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FEDERICO BRACHT | EL SILENCIO ES CONTRA EL VERBO Prélogo de JULIO MEINVIELLE El tema del diablo debia tener hoy gran actualidad. Porque es claro que su poder se hace cada vez mis manifiesto sobre la vvida de los pueblos. Al haberse éstos apartado de la influencia de Jesueristo que se les brindaba en el seno de la Iglesia, han caido en la érbita de influencia del diablo. Porque él es Prin- cipe de este Mundo. ¥ del Mundo y de su Principe nos vino a salvar Jesucristo, Légico entonces que bos que rechazan la gra- ccia del Sefior deban entregarse como esclavos al diablo. jerde acimismo su Libertad, que es ejercicio precisamente la ley de su razén, y se hace esclave, esclavo de su infierno "interior y esclavo, consecuentemente, del infierno social en que 4 se convierte la sociedad y la convivencia humana. Noviembre 13 de 1961 ~___Deali, de este infierno en que se emvierte el hombre cuan- 4 3 do ha renegado de Cristo, surge la pululacién de sociedades ocul- tistas, iniciéticas, esotéricas, teosdficas y espiritistas en que, bajo formas mis o menos groseras o refinadas, se rinde culto a Satin, Padre de la mentira, del odio y del crimen, en que se ha con. vertido Ia sociedad en que vivimos. Estas verdades elementales para el cristiano que no ha per- dido el mensaje esencial del Evangelio, son recordadas por Fe- derico Bracht en un lenguaje llano y simple. Verdades, sin embargo, que iluminan y orientan, en este timel tenebroso dol mundo de hoy, al que esta adherido a Jesucristo, Camino de Salud. Juno Metnvienus Fiesta de San Tuan Bosco de 1366, LO QUE SE CALLA EN RELIGION Al escribir estas paginas, debo aclarar que no hay en ellas ideas originales mias, que si Uegase a haberlas es a mi pesar, Por haber interpretado en forma personal, y posiblemente equi- vocada, la gran variedad de fuentes de las cuales durante mu- ° chos aitos extraje las ideas expuestas. Estas fuentes son en su mayor parte libros de escritores ca- tdi, conferences y sermones de licor y reigns de esricia fo mid compentier todo le aprendido.aceoa de le te- Gee te Eee el ceo ee eee due vez a la Tierra, 0 que cada persona combatiente por su derecho de oir la palabra de Dios, en cualquier lugar privado 0 ptiblico del mundo, tiene a su lado en esa lucha a su Angel Custodio individual. Quiero también hacer notar gue incurro en un sinfin de repeticiones; algunas dentro de cada tema para martillar mis sus ideas fundamentales, y otras al tratar de temas distintos, pero ara mi muy relacionados entre siz pues creo que no existen diversas conocimientos sino uno, el conocimiento de Dios, y que todas los otros son diferentes caminos para legar al mismo; por lo que, desde cada una de esas rutas, se vislumbran las otras convergentes. Si no legara a verse el comiin panorama, seria la seal de que habria tomado una errénea direccién. Dejo a los que saben més que yo, y se acuerdan de donde an tomado cada cosa que saben, el citar fechas y nombres, au- tores y. teorlas, No pretendo enseiiar. ‘Me conformo con anotar lo que aprendi desordenadamente, ppor si les resulta itil a los que ni siquiera han tenido tiempo ni oportunidad de hacerlo ast. Si mi interpretacién equivocada Uevase a error a otros, pido @ quienes sepan bien estos temas, me indiquen cuiles aprecia- abies, pre deerme See eee Alcafiz se alojé en mi hogar. Deseabs conocer al R, P, Leonardo Castallant, ‘Los use en contacto en mi casa y tuve el privilegio do asst» ls conver: saciones de esos dos maestros del Apoclipa, En ose dar fullecio mi Tan: dre, atendida espiritualmente por el Padre Alcafiiz, quien reré la primera risa por su alma ante de transcuris ai tnn hora de su muerte, oto ello me movié a resunir en un follto el compendio de tants coses admsables que, gracias al afortunedo contacto con sacerdotes que tt 10 Bian, he tenido la dicha do escuchar. Me parecii un deber no reservarme egoistamente algo que usufructuaba sin mito elguno. Escribi el opisculo, obtuve las licencis eclsdsticas, pero no pude pu- zmis hijos y por ende menos dinero. Eso’ si, tenfa [a seguridad de que, si era as, el dia menos esperado iba & obtener la para ‘mi imposible publicacién, Si'la obra era sti, ol Cielo se encargaria. de Ia dificaltad. Un gran amigo mio, 1. G, LL, en lor tltmoe dias de su padre, al cual reverenciaba en modo admirable, solin loerle tronos del manuscrito inédito, ‘Su padre le decia que el folleto debia ser publicado, Pasé al tiempo ¥ un dia tuve la noticia de que se encargabs de elio. Un prologe del RP, Julio Meinvielle daba al opisculo una jerarquia que no podia surgir de mi fi Varine amigos me aconsejaron actuslizarlo. Me negué. Fue escrito antes del Concilio y antes de que surgiera la presente rebeldin en la Iglesia Romans. La crisis y muchas de sus caractristcas estaben ya previstas ex el folleto, Actualizarlo le quitaba el valor de tesimonio antiipado, ‘Un hecho casi increible me confirmé en ese postura, En el capitulo 18, presentia Ia posible aparicién de um nuevo simbolo, munca conocido hasta ‘hora, el candelabro de seis velas, vinculindolo al 666 de S. Tuan Bautista EL 5 de mayo de 1966, LA NACION publiss el siguiente telegrama: “Emotiva visita de Adenauer a Jerusslén "Jerwsalén, 4, AFP. — El doctor Konrad Adenauer, ex cancller de Alemania Occidental, victé el Instituto Yad Vasher, que perpetiia la me- ge shone victim ola del nation 0 "Después de recorrer Ios tlas de relicerios y oe archivos‘ Adenauer encendié en forma solemne el "Es decir, cunndo se quite la Tur del Candelabra comenzaré ol Reinado del Antierist. Podemos decir que en 1966, Acenaver, en medio de un ‘feusto propio de los granles acontecimientes, encendié’ el Candelabro de ‘los Seis brazos, Se sabe que el simbolo de isroel en cierto modo fue el " Candelabeo de los Siete Brazos, Las velas que atora se han encendide son " slo seis, a séptima, 0 sea la Iglesia Calica, fe excluida, a tiempo que un Coro Adthoc cantaba: ¢Ys ma Nacioe, TA sith agut>. ‘Se dice que sonaron ins cuernos y que hubo caramelos para ioe nifice”. it ta extraordineria coincidencia, predcha con seis afos de . ince previsto en el folleto pusde responder a una correcta interpretacién y, por lo tanto, su difusiin puede ser itil, Tuego a Dios, a la Virgen y a los Santos que la lectura de la obra sea para provecho de las almas de sus lectores. Para eso fue excita, ‘Buenos Aires junio 10 de 1969. 1. Espiritu y materia Cuando Luzbel, principe de los Angeles, Arcéngel de la Luz, © sea Guardin de la Creacién (en el principio Dios hizo la luz), supo que debia adorar al Dios Hijo del Hombre, somill6 en él la rebeldia, Cuando supo que debia reverenciar y tener por Reina de los Angeles y de toda la Creacién a Maria, mujer e hija de ¥ Ge miujer, su soberbia estallé en rebelién, “Non ser- aparente de Satin provalecera la Gran Herejia, la tinica, la trinsecamente demoniaca: la negacién absoluta de la materia y la idea de que Dios cometié um error al hacer la Creacién. Tal teoria ya existe en el culto satinico, en la Cébala y en algunas variantes del maniqueismo. Entre las manifestaciones previstas de la Gran Herejia se tendrin: la apologia del suicidio, el control obligatorio de la na- talidad, el puritanismo antinatural (aborrecimiento de la pro- creacién), la iconoclastia, la proliferacién del arte y la poesia no representativas, el espiritismo y la magia, la ciencia super- destructiva, etc. Infiltrada en la Iglesia Catélica podré existir la repulsa de Ja liturgia formal, de los sacramentos y del culto a la Virgen y los Santos. 