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EL ROMANTICISMO

El Siglo XIX (19)

El siglo XIX es uno de los más agitados de la historia española; la literatura no puede aislarse de
los diversos movimientos políticos y sociales que se suceden uno tras otro. Sería difícil entender
los diversos movimientos literarios de este siglo, si no tenemos en cuenta los acontecimientos
políticos y sociales de la época.

Situación de España

Acontecimientos político-sociales Movimientos literarios

• Período absolutista. • Restos del Neoclasicismo y


Prerromanticismo.
- Al comenzar el siglo XIX, el emperador
francés, Napoleón Bonaparte, invadió con - A finales del siglo XVIII aparece una
su ejército nuestro país. Los españoles reacción contra el Neoclasicismo que se
reaccionan y España se convierte en el manifiestan en:
escenario de una guerra, llamada guerra
· Expresión libre de los sentimientos del
de la Independencia, que termina con la
poeta.
expulsión de los franceses.

· Preferencia por los temas exóticos.


- Durante la guerra se reunieron las Cortes
de Cádiz y elaboraron la Constitución de · Libertad del autor frente a las rígidas
1812, que concedía mayores derechos y normas que impone el Neoclasicismo.
libertades para el pueblo. Esto ocasionó
duros enfrentamientos entre los partidarios
de la reforma, llamados liberales, y los - El Prerromanticismo español, es
partidarios de que no se aplicara la representado por autores que, aunque
Constitución, llamados absolutistas. A la primero pertenecieron al Neoclasicismo, al
cabeza de estos últimos se encontraba el final de su vida inician una tendencia hacia
propio rey, Fernando VII, que gobernaba este movimiento. Nicasio Álvarez Cienfuegos,
con un poder totalmente absoluto. Manuel José Quintana y Alberto Lista son
nombres importantes.

• Período liberal. • Romanticismo


- Después de la muerte de Fernando VII, los - El triunfo del Romanticismo en España
liberales se ponen de parte de su hija tiene lugar con el estreno de la obra
Isabel, enfrentándose a los que querían teatral del Duque de Rivas, La conjuración
como rey a Carlos, hermano de Fernando de Venecia en 1834, y Don Álvaro o La
VII. Éste era partidario del absolutismo. Los fuerza del sino en 1835. Su apogeo fue
enfrentamientos entre estos dos nuevos muy corto entre 1835 y 1840.
sectores se llamaron guerras carlistas.
- El Romanticismo se puede definir como un
En este tiempo son los liberales los que
movimiento contra el Neoclasicismo, que
tienen el poder e intentan llevar a cabo
da preferencia a los sentimientos.
grandes reformas en el país. La más
importante es la reforma agraria y el
saneamiento de la economía.

• Período revolucionario y • Realismo y Naturalismo.


Restauración.
- Frente al alejamiento de la realidad y
- España se encuentra estancada a causa subjetivismo romántico, surgen el
de las guerras carlistas y el progreso es Realismo y el Naturalismo.
nulo. Existe un descontento general · El Realismo se caracteriza por la rigurosa
entre los ciudadanos. El enfrentamiento observación de la vida cotidiana.
constante entre los liberales y los
· El Naturalismo es un movimiento derivado
conservadores crea inestabilidad
del anterior que pretende explicar
política. En septiembre de 1868 se
científicamente el comportamiento del
desencadena una revolución que pone fin
hombre.
al reinado de Isabel II.
- Durante esta época se producen grandes
tensiones: la clase obrera convoca grandes
huelgas. España ofrece un espectáculo
deplorable a causa de los continuos
enfrentamientos.
- La proclamación de Amadeo de Saboya
como nuevo rey fracasa muy pronto al
abandonar éste el país en 1873. Tampoco
funciona la proclamación de la Primera
República para calmar los
enfrentamientos. La situación no cambió
hasta 1874, en que se nombra al hijo de
Isabel II, Alfonso XII, como rey de España;
período conocido con el nombre de
Restauración.

• El desastre • Modernismo y Generación del 98.


- Se cierra el siglo con un nuevo desastre. En - Son dos movimientos que reaccionan
1898 se sublevan las colonias españolas contra el Realismo y el Naturalismo. El
de Cuba y Filipinas. Tras una penosa primero se preocupa ante todo por el arte. El
guerra, España pierde sus últimas segundo pretende analizar las causas de la
posesiones en América. decadencia española y proponer soluciones a
sus problemas.

El movimiento romántico
Este movimiento literario, que transcurre en la primera mitad del siglo XIX, se originó en
Alemania e Inglaterra.
Tras la muerte de Fernando VII, en 1833, los liberales que estaban exiliados regresaron con las
ideas románticas que triunfarían en España.
Contra el racionalismo francés del siglo anterior, que sometía al arte a reglas rígidas, el escritor
romántico reacciona, expresando sus sentimientos.

