Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
INSTITUTO NACIONAL
GRAL. JOSÉ MIGUEL CARRERA
COMISIÓN DE REDACCIÓN
Santiago, Lunes 2 de junio de 2008
LEY GENERAL DE EDUCACIÓN
El proyecto de Ley General de Educación, producto del acuerdo alcanzado entre la Alianza y la
Concertación, presenta importantes carencias en cuanto a estructura, orden, base y organización, las cuales
representan la debilidad absoluta del proyecto al momento de pensar en una mejor educación para Chile. En esta
ley sólo se refuerza la idea de mostrar muchos artículos como una suerte de ilativo entre normativas que no se
encuentran especificadas dentro de tal, considerando a otros entes gubernamentales (incluso a algunos por ser
aprobados, como por ejemplo, la Superintendencia de educación) como los encargados de implantarlas y
administrarlas.
Es por esto que planteamos la creación de una Ley única, orgánica y constitucional de educación que
contemple todos los aspectos: calidad, libertad, docencia, fiscalización, recursos, entre otros. Además se plantea
dentro del proyecto de ley que el Estado deberá velar por la calidad de la educación sin especificar lo que se
entiende como tal, es por esto que también exigimos una definición específica de este término.
A continuación, exponemos los puntos esenciales con los cuales manifestamos mayor disconformidad y
exigimos un cambio sustancial que apunte a soluciones concretas y reales:
Artículo 6º:
Es deber del Estado velar por una educación de calidad para todos, debiendo procurar que tanto la
educación pública como la ofrecida por particulares la tengan.
Se reconoce un derecho básico de todos los chilenos y chilenas: recibir una educación de
calidad. Sin embargo, ¿qué entendemos por calidad? Si el concepto más básico y a la vez más importante para
las verdaderas reformas educacionales no es definido en la que dice ser la ley que cambiará la educación, ¿qué
futuro se puede esperar para esta misma? No se puede trabajar en base a la incertidumbre y menos en con
desconocimiento. Es necesario definir, de una vez por todas, qué entendemos por calidad y las formas reales de
llegar a ella.
Artículo 7º:
Para ello, la Agencia de Calidad de la Educación evaluará los logros de aprendizaje de los alumnos y el
desempeño de los establecimientos educacionales en base a estándares indicativos.
De acuerdo a lo establecido en los presentes artículos consideramos que los parámetros para la
evaluación de los alumnos, docentes y establecimientos no da una noción clara del cómo se llevará a cabo este
proceso. Tomando en cuenta las distintas realidades de cada establecimiento a nivel nacional, es inadmisible que
una ley que ha sido señalada como el gran baluarte del cambio educativo de nuestro país no considere de forma
concreta, clara y especificada aspectos tan importantes como la fiscalización y evaluación.
También es necesario señalar que al encontrarnos en el caso de que la evaluación no tenga los
resultados óptimos, a consecuencia de la mala gestión educacional que imparte cada establecimiento y la
desigualdad que en ellos existe por zona geográfica, ¿de qué forma se podría evaluar? considerando las distintas
situaciones en que se encuentran los establecimientos a lo largo del país es necesario establecer parámetros
mínimos para lograr algo efectivo. A la vez, se habla de evaluación integral, siendo que realmente no se
consideran aptitudes, limitándonos a contestar pruebas mecánicas de memorización, tales como el SIMCE y la
PSU.
Artículo 12º:
En los procesos de admisión de los establecimientos subvencionados o que reciban aportes regulares
del Estado, que poseen oferta educativa entre el primer nivel de transición y sexto año de la educación general
básica, en ningún caso se podrá considerar en cada uno de estos cursos el rendimiento escolar pasado o
potencial del postulante. Asimismo, en dichos procesos no será requisito la presentación de antecedentes
socioeconómicos de la familia del postulante.
Respecto a la Selección nos mostramos en oposición a las medidas que establece el articulo para
determinar quiénes ocuparán los cupos. Es necesario, de partida, diferenciar claramente entre selección y
discriminación.
Seleccionar por rendir una prueba de habilidad no es sinónimo de discriminar. Elegir el cupo de un
alumno en un determinado establecimiento por su condición racial, sexual o económica sí es un
condicionamiento arbitrario que revela importantes dejos de arbitrariedad: una discriminación clara. Sin
embargo, ¿qué pasa con colegios que tengan más demanda de ingreso que cupos? Claramente tendrá que haber
selección. ¿Entonces, se elimina selección o la discriminación?
Ahora es necesario preguntarse, ¿por qué un alumno, que vive por ejemplo en Maipú, no podrá estudiar
en un colegio de Santiago? Si el habitante de la primera quiere llevar sus estudios en la mencionada comuna
tendrá que tener un familiar en tal, o, en su defecto, vivir en aquella comuna (Según palabras de la ex ministra
Provoste como manera de selección libre para los establecimientos) Entonces, ¿qué es más discriminatorio, elegir
a un alumno por medio de una prueba de sus aptitudes o hacerlo a través de un sorteo, su ubicación geográfica
o la existencia de un familiar en el establecimiento en que le gustaría estudiar?
Todo lo anteriormente expuesto se antepone, incluso, hacia un propio artículo de la LGE. El 8vo artículo
de este nuevo proyecto de ley señala, claramente, que es deber del Estado resguardar la libertad de enseñanza.
¿Realmente los alumnos podrán decidir dónde desean estudiar?
Evidentemente es más discriminatorio lo que la nueva Ley General de Educación propone. Eliminar la
selección no es la solución, es más, es sólo nivelar la educación hacia niveles inferiores de los que ya existen.
