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Al alba

La silueta del cuerpo est oscura ante la turbia luz


de corridas persianas. Acostado, siento tu rostro vuelto hacia m como una
imagen de la eucarista.
Cuando te desprendiste de mis brazos, tu susurrar "tengo que irme", slo
alcanz los ms lejanos portales de mi sueo.
Ahora veo tu mano como a travs de un velo, cmo ligeramente pasa la blusa
blanca por los pechos. Las medias,
ahora, despus la falda, el pelo recogido. Ya eres otra mujer, una extraa
ataviada para el mundo y el da.
Entreabro la puerta. Te beso. Te devuelves, mientras avanzas, un adis. Y
te alejas.
Acostado de nuevo oigo cmo se pierde tu pisada suave por el hueco de las
escaleras,
vuelvo a estar encerrado en el aroma de tu cuerpo que, brotando de las
almohadas, clidamente invade mis sentidos.
Amanece an ms. Las cortinas ondulan. Un viento joven y un sol temprano
quieren penetrar.
Se levantan los ruidos. Msica del amanecer. Me duermo suavemente
arrullado por sueos matutinos.
Versin de Ernst Edmund Keil
"Tres poetas expresionistas alemanes" Ediciones Hiperin 1998

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