Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Milanés Mondaca
1
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
Un abrazo cordial
2
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
INVENTARIO
NIÑO, EL LLAMITO
LA BORREGUITA CHEPITA
LA GATITA ATANKA
3
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
4
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
5
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
- ¿Cómo, abuelo?
6
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
Esto fue algo muy triste y extraño para todos nosotros aquí en
Illapata, y en toda la Comuna de Camarones.
7
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
NIÑO, EL LLAMITO
8
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
Froilán hizo salir a la mamá llama fuera del corral para poder
sacar tranquilamente a la pequeñuela. La mamá de la llamita ni
siquiera se dio cuenta del rapto.
- Es un machito, profesor.
- Gracias, Froilán.
9
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
- ¿Y Cotito?
- ¿Qué le diremos?
10
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
11
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
12
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
13
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
14
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
15
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
16
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
LA BORREGUITA CHEPITA
- Bueno, si tú quieres.
17
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
- Es una guachita.
- ¿Achita?
- ¿Nanita?
- Es chiquita.
- ¿Es…chepita? ¿Chepita?
- Sí, es chiquita.
- ¡Sí…es Chepita!
- ¡Chepita! ¡Chepita!
18
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
19
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
La mañana fría.
Somnolientos, cansados del reposo, los ojos infantes despiertan.
El sueño mañanero, fugaz, se escapa por entre los rayos del sol.
Deseosas de asir, las manitos de Danielito, pululan entre las
desordenadas prendas, con el fin de continuar, prontamente, el
festín de carreras en la huerta interrumpidos en la tarde de ayer
por el oscuro paño que cubrió el valle.
Rápidos, presurosos, los pies corren hasta el corral…basta la
diestra mirada y ya está junto a ella…Pintita, la juguetona criíta de
cabra que Luciano le regalara ayer trayéndola de los
encumbrados cerros de Illapata.
Y ya, en sus brazos del infante, ambos sonríen contentos.
20
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
Al llegar a casa dije a mis otros dos hijos que sería mejor que
enterráramos al pichunchito. Y así lo hicimos.
Al momento de la cena el único que faltaba era Cotito. Así que salí
a buscarlo. Él se encontraba en el lugar en donde habíamos
sepultado al infortunado pajarito poniendo sobre la pequeñita
tumba una pesada piedra.
21
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
22
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
LA GATITA ATANKA
- ¿Quién?
23
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
Desde ese día los paseos cesaron para Atanka. Pero cada día la
notábamos muy inquieta paseándose por toda la casa.
El galante gato silvestre no había olvidado a nuestra mascota; y
en ocasiones lo observábamos, a través de la ventana, cómo
desde afuera le maullaba largo y meloso.
Un día nuestra Atanka desapareció de la casa y por más que la
buscamos no la pudimos hallar.
Nanicho, desde aquel día, se tornó triste.
Pasaron los días y ya todos nos habíamos conformado con la
idea de no tener nunca más a nuestra gatita.
Una mañana, cuando íbamos nuevamente camino a casa de
Modesto, por entre esos callejones ahora atestados de
verdeazuladas matas de alfalfa, se nos agitaron locamente de
alegría nuestros corazones al aparecérsenos, de improviso,
nuestra perdida Atanka. Presurosos fuimos a abrazarla, pero ella
dio pasos atrás y dando vuelta lentamente nos guió entre unos
arbustos; escondidos allí tres hermosos cachorritos le
esperaban. Mirándonos fijamente se echó junto a ellos y les
24
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
ofreció generosa sus mamas al tiempo que les lamía cariñosa sus
cabecitas. Nos acercamos sorprendidos a la hermosa escena y,
al arrodillarnos para acariciar a alguno de los felinos,
escuchamos un ronco gruñido. Alzamos la vista y, allí,
suspendido entre las ramas de un gran molle, alerta, echado
estaba aquel gato silvestre amarillo. Nos pusimos de pie y
retrocedimos.
25
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
26
Historias Pequeñas para mi Gente Pequeña Luis D. Milanés Mondaca
27