Sólo hay una salida: hacer la educación pública de calidad.
Consideramos que:
2
• Es deber del Estado resguardar los derechos de los padres y alumnos que opten por la educación
no gratuita.
• Es deber del Estado velar por la igualdad de oportunidades y la inclusión educativa, para lo cual
deberá establecer políticas que contemplen medidas compensatorias, o de discriminación
positiva, que reduzcan las desigualdades derivadas de circunstancias económicas, sociales,
étnicas o territoriales, entre otras.
• Es deber del Estado resguardar los derechos de los padres y alumnos, cualquiera sea la
dependencia del establecimiento que elijan.
• Es deber del Estado velar por la igualdad de oportunidades y la inclusión educativa, promoviendo
especialmente que se reduzcan las desigualdades derivadas de circunstancias económicas,
sociales, étnicas, de género o territoriales, entre otras.
Artículo 14º:
Los establecimientos educacionales promoverán la participación de todos los miembros de la
comunidad educativa, en especial a través de la formación de Centros de Alumnos, Centros de Padres y
Apoderados y Consejos de Profesores, con el objeto de contribuir al proceso de enseñanza del establecimiento.
Asimismo, en cada establecimiento de educación general que imparta enseñanza básica y/o media
existirá un Consejo Escolar.
El incluir en la Ley General de Educación la formación de un Consejo Escolar es sin duda alguna un gran
avance, y se reconoce como un logro para los actores del proceso educativo. Pero eso no es suficiente. Día a día
nos encontramos con que las decisiones de todo un colegio las toma el rector o sostenedor de éste mismo,
quedando fuera de toda decisión las personas que pasan cada jornada en su colegio, realizando diversas
actividades. En consecuencia y como secundarios creemos que no basta con tener instancias de este tipo las
cuales tengan carácter consultivo, sino que deben ser resolutivos, tendiendo igual ingerencia el alumnado, como
los docentes y los demás miembros de la comunidad educativa.
Artículo 25º:
El nivel de educación básica regular tendrá una duración de seis años y el nivel de enseñanza media
regular tendrá una duración de seis años, cuatro de los cuales en el segundo caso serán de formación general y
los dos finales de formación diferenciada. La educación parvularia no tendrá una duración obligatoria.
La indicación incluye diez artículos transitorios y, sobre esto último, el 8º detalla que: La estructura
curricular establecida en el artículo 25º de esta ley entrará en vigencia a partir del año escolar que se inicia ocho
años después de la entrada en vigencia de esta ley.
A contar de dicho año escolar, los cursos de 7º y 8º año de la enseñanza básica y 1º, 2º, 3º y 4º año de
la enseñanza media pasarán a denominarse primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto año de la
enseñanza media, respectivamente.
Con lo que corresponde al tema recientemente tratado, es necesario aclarar que la idea es correcta en
su forma establecida pues establece un nivel básico de formación general, y, a la vez, un programa diferenciado
acorde a los intereses del alumno. Ello puede entenderse como una forma de bachillerato que ayude al
estudiante a encontrar su vocación, siempre y cuando el establecimiento, y las normas dictadas por el MINEDUC,
establezcan no sólo enseñanza pragmática sino también formativa. Lamentablemente se está proponiendo una
malla curricular apta para cada nivel de enseñanza y no amplía los campos de educación en lo que respecta a
ramas nuevas o modificación en horario de éstas. A la vez, lo que podría significar un pequeño aporte hacia la
educación recién podría aplicarse al octavo año de la supuesta aprobación de esta ley.
Educación Superior
Además de los puntos mencionados anteriormente, los cuales ya han sido tratados con bastante
detalle, nos encontramos con unas diversa gama de falencias en esta ley, como es el ejemplo de la
Educación Superior.
La antigua LOCE - tan criticada por los secundarios hasta hoy en día-, poseía en un 75% de su
contenido las bases de la educación superior.
Actualmente el proyecto de Ley General de Educación, al cual apuntamos, deja sin marco regulatorio
a este nivel de enseñanza. Pues no contempla dentro de sí las normas que deben regir a éste. Al derogarse la
LOCE, y aprobarse la LGE, se elimina esta base legal para la educación superior, quedando regida quizá por
resquicios de la normativa antigua o lo que resulte del Consejo Asesor Presidencia para la Educación
Superior.
Al encontrarnos con situaciones como ésta, sólo cabe preguntarse una cosa. ¿Qué esperan las
autoridades para asumir su error de una vez y ceder ante el clamor secundario de todo el país?. Exigimos un
real eje legal para la educación, de todos los niveles y tipos. Exigimos un real Proyecto General de Educación.
Críticas al proceso
La Presidenta dio un aviso público a mediados del ante pasado año conformando una mesa de diálogo
en la cual consideraría a los estudiantes, quienes apelaban a tener un conocimiento mas certero del acuerdo o
proyecto a reemplazo de ley al que se llegaría, labor que no se vio durante el término de tal año. Todo esto
debido a que el Consejo Asesor Presidencial (CAP) sólo tenía una ínfima parte de estudiantes dentro de sus
más de 80 miembros, e, incluso, gran parte de éstos eran empresarios o personeros ajenos al rumbo
educacional. El trabajo fue infructífero, desligándose los secundarios al final del año 2006 de este grupo
aclarando su malestar por lo poco avanzado e inútil del proceso.