2 La armonia de las armonias Para quien ye a la ciencia y al razonamiento como medio de Megar a un mejor conocimiento de Dios, es claro que dentro” de la diversidad de materias susceptibles de estudio ci ‘ilosbfi ‘Una gran armonfa fundamenta todas las progresiones ma- pelt aaa a gama de radiaciones de luz, calor ye a'toda la Creacién y que Te em enes Dentro de la Armonia de Armonias se ubican el espirta Ja materia, que no son dos cosas contrapuestas entre si, sino dos fases de una misma, dos gradaciones de tm mismo ordenamiento. ‘Ni Luzbel, ni los Angeles que lo siguieron, deben haber le- gado a toner una comprensién tan completa de esa Armonia de 14 rae las Armonias, un conocimiento tan exaco de su ubicacién en el Plan Creador. Sino no se hubieran rebelado, porque en vez de malos hubieran sido imbéciles, lo que es dificil de creer en un Principe de los Angeles. En efecto, un plan tan perfecto no podia sor modificado ni en un pice sin desaparecer como plan, y, por ende, como nece- sidad de existencia de sus partes (que eran ellos), aunque estu- vieran tan alto en la jerarquia de lo creado. Es de esperar que cl premio final de la Greacidn, y entiéndase bien, de la total, con- sista en el perfecto conocimiento de Dios, a través del cono miento de esa Armonia de las Armonias, 0 sea del Divino Plan Creador. 3. Armonia de la Creacién La Creacién del Universo no fue un conjunto de obras, sino una sola obra, concebida dentro de un plan de perfeccién, tanto en cuanto a la armonfa de sus partes como en cuanto a la gra- dacién de su perfeccionamiento en el tiempo. La Creacién i cluye una escala gigantesca que comienza, 0 termina, en los fl macrocosmos (movimiento astral del Universo), las leyes, sistemas y modalidades de la Creacién se reducen a la unidad de una atmonia general cuando se profundiza el conocimiento “humano.. ‘Tanto el pueblo judio como los pueblos paganos (India, Per- sia, Egipto, etc.) conservaban por tradicida restos de la Ciencia 15 do la Creacién, primitivamente revelada a Adin y a Eva y per- dida gradualmente por culpa do la imperfeccién de sus descen- dientes, La caida en Ia idolateia y la supersticién, el ocultamien- to con fines de predominio por las castas sacerdotales y otros factores bastardearon lo que quedaba de la Revelacién y las f6r- amulas simples, en que debid ser compendiado un saber tan com- plejo, perdieron su significado atin para los iniciados, que sélo tuvieron desde entonces nociones empfricas del uso de las f6r- mulas supervivientes, ya pricticamente incomprensibles. Pero la misericordia de Dios, que redimié al hombre, quiso que su razén, ayudada a veces por la inspiracién divina cuando se le presentaran obsticulos insuperables a 1a inteligencia u- mana, progresara por medio de las distintas ciencias, hasta que un dia Hegue @ comprender la armonia de la Greacién, el Plan Creador, el motivo de la existencia del Universo y de la Tierra, y su papel en el mundo habré sido cumplido. Ese dia habré Megado la consumacién de los siglos, porque los hombres habrén arribado a lo méximo que pueden dar de si en cuanto al per- fecto conocimiento de Dios y a su capacidad de glorificarlo. Debs. por le tanto te tempo coincdir com le lucht final os, en su inocencia recuerdan a los Angeles Custodios, para ol- yidarlos cuando crecen. “Todos los domingos vamos a Misa, rezamos la iitima ora- cién de ella, a San Miguel, pidiendo “que expulse a los espiritus malignos que andan por el mundo para la perdicién de las al- 16 mas” y velvemos a casa sin pensar en lo que hemos repetido como loros. En pleno siglo x1x la Iglesia afiadié ese exorcismo a la misa a raiz de una visién que tuvo el Papa (Leén XIII en 1889) de cue Dios habia permitido entonces que se abrieran las puertas de. Infierno y los Diablos invadieran la tierra, posible- mente para la lucha final Y recordemos que del Diablo se dijo “su nombre es legién”. Nueve coros de Angeles distintos menciona la Revelacién, cada coro con una funcién diferente y cada Angel, en él, con tuna misién especial. Son ellos mas mumerosos que las estrellas del cielo, Es necesario recordar Ia existencia de los espiritus malignos para no dormirnos en nuestra defensa, pero también hay que recordar Ia presencia de los espfritus celestes para valorar su ayuda constante, punto hoy descuidado, pues hasta quienes i vocan a Sen Miguel, se olvidan de su origen angélico, y no hu- ‘mano, o de la feroz batalla entre las tropas celestiales de Miguel contra las de Luzbel. Pocos quieren saber que Jacob pele con- tra un Angel 0 que una vex el angel de los persas resistié 72 horas contra el angel de los judios. En la instruccién religiosa corriente se omite ensefar que detras de Napoleén habia un angel y detras de sus enemigos s que habrin metido baza al que nuestro principal in- Ae jué ensefiar cuentos de hadas a ‘os chicos, para qué aor de las potencias de la natura- leza, si tenemos a nuestro alrededor, permanentemente, fuerzas mucho mis poderosas y mis bellas que las de la naturaleza, mis migicas y extrafias que las del mundo de las hadas. No nos, sombre el auge del espiritismo, pues si al hombre le cegamos el conocimiento intuitivo que tiene de la presencia real de los espi- 17 ritus verdaderos, ldgico es que invente falsos espiritus para com: pensar el hueco creado er: su sensibilidad y en su razin. 5. La cabala y la Revelacién En las antiguas civilizaciones paganas se conservaban res- tos de la Revelacién, transmitida imperfectamente, deformada intencionalmente 0 no, reservada en muchos casos como secreto sacerdotal, No ignoraban esos pueblos que existia un Plan Creador y una perfecta armonia de todas sus partes y de todos sus tiempos, tampoco ignoraban la existencia de poderosas fuerzas de la na turaleza, atin no dominadas por ol hombre, ni la presencia efec- tiva en el Universo de los espiritus celestes e infernales. Especialmente entre los persas y caldeos, la tradicién se habla mantenido mis firme. La infeccién satinica, el orgullo y Ja ambicién levaron a sus castas sacerdotales y a sus “magos” que ‘eran los sabios en todo Io conservado, a querer usar los restos de la Revelacién para sus propios fines humanos y materiales, con desprecio del propésito divino de ella, que era lievar al hom- ce jento de lo Creado, bre por medio del , al conocimiento de Dios y al cu ) perfecto de su misién dentro del Plan ‘GCreador. ees ee 4 3 ‘De las relaciones entre los mimeros (miimeros, pesos y me- didas), de la de Ja marcha de los astros y de la interpretacién de determinados simbolos, especialmente del. va- lor numérico que encierran las letras de las palabras més anti- $ nifice or Dios © por Adin ‘quas if 10s nombres dados } '¥ de muchos otros que contienen las Escrituras, creyeron esc ‘pueblos y creen atin los partidarios de la Gébala, la cual influen- cia grandemente al judaismo, al islamismo, a las religiones orien- tales, a la magia y a las secta os conocimientos que permitan fuerzas del Universo, Esa proporcién y relacién entre todas las cantidades y las cosas tiene que existir y ser la base de todos los conocimientos materiales accesibles al hombre. El grave error consiste en que- 48 "su falsedad e, de u ez, pi eee rer aprovechar para fines mezquinos los datos emanados de la Rovelacién, oponer esa ciencia y esa magia a la roligién, utilizar esas potencias para el mal y, sobre todo, caer en la imprudencia de buscar en otras fuentes, de origen diabélico, lo que no se consigue descubrir por via directa EL Diablo tienta al hombre, haciéndols creer asi que le dara el poder sobre todo el Universo y muchos caen, terminando en adorarlo, Generalmente se cree que el vigor de la fe cabalistica es cosa del pasado, pero en realidad nunca fue tan peligrosa como hoy, cuando el poder de la Tierra se ha concentrado en ocas manos, es decir en pocos pueblos, y, dentro