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CAPÍTULO 11 de I Corintios
El hombre y la mujer
11:2–6
Pablo comprende a su pueblo y los aborda como un buen pastor. Sabe que todavía
son niños en su vida espiritual y que necesitan mucho consejo que los corrija. Pero
antes de amonestarlos, los alaba por los esfuerzos que están haciendo por seguir
sus enseñanzas.
• 2. Os alabo porque me recordáis en todo y porque guardáis las
tradiciones tal como os las transmití.
a. «Os alabo». Ningún otro pasaje de esta epístola tiene palabras de alabanza
para los corintios (contrástese los vv. 17, 22), a excepción de la sección
introductoria en la que Pablo da gracias a Dios por la gracia que les concedió (1:4–
9). Inmediatamente después de dicha introducción, reprende a los destinatarios por
las divisiones que había en la iglesia (1:10–12). De manera similar, en el presente
capítulo Pablo alaba a los corintios porque lo recuerdan a él y a las tradiciones que
les encomendó. Pero después del elogio, les instruye sobre cómo deben conducirse
hombres y mujeres, especialmente en el culto público.
De esta forma, eliminan una posible tensión entre este versículo (v. 2) y el resto
del capítulo. En el griego, sin embargo, Pablo es consistente en el uso de la frase en
todo (que ya ocurrió anteriormente en dos textos, 9:25 y 10:33). En vista del uso
que Pablo le ha venido dando a la frase, preferimos nuestra traducción.
Carecemos de alguna indicación específica que nos diga si, en esta sección
particular, Pablo está contestando alguna pregunta que los corintios hayan
planteado en la carta que le enviaron. El capítulo 11 no tiene una fórmula como
«Ahora bien, respecto a lo que me escribisteis». Una fórmula semejante
ocurre en otros lugares de la carta (7:1, 25; 8:1; 12:1; 16:1, 12). Quizá la carta
contenía una pregunta acerca de la conducta cristiana en la sociedad multicultural
de Corinto, y Pablo aborda el problema en los siguientes versículos (vv. 3–16).
3. Pero quiero que entendáis que Cristo es cabeza de cada hombre y que el
hombre es cabeza de una mujer, y que Dios es cabeza de Cristo.
Notemos que Pablo empieza y termina con la palabra Cristo y que la primera y
tercera oraciones están equilibradas. También reparemos en que la secuencia de
las dos primeras oraciones es suave. Pero el desarrollo de estas tres oraciones con
la palabra cabeza que se repite en todas, levanta interrogantes que se centran en
el significado de esa sola palabra.
helénica (en la que cabeza quiere decir fuente). ¿Hablaba Pablo teniendo en cuenta
su propio trasfondo o al hablar se acomodaba a la cultura griega? Uno de los
eruditos que ha examinado el debate, concluye: «el resultado de la discusión es
que un escritor judío helénico como Pablo de Tarso bien podría haber querido
comunicar con kefalē, en 1 Corintios 11:3, la idea de ‘cabeza’ en el sentido de
autoridad o supremacía sobre otra persona ».6
Con esto se concluye que Pablo no enseña una doctrina en la que la mujer esté
subordinada al hombre, sino una doctrina en la que se expresa «la relación única
que se da en que uno es la fuente de la existencia del otro».7 Además, el relato de
la creación nos enseña que Dios hizo a Eva de una de las costillas de Adán (Gn.
2:21–23), lo que indica que Adán es la fuente de vida de Eva. Pero si examinamos
el versículo 3 en términos de un paralelismo estricto, surgen dificultades. Es obvio
que rechazaremos la idea que Dios creó a Cristo, ya que Cristo es eterno y no
creado. Aun cuando la Escritura revela que Dios llegó a ser su Padre (Sal. 2:7; Heb.
1:5; 5:5) y que «como el Hijo, Cristo deriva su ser eterno de Dios el Padre»,8
Cristo no fue «creado físicamente de una parte que se tomó de Dios».9
Cristo tiene autoridad sobre el hombre, el hombre sobre la mujer y Dios sobre
Cristo. Con todo, esta autoridad no implica necesariamente que uno sea superior y
el otro inferior. Aun cuando Dios tiene autoridad sobre Cristo (véase 15:24–28),
Cristo no es inferior al Padre. Del mismo modo, «la autoridad que el hombre tiene
sobre la mujer no implica que la mujer sea inferior o que el hombre sea
superior».10 Por el contrario, así como Cristo es en esencia igual a Dios el Padre,
así también la mujer es igual al hombre en su ser y valor.