Las características más importantes son:

• Rebelión del individuo contra cualquier norma que la impida expresar sus propios
sentimientos.
• Absoluta libertad en política, moral y arte.
• Mantienen una actitud idealista que no corresponde a la realidad que los rodea y los
lleva a la rebeldía contra la patria, la sociedad e incluso contra Dios.
• Como consecuencia del enfrentamiento entre su espíritu idealista y la cruda realidad, se
produce la desesperación y el desengaño.
• Si en el siglo anterior la verdad era igual a belleza, para el Romanticismo sólo la belleza
es la verdad.

TÉCN ICAS L ITER AR IAS


Los románticos toman como modelos los más apartados de los clásicos: la literatura medieval,
el Romancero, la Biblia, el pasado histórico...

• La poesía

Se revaloriza el romance, surgen nuevas estrofas y los poetas combinan a su gusto versos y
estrofas.

• El teatro

Se mezcla la prosa con el verso, lo trágico con lo cómico y desaparece de la obra de teatro todo
afán didáctico o moralizador. Sólo se pretende conmover al espectador, provocándole
entusiasmo, terror, espanto, tristeza...

Temática del Romanticismo

El autor romántico, al hacer prevalecer los sentimientos sobre la razón, manifiesta libremente
sus emociones más íntimas, dando prioridad a la melancolía y a la desesperación. La lírica
será su género preferido.

• La naturaleza

El romántico considera el paisaje como un elemento muy importante en su obra. Prefiere una
naturaleza que conecte con sus sentimientos tumultuosos; por eso buscan paisajes agrestes,
noches tormentosas, mar tempestuoso, ambientes nocturnos y sepulcrales, ruinas de castillos
medievales... La naturaleza participa de los propios sentimientos del poeta y se convierte en
una compañera con la que se comunica.

Olas gigantes que os rompéis bramando


en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán, que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrando en el cielo torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, adonde el vértigo
con la razón me arranque la memoria...
¡Por piedad!... ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!

Gustavo A. Bécquer

• Lo lejano y lo exótico

La poderosa imaginación del romántico choca con la realidad circundante. Como consecuencia
de este choque, el poeta busca evasión en lo lejano. La Edad Media será fuente de inspiración
para el arte y la literatura: renacen las leyendas medievales, los cuentos de hadas... Lo exótico
se manifiesta en la atracción que sienten los románticos por la España musulmana y por la
mitología nórdica, que sustituye a la mitología grecolatina.

• Resurgimiento de lo popular

La vuelta a una época lejana supone el resurgimiento de la cultura medieval. El Romancero y


las leyendas épicas son fuente de inspiración para la poesía y el teatro.

• El amor

Se idealiza el amor hasta el punto de considerar a la mujer como un ser que lleva a Dios. El
amor es considerado como un principio divino.
A la par que esa mujer angelical, los románticos también ven a la mujer como un principio de
perdición, como una fatalidad que destruye al hombre.

Canto a Teresa (José de Espronceda)


¡Oh llama santa! ¡Celestial
¡Ay!, aquella mujer, tan sólo anhelo!
aquélla, ¡Sentimiento purísimo!
Es el amor que al mismo amor
tanto delirio a realizar alcanza, ¡Memoria
adora,
y esa mujer tan cándida y tan acaso triste de un perdido
el que creó las sílfides y ondinas,
bella, cielo,
la sacra ninfa que bordando mora
es mentida ilusión de la quizá esperanza de futura
debajo de las aguas cristalinas;
esperanza gloria!
es el amor que recordando llora
es el alma que vívida destella ¡Huyes y dejas llanto y
las arboledas del Edén divinas,
su luz al mundo cuando en él desconsuelo!
amor de allí arrancado, allí
se lanza, ¡Oh mujer, que en imagen
nacido,
y el mundo con su magia y ilusoria,
que busca en vano aquí su bien
galanura tan pura, tan feliz, tan
perdido.
es espejo no más de su placentera,
hermosura. brindó el amor a mi ilusión
primera!

• La libertad

La exaltación de la libertad del hombre frente a cualquier ley humana es un tema frecuente.
El romántico siente una fuerte admiración por todos aquellos seres que están fuera de la ley
(piratas, bandoleros, vagabundos), a los que considera como verdaderos símbolos de la
libertad.

