂƐ͕ƋƵŝĞŶƐĞŹĂůĂƋƵĞ͞ůŽƐƚƌŝƵŶĨŽƐLJůŽƐĨƌĂĐĂƐŽƐŶŽǀĂůĞŶŶŝƚŝĞŶĞŶƐŝŐŶŝĨŝĐĂĐŝſŶ
alguna por sí mismos, sino en cuanto puedan ser relacionados a un hombre (jefe, caudillo, presidente) o a un
ŐƌƵƉŽ ;ƉĂƌƚŝĚŽ͕ ĐŽŵƵŶĂ Ž ƌĞŐŝſŶͿ͟ ;͘ ƌŐƵĞĚĂƐ ͞WƵĞďůŽ ŶĨĞƌŵŽ͕͟ Ɖ͘ϭϭϱͿ͕ ůŽ ĐƵĂů ĚĞũĂ ĞŶƚƌĞǀĞƌ ƵŶĂ
condicionante para el cultivo del caudillismo en Bolivia -‐ . Una serie de revueltas, desorden y anarquía
desencadenan la renuncia de Sucre, quien se retira del país en 1828, dando inicio al período de inestabilidad
ƉŽůşƚŝĐĂ LJ ĚĞ ůŽƐ ͚ĐĂƵĚŝůůŽƐ ůĞƚƌĂĚŽƐ͛3. Al año siguiente, luego de hacer frente a invasiones por parte de países
limítrofes (Perú y Brasil) y después de meses de inestabilidad política, asume como Presidente de la República
Andrés de Santa Cruz, quien lleva a Bolivia a un desarrollo político, económico y social, fortalece el ejército, y
forma en 1837 la Confederación Peruano-‐boliviana, de ánimos expansionistas. Dicha Confederación es derrotada
en 1839, derrocando a Santa Cruz, a lo cual le siguió una anarquía política y una seguidilla de gobiernos militares.
La historia de Venezuela como república independiente comienza a gestarse con la creación de la Gran Colombia,
en 1819, producto del Congreso de Angostura instalado por Simón Bolívar, y que agrupaba lo que hoy son
Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela. La Gran Colombia logró la independencia de España en 1821. Su
Presidente fue Simón Bolívar, mientras que Francisco de Paula Santander fue su vicepresidente. Conflictos
internos entre partidarios de cada uno de estos dos personajes (bolivarianos o centralistas por un lado, contra
santanderistas o federalistas en el otro bando) llevarían a la Gran Colombia a una crisis institucional que causaría
su fragmentación paulatina y desaparición definitiva como Estado en 1831.
Venezuela se separa de la Gran Colombia en 1829, constituyéndose como república independiente. Su historia
republicana estaría marcada desde sus inicios por el caudillismo. Su primer gobernante fue José Antonio Páez,
héroe de la guerra de independencia contra España, quien asumió como Presidente de la República en 1831.
Durante esta época existían dos grandes partidos políticos, el conservador, al que pertenecía Páez y estaba
integrado por veteranos de guerra, y el partido liberal, integrado por militares y civiles. El gobierno de Páez dió
cierta estabilidad a Venezuela, impulsando en cierto grado su desarrollo económico a través de la exportación de
ĐĂĨĠ͘ ^ŝŶ ĞŵďĂƌŐŽ͕ ͞No había libertad de prensa, ni justicia. Inclusive el congreso perdió su libertad y debía
obedecer al presidente. La esclavitud, a pesar de que había sido abolida por Bolívar, seguía existiendo y no fue
finalŵĞŶƚĞ ƐƵƐƉĞŶĚŝĚĂ ƐŝŶŽ ŚĂƐƚĂ Ğů ĂŹŽ ϭϴϱϬ͘͟4͕ ƐŝƚƵĂĐŝŽŶĞƐ ƋƵĞ ĚŝĞƌŽŶ Ă :ŽƐĠ ŶƚŽŶŝŽ WĄĞnj Ğů ĂƉŽĚŽ ĚĞ ͚ů
ĂƵĚŝůůŽ͛ĞŶŵĠƌŝĐĂ͘
ŶƚƌĞ ϭϴϱϵ LJ ϭϴϲϵ ƐĞ ĚĞƐĂƚĂ ůĂ ůůĂŵĂĚĂ ͚'ƵĞƌƌĂ &ĞĚĞƌĂů͛ ĞŶƚƌĞ ĐŽŶƐĞƌǀĂĚŽƌĞƐ LJ ůŝďĞƌĂůĞƐ Ž ĨĞĚĞƌĂůŝƐƚĂƐ͘ ƐƚŽƐ
últimos estaban liderados por Ezequiel Zamora y Juan Crisóstomo Falcón y buscaban principalmente la elección
popular y la caída de la oligarquía, al vencer consagraron derechos que hoy en día corresponden a los derechos
naturales.
