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AIR | Conocerto, entenderlo, educario . EL LENGUAJE DEL PERRO A pesar de haber puesto el maximo cuidado en la redaccién de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo slguno res- pponsabilizarse por las informaciones (f6rmulas, recetas, técnica, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas especificos a menudo tinieos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las in- formaciones més completas, mds exactas y lo més actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U. ADVERTENCIA Exe libro es slo una puta introductoria de la raza, Para criar un perro es necesario conocer a fondo su temperamento y tener nociones generales de psicologia y comportamiento animal, que no estén contenidas en la presente obra. Se advierte que si se orienta mal a un perro, este puede ser peligroso ; an Por otra parte se recuerda que, bgicamente, s6lo un profesional acreditado puede adiestrara un perro y que cualquier intenco de hacerlo por cuenta propia constituye un grave ercor. Es obvio que bajo ningtin concepto debe permitirse que los ninos jueguen con un perro si el propietatio no estd presente, Traduecién de M. B Vega. Dibujos de Alberto Marengoni. Fotografias del interior: archivo De Vecchi, salvo las pp, 9 (arriba), 17, 101y 129 (© FRANCAIS/ARIOKO); pp. 9 (abajo), 76 (abajo) y 137 (© ROCHER/ARIOKO); p, 21 (© GEHLHAR/ARIOKO); pp. 25, 46 (arriba), 83, 85 (arriba), 102 y 136 (© DAMMAN/ARIOKO; pp. 33, 54, 80, 96 y 132 (© LABAT/ROUQUETTE/ARIOKO), y pp. 76 (arriba) y 103 (@ LACEAU/ARIOKO). Disero gréfico de la cubierta: © YES. Fotografias de la cubierta: © Phillippe Rocher y © CEF/Getty Images © Editorial De Vecchi, S. A. U.2010 Barcelona INTRODUCCION «Mi perro es fantastico, es muy inteligente... {Solo le fal- ta hablar!». Quién no ha dicho esto? Esta frase tan comin con- tiene el error de base de toda la cinofilia: peca, de hecho, de antropomorfismo, lo que quiere decir que se considera al perro como si fuese un hombre y se le atribuyen cua- lidades humanas. Efectivamente, el perro no habla nuestro lenguaje, pero en realidad no le hace falta. Tiene su lenguaje —en el sentido de que es capaz de comunicar—, pero habla su propia lengua: somos noso- tros, los seres supuestamente «superiores», quienes debe- mos entenderlo. Sin embar- go, esto sucede sélo en rarisi- ‘mos casos. ‘Tras diez mil afios de vida en comin, el noventa por ciento de los propietarios de pertos ha llegado a compren- der que su amigo mueve la cola cuando esta contento (aunque no siempre es asi), que grufie cuando esta enfa- dado y que gime cuando se encuentra mal. Mas de uno también ha descubierto que un perro mortificado agacha las orejas yla cola..., pero a menudo se piensa que se avergiienza Dios creé al hombre; luego, al verlo tan débil, le confié el perro. ‘TOUSSENEL porque ha hecho una travesu- ta (otra idea antropomérfica, muy alejada de la verdadera forma de pensar del perro). En el otro lado de la barre- ra, el noventa por ciento de los perros entiende al menos una treintena de palabras di- ferentes del lenguaje humano y de cinco a diez frases com- pletas. Pero no sdlo esto: sal- tade alegria cuando su dueio esta contento, le pone el ho- cico en las rodillas cuando es- ta triste o enfermo, se mueve en silencio cuando necesita estar solo (y todo ello sin que el hombre pronuncie ni una sola palabra). La inmensa mayoria de los perros, cuando su duefio se pone el abrigo, se colocan de- ante de la puerta porque sa- ben que este va a salir. La in- mensa mayorfa de los duefios de un petro, cuando este les toca el brazo con la nariz, se preguntan: «¢Qué querré? éTendra hambre? éTendré sed? ¢Querra hacer sus nece- sidades?». El perro «habla»: se expre- sa con la mimica facial, con los gestos del cuerpo, con los movimientos de la cola, con la expresién de los ojos, y también con la voz. Pero esta tiltima la utiliza sélo de forma casi excepcional: para el ani- mal, es el iltimo recurso, algo asi como nuestros gritos para hacernos entender cuando hablando normalmente no lo conseguimos. Este es el motivo por el que los Cénidos salvajes sélo ladran de forma excepcional: de hecho, no lo necesitan, porque viven con sus seme- jantes y logran entenderse perfectamente mediante el lenguaje corporal. El perro, por el contrario, tiene que vivir con el «ser su- perior»... y le toca ladrar mu- cho. ¢Por qué? Simplemente, porque el «set superior» es duro de mollera. Afortunadamente, no to- dos los hombres son iguales, y hay quien se ha dado cuen- ta de que se trata de un ani- mal mucho mas adelantado que nosotros en la escala de la comprension reciproca, y que, por amor o por o: ha decidido ponerse a nues- tra altura. Lamentablemente, las li- mitaciones de los humanos son patentes: el hombre no tiene un olfato con el que po- der percibir los cambios de humor tan sélo oliendo los componentes quimicos que los regulan, ni posee una ca- pacidad de observacién y de atencién tan desarrollada que Je permita percibir e interpre- tar correctamente cada mini- mo gesto. Sin embargo, cuando se empefa, también puede lle- gat a entender algunas cosas. Asi, especialmente en los ulti- mos afios —desde que el pe- rro se ha convertido en parte integrante de muchisimas fa- milias—, se ha llegado a estu- diar a este animal con sufi- ciente atencién, y se han sacado conclusiones impor- tantes. Hoy en dia, el lenguaje del perto ya no es algo totalmente desconocido: se han revelado como minimo los aspectos ba- sicos, pero desgraciadamente no todo el mundo los conoce. Hay quien no quiere cono- cerlos: es el caso de los beha- vioristas, que piensan que el perro es solo un animal pro- ‘gramado por la naturaleza pa- ra responder a los estimulos siguiendo su instinto, sin que intermedie ningtin tipo de ra- ciocinio. ‘También estén aquellos que no ven mas alla de sus na- tices y consideran al perro simplemente un animal, sin preguntarse por qué se com- porta asi o por qué hace de- tetminado tipo de cosas; para ellos, este animal tiene la mis- ma