La canción del pirata ( José de Espronceda)


Con diez cañones por banda, que yo tengo aquí por mío no me abandone la suerte,
viento en popa a toda vela, cuanto abarca el mar bravío, y al mismo que me
no corta el mar, sino vuela a quien nadie puso leyes. condena,
un velero bergantín; Y no hay playa colgaré de alguna antena
bajel pirata que llaman, sea cualquiera, quizá en su propio navío.
por su bravura, el Temido, ni bandera Y si caigo,
en todo el mar conocido de esplendor, ¿qué es la vida?
del uno al otro confín. que no sienta Por perdida
La luna en el mar ríela, mi derecho ya la di,
en la lona gime el viento y dé pecho cuando el yugo
y alza en blando movimiento a mi valor. del esclavo
olas de plata y azul; Que es mi barco mi tesoro como un bravo
y va el capitán pirata, que es mi dios la libertad, sacudí.
cantando alegre en la popa, mi ley, la fuerza y el viento, Que es mi barco mi tesoro
Asia a un lado, al otro mi única patria la mar. que es mi dios la libertad,
Europa, A la voz de ¡barco viene! mi ley, la fuerza y el viento,
y allá a su frente Estambul; es de ver mi única patria la mar.
-"Navega velero mío, cómo vira y se previene Son mi música mejor
sin temor, a todo trapo a escapar: aquilones
que ni enemigo navío, que yo soy el rey del mar, el estrépito y temblor
ni tormenta, ni bonanza, y mi furia es de temer. de los cables sacudidos,
tu rumbo a torcer alcanza, En las presas del negro mar los bramidos
ni a sujetar tu valor. yo divido y el rugir de mis cañones.
Veinte presas lo cogido Y del trueno
hemos hecho por igual: al son violento,
a despecho del inglés sólo quiero y del viento
y han rendido por riqueza al rebramar,
sus pendones la belleza yo me duermo
cien naciones a mis pies. sin rival. sosegado
Que es mi barco mi tesoro Que es mi barco mi tesoro arrullado
que es mi dios la libertad, que es mi dios la libertad, por el mar.
mi ley, la fuerza y el viento, mi ley, la fuerza y el viento, Que es mi barco mi tesoro,
mi única patria la mar. mi única patria la mar. que es mi dios la libertad,
Allá muevan feroz guerra ¡Sentenciado estoy a mi ley, la fuerza y el viento,
ciegos reyes muerte! mi única patria la mar.
por un palmo más de tierra, yo me río;

El teatro en el Romanticismo

El Romanticismo, con su imaginación, logra despertar el interés por el teatro al estrenarse en


1835 Don Álvaro, del Duque de Rivas. El mayor éxito del teatro romántico lo alcanzó la obra
Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, en 1844.

• Características

• Desaparecen las rígidas normas neoclásicas. Los escenarios son muy variados y el
tiempo se acorta o se alarga a gusto del autor.
• Temas. Preferencia por los temas legendarios, caballerescos o de la historia nacional.
• Técnicas. Aumenta el número de actores y se mezcla la prosa y el verso.
• El tono de la obra es vibrante. Abundan las escenas violentas, duelos, suicidios,
muertes, ambientes sepulcrales...

• Autores

• El Duque de Rivas
Ángel García de Saavedra nació en Córdoba en 1791 y murió en Madrid en 1865. Fue una figura
importante en la política y la literatura de su tiempo. Estuvo exiliado en Inglaterra durante el
reinado de Fernando VII. Al regresar a España ocupó varios cargos políticos y fue director de la
Real Academia de la Lengua.

Escribió la obra Don Álvaro o la fuerza del sino, primer drama romántico que triunfó en
España. En 1841 publicó sus Romances históricos, en los que recrea una serie de leyendas y
personajes de nuestro pasado histórico. Utiliza un lenguaje sobrio y seguro con el que consigue
descripciones exactas de personajes, atuendos y ambientes.

Un castellano leal (Fragmento)


"Soy, señor, vuestro vasallo, donde vivir, sin que tenga orgulloso y satisfecho,
vos sois mi rey en la tierra; que rozarme con traidores turbó la apacible luna
a vos ordenar os cumple cuyo solo aliento infesta. un vapor blanco y espeso
de mi vida y de mi hacienda. Y en cuanto él deje mi casa, que de las altas techumbres
Vuestro soy, vuestra mi casa, antes de tornar yo a ella, se iba elevando y creciendo.
de mí disponed y de ella, purificaré con fuego Resonaron las campanas,
pero no toquéis mi honra, sus paredes y sus puertas." conmovióse todo el pueblo,
y respetad mi conciencia. Muy pocos días el duque de Benavente, el palacio,
Mi casa Borbón ocupe hizo mansión en Toledo presa de las llamas viendo.
puesto que es voluntad del noble conde ocupado Aún hoy, unos viejos muros,
vuestra; los honrados aposentos. del humo y las llamas
contamine sus paredes, Y la noche en que el palacio negros,
sus blasones envilezca, dejó vacío, partiendo recuerdan acción tan grande
que a mí me sobra en Toledo con su séquito y sus pajes en la famosa Toledo.

• José Zorrilla

Nació en Valladolid en 1817 y murió en Madrid en 1893. Durante los años pasados en el colegio
se dedicó a leer a los grandes escritores románticos europeos. Al mismo tiempo intervenía en
las representaciones teatrales del centro. A los doce años comenzó a escribir versos. A los
veinte años leyó unos versos en el entierro de Larra, con lo que se dio a conocer como poeta
ante un público formado por los mejores escritores del momento. Fue miembro de la Real
Academia de la Lengua y reconocido oficialmente como un gran poeta.