Cuando Pablo desarrolla su enseñanza sobre la autoridad que Cristo tiene sobre la
iglesia y sobre toda la creación, expone lo que significa que Cristo sea la cabeza. En
Efesios 1:20–23, Pablo introduce la doctrina de Cristo como cabeza de todo,
refiriéndose a su exaltación celestial «por encima de todo gobierno y autoridad,
poder y dominio» (Ef. 1:21). El texto mismo habla de la operación de la autoridad
divina de Cristo: «Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio
como cabeza de todo a la iglesia» (Ef.7 Gordon D. Fee, The First Epistle to the
4
En un pasaje, Pablo hace un paralelo entre la autoridad que Cristo tiene sobre la
iglesia y la autoridad que tiene el esposo como cabeza de su esposa. En este texto
particular encontramos un paralelo que nos ayuda a interpretar 1 Corintios 11:3.
Efesios dice: «Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor.
Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y
salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo» (Ef. 5:22,23).
La esposa se somete al esposo, así como la iglesia se somete a Cristo. Con todo, la
jefatura de la cabeza tiene una cualidad que le es única, tal como el texto lo indica:
Cristo es el salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. La iglesia tiene su existencia
en él. En forma similar, en base al relato de la creación de Eva (Gn. 2:21–23), el
esposo reconoce que la esposa procede del hombre y depende de él. Por tanto, la
autoridad como cabeza no sólo significa autoridad, sino que incluye la referencia al
origen de la mujer que afecta la relación continua.12
Por el paralelo que hay entre 1 Corintios 11:3 y Efesios 5:22–23, inferimos que
Pablo presenta la doctrina de Cristo en su calidad de cabeza gobernante como un
modelo. Así como Cristo es cabeza de todo hombre y de la iglesia, así también el
esposo es cabeza de su esposa. Así como Cristo se somete a Dios el Padre, la
esposa se somete al esposo.13
4. Todo hombre que ora o profetiza con algo sobre su cabeza, deshonra su
cabeza.
a. Una salvedad. Antes de explicar este versículo, debemos reconocer que las
normas de la vestimenta varían de cultura a cultura y de época a época. La ciudad
de Corinto tenía una población mixta de griegos, romanos, judíos y otras
nacionalidades. Cuando Pablo habla de los peinados y el uso del velo, debemos
recordar que les dice a sus lectores que, en medio de un mundo pagano, deben
adoptar prácticas cristianas. Pablo objetaba que se borrasen las diferencias de
género (femenino y masculino), y quería que los corintios demostrasen a la vista
que había una clara distinción entre hombres y mujeres.
Segundo, cuando Pablo escribe «todo hombre que ora o profetiza», se refiere a la
oración audible que se hace en el culto. La partícula o es el conectivo entre ora y
profetiza, y más adelante en otro capítulo Pablo dirá que uno debería anhelar tener
5
el don de profecía (14:1, 39). Deja la impresión que la oración es algo común, pero
la profecía ocasional.
Tercero, ¿qué quiere decir «con algo sobre su cabeza»? Literalmente, Pablo dice
«teniendo [algo] colgando de su cabeza». Si hubiese escrito la palabra algo, la cual
nosotros suplimos, el texto sería más claro. La palabra provista es necesaria para
entender lo que Pablo dice. Las palabras que Pablo usa aparecen en los escritos del
autor griego Plutarco, quien nació el año 46 ó 47 a.C. a unos 65 kilómetros de
Corinto. En los escritos de Plutarco, las palabras se refieren a algo que descansa
sobre la cabeza. «La literatura griega contemporánea con el Nuevo Testamento,
demuestra que la frase kata kefalē puede significar claramente ‘sobre la
cabeza’».14
Tanto en su tierra natal como en sus colonias, los romanos se cubrían la cabeza
durante devocionales privados o públicos. Al ofrecer sacrificios, al orar o profetizar,
extendían su toga sobre sus cabezas. Esta práctica devocional parece que había
entrado a la sociedad de Corinto, una colonia romana. «De manera que cuando
Pablo les recuerda a los cristianos varones que deben orar y profetizar con la
cabeza descubierta, la recomendación encaja en el contexto de huir de la
idolatría».15 Pablo desea que los corintios se separen de las costumbres paganas y
que sean diferentes en su práctica cristiana.
