Vous êtes sur la page 1sur 7
El racismo n del otro (y de uno) La cues Juan Carlos Callirgos DESCO Centr. de Estudios y Promocidn del Desarrollo, 1993 Capitulo IV El racismo peruano hay descubrimlentos que no son més que et enorme resumen de todos nuestros problemas...” Alfredo Bryce *Seria fantdstico poder llamar las cosas por su nombre..." Joan Manuel Serrat Sobre los origenes** Abriremos este capftulo con una pregunta im- portante: fueron racistas los espaiiales que con- quistaron América y formaron aqui sus colonias? {No se trata de encontrar en el pasado a los culpa- bles de todos nuestros males, La historia no debe servir para crear buenos y malos personajes de pelicula na forma de buscar un chivo explatorio en el pasado-, sino més bien para confrontar el presente, para ver cudnto se diferencian nuestras, concepciones de aquellas de los que nos precedie- ron, y cuénto atin pueden reflejarse en elias, Esca- a a los intereses de este texto abordar exhausti- 188 La base de este capitulo saié publicada en el ndmero 8 de Ja revista Madrgenes. Encuentro y debate que edita SUR, Casa de Estudios del Soclalismo, bajo el Utula de “Ident: ades, estereotipos, tabi el problema de las razas”. Esta 8 una versién con algunos cambios. Como dije en. la Introduceidn, estoy agradecido a SUR por permitieme st eproduccion, 145 vamente la historia del racismo en el Perit: antes bien, se trata de debatir sobre sus origenes. Para quienes asumen que el racismo sélo apa- rece a partir del siglo XIX, esté claro que la res- puesta a la anterior pregunta es negativa: la con- quista y colonia se habrian desarrollado con la ayuda de un sentimiento de superioridad de los ‘espanoles Sobre los Indios amerleanos} pero éste se habria basado en la creencia de la superiorided del catolicismo sobre las religiones paganas de América, asf como en un fuerte etnocentrismo. Para Portocarrero (1992) el racismo aparecié en el Pert sdlo a partir del siglo XIX. Habria sico ‘consecutenicia del resquebrajamiento del rigido or- den colonial, én eTque cada grupo tenia un lugar fijo en la sociedad y, por lo tanto, no habria habico. necesidad de discriminacién, Otro factor impor: tante habria sido la Influencia de las ideas racistes provenientes de Europa en ese siglo. En su texto de 1992, Portocarrero cambia las ideas que habia expuesto en 1989 sobre el origen del racismo. En el texto més antiguo, como ex: pusimos en el capftulo anterior, consideraba que *... en la América colonial tanto como en Europa habria existido racismo pero en estado practico, no teorlzado por cuanto carecia de una referencks biol6gica..." (1080: 21). Bl texto posterior aaatiene tuna tesis distinta: la diseriminacin -el racismo en estado practico- tampoco existié sino hasta el siglo XIX: “Yéndonos atrés en el tiempo, debemos empezer Por una tesis que creo que es fundamental: la diseriminaci6n surge... en el siglo XIX; el racismo 8 un fenémeno moderno.” (Portocarrero 1993; 193) Al ser una sociedad estamental, dividida ea dos reptiblicas —la de indios y la de espafioles-, q no se pensaba a si misma como compuesta por individuos iguales entre si, para Portocarrero la igo _ colonia no necesitaba discriminar. La discrimina- cién, mas bien, habria aparecido con la Repiiblica, con... la idea de la sociedad como compuesta de individuos iguales, pero, paralelamente, en segun- do lugar, [con] la idea de que no todas las razas son iguales.” (1992: 194-195) La posicién de Portocarrero, como vimos en el capitulo anterior, se sustenta en la tesis de que el racismo no puede existir sino en una sociedad en Ja que reina un credo igualitario, pero en la que persiste una préctica desigual y discriminatoria. Ello no se habria dado, en el Peri, sino hasta la Reptiblica, la que paradéjicamente climiné el es- tatus de “Indio” de la legislacién. Ademés, se basa en las consideraciones de que no pudo existir racismo sino hasta que las explicaciones de la humanidad y la historia basadas en la Biblia cayeron en descrédito, y de que el racismo sélo existi6 desde que aparecieron las teorias biol6gi- cas y el concepto moderno de raza. Elsistema sudafricano del Apartheld establece una division entre blanieos y negros que pretende ser bastante rigida y en el que cada cual tlene un lugar establecido por la ley. No hay un desfase centre