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Universitarias II: relanzar nuestra realidad al futuro o ser sociedad sin espera

nza …
José Luis Sierra V.
¿Cómo podría jugar la UADY su función de vanguardia si el 90% de su presupuesto
se destina al pago de “servicios personales” y las consiguientes prestaciones? D
e quince años a la fecha, la UADY no ha aumentado su matrícula, se ha estancado
en los 16 mil alumnos (casi la mitad, inscritos en preparatoria). Demasiado hace
con ampliar y renovar sus instalaciones y con mantener un nivel académico acept
able en las licenciaturas. ¿Avanzar en post-grados y en investigación? Imposible
, imposible al menos con el esquema actual …
La situación de la UADY no sería grave de no pesar el envejecimiento de su plant
illa docente. Envejecimiento y obsolescencia; rutinización de la enseñanza; alej
amiento de la cibernética y la digitalización; nula relación con las nuevas tecn
ologías. Lo que se dice vivir en el pasado …
Si es esa la situación de la UADY, nuestra universidad “madre”, la institución m
ás madura, prestigiada e influyente, ¿Qué se puede esperar de las universidades
y de los centros forjados con criterio mercantil? ¿Qué decir de las institucione
s públicas que apenas subsisten?
¿Qué tiene que ver el Gobierno estatal con el nivel universitario y con la calid
ad y la preparación de sus maestros y de sus egresados? Mucho tiene que ver, muc
hísimo. Como en el caso del empleo, de la competitividad o del volumen de las in
versiones, el Gobierno tiene que velar porque exista un ambiente propicio, tiene
que ocuparse en “amarrar hilos sueltos”, en capitalizar las sinergias que permi
tan mejorar el rendimiento de las instituciones educativas, de todas ellas, de l
as públicas y de las privadas.
En una sociedad con las carencias y con los rezagos que arrastra Yucatán no se v
ale calificar –mejor decir DESCALIFICAR- a ninguna institución de educación supe
rior tachándola de “universidad PATITO”. No, no podemos hacerlo, sobre todo si c
onsideramos el enorme esfuerzo social, el sacrificio familiar que entraña que un
joven llegue a la universidad y que obtenga un grado profesional.
Más que descalificar esfuerzos, más que desalentar o dificultar el surgimiento d
e más universidades o la ampliación de su matrícula, debiéramos preocuparnos por
mejorar lo que se tiene, debiéramos ocuparnos en superar las deficiencias que s
e arrastran para convertir lo que ahora es un lastre, en un factor dinámico, en
una palanca del desarrollo, la palanca más poderosa que se puede tener, que es e
l capital humano, la calidad profesional de sus jóvenes, hombres y mujeres de to
dos los niveles sociales.
El reto para la sociedad yucateca es aumentar el número de egresados universitar
ios, mejorar su calidad profesional y humana, ENCHUFAR la enseñanza con la produ
cción, devolverle a las universidades la capacidad científica, la posibilidad de
generar tecnología. ¿Cómo hacerlo? Con visión, con imaginación y constancia. Ve
amos algunas posibilidades concretas.
Pensemos en diseñar un programa para tener post-grados con “matrícula completa”.
Multipliquemos por diez los post-grados que se ofrezcan, garantizando que no se
repitan, asegurando las especialidades que nuestro desarrollo requiere. Generem
os formas de intercambio universitario, un sistema de becas y de créditos, una p
lataforma de apoyos y de incentivos a las universidades y a los docentes para qu
e en un plazo de diez años, DIEZ, todos los maestros de nuestras universidades y
centros de educación superior, todos, tengan por lo menos grado de maestría. Qu
e los doctores, además de ejercer la docencia, tengan oportunidad y cuenten con
recursos suficientes para realizar investigación, que maestros e investigadores
generen nuevos materiales para la enseñanza.
Que la UADY multiplique por diez los doctorados que ofrezca y que, además de cie
ncias sociales, de veterinaria o de medicina tropical, haga investigación en bio
genética y en biotecnología, que desarrolle programas de enseñanza y de investig
ación “en línea”, que tenga laboratorios para el diseño de nuevos materiales.
Y que la UADY sólo sea el ariete –la universidad de las universidades- de una co
lumna fuerte y consistente, la base en la que descanse el conocimiento científic
o y la divulgación tecnológica. Cadena de instituciones que involucre al Tec (al
de Mérida y al de Progreso, al de Valladolid), a las escuelas agropecuarias y p
esqueras, al Centro Universitario de la CTM, a las universidades del Mayab, a la
Marista, la Modelo y el Patria, al TEC Milenio, a la UNID y a tantos y tantos c
entros universitarios privados, también a los centros de investigación y docenci
a como el CICY, el CINVESTAV, el CIESAS, Chapingo, el CREGIT, INIFAP, etc., etc.

Pensemos en la posibilidad real y cercana de que sean nuestras universidades las


que estudien y resuelvan los obstáculos al mercadeo de los productos agropecuar
ios; que sea allí en donde se diseñen las prendas y el calzado que producen los
pequeños talleres; que sean los centros especializados los que soporten la promo
ción industrial, la turística y de inversiones, lo mismo en el país que en el ex
tranjero. De que se puede se puede, ¿será que la Gobernadora quiera encabezar es
ta transformación desde y con las universidades?

Mérida, Yuc.: 2 dic. 2007.

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