Zorrilla utiliza temas de la historia nacional. Sus obras teatrales presentan los rasgos propios
del drama romántico y nadie como él es capaz de construir la obra teatral ni interesar tanto al
público. Zorrilla escribe exclusivamente en verso. Su versificación es sonora, brillante, ágil e
impactante.

Escribió la obra mas representativa del teatro romántico y la más representada en los teatros:
Don Juan Tenorio; famoso aventurero y conquistador de mujeres.

Don Juan Tenorio (José Zorrilla)


Don Juan Don Juan Don Juan

Desde una princesa real ¡Bah! Pues yo os Partid los días del año
a la hija de un pescador, complaceré entre las que ahí encontráis.
ha recorrido mi amor doblemente, porque os digo Uno para enamorarlas,
toda la escala social. que a la novicia uniré otro para conseguirlas,
la dama de algún amigo otro para abandonarlas,
¿Tenéis algo que tachar?
que para casarse esté. dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
Don Luis
Don Luis Pero la verdad a hablaros,
pedir más no se me antoja,
Sólo una os falta en
¡Pardiez, que sois atrevido! y pues que vais a casaros,
justicia. mañana pienso quitaros
Don Juan a doña Ana de Pantoja.
Don Juan
Yo os lo apuesto si queréis. Don Luis
¿Me la podéis señalar?
Don Luis Don Juan, ¿qué es lo que decís?
Don Luis
Digo que acepto el partido; Don Juan
Sí, por cierto; una novicia
para darlo por perdido,
que esté para profesar. Don Luis, lo que oído habéis.
¿queréis veinte días?

LA PROSA EN EL ROMANTICISMO

La prosa durante el Romanticismo se centró sobre todo en la novela y en los artículos


periodísticos.

La novela histórica trata temas legendarios medievales que son reconstruidos con la mayor
veracidad posible.

Los románticos, para hacer triunfar sus ideas, solían reunirse en algún café donde
intercambiaban sus opiniones. El medio más eficaz para difundirlas en aquella época era el
periódico. Se esforzaron en fundar revistas y periódicos en los que exponían sus ideas y
combatían a los neoclásicos.

AUTORES

• Enrique Gil y Carrasco

Nació en Villafranca del Bierzo (León) en 1815. Estudió en Ponferrada, Astorga y Derecho en la
Universidad de Valladolid. En 1836 se instaló en Madrid donde conoció y entabló amistad con
Espronceda y otros escritores románticos. Publicó sus escritos en varios periódicos madrileños.
A partir de 1844 trabajó como diplomático en Alemania. Murió en Berlín en 1846 de
tuberculosis.

Escribió poemas llenos de melancolía pero es más conocido como el autor de la novela histórica
más importante del Romanticismo: El señor de Bembibre.

En esta novela, Enrique Gil y Carrasco recrea en forma novelada un episodio de la historia: la
caída de la poderosa Orden Caballeresca de los Templarios. Los caballeros del Temple habían
tenido varias posesiones en la comarca del Bierzo. En la obra se mezcla una patética historia de
amor con la narración de los difíciles años del final de la Orden y con la descripción del bello
paisaje del Norte de León.

El señor de Bembibre (Enrique Gil y Carrasco)


Don Álvaro, señor de Bembibre, familia del Maestre de los templarios
castellanos, está enamorado de la hermosa doña Beatriz. A pesar de la
oposición de la familia los jóvenes se prometen amor eterno. Beatriz se ve
obligada a casarse con el conde de Lemus, enemigo del Temple. Don Álvaro,
despechado, ingresa en la Orden y lucha contra los ejércitos del conde de
Lemus. Una vez muerto el conde y destruida la Orden, don Álvaro de casa
con doña Beatriz en el lecho de muerte de la chica.
Estaba poniéndose el sol detrás de las montañas que parten términos entre
el Bierzo y Galicia. Doña Beatriz clavaba sus ojos errantes y empañados de
lágrimas, ora en los celajes del ocaso, ora en los árboles del soto, ora en el
suelo, y don Álvaro, fijos los suyos en ella, de hito en hito, seguía con ansia
todos sus movimientos. Ambos jóvenes estaban en un embarazo doloroso,
sin atreverse a romper el silencio. Se amaban con toda la profundidad de un
sentimiento nuevo, generoso y delicado, pero nunca se lo habían confesado.
Los afectos verdaderos tienen un pudor y reserva característicos, como si el
lenguaje hubiera de quitarles su brillo y limpieza. Esto cabalmente es lo que
había sucedido con don Álvaro y doña Beatriz, que, embebecidos en su
dicha; ni habían pronunciado la palabra amor. Y, sin embargo, esta dicha
parecía irse con el sol que se ocultaba detrás del horizonte, y era preciso
apartar de delante de los ojos aquel prisma falaz que hasta entonces les
había presentado la vida como un delicioso jardín.