Aun así, se supo continuar la lucha y el descontento del estudiantado en el 2007 con los nuevos
dirigentes. Ese mismo año, en abril, se firmó en La Moneda el proyecto Ley General de Educación, el cual
3
poseía ínfimos acuerdos tomados por el CAP (Recordar que esa instancia nació bajo la primicia de ser el alero
de una forma de buscar las falencias de la educación y nueva ley) Con respecto a lo anterior es necesario
enfatizar la labor de los dirigentes, quienes solicitaron incluir en la agenda de la ministra una reunión para
discutir algunos temas ya tratados, como petitorio y LGE. De la misma manera señalamos que el llamado a tal
trabajo no fue efectivo a pesar de los compromisos, ya que, entregando todos los fundamentos necesarios
para llevar a cabo tal proceso, no fueron capaces de concretizar dicha reunión ni responder, por parte del
SEREMI, de manera concreta a las críticas realizadas con previa presentación del material entregado. Una vez
más dejaban al estudiantado descontento con su trabajo.
Luego vendría la entrega, casi a fines del 2007, del proyecto de ley que reemplazaría a la
LOCE por parte de la derecha chilena. En aquel entonces también se les criticó la relación con que decían
querer mejorar las cosas pues nuevamente no escucharon la voz del estudiantado. Tiempo después, previo
acuerdo de propaganda, las coaliciones políticas más grandes de Chile firmaban un proyecto único de
educación, donde quedaría en claro que el afán político podría más que el bien común. Los secundarios éramos
desplazados, a pesar de ser el agente principal del proceso educativo día a día, de aula en aula.
Es por esto que los actuales dirigentes no quieren que ocurra lo mismo. Es necesario exigir al
gobierno y a los congresistas incluir a los actores participantes de la educación, tales como docentes,
codocentes, alumnos, entre otros, en su agenda de debate. Sin estos agentes que viven día a día la
educación será difícil llegar a un consenso de lo que realmente afecta hoy en día a nuestro país, pues no se
puede comparar el sistema político con el hecho de vivir bajo el deficiente sistema educativo. Por ahora, sólo
nos queda insistir en la búsqueda de un real proyecto que dé solución a los temas educativos, sólo nos queda
insistir en la búsqueda de verdaderos canales que escuchen la voz del estudiantado, sólo nos queda insistir
en decir NO A LA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN
En primer lugar, es necesario señalar que la reforma educacional chilena tiene un sello muy propio,
ya que ésta ha sido implementada durante los gobiernos de la concertación, pero dentro del marco rígido
que dejaron los cambios económicos, sociales, culturales y educacionales impuestos durante los años
ochenta, que no han sido modificados. En plena dictadura militar, y en el contexto de una economía
neoliberal, que entrega un rol preponderante al sector privado y supedita los avances del desarrollo social al
ritmo del creamiento y a las posibilidades de apertura de las economías y de su inserción en los nuevos
mercados económicos mundiales, se inicia un proceso de descentralización de la educación.
En estas circunstancias, los principales objetivos de dicha descentralización fueron tres. Primero,
disminuir los aportes estatales a la educación. Segundo, entregar la regulación de la misma a los
mecanismos de mercado. Finalmente, debilitar a las organizaciones sociales en sus luchas reivindicativas y
controlar el ejercicio de la profesión docente. Este proceso de descentralización, que se desarrolla a través de
dos esfuerzos articulados, el de privatización y el de municipalización, no sólo significó la transferencia de
funciones financieras, administrativas y pedagógicas a entes autónomos –privados o públicos-, sino que
modificó sustancialmente la forma de financiamiento de la educación, estableciéndose un sistema de
subvención a la demanda, entregando los recursos de acuerdo al promedio de asistencia mensual de
alumnos por curso, tanto a los establecimiento municipales como particulares subvencionados. De este
modo, se empiezan a entregar importantes recursos fiscales a entes privados con fines de lucro, sin mayor
regulación del uso de esos dineros, lo que significó un gran desarrollo de ese sector, que hoy alcanza más del
40% de la matrícula escolar. En este proceso, las condiciones contractuales de los docentes se asimilaron a
las del sector privado, quedando absolutamente liberadas al mercado. Así mismo, no puede desconocerse
que durante el régimen militar la máxima autoridad municipal era designada por el gobierno central, por
tanto, la municipalización también significó mayor control, autoritarismo, arbitrariedad y pérdida de la
autonomía profesional.
Los colegios municipales y colegios particulares subvencionados son aquellos que conforman la
educación pública, es decir, imparten educación gratis o bien con una subvención del Estado.
Son colegios Municipales aquellos en que se encuentran a cargo de la municipalidad
correspondiente según área de la comuna en que ésta se encuentre, que entrega educación gratuita,
mediante financiamiento del Estado.
Los colegios particulares subvencionados son aquellos que reciben una subvención por parte del
Estado para apoyar al establecimiento en una parte de los gastos, ya que la otra parte le corresponde al
Sostenedor sustentarla. Además, requiere de un pago de matrícula como requisito por estar en el
establecimiento y una cantidad de dinero mensual.
Tanto la Educación Municipal como Particular Subvencionada, están en el nivel bajo de Evaluación de
la Calidad, según estadística del Simce, lo que demuestra lo descuidada que está la Educación pública,
siendo ésta la que abarca la mayor cantidad de alumnos a nivel nacional, teniéndose como consecuencia
malos resultados en el aprendizaje y calidad de profesionales para Chile, y por lo tanto, un atropello en
cuanto a la calidad de educación que debieran recibir los estudiantes.