de ellos, en ocas y ocultas asociaciones. Por otra parte, no tenemos que perde: de vista que la inte- ligencia humana habré legado al fin de sus tiempos cuando é1 alcance el conocimiento de todo lo que ‘e fue velado por las consecuencias del pecado original. Por todo ello, sélo debe bus- carse en el estudio de la Revelacién el conocer a Dios a través de sus obras, para que su Reino venga a nos. 6. Cémo trabaja el dicblo El Diablo nunca trabaja por caminos derechos. miente siempre, pero nunca Iegaré a nostros su por torcidos modos, nunca como una sola serd st El sistema del Diablo, por viejo es Satands crea generalmente dos m contrapuesta a la que él desea imponer, na a's ‘mentira final. Del choque entre las dos surge la tercera menti- a resultante, que nunca es completamente expuesta. Ades Ja mentira es tan compleja que de muchas mentiras contrarias, se forman las mentires més generales y completas. ‘Tenemos el caso, como ejemplo, de la primera tentacién. Luzbel sugiere a la mujer el endiosamiento de la creatura ma- terial, 1a humana; una vez creada la rebeldia al Creador, pro- 19 pone a sus descendientes el endiosamiento de los falsos espiritus paganos. Ninguna de esas mentiras lena el objetivo diabslic. el odio a la Creacidn, pero el chogue de las dos facilita que la rebeldia original se transforme en odio al Dios verdadero Por eso, para encontrar el aliento del Demonio, busquemos siempre la existencia y la oposicién de dos mentiras, que son la cola y la cabeza de la serpiente, que aiin oponiéndose entre si, se unen en la lucha contra Cristo, su enemigo, y contra la Igle- sia que lo representa, ‘Otro caso, més claro. Cuando la Reforma, Lutero predicé que el poder religioso habia de estar en manos de los principes; Calvino que el poder temporal debfa quedar en manos de los ministros del culto, Las dos teorias completaron el movimiento de lucha contra Roma. En resumen, la Verdad siempre es una y el centro de las cosas, el Diablo la combate contraponiéndole dos mentiras opues- tas que a su vez, como algo conserva cada una de la verdad original, son verdades parciales y por ello tienen un poder de atraccién del que carece la mentira absoluta Entre estas dos anentiras parciales, el diablo nos deja la li- bertad de opcién, es decir que nos deja la libertad de elegir de ‘cuil érbol colgarnos. Ademés el Diablo trabaja con el olvido y con el silencio. Consigue hacer creer que él no existe, 0 que por lo menos, no actiia en el presente, Crea un ambiente general tan favorable f sus propésitos que quien lo recuerda con frecuencia 0 alude @ sus intervenciones directas en la tierra, echa fama entre los hombres de supersticioso, fanético, escandaloso 0 loco. Contra estas dos tendencias hemos de luchar con tanto mis empefio cuanto més éxito tenga en la sociedad Ia diabélica maniobra. 7. Unidad de las herejtas Si comprendemos claramente el método de la lucha del Dia- blo contra el Gielo, y la forma en que desarrolla la mentira, advirtiendo que él es la mas completa negacién de su Creador, no perderemos de vista que al mismo tiempo trata de oponer a 20 cada una de las obras di de un ropaje que lo asemeje a su enemigo y lo ojos de los hombres. Lo cual le ha valido a través de los siglos la definicién de “Mono de Dios”. Sentado esto, nos sera facil entender que el Diablo tiene un Plan Destructor completo en el espacio y en el tiempo, que in- cluye al Antidogma y a la progresiva Antirrevelacién. A esa Iuz reconoceremos sin esfuerzo que en la historia de las herejias se distinguen aquellas oportunistas y temporarias, que desapare- cen sin dejar rastro, y aquella, permanente y progresiva, que sobrevive, cada vex. mas clara, al correr de la historia, Esta herojfa debe tener légicamente un antiquisimo origen, pues la lucha comenzé al principio del mundo, extenderse gra- dualmente entre los hombres a medida que se extiende el Evan- gelio, tener su liturgia propia y atin sus mértires, infiltrarse ve- Jadamente donde la palabra de Dios es escuchada y abiertamente donde no lo es. ‘Debe negar la perfeccién y la omnipotencia divina, abomi- nar de la Creacién y de las creaturas, predicar el odio en vez del amor, aborrecer a la pureza més que al pecado, y al amor etestar al bien y a la vida. Debe recurrir de los milagros. Una linea fas ppasadas, presentes y futuras. se lenan si por medio de Ia Cébala a la suporrivencia de la brujeria y al abierto satanismo en los pueblos semisalvajes y paganos. Mas aiin si tenemos presente ‘que atin no ha legado el apogeo de la definicién del elemento permanente de las herejias, que serd el satanismo generalizado. Este es el tema mis dificil de explicar sin entrar en dis- curso teolégico 0 histérico, que no puedo ni quiero introducir 21 poe en este trabajo, el cual debe ser simple y claro, por lo que tra- taré de aclarar lo esencial del asunto, es decir, Ia forma de reco- nocer a la Gran Herejia, que es el camino al culto del Diablo ¥ al suicidio de la humanidad, en los puntos que siguen al que ahora tratamos. Sélo quiero hacer recalcar que cada ver que las Escrituras ubican al mal, lo hacen dindole como sede a Babilonia, en opo- sicién a Sién (o a Roma), como para advertimos que de la sobrevivencia de la religién babilénica nacera la herejia final Sinteticemos més lo expuesto. En la Biblia al principio estd j el Génesis, y en él se repite varias veces que Dios vio que era | ‘bueno lo creado. Negar pues la bondad de la Creacién es la herejia primera Y serd seguramente la tlt 8. Cémo egar a la Gran Herejia La Gran Herejia deberé ser totalitaria, Mientras el mundo quiere relogar el Evangelio al interior de los templos, los enemi- g0s de Ia Iglesia toman posiciones en la ensefianza, la filosofia, Ja economia, las ciencias précticas, las costumbres, el régimen de familia, el periodismo y las artes. 4 Si bien en la época moderna eparecen fuerzas y tendencias contrapuestas entre sf, que aparentan luchar unas con otras, ‘vemos que coinciden en lo fundamental, es decir en la suplan- tacién del papel de la Iglesia en el mundo en una cada vez ma yor intromisién, por persuasién o por fuerza, Yada, familiar y social de las gentes, Rooke ‘Tomemos, por ejemplo, el divorcio, veremos cémo coinciden ‘en su defensa los aparentes contrincantes; sigamos con el control de 1a natalidad, con la ensefianza obligatoria, con la propaganda compulsiva, con la idolatria de la ciencia, con el materialismo econémico, con la emancipacién sexual de la mujer, y con tan- tos otros aspectos de la vida que, abierta o solapadamente, se ‘tratan de influenciar en un sentido determinado y pernicioso. Se busca evidentemente dar a los hombres una libertad tan absoluta en cuanto a la moral libre de inhibiciones, como es la 22 restriccién de su albedrio en todos los aspectos pricticos de su vida social; el Estado interviene, ficha, orienta y sanciona en todo aquello que signifique una concentracién de poder. Por supuesto que la mayor inmoralidad sexual traeré el libertinaje, Ja concentracién del poder econémico Ia inestabilidad patrimo. nial en las familias, la mayor destructividad de las guerras, la inseguridad fisica y el temor al futuro, Todos estos factores apa- rejardn a sus excesos las légicas reacciones contrarias, 0 sea el desprecio al amor carnal, que se considerera bestialismo, el mic- do a la proceacién, el desinterés en la corstitucién de la familia ¥ el desapego a la libertad que no garantiza ya seguridad alguna, Y mientras tanto seré amortiguada la voz de la Iglesia, ro- ducida a la penumbra y al silencio en el interior de los templos. Recién entonces estard el mundo liste para adoptar la Gran Herejia, el afin de suicidio colectivo, el adio a Dios responsabi- lizado