Don Álvaro, como era natural, fue el primero que habló:

-¿No me diréis, señora -preguntó con voz grave y melancólica-, qué da a


entender el retraimiento de vuestro padre y mi señor para conmigo? ¿Será
verdad lo que mi corazón me está presagiando desde que han empezado a
correr ciertos ponzoñosos rumores sobre el conde de Lemus? ¿De cierto, de
cierto pensarían en apartarme de vos? -continuó, poniéndose en pie con un
movimiento muy rápido.

Doña Beatriz cerró los ojos y no respondió

• Mariano José de Larra

Nació en Madrid en 1809. Su padre era un médico de ideas afrancesadas que había trabajado
en la corte de José Bonaparte. Al regreso de Fernando VII toda la familia se exilió a Francia.
Mariano José paso toda su infancia y adolescencia en Burdeos, donde recibió una sólida
formación intelectual, liberal y progresista. En 1818 regresó a España y estudió en Madrid y
Valladolid. A los 19 años comenzó a escribir artículos en los periódicos. Llegó a ser el periodista
más cotizado y temido de su tiempo, a pesar de su juventud. Se casó a los 20 años, pero su
matrimonio fue un fracaso y pronto se separó de su mujer.

Fue un hombre culto y refinado, de temperamento apasionado, que tenía que chocar con el
ambiente mezquino de la sociedad en la que vivía. Los desengaños personales unidos a los
problemas políticos y sociales de la patria para los que no veía solución, acentuaron su
pesimismo innato y su desesperación. Por todo ello se suicidó a los 28 años pegándose un tiro
en la sien ante un espejo.

Escribió algunos poemas, una novela histórica y una tragedia romántica; pero debe su fama a
los artículos que publicó en los periódicos de su época: Vuelva usted mañana, en el que
satiriza la pereza y la burocracia española; Casarse pronto y mal, en el que critica la vida
familiar siendo un reflejo de su triste experiencia matrimonial; El día de difuntos de 1836,
donde ataca diversos aspectos de la política nacional.

Casarse pronto y mal (Mariano José de Larra)


En este artículo, Larra analiza las causas del fracaso matrimonial de dos
jóvenes que han recibido una educación inadecuada.
APUROS DE RECIÉN CASADOS

Así como tengo aquel sobrino de quien hablé en mi cuarto número, tenía
otro también, no hace mucho tiempo, que en esto suele venir a parar el
tener hermanos. Éste era hijo de una hermana la cual había recibido aquella
educación que se daba en España no hace ningún siglo, es decir, que en
casa se rezaba diariamente el rosario, se leía la vida del santo, se oía misa
todos los días, se trabajaba los de labor, se paseaba sólo las tardes de los de
guardar, se velaba hasta las diez, se estrenaba vestido el Domingo de
Ramos, se cuidaba de que no anduviesen las niñas balconeando, y andaba
siempre señor padre, que entonces no se llamaba papá, con la mano más
besada que reliquia vieja, y registrando los rincones de la casa, temeroso de
que la muchacha, ayudada de su cuyo, no hubiese nunca a las manos ningún
libro de los prohibidos, ni menos aquellas novelas que, como solía decir, a
pretexto de inclinar a la virtud, enseñan desnudo el vicio. No diremos que
esta educación fuese mejor ni peor que la del día; sólo sabemos que vinieron
los franceses, y como aquella buena o mala educación no estribaba en mi
hermana en principios ciertos, sino en la rutina y en la opresión doméstica
de aquellos terribles padres del siglo pasado, no fue necesaria mucha
comunicación con algunos oficiales de la guardia imperial para echar de ver
que si aquel modo de vivir era sencillo y arreglado, no era sin embargo el
más divertido. ¿Qué motivo habrá, efectivamente, que nos persuada que
debemos en esta corta vida pasarlo mal, pudiendo pasarlo mejor? Aficionóse
mi hermana a las costumbres francesas, y ya no fue el pan pan y el vino
vino: casóse, y siguiendo en la famosa jornada de Vitoria la suerte del tuerto
Pepe Botella, que tenía dos ojos muy hermosos y nunca bebía vino, emigró a
Francia.