inteligencia que un objeto decorativo y no aceptan el he- cho de que razone. Estas per- sonas, probablemente, nunca comprarian este libro, pero si por un descuido cayera en sus manos, les deseo que no sean nunca secuestradas por una nave alienigena tripulada por gente que piensa igual. En efecto, si alguien constituido de forma distinta y que habla un lenguaje diferente fuese considerado automaticamen- te «una bestia»..., ipodrian Ilevarse una gran sorpresa! Bromas aparte, esta actitud de «ser superior» resulta bas- tante peligrosa: quien tiene esta forma de pensar no se es: fuerza nunca en intentar en- tender a los demas; como mucho, trata de dominarlos Esto lleva a estos duefios de perros a gritar a menudo y a Jevantar las manos, en un in- tento de hacerse abedecer, probablemente igual que ha- rian en su familia o en la lla- mada «sociedad civilizada» Personalmente, considero que «ser superior» es el que intenta entender a la otra par- te, identificarse y estar de acuerdo con ella; ignorarla 0 tratar de dominarla solo refle- ja un pensamiento limitado. Con esta convicci6n, y con la presuncién de no tener un pensamiento limitado, en to- dos estos afios de vida cinéfi- la me he esforzado en enten- der a los perros, en descubrir qué se escondia tras un movi- miento de cola o un largo ho- cico. Por mi misma, evidente- mente, solamente he podido aprender unas pocas «pala- bras» del lenguaje canino, pe- ro afortunadamente he podi- do recurrir a muchos otros cindfilos, investigadores, et6- logos y especialistas en el comportamiento canino que han dedicado su vida al estu- dio de estos animales. En la actualidad, estoy muy orgullosa de poder transmitir a todo el mundo, a través de este libro, tanto mis propias conclusiones personales co- mo los resultados del arduo trabajo de mucha gente (a los que he accedido leyendo casi todo lo que se ha publicado sobre el tema): mi objetivo ha sido transformar todo esto en un texto de facil consulta, di- vidido en capitulos que con- templan las relaciones del pe- ro con sus congéneres, con los demas animales y con el hombre. He considerado oportuno incluir un capitulo especifico referente a la rela- cién perro-nifio, porque los nifos no son hombres en mi- niatura: son ninos, y han de ser tratados como una espe- cie aparte..., porque es asi co- mo los considera el perro. DEL LOBO AL PERRO foria Para entender al perro hay que indagar un poco en sus origenes, sobre todo para descubrir al que ha sido su verdadero antepasado. Diremos, antes de nada, que no hay mucha claridad todavia sobre la prehistoria canina: el primer animal que se ha sefialado como posible antepasado de los Canidos es un pequefio carnivoro Ilama- do Miacis, que vivid hace aproximadamente unos se- tenta millones de afios. De esta especie procederia el Cynodictis, presente tanto en Europa como en Asia (aunque presentaba unas geras diferencias de un conti- nente a otro), y de él, a su vez, el Mesocyon, que vivid hace treinta millones de afios; de este titimo surgieron luego el Cynodesmus y el Tomarctus, dos mamiferos que vivieron en la Era Terciaria. Durante mucho tiempo, el Tomarctus ha sido considera- do el directo antepasado de lobos, chacales y zorros; sin embargo, estudios mas re- cientes han encontrado dife- rencias sustanciales tanto en la estructura ésea como en el material genético de las diver- sas especies. Prel Por otra parte, entre la ex- tincién del Tonrarctus y la apa- ricién de los primeros Cani- dos transcurrieron al menos cinco millones de afios: por tanto, es muy dificil relacio- nar directamente las dos es- pecies, a menos que —como sucedié en el caso de los si- 7 mios y los hombres— haya habido un «eslabon perdi- do». Algunos autores consi- deran que este eslabon pudo haber sido el Hesperocyon. Los primeros Génidos que habitaron la Tierra no fueron perros, sino lobos y chacales: queda por establecer cul fue el antepasado directo de nues- tros perros. ‘Muchos investigadores, en- tre los que se encuentra el prestigioso etdlogo austriaco Konrad Lorenz, durante afios han sostenido que el perro doméstico descendia de dos familias distintas: algunos pe- rros parecian descender del lobo (Canis lupus), y otros, del chacal (Canis aureus), Estudios més recientes, en- tre los que cabe citar sobre todo los de Wolf Herre, han desmentido esta teorfa, vol- viendo a ver en el lobo al tini- co antepasado de todos los pertos domésticos. E] motivo principal reside en el hecho de que el nimero de cromo- somas del perro (y del dingo, que es su actual forma salva- je) es idéntico al del lobo y al del coyote: 78 cromosomas, mientras que el chacal tiene 74, y el zorro, 38 (por comple- tar el panorama de los Cani- dos salvajes mas conocidos). ‘Tras este descubrimiento, el propio Lorenz, en sus tiltimos escritos, ha rectificado y se ha declarado dispuesto a aceptar la teorfa del lobo como el tini- co antepasado del perro. Hay que recordar que no hay impedimentos genéticos para el cruce de especies con el mismo nimero de cromo- somas (esto ¢s, el lobo, el pe- tro, el dingo y el coyote): cuando estas se aparean, el hibrido sera sano y fértil, Sin embargo, el cruce entre el lobo y el coyote siempre ha sido inducido por el hombre; en la naturaleza es muy rato, bien por las barreras geogréti- cas que separan a estas dos especies, bien por su diferen- te comportamiento. En algunas zonas geografi- cas, por ejemplo, lobos y co- “Hace tiempo se pensaba que algunas razas caninas descendian del lobo, y ors del chacal yotes marcan bien su territo- rio: al competir por el alimen- to, antes que unitse prefieren declararse la guerra. Por el contratio, el perro es sexualmente receptivo a to- dos sus «parientes»; de he- cho, son bastante frecuentes los cruces esponténeos entre perros y lobos o entre perros y coyotes. Las tribus némadas del norte (especialmente los ‘malamutes) atan a sus pettas en celo en los margenes de sus asentamientos, para que algin lobo macho las cubra, con la intencién de robuste- cet la raza y hacerla més vigo- rosa (en estos