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PRÓLOGO A UNA GENEALOGÍA DE LA IDENTIDAD DEL MEXICANO

Gabriel Hernández Mendieta

“He aquí la relación


que solían pronunciar los ancianos:
en un cierto tiempo
que ya nadie puede contar,
del que ya nadie ahora puede acordarse,
quienes vinieron aquí vinieron a sembrar
a los abuelos, a las abuelas
éstos, se dice,
llegaron, vinieron,
siguieron el camino,
los que vinieron a barrerlo,
vinieron a terminarlo,
vinieron a gobernar en aquí en esta tierra
que con un solo nombre era mencionada,
1
como si se hubiera hecho esto un mundo pequeño.

“Nosotros los que conocemos somos desconocidos para nosotros, nosotros mismos
somos desconocidos para nosotros mismos: esto tiene un buen fundamento” 2
Hemos perdido la memoria de lo que somos.
El presente escrito, para aquellos que lo escucharen o lo leyeren, mostrará que
cierta medida los hombres no son del todo iguales ni del todo diferentes. Habrá
para quienes resulte ser una simple reseña histórica; un escrito propio de
antropología (y eso mexicana); todo menos filosofía. Habrá también para quienes
represente una apología de los “indios” o una acusación para los “conquistadores”.
Y cada quien tendrá una interpretación diferente, aunque también habrá quienes
compartan con nosotros la idea que trataré de plasmar y con ellos mantendremos,
en cierta medida, una identidad en tanto que compartimos un punto de acuerdo
reconociendo semejanzas de pensamientos.
Empero hemos de decir que lo que se busca es provocar al lector u oyente en
general despertar tanto su sensibilidad, como su memoria, y para el filósofo y
estudiante de filosofía, en particular, representa un reto a su objetividad, de la que
a veces tanto pregona.
I

1 PORTILLA, Miguel León, La filosofía Náhuatl estudiada en sus fuentes, p.276

2 NIETZSCHE, Friedrich, La genealogía de la moral, Editorial Alianza, Madrid, 2006, p.21

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Gabriel Hernández Mendieta

Sin lugar a dudas uno de los motivos que nos llevan a estudiar filosofía es saber ¿qué es lo

que somos? Pregunta simple, al menos en su formulación, pero de múltiples respuestas. Y es

que al contar varias y diversas maneras para intentar responderla encontramos que no es tan

simple contestarla, así la pregunta se vuelve compleja.

Una manera para llegar a un saber más preciso con respecto a algo es diferenciándolo, en

tanto que es posible, de lo que no es. El hombre ha tratado de saber, de esta manera, lo que

es él mediante la distinción de lo que no es. Por ejemplo, para diferenciarse de los animales

se ha dicho que el hombre al contar con una naturaleza y esencia que son divinas tiene “la

función del ser más divino [que es] pensar y tener entendimiento”3; que tiene la posibilidad de

razonar4; por contar con conciencia, es decir saber de su saber5 e incluso porque a diferencia

de los animales, el hombre “Comienza a producir sus medios de existencia”.6 Aún cuando

suenan muy halagadores tales presupuestos el único cometido fue mencionar ejemplos, por lo

cual, no es el momento para confirmarlos o refutarlos.

Más aún continuemos este camino de distinción aunque ahora enfocado al propio hombre.

Es que ¿acaso no es necesaria una distinción entre los mismos hombres? No hablamos de

una distinción por la cual se establezcan niveles de superioridad o inferioridad entre ellos,

como sí lo ha hecho el hombre con respecto a las demás cosas, ya no sólo con los animales.

3 ARISÓTELES, Partes de los animales, Editorial Gredos, Madrid, 2000, p. 213 (686ª 27-30) El
corchete es nuestro.

4 Los llamados Racionalistas: Descartes, Spinoza o Leibniz entre otros. Quienes, en general, se
sirven de un sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del
conocimiento.

5 Por ejemplo los filósofos del idealismo alemán. Fichte, Schelling y Hegel. De manera en general,
sostienen que la realidad extra-mental no es cognoscible tal como es en sí misma, y que el objeto
del conocimiento está preformado o construido por la actividad cognoscitiva, aunque con algunas
variantes según cada filósofo.