Excusado es decir que adoptó mi hermana las ideas del siglo: pero como
esta segunda educación tenía tan malos cimientos como la primera y
comoquiera que esta débil humanidad nunca sepa detenerse en el justo
medio, pasó del Año Cristiano a Pigault Lebrun, y se dejó de misas y
devociones, sin saber más ahora porque las dejaba que antes porque las
tenía. Dijo que el muchacho se había de educar como convenía; que podía
leer sin orden ni método cuanto libro le viniese a las manos, y qué sé yo qué
más cosas decía de la ignorancia y del fanatismo, de las luces y de la
ilustración, añadiendo que la religión era un convenio social en que sólo los
tontos entraban de buena fe, y del cual el muchacho no necesitaba para
mantenerse bueno; que padre y madre eran cosa de brutos, y que a papá y
mamá se les debía de tratar de tú porque no hay amistad que iguale a la que
une a los padres con los hijos (salvo algunos secretos que guardarán siempre
los segundos de los primeros, y algunos soplamocos que darán siempre los
primeros a los segundos): verdades todas que respeto tanto o más que las
del siglo pasado, porque cada siglo tiene sus verdades, como cada hombre
tiene su cara.

LA POESÍA EN EL ROMANTICISMO

• Características:

• Evasión de la realidad, refugiándose en un mundo de ensueño y fantasía. Búsqueda


de paisajes exóticos y lejanos, situando las obras en épocas lejanas, Edad Media
preferentemente.
• Libre manifestación de sus sentimientos íntimos, especialmente la melancolía,
tristeza, desesperación, soledad y amor perdido.
• Intención de conmover al lector y provocarle sentimientos de dolor, tristeza y
pesimismo.
• Se utiliza de nuevo el romance y nuevas combinaciones métricas.

POETAS RMÁNTICOS

José de Espronceda

Nació en Almendralejo (Badajoz) en 1808. Estudió en Madrid y era de temperamento impulsivo.


Siendo muy joven aún perteneció a una sociedad secreta llamada los Numantinos, que
intentaba derrocar el régimen de Fernando VII. Descubierto, fue encerrado en un convento y
más tarde huyó a Portugal. En este país se enamoró de Teresa Mancha a la que siguió hasta
Londres. Atraído por la política, participó en la revolución francesa de 1830. Mientras tanto
Teresa se había casado y, al enterarse Espronceda, la raptó y regresó con ella a España, donde
llegó a ser diputado. Teresa se separó de él, aunque consiguió atraerla de nuevo. Poco más
tarde volvió a dejarlo y murió en 1839. Cuando el poeta comenzaba a calmar sus ardores
juveniles y empezaba a ordenar su vida iniciando una brillante carrera literaria, política y
diplomática, y a punto de casarse, murió a los treinta y cuatro años de edad, en 1842.

Escribió teatro (Blanca de Borbón) y novela (Sancho Saldaña); pero destacó más en poesía,
escribiendo:

- El diablo mundo. El protagonista, Adán, es un personaje fantástico que, al enfrentarse


con la realidad, va sufriendo grandes desengaños.
- El estudiante de Salamanca. Es una obra que tiene dos mil versos. El protagonista,
don Félix Montemar, abandona a su amada Elvira y ésta muere de pena. Una noche Elvira
se le aparece y don Félix, en una visión, contempla su propio entierro.
La canción del pirata. Poema muy conocido, lleno de brío en el que canta la libertad
individual. El ritmo de sus versos es rápido y alegre, y podría sugerir el movimiento del
barco sobre el mar.

Canto a Teresa (José de Espronceda)


A continuación puedes leer un fragmento del Canto a Teresa, que pertenece al extenso
poema El diablo mundo. El Canto a Teresa está compuesto por 44 octavas reales y es
una elegía por la muerte de la mujer a la que amó tan apasionadamente el poeta en su
juventud.
DESCANSA EN PAZ
Bueno es el mundo. ¡Bueno!, ¡bueno!, ¡Oh llama santa! ¡celestial anhelo!
¡bueno! ¡sentimiento purísimo! ¡memoria
Como de Dios al fin obra maestra, acaso triste de un perdido cielo,
por todas partes de delicias lleno, quizá esperanza de futura gloria!
de que Dios ama al hombre hermosa ¡huyes y dejas llanto y desconsuelo!
muestra. ¡Oh mujer que en imagen ilusoria
Salga la voz alegre de mi seno tan pura, tan feliz, tan placentera
a celebrar esta vivienda nuestra; brindó el amor a mi ilusión primera!...
¡paz a los hombres!, ¡gloria en las alturas!
¡Cantad en vuestra jaula, criaturas! ¡Oh Teresa! ¡Oh dolor! ¡Lágrimas mías,
(María, por don Miguel de los Santos ¡ah!, ¿dónde estáis que no corréis a
Álvarez.) mares?
¿Por qué, por qué como en mejores días,
¿Por qué volvéis a la memoria mía, no consoláis vosotras mis pesares?
tristes recuerdos del placer perdido, ¡Oh!, los que no sabéis las agonías
a aumentar la ansiedad y la agonía de un corazón que penas a millares
de este desierto corazón herido? ¡ay! desgarraron y que ya no llora,
¡Ay! que de aquellas horas de alegría ¡piedad tened de mi tormento ahora!
le quedó al corazón sólo un gemido,
y el llanto que al dolor los ojos niegan ¡Oh dichosos mil veces, sí, dichosos
lágrimas son de hiel que el alma anegan. los que podéis llorar! y ¡ay! sin ventura
de mí, que entre suspiros angustiosos
¿Dónde volaron ¡ay! aquellas horas ahogar me siento en infernal tortura.
de juventud, de amor y de ventura, ¡Retuércese entre nudos dolorosos
regaladas de músicas sonoras, mi corazón, gimiendo de amargura!...
adornadas de luz y de hermosura? También tu corazón, hecho pavesa,
Imágenes de oro bullidoras, ¡ay! llegó a no llorar, ¡pobre Teresa!
sus alas de carmín y nieve pura,
al sol de mi esperanza desplegando, ¿Quién pensara jamás, Teresa mía,
pasaban ¡ay! a mi alredor cantando. que fuera eterno manantial de llanto
tanto inocente amor, tanta alegría,
Gorjeaban los dulces ruiseñores, tantas delicias y delirio tanto?
el sol iluminaba mi alegría, ¿Quién pensara jamás llegase un día
el aura susurraba entre las flores, en que, perdido el celestial encanto
el bosque mansamente respondía, y caída la venda de los ojos,
las fuentes murmuraban sus amores. cuanto diera placer causara enojos?
¡Ilusiones que llora el alma mía!
¡Oh, cuán süave resonó en mi oído
el bullicio del mundo y su rüido!