casos, las ex- pectativas se suelen cumplir). Los cruces entre lobos y pe- sros también se han intentado con una finalidad selectiva, para crear nuevas razas: el pri- mer experiment, holandés, dio origen al perro lobo de Saarloos. Primero, los resulta- dos fureron bastante poco sa- tisfactorios, porque los ejem- plares manifestaban graves problemas de caracter. Sin embargo, recientemente, la raza se ha reconstruido con éxito. Otro experimento, esta vez italiano —a cargo de Mario Messi—, dio origen al lobo italiano (raza no reconocida por el ENCI—Ente Naziona- le della Cinofilia Italiana—, pero tutelada por el Minis- terio de Agricultura de este pais), que siempre ha mostra- do notables dotes psicofisicas, y hoy se utiliza sobre todo en proteccién civil, La tercera raza nacida del cruce entre un lobo y un pe- tro es el perro lobo checoslo- vaco; también esta, después de algunas dificultades inicia- les, ha conseguido ejemplares equilibrados. Perro lobo de Saarloos Historia antigua: la domestica Los primeros fésiles de Céni- dos junto a asentamientos humanos se han encontrado en Iraq, y tienen una antigiic- dad de 14.000 afios: slo ha sido posible establecer la an- tigiedad gracias a la prueba del fldor, pues los huesos se parecen a los de los perros ac- tuales. A épocas més «recientes» (teniendo en cuenta que ha- blamos de hace unos 8000- 10 000 aftos) pertenecen, en cambio, casi todos los demés restos encontrados, bastante numerosos y esparcidos por todo el mundo, Hay que acabar con una creencia muy extendida, la que considera que el perro es el resultado de la domestica- cién y que los primeros pe- rros adoptados por el hombre eran en realidad lobos. No fue asi. Si bien atin se debian de parecer bastante a sus an- tepasados, los primeros pe- tros ya se diferenciaban de ellos (por mutacién esponté- nea) antes de aproximarse al hombre: incluso es probable que se acercaran a él precisa- mente porque ya eran menos salvajes, menos agresivos y, sobre todo, menos recelosos que el lobo. Un experto en genética del Instituto de Zoologia de la Universidad de Los Angeles, Robert Wayne, ha analizado las secuencias nucledtides mi- tocondriales del perro y del lobo, y ha concluido que la di- ferenciacién tuvo lugar hace 100.000 anos. Wayne ha utili- zado el mismo procedimiento que Alan Wilson, que puso fecha al origen de nuestra es- pecie mediante el andlisis del ADN mitocondrial (este estu- dio se conocié como la teoria de la «Eva negra», puesto que establece la hipétesis de un origen africano de nuestra especie y porque el ADN mitocondrial, muy atil para establecer las mutaciones es- ponténeas, se transmite ex- clusivamente a través de las hembras). Hasta hace pocos afios, la teoria més difundida sobre el origen y la evolucién del pe- rro contemplaba como pri- mer antepasado al Canis fami- liaris palustris, o perto de las turberas, cuyos restos se en- contraron en poblados de pa- lafitos pertenecientes al Neo- litico medio. De este perro habrian evo- lucionado, en épocas sucesi- vas, tres tipos distintos que serfan los antepasados de las distintas razas actuales: — del Canis familiaris matris optinale {al que el zodlo- go Tetteles llamé asi en memoria de su propia madre) se habrian deriva- do la mayoria de los pe- ros pastores, los perros nérdicos y, en general, to- dos los perros con aspec- to més lobuno — del Canis familiaris inter- medius, cayos fosiles per- tenecen a la Edad de Hierro, procederian los perros de caza y también los lebreles; — del Canis familiaris inos- trarczewi, cuyos restos ha- cen pensar en un tamafio notable, descenderian los actuales molosos. Estas «razas> prehistéticas habrian evolucionado en una sola localizacién geografica (Asia), y seguidamente los perros habrian emigrado si- guiendo al hombre hacia otros lugares, Hoy se cree que la domes- ticacién tuvo lugar, aproxima- damente durante el mismo periods, en tres lugares dife- rentes: Asia, Africa y Europa meridional. Se considera tam- bién que se inicié hace 11000-12000 aos, pero que se difundié hace unos 8000- 9000 afios. Los restos més an- tiguos (los que tienen 14 000 afios) pertenecen en realidad a grupos de Cénidos salvajes que se acercaban a los asenta- mientos para robar restos de comida: esto sucede todavia hoy en Africa y en Asia, donde algunos perros se acercan al hombre para conseguir ali- mento y luego huyen, con lo que no se pueden ccnsiderar propiamente domésticos. Segiin algunos autores, los perros primitives que se atre- 10 vian a acercarse al hombre eran animales que habian sido expullsados de su propia mana- da, y que no etan lo bastante fuertes (por set demasiado j6- venes 0 por no estar bien dota- dos) como para formar la suya propia, No obstante, la obser- vacion de los pertos salvajes y de los propios lobos ha llevado amenudo a concluir que inclu- so manadas bien organizadas pueden acercarse a asenta- mientos humanos en busca de comida (especialmente en condiciones de escase7, cuan- do el hambre supera la pru- dencia). Mi opinién particular es que los primeros restos en- contrados junto a restos huma- nos podrian pertenecer a: * Un casual visitante (solitario © miembro demasiado incau- to de una manada) sorpren- dido por el hombre cuando robaba algo tan apetecible como un hueso fresco. De he- cho, el hurto de restos podia ser tolerado ¢ incluso aprecia- do (los perros actuarian como eficaces al jefe, al no reconocer su autoridad, y ahora hay que reconquistar su benevolencia. Si el nuevo miembro no acepta someterse (0 silo intenta, pero no consi- gue conquistar los favores de la manada), hay una salida més comin que el enfrenta- miento: la huida. En realidad esta es la unica salida para los «extranjeros», que no tienen ligaduras socia- les de ningun tipo con los otros miembros: su atraccién por la manada es bastante su- perficial, y cuando ven que sus tentativas de integracién no funcionan, encuentran bastante mas 6gico y comodo huir que insistir, Solamente el «hijo prédi- go» insiste més y no encuen- tra mas medio que echarse panza arriba todas