de los errores de los hombres, la sel de someter su inteli- gencia a la servidumbre de unos pocos directores que dispongan hhasta de Ia privacia de las conciencias, siempre que atiendan a Ja subsistencia de los resignados esclavos modernos. El mundo estaré listo para adorar al Diablo y para mander el mundo al Diablo. Desde el punto de vista dogmético, todo ello estaré prece- ido por la aparicién de nuevos misticismos de odio entre los hombres y de la infiltracién en la Iglesia de 9. El puritanismo y la alegria ‘Hemos dicho antes que el Diablo siempre trabaja a dos Puntas. Si quiere alejar a las gentes de una sana admiracién por Ja perfeccién del Plan Creador, de la belleza de lo hecho Por Dios y de la alegria que surge de seguir los caminos que 23 el Sefior nos marca, obrard simultineamente, provocando, por tuna parte, el abuso de los dones divinos, es decir, el libertinaje, ¥ por otra, el desprecio a esos mismos domes, o sea el puritanismo. Si la Ley nos impone no abusar del vino, una tentacién ser el emborracharnos, la otra abominar de todo aquel que tome un ‘vaso. O no se cumplen los preceptos de la Ley, o so exageran cn tal forma, que seguitlos se haga casi imposible al comin de Jos hombres. Por supuesto, la segunda de estas formas tendria poco pe ligro si sélo se Timitara a una abstencién por sacrificio, pues en tal caso podria transformarse en virtud heroica, tal la virginidad preconizada por la Religién. Pero no es asi. Sus adeptos tratan de imponerla como una regla obligatoria, llevando a un extremo tal el aborrecimiento de la normalidad que los induce a odiar @ quienes viven normalmente, y caer en el encierro total en si nismos, on la soberbia faristica de creerse los elegidos de Dios, ‘asf como en la ausencia total de caridad, Podria parecer exagerado destacar con tanta insistencia una falla que no esté tan generalizada, como es el puritanismo, apa- Tentemente no muy fécil de contagiar, por lo duro de su préc- tica, pero si tenemos en cuenta que la Herejia Final seré pro- bablemente la negacién absoluta de lo creado, especialmente de Ja materia creada, munca debe perderse de vista una rafz que sobrevive a través de los siglos y que puede convertirse brus- camente en el tronco del error, Es de notarse que caracterizi a la Reforma, al Mahometanismo, al Albigenismo y al Janse- nismo, siendo muy comin, sincera o sizmuladamente, en los altos grados del sentir comunista, ~ Cuando Jesncristo nos aconsejé ser como los nifios para en- trar al reino de los Ciclos, debié tener en cuenta la inocencia, Ja ausencia de malicia, la confianza, el entusiasmo por las cosas simples y, sobre todo, aquello que més los distingue de sus ma- ores, sus juegos, su risa y su alegria, Seamos en lo posible como los nifios y una de las armas més encubiertas del demonio, el puritanismo, perderd toda efi- cacia contra nosotros. 10. El satanismo existe Muctos catélicos, podemos decir casi todos, ignoran la exis- tencia real del culto a Satén en la Tierra, Algunos lo creen tun factor histérico vinculado al fetichismo pagano, otros lo rela- cionan con la brujeria medioeval o recuerdan que habia ende- moniados en tiempos de Cristo, pero geudntos son los que me- ditan en que el Diablo vive atin, anda por la Tierra y no ha renunciado @ ninguna de sus formas de lucha? Es conveniente, pues, recordar hechos modernos. En el si- glo x1v, en Rusia y en la catética Polonia se hallaba sumamente extendido el Ofismo, o culto a la serpiente; en el siglo xvitr, s0- bre todo en la Francia de la revolucién liberal, la misa negra fra frecuente; en el siglo x1x, en ambas faldas de los Pirineos existia profusamente una liturgia similar, contando con sacer- dotes apéstatas, que daba culto al macho cabrio; en los segui- dores de la Cibala, en todas las épocas subsistié cierto culto al becerro de oro; en el siglo xx existe, infiltrado en las clases pu- dientes de Inglaterra, un culto orgistico satinico, ampliamente extendido y documentado.con los expedientes judiciales a que hhan dado lugar los fallecimientos que tales orgias ocasionaron. El roto y asesinato ritual de recién nacidos y nifios sin ba tizar, que fue uno de los motivos de la expulsién de los judios de Espaiia, esté comprobado en los archivos policiales modernos de todos lbs pafses, inc “nuestro, existiendo un caso, en provincias, en el af Con eb ii atemorizar al piblico, cl satanisn:o silencio sobre esos hechos, “que contrasta con dad dada a los delitos comunes y a Jas espantesas depravaciones que los periddicos se gozan en di- fundir. El Cainismo, vieja secta oriental que rinde culto a Cain hoy también a Judas, es de origen diabslico y, muy extendida durante siglos en Rusia, disfruta chora de una libertad privile- giada en la Unidn Sovistica. La secta de los Assasin, o Asesi- nos, de origen desconocido, que actué como cisma musulmén en los tiempos del Viejo de la Montafia, ha legado parte de sus ritos, incluso la expresin “Gran Maestre", a las logias. 25 Al tratar la Gran Herejfa destacdbamos el comin origen ‘geogrifico de las herejias permanentes (dualismo-maniqueismo cen especial). Por singular coincidencia, el mismo se advierte en todas las ramas mencionadas del culto satinico, ya esté entre las colectividades paganas, judias, musulmanas o cristianas, ya se vincule a las logias o a la magia, pudiendo presumirse que el satanismo de los Pirineos tuvo principio en la poderosa colonia judia oriental ya establecida alli en tiempos del Imperio Roma- no, satanismo que debemos tener especialmente en cuenta en los paises hispinicos, como peligro latente, por nuestra proce- dencia histérica En cuanto a los demas paises de América, tanto en los Es- tados Unidos como en Brasil, el vudi, culto satinico fetichiste de les multitudes de raza africana, aunque no se tengan datos pprecisos, no seria aventurado suponer que no escape a lo obser. ‘vado en los otros cultos diabdlicos, y que su ruta en el tiempo haya sido de Oriente a Occidente, a través del Mar Rojo y el continente africano, de acuerdo a la procedencia mesopotimic: de su estirpe camitica. ‘No quiero terminar este punto sin hacer notar otra curiosa = coincidencia: el moderno baile “rock and roll” coincide en un ‘todo con la coreografia de los bailes de los aquelarres, fiestas saténicas de Ja Edad Media, con la sola excepcién de que el ‘agitar de la escoba 0 de la Gee uns ‘reemplazado eer cudir en alto el dedo indice de la mano derecha. > 41. Hacia una satanidad universal El Diablo es el mono de Dios. Todo lo copia, todo lo de- forma, todo lo pervierte. Si el ideal cristiano de la humanidad es el wniversalismo, la cristiondad universal o catolicismo, el ideal diabélico es el internacionalismo, él supergobierno, una en- ‘tidad material visible, manejada detris de bastidores por ocultos jerarcas, proclamando ideales de paraiso terrenal, adulando a la ‘tendencia materialista de los hombres. El reino del Demonio s de este mundo. ‘Una tendencia debe caracterizar a esa tendencia. El ideal 26 visible debe ser al comienzo material, para ser de ficil propa- gacién debe apelar a los més bajos instintos de los hombres y prometer un Edén Terrenal sin trabas ni limitaciones morales, Debe ser ese ideal también progresivo y cambiante. Al no basarse en la Verdad, fija e inmutable, sera siempre lo contra- rio, revelando muevas fases de si mismo, a veces contrapuestas entre si, a medida que las bases de la cristiandad estén sufi- cientemente socavadas. La verdad, la justicia y la caridad no tendrén cabida en ese ‘deal y serin permanentemente combatidas mediante férmulas 4que si bien sern entre si diferentes, serin siempre atractivas y ficiles, hasta que el poder se haya concentrado en tal modo que no necesite mas del consentimiento de los hombres, Cada vez que aparezca una nueva ¢e sus fases, la reforma, ¢l liberalismo, el comunismo, los cristianos no advertidos creere- mos que es el verdadero y definitivo enemigo, pero ya nos des- engafiaré el progreso del gobierno del mel, presentando cada vez nuevas formas que harin de las anteriores simples escalones, de relativa perversidad, comparadas con las fases sucesivas. ‘A veces se enmascararé el progreso de la diabélica tenden- cia, apareciendo como reaccién saludable contra el maximo ene- migo de turno, pero siempre veremos que atin el triunfo de esa rreaccién nos alejard més del ideal de una cristianda que cada victoria relativa seré una derrota realy mismo, arma de la desesperacién y vebiculo | total y de la tendencia al suicidio universal, més pronunciado, Estaremos pues, cada odio a Dios y a su Creaciin, al espfrita cx _creada, al odio total en si mismo, verdadero del Demonio, etapa en la cual se manifestard en esa tendencia un real misticismo saténico. Por ahora, nadie podri negar que la época actual es, por sobre todo, la era del pesimismo de las masas. 