6 MARX, Karl, La ideología alemana, Cultura Popular, México, 1979, p. 22

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Gabriel Hernández Mendieta

El tipo de distinción por la cual nos pronunciamos es para determinar si es que efectivamente

los hombres son o no iguales entre sí; si lo son estricta o relativamente.

Pensemos por el momento que los hombres no son del todo iguales, pero tampoco del

todo diferentes que en realidad son semejantes. Entendiendo por semejanza en éstos ciertas

características o aspectos constitutivos de su ser, mismos que comparten y que los hace ser

iguales entre sí en un grupo determinado pero, que con respecto a otros, los hacen ser en

ciertos aspectos diferentes.

Lo anterior nos ayudará a entender porqué no se puede definir de la misma forma,

estrictamente, a una persona nativa de Inglaterra con otra de diferente país o región, pues los

pensamientos, modos o maneras de actuar, ver y comprender su realidad pueden ser

distintas. Así es como distinguimos a un inglés de un marroquí por ejemplo.

Ahora tomando en cuenta el término de semejanza, como quedo dicho, nos será más fácil

ponernos de acuerdo qué entender por identidad, a sabiendas que esto no agota sus

problemas. De forma general identidad es un “Conjunto de rasgos propios de un individuo o

de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”7 o retomando una definición un

tanto más filosófica tenemos que es “la relación que cada entidad mantiene sólo consigo

misma”.8

Si además encontramos que este hombre está unido, por una relación de identidad, a

cierto grupo en específico en el cual comparte tradiciones, costumbres y conocimientos,

tendremos más claramente –aunque sea en forma general- lo que es cultura: “Conjunto de las

manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo” 9 Es justo el momento de

7 Diccionario de la Lengua Española, 22ª edición, Espasa, Madrid, 2007, P. 1245

8 Robert Audi, ed., «identity» (en inglés), The Cambridge Dictionary of Philosophy (2nd Edition),
Cambridge University Pres

9 Diccionario de la Lengua Española, 22ª edición, Espasa, Madrid, 2007, P. 714

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señalar que tales rasgos y características, así como tradiciones, costumbres y conocimientos

deben en la medida de lo posible mantener un orden, una orientación y sentido 10, por medio

de lo cual se logrará una trascendencia de la cultura. Ahora que ya hemos dejado, de cierta

manera, en claro lo que entenderemos en este escrito y de forma general por semejanza,

identidad y cultura estamos listos para dar el siguiente paso en este camino para intentar

saber cuál es la condición que guarda hombre, en este caso el mexicano, con respecto a su

identidad.

Al no comprender lo importante que resulta tener conciencia de nuestra identidad, misma

que nos brinda la posibilidad de contar con pertenencia y orgullo; al no tener claro que

nosotros somos (o debiéramos ser) distintos de otros en tanto que contamos con un conjunto

de rasgos y características originarios que nos son propios pero a la vez distintos de otros se

desprende el problema del por qué tenemos tantos problemas a la hora de hablar de nosotros

como mexicanos, de nuestra identidad y de nuestra cultura.

Resulta que nuestros intentos de responder a la pregunta ¿qué es lo que somos? en

nuestro caso como mexicanos, es cometiendo el grave error de imitar la manera en que un

griego, un francés o un alemán, a su vez y respectivamente intentan explicar lo que para ellos

son su ser, su identidad y su cultura. Al no reflexionar los problemas que nos conllevan

(siendo este un rasgo ya tan propio en nosotros), lo que estamos haciendo es explicar lo que

somos a partir de lo que son los otros: sin tener la seguridad de su veracidad, sin saber que a

lo mejor estamos, al definirnos como ellos, realmente definiéndonos o buscándonos entre

fantasmas. Totalmente absurdo es querer explicar lo que somos al intentar entender lo que

otros son y peor aún mediante la explicación que dieron otros acerca de lo que son, o la

interpretación de otros acerca de lo que otros son.