las veces 4 medida que el cachorro crece, las manifestaciones de sumisién hacia que haga falta para intentar el jefe se hacen menos llamativas, pero una sefial de respeto resulta ganarse al jefe indispensable pora mantener la paz en la manede | EL PERRO SE COMPORTA TODAVIA COMO UN LOBO? Hemos visto que los lobos (y los perros salvaies) sélo en raros casos llegan al combate final, que pue~ de eee muerte de uno de los dos. Para los perros domésticos, lamentablemente, las cosas son mas complicadas. Es importante saber como estén exactamente las cosas, porque muchos libros y tra- tados de etologia 0 psicologia canina finden a idenfificar todos los perros con aquellos més marca- senerts pore: relativar I | pie de Ia letra los reglas n realidad, hoy son relativamente pocas las razas caninas que siguen al pi s Ce OL eee spare pe eee eee inducidas por el hombre Las razas consideradas como primitivas, y en general aquellas menos contaminadas por la selec cién, efectivamente se comportan todavia de un modo muy lobuno: si dos husky siberianos o dos ca~ naan dog llegan a un enfrentamiento, es muy probable (aunque no seguro al cien por cien) que la co- sa se resvelva con «mucho ruido y pocas nuaces». 3s, sin embargo, la seleccién humana ha inhibido més o menos voluntariamen- isién, pacificacién, etc. En algunos casos (por ejemplo, en el caso de los basset y de algunos terrier) se ha seleccionado un perro muy temerario para que no iera ante animales salvajes mas grandes y feroces que él: por lao, las seals de sumison [yl tenclencio a lo huido se manifiesion mucho ms reremente qe en las otras razos. En otros casos, como en el bulldog o en el american staffordshire, la finalidad originaria era —lc~ mentablemente— la de obtener perros dispuestos a matarse, para regocijo de los apostantes. Para es- fe fin se seleccionaron ojemplares de mandibulas potentes y escasa sensibilidad al dolor; pero para conseguir que los perros se arrojaran el uno contra el otro se tuvieron que cancelar los mecanismos de inhibicién a la agresién intraespecifica. En te ‘esto se pudo conseguir con un adiestramiento des- viado, que seguramente era castigado por la ley, pero por otra parte habia un trabajo de seleccién genética. Asi, hoy ya no es posible contar con la ritvalizacién cuando estalla una pelea entre perros: depen- deré de la raza, pero también de como ha sido criado y educado el ejemplar en cuestion. 45 En los perros de pelea, como esle omerican siaffordshire terrier, se han seleccionado coraje, potencia y un gran femple, caracterfsticas que hoy ofrecen sujetos excepcionales.. con tal de que estén con los propiotarios adecuades los perros de caza en madriguera se encuentran entre los més temerarios del mundo canino ESTADOS DE ANIMO DEL PERRO Antes de continuar, conviene explicar claramente los con- ceptos de agresividad y de miedo, asi como los de domi- nancia y sumisién. Lo prime- ro que hay que sefialar es que miedo 70 es sinénimo de su- mision, y agresividad no lo es de dominancia. Veremos uno a uno los sig- nificados reales de los térmi- nos que tienen que ver con los distintos estados de énimo. Agresividad Es la capacidad del perro de reaccionar con un impulso de lucha aun estimulo que su- pone una amenaza contra él mismo, contra el territorio o contra las personas que quiere. La agresividad es una cua- lidad natural que no puede faltar en ningan perro (ni en los demas seres vivos, aun- que en algunas razas esta mas marcada que en otras. Agresividad intraespecifica Es un impulso que se activa cn un sujeto cuando entra en contacto con otro miembro de la misma especie, Este im- pulso no desemboca sola- mente en la lucha, sino tam- bién en el afecto. ‘La agresividad intraespecifi- ca puede ser definida como el resorte que salta cuando dos ejemplares de la misma espe- cie se encuentran. En si misma no es «buena» ni «mala», sim- plemente es un mecanismo de activacién; sin agresividad, es- tos dos sujetos ni siquiera se verfan, no repararian el uno en el otro, y no seria posible nin- gin tipo de relacién social, ni buena» (amistad, afecto, se- xo) ni «mala» (competitividad, conflicto, lucha). ‘Como se puede apreciar, los términos buena y mala se en- trecomillan porque se trata de interpretaciones humanas de estados de énimo que en la na- turaleza no tienen ninggin significado moral: se dan, y punto, Habremos de tener siempre esto presente si quere- mos hacer un andlisis correcto del comportamiento animal. Dominancia Se trata de un comporta- miento social dictado por la seguridad en uno mismo, la experiencia y la autoridad, que llevan a un sujeto a poner en evidencia sus propias do- 47 tes (mediante una precisa mi- mica facial y de gestos del cuerpo) cuando se halla fren- te a un congénere Un perro dominante no se muestra agresivo de una ma- neta automatica: si su com- pottamiento induce al otro su- jeto a asumir una postura sumisa —y, por tanto, ve acep- ‘ada’ ei eutoeidall= no ala: 4 ningtin resorte de combate. Dos posturas dominantes contrapuestas, por el contra- rio, pueden encender un con- flicto y, por tanto, desatar una pelea, mientras que dos pos. turas sumisas, tras unos mo- mentos de perplejidad, darn probablemente lugar al juego juntos. Miedo Se define como miedo al con- junto de procesos psicolégi- cos y fisiolégicos que nacen de uno o mas estimulos exter- nos capaces de inducir una si- tuacién de estrés. La instintiva (y congénita) reaccién de un sujeto atemo- rizado, en cualquier especie animal, es la de huir. Cuando la huida resulta imposible o dificil de eimprender, el sujeto puede reaccionar con un comportamiento combativo. Miedo social Se dispara cuando la situacion de estrés no es causada por un estimulo genérico, sino que pro- viene de un miembro de la mis- ma especie (en el caso del perro, hay que recordar que se consi- dera congéneres tanto a los otros perros como al hombre). El miedo social puede de- sembocar en tres salidas: hui- da, lucha y sumision. Sumision Es un comportamiento social que puede expresar subordi- nacién, miedo o respeto