27 12, Los instrumentos sociales de la satanidad E] Diablo ha organizado muy bien su batalla por la com: quista del mundo, Muchos son sus agentes y aunque en apa- riencia luchan entre si, sus rutas convergen. Su primer aliado social es la ambicién. La economia mo- derna ha sido planeada en forma tal que quien no esté al ser- vicio de las grandes organizaciones internacionales financieras est condenado a un seguro fracaso econémico y atin politico, tarde 0 temprano. Estas grandes organizaciones estin a su vez manejadas por dos fuerzas afines, las logias y el sionismo. Las logias maséni- cas se hallan dirigidas por pequefisimos grupos de hombres co nocedores de su tiltimo fin, que es la destruccién del cristianismo. En el pueblo israelita, el Demonio aprovecha el mesianismo nacional de esa raza para usarla como instrumento de su pro- pia campafia, En los medios de la politica, su otro aliado social, todas Ins facciones que dividen el mundo han sufrido la sucesiva influen- cia del positivism, el liberalismo y el marxismo, hasta llegar a Ja etapa actual del chogue entre el monopolio del poder por un capitalismo inficcionado de materialismo histérico y por un co- miunismo en que el materialismo dejé de ser sistema para con- vertirse en dogma. La nogacién de toda primacia espiritual o religiosa esti en la medula de ambas soluciones, las tinicas hoy ofrecidas al mundo. 3 Pero el Diablo se sirve exclusivamente de la mentira, Nin- ‘guna’ de las caras que presenta es su rostro real. Ya nos vamos ‘acercando a los tiempos en que estos aliados perderin su valor de armas titiles. A medida que empeoren las condiciones mate- rales de la vida de los pueblos, por la inhumanidad de los sis- temas econémicos y politicos vigentes, las masas, hasta ahora cegadas por una incansable propaganda, verin més claro, y el disfraz, perdiendo toda utilidad, ser4 reemplazado por la fuerza sin ningiin tapujo. Las logias perderdn su razin de ser, el sionismo tendri una real vigencia y los sistemas politicos y econémicos actuales ce- 28 derin el paso a una tecnocracia social, en la que unos pocos privilegiacos detentarén el conocimiento de las mas complejas ¥ celosamente guardadas formulas cientificas y sern los tinicos ‘onsiderados capaces de dirigir un mundo convertido en una tan complicada madeja de técnica superior. El resto de los mortales, reducido a la categoria de incapaces, comparativamente hablan. do, y relajado en su voluntad por el posimismo y la corrupeién de las costumbres, caer necesariamente en un estado servil. No nos imaginemos que ésta seré la ultima etapa, pero quiz seré su antecesora: el Mundo esclavizado e impedida la casi totalicad de las gentes de opinar sobre cuestiones de gobier- no, de moral y de creencias, y hasta de preocuparse de sus eco- nomias particulares. Un mundo caido en la irresponsabilidad total sera facil presa para el advenimiento de la Ultima Here- ja, ya explicada, Herejia que tendré todas las posibilidades racionales de triunfar s: no mediare una directa intervencién de Cristo, 0 equella Segunda Venida que nos fue amunciada ya hace sigls. 13. La sefial de Cain do a la instrumentacién del judaismo tido si las Escrituras no nos anunciaran repetidas veces el papel de testigo de la Gloria de Cristo que ain le esti reservado al pueblo que lo crucified, y, por lo tanto, no nos hicieran notar el rol de necesario que astime en el cumplimiento futuro del Plan Divino, Pero més facil que explicar con muestras propias palabras 29 una manifestacién tan misteriosa de la voluntad del Sefor, es transcribir aquella parte del Antiguo Testamento que se refiere al primer maldito de Dios entre los hombres, quien es imagen y anuncio del destino histérico del pueblo judio: “Y cuando estuvieron en el campo, se alz6 Cain contra su hermano y le maté, Pregunté Yavé a Cain: ¢¢Dénde esté Abel, tu hermano? ¢Qué has hecho? —le dijo EI—. La voz de la sangre de tu hermano esta clamando a mi desde la Tierra. Ahora pues, maldito serds de la tierra, que abrié su boca para recibir de mano tuya la sangre de tu hermano. Cuando la labres te ne- gard sus frutos y andarés por ella fugitivo y errante». Dijo Cain a Yavé: elnsoportablemente grande es mi castigo. Ahora me arrojas de esta tierra y cualquiera que me encontrare me matari». Pero Yavé le dijo: «No seré asi. Si alguien matare a Cain sera éste siete veces vengado». Puso, pues, Yavé una seal a Cain para que nadie que le encontrare le matara. Cain, alejin- dose de la presencia del Seftor, habit6 la rogién do Nod eal Oriente del Edén>” (Gén. 4, 8.16). Observemos que si bien Dios maldice al asesino, prohibe que se le dé muerte y le pone una sefial, tal como impuso la cir- cuncisién al pueblo judio. Notemos, a simple titulo indicativo, ue ora ve la Bibin cite al Oriente como sede de In maldad de os hombres. pees: Se No nos aclara la Biblia i/Noé,o su mujer, © us nueras, eran descendientes exclusivamente de Set, en sugenealogia, 0 si, por su ascendencia femenina, entroncaban quizé los sobrevi- vientes del Diluvio con la raza de Cain. Ha quedado pues ‘el misterio el hecho de si dicha estirpe fue totalmente extermi- nada o si, por el contrario, sobrevive entre nosotros, en cuyo ‘caso a analogia de su historia con la del pueblo judio seria ain mayor. Sélo una vaga referencia, el user el mismo nombre de “gigantes” con que denomina a Jos descendientes de Cain, para escribir a Jos habitantes de la tierra prometida, cuando los is- raelitas la exploran, antes de ocuparla (Nim., 13, 33). Nadie diga que hoy no es posible a un pueblo perpetuarse en el misterio. Como ejemplo estin los gitanos. 