• Gustavo Adolfo Bécquer

Nació en Sevilla en 1836 y quedó huérfano muy pronto. Era sensible, introvertido y soñador, de
salud poco fuerte y preocupado siempre por sus problemas económicos. A los 18 años se
trasladó a Madrid donde vivió de sus colaboraciones con periódicos y revistas. Llegó a tener un
importante cargo en la Administración, pero la tuberculosis hizo que se fuera a reponer al
castillo de Veruela. Su matrimonio fue un fracaso, y sus méritos como poeta sólo fueron
reconocidos durante su vida por un pequeño grupo de amigos, que reunieron sus poemas y los
publicaron a raíz de su muerte. La tuberculosis venció a su vida en el año 1870.

Con el Modernismo llega el reconocimiento de su gran valor, que va aumentando cada día
hasta ser considerado como el verdadero precursor de la poesía moderna.

A través de un lenguaje natural, simple, fluido, Bécquer nos comunica su intimidad: sus
anhelos, sus ensueños, su melancolía, su alegría, su insatisfacción. Sus poemas son muy breves
y su rima, por lo general, asonante. Su poesía en apariencia sencilla y humilde es el resultado
de un gran esfuerzo de concentración constante, de eliminación de todo lo innecesario, hasta
llegar a la palabra justa y sincera que expresa un mundo poético rico y profundo.

• Obra poética

Está recogida en un libro titulado Rimas. Un conjunto de poemas breves, de métrica variada
con rima asonante casi siempre. Los temas son variados:
El amor, la mujer y la poesía. Exaltación del amor y Desengaño, desilusión y dolor.
la belleza femenina.
¿Qué es poesía?, dices mientras Cuando sobre el pecho Al brillar de un relámpago
clavas inclinas nacemos,
en mi pupila tu pupila azul. la melancólica frente, y aún dura su fulgor cuando
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo una azucena tronchada morimos,
preguntas? me pareces. ¡tan corto es el vivir!
Poesía... eres tú. Porque al darte la pureza La gloria y el amor tras que
de que es símbolo celeste, corremos,
como a ella te hizo Dios sombras de un sueño son que
de oro y nieve. perseguimos.
¡Despertar es morir!

• Obra en prosa

- Las leyendas. Son relatos en los que se mezcla lo exótico, lo misterioso y el ensueño. Son
famosas las leyendas: Maese Pérez el organista, El Rayo de Luna, El Miserere, El beso,
etc.
- Cartas desde mi celda. Las escribió en la época que estuvo en Veruela (Zaragoza)
reponiéndose de su enfermedad; en ellas nos cuenta sus impresiones, mezcladas con leyendas.

El rayo de Luna (Gustavo Adolfo Bécquer)


A continuación ves un fragmento de la leyenda cuyo argumento es muy
simple: Un joven llamado Manrique cree ver, en una noche de luna, algo
blanco que se agita entre los árboles. Su imaginación construye una bella
fantasía y cree haber visto el borde de un vestido blanco de mujer. Durante
varias noches persigue a la bella e imaginada desconocida. Al final descubre
que la cosa "blanca, ligera, flotante" era...
Sobre el Duero, que pasa lamiendo las carcomidas y oscuras piedras de las
murallas de Soria, hay un puente que conduce de la ciudad al antiguo
convento de los Templarios, cuyas posesiones se extendían a lo largo de la
opuesta margen del río.