Por último, ¿tiene la segunda mención de la palabra «cabeza» el mismo sentido que
la primera (la cabeza física) o más bien apunta a Cristo (la cabeza espiritual)? Los
comentaristas se dividen. El versículo precedente (v. 3) enseña que Cristo es la
cabeza del hombre y que el esposo es la cabeza de la esposa. Por tanto, el hombre
que se cubre la cabeza deshonra a Cristo y la esposa que se descubre la cabeza
deshonra a su esposo. Sin embargo, si tomamos la segunda ocurrencia de cabeza
como si apuntara a Cristo, entonces el mensaje del versículo 7 parece redundante.
Además, el contexto subsiguiente parece indicar que la mujer que ora o profetiza
con la cabeza descubierta deshonra, no sólo a su esposo sino su propia cabeza. Si
esto es así, no está del todo fuera de lugar una interpretación literal del versículo
4.16 Por tanto, hacemos bien en aceptar ambas interpretaciones, la literal y la
figurada.
Pablo quiere mantener una clara distinción de sexos, de tal forma que ningún
hombre o mujer deshonre a la iglesia. No quiere que durante el culto público el
hombre se cubra la cabeza, pues ese proceder imita una costumbre pagana y
rechaza implícitamente el orden de la creación (véase el comentario a los vv. 5, 6,
13–15). Por consiguiente, no quiere que la mujer asista al culto público sin su
cabeza cubierta.
5. Pero toda mujer que ora o profetiza con su cabeza descubierta, deshonra su
cabeza. Porque es tal y como la mujer cuya cabeza ha sido rapada. 6. Porque si
una mujer no cubre su cabeza, que también se corte el cabello. Pero si es una
desgracia que una mujer se corte o rape la cabeza, que se cubra la cabeza.
a. «Pero toda mujer que ora o profetiza». Los versículos 4 y 5 son paralelos y
revelan que el hombre y la mujer son iguales en la iglesia. En el Antiguo
6
Testamento, no la mujer sino el hombre recibía la señal del pacto (p. ej., Gn. 17).
El hombre representaba a la mujer. Pero en la era del Nuevo Testamento, el
hombre y la mujer son uno en Cristo Jesús (Gá. 3:28), lo que quiere decir que son
iguales frente a Dios. Esto queda claro cuando Pablo atribuye las funciones
religiosas de orar y profetizar tanto al hombre como a la mujer. El hombre y la
mujer saben que profetizar consiste en enseñar y predicar la revelación
de Dios y exhortar y aconsejar a otros con la Escritura (véase Hch. 24:26).
Lo que Pablo podría querer decir es que si las mujeres en la iglesia no llevan velo,
se tomará esa acción como si estuviesen deshonrando a sus esposos, lo cual podría
afectar su lugar en la sociedad. Si la esposa insiste en llevar la cabeza descubierta,
bien podría llevar también una señal de humillación rapándose la cabeza. Si no
quiere avergonzar de esa manera a su esposo, a ella misma y a su familia, que use
el velo.19
e. «Pero si es una desgracia que una mujer se corte o rape la cabeza, que
se cubra la cabeza». En esta última parte del versículo, el énfasis recae en la
palabra desgracia. Pablo coloca a la esposa en la difícil posición de tener que
escoger: si quiere aparecer en público sin velo, que se rape y se identifique con
7
Éste puede llevarse corto o largo, y en muchas culturas el cubrirse la cabeza tiene
que ver con observancias religiosas (p. ej., el judaísmo, el islam y algunas ramas
del cristianismo).
En climas fríos, la iglesia cristiana consideraba que era necesario cubrirse la cabeza.
Durante la Reforma, Juan Calvino y sus colegas usaban una capucha para
protegerse del frío. ¿Usarían estas capuchas durante el culto o seguirían la orden de
Pablo de no orar o profetizar con la cabeza cubierta?
Calvino dice:
Porque no debemos ser tan estrechos de mente como para pensar que un profesor
está haciendo mal al vestir una capucha cuando le habla al pueblo desde el púlpito.