hacia otro individuo, La sumision puede ser activa o pasiva: la pasiva consiste en la entrega total del perro, que se tumba pansa arriba y oftece la gar- gatita alladvetsationla activa Un pequerio husky siberiano sumiso se manifiesta mediante com. portamientos de pacificacion (véase la pagina siguiente). Orinarse es una manifesta- cién de sumisién pasiva con la cual el perro envia también una sefial activa (de hecho, manda olfativamente el si- guiente mensaje: «iMira qué pequefio soy, no puedo com- petir contigo, no me hagas da- fio!»). Esta manifestacién de sumisién puede darse durante mucho tiempo en perros parti- cularmente inseguros y sumi- sos, y se puede curar con una adecuada terapia de compor- tamiento, porque el hecho de que perdure en el adulto sefia- la un estado patoldgico. Fobia Es la maxima expresién del miedo, focalizada en un tni- 48 co estimulo desencadenante. Asi, por ejemplo, un cachorro que se ha llevado un susto de muerte con los petardos de Nochevieja podria desarrollar una verdadera fobia a los rui- dos fuertes Las fobias se pueden supe- rar sélo con una correcta tera- pia del comportamiento. Peto cuidado: la definicién de la hidrofobia asociada a la rabia no es muy pertinente en lo que respecta al perro, Un ejemplar enfermo de rabia no tiene exactamente miedo al agua, més bien experimenta una sed tremenda, pero no Tlega a beber bien por la pard- lisis progresiva de la mandi- bula inferior, que inicialmen- te hace doloroso y dificil el acto de la deglucién, y al final Jo hace imposible. Por este motivo el perro puede manifestar un compor- tamiento de aparente miedo al agua, que en realidad refleja el conflicto entre el espasmédico deseo de beber y el recuerdo del dolor que esie acto le pro- duce. Por el contrario, en un hombre afectado de rabia si parece que se suele manifestar una verdadera aversién ante la presencia del agua. Histeria Se denomina histeria canina a una patologia bastante rara que puede ser causada por la carencia de vitamina B, pero que puede desencadenarse también por factores toxico- logicos. El perro, durante las crisis, intenta huir, tiembla y ailla angustiado, como si es- tuviese ante un enemigo que Jo aterroriza, aunque en reali- dad no exista ningiin peligro. Sus expresiones Agresividad Ellenguaje agresivo consiste en la emisién vocal del grufido, mientras que en la mimica fa: cial se fruncen los labios para descubrir los dientes (hacia de- lante, si el perro esta dispuesto acombatit, o hacia atnis, si pre- fere hut). Dominio La mimica corporal tiende a agrandar el cuerpo (patas rigi- das, cabeza y cola altas...). La mimica facial presenta orejas erguidas y mirada fija. Con la posicin del cuerpo busca su- perar fisicamente al adversa- tio, y esto es un claro gesto de dominio tanto para el lobo co- mo para el perro. los labios fruncides hacia delante sefialan disposicién para luchar; dos fruncidos hacia ats, disposicion para huir Miedo Son sefiales de miedo la cola centre las patas, las orejas pega- das a la cabeza y orinarse en posicin agachada, La combi- nacién de seftales de miedo y de apcoaridacles aammcice cién de que el perro puede morder en ctialquier momento. Sumisién La mimica corporal tiende a empequetiecer el cuerpo (cola baja u oculta entre las patas, cuerpo que se agacha hasta arrastrarse, etc.). La mimica facial se manifiesta con ojos 49 entornados, mirada huidiza y labios y orejas estirados hacia atrs. La sumision pasiva se ex- presa, como ya hemos visto, con el acto de tumbarse panza arriba, La sunmisién active com- prende diversos gestos de paci- ficacién (dar golpecitos con cl hocico, «ar la pata», dar gol- pes con la grupa). También hay gestos intermedios entre la su- misién activa y la pasiva: se suelen manifestar, por ejem- plo, cuando el perro agacha la parte posterior del cuerpo y manifiesta sefiales de pacifica- cién con el hocico o la pata; en estos casos se puede hablar de sumision semipasiva. | i 1 mide puede traducire en agresividad o huida; la mimica facial y corporal indican cémo reaccionaré el perro 50 ‘No todos los propietarios son capaces de identificar las seiales de sumision activa o de pacificacién Ponerse encima fisicamente es una sefial de dominancia La sumisién pasiva es muy facil de reconocer CONFLICTOS ENTRE PERROS ‘Los perros no son locos ni in- disctiminadamente agresivos (salvo raros casos de auténti- ca patologia). $i llegan a un enfrentamiento fisico, siem- pre hay un motivo preciso. Lo que pasa es que estos motivos, clarisimos para los dos contendientes, no siem- pre resultan tan claros para sus duefios, Examinaremos aqui los motivos més comunes que pueden llegar a desencadenar un conflicto entre dos ejem- plares. Territorialidad Hemos visto que los anima- les sociales tienen muchas ra- zones para considerar su te- rritorio como algo «sagrado inviolable». Para los perros, al igual que para los lobos, el territorio es el espacio en donde viven, se alimentan y se reproducen. También el perro macho, al igual que el lobo, matca los li- mites de este territorio con la orina, mientras que la hem- bra considera su territorio el espacio delimitado pot el olor del macho alfa. Se deduce que para el pe- rto macho /erriforio equivale seguramente a la casa de su dueno (incluido el jardin, silo hay)..., pero el concepto se extiende también a todos los espacios que se le permite matcar como suyos «alzando la pata». Para la hembra, esto es un poco distinto: su territorio es aquel que delimita el macho dominante (suponiendo que exista uno en la familia) o bien el duefio, que para ella representa (o al menos debe- rfa representar) el macho alfa Esto significa que la hembra, sino vive en compafia de un petro macho dominante, con- sideraré su territorio sdlo el piso donde vive. Al contrario que el macho, no considerara su tetritorio el parque priblico al que se la lleva para que ha- ga sus necesidades, ni las ca- lles de la ciudad, ni el jardin del vecino al que suele ir de visita, etc. Por otra parte, la hembra no defiende el territorio utili- zando la fuerza (esto es tarea del macho), pero si advierte al macho si algiin extrafio se acerca demasiado. De todo esto se deriva que: + Las perras que viven sdlo con personas del sexo feme- nino desarrollan una escasa tetritorialidad, porque nadie marca el territorio. 