30 14. Los velos de las profecias Los judios no creyeron en las profecfas 0, por lo menos, no las quisieron entender. Eso basté para hacer del pueblo elegido al pueblo que maté a Dios. Lo cual debe servirnos de leccién para creer en ellas. Todas las profecias contenidas en las Sa- gradas Escrituras, incluyendo el Apocalipsis, son de fe. Las otras, que se Taman privadas, no lo son. Por supuesto, no es facil entender las profecias, ni se nos exige tal cosa, tinicamente que les prestemos atencién, les ten- gamos respeto y tratemos de instruirnos sobre su contenido, de acuerdo a la capacidad de cada uno. Con las profectas pasa algo curios», sus fechas son impre- cisas y su significado esti velado por un peculiar estilo de ex- presarse en imagenes y simbolos. Ello es necesario para la con- servacién de la humanidad. Tal como se dice en el Evangelio que la muerte vendré, como un ladrén, de noche, el Apocalipsis dice 1o mismo del fin del mundo. Si asi no fuera, y se supiera ‘que una persona iba a morir en breve y cierto plazo, no seria posible que ella trabajara, estudiara, se casara, viajara 0 siguiera en cualquier sentido su vida normal. Si tuviera, en cambio, la seguridad de que por fijo méimero de efios la muerte la respe- taria, ella podria postergar el arrepentimiento nen hhasta sus tiltimos tiempos, dedicando los previos des ‘viaciones y excesos. La sabiduria de Dios es infinite. EI sobre las profecias para que su luz nos profecia no cae en la predestinacién ni el cor el fatalismo, ‘Machos son los velos que usa el Seiior. A veces los tiempos que expresan las profecias son con referencia a hechos afin no producidos, que serén poco anteriores al hecho principal. Otras, no hay seguridad que tales profecias sean reales y solamente el ‘cumplirse sus primeras partes valoriza la legitimidad del total. ‘Muchas de ellas no han tenido difusién hasta siglos después de pronunciadas. Otras carecen de claridad por la poca instruccién que sus videntes gozaron, pues la revelacién profética es més at imprecisa u obscura casi siempre, cuando es recibida por quien fs capaz de reproducirla fielmente, Por ultimo, muchas profe- cias han caido en manos de depositarios que consciente o incons- cigntemente las han desfigurado al transmitirlas, hasta que no queda seguridad de cual parte es real y cuél es apécrifa En cuanto a las demis profecias, como en todo lo que ata a la Religién, no debemos conformarnos con cumplir Io estric- tamente obligatorio, o sea el creer y tratar de comprender las profecias de las Escrituras, Las profecias privadas existen y son examinadas atentamente por la Iglesia. No hemos de despre- ciarlas, pero si ser prudentes en cuanto a no considerarlas como objeto de curiosidad, sino como instrumentos de salvacién, ya nos muestren Jos caminos de Dios para inducirnos al arrep miento y a la penitencia, ya nos ensefien a distinguir el bien del mal que esté emboscado, o nos sefialen los falsos pastores que centrafien peligro y confusién. ‘No todas las profecias privadas son de origen divino, el dia- bblo puede también inventarlas para engafiarnos, por ello hemos de descartar las que la Iglesia rechaza y las que no han sido reveladas por apariciones celestes reconocidas 0 a personas de indudable ortodoxia y sentidad. En cuanto a las de origen pagano, que las hubo veraces, sélo debemos recibirlas en cuanto confirmen las de fe, o puedan rocedér, por tradicién, de antiguos restos de la,Revelaciin, y siempre que no contradigan el dogma. 15. El Anticristo vendré esta noche “EL que tenga ofdos, oiga lo que el Espfritu dice”, Siete ‘voces repite San Juan en el Apocalipsis esta advertencia, en sus cartas a las siete Iglesias de Asia. Estas Iglesias representan los siete tiempos de la Iglesia, desde la Redencién hasta el fin de los siglos. Otra vez vemos una repeticién intencionada, como la que nos lam la atencién en el primer capitulo del Génesis. La importancia de este aviso tiene por fuerza que ser enorme. Quien no lo siga esti on peligro. ‘Hemos, pues, de conocer el Apocalipsis como conocemos el 32 Evangelio, porque es también Palabra de Dios y su vigencia es plena, no caduca. El Anticristo ha de venir. Una antigua tradicién relaciona la edad del mundo de los, hhombres con los dias de la Creacién, y para Dios “mil. aiios son como un dia” (Salm. 89, 4: Pedro, 3, 8), correspondiendo cua- ‘ro milenios a la Prerredencién, dos a la militancia cristiana y ‘uno, el tiltimo, al Triunfo Final. Las tradiciones paganes coin- iden en modo singular con esa prediccién y las profecias priva- das de mayor crédito también dan como préximo al afio 2000 la venida del Anticristo. Hay, sin embargo, en todas las profe- s, una diferencia de apreciacién de la fecha exacta, que oscila entre el aiic 1960 y el afio 2080. Sin querer sentar una teoria propia, mi opinién es que no debemos dear de tener en cuenta los ciclos de las profecias de Daniel, que son casi los tinicos que fijan una extensién exacta ¥ que, como la ciencia ha demostrado con posterioridad, corres- Ponden a importantes ciclos astrondmicos. Daniel marca en sus profecias periodos de 2300 afios y de 1260 afios (Dan. 7, 25 y 8, 14). Omite, y posiblemente hay deliberacién 0 providencia en ello, mencionar otro ciclo perfecto de 1040 que surge de la di- ferencia de los otros dos. Este ciclo de 1040 afios, corresponde casi exactamente al milenio y es posible que sea el milenio di- i ico, hecho por Dios, gentiles somos nosotros, los no judfos, y en Jerusalem restableciendo el dominio de Israel. Esté anunciado que el Anticristo se hard pasar sias, y los judios creerén en él y lo harin Rey 1 posible que el desengafio de ver que la leche y la miel 33 Reino esperado se cambien en muerte y destruccidn, sea la causa de que se conviertan. Luego, el Reino Universal de los judios serd la caracteristica mas visible del dominio del falso Enviado del Seftor, y previo a la Segunda Venida de Cristo. No nos alegre, pues, la posibilidad de que el Anticristo no sea de muestra generacidn; él seré precedido por los anticristos ideoldgicos y hasta, posiblemente, en su falsificacién del Mesias, por un Precursor humano, como lo fue San Juan Bautista, de Jestis. “No sea que viniendo de repente, os encuentre dormidos. Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: Velad” (Mc. 13, 36 y 37). 16. La segunda venida de Cristo “Y verén al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del Gielo con poder y majestad grande” (Mt. 24, 30). La Parusia, 0 sea la Segunda Venida de Gristo esta alli anunciada por El mismo. Ella no seré una aparicién limitada 4 un lugar determinado o a un pequefio grupo de elegidos, sino como el relémpago que sale del orionte y brilla hasta el ¢ dente Si serd fil tomar al Anticristo po iz ‘20 seré, en cambio, posible equivocarse acerca de su verdadera Yenida. Pero los duros de corazén, los que no quieran recono- cerlo, lo negardn. ¥ en aquella época no habré casi fe sobre la Ast como la esperanza y Ia gloria de los judios debis haber haber sido la primera venida de Cristo, asi debe ser nuestra esperanza y nuestra gloria su segunda venida. No sabemos si seri corporal, y si lo fuere, sera seguramente con su cuerpo esucitado y glorioso, pero st presencia seré real porque El lo prometié, Cuando pensamos en el fin del mundo, siempre deseamos que no se produzca en nuestra generacién, pues lo relacionamos con el Anticristo, con las tribulaciones, persecuciones y masa- ‘eres del Apocalipsis, pero bien necios somos en ello, si no valo- amos mis que a esas desdichas la felicidad de asistir a la le- at gada en gloria y majestad do Josucristo, la de vivir en un ver- dadero cielo anticipado, una contemplacién como tan pocos y tan santos tuvieron en su existencia terrenal Nadie que desee ir al Cielo puede no desear la Parusia. Es licito temer al infierno, pero no tanto que deseiramos no haber existido, no haber tenido posibilidad de ir al Paraiso. Es justo temer al Anticristo y a su tiempo, zero no tanto como para no desear recibir a Jesits en la tierra, En lo que sigue, exponemos en forma condicional, lo que es sélo opinién admitida entre otras, pro no impuesta como creencia obligatoria por la Iglesia. Opinamos que el reino del Anticristo seré corto, que la mi- sericordia de Dios lo reduciré a tres aftos y medio (Ap. 11, 2 y 3; 12, 6 y 14; 13, 5), para que seamos capaces de soportarlo. Sabemos, eso si, que serd derrotado y suponemos que el Tiempo ‘Triunfal en la tierra duraré mil afios (Ap. 20, 2-7). Cémo seré ese tiempo en la tierra, no lo sabemos, pero po- demos suponer que quedarin algunos malos que serén vencidos al fin de ese tiempo, cuando la resurreccién y el Juicio Final Sabemos que Dios juzgara a los vivos y a los muertos, pero no sabemos si ese juicio se haré en un solo instante, 0 si quizis ‘comience el juicio de los justos antes que el de los otros, lo que explicaria la primera resurreecién, i ‘Tal vez reine Cristo, triunfalmente, antes de su Ye haria un Rey-Hombre, sino como quien es, el del Anticristo en la th “San Miguel quien Es posible que la sede del Anticrist> sea Jerusalem, la de Gog y Magog sea Babilonia. La Biblia da esos nombres (Gog '¥ Magog) a pueblos del Asia Menor. No magnifiquemos pues al Anticristo, serd posiblemente el _Diablo-Hombre, y pese a sf mismo, la sefial de la Parusia. Sa- tands recién se jugaré definitivamente, y perderé, al final de los tiempos. Expulsado de Jerusalem el Antcristo, alli se estable- 35 cerd posiblemente la sede del Reino Prometido, que no habré de ser el Paraiso Terrenal, sino sélo la purificacién de la Tierra para recuperar el Edin Perdido y borrar hasta el recuerdo del pecado original y del triunfo de la serpiente. 