Lo único que Pablo quiere dejar en claro es que el esposo tiene la autoridad, y que
la esposa le está sujeta, y esto se logra cuando el hombre descubre su cabeza a la
vista de la congregación, aunque después se vuelva a colocar la capucha para no
pescar un resfriado.21
Dos siglos después (en 1741), el comentarista alemán John Albert Bengel tuvo que
enfrentar un desarrollo cultural distinto: ¿Qué pensamos de las pelucas? Bengel
comenta que las pelucas se usan cuando el cabello es escaso. «Por tanto, las
pelucas difícilmente deshonran más al hombre mientras ora que cuando no ora».22
Con todo, el comentarista opina que si pudiese preguntarle a Pablo qué opina, el
apóstol hubiera persuadido a la gente a no usar pelucas, porque son «impropias a
los hombres, especialmente cuando oran».
Durante la primera mitad del siglo veinte, las mujeres tenían la costumbre de usar
sombreros para ir a la iglesia. Pero en la segunda mitad de este siglo, ya no se ve
muchas mujeres entrando a la iglesia con sombreros.
Pablo proclama el evangelio de Cristo. Este evangelio nos libera de las leyes
ceremoniales y civiles de los judíos. El apóstol rechaza la idea de pedirle a los
gentiles que adopten costumbres judías como un requisito para hacerse cristianos
(Gá. 5:1–6). Asimismo, Pablo no quiere decirles a todos los creyentes a lo largo de
todas las épocas que adopten las costumbres que él desea que los corintios
guarden. Lo que subraya en esta sección es que en la relación matrimonial, la
esposa honra y respeta a su esposo, mientras que el esposo ama y guía a la
esposa. Este es el principio básico que se puede aplicar de diversas formas en las
8
Si Pablo permite que la mujer ore y profetice en el culto, ¿no se contradice esto con
la idea de que la esposa debe someterse a la autoridad del esposo? No
necesariamente. Dentro de la relación matrimonial, la esposa debe honrar a su
esposa siendo sumisa. Pero en la iglesia, el Espíritu Santo llena a hombres y a
mujeres y ambos oran y profetizan. Delante del Señor, tanto el hombre como la
mujer reciben los dones del Espíritu. No obstante, Pablo no anula los roles
distintivos de cada sexo. Aunque hombres y mujeres son nuevas
criaturas en Cristo, la relación esposo-esposa se mantiene incólume.23
Versículos 4–5
κατ_ κεφαλ_ς _χων—la traducción literal es «teniendo hacia abajo desde la
cabeza»,pero el participio necesita un complemento: «un velo». Por lo que se
sugiere: «con [¿una cubierta?] sobre la cabeza [esto es, cayendo de la cabeza]».26
τ_ α_τό—el pronombre neutro se refiere a una mujer sin velo como ejemplo, no
como si se hablara de una persona en particular: «es tal y como la mujer cuya
cabeza ha sido rapada».
Versículo 6
ε_—dos veces esta partícula introduce una oración condicional usando el modo
indicativo, para apuntar a una realidad, con la deducción lógica para el argumento
de Pablo.27
b. Imagen y gloria
11:7–12
Los Evangelios, especialmente el de Mateo, presentan a Jesús como un maestro
que una y otra vez apela al Antiguo Testamento y a veces le pregunta a su
auditorio si han leído la Escritura (véase Mt. 12:3; Mr. 2:25; Lc. 6:3). Jesús basaba
su enseñanza en la Palabra de Dios.
Al escribirles a los corintios, Pablo sigue el ejemplo de Jesús y basa su instrucción
en las Escrituras del Antiguo Testamento. Es de esperar que los cristianos judíos
estuviesen familiarizados con el contenido del Antiguo Testamento, y que los
cristianos provenientes del paganismo no tuviesen la misma solidez escritural
(véase la Introducción). Con todo, Pablo es un maestro que abre la Palabra de Dios
9
También habríamos esperado que Pablo declarase que tanto la mujer como el
hombre fueron creados a la imagen de Dios (Gn. 1:26–28). Pablo más bien usa la
palabra gloria para ofrecer una comparación, no un paralelo. El hombre es la
imagen y gloria de Dios, mientras que la mujer es la gloria del hombre, pero no es
la imagen del hombre.29 Pablo ha afirmado de que Dios es cabeza de Cristo, que
Cristo es cabeza del hombre y que el hombre es cabeza de la mujer (v. 3). Como el
apóstol está enseñando acerca del hombre en su calidad de cabeza, en este
momento no le interesa explicar que Eva también fue creada a la imagen de Dios.