53 * Las perras que viven con personas 0 perros del sexo masculino tienden a asumir un comportamiento de de- fensa pasiva y de avisar (y, por tanto, ladrar) para sefalar la proximidad de extranos al te- rritorio marcado por el jefe, pero limitando la interven- cin a las zonas consideradas efectivamente como propie- dad de la manada (por tanto, sila casa yel jardin, yno la ca- lle, el parque pablico, etc.) * El macho tenderé a asumir un comportamiento de defen- sa activa (5, pot tanto, poten- cialmente agresiva) en los conflictos con cualquier intru- s0 que se acerque al tertitorio marcado por él (o por su due- fio, si considera a este un su- perior jetérquico). Por tanto, se mostrar protector tanto en los conflictos en la casa y el jardin como en las calles, par- ques publicos o en cualquier otro sitio en el que haya «al- zado» repetidamente la pata. La territorialidad seré mayor o menor segin el niimero de veces que orine el macho, pe- ro también segtin el nimero de perros diferentes que mar- quen un mismo territorio (co- mo sucede en los casos de los parques piiblicos). Por tanto, defenderd con més ahinco las zonas marcadas solamente por él, como el jardin. El pe tro, cuando olfatea esquinas y Arboles, «lee el boletin del club» para saber qué otros machos comparten con él el tertitorio; aunque no haya otros perros a la vista, sabe perfectamente que esa zona cede «copropiedadn Un pee tro puede sacar una buena cantidad de informacién de un rastro de orina: ademas de saber exactamente cudnto tiempo hace que ha sido deja- do, puede deducir el sexo, la edad y las condiciones del autor, En consecuencia puede pensar ya en compartir pacificamente la zona con él o en expulsarlo (en cuanto lo vea) si lo considera —por cualquier motivo escrito en la orina— un antagoni isicas Consecuencias précticas: wna pelea entre machos puede ser causada bastante a menudo por motivos de territorialidad, incluso en lugares que el due Es la posesividad, y no la torritoralidad, o que lleva al perro a defender el coche, como hace este pastor alemén fio considera neutros (pero no asi el perro, silos ha marcado repetidas veces). La pelea en- tre hembras no suele aconte- cer practicamente nunca por motivos de territorialidad Defensa de la guarida Es una variante de la tertito- rialidad, pero se estudia apar- te porque afecta sobre todo a las hembras. La perra, de he- cho, tiende a defender de una forma activa el territorio en el que se encuentra la camada..., pero tambien el lugar donde se podria alojar una futura ca- mada. Estos Ingares van des- de el cubil hasta el comedero, pero también incluyen la ¢ ma del duefio o su sillon favo- tito (todo depende de dénde piense que podria par Consecuencias pricticas: puede suceder que un perro extrafio 54 —sobre todo si se trata de una hembra— llegue a casa si- guiendo al duefo. Las dos hembras pueden jugar en el jardin y parecer entenderse; pero, al entrar en casa, si nues- tra perra se dirige al dormito- rio y la otra le sigue confiada, puede estallar una trifulea completamente inesperada. El motivo puede estar en el he- cho de que la perra considera nuestra cama como su madri- guera, Para evitar estos pro- blemas, intentaremos averi- guar siempre cuales son los ugates que ella entiende que debe proteger, y evitaremos que otros perros entren en es- tos lugares. Posesividad ‘Ademés del tetritorio, los pe- ros defienden todo lo que consideran su propiedad priva- da. Esta puede abarcar desde el hueso hasta el coche del due- fio, que no se defiende por cuestiones de tertitotialidad, como hasta ahora se pensaba (el perro no marea el coche con la orina), sino por posesividad. Pot lo que respecta a la re- lacién entre pertos, el coche del duefio no es casi nunca un elemento desencadenante de una pelea, ya que, ademés, es dificil que varios perros lo uti- licen al mismo tiempo. Si esto sucede (como en el caso de los perros de caza), amenudo viajan en jaulas y tienen pocas posibilidades de enfrentarse. Es mucho més frecuente que se desencadene una rina por la posesidn de huesos, pe- lotas, palos y todo aquello que el petro considere que tiene que recuperar y que no ha de compartir con los demas. La observacién de grupos familiares nos hace entender que los adultos en- sefian muy pronto a los ca- chotros que los objetos de los demés no se tocan. Es sobre todo el padre el que lleva a cabo el arito del tabi», po- niéndose entre las patas un objeto cualquiera (a menudo se trata solamente de una pie- dra) y «diciéndole de todo» al cachorro que se acerca, aun- que sea s6lo para husmear. La agresién es fulminante y aterradora, especialmente pa- ta quien no esta habituado a estas escenitas familiares. He visto a una _sefiora echarse a llorar ante la visién de un juego de tabti que ha tenido como protagonista a su cachorro... y a papa bull te- itier: la escenificacion del pa- dre habia sido tan clamorosa y los chillidos del cachorro tan desesperados que ella es- taba completamente segura de que no iba a rescatar mas que pedacitos de cachorro de las fauces del adulto. En realidad, el cachorro s6- lo salié un poco cubierto de babas..., pero intacto: incluso habiendo desaparecido total- mente en la boca de su padre, no le habia arrancado ni un solo pelo. A cambio, habfa aprendido una preciosa lec- ccidn, y la pelota que el adulto tenia entre las patas habia perdido todo el interés. Hay otra anécdota que de- bo contar, también porque an- tes he hecho referencia a las lobas, insinuando que son me- nos fieles y menos devotas alos machos. Ahora debo afadir que, en cambio, son més astu- tas y capaces de improvisar con auténtica genialidad frente a situaciones imprevistas. Me lo han demostrado en diversas ocasiones, pero el ejemplo de Frida y Sam ha sido el mas lla- mativo. La situacién