17. ¢Serd el fin del mundo? El Diablo no puede triunfar, en el tiempo, contra su Hace- dor. Puede tener victorias parciales, pues Dios permite algunos males para que de ellos nazca el bien, pero no ha de tolerar, en cambio, que su Justicia sea vencida, que parte alguna de su Plan Creador sea suprimida por la victoria satinica. El Paraiso Terrenal, segiin relata el Génesis, no fue des- truido. Adin y Eva fueron de 61 expulsados y un angel puesto @ su puerta para evitar que los hombres pudieran retornar y comer del érbol de la Vida, que los harfa inmortales, Después del Juicio Final, todos los justos habrin resucitado, para la eternidad, y de subsistir el Paraiso Terrenal, el Angel de la Puerta ya estaria de més. Es logico creer que si el mundo no termina én ese mismo instante, el Paraiso habré sido recu- perado por la humanidad, vuelta a sus cuerpos, y que para clla no habria ya razén alguna de vederle la entrada al Edén, an ene ‘io una tierra iueva ¥ un cielo nuevo porque los anteriores ya habian sido destruidos. Podemos entenderlo en el sentido de que, como los hombres, la ‘Tierra, libre de las jas del entraré en un periodo, odin pores teetan ae _. Acont mn se el mismo apéstol a la mueva Jeru- se salem, diciendo de ella que seré el Taberniculo de Dios entre Jos hombres, con los cuales El mismo estard presente, Luego, algo que atin precisa més la visién del Evangelio, al decir que en la misma ciudad existird un érbol de la vida, ;Seré el mismo arbol de la vida que habfa en el Paraiso Terrenal? ;Seré la ‘Nueva Jerusalem el Nuevo Paraiso? En el mismo texto dice a continuacién: “No habri ya mal- dicién alguna y el Trono de Dios y del Cordero estaré en ella, Y sus siervos Ie servirdn, y verén su rostro y levardn su nom. 36 ~s bre sobre la frente. No habré ya noche, ni tendré necesidad de luz de antorcha ni de luz del sol porque el Sefior Dios los alum. braré y remnarén por los siglos de los siglos” (Ap. 22, 3.5) La Visin citada es posterior al milenio y a la derrota final de Satands, posterior también al Juicio Final, Puede decirse en- tonces que la Nueva Jerusalem seré creada después del fin del mundo actual, y que seré pues el Nuevo Mundo, el Nuevo Pa- rafso, Satanés habré desaparecido ya de la superficie de la Tie- rra y con 1 habré desaparecido Babilonia, Puerta y Morada de los Espiritus Malignos. La Puerta del Infierno habré quedado sellada ya para siempre, los cielos y Ia tierra se habrin ya re- uunido, pero toda comunicacién con el Enemigo estar coriada y Ja paz de la Tierra no seré perturbada por los siglos de los siglos. Gog y Magog, la verdadera raza de Cain, los adoradores de Belcebii, habrin combatido su iiltima batalla y caido con su rey. ‘el fuego eterno los habri devorado y volverd a decirse de lo que en la Nueva Tierra quede: “Y vio que era bueno todo lo Creado”. 18. Los falsos pastores Varias veces nos advierten las Escrituras que al aproximar- a = ‘ = Iglesia, la desvien, ensefiando que las doctrinas sostenidas por ‘lla son falsas 0 deformadas, 0 que han sido superadas por el correr del tiempo y por la modificacién de las costumbres, "La iiltima, més dificil de localizar, es aquella de quienes dentro de la Iglesia, consciente 0 inconscientemente, tiendan a | enfriar o a vaciar la doctrina de su contenido de amor, de gracia ar I F y de verdad, aunque no contradigan los dogmas, ni siquiera los Fitos. Estas tres formas estin claramente, y por separado, anun- ciadas en el Nuevo Testamento. Y con respecto a la iiltima se puede aplicar la condenacién divina: “A los tibios los vomitaré deo mit boca”. Tales ataques serdn posiblemente simulténcos en su forma ¥, al mismo tiempo, escalonados en su intensidad, Uegando re- ‘ign a destrozar la estructura de la Iglesia, cuando llegue el Anti- cristo. Eso no quiere decir que la Iglesia desaparezca, sino gee su Jerarquia visible sea dominada por las fuerzas del ‘mal. ‘tonces ser cuando solamente los elegidos verdn claro. “EL que tenga inteligencia calcule el niimero de la bestia, porque es nimero de hombre. Su mimero es 666" (Ap. 13, 18). Como el mandato del Evangelio no se limita a quienes ten- gan inteligencia excepcional, intercalo una sugestién propia. El 6 corresponde a la letra caldea V, 0 vay, su forma es \/; 666 podria ser quizés wy , el candelabro dol templo, incompleto, resumen de las seis herejias mayores, simbolo de la muerte de Ja sexta Iglesia, es decir la pentiltima, del Apocalipsis. Pero tengamos en cuenta que el Espiritu Santo no abando- nard a Ja Iglesia jamés, Sijalgim dia desaparece el Papado, seré ue sepultarse en Ins catacumbas 0 refa- giarse en el desierto y los falsos pastores habrin tenido a su fa- ‘vor, la potestad de efectuar prodigios y sefiales. > Aguf conviene recordar un misterio nunca explicado en las Escrituras, el del sacerdocio jamés interrumpido, el de aquel Rey y Sacerdote de Salem que se llamé Melquisedec, al que Abraham. pagé diezmos y del cual recibié el orden sacerdotal eterno (Sal. 109, 4) que transmitié a la tribu de Levi. Su origen es total- mente desconocido, como dice San Pablo (Heb. 7, 1-28). E ‘Su sacerdocio fue transferido antes que su ciudad, Sodoma, fuera destruida por el fuego celeste. 38 19, Devociones salvadoras Cuando Hogue el momento de la gran confusién, los sabios ¥ los prudentes no verin lo que se he revelado a los pequetios. Los simples y humildes de corazén serin salvados y no los gran- des y soberbios. Muchos de esos soberbios, ain cayendo en la apostasia, han conservado siempre algunas de las devociones y précticas caté- licas, pero rechazan sistemiticamente otras. De entre estas til- timas, las apariciones de Jesis y de Marfa, sobre todo en los liltimos siglos, nos han sefialado dos especialmente como reme- + dio de salvacién, individual y colectivo, para el presente y para los tiempos que presuntamente se avecinan, Ellas son: 1a devo- cién al Sagrado Corazén de Jesiis y la del Sentisimo Rosati. Por supuesto, ninguna de estas devociones puede igualar la cficacia de la Sagrada Euceristia, pero la complementan, pues si el Sontisimo Sacramento es la reparacién de los pecados de Ja humanidad, la devocién al Sagrado Corazém es la reparacién Jos desprecios y tibiezas con que afrontan los hombres a Jesis Sacramentado; él Santo Rosario es, como dijo Leén XIII, el re- ‘medio de todos los males y el principio de todos los bienes. Guando venga el perfodo de la gren confusién, hemos, pues, de tener en cuenta las siguientes roglas para poder recibir el fuxilio del Hijo y de su Madre, y en especial para poder dis- finguir los buenos y los falos pastors, los con piel de cor- _ eae ndart sus enemigos espirituales