10 GRUZINSKY, Serge, La colonización de lo imaginario, F.C.E., México, 2007, p.17

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Hablando de problemas es preciso señalar otros, como lo son: a) la falta de sensibilidad al

tratar nuestros asuntos en donde la apatía, el menosprecio, la pereza y las distracciones,

entendidos como ocios o vicios, como la embriaguez, “el malinchismo”11 que impiden al

mexicano sensibilizarse de sí y por sí mismo; b) la falta de sensibilidad al abordar estos

temas, al no estar sensibilizado aparece otro gran problema su falta de compromiso, mismo

que de darse se lograría una unidad en cuanto a un fin al cual llegar, en este caso recuperar

su memoria y; c)Siendo esta última –la falta de memoria- el principal problema el cual nos

impide ver que somos parte de uno de los que se han llamado “Los pueblos originarios” con

poco más de 8000 años de tradición; falta de memoria que –dicho sea de paso- nos hace

celebrar tan solo 200 años de historia de un México “independiente” con lo cual borramos de

un plumazo más de siete milenios y medio de esplendor de nuestra cultura.

Para terminar este apartado, hemos de decir que el mexicano como tal, no tiene la

conciencia de que en tanto que es el heredero directo de una cultura, la anahuaca, con

características propias e iguales dentro de tal grupo, pero diferentes con respecto a otros; con

una historia y desarrollo ancestrales, pues son poco más de 8000 años, se encuentra perdido

buscando donde no tiene que buscar, imitando lo que no tiene que imitar sin contar los

problemas que esto acarrea. De ahí que sea más difícil hablar de nuestro ser, de nuestra

identidad y de nuestra cultura.

II

A continuación se mencionarán varios hechos que propiciarán la pérdida de la memoria en el

mexicano y a partir de ésta sus consecuentes problemas.

En 1519 se dan los primeros contactos entre dos mundos en los que por haberse

mantenido tanto tiempo alejados encontramos ya desde este momento diferencias entre uno y

11 Más adelante hablaremos de este caso en especial.

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otro, nos referimos al mundo del Cem Anahuac12 y el mundo de “occidente”13. Momento a

partir del cual cada mundo desde su muy particular visión uno se maravilló del otro.

El hecho para mostrar este encuentro de las visiones de estos mundos (de lo cual no

fueron conscientes) puede muy bien ser denominado como “el intercambio de regalos” en el

cual:

“Cortes se quito un collar de vidrio, tan vistoso como barato, <y se lo eché al cuello; y

después de haber andado la calle adelante, vino un servidor suyo con dos collares de

camarones envueltos en un paño, que eran hechos de huesos de caracoles colorados, que

ellos tienen en mucho, y de cada collar colgaban ocho camarones de oro de mucha

perfección... y me los echó al cuello>”14

Lejos estuvieron de imaginar todos los presentes que en dicho “intercambio” se estaban

dando diferentes interpretaciones para explicar un mismo hecho; lo que nos muestra a su vez

que dependiendo de la cultura que posea cierto grupo de individuos muy bien identificados

será la manera en que expliquen su realidad.

Es así que con el collar hecho de “unas piedras de vidrio […] que se dicen margaritas, que

tienen dentro de sí muchas labores e diversidad de colores”15 Cortés, en su concepción, no

precisamente estaba regalando algo valioso ni material ni mucho menos espiritual era

simplemente una baratija, lo que encontró a la mano para quedar bien ante su anfitrión si

acaso fue un mero gesto de saludo. En cambio tal collar para Moctezuma represento mucho

más que eso, hemos de recordar que para el náhuatl tenía más valor una piedra de jade; una

12 Nombre dado al a extensión del territorio conocido por la civilización mexica. Derivado de las
palabras “cem” (totalmente) y Anáhuac que a su vez se conforma de “Atl” (agua) y “nahuac”
(rodeado). Y a los pobladores del Cem Anáhuac se le llamaban “anahuacas” siendo su gentilicio.

13 Aunque hemos de recordar que representado por unas cuantas personas.

14 GUERRERO, José Luis, Flor y Canto del Nacimiento de México, p.99-100

15 DÍAZ, Del Castillo, Bernal, Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, Espasa,
México, 1955, págs. 186 y 187.

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bella flor; una bella pluma o un bello canto. Así el collar de piedras de vidrio, tuvo un

significado diferente mostrando que la visión de cada “mundo” así lo fue: mientras que para

Cortés significó prácticamente regalar nada en tanto que carecía para el de valor tanto

material como espiritual; para Moctezuma significó recibir un mensaje muy valioso: la llegada

o retorno de Quetzalcóatl.