es la si- guiente: Fritz, pastor aleman adulto, decide practicar el «juego del tabti» con Frida y Sam, cachorros de la misma ra- za de dos meses, hermanos de camada. Frida y Sam no son hi- jos de Fritz, pero él no lo sabe (como veremos luego, el ma- cho adulto esté convencido de que todos los cachorros son suyos, y por eso los educa de la mejor forma posible). Fritz recibe de mi una galle- ta pero no la come y decide declararla tabtt para los pe- queiios; asi, se tumba, pone la galleta entre las patas anterio- res, amaga y espera. La espe- ra no es demasiado larga: ca- chorro de pastor alemén es sinénimo de «muerto de hambre cronico», asi que los dos cachortos parten casi in- mediatamente al ataque... y reciben el consecuente trata- miento a base de aullidos sal- vajes y de ataques falsamente violentos, pero no por ello 55 menos convincentes. Resulta- do: los dos cachorros gritan desesperados, se tumban pan- za arriba... Un ritual normal de total sumision. Transcurridos diez minu- tos, Fritz todavia no ha tocado la galleta: esto es demasiado para Sam, que decide volver a probar; Fda, en cambio, se queda observando, estudian- do la situacién. Sam intenta coger la galle- ta, y la reaecién de Fritz es idéntica a la primera (tam- bién la de Sar, que escapa gritando y decide, acto segui- do, que ha aprendido la lec cién de una vez por todas). Desde entonces, de hecho, a Sam no le gustan las galletas, le dan asco, ya no ha querido ni oir hablar de ellas el resto de su vida. Pero mientras yo estoy dis- frutando de la escena son- riendo y pensando que los dos cachorros ya no tendran necesidad de otro «tabi», en- tra en accién Frida: esta no se dirige directamente a la galle- ta, sino que incluso finge no verla. Lo que hace es dirigirse a Fritz con la maniobra de dis- traccién mas astuta (y mas engafiosa) que nunca he po- dido ver: se acerca arrastran- dose en sefial de total sumi- si6n, con los ojos entornados y emitiendo gotitas de orina, para establecer de entrada que el adulto es el jefe supre- mo y absoluto y que ella acep- ta plenamente esto, Este comportamiento (a diferencia de lo que veremos ahora) es absolutamente normal en ca- chortos que han recibido una leccién de urbanidad; de he- cho, Fritz es inhibido por es- tas sefiales de pacificacién. Mira a la pequefia sin atacarla yacepta sus sefiales. 4 Eljuego del tabi, con el que los machos adultos enserian « los cachorros a no tocar la propiedad ajena 56 Pero cuando ella vuelve a acercarse a la «zona galleta>, Ia advierte con un sordo rugi- do. Y he aqui que la cosa se vuelve un poco menos nor- mal de Jo habitual. Apenas Fritz ha emitido su rugido, Frida, en vez de esca- par como seria lo esperable, multiplica sus sefiales de su- misién y se arrastra literal- mente hacia el jefe, llenando- le todo el hocico de besos, tumbindose lnego panza arri- ba y mostrindole la garganta, de tal manera que Fritz deja de rugir completamente, con un aire que oscila entre per- plejo y ufano. La escena continua asi du- rante por lo menos cinco mi- nutos, pero a la vez que el adulto se tranquiliza, conven- cido de estar recibiendo un homenaje en exclusiva a su estatus de jefe, Frida comien- za trabajar con la pata, dan- do golpecitos cada vez més fuertes a la galleta, que al fi- nal sale lanzada a un metro de distancia de Fritz. En ese momento, Frida interrumpe de golpe sus ca- rantofias al adulto, se pone en pie, se aduefia de la galleta y se escapa a doscientos por hora, con la mayor expresién de satisfaccion que un hocico de cachorro puede llegar a transmitir. En cuanto al hocico de Fritz... Han pasado mas de veinte afos desde aquel dfa, pero no creo haber visto nunca una cara mas expresi- va. Si se le hubiese colocado en la cabeza un letrero con la inscripcién «iTonto!, ime ha engahado!», el concepto no habria quedado mas claro. De esta anécdota, asi como de todo lo referente al juego del tabt desatrollado de una manera més tradicional, po- demos sacar algunas conclu- siones: * La posesividad hacia un ob- jeto (a diferencia de la territo- rialidad) se manifiesta en un campo de accién limitado, que mas 0 menos equivale a aquel que alcanza el perro con el hocico sin mover las patas. * La agresividad desencade- nada por la posesividad, mas inmediata ¢ intensa que la causada por la territorialidad, se manifiesta de un modo ri- tualizado solo hacia los ca- chorros, mientras que entre adultos puede provocar una verdadera pelea, incluso san- grienta. * El sexo no es determinante en lo que respecta a las reac- dones de agresividad, porque son posesivos tanto los ma- chos como las hembras. En general, sin embargo, el ma- cho es més dado a renunciar cuando entiende que un obje- to pertenece a otro perro, mientras que la hembra es més terca y puede quererlo a cualquier coste (incluso aun- que tenga que llegar al en- frentamiento, si se trata de animales adultos). Consecuencias pricticas: hacer jugar a dos perros con una so- la pelota (especialmente si es- ta pertenece a uno de ellos) puede desencadenar un con- flicto incluso entre viejos ami- gos; es mejor evitarlo, A veces, los perros defien- den también objetos encon- trados castialmente (por ejem- plo, un palo), pero en estos casos es ms dificil que se lle- gue a un enfrentamiento. Si 57 este tiene lugar, el motivo es casi siempre jerdrquico y la po- sesividad se utiliza solamente como excusa, Conflictos jerarquicos Estos conflictos se desencade- nan con mayor facilidad entre perros pertenecientes a las ra- zas més «lobunas», en las cua- les las jerarquias son de pri- mordial importancia. La pelea suele producirse a menudo entre dos machos y puede desencadenarse en un campo neutro en el que haya una hembra en celo (por riva- lidad sexual). Puede desencadenarse tam- bién una pelea por lo que ha- bitualmente se llama «celos» en las relaciones con el jefe (que tal vez ha mimado de- masiado durante mucho tiem- po al otro perro). En realidad, los celos aqui no tienen el mismo sentido que para los humanos, porque el perro no se siente desatendido o me- nos