leyes y el accionar cotidiano, que es, para Portocarrero, uno de los requisitos para que exista diseriminacién: "len la sociedad colonial... pode- mos decir que no hay discriminacién, no hay desfase entre legalidad y costumbre.” (1992: 195). El ejemplo de Sudafrica se adectia a lo que sefala Portocarrero sobre la sociedad colonial: “[tiene} la intencién de construir dos mundos separados.” La propia palabra Apartheid significa “aparte". Se trata de un régimen segregacionista con dos mun- os aparte, pero uno subordinado al otro. Recor- demos ademas que los archivos parroquiales de la colonia anotaban en cada partida de bautismo, matrimonio o defuncién la condicion de cada uno: indlo, mestizo, criollo o de cualquiera de las cas- tas; tal como en la Sudafrica del Apartheld se 147 nota en los documentos personales de cada cual su condietén de negro, blanco, asiatico ~con lh diferencia ya sefialada entre japoneses y otros-, 0 coloured ~ ‘més alla de las consideraciones filoséficas. A mi Jnicio, existen suficientes evidencias para afirmar_ ue elracismo fue un elemento indispensable para la conquista de América, para la construceisn las colonias y, sobre todo, para la ejecucién del qu> puiede considerarse cl mayor, de los genocidios en Ja historia de la humanidad”. Bra posible que el espaiiol medio estuviera Jexento de racismo al mismo tiempo que se perse- guia a musulmanes y judios, ¢ inelusive a sus | descendientes convertidos ya al catolicismo? Me he ocupado de la doctrina de la pureza de la "sangre, llegando a la conclusién de que con ella se naturalizaban las diferencias, y se dejaba de lado elaspecto puramente religioso para llegar a com Siderar lo hereditarlo como indeleble y motivo “inico para la segregacién. ah Para Manrique (1992b, 1993), més bien, ia doctrina racista de la pureza de la sangre, nacida en la Peninsula Ibérica va a tener como conse- cuencia en América la division entre la reptiblica {89 °S1 alguna vez se ha aplicado con precision a un caso la palabra gentoeidio esa éste. Me parece que es tin récord, no s6lo en términos relatives {una destrucci6n del orden de 190% y mas), sino también absolutes, puesto que hablarnos {de ua disminucion de la poblacién estimada en. 70 mall: nes de seres huumanos. Ninguna de las grandes matanizas del siglo XX puede compararse con esta hecatombe.” (Tar oroy, 198751144). 7. 148 de indios y la de espaoles, asi como el estableci- lento dé las casts.” El autor argumenta que los espaiioles traen a América categorias para pensar al otro en base a las experiencias producto de las largas relaciones entre las tres civilizaciones mas importantes de la edad media: las de cristianos, Judios y musulmanes: El contexto mental de la conquista dentro del cual se piensa al hombre americano estuvo mareado por esas relaciones, las mismas que habian resultado, a partir de media. dos del siglo XV, en una dostrina persecutoria tremendamenie racista. La division establecida en América por los conquistadores entre las repiiblt- cas de indios y de espafoles, seria, en si misma, una muestra de racismo, de esta fljacién por la “sangre pura” Hemos ya expuesto alguns juicios de espatio- Jes acerca de los indios, en los que estos «ltimos son considerados “demasiado bajos en la escala de la humanidad”, “por su estado y naturaleza ms apios para el trabajo fisico que para gober- nar”... Franelsco de Vitoria, te6logo, Jurista y pro- fesor de la Universidad de Salamanca”, justifica. ba la guerrade conquistacon el argumento de que: “Esos bérbaros, aunque, como antes dijimos, no sean del todo amentes (sic), distan, sin embargo, muy poco de los amentes |... Nada © poco mas valen para gobernarse a s{ mismos que los amen- tes, y mi aun son mucho més capaces que las mistnas fieras y bestias, de las que no se diferen- clan siquiera en utilizar alimentos més tlernos 0 mejores que los que ellas consumen.” Existia pues la idea de que los indios eran | inferiores, que se encontraban a mitad de camino entre los hombres y los animales (Todorov, 1987). Para el dominico Tomas Ortiz, los indios eran ‘bestlas brutas”, e “insensatos como asnos”, Para cl conquistador historiador Fernandez de Oviedo, 90 Citado por Todorov (1987: 161) 149 los indios eran como objetos Inanimados, que ademas, .. nj tampoco tienen las eabezas como otras gentes, sino de tan rescios ¢ gruesos cascos, que el principal aviso que los cristianos tienen cuan- do con ellos pelean e vienen a las manos, es 10, darles cuchilladas en la cabeza, porque se rom- pen las espadas."