Ahora veamos la interpretación que dieron al collar que, por su parte, Moctezuma le regalo

a Cortés. Lo valioso que veía Moctezuma en tal regalo era el significado espiritual y el

mensaje que con tal le estaba dando a Cortés: el reconocimiento del vacío de poder que

imperaba desde que Quetzalcóatl partió pero que al reconocer en Cortés –por una serie de

circunstancias- al mismo Quetzalcóatl le entregaba el poder: “Cortés, aun sin saberlo, ya era

dueño legal de México” los camarones y caracoles que del collar representaban, a su vez, al

mismo Joyel del Viento “Ehecacózcatl” un atributo exclusivo de Quetzalcóatl, manera en que

Moctezuma expresaba el reconocimiento de poder en Cortés16. Sin mebargo para Cortés el

valor del collar fue muy distinto a todas luces se vio que fue un valor netamente material y

esto se comprueba mediante el saqueo continuo de oro durante años del preciado metal.

Metal que para los nahuas era llamado: “Teocuítlatl” o excremento de los dioses, el cual era

tan sólo un bello medio de ornato, mucho menos apreciable por sí mismo que el jade; que una

bella flor o una bella pluma.

Los mismos indígenas se sorprenderán de que este “Dios” tenga una insaciable hambre de

oro:

“…mucho le rebuscan, mucho le requerían el oro […] de todo se adueñaron […] unos a otros

se daban palmadas: tan alegre estaba su corazón”17 Así fue como aquel grupo de extraños

16 GUERRERO, José Luis, Flor y Canto del Nacimiento de México, Alfa Offset S.A. de C.V., México,
1980, p.100

17 Ídem P. 114

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enceguecidos por el resplandeciente fuego del metal les impidió ver el gran agravio que no

sólo se cometió a los indígenas sino a toda la humanidad al privarnos de un legado de

conocimientos en el preciso momento en que usaron la gran cantidad de códices que había,

así como los ornamentos de bellas plumas para fundir las bellas y refinadas obras de arte en

oro en las no menos maravillosas, inigualables y sobre todo bellas barras de oro.

Enceguecidos, ahora, su pensamiento se enfocaría en “conquistar” aquello de lo que en

principio se habían maravillado. De visitantes extraños a invasores. Dado que no se ocuparon

por preguntarse ¿cómo es que una cultura alcanzo tal nivel de desarrollo, de esplendor y

magnificencia? Se propusieron acabarla. ¿Cómo fue esto?

A la par que acabaron con sus códices; sus templos ceremoniales; con su arte en todas

sus manifestaciones, también acabaron con las personas sabías de la civilización nahua

tales como:

“Los pipiltin (quienes) legitimaban sus poderes y concebían el mundo en el que vivían con

apoyo en los conocimientos que conservaban celosamente. Aquel saber que señalaba los

modos de vida, tradiciones, por mantener, herencias por transmitir, y todo aquello que, de

una manera en general, puede designar la palabra tlapializtli. Al cosmos se pensaba que

esos conocimientos le conferían una norma, una medida y una estabilidad. [Y lo más

importante] A la sociedad la proveían de un orden, una orientación y un sentido”.18

El mexica al perder a sus sabios como los pipiltin o los tlamatini¸ junto con, prácticamente,

todo vestigio de sus conocimientos plasmados en los amoxtli o códices pierde su memoria

histórica, pero además inesperadamente se encontró desamparado, como un adolescente

que al perder a sus padres ya no cuenta con quienes le transmitieran un modo de vivir, sus

18 GRUZINSKI, Serge, La colonización de lo imaginario, FCE, México, 2007, p.17

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tradiciones, sus herencias, sus normas o pautas para conducirse, lo que en la sociedad se

verá reflejada por la falta de orden, orientación y sentido.

De esta nueva condición –la de orfandad- (misma que prevalece hasta nuestros días) es la

que a nuestra manera de ver van a surgir los problemas para hablar no solo del ser del

mexicano, de su identidad y de su cultura. Condición que permitirán formarse o constituirse en

el mexicano nuevos rasgos no deseables; no convenientes, tan arraigados casi propios,

puesto que al encontrarse indefenso sin nadie que le aconseje; sin sus saberes plasmados en

sus códices le será difícil distinguir entre lo conveniente y lo no conveniente19 tanto para el

individuo como para el grupo social donde se desarrolla a diferencia de lo que se le enseño,

más tarde: perseguir lo “bueno” y alejarse de lo “malo”

Tales rasgos como:

• Ante la pérdida de su cultura, de su identidad se le impone, adopta y es seducido el

nuevo mexicano, una cultura ajena, una cultura de la imitación la que “es la única

posible”20 Así se formará muy pronto el hábito de ver a lo extranjero como lo mejor en

tanto que representa –entre otras cosas- una aculturación, es decir: un proceso en el

cual un pueblo o grupo de gente adquiere una nueva cultura. Por tanto esta es la nueva

condición en que se encuentra el mexicano como “huérfano”, la que prevalece hasta

nuestros días, que nos hacen ver que en lo extranjero es –casi- todo mejor; como

cuando oímos el clásico “dicen los que saben” lo cual demuestra dependencia

absoluta. ¿dónde quedo el malinchismo? En un error que no sabemos decir si se

cometió o invento para asignar a una culpable, no es raro que sea mujer. La Malinche

19 A diferencia de distinguir entre lo bueno y lo malo, los nahuas hacían hincapié hablar más de
conveniencia o no conveniencia para su sociedad.

20 RAMOS, Samuel, El Perfil del hombre y la cultura en México, Espasa-Calpe Colección Austral,
México, 1976, 21- 25

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nunca prefirió lo extranjero a lo propio, ella en verdad creyó que Cortés era el Dios

Quetzalcóatl que había regresado: estaba sirviendo a su Dios no ayudando a

extranjeros.

• Al ser privados de sus personas sabias mismas, el mexicano acepto –no le quedo de

otra- normas éticas fundamentadas en lo bueno y en lo malo. Curiosamente estas

normas le van a permitir al mexicano embriagarse a más no poder, a ser perezoso, y

otros rasgos que prevalecen. Una serie de normas nuevas y contrarias a lo que sus

antiguas normas estipulaban, en las cuales, había un estricto control para que las

personas no bebieran demasiado: “se ponía gran diligencia en que no bebiese octli

(pulque) la gente que era de cincuenta años abajo” buscándose que “los vicios e

inclinaciones carnales no tuvieran señorío en ello”21 estrictas normas para enseñar a

controlar su apetito, eran enseñados desde pequeños a acarrear agua o leña, con lo

que eran ejercitados todo con un fin el de: autocontrol por medio de una serie de

privaciones y trabajos a los que debían de acostumbrarse, los nahuas, desde niños y

el conocimiento de sí mismos y de lo que deben llegar a ser, inculcado a base de

repetidas exhortaciones. Esto último, claro, se perdió.

El día 1 Serpiente del año 3 Casa: 13 de Agosto de 1521, el Quinto Sol se puso, y junto

con él el mundo anahuaca, para siempre perdiéndose casi en su totalidad sus conocimientos,

sus tradiciones y valores; se perdió la identidad y la cultura; aun cuando sus últimos rayos

medio alumbraron a una última generación, las cosas ya no fueron iguales.

Estos rasgos originalmente ajenos al mexica en algunos años se conformaron como parte de

él siendo ahora mexica-no. Por si fuera poco el perder la memoria, el encontrarse en su

21 LEÓN, Portilla Miguel, ”La Filosofía Náhuatl” UNAM, México, 2006, p. 233.

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nuevo estado de orfandad, el mexicano deberá soportar un trato discriminatorio que por no

contar con memoria aceptará al pensar que efectivamente tales rasgos son propios de él.

Veamos un fragmento donde lo señala Gonzalo Aguirre Beltrán:

“La declaración papal que reconoce racionalidad al indio, sin embargo, no es suficiente para

librarlo del trato indiscriminatorio a que se ven sujetos los pueblos conquistados. La

condición de los indios, entonces más que nunca, es discutida El cronista Gonzalo

Fernández de Oviedo […] Asevera: <esta gente de su natural es ociosa e viciosa, e de poco

trabajo, e melancólica, e cobardes, viles e mal inclinados, mentirosos e de poca memoria e

ninguna constancia […] esta gente destos indios es para poco e por poca cosa se mueren

[…]porque su principal intento era comer, e beber, el folgar, le luxuriar, e idolatrar, e exercer

otras muchas suciedades bestiales>”22

Aún cuando la autoridad del papa está en acuerdo de aceptar una cierta racionalidad del

indio, la verdad sea dicha, no cambio en nada la nueva concepción al indio, pues, se le van a

adjudicar rasgos que no eran suyos ni parte de su ser, de su identidad, de su cultura, rasgos

que le fueron impuestos y que al no ser deseables y en nada ayudan a la trascendencia de

una cultura, la denigran, la tienen sin orden, sin orientación y sin sentido.