Como se puede ver, los primeros años de la historia de Venezuela como república independiente están marcados
por el caudillismo, situación que en el ámbito político encuentra su explicación en el alto grado de participación
de militares en los partidos políticos (el partido conservador estaba integrado completamente por veteranos de
guerra), militares con un alto sentimiento regionalista e individualista respecto a sus propios intereses. En el
3
Alcides, Arguedas, Historia General de Bolivia, Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia, La Paz, Bolivia, 1922, pág. 54
4
El caudillismo, Venezuela Tuya, http://www.venezuelatuya.com/historia/caudillismo.htm, consultado el 13 de julio de 2010
ámbito social se puede buscar una explicación en la miseria y analfabetismo en que vivía la mayor parte de la
población venezolana, ampliando brechas sociales y excluyéndolas de cualquier tipo de participación civil y/o
ƉŽůşƚŝĐĂ͕ĚĂŶĚŽĂůŽƐŐŽďŝĞƌŶŽƐǀĞŶĞnjŽůĂŶŽƐƵŶĐĂƌĄĐƚĞƌŽůŝŐĂƌĐĂ͘ƐĚŝŐŶŽĚĞĚĞƐƚĂĐĂƌĂĚĞŵĄƐƋƵĞ͞en la América
española, como en España, el caciquismo ha existido siempre; se ha admirado si reservas al hombre que, en
ĐƵĂůƋƵŝĞƌĞƐĨĞƌĂĚĞůĂǀŝĚĂ͕ŚĂŚĞĐŚŽƉĂƚĞŶƚĞƐƵŝŶĚŝǀŝĚƵĂůŝĚĂĚ͘͟;ĞĐŝů:ĂŶĞ͕Ɖ͘ϭϴϯͿ
La historia republicana de la Argentina comienza el 22 de mayo de 1810, luego de la Revolución de Mayo, que
expulsó al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. La independencia como tal se consolida el 9 de julio de 1816 en el
Congreso de Tucumán5.
De inmediato viene un período de anarquía política, ocasionado principalmente por disputas entre las distintas
provincias de Argentina. Ŷ ƌŐĞŶƚŝŶĂ ͞ŚĂĐĞ ĐƌŝƐŝƐ Ğů ĐŽŶĨůŝĐƚŽ ĚĞ ƵĞŶŽƐ ŝƌĞƐ ĐŽŶ Ğů ŝŶƚĞƌŝŽƌ͘ ^ŽďƌĞǀŝĞŶĞ ůĂ
anarquía y todo parece perdido. El país queda partido en dos. Buenos Aires y su campaña, con 200.000 habitantes
que de muchas maneras alcanzan la prosperidad., son mirados con gravedad por la otra mitad del país. Distintas
provincias van declarándose independientes -‐San Juan, La Rioja, entre ellas -‐ y hasta Tucumán se constituye
ŽĨŝĐŝĂůŵĞŶƚĞĞŶ͞ZĞƉƷďůŝĐĂ͘͟>ŽƐƉĂĐƚŽƐĞŶƚre los caudillos están en el orden del día y estos acuerdos golpean en