*" Claro que hubo voces discordantes, como !a del sacerdote jesuita José de Acosta, quien en su De procuranda indorum salute -Predicacién del evangelio en las Indias~ escrito en 1588, sollelta- desistamos de sacar a relucir ladurezay taréo ingenio de los indios... y no osemos afirmar que algin Iinaje de hombres esta excluido de la co- miin salvaci6n de todos... es cosa averiguada que ds Influye en el indole de los hombres la educa- clén que el nacimiento..."™ (£1 subrayado es mio) La argumentacién de Acosta en contra del racismo es notable, idéntica a la que van a probar cientificamente estudiosos antirracistas cuatro- cientos aos después. Esto no debe extrafar en un hombre de su conocimiento, intuicién y sensl- bilidad. Recordemos quesu teoria del poblamiento del continente americano es idéntica a la que se acepta hoy clentificamente, a pesar de que el estrecho de Behring sdlo se descubrié en 1741, es decir, ciento cincuenta aiios después de escritas sus obras. 01 Las referencias de Ortiz de Fernsndlez de Oviedo provienen ‘de Todorov (1087: 162) Esta Gltima es sorprendentemere ‘slmllar al Juclo de GraWolet, qulen en la Sociedad Antropo léglea de Paris, en 1856, expresé su convicclén de que 1 crineo [del negro] se cierra sobre el cerebro como wa piston, Ya no es templo divin... sino una especte de casio para resistirfuertes golpes.” (Hanke, 1958: 105), 982 Acosta, ellado por Marzal (1986: 98). 150 En su Historla natural y moral de las Indias, escrita en 1590, Acosta” combate vigorosamente “a falsa opinién que comtinmente se tiene de ellos Hlos indios}, como de gente brutal y bestial y sin entendimiento, 0 tan corto, que apenas merece ese nombre”. Aunque él mismo tampoco escapaba de tales juicios: en un pasaje anterior se referia a unos indios como “mezela de hombre y bestia’ Para una persona mestiza y de gran sensibili- dad como Garcilaso, el racismo no era motivo de discusiones tedricas: lo vivia y sufria desde su condicién de mestizo. El habla de las denomina- ciones raciales a principios de la colonia: “A los hijos de espafiol y espafiola nacidos alla fen América] dicen criollo 0 criolla, por decir que son nacidos en Indias. Es nombre que lo inven- taron los negros ~y asi lo muestra la obra. Quiere decir ‘negro nacido en Indias’. Inventéronlo para diferenciar a los que van de acd, nacidos en Guinea, de los que nacen alld. Porque se tienen por mas honrados y de mas calidad por haber nacido en la patria, que no sus hijos porque nacieron en la ajena. Y los padres se ofenden si les llaman criollos... Los espaioles, por la seme- Janza, han introducido este nombre en su len- guaje para nombrar a los nacidos all, de manera queal eopaioly al guinco nacidos allé les Haman criollos y criollas... Al hijo de negro y de india -o de indio y de negra—dicen mulato y mulata. A los hijos de estos Ilaman cholo. Es vocablo de las islas de Barlovento. Quiere decir ‘perro’, no delos castizos sino de los muy bellacos gozcones. Y los espaftoles usan de él por infamia y vituperio. A los hijos de espaitol y de india -o de indio y espafiola- nos llaman mestizos, por decir que somos mezclados de ambas naciones. Fue im- 83 Aunque él mismo no lo admitiea, se dice que Acosta era un “converso", un judio convertide al erstianismo. Le debo la referencia a Nelson Manrique. 94 Ambas referencias tomadas de Hanke (1958: 93). 151 puesto por los primeros espaiioles que tuvieron hijos en las Indias. Y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por su significacién me lo amo yo a boca Ilena y me honro con él. Aunque en Indias si a uno de ellos le dicen ‘sois un mestizo’ o ‘es un mestizo’ lo toman por mencs- precio... A los hijos de espafiol y de mestiza -o de mestizo y espafiola-llaman cuatralbos, por decir que tienen cuarta parte de indio y tres de espail. A\los hijos de mestizo y de india -o de indio y ‘mestiza-Ilaman tresalbos, por decir que tienen tres, partes de indio y una de espafiol..." (1991; 627) Un autor que ha contribuido grandemente ala historia del racismo en el Pert fiwe Alberto Flores Galindo. Tanto en Aristocracia y plebe. Lima, 