Y no sólo eso antes las criticas y discriminaciones venían mayormente por personas

ajenas a estas tierras, hoy lamentablemente siguen dándose y además parten de nosotros

mismos contra nosotros mismos, en efecto, esto se da por la falta de memoria de lo que

somos Y es que “…el hombre [mexicano] prefiere la nada a no querer…”23

22 AGUIRRE Beltrán Gonzalo, Lenguas Vernáculas Su uso y desuso en la enseñanza: la experiencia


de México, Universidad Veracruzana, Instituto Nacional Indigenista, FCE, México, p

23 NIETZSCHE, Friedrich, La genealogía de la moral, Editorial Alianza, Madrid, 2006, p.205

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Conclusión

Para concluir lo haremos mediante una metáfora: El mexicano es como un Prometeo

encadenado: por haberle mostrado a los hombres de la otra parte del mundo su esplendor, su

riqueza tanto material como espiritual (tanta fue la material en caso concreto el oro el cual los

encegueció como ocurre cuando se mira al fuego muy de cerca) recibió el peor de los castigos

al decidirse arbitrariamente acabar con su pasado, el que sería a la postre el mexicano se le

dejó huérfano, se le hizo perder la memoria de lo que fue y con esto su enorme legado en

cuanto a tradiciones, normas, costumbres y conocimientos.

Así el mexicano desde hace prácticamente 500 años se encuentra huérfano e

inmovilizado al estar encadenado a una gran roca, tan grande como su amnesia; y las

cadenas formadas que lo atan están formadas por los eslabones de la pereza, la apatía, la

ignorancia, la impotencia, el miedo, la embriaguez y la imitación.

Sus ojos y su mente, paradójicamente, se encuentran sólo enfocados en ver aquel “cielo

olímpico”, error queremos decir cielo occidental, tan alejado, mismo que le priva de recobrar

su memoria, sus raíces, le impide recordar los rasgos propios y característicos de su ser, de

su identidad y de su cultura. Con la mirada puesta en imitar aquello que ni es ni puede ser y

en eso, lastimosamente, se le va la vida.

Por si fuera poco es atacado día a día por el “buitre24” que baja de aquél cielo y le devora

las entrañas, dejándole las mínimas fuerzas para subsistir. Este “buitre” no es más que la

Realidad en la que vive, la que al encontrar a una presa fácil, por estar ésta perdida en sus

contemplaciones, acaba no sólo con sus fuerzas sino que también le impide pensar en lo

importante que es recobrar la memoria para liberarse y defenderse.

24 Debido a que algunas traducciones de la tragedia de Sófocles Prometeo encadenado traducen a


veces buitre y a veces águila, nos decidimos usar el término de buitre por ser un tipo de ave rapaz
y/o carroñera comúnmente de animales muertos, o que no muestran señales de vida en tanto que
nada o poco hacen para defenderse.

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PRÓLOGO A UNA GENEALOGÍA DE LA IDENTIDAD DEL MEXICANO
Gabriel Hernández Mendieta

BIBLIOGRAFÍA CONSLUTADA:

• AGUIRRE, Beltrán Gonzalo, Lenguas vernáculas su uso y desuso en la enseñanza: la

experiencia de México, Universidad Veracruzana, Instituto Nacional Indigenista, F.D.E.,

México, 2007.

• ARISTÓTELES, Partes de los animales, Editorial Gredos, Madrid, 2000.

• DÍAZ, Del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España,

Espasa, México, 1955.

• Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 22ª edición, Espasa, Madrid

2007.

• GRUZINSKI, Serge, La colonización de lo imaginario, F. C. E., México, 2007.

• GUERRERO, José Luis, Flor y canto del nacimiento de México, Alfa Offset S. A. de C.

V., México, 1980.

• MARX, Karl, La ideología alemana, Cultura Popular, México, 1979.

• NIETZSCHE, Friedrich, La genealogía de la moral, Editorial Alianza, Madrid, 2006.

• PORTILLA, Miguel León, La Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, UNAM;

México, 2006.

• AUDI, Robert, ed., <<identity>>, The Cambridge Dictionary of Philosophy, 2nd Edition,

Cambridge University Press.

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