ůĂ ƉŽůşƚŝĐĂ ƉŽƌƚĞŹĂ ŽďůŝŐĂŶĚŽ Ă ĐĂŵďŝŽƐ ĚĞ ŚŽŵďƌĞƐ LJ ĚĞ ƚĄĐƚŝĐĂƐ͘͟6. Luis Vitale explica tal fenómeno en el
ĐĂƌĄĐƚĞƌ ĐĞŶƚƌĂůŝƐƚĂ ƋƵĞ ƚĞŶşĂ ůĂ ĐĂƉŝƚĂů͕ ƐĞŐƷŶ Ġů͕ ͞>Ă ƌĞǀŽůƵĐŝſŶ ƉŽƌ ůĂ /Ŷdependencia, lejos de superar la
contradicción capital-‐provincias, agudizó el espíritu regionalista, porque las capitales impusieron desde las
ƉƌŝŵĞƌĂƐ:ƵŶƚĂƐĚĞ'ŽďŝĞƌŶŽƵŶĐƌŝƚĞƌŝŽƵůƚƌĂĐĞŶƚƌĂůŝƐƚĂ͘;͙Ϳ^ŝďŝĞŶĨƵĞĚĞƌƌŽƚĂĚŽĞůĞŶĞŵŝŐŽĐŽŵƷŶ͕ůŽƐĐŚŽƋƵĞƐ
afloraron con violencia inusitada en las guerras civiles. Las provincias habían dado una alta cuota de sangre en las
guerras de la Independencia y no estaban dispuestas a caer en una forma de satelización. Asimismo, durante las
luchas de la Independencia habían emergido masas y caudillos rurales bajo banderas de igualitarismo que no eran
ĨĄĐŝůŵĞŶƚĞƚƌĂŶƐĂďůĞƐ͘͟7
Martín Rodríguez gobierna Buenos Aires entre 1820 y 1824, luego asume Juan Gregorio de Las Heras, que reúne
el Congreso con el fin de unificar al ƉĂşƐ͘ŶϭϴϮϲ͞ĐĞƐĂĞůŐŽďŝĞƌŶŽĚĞƵĞŶŽƐŝƌĞƐLJĞůŽŶŐƌĞƐŽĂĚŽƉƚĂůĂůĞLJ
ƉƌĞƐŝĚĞŶĐŝĂůLJůĂŽŶƐƚŝƚƵĐŝſŶ&ĞĚĞƌĂů͕ĐŽŶǀŝƌƚŝĠŶĚŽƐĞĞƌŶĂƌĚŝŶŽZŝǀĂĚĂǀŝĂĞŶĞůƉƌŝŵĞƌWƌĞƐŝĚĞŶƚĞĂƌŐĞŶƚŝŶŽ͘͟8,
sin embargo, Rivadavia cae debido por un lado, a la Guerra con Brasil, que desencadena la Independencia de
Uruguay, y por otro lado, a la Constitución de 1826, que fue rechazada en las provincias.
Las disputas entre Buenos Aires y las provincias del Interior, o entre centralistas y federalistas derivarían en
guerras civiles a lo largo de 60 años. Lo único que mantenía cierta unión en Argentina eran los acuerdos
5
Vitale, Luis, Historia Social Comparada de Latinoamérica, pág. 58
6
Historia del País, http://www.historiadelpais.com.ar/, consultado el 13 de julio de 2010
7
Op cit. Pág. 84
8
Op. Cit.
provinciales, que derivarían en 1835 en la formación de la llamada Confederación Argentina, la cual se extendería
hasta la promulgación de la Constitución de 1853, que daría a la Argentina un carácter federalista, y a partir de la
cual paulatinamente se fueron solucionando las disputas locales, terminando con los caudillismos provinciales a
partir de la década de 1860.