4
La Municipalización tenía como finalidad, la descentralización de la educación, que exista diversidad
de pensamiento, dejando a cargo de sostenedores municipales y particulares el papel central de la gestión
escolar, junto con una subvención por parte del Estado que es entregada a cada municipio para que
distribuya una inversión en materia educacional en los colegios que tengan a cargo.
Una primera revisión a este sistema de financiamiento da cuenta de un lucro desmedido por parte
de los sostenedores privados y un déficit estructural para las municipalidades que no son capaces de cubrir
el gasto de los establecimientos con estos ínfimos recursos. Es hacia estas desfavorables condiciones en la
que se encuentran muchos colegios a nivel nacional que nos propusimos abordar el tema dándole su real
importancia, pues recordemos que muchos estudiantes a lo largo de Chile dependen de esas subvenciones
para que reciban una buena educación, en un establecimiento como corresponde en infraestructura, con un
buen material de apoyo, para así formar personas capaces y eficaces e íntegras, ya que es el porvenir de
ellos y de el país en sí, el que se tiene en juego y no es posible que por falta de inversión en recursos
educacionales, responsabilidad del sostenedor y del Estado, no estén accediendo a estudiar lo que ellos
quieren, y que por el contrario reciban una pésima Educación con deficiencias y de mala calidad.
Sabemos que los sostenedores (Llámese así a las personas jurídicas o naturales como empresarios,
empresas privadas, religiosos, municipalidades, etc.) son quienes reciben esta subvención por parte del
Estado y es su deber invertirla en necesidades que conlleva tener un establecimiento. Por supuesto que esta
temática necesita de una verdadera preocupación y de gente especializada que sepa como destinar
correctamente la subvención; entonces hablamos de equipos técnicos de Educación encargados de esta
función. Pero ocurre en la actualidad que solo 32 de 345 municipios que existen en Chile, poseen estos entes
que se ocupan específicamente de administrar la subvención a los colegios que tienen a cargo, y son
justamente los municipios más ricos.
Además los sostenedores carecen de exigencias concretas que garanticen la calidad, y no solo la
cobertura educacional; por lo que sostienen fundamentalmente su negocio de lucrarse con la educación al
sumar recursos de las familias con las subvenciones del Estado, sin garantizar mayor calidad al referirnos al
modelo de financiamiento compartido.
Otro punto importante es que las subvenciones son cantidades que no alcanzan a cubrir los gastos
totales que se requieren para un establecimiento tales como los materiales que requieren todos los alumnos
de los colegios, una mejor infraestructura a los establecimientos, cobertura en raciones alimenticias,
incentivos para una real implementación de la Jornada Escolar Completa, con resultados positivos en la
educación de los alumnos, entre otras.
Es importante señalar el recorrido que realiza este financiamiento desde el Estado hasta la
Municipalidad, el cual pasa por varios entes antes de llegar a su destino. Esto denota la completa falta de
transparencia en las acciones y un verdadero aprovechamiento pues no hay fiscalización de todo ese
proceso.
Unos de los aspectos donde el estado más se ha alejado y favorecido a los privados es el
financiamiento, a la par con el inicio del proceso de municipalización, se inicio un nuevo sistema de
financiamiento, donde el estado comienza a entregar una subvención por asistencia media a los
establecimientos municipales antes estatales y los liceos particulares subvencionados. Una primera revisión
a este sistema de financiamiento, da cuenta de un lucro desmedido por parte de los sostenedores privados y
un déficit estructural para las municipalidades, que no son capaces de cubrir el gasto de los establecimientos
con estos ínfimos recursos. También provoca una competencia por la matrícula, ésta es cada vez más baja
para el sector municipal, esto bajo la falsa premisa que el sector particular subvencionado tiene mejor
calidad.
Con el sistema lucrativo actual solo contribuye a la competencia de las municipalidades y privados
por los recursos del estado, sin preocuparse realmente por el tema educativo.
Como es el caso de muchos sostenedores particulares, subvencionados por el estado, que no
cuentan con proyectos educativos reales y eficaces, que funcionan solamente con la lógica del lucro. En
consecuencia, no puede ser permitido el lucro con recursos públicos y dejando paso a una educación de
mercado, basado en la demanda. El sistema de subvención sólo consigue segmentar más el sistema y
consolidar el negocio en la educación. “El Sistema escolar está concientemente estructurado por clases
sociales” (Informe OCDE: 2004). Los colegios subvencionados, seleccionarán a alumnos pobres con más
capacidades y dejarán a los alumnos con menos capital sociocultural en el sistema municipal. Cualquier
evaluación posterior indicará que los privados, supuestamente, son mejores que los municipales.
En conclusión, el sistema de financiamiento compartido, aumenta la capacidad de los sostenedores
para lucrar con la educación, al sumar recursos de las familias a las subvenciones del Estado, sin garantizar
mayor calidad. Al seleccionar alumnos y dejar fuera a los niños/as con más necesidades educativas,
consiguen mejores resultados en el único instrumento externo de medición de la calidad (SIMCE). Debemos
señalar, además, que este instrumento apenas mide un aspecto de lo que se debe considerar una educación
de calidad integra.
5
La educación es un derecho social, ya que implica la generación del conocimiento, la integración de
las personas a la convivencia social, al lenguaje y la ciudadanía. El impacto de la educación, en la
Constitución de las sociedades; en las formas que ésta asume, sus jerarquías y valores, sus grados de
Equidad o desigualdad y en definitiva en la capacidad política que entrega a los ciudadanos para ser
partícipes activamente de la construcción de la misma, es fundamental. Esto implica que su calidad no puede
ser distinta para unos o para otros, ni menos dejar su planificación en manos de lógicas que no se basen en
los fines comunes que una sociedad haya establecido democráticamente. A estas alturas es evidente que
administrar la educación entorno a la lógica del lucro inevitablemente traerá consecuencias, no sólo en la
calidad de la educación, sino que también en el tipo de segmentación social que se constituya en el país.