1760- 1830 (1984), como en la tercera edicién de Bus- ‘eandlo un Inca (1989)-en la que incluye un ensayo sobre el racismo-, Flores Galindo se centra en el racismo en los siglos XVIII y XIX. Da miltiples ejemplos de este fenémeno en el siglo XVIll, y considera explicitamente que "La Repiiblica hei dara los conflictos y las marginaclones raciales. (1989: 268). Bs notable la preocupacion de Flores Galindo por la vida cotidiana. Entre los ejemplos de racis- mo en el siglo XVIII, incluye manifestaciones de denuneias y querellae judictales en Ins que apare- cen insultos racistas: un mestizo se pelea con un, zamibo esclavo que le insulta “choledndolo' y di- cigndole ‘otras palabras deshonestas™. Recoge caso de una mujer, a la cual se le insulta lamén- dola "Puta, chola, arrastrada, indigna y sobra- da..." Cita también a Fray Francisco del Castillo, quien escribe en verso, refiriéndose a la mezcla raclal: "es mejor ser perro puro / que monstruo ce gato y perro". (1984: 172-3) Me parece que uno de los puntos més impor- tantes sobre el racismo en la obra de Flores Galin- do, es considerarlo como fruto del orden colonial, remarcando su funcién de disgregacién de ls 152 aw sectores populares. Asi, para él, la dominacién colonial... “Reposaba en la divisa elemental de dividir para reinar... Esta permanente tensién étnica, que recorre y atraviesa a toda la sociedad colonial, acentiia la fragmentacién de intereses.” (1984: 169) a. en la sociedad colonial las fronteras étnicas no separan sélo a ricos de pobres. También fun- cionan en el interior mismo de las ‘clases bajas*, enfrentando, por ejemplo, a indios y negros... los distingos étnicos fueron interiorizados por los propios sectores populares. En esto radie6 preci- ‘samente su eficacia.” (1988: 256-7)". Entre los ejemplos que Flores Galindo expone sobre la rivalidad entre personas de castas diferen- tes, tenemos el del propio Virrey OHiggins, quien: *,..desecha los temores sobre una posible allanza entre negros ¢ indios recordando a la Corona que Ja animadversién profesada entre ellos era mas fuerte que el odio a los espafioles: ‘son irreconct- liables'.” (1984: 169) Asi mismo, cita el caso del indi Marcos Sipan, natural de San Juan de Vengueta, quien en su testamento expresa lesheredo a Marfa Isabel Sipan, mi hija de segundo matrimonio, por desobediencia y haber easado contra mi voluntad con un h8imbre de asta china, difamando mi sangre..." (1984: 170) (El subrayado es mio.) Estos dos diltimos testimonios son de fines del siglo XVIII. Podrfa afirmarse que el recelo entre personas de apariencia distinta se basa en prejul- clos étnicos; pero cl testamento de Marcos Sipan contiene un elemento puramente racial: considera que el matrimonio de su hija difama su sangre. 96 Flores Galindo Mlenticabsa lo étnteo con Jo acta 153 Podemos otra vez apreciar que el racismo no nece- sltaba el término raza, cuya nocién estaba contenida en otras palabras, “casta” o, en este caso, "sangre" Lamentablemente son pocos los aportes sobre los origenes y la historia del racismo en el Pert. La aparicién del tema es ain reciente, y la tarea de escribir la historia del racismo recién empieza | a ser asumida”; pero considero necesarlo sehalar luna tesis importante: el racismo va a jugar un pel crucial d : da de los espafioles a América, y se va.a expresar €iila sevicla contra el indio amerte sme ‘ena propia organlzacién colonial Bn palabras de Manrique (1992: 176), con la conquista se cons- tituy6 una dominacién. “sa justificada ideolégicamente sobre la convic- ion de la superioridad intrinseca de la natura: Jeza humana de los conquistadores en relacién a la de los conquistados.” ‘Como decia al inicio del capitulo, recurriamos a la historia sin animo de hallar culpables. Antes bien, esta discusion sobre los origenes y la historia del racismo en el Perti es absolutamente necesa- la, pues nos acerca al entendimiento de las raices profundas de esta ideologia, aclaréndonos eémo se fueron sedimentando en'las mentalidades de los peruanos. El racismo hoy, o la mano que mece la cuna* 96 Nelson Manrique est abocado a la tarea de escribir bi historia del racismo ca el Pert. Su primera enteega Vine: ‘om los sarracenos.. Bl universe mental de la conguista de ‘Amérlea"- apareceré préximamente, 184

Vous aimerez peut-être aussi