Para entender el fenómeno caudillista en Chile, debemos estudiar la cultura chilena desde sus orígenes en la
época colonial. EƐƚĂĠƉŽĐĂƉŽƐĞĞ͞ĚŽƐƉĞƌşŽĚŽƐƉĞƌĨĞĐƚĂŵĞŶƚĞĚŝĨĞƌĞŶĐŝĂĚŽƐ͗ĞůĚĞůĂĂƐĂĚĞƵƐƚƌŝĂ͕ƋƵĞƉĂƌĂ
Chile comienza en 1541 y que termina para toda la monarquía hispanoamericana en 1700; y el de la Casa de
ŽƌďſŶ͕ ƋƵĞ ŝŶĂƵŐƵƌĂ ĞƐƚĞ ŵŝƐŵŽ ĂŹŽ ĞůZĞLJ &ĞůŝƉĞ s LJ ĐŽŶĐůƵLJĞ ƉĂƌĂ ŚŝůĞ Ğů ϭϴ ĚĞ ƐĞƉƚŝĞŵďƌĞ ĚĞ ϭϴϭϬ͟9. El
primero de ellos fue mucho más dócil en las medidas y cuyo principal objetivo en Chile se enfocó en terminar con
la Guerra de Arauco, eligiendo para ello a los mejores gobernadores con reconocida experiencia militar. Mientras
que la segunda fase se caracteriza por el carácter absolutista y centralizador impuesto a la monarquía por la
Dinastía de los Borbones. Aquí, los monarcas españoles conservaban todo su poder robusteciéndolo además a
través de la reconcentración en sus manos de todas aquellas atribuciones que sus antecesores se habían dejado
arrebatar. ͞ƐĞǀŝĚĞŶƚĞƋƵĞůĂƐZĞĨŽƌŵĂƐŽƌďſŶŝcas aceleraron las protestas de los criollos, pero no se trataba
de una nueva colonización, sino de la prolongación, bajo otras formas, de un mismo y secular fenómeno de
opresión, que ya había suscitado protestas no sólo de los indígenas y negros sino también de los criollos y
ŵĞƐƚŝnjŽƐĞŶůŽƐƐŝŐůŽƐys/LJys//͘͟;Luis Vitale, 1988;5)
Dentro de los organismos de gobierno y administración en España el Consejo de Indias estudiaba los problemas
de América, la designación de las autoridades civiles y eclesiásticas, decidía respecto de la defensa de las colonias
y se desempeñaba como el más alto tribunal de justicia que conocía de los recursos de última instancia en juicios
de mayor cuantía y evaluaba el comportamiento y desempeño de sus funciones de todos los representares del
Rey en las Indias. Vigilaba la correcta aplicación del derecho de Patronato Real y preparaba las reales cédulas. Por
otra parte, la Casa de Contratación estaba subordinada al organismo anterior y controlaba y regulaba todo lo
relacionado con el Comercio Americano. En América, dentro de las autoridades, quien poseía mayor poder era el
Virrey, quien representaba al Rey en América. Éste manejaba las rentas reales, cobraba impuestos y nombraba
algunos funcionarios. El Gobernador en Chile llevaba los títulos de Presidente de la Audiencia y Capitán General
del Ejército y desempeñaba el Gobierno de la Colonia a través de las órdenes que recibía del Rey por medio del
Consejo de Indias y del Virrey del Perú. Otra institución fue la Real Audiencia creada en Chile en 1565 con sede en
Concepción con la finalidad de vigilar el cumplimiento de las leyes de protección a los indígenas y de fiscalizar los
intereses de la Real Audiencia. Los cabildos cumplían funciones de administración y gobierno de las ciudades y
representaban a la comunidad en defensa de sus intereses. Ha sido considerada como la institución en que
9
Eyzaguirre, Jaime, Historia de las Instituciones políticas y sociales de Chile, Editorial Universitaria, 1988, Santiago de Chile,
pág. 19
hidalgos, vecinos, y conquistadores tenían derecho a manifestar sus opiniones y necesidades, lo cual les dio cierto
grado de participación dentro de un orden absolutista. Aparte de las reuniones habituales de sus miembros
(cabildos cerrados), los cabildos solían convocar asambleas públicas con los principales vecinos de la ciudad para
tratar materias de gran importancia (cabildos abiertos).
El período Colonial, cuya duración fue de 300 años en Chile, poseía un gobierno altamente centralizado en la
figura del Virrey, quien poseía atribuciones judiciales, ejecutivas y legislativas y dependía directamente del Rey en
España, seguido en autoridad del gobernador quien con ayuda de la Real Audiencia llevaba el control completo
del país durante la colonia. Esto dio a la cultura chilena un alto sentido de jerarquía y concentración del poder
político y social que lo acompañaría durante toda su historia socio-‐política como república independiente.