Esta razón es suficiente para entender la contradicción entre una educación pública de calidad para
todos y la existencia de la educación privada con fines de lucro. Por esto es sumamente importante que el
estado garantice una educación de calidad equivalente para los que no puedan o no quieran pagarla, solo
bajo esta condición existe libertad de enseñanza. Por lo anterior, que un fuerte rol del estado se hace
indispensable, no podemos olvidar que antes del 80, en Chile existía un estado docente que velaba por una
educación bajo cuatro grandes
En el caso en que no estén presentes, lo que existe son condiciones de ventaja o plusvalía sobre un
principio de mercado, que se refleja en las personas que no tienen las posibilidades de acceder a una
educación de calidad sin pagar, y se ven obligadas a buscar calidad solo en los privados.
Ante esto el Estado debe dejar su rol asistencial y sobrepasar la función de dar educación solo a las
personas vulnerables o marginalizadas, mas bien, el Estado debe generar una educación que apunte a
constituir una sociedad en donde esas personas no sean marginadas ni sean consideradas vulnerables, sino
que por el contrario, una sociedad que integre activamente a todos sus miembros, Sin discriminación
cultural, social ni económica.
Consecuencias de lo expuesto:
• La educación funciona como mercancía y no como derecho social.
• Los sostenedores que reciben subvención estatal pueden lucrar.
• Los sostenedores privados que reciben subvención estatal, pueden seleccionar estudiantes, por lo
que se segmenta el sistema escolar y se impide una evaluación adecuada de la calidad de la
educación.
• No se regula la participación de los actores de la comunidad educativa, manteniendo en el
Sostenedor la potestad de tomar decisiones.
• El Estado solo se hace partícipe de la educación pública inyectando dinero en la educación,
perdiendo su rol Docente y pasando a tener un rol Subsidiario.
• Se fomenta la segmentación socioeducativa en el sistema escolar.
• Alta inequidad.
• Con el fin de descentralizar la educación, terminó desarticulándola.
• “La educación chilena está influenciada por una ideología que da una importancia indebida a los
mecanismos de mercado y competencia para mejorar la enseñanza y el aprendizaje” (OCDE, 2004:
290)
Finalmente es labor del Ministerio de Educación, quien debe reconstruir un sistema sólido y
altamente capacitado para supervisar, administrar, gestionar y velar por todo el sistema educativo que se
necesita en el plano actual.
Se debe garantizar y proteger el Derecho a una Educación, entendida ésta como un bien social
público, laica, de alto nivel tecnológico, contenidos teóricos e infraestructura de calidad. Derecho sin ningún
tipo de discriminación ni restricción: económica, social, cultural, ideológica o política, educacional, étnica, de
género, de minorías de minusválidos; considerando incluso las diferencias sexuales.
El estado debe retomar su rol docente, asegurando el Derecho a la Educación de la población sin
importar el origen social, económico y cultural de niños, niñas y jóvenes chilenos, promoviendo la
construcción de una sociedad democrática, más justa, igualitaria y libre. Debe ser el Estado el principal
responsable de la administración y financiamiento, con el fin de garantizar el derecho a la educación, de
carácter obligatoria, gratuita, de calidad, universal, laica y plural, esto último entiéndase que no debe primar
lo particular, sino que se promueva la diversidad.
El estado también debe recuperar la potestad de elaborar, planificar y llevar adelante las políticas
publicas educativas; financiar y administrar directamente los establecimientos; desarrollar una política de
mejora de infraestructura y construcción de establecimientos de calidad y adecuados a las necesidades de
cada comunidad escolar, para no repetir hechos como la inundación de liceos o construcciones paralizadas
por errores de las empresas concesionarias.
6
Se debe asegurar las condiciones de infraestructura, que estén en relación con el acuerdo del
proyecto educativo, que aseguren espacio físico para el desarrollo de actividades regulares y
extraprogramáticas que contribuyan al desarrollo íntegro de los actores involucrados en el proceso educativo.
El Ministerio de Educación, debiese tener las atribuciones necesarias para poder fiscalizar, evaluar, y
transparentar, constantemente el cumplimiento del proyecto educativo, como el uso de recursos de forma
apropiada. Se debe generar a partir del Ministerio de Educación un servicio nacional de carácter público con
organismos administradores que se encarguen de todos los establecimientos, hoy en manos de las
municipalidades, que tengan como única función la gestión de establecimientos educacionales de propiedad
del Estado de una determinada unidad geográfica, donde responsable principal y último en cuanto a la
administración y gestión de la educación es el Estado, ello implica un adecuado equilibrio entre los aspectos
centralizados y descentralizados. Este nuevo sistema debe contemplar la más amplia participación y
democracia de todas sus instancias, con la adecuada representación de los organismos del Estado, de las
organizaciones locales y de toda la comunidad escolar y académica. Lo anterior en la idea de que la
comunidad tenga un rol determinante y resolutivo en las definiciones educativas propias.