En lugar de «semejanza», Pablo escribe gloria, a lo que algunas versiones añaden
el verbo reflejar o el sustantivo reflejo.30 Por cierto, una versión hasta omite por
completo la palabra gloria, y traduce: «pues [el hombre] es imagen y reflejo
de Dios; pero la mujer es reflejo del hombre».31
Es verdad que el hombre refleja la gloria de Dios. Esto es evidente en el Salmo 8:5,
donde se describe al hombre coronado de honra y de gloria. Pero desde otro punto
de vista, el hombre le atribuye y da gloria a Dios.32 Los humanos fueron creados
para la gloria de Dios. El fin principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de él
para siempre, como lo dice un conocido catecismo del siglo XVII.33 El hombre le
atribuye gloria a Dios.
La frase gloria de Dios puede interpretarse en forma subjetiva (la gloria que Dios da
al ser humano), objetiva (la gloria que el humano rinde a Dios) o en ambas formas.
De la misma forma, en sentido subjetivo, el hombre ama y protege a su esposa. En
sentido objetivo, la esposa da gloria a su esposo siendo su ayuda (Gn. 2:18, 20).
Mucha gente cree hoy día que la creación de Adán y Eva es una historia de los
albores de la historia humana y que, por tanto, poco y nada tiene que decir para el
día de hoy. Sin embargo, todavía es cierto que en la creación Adán fue creado
primero y después Eva (1 Ti. 2:13).
Dios hizo esta diferencia para siempre, y con ella reveló cuál era su designio y
propósito para los sexos. Aunque el hombre y la mujer son iguales frente a Dios y
en Cristo (Gá. 3:28), se les ha asignado papeles diferentes. La responsabilidad del
esposo está principalmente en ser cabeza del hogar, y la esposa cumple el papel de
colaboradora. Esta relación no debe alterarse, porque la historia de la creación
enseña «que la mujer tiene una orientación no-reversible hacia el hombre como el
punto de referencia de su vida».34
El hecho de que Eva haya sido creada para ayudar a Adán sugiere que está sujeta a
él. Cuando Dios creó a Eva como ayuda de Adán, le asignó un papel de apoyo y
sumisión (Gn. 2:18). Al apelar al relato de la creación, Pablo es capaz de decir que
el hombre no fue creado para la mujer, sino la mujer para el hombre.
10. Por esta razón, la mujer debe tener autoridad sobre su cabeza a causa
de los ángeles.
Pablo ha instruido a las mujeres que se cubran para que no traigan vergüenza
sobre sus «cabezas», esto es, sus esposos. Pablo defendió su posición acudiendo al
relato de la creación que se encuentra en los dos primeros capítulos de Génesis.
Ahora Pablo concluye este segmento de su discusión, diciendo que «la mujer debe
tener autoridad sobre su cabeza a causa de los ángeles».
Son muchos los eruditos que han estudiado este versículo. Con todo, cada uno
admite que su interpretación tiene debilidades. A pesar de todo lo que se ha
sugerido, el texto se mantiene enigmático y no es capaz de comunicar su sentido.
1. Cuando una mujer ora o profetiza en público, exhibe la nueva libertad que tiene
en Cristo. La mujer deriva su autoridad de Dios, y es capaz de demostrar dicho
poder cubriéndose la cabeza.35 La debilidad de esta propuesta es que una
discusión sobre igualdad armonizaría bien con Gálatas 3:28, pero en el presente
pasaje Pablo no dice nada sobre libertad.
Espíritu de Dios».38 Esta es una explicación plausible que hace justicia al concepto
de autoridad. Con todo, dicho concepto debería estar ligado con lo que sigue: «por
causa de los ángeles».
5. ¿Podría ser que, en virtud del entrenamiento rabínico que Pablo recibió, le esté
pidiendo a la mujer que se cubra con un velo por causa de los ángeles? La literatura
de Qumrán nos dice que en aquel tiempo si una mujer se presentaba en una
reunión religiosa sin su velo «era como un defecto físico que debe ser excluido».39
La idea es que ella debe ser excluida del culto porque los ángeles, que están
presentes, se ofenden por este tipo de defectos. Esta forma de abordar el texto
ilumina un poco la referencia a los ángeles, pero no nos ayuda con el sentido de la
palabra «autoridad».