También tuvo una importante influencia el modo en cómo se organizaba la vida en ese entonces, por ejemplo,
ĚƵƌĂŶƚĞĞůƐŝŐůŽys///͕ĞŶĞůĂƐƉĞĐƚŽĞĐŽŶſŵŝĐŽ͕͞ƉƌĞĚŽŵŝŶĂŶůĂŐƌĂŶƉƌŽƉŝĞĚĂĚLJĞůŵŝŶŝĨƵŶĚŝŽ͘ůĐƵůƚŝǀŽĚĞůos
cereales y el desarrollo de la ganadería favorecen el latifundio. Los mayorazgos contribuyen a que la propiedad
ĞdžƚĞŶƐĂŶŽƐĞĚŝǀŝĚĂ͟10. La hacienda acentúa el carácter terrateniente de la aristocracia, donde la ganadería y la
agricultura predominaban sin contrapeso. La mano de obra indígena es reemplazada paulatinamente por
jornaleros y mestizos. Este último a pesar de ser un hombre libre debía sufrir el menosprecio de los blancos y no
tenían acceso a cargos públicos. ͞ Los mestizos y blancos pobres trabajaban en forma libre, como asalariados,
pero en la agricultura lo hicieron bajo un régimen especial, el de inquilino, un tipo de trabajador que si bien era
libre, debía entregar un cierto número de jornadas de trabajo al año al propietario de la tierra, a cambio de poder
cultivar una pequeña superficie. También hubo pequeños propietarios agrícolas, pero que no llegaron a
transformare en clase media.͟ (Historia de chile).
La superioridad cultural de la aristocracia y criollos desarrolló desde temprano la miseria y degradación contra el
mestizo, el indígena y el negro provocando un fuerte prejuicio racial. Por otro lado los criollos no solo
aumentaban en número sino que también heredaban las tierras, las grandes casas y encomiendas
constituyéndose desde el punto de vista económico y social en el grupo rector. Esto fue generando una amplia
brecha social y cultural entre distintos grupos cuyo principal factor de determinación fue desde siempre la
posesión de los medios de producción y el poder político.
Es digno de destacar también la figura del patrón de fundo en Chile, quien tenía el completo control de todos los
ámbitos de la vida de sus peones, desde la subsistencia económica hasta incluso poseer derechos sexuales sobre
las esposas de sus protegidos, lo cual fue dando en la cultura mestiza chilena un fuerte sentido paternalista, es
decir, donde el patrón de fundo decide por el resto de sus protegidos. Esto se puede extrapolar a lo que se vivió
después a partir del inicio de la historia republicana chilena, donde el Estado y las clases dominantes dueñas del
poder político y económico tienen un fuerte sentido paternalista sobre las clases dominadas y determinan
aspectos de su vida que pueden manejar a través de la política y la economía. Hasta hoy en día vemos como los
10
Íbid. Cit, pág. 49
dueños de los medios de producción poseen el poder suficiente para manejar a sus empleados a su antojo sin
mayor restricción legal que los proteja; sigue entonces la línea donde a pesar de que existe una Democracia como
sistema político esta no es 100% representativa de las mayorías con el sistema binominal como instrumento de
elección de quienes nos representan en el congreso y cuyas decisiones afectan irremediablemente nuestras vidas
como ciudadanos.