Así mismo, los organismos administradores deberán contar con centros de costos por
establecimiento. A su vez, las escuelas y liceos participarán en la configuración de su presupuesto
administrarán directamente recursos vinculados a su proyecto y deberán rendir cuenta sobre la ejecución de
éste y ser fiscalizados por el Ministerio y la comunidad. Esto en la idea de definir cuales son los
establecimientos, zonas o regiones que necesitan más financiamiento.
Así, podemos asegurar que la JEC no se está llevando a cabo de manera que represente un aporte
para la comunidad educacional, debido además a que el alumnado siente que ésta es sólo una sobrecarga de
las principales horas pedagógicas (tales como Lenguaje y Matemática), y resulta ser, además de poco
asimilable, un verdadero dolor de cabeza para los estudiantes.
Podemos comenzar entonces a resumir ideas y dar inicio a nuestras propuestas como alumnos; ya
que la JEC concluye siendo sólo acumulación de tareas y poco aprendizaje para el estudiantado, proponemos
una planificación general para este sistema, de manera tal que exista un plan unánime para todos los
colegios y liceos que cuenten con este proyecto. Esta planificación debería considerar todos los puntos ya
mencionados, para así lograr un espacio programático que represente una ganancia para los conocimientos
del estudiante.
También dentro de la “segunda jornada” podrían existir espacios para la realización de tareas y
trabajos en general en compañía de compañeros de curso, con el propósito de que los más hábiles en ciertas
áreas guíen a los que no poseen las mismas cualidades. Por supuesto, tampoco se puede dejar sin mencionar
a los talleres de actividades extraprogramáticas, los cuales deben ir en armonía con la JEC, en caso de ser
obligatorios, para que no signifiquen el colapso horario y físico de cada alumno.
Por último, y como punto más importante dentro de lo que respecta a la Jornada Escolar Completa,
mencionamos la infraestructura. La implementación del plan implicó millonarias inversiones en
construcción de nuevos espacios en un gran cantidad de establecimientos, sin embargo, la calidad y el
destino de dichas áreas no coincide con las expectativas. Innumerables resultan las falencias que cada
colegio presenta en los materiales de los nuevos inmuebles o carencias en los recursos para poder
desarrollar las actividades extraprogramáticas de los talleres.
Claramente, no todos los colegios pueden albergar la JEC, debido a que se produciría un colapso de
proporciones. Basta con observar liceos municipales con gran cantidad de alumnos, como es el caso de los
denominados emblemáticos, para darse cuenta de lo afirmado previamente. Es por esto que exigimos un
estudio y análisis de los establecimientos a implementarse la JEC, debiendo estos cumplir con los requisitos
de infraestructura necesarios para una convivencia sin sobresaltos dentro del establecimiento.
PROBLEMÁTICAS DOCENTES
El profesor es un pilar y sostén fundamental de la educación, teniendo que ser considerado, en
consecuencia, como un actor central en el proceso educativo del aula. Por ende, se hace necesario mejorar
las condiciones laborales e incentivar su perfeccionamiento, aumentando la exigencia en el proceso de
7
admisión, en los planes de estudio de las carreras pedagógicas, así como también en la evaluación de la
calidad de la docencia.
Nuestras demandas apuntan, esencialmente, en una línea análoga a las necesidades del gremio que
han sido los canales históricos de los anhelos del profesorado y que durante años han sido ignorados. Las
peticiones de los estudiantes, por lo tanto, tienen un valor intrínseco agregado, puesto que aúna gran parte
del deseo de los dos elementos educativos más importantes. Esta es una oportunidad en la que el respaldo
mutuo nos permitirá avanzar en la enseñanza que queremos.
La labor docente se ve empañada no sólo por la crisis administrativa e institucional que afecta a los
establecimientos que reciben subvención, sino que deben lidiar con la carga diaria de los conflictos
culturales, sicológicos y socio-económicos, que convergen en la sala de clases. Dichas problemáticas ruegan
por una respuesta, y un paso importantísimo reside en el reconocimiento de una carrera profesional docente,
que responda al deseo de consolidar el trabajo pedagógico.
Resulta incomprensible que a las carreras de pedagogía se les de menos importancia con relación a
otras áreas, cuando el rol del profesor requiere de una amplia preparación y experiencia: muchos
docentes no tienen los conocimientos suficientes del contenido de las materias que enseñan, o bien, sobre la
forma de entregar los contenidos.
Las entidades universitarias y técnicas establecen exigencias precarias en los procesos de admisión,
con mínimos puntajes de ingreso y débiles programas de estudio: por tanto, se hace imprescindible que el
Estado establezca nuevas regulaciones en el acceso a estas carreras, tomando un rol activo en el
proceso formativo de los pedagogos. Sólo de esta manera se podrá avanzar hacia una nueva generación
de profesores con vocación en la educación.
Por otra parte, al desconocerse la calidad de los estudios superiores para los profesores (sólo el 19%
de las 342 carreras han sido sometidas al proceso de acreditación), esta regulación también debe extenderse
a las mallas curriculares para asegurar una exigencia adecuada a las necesidades de la profesión, sin
descuidar ningún aspecto del traspaso de los conocimientos técnicos específicos, ni del cómo enseñarlos al
momento de ejercer tan importante labor. Así, una acreditación formal de todas las carreras de
pedagogía, no debe ser sólo secundaria sino supeditada a las indicaciones legales que debieran
instituirse. Nadie debiera convertirse en profesor estudiando un día a la semana durante dos años.
La actual carrera funcionaria, cuyo ascenso opera por años de servicios, implica dejar la sala de
clases por cargos administrativos, prescindiendo de un avance o perfeccionamiento. Se contrapone,
entonces, a lo que se define como carrera escalar, que aprecia el desempeño docente en el aula, sin que su
avance implique, necesariamente, proyectarse a grados técnicos o directivos.