En la época a que nos referimos, los caballeros de la Orden habían ya


abandonado sus históricas fortalezas; pero aún quedaban en pie restos de
los anchos torreones de sus muros; aún se veían, como en parte se ven hoy,
cubiertos de hiedra y campanillas blancas, los macizos arcos de su claustro,
las prolongadas galerías ojivales de sus patios de armas, en las que
suspiraba el viento con un gemido, agitando las altas hierbas.

En los huertos y en los jardines, cuyos senderos no hollaban hacía muchos


años las plantas de los religiosos, la vegetación, abandonada de sí misma,
desplegaba todas sus galas, sin temor de que la mano del hombre la
mutilase, creyendo embellecerla.

Las plantas trepadoras subían encaramándose por los añosos troncos de los
árboles; y las sombrías calles de álamos, cuyas copas se tocaban y se
confundían entre sí, se había cubierto de césped; los cardos silvestres y las
ortigas brotaban en medio de los enarenados caminos, y en los trozos de
fábrica próximos a desplomarse, el jaramago, flotando al viento como el
penacho de una cimera, y las campanillas blancas y azules, balanceándose
como en un columpio sobre sus largos y flexibles tallos, pregonaban la
victoria de la destrucción y la ruina.

Era de noche; una noche de verano, templada, llena de perfumes y de


rumores apacibles, y con una luna blanca y serena en mitad de un cielo azul,
luminoso y transparente.

Manrique, presa su imaginación de un vértigo de poesía, después de


atravesar el puente, desde donde contempló un momento la negra silueta de
la ciudad que se destacaba sobre el fondo de algunas nubes blanquecinas y
ligeras arrolladas en el horizonte, se internó en las desiertas ruinas de los
Templarios.

La medianoche tocaba a su punto. La luna, que se había ido remontando


lentamente, estaba ya en lo más alto del cielo, cuando al entrar en una
oscura alameda que conducía desde el derruido claustro a la margen del
Duero, Manrique exhaló un grito, un grito leve y ahogado, mezcla extraña de
sorpresa, de temor y de júbilo.

En el fondo de la sombría alameda había visto agitarse una cosa blanca que
flotó un momento y desapareció en la oscuridad. La orla del traje de una
mujer, de una mujer que había cruzado el sendero y se ocultaba entre el
follaje, en el mismo instante en que el loco soñador de quimeras o
imposibles penetraba en los jardines.

-¡Una mujer desconocida!... ¡En este sitio!... ¡A estas horas! Ésa, ésa es la
mujer que yo busco -exclamó Manrique-, y se lanzó en su seguimiento,
rápido como una saeta.

• Rosalía de Castro

Nació en Santiago de Compostela en 1837. Pasó su infancia en una casa de campo de Iria
Flavia, término municipal de Padrón, con una familia de campesinos, pues era hija ilegítima de
una dama de Santiago. Éste hecho, descubierto a través de rumores y comentarios confusos,
hizo infeliz su infancia y volvió su temperamento triste, amargo y melancólico para siempre. En
1885 murió de cáncer y fue enterrada en Iria Flavia y posteriormente trasladados sus restos a
una iglesia de Santiago de Compostela.
Escribió algunas novelas y dos primeros libros de poesía; pero si figura como una de las
mejores poetisas de nuestra literatura es por tres libros de versos, dos escritos en gallego:
Cantares gallegos y Follas novas (Hojas nuevas); y uno en castellano: En las orillas del
Sar.

En "Cantares gallegos" y "Follas novas", escritos fuera de Galicia a raíz de su matrimonio,


expresa la nostalgia por su tierra. Su libro de poemas "En las orillas del Sar", es un libro
atormentado en el que expresa sus ideas sobre el amor, el dolor, la injusticia y la muerte.

A la Felicidad Hojas nuevas


Yo no sé lo que busco eternamente Una vez tuve un clavo
en la tierra, en el aire y en el cielo; clavado en el corazón,
yo no sé lo que busco; pero es algo y yo no me acuerdo si era aquel clavo
que perdí no sé cuándo y que no de oro, de hierro o de amor.
encuentro, Sólo sé que me produjo un mal tan hondo,
aun cuando sueñe que invisible habita que tanto me atormentó,
en todo cuanto toco y cuanto veo. que día y noche sin cesar lloraba
como lloró Magdalena en la Pasión.
Felicidad, no he de volver a hallarte "Señor que todo lo puedes
en la tierra, en el aire, ni en el cielo, -le pedí una vez a Dios-
¡aun cuando sé que existes dame valor para arrancar de un golpe
y no eres vano sueño! clavo de tal condición."
Y diómelo Dios y lo arranqué,
pero... ¿quién lo imaginara?... Después
ya no sentí más tormentos
ni supe lo que era dolor;
supe tan sólo que no sé qué me
faltaba en donde el clavo faltó,
y me parece... me parece que tuve añoranza
de aquella pena... ¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu,
¿quién
lo entenderá, ¿Señor?

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