11
Jane, Cecil, ͞>ŝďĞƌƚĂĚLJĚĞƐƉŽƚŝƐŵŽĞŶŵĠƌŝĐĂ͖͟Editorial España; Madrid, 1931, pag 115
En general, este sentimiento de regionalismo se puede identificar, en mayor o menor medida, en los países
componentes del subcontinente, en Bolivia y Chile particularmente, se habría visto fomentado especialmente por
la constante lucha con los indígenas y las grandes distancias entre los diferentes nucleas geográficos. No se puede
dejar pasar en este análisis el hecho de que los principales intentos de toma de poder durante el periodo de la
anarquía post independentista en Chile fueron efectuados desde las provincias sureñas, sectores bastante
cercanos al territorio dominado por el pueble mapuche y que se encontraban a varios días de distancias de la
capital en Santiago. Estas dificultades en la comunicación y transporte, según Graciela ^ĂŶƚŽƌŽ͕ ͞LJĂ ƋƵĞ ĞƐƚĂ
dificultad en las comunicaciones, forzó al hombre a vivir aislado, por lo tanto, a preocuparse solo de los intereses
inmediatos, contribuyendo a desarrollar en el, además, un fuerte individualismo pernicioso para unidad
ƉŽůşƚŝĐĂ͟12. Lucas Ayarragaray nos dice que en el caso argentino, en el periodo comprendido entre los años 1810 y
ϭϴϮϵ͞ĞůŵŝƐŵŽĞƐƉşƌŝƚƵĚĞŶĂĐŝŽŶĂůŝĚĂĚ͕ĞƌĂŝŶĨŽƌŵĞ͖ĐĂƌĞĐşĂĚĞůŽƐŝŶƚĞƌĞƐĞƐLJƐĞŶƚŝŵŝĞŶƚŽƐƐŽůŝĚĂƌŝŽƐ͕ƋƵĞĂƵŶ
desmembrados, la anarquía disociaba todavía más. Y el odio entre provincianos y porteños, podía solamente
equipararnos al que uno y otro profesaban por los godos͘͟13
Otro de los factores cruciales que explican el caudillismo fue expuesto al comienzo del presente trabajo y tiene
que ver la arrogancia presente en los lideres, que hacía sentir cada uno de estos personajes con las condiciones
suficientes como para alcanzar el poder de influir sobre las acciones de sus pares, generando la condiciones
propicias para la lucha de poder entre los distintos ĐĂƵĚŝůůŽƐƌŝǀĂůĞƐ͘͞ĐĂĚĂƵŶŽƋƵĞƌşĂƐĞƌĐĂƵĚŝůůŽ͖ŶŝŶŐƵŶŽƉŽĚşĂ
ƉĞƌĐŝďŝƌ ƋƵĞ ŚƵďŝĞƌĂ ƌĂnjſŶ ĂůŐƵŶĂ ƉĂƌĂ ƋƵĞ ůĂ ĂƵƚŽƌŝĚĂĚ ĨƵĞƌĂ ĞũĞƌĐŝĚĂ ƉŽƌ ƐƵ ǀĞĐŝŶŽ LJ ŶŽ ƉŽƌ Ğů͟ ;ĞĐŝů :ĂŶĞ,
p.183) En general, esto tiene directa relación con el concepto de gloria identificado por Yuri Lotman, en palabras
ĚĞů ƉƌŽƉŝŽ ĂƵƚŽƌ͕ ͞ůĂ ůƵĐŚĂ ĞŶƚƌĞ ĚŽƐ ĐŝĞƌǀŽƐ ŵĂĐŚŽƐ ƐĞ ƌĞĂůŝnjĂ ƉĂƌĂ ŽďƚĞŶĞƌ ůĂ ƐƵƉƌĞŵĂкà ĞŶ Ğů ŝŶƚĞƌŝŽƌ ĚĞů
grupo, y como consecuencia de esta lucha el grupo sigue al vencedor, cancelando colectivamente de su memoria
al ǀĞŶĐŝĚŽ͟.14
La sumaria de estos dos factores, en conjunto a la tendencia histórica de indolencia del pueblo en general por
participar en el proceso de toma de decisiones, debido principalmente a la tradicional relación patrón-‐inquilino,
contribuyó a que, posterior al proceso independentista, se mantuviera una estructura de poder oligárquico. El
pueblo nunca tuvo una real conciencia del papel que desempeño en la obtención de la libertad de las antiguas
colonias, ya que ellos tomaban partido por una determinada causa motivados principalmente por los patrones
que dominaban determinadas zonas. Así, de esta forma, se produjo, el ascenso de forma ilegal al poder de
distintos personajes, observándose un constante incumplimiento de las leyes democráticas que en teoría fue la
forma de gobierno elegida para la administración de las nuevas repúblicas. Para alcanzar el poder se requería
12
Santoro, Graciela; ͞ŽŶƐŝĚĞƌĂĐŝŽŶĞƐŐĞŶĞƌĂůĞƐĚĞůĐĂƵĚŝůůŝƐŵŽĞŶŽůŝǀŝĂ͟, Memoria para optar al título de profesor de
estado en historia y geografía, Santiago, 1951 pag 4
13
Ayarragay, Lucas; ͞>ĂĂŶĂƌƋƵşĂƌŐĞŶƚŝŶĂLJĞůĐĂƵĚŝůůŝƐŵŽ͟; Felix Lujuano y Cia. Editores, Buenos Aires, 1904, pag 62
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Lotman, Yuri; Explosión y Cultura Lo previsible y lo imprevisible en los procesos de cambio social, GEDISA Barcelona, 1999.