y temporales. Los soberbios, los tibios ¥ sobre todo los iconoclastas y los maniqueos, o sus sucesores, wropensos a despreciar toda la creaciin material, la excluirén a acini falas pasteces ln cosbatiis, ‘irvendo allo de seal para los sequidores del Verbe. Segunda: La difusién del Santo Rosario es el mejor remedio contra la propagacién de las herejias, signo de predestinacién 39) | para los justos y la repulsa al mismo, seiial probable y- préxima de condenacién y segura forma de conocer a los apéstatas de corazén, Tercera: La absoluta sumisin al Soberano Pontifice es también sefial de ortodoxia y de humildad, y no se hallaré, por ierto, en los falsos pastores. Aclaremos que en cuanto a la primera y a la segunda re- sas, las devociones referidas en ellas han sido recomendadas por las més actuales apariciones de Jestis y de Maria como tinicos medios de detener la mano del Sefior, pronta ya para castigar a la Tierra, En lo tocante a la tercera, ella es tan valida mien- tras el Pontificado esté encarnado en el Obispo de Roma, como silo estuviera en la persona misma de Cristo vuelto al mundo, en el reinado de los Mértires, devueltos a la vida en la primera resurreccién, La comunién frecuente y la devocién a los santos también ‘es muy probable que sean combatidas por los falsos pastores, pues repugnan a los principios maniqueos que informarén a la Ulti- ‘ma Herejfa y a los tiempos que la precedan, ee i Creemos también que si podemos pedirle gracias especiales, no podemos esperar que Dios nos atienda a plazo cierto, Nada de ello es verdad, todos y cada uno de nosotros tene- mos el poder de hacer milagros y de efectuarlos en el momento que deseemos. 40 En efecto, a Dios agradé la oracién del publicano, que supo rezar con humildad, atin siendo un pecador. Si pidiéramos con fe que un monte se levantara en los aires y se tirara al mar, en contra de todas las leyes de la natura- ieza y sin beneficio para nadie, también seria concedido (Mt. 21, 21 y 22), En cuanto al poder exigir de Dios que una gracia nos He- gue en un momento determinado, no olvidemos el “dénosle hoy” del Padre Nuestro, El centurién pidié cudndo y cémo habria de curar su siervo. En premio a su fe, dijole Jests: “Ve, higase contigo segin has credo". ¥ en aquella hora quedé curado el siervo, (Mt. 8, 13). ‘Vemos que silo la fe pide el Sefior para que muestra ora- cin obtenge lo que pide. De su amor a nosotros brota ese don, hhacedor de milagros. Y por nuestro amor a El, lo recibimos. Sia la oracién de uno solo dio el Creador ese poder, atin hhizo més, porque st generosidad no tiene limite, Entrogé a los hombres un arma todavia més eficaz, la oracién en comin, “que si vosotros conviniereis sobre la tierra en pedir cualquier cosa, 5 lo otorgaré mi Padre, que esti en los cielos” (Mt. 18, 19). | Oiganlo los matrimonios que ies, tribulaciones y estrecho ‘ces. “Porque donde estén “Wino, suprinsir su liturgia, desposeer @ la Iglesia de lo que algu- ‘nos Haman formalismos y formulismos, y recién cuando no lo consigue, se conforma con enfriarlos y vaciarlos en su contenido. ‘A Dios le agrada la forma en la oracién y en la liturgia, ies en ella consiste el decoro de su casa, pero también le agra- 4 da Ia oracién espontinea, que sale de lo intimo del corazén y nunca es viciada por la frialdad y el hibit. Hay un modo de conciliar las dos, completendo asi la eficacia de la invocacién, que es el usar las férmulas tradicionales de la Iglesia, y al mis. mo tiempo meditarlas en el modo mis espontineo, sincero y adaptado a las presentes circumstancias y necesidades. Compro- baremos con asombro que cada oracién formal encierra todo un tesoro de ensefianzas espirituales y materiales, que se refiere al presente, al pasado y al futuro, y que es en’ si un compendio del conocimiento de Dios. 21. Maran Atha Concluye el Apocalipsis y con él la Sagrada Escritura en una invocacién aramea, Manan-Arua, que puede interpretar- sse de dos maneras, “Nuestro Sefior Viene”, o “Ven, Senior Nues- tro”. La primera.es en si un canto de fe y de esperanza, la segunda un grito de amor, de caridad, referidas ambas a Ja Se- gunda Venida de Jesucristo, Nuestro Sefior Jesucristo impuso a los eristianos pre Evangelio a todas las gentes y a todas las naciones, obliga que no debe entenderse referida a parte alguna x Ee no al todo. Carga de apostolado que pesa no sélo sobre los mi E nistros de Dios, sino sobre todos los cristianos, No hacerlo, ol- vidar Ja predicacién del “Vexca Nos ex ‘Tw netno”, que el anismo Salvador nos ensefié a pedir a su Divino Padre, es tam- bin desoir la palabra de los Sumos Pontifices, que no han de- jado de recordarnos ese deber, en tiempos bien recientes por cier- 40, como S. S. Pio XIT en 1949: “...¥ nuestro deber, el deber 2 del episcopado, del clero y de los fieles, es de prepararnos al futuro encuentro de Cristo con el mundo” Un enfriamiento, un racionalismo modernista que contiene, en un aparente afén de simplificacién, una vana confianza en la sola inteligencia humana para legar a Dios, y se caracteriza por lun semimanifiesta aversién por todo aquello que respeta la for- ma y Ia complejidad de las cosas, semejante en eso al arte ico- I noclasta de nuestra época, quiere despojar de sus rayos al Sol de Ia Creacién, quiere privar a la majestad de su Rey del nece- sario esplendor de su corte, Seamos cristocéntricos en nuestra fe y en nuestro culto, pero recordando que el centro de algo es cl lugar al cual convergen todas las partes, y que sin saber de tales partes no podriamos descubrir aquel centro, Honra grande debe darse a Dios y a su Hijo Jesucristo, en todo lo que El creé, en especial quienes més participan de su sloria, que son su Santisima Madre, sus ngeles sus santos. Honra grande también, entre los santos, se debe a quienes dieron el més sublime ejemplo de renunciamiento, imitaron a Gristo en su inmolacién y mezclaron su sangre con la de El; 4 Jos que profesaron y proclamaron su Verdad, ofrendando vo Juntariamente sus vidas, que el mundo exigié en pago de ello; ‘ quienes por encima de los demas hombres “cuando El venga. Jos obscuros tiempos que se vienen, “martirio, no deberemos vacilar, que el mayor mn0 €§ asemejarse en méaximo modo a sa tros fue martin. 5 Y ello no fuera necesario, i slo Ia cia y el mundo se opusiesen a que mente revelado, que Dios no nos dej callar nuestra voz, porque en verdad, el ~ Verbo, 43 22. La lave INDICE Padre Nuestro, que estas en los Cielos, Seftor que de la nada nos ereastes, Que todo lo gobiernas, ordenas y conservas, Santificado sea el tu nombre, Ni la prudencia ni el despego Impida proclamar toda tu Verdad y ta Gloria, ‘Venga a nos el tu reino, ‘Vuelve pronto a este mundo, como rey. Prélogo de Julio Meinvielle .... Lo que se calla en Religién . Espiritu y materia... Higase tu voluntad, Pues todo lo que creaste era bueno, i ‘i 2 La armonia do les armonias aes ties 3. Ammonia de la Creacién . Obedezcan tus hombres y tus éngeles, Bis Cocseaca del haaire Io eins 5. La cébala y la Revelacién . EL pan nuestro de cada dia, dinosle hoy, 6) Cémo trabaja el diablo . Haz que apreciando la magnificencia a2 ie ¥ : ee "Enyuélvenos en el amor de tu Sagrado Corsa, "Asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores; No nos dejes caer en la tentacién, Salvanos de imitar las maldades del Demonio, Weeates shades YY Iibranos del mal. Amén. 20. El poder de la oracién - Porque el mal es tu ausencia, ch sumo Bien. PPSSLSLSSESEREBS Se termins de imprimir en os talleres grificos de Domingo E. Taladris, ‘en le ciudad de Santa Maria de lor Buenos Aires, ‘San Juan 3875, et 24 de junio de 196, festivided de San Juan Bastiste,

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