querido si el jefe dedica a otro sus atenciones: el autén- tico motivo esta en la ubica- cion en la jerarquia. En la manada-familia, el perro ha adquitido una pos cién X (que puede estar justo detras del dueno, o del dueno y su mujer, o también del due- fio, la mujer y los hijos, et). $i otro perro recibe nuestras atenciones, nuestra mascota no se preocupara de cosas co- mo el orgullo o los sentimien- tos heridos; pensard simple- mente que la manada va a agrandarse (los conceptos de «conocimiento casual» y de «amistad extemporanea> no estan obviamente en su cabe- za) y se preguntard si su posi- cidn jerarquica seguira siendo la X (lo que no le afectarfa lo mas minimo) o bien si puede descender a «X menos uno» (lo que, evidentemente, si que le afectaria) Para establecer la posicién, a nuestro amigo no le queda- r4 otto remedio que desafiar al rival para llamar su aten- cién: ése someterd de buen grado o querra quitarle su puesto? Y asi comienza el de- safio: pelo de punta, grufido en voz baja, cola alta, patas ri- gidas. En este momento todo de- pende de cémo reaccione el otro perro, Si asume una pos- tura sumisa, el problema es- tard resuelto y, en este caso, podremos acariciar al otro perro todo lo que queramos sin que el nuestro se interese mas por cl tema (lo que de- muestra que no son auténti- cos «celos»), Si, en cambio, el otro asume una postura do- minante, recibe el desafio... y estalla la pelea Consejos pnicticos: la pelea a causa de la jerarquia es bastan- te habitual entre perros domés- ticos, especialmente cuando es- tan acostumbrados a dominar a otros perros o a los miembros de la familia humana. En el ejemplo anterior he- mos hablado sélo del estado de 4nimo de uno de los dos contendientes, preocupado por el hecho de que su posi- cién jerarquica pudiera em- peorar, pero los dos perros 58 podrfan estar pensando lo mismo. En este caso, ninguno de los dos aceptaria someter- se, y se llegatia inevitable- mente a la pelea. Las consecuencias podrfan set de poca envergadura o draméticas, por lo que lo me- jor serd siempre prevenir, no dando nunca a nuestro perro un motivo para que considere en peligto su posicién. Defensa activa la El miedo es un estado de ani- mo innato en todos los seres vivos: sin miedo no hay cono- cimiento del peligro, y por tanto resulta un sentimiento fundamental para la supervi- vencia. En condiciones normales, sin embargo, la primera reac~ cin a una sensacion de mie- do es la huida: si el miedo se convierte en el desencade- nante de una reaccién agresi va (que en este caso llamare- mos defensa activa), a menudo es s6lo porque la huida no ha sido posible. Hace tiempo se crefa que el perro de guardia debia es- tar atado con una cadena, preferiblemente corta, por- que se habia advertido una mayor agresividad en los ejemplares que se tenian de esta manera, En realidad, la cadena corta no aumentaba la agresividad de los perros, no s6lo su reaccién defensiva: tanto es asi que si el ladrén probara a liberar al «feroz pe- rro de guardia» de la cadena, eslos husky siberianos ae este preferiria escapar- co: sriendo antes que enfrentarse a dl, Afortunadamente, hoy es muy raro encontrar personas que recurran todavia a estos métodos barbaros para asegu- rarse un buen guardién; es mucho més correcto (ademas de mais efectivo), de hecho, recurrir a la tertitorialidad. La reaccién defensiva al miedo, en cambio, se observa a menudo cuando se encuen- tran perros sujetos con la traf- lla: si uno de los dos asume una postura dominante y el otro no acepta someterse, pe- ro tampoco puede huis, la inica alternativa sera el en- frentamiento. Esto puede suceder: * Siuno de los dos perros es- td en su territorio y considera al otro un intruso. * Si entre los dos animales ya se han producido antes otras disputas. los perros sujetos con la correa a menudo se ven «obligados® « luchar porque no pueden huir, como sucede con * Si uno de los dos perros causa miedo al otro por su constituci6n fisica. Los pecros no siempre saben reconocer- se como perros: pueden des- cubritlo utilizando el olfato, pero a veces —como las per- sonas—, antes de razonar, son presas de las emociones del momento. Por tanto, he aqui que un cocker que siem- pre ha vivido en su casa con su duefio y que, al salir para hacer sus necesidades; se en- cuentra con el caniche del v: cino, podria tener una reac- cién’ desconsiderada si se cruzara con un San Bernardo. Su pensamiento, en este caso, no seria del tipo: «iMira, un perro de una raza distinta a la mia! Voy a olisquearlo un po: coa ver de qué tipo ¢s...». Se- ria ms probable, en cambio, algo parecido a esto: «iMadre mia, un monstruo!». Nuestro cocker sélo quetria huir, pero al estar atado no podria ha- cerlo. Esto podria desencade- nat un ataque imprevisto y aparentemente inmotivado (especialmente si nos consta que el San Bernardo es un «santo») Consecuencias practicas: para seguir con el ejemplo ante- rior, desde el punto de vista del cocker la reaccién esté motivadisima y es del todo comprensible. Por eso es tan importante una correcta s0- cializacion entre perros. Otros tipos de conflictos Entre los factores que pue- den influenciar los distintos tipos de conflictos entre pe- ros se incluyen la raza, el ni- vel en la escala neoténica o el particular cardcter de cada ejemplar; otras importantes consideraciones contemplan el mimero de ejemplares im- plicados, su sexo y su edad. Hasta ahora nos hemos ocupado sobre todo de los en- cuentros entre dos machos adultos, porque en realidad son los que desembocan mas frecuentemente en peleas, pe- ro vale la pena detenerse tam- bién en otras posibilidades. Macho y hembra ‘Teoricamente, un macho y una hembra nunca deberian llegar a un enfrentamiento cruento, pero en realidad esto no siempre es asi. Es cierto que el macho (a menos que haya sido «des- truido» por la influencia del hombre, como veremos ense- guida) no ataca nunca a una hembra para herirla o matar- la; puede arrojarse contra ella, por ejemplo, si

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