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solamente el apoyo de la fuerzas militares, situaciones que se veían agravadas por la falta de marcos jurídicos:
todavía no se producían constituciones lo suficientemente solidadas que permitieran un adecuado y normal
desarrollo de los estados, los caudillos vivían en un constante ambiente de recelo, dejándose de lado las
funciones administrativas, perpetuando un circulo vicioso en el que la violencia política era la principal arma para
mantener el poder͘ ^Ƶ ĂƐƵŶĐŝſŶ ŝůĞŐĂů Ăů ƉŽĚĞƌ͕ ƐĞ ƉƌŽĚƵĐşĂŶ ĐŽŶƐƚĂŶƚĞƐ ĂƚƌŽƉĞůůŽƐ Ă ůŽƐ ͞ĞŶƐĂLJŽƐ͟
constitucionales, prescindiéndose en la mayoría de los casos de estas; los poderes del estado solían aglutinarse en
torno a la figura de una sola persona; un ejecutivo con fuertes atribuciones en donde los otros dos poderes
actuaban a manera de meros títeres del primero. En la mayoría de los casos, un caudillo lo que cuente con los
carteles adecuados que le otorgaran una posición de respeto en el pueblo, fue el que constantemente asumió
estas posiciones de autoridad. Las recientes guerras por la independencia contribuyeron a la aparición del héroe
identificado por Lotman, ya que, la victoria producida ante un enemigo infinitamente superior (representado por
ůĂŽƌŽŶĂƐƉĂŹŽůĂͿ͕ĚĞƐƚĂĐĂƌĂůĂƐĐĂƌĂĐƚĞƌşƐƚŝĐĂƐŝŶĚŝǀŝĚƵĂůĞƐĚĞ ůŽƐŐĞŶĞƌĂůĞƐĂƌƚşĨŝĐĞƐĚĞ ĞůůĂƐ͗͟ůĂǀŝĐƚŽƌŝĂĚĞů
débil ʹ en el ideal del niño-‐ sobre el fuerte. Esta situación genera todo un ciclo de historias sobre el triunfo del
débil inteligente sobre el gigante ĨƵĞƌƚĞLJĞƐƚƷƉŝĚŽ͟.15
Al principio del presente documento, se planteo como tesis central que, a diferencia de la creencia general
existente en el país, el caudillismo SI tuvo un papel crucial en la génesis de nuestra identidad republicana. Sin
embargo, ¿en qué argumentos se basa esta hipótesis? Los rasgos propios del caudillismo anteriormente
expuestos, pueden fácilmente identificarse en el periodo comprendido hasta el gobierno de Prieto, que fue la
época que se utilizo para la realización del trabajo. La llave para desentrañar este misterio es la figura de don
Diego Portales. Su accionar, si bien fue dado en el marco de la legalidad propia de la constitución de 1833,
contiene rasgos característicos del comportamiento clásico de todo caudillo. En primer lugar, si bien su liderazgo
en apariencia no estuvo dado por una identificación con provincia alguna del país, debemos contextualizar las
acciones que se dieron, por ejemplo, en torno a la actitud que adopto el gobierno de Prieto (dirigido en la práctica
por el propio Portales) frente a la confederación Perú-‐Boliviana de Santa Cruz. Para esto, debemos recordar el
pensamiento generalizado de los gobernantes anteriores a Portales, que tenían una noción de la existencia de
ƵŶĂƉĂƚƌŝĂĂŵĞƌŝĐĂŶĂ͘ƐƚĂŶŽĐŝſŶĨƵĞůĂƋƵĞĞŶĞůĨŽŶĚŽŝŵƉƵůƐŽ͕ƉŽƌĞũĞŵƉůŽ͕ĂůŐŽďŝĞƌŶŽĚĞĞƌŶĂƌĚŽK͛,ŝŐŐŝŶƐ
a emprender la expedición libertadora del Perú. Otros grandes héroes de las campañas de la independencia,
como Simón Bolívar, defendían fervientemente esta tesis. No obstante aquello, Diego Portales tenía una postura
diametralmente opuesta a dicha idea, el defendía la opción de la patria Chilena, y, la amenaza real que suponía la
existencia de la confederación para Chile fue lo que lo llevo a plantear la destrucción de dicha amenaza para
alcanzar un desarrollo sustentable en el futuro del país.