Es decir, lo que se requiere es una carrera que dé estímulos - y aumentos salariales - para los
docentes que progresen en su carrera profesional sin tener que abandonar el aula, de modo que puedan
acceder todos aquellos que satisfagan los requisitos exigidos para pasar de un nivel a otro. Estos requisitos
deben ser planteados como objetivos de alta calidad, de acuerdo a las circunstancias y las prioridades
educacionales de cada área (ciencias, humanidades, artes, etc.).
Para ello, debe existir un Marco Regulatorio Nacional que considere dichos objetivos y que
norme y regule el ingreso y permanencia en el sistema educativo, que establezca una carrera, con incentivos
y reconocimientos, que permita que cada profesor sea un aporte significativo a la calidad de la educación y
que reconozca diferentes niveles profesionales, diferentes roles, y diferentes compensaciones (incluyendo las
salariales).
8
En la práctica, debe asegurarse que los mejores profesores se desempeñen en las escuelas donde se
presentan los mayores grados de conflictividad, acabando de esta manera, con la brutal incoherencia entre
las políticas educacionales y lo que pasa en realidad en la sala de clases. Por otro parte, los sistemas de
contratación deben privilegiar siempre las necesidades de las escuelas y capacidades de los postulantes.
Todo lo anterior debe ser incluido en las variables de exigencia normadas por Ley.
Condiciones Laborales
Hoy hay 140.000 profesores en el sistema, 79.000 (54%) docentes trabajan en el sector municipal,
48.800 en el sistema particular subvencionado, 2400 en establecimientos de corporaciones y 17.500 en
sistema particular pagado2, vale decir, más de la mitad de los pedagogos se concentran en los colegios
donde la crisis educacional se ha sentido con más fuerza.
Si hiciéramos un análisis de todas las problemáticas que afectan a la labor diaria del docente en
clases, éste se haría interminable. No obstante, existen necesidades urgentes e inaceptables que de no ser
atendidas, el descontento laboral se tornará aún mayor.
El campo laboral docente presenta la más baja rotación laboral del país (en relación con otros
sectores de la economía), pero a la vez alta insatisfacción. Existe, por lo demás, un porcentaje importante de
profesionales que sufren enfermedades profesionales (depresión, stress, problemas de cuerdas vocales,
várices, tendinitis) que están cercanas a la edad de jubilar y que no están en condiciones para mejorar
calidad de su quehacer docente.
La calidad del proceso de aprendizaje depende de los variados factores que actúan como
condicionantes: estabilidad laboral, vocación de los profesores y los salarios son determinantes en la
satisfacción de los profesores. Sumado a esto, los mecanismos para adecuar los requerimientos de los
profesores con los recursos de las escuelas y los municipios, resultan ineficientes.
Como estudiantes, exigimos que los problemas primordiales de los profesores obtengan una
respuesta consciente y comprometida por parte de las autoridades.
Demandamos una solución a la falta de tiempo disponible para el trabajo fuera del aula y mejor uso
del tiempo en la sala, vale decir, la planificación de la clase, la que jamás resultará homogénea, pues varía
desde la realidad del establecimiento a la condición de los estudiantes. Sumado a esto, no todos los
profesores tienen el liderazgo necesario para trabajar en cursos numerosos, que superan, en muchos casos,
los 40 alumnos. Estos dos últimos aspectos también han de ser considerados al momento de establecer un
programa de aprendizaje de posgrado.
Son, sin duda, las desigualdades salariales las que más atormentan a los profesionales de la
enseñanza, transformando a esta carrera como una de las más demandadas, pero con menores ingresos
para quienes la practican. En respuesta a esto, emplazamos al gobierno a enfocar las decisiones económicas
en Educación en un aumento sustancial en las remuneraciones del profesorado, puesto que al darles
mayores incentivos a la enseñanza en el sector publico, se eleva la cantidad de egresados y a la vez
mejorará la calidad de los docentes.
Para 2006 el porcentaje de pobres en Chile alcanzaba un 13% de la población. Aunque no existe una
correlación directa entre pobreza y educación, existe una correlación positiva entre diferencial de ingreso
salarial entre trabajadores y diferencial de escolaridad, por lo que la calidad de la educación afecta la
distribución del ingreso del país. En una economía de mercado, el principal instrumento para mejorar la
distribución del ingreso es el aumento de las oportunidades de acceso a una educación de calidad de los
grupos de menores ingresos. Por lo mismo, se percibe la situación de la educación en Chile como
tremendamente desventajosa para ciertos segmentos de la población al momento de enfrentar grandes
desafíos en términos de productividad.
2
Cifras del Centro de Perfeccionamiento e Investigaciones Pedagógicas CEPEIP
9
Aunque la tarea de enfrentar este desafío involucra a todos los actores de la sociedad, el Estado
tiene una gran misión por ser responsable directa e indirectamente de la educación mayoritaria de la
población. De esta forma, se considera que los modelos educativos que siguen los países como el nuestro
requerirían más que duplicar el gasto público en educación (medido como porcentaje del PIB) para alcanzar
los niveles de escolaridad y efectividad escolar de los países desarrollados. En Chile actualmente se estima el
gasto publico en educación en un 3,8% del PIB mientras que en los países más desarrollados éste se sitúa
entre un 5% y 7% (Canadá y los Países Bajos).
