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Teórico 8/9/09
Segundo cuatrimestre 2009, noveno teórico
Objetivistas:
a. Esencialismo: la cultura es una segunda naturaleza y es algo dado a los individuos por herencia.
Es racial, biológica. El grupo étnico es un grupo de pertenencia.
b. Culturalismo: la identidad cultural preexiste al individuo que la recibe en tanto herencia a partir
de la socialización.
c. Primordialismo: la pertenencia al grupo étnico es primera y la más fundamental de todas las
pertenencias sociales. Se da en función de una genealogía común. Ej. Geertz.
Subjetivistas:
Lo que cuentan son las representaciones que los individuos se hacen de la realidad social y sus
divisiones. La IDENTIDAD CULTURAL es un sentimiento de pertenencia e identificación con una
colectividad más o menos imaginaria (v. Anderson). La identidad es variable. CASO EXTREMO: es
una elección individual arbitraria.
Barth
Grupo étnico:
Los LÍMITES ÉTNICOS definen al grupo y no al contenido cultural que encierra. Canalizan la vida
social dotando al grupo no solo de señales de identificación, sino también de una ESTRUCTURA DE
LA INTERACCIÓN que permite la persistencia de las diferencias culturales. Esa estructura de la
interacción consiste de un CONJUNTO DE PRECEPTOS que regulan las situaciones de contacto y
permiten su articulación, más un CONJUNTO DE SANCIONES que “protegen” ciertas zonas de la
cultura para mantener el límite étnico.
La identidad étnica es una especie de ESTATUS sobrepuesto a la mayoría de los demás estatus
sociales, que define las constelaciones posibles de estatus, es decir, de identidades sociales que puede
asumir un individuo con tal identidad (cfr. Wallerstein). Constriñe al sujeto en sus actividades, es
IMPERATIVA, es decir, no puede ser pasada por alto como otras definiciones de la situación (cfr.
Goffman).
Se suele agrupar a los grupos étnicos en grupos estereotipados, tiene un carácter NORMATIVO y
EXCLUYENTE/INCLUYENTE que produce diferencias culturales al mantener prescriptivamente los
límites étnicos.
Wallerstein: RAZA, NACIÓN y GRUPO ÉTNICO son categorías históricas que han sido utilizadas en
lugar de PUEBLO en diferentes contextos históricos debido a diferentes razones materiales de la
economía-mundo capitalista. La categoría de CLASE cruza ortogonalmente la categoría de pueblo, por
eso es rechazada.
RAZA= tradicionalmente, es una categoría genética dotada de forma visible. Desde la visión marxista,
se relaciona con la DIVISIÓN AXIAL del TRABAJO, organizada en la antinomia
CENTRO/PERIFERIA. El RACISMO surge de esta relación material de desigualdad (v. empresarios
japoneses como “blancos honoríficos” en Sudáfrica).
NACIÓN= tradicionalmente, es una categoría cultural vinculada a las fronteras del Estado. Son grupos
sociopolíticos. En realidad es una categoría ligada a la COMPETENCIA INTRA E INTERREGIONAL
(ONU). Se relaciona con la SUPERESTRUCTURA POLÍTICA de los ESTADOS SOBERANOS y las
relaciones interestatales. El Estado ha precedido a la nación y no a la inversa (como sostiene el MITO
NACIONALISTA).
En Ford, que analiza el discurso académico -Cap. 2 de Navegaciones- la metáfora tiene dos funciones:
cognitiva y de control social. Desde América Latina propone la creación de contrametáforas como
forma de resistencia a la hegemonía global.
Said analiza el orientalismo, discurso sobre Oriente que produjo históricamente Occidente para
dominarlo simbólica y materialmente.
¿Cómo se resuelve el problema de hablar sobre el otro? ¿Es posible hacerlo sin ejercer violencia
simbólica? ¿Es traducible la voz del otro?
Said responde que hay que dar cuenta del posicionamiento abandonando la pretensión de neutralidad.
Shohat y Stam proponen el multiculturalismo policéntrico.
James Clifford revisa los modos en los que la antropología ha dado cuenta de la cultura y de la voz del
otro, los ha representado históricamente. Individualiza cuatro modos “modernos” de hacer etnografía
con sus respectivas formas de AUTORIDAD ETNOGRÁFICA, que es una estrategia que proporciona
la verdad en el texto y legitima al enunciador. Llama la atención acerca de que la etnografía debe
esforzarse por no representar a los otros como abstractos o ahistóricos y ser conciente de las relaciones
históricas específicas de dominación y diálogo entre antropólogo e informantes:
1) Autoridad experiencial: luego de años en los que el antropólogo y el etnógrafo eran personas
diferentes, el haber estado allí, el trabajo de campo comienza a cobrar un valor legitimante,
especialmente a partir de 1920. Las abstracciones antropológicas para ser válidas debían estar basadas
en descripciones culturales intensivas (observación participante) hechas por estudiosos calificados. El
etnógrafo comienza a ser también antropólogo y la figura del trabajador de campo fue legitimada; los
lenguajes nativos podían ser “usados” sin dominárselos del todo (los dos años de estadía
acostumbrados no eran suficientes para ello); se enfatiza el poder de la observación y aparecen las
abstracciones teóricas para dar cuenta de la “totalidad” de la cultura estudiada, sin necesidad de
extensos inventarios de costumbres, por ejemplo. Los textos producidos por este tipo de autoridad son
narrativas propias de extranjeros que penetran en una cultura: el mundo que se representa es subjetivo,
no dialógico o intersubjetivo, pues se basa en el conocimiento (indiciario) personal.
2) Autoridad interpretativa: se basa en la interpretación de las culturas como textos, influida por el
modelo filológico de la crítica textual. Se mira la cultura como un conjunto de textos a interpretar
(Ricoeur, Geertz). La textualización (conversión de los observado o registrado en texto) es
prerrequisito para la interpretación (construcción de corpus de análisis). Se inventa un autor
generalizado al perderse el contacto con la elocución original: “los entrevistados”, “los vecinos”, etc.
Los aspectos dialógicos y situacionales de la interpretación etnográfica tienden a desvanecerse en el
texto representativo final.
3) Autoridad dialógica: pone en primer plano la intersubjetividad de toda elocución, junto con su
contexto preformativo inmediato. El modelo del diálogo (Bajtín, Benveniste) subraya los elementos
circunstanciales e intersubjetivos. Pero la textualización sigue siendo “representación” del diálogo. Este
modelo desplaza pero no elimina la autoridad monológica, pero puede resistir mejor el impulso hacia la
representación autoritaria del otro.