Todas estas sugerencias nos ayudan a entender los problemas que enfrentamos el
abordar el versículo 10, pero todas tienen debilidades. Los estudiosos debemos
reconocer que todavía no existe una explicación satisfactoria. Con humildad
confieso que realmente no sé lo que Pablo quería decir en este versículo.
Pablo afirma: «Por cierto, el hombre no fue creado por causa de la mujer»
(v. 9), lo cual armoniza con el orden de la creación. A esto añade: «Sin embargo,
en el Señor … el hombre es nada aparte de la mujer» (v. 11b). ¡Una obvia
afirmación sincera! La segunda parte es igualmente reveladora: «la mujer [fue
creada] por causa del hombre» (v. 9b), lo cual viene seguido por: «Sin
embargo, la mujer nada es aparte del hombre» (v. 11a).
Pablo apunta a la forma en que el esposo y la esposa dependen el uno del otro,
complementándose uno al otro en forma maravillosa. Aunque el esposo es la
cabeza de la esposa, depende de ella en muchas formas. A la vez, la esposa
necesita de su esposo tanto como él la necesita a ella. Cuando la muerte o el
divorcio separan a la pareja, lo que se experimenta es la destrucción de lazo
matrimonial que los unía. Mientras el Señor les conceda vida, que el esposo y la
esposa estén unidos en amor y servicio mutuo.41
El Nuevo Testamento enseña que en lo básico el hombre y la mujer son iguales. Por
ejemplo, tanto en su Evangelio como en Hechos, Lucas menciona a hombres y
mujeres: Zacarías y Elisabet, José y María, Simeón y Ana, Ananías y Safira, Aquila
y Priscila. Pablo afirma sin equivocación que en Cristo Jesús el hombre y la mujer
son uno (Gá. 3:28). Alaba a las obreras en la causa del evangelio, entre las que
estaban Febe, Priscila, María, Trifena, Trifosa, Pérsida y Julia (Ro. 16:1–15).
Los libros de historia registran los esfuerzos misioneros de numerosas mujeres y las
alaban por haber hecho crecer a la iglesia de Cristo. En nuestro país, las mujeres
piadosas son la silenciosa fuerza que fortalece a la iglesia y la hace productiva. Una
madre piadosa lleva a sus hijos a Jesús y los educa en el temor del Señor. Aunque
las mujeres cumplen papeles distintos a los de los hombres, en casa y en la iglesia
ambos están en pie de igualdad. Ambos dependen el uno del otro (11:11), porque
ambos se dan cuenta que dependen del Señor para todo (11:12).
Versículo 7
μ_ν … δέ—estas dos partículas forman un contraste definitivo entre el hombre y la
mujer.
Notemos que la palabra _νήρ (=hombre) carece de artículo definido, pero la
palabra γυνή (=mujer) sí lo lleva.
_φείλει—«debería». En este caso se dice lo que el hombre no debería hacer. En el
versículo 10 el mismo verbo dice lo que la mujer debería hacer. No es simple
coincidencia que Pablo use esta estructura de oración y escoja estas palabras.
Versículo 10
_ξουσίαν _χειν—«tener autoridad». Los cuatro evangelistas usan esta frase para
describir la autoridad de Jesús o de Dios el Padre. Pero en 1 Corintios, Pablo aplica
la palabra ξουσία (=autoridad) a Cristo, a sí mismo, a los otros apóstoles y
cristianos.42 Algunas pocas versiones antiguas y testigos de la patrística registran
la variante κάλυμμα (=velo), recurso que se ocupó para tratar de explicar el texto.
Esta lectura es de dudosa autenticidad.
Versículos 11–12
πλήν—la partícula adversativa sin embargo aparece en la conclusión de un
argumento para resumir un punto principal.43
idéntica a los versículos 4–7. Las palabras que ocurren en estas dos secciones son
las siguientes:
mujer, descubierta, orar, hombre, gloria. Así como los primeros dos versículos
(vv. 2, 3) introducen toda esta sección, así el versículo 16 le sirve de conclusión.44
En suma, este segmento es una pieza de literatura bellamente construida que sigue
un desarrollo ordenado, a medida que Pablo enseña acerca de la relación hombre-
mujer dentro del culto.