Los recursos fiscales que se invierten en educación en los países desarrollados y otros en vías de
desarrollo son, en proporción con el tamaño de su economía el doble o más de lo que se invierte en Chile. Los
países con mayor efectividad en términos de logro educacional y objetivos de la enseñanza gastan más en
educación y sus jornadas son más largas pero a la vez más efectivas. Asimismo, se destina una menor
proporción del gasto a gastos corrientes que a gastos en capital y material didáctico.
A la cabeza en Europa están Dinamarca (7,7% como porcentaje del PIB); Suecia (7,2%); y Finlandia
(7%).
En otros continentes, pero también en los primeros sitios, se encuentran países como Sudáfrica
(7,5%) y Arabia Saudita (7,2%).
Irlanda (5,7%); Libia (5,7%); Francia (5,6%); Australia (5,2%) y Austria (5,0%).
En los países de América Latina, Brasil ocupa el primer lugar (5,2%), seguido por Bolivia (5,0%);
Argentina (4,5%); México (4,0%); y Chile (3,8%).
El Banco Mundial es uno de los principales defensores del gasto educativo como herramienta para
cerrar la brecha entre ricos y pobres en el nivel mundial.
En su informe "Indicadores Mundiales de Desarrollo 2003", el más reciente elaborado por este
gemelo de Bretton Woods, afirma que los países más ricos del planeta (entre los que se encuentran
Alemania, Francia, Japón, Gran Bretaña y Suiza), invierten el equivalente a 10 veces de lo que se invierte en
América Latina por cada alumno.
De este modo se puede apreciar que en general los países aportan una importante cantidad de sus
recursos a este sector, reflejando el espacio prioritario dentro de las prioridades de las sociedades. En
promedio, los países de la OCDE gastan 6,1% del PIB en educación.
Siendo que Chile fue invitado a participar en la OCDE todavía no se ve un real interés por la mejora
en el financiamiento de este servicio tan básico (por mejora en el financiamiento se entiende que se invierta
mas pero también que ese dinero llegue intacto).
Al contrario del proceso vivido durante los ochenta donde el gasto público real se redujo en un 23%
real, la reforma de los años noventa ha involucrado una alta inversión fiscal. Desde 1990 el gasto público en
educación se ha más que triplicado en términos reales, lo que representa un crecimiento de grandes
proporciones aún en una economía en rápido crecimiento como la chilena. Es así como el gasto público pasó
de un 2,4% del PIB en 1990 a 3,8% del PIB en 2003.
10
En el esquema actual de financiamiento, los recursos públicos provienen de dos fuentes: Gobierno
Central (a través del Ministerio de Educación (MINEDUC) y el Fondo Nacional de Desarrollo Regional) y los
Municipios.
Para el año 2005, el gasto total del Ministerio de Educación representa cerca del 95 por ciento del
gasto público total en educación. Por su parte, la enseñanza básica concentra la mayor proporción, con un
50,5 por ciento del gasto total. Luego, un 20,7 por ciento corresponde a educación media. Le siguen a este
último nivel, la educación superior con un 14,2 por ciento del gasto y la enseñanza parvularia con 6,7 por
ciento. Por otra parte, cultura representa un 1,4 por ciento del gasto y el 6,5 por ciento restante corresponde
al gasto en educación especial y de adultos.
Sin embargo, expresados en términos relativos a los alumnos y al Producto Interno Bruto (PIB), el
gasto público en educación se mantiene en niveles inferiores a los alcanzados a principios de los años 70,
con la sola excepción del nivel primario, donde el gasto público por alumno es hoy día superior al logrado
treinta años atrás.
El fuerte incremento del gasto privado en educación ha compensado en parte la reducción del gasto
público, pero aún así, los niveles totales de gasto en educación son en la actualidad del orden de 7.5% del
PIB, mientras en 1972 el sólo gasto público en educación alcanzaba el 7.1% del PIB.
Expresado como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el gasto público en educación
representó un 5.1% del PIB en 1970 y alcanzó un máximo de 7.2% del PIB en 1972, para caer a un 2.6% del
PIB en 1990 y recuperarse a 2005 del orden del 3.8% del PIB.
El grueso del gasto en educación se destina a los niveles medio, básico, y otros, los que significan
1.97 billones de pesos. De dicha suma, un 67% se destina a los establecimientos municipales y particulares
subvencionados, donde estudia el 91.1% del alumnado. El grueso de dicho financiamiento es de origen
público.
Como se sabe, el Producto Interno Bruto es la riqueza que una economía es capaz de generar a lo
largo de un año en todos y cada uno de sus sectores.
Se puede observar así que una mayor equidad en el sistema educativo influiría directamente en la
buena distribución de ese PIB per cápita que es del orden de los $5.800.000 por persona.
Como se puede ver a través de todas estas estadísticas lo más recomendable para que el país
crezca y produzca mucho más y además halla mucha mas equidad en él, es que el sistema público de
educación tenga un mejor financiamiento y que se haga efectivo a través de fiscalizaciones intensivas las
que permitan evitar el desvío de estos dineros.
Con este financiamiento se podría arreglar la infraestructura de los colegios públicos, así también
como invertir en mas tecnología, y algo muy importante también seria el aumento de sueldo para los
docentes,
11
-Por lo tanto podemos afirmar que nuestra petición es absolutamente y en cada sentido, válida ya
que con un gasto publico en educación del orden del 7% del PIB (que es lo que recomienda la ONU) se
mejorarían muchos problemas estructurales del sistema educativo.
DEMANDAS ECONÓMICAS
Promesas de la Tarjeta Nacional Estudiantil
12