Otro punto crucial rebatible a la luz de la evidencia de la información recopilada durante la realización del trabajo,
es el halo de humildad que se le atribuye a la personalidad de Portales. Si bien es cierto que, de haberlo querido,
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Ibid. cit , pag 68
fácilmente Portales podría haber alcanzado la máxima magistratura del país, en el fondo, su actitud estuvo
marcada por un fuerte autoritarismo. Su desprecio por la democracia en los momentos que atravesaba el país, si
bien contribuyo a la consolidación del estado chileno, también lo llevo a una forma de violencia política implícita,
ya que el régimen fuerte que encabezo evitaba el surgimiento de otros caudillos distintos a los que ostentaban el
poder, en general atemorizados por la perspectiva de una más que posible acción coercitiva que los podía incluso
poner frente a un pelotón de fusilamiento. Este mismo desprecio por la democracia también es propio del
comportamiento de un caudillo: si bien, ya se contaba con una carta magna que entregaba un marco jurídico en
el que se desenvolviera el estado, en la práctica los creadores de dicho texto se comportaban de manera bastante
alejada a lo establecido por ella: los 3 poderes del estado giraban en torno a la figura del ejecutivo, so pretexto de
que, de realizarse el ejercicio del poder en otra forma, podrían generarse situaciones conflictivas que podrían
reeditar el periodo de anarquía vivido en el país con pŽƐƚĞƌŝŽƌŝĚĂĚĂůĂĂďĚŝĐĂĐŝſŶĚĞK͛,ŝŐŐŝŶƐ. Un tercer punto,
identificado como transversal en los sistemas dominados por una estructura caudillista, es la escasa participación
ciudadana en el accionar del gobierno. El pueblo se alinea en torno a la figura de ůŽƐ͟ŚĠƌŽĞƐ͟, pero se mantiene
la estructura de dominio por parte de un reducido número de personas. Esta situación se replico con claridad en
el caso chileno (durante el análisis histórico se dejo en claro este hecho). A partir del análisis de estas situaciones,
podemos establecer que, si bien la situación chilena fue en apariencia distinta a la registrada dentro del contexto
latinoamericano, el actuar de Portales, aunque dirigido al bien superior del país, tiene rasgos que no distan
mucho del comportamiento de otros líderes americanos. La principal diferencia histórica radica en el hecho de
que Portales si alcanzo la mayoría de sus objetivos políticos, los cuales fueron un aporte real para el desarrollo de
la nación chilena, no obstante; el modo en que se produce su fallecimiento es el argumento que puede utilizarse
como apoyo para la idea central de este documento: muere fusilado en Quillota, por un grupo de soldados
comandados por oficiales contrarios al accionar de su administración.
El caudillismo portaliano en Chile tuvo repercusiones que influyeron en la propia identidad chilena a lo largo de su
historia republicana, ya que desde entonces y hasta el día de hoy (salvo durante el período parlamentarista en
Chile) se mantienen a nivel constitucional un estado de carácter personalista, con un poder ejecutivo con amplias
atribuciones y facultades por sobre los otros poderes estatales. También se arraigó fuertemente en la cultura
chilena el orden como valor típico chileno en todos los niveles socio-‐culturales, el cual a nivel estatal es defendido
incluso a través de la violencia política a través de medios coercitivos.
Otra herencia portaliana es el orgullo nacional por sobre ánimos integradores americanistas, lo cual ha dado a
Chile un carácter individualista respecto a sus países vecinos.
Y por último, no se puede dejar de destacar la escasa participación ciudadana en el accionar del gobierno,
situación que se ha mantenido siempre hasta nuestros días.
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