13. Juzgad por vosotros mismos: ¿Es propio que una mujer ore a Dios con
su cabeza descubierta?
a. Mandato. Al llegar a sus observaciones finales, Pablo quiere que los lectores se
involucren pensando en lo que él ha venido exponiendo. Les dice que analicen los
hechos,usen su mente y juzguen por sí mismos. En otra sección dice lo mismo
(véase 10:15).
b. Preguntas. Por medio de dos preguntas retóricas, Pablo desafía a sus lectores a
que respondan.45 Espera que respondan negativamente a la primera pregunta (v.
13) y afirmativamente a la segunda (vv. 14, 15a). Discutamos la primera
inquietud: «¿Es propio que una mujer ore a Dios con su cabeza
descubierta?». En base a que Pablo dijo que la mujer que ora o profetiza con la
cabeza descubierta deshonra a su cabeza (v. 5a), el lector debería responder en
forma negativa la pregunta que se le hace. Notemos que en la pregunta que hace,
Pablo omite el verbo profetizar, ya que no quiere subrayar tanto la función que la
mujer cumple en el culto, sino la forma en que se conduce.
¿Qué quiere decir Pablo con cabeza descubierta? Le dice a la mujer que en público
ella debiera mantener su honor y dignidad femenina. Esto lo hará llevando la
cabeza cubierta.
En los dos versículos siguientes (vv. 14, 15), Pablo apela a la naturaleza misma
para demostrar que las diferencias entre hombres y mujeres está basada en un
orden natural que se origina en la creación. En otras palabras, Pablo afirma que las
mujeres no tienen derecho a abandonar las normas culturales por el hecho de que
son libres en Jesucristo.
Más bien, Pablo quiere que vivan en armonía con el orden de la creación y que se
mantengan dentro de las costumbres de su tiempo. ¿Es propio que una mujer de
Corinto adore a Dios con la cabeza descubierta? La respuesta es no.
Hasta este escritor pagano reconoce la diferencia que Dios creó y que hizo parte del
orden de la creación.
b. «[No les enseña la naturaleza misma] que es una desgracia que el hombre se
deje crecer el cabello». Pablo coloca una pregunta retórica que demanda una
respuesta afirmativa.
En el contexto cultural en el que Pablo se movía, el cabello largo se consideraba
como una desgracia en el hombre pero era la gloria de la mujer. Los judíos se
cortaban el cabello. En ciertas ocasiones se lo dejaban crecer por un tiempo
determinado, pues habían hecho un voto (véase Hch. 18:18; 21:24), pero después
se lo cortaban.
Las monedas, estatuas y pinturas que describen a los hombres del mundo
grecorromano del primer siglo, los presentan con el cabello corto. Unos siglos
antes, los espartanos de la península del Peloponeso usaron el cabello largo. Los
autores griegos no dejaron de mencionar este hecho, añadiendo que en Grecia los
hombres por lo general se dejan el cabello corto, y son las mujeres la que se lo
dejan crecer.48 En el tiempo de Pablo, los corintios se cortaban el cabello,
siguiendo así la corriente cultural de griegos y romanos. A no ser por motivo
religioso o por duelo, el dejarse crecer el cabello era vergonzoso.
d. «Porque su cabello largo le ha sido dado a ella por cubierta». Esta última
parte del versículo es muy breve, lo cual impide entender con facilidad lo que se
dice.
Si tomamos lo que dice el griego en el orden en que Pablo lo presenta, esta oración
causal sirve para respaldar la respuesta positiva a la pregunta retórica. Pablo
entrega la razón de por qué la mujer debe usar el cabello largo: se le ha dado como
cubierta. Al verbo pasivo ha sido dado se le debe suplir el agente por Dios, que
como Creador ha dotado a las mujeres de un velo o cubierta natural. Con todo, la
palabra griega anti (traducida por) crea problemas, pues podría significar «en lugar
de». Interpretada así, el texto estaría diciendo que el cabello toma el lugar del velo.
En este caso, podríamos traducir: «Su cabello largo se le ha dado en lugar de
velo».49 Mi propia traducción de anti indica que una cosa equivale a la otra, por lo
cual su sentido es «por, como»50 (p. ej., «ojo por ojo, diente por diente» [Mt.
5:38]). En vista de todo el contexto que habla del decoro que es propio, los
eruditos prefieren esta segunda traducción.
Aun cuando Pablo promueve la libertad cristiana, también enseña que debemos
obedecer a las ordenanzas y preceptos divinos. Su deseo es que todo se haga
decentemente y con orden.
a. «Pero si alguno se inclina a ser contencioso». Al usar el término alguno,
Pablo habla en forma general. No se dirige a los hombres, ni a las mujeres, ni a un
18
grupo. Si alguno, aun con buenas intenciones, quiere argumentar sobre esta
materia, Pablo no lo escuchará.
No tiene tiempo para aquel cuya mente se centra en debatir por debatir. El término
que Pablo usa describe al «que ama el polemizar». La persona podría ser una mujer
que busca afirmarse a sí misma con respecto de normas sociales de la que quisiera
verse libre. También podría ser un hombre que sale a defensa y discute con Pablo.
El resumen final no nos entrega detalles.
¿Qué significa la palabra costumbre en este contexto? Calvino opinaba que Pablo
apuntaba al hábito de argumentar y discutir por todo.52 Esta conducta debió haber
sido evidente entre cristianos judíos y gentiles, especialmente en lo que toca a
asuntos de conducta personal. Con todo, el pasaje mismo da la idea que Pablo se
refiere a la práctica cultural de su tiempo: que las mujeres usaban velos durante el
culto público. Lo que afirma es que él y el resto de los apóstoles e iglesias respetan
la regla de asistir al culto vestidos con propiedad. En suma, Pablo apela al
testimonio de toda la iglesia. En sus escritos, con frecuencia se refiere a la
iglesia.53 Hace que la unidad de la iglesia tenga algo que decir sobre el tema. En
forma implícita da a entender que el contencioso está solo en su disputa, teniendo
que enfrentarse con toda la iglesia.
Notas
• NTT Nuevo Testamento Trilingüe. J. M. Bover y J. O’Callaghan. Madrid: BAC,
1977
• CI Sagrada Biblia, F. Cantera y M. Iglesias. Madrid: BAC, 1975
• NC Sagrada Biblia, E. Nácar y A. Colunga. Madrid: BAC, 1965
• 1 NBE, CB, VP, BP, LT.
• 2 Entre otros, p. ej., Colin Brown, NIDNTT, vol. 2, p. 160
• 3 P. ej., Heinrich Schlier, TDNT, vol. 3, p. 679; Bauer, p. 430.
• 4 Consúltese, p. ej., C. K. Barrett, A Commentary on the First Epistle to the
Corinthians, en la serie Harper’s New Testament Commentary (Nueva York y
Evanston: Harper and Row, 1968), p. 248.
• 5 Jerome Murphy-O’Connor, «Sex and Logic in 1 Corinthians 11:2–16», CBQ
42 (1980): 492.
Refiérase también a su artículo «1 Corinthians 11:2–16 Once Again», CBQ (1988):
265–74; véase John P. Meier,
• «On the Veiling of Hermeneutics (1 Co. 11:2–16)», CBQ 40 (1978): 212–26.
• 6 Joseph A. Fitzmer, «Another Look at ΚΕΦΑΛΗ in 1 Corinthians 11:3»,
NTS35 (1989): 510.
Consúltese también a Wayne Grudem, «Does ΚΕΦΑΛΗ (‘Head’) Mean ‘Source’ or
‘Authority Over’ in Greek Literature? A Survey of 2,336 Examples», TrinityJ 6 n.s.
(1985): 38–59.
• 8 F. F. Bruce, 1 and 2 Corinthians, serie New Century Bible (Londres:
Oliphants, 1971), p. 103.
Véase también a Stephen Bedale, «The Meaning of kephale in the Pauline Epistles»,
JTS n.s. 5 (1954): 211–15.
• 9 James B. Hurley, Man and Woman in Biblical Perspective (Grand Rapids:
Zondervan, 1981), p. 166.Cf. Noel Weeks, «Of Silence and Head Covering»,
WTJ 35 (1972): 21–27.
• 10 Thomas R. Schreiner, «Head Coverings, Prophecies and the Trinity», en
Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical
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Fuente:
SIMON J. KISTEMAKER, “Com. Al Nuevo testamento - I Corintios”, cap. 11, p.393-
445,ed.Libros Desafios 1998