por las diócesis FAJARDO-HUMACAO
6 al 12 de junio de 2010 ev: 23
JAIME Torres Torres
Director
jaimetorrestorres@elvisitante.net
Fajardo – Centenares de fieles católicos de los pue-
blos de la región oriental del País, conocida en el pasado
por su concentración protestante, respondieron al llama-
do del Obispo Eusebio Ramos Morales para celebrar el
segundo aniversario de la Diócesis de El Yunque.
Una entusiasta grey laical, compuesta por matrimo-
nios, jóvenes, niños, adultos y ancianos, se confundió en
un abrazo de hermandad con su Pastor y el clero diocesa-
no, conformado por los sacerdotes, diáconos y religiosas
de las parroquias de Vieques, Culebra, Fajardo, Humacao,
Naguabo, Ceiba, Luquillo, Río Grande, Loíza y Canóvanas.
La celebración del segundo aniversario de la dióce-
sis, que coincidió con la Fiesta de la Visitación de la Vir-
gen María a su prima Isabel, fue un signo de una Iglesia
viva y militante en su llamado misionero que esparce con
gozo y fe inquebrantable la semilla del catolicismo por
los pueblos del Este.
“¿Dónde está la Diócesis Fajardo-Humacao?”, pre-
guntó Monseñor Eusebio después de la procesión por las
inmediaciones de la plaza de recreo de Fajardo, contigua
a la Catedral.
A nombre de los patrones de la Diócesis, Santiago
Apóstol y la Virgen del Carmen, declarados así de manera
oficial por la Santa Sede, el Obispo le dio la bienvenida a
sus ovejas, pronunciando mensajes de aliento, esperan-
za y solidaridad para animar las luchas que libran en los
ambientes de la sociedad, con el desempleo, el alto costo
de la vida y la limitación a los servicios básicos, como
antagonistas del sosiego familiar.
“Pido al Señor para que les de la fuerza para seguir
luchando por lo que es justo y bueno para el País”, señaló
en alusión a los estudiantes de la UPR.
La liturgia de la Palabra versó sobre las denuncias
del profeta Sofonías contra la corrupción y la idolatría; el
llamado de Pablo a los romanos para vivir el amor en la
fraternidad y el relato mariano de Lucas.
“Gracias por estar aquí esta mañana porque con su
presencia estamos evangelizando”, dijo Monseñor Euse-
bio.
“Si algo tiene que hacer nuestro pueblo es poner a
Dios en primer lugar”, añadió el prelado, arrancando un
fuerte aplauso de la concurrencia.
A sus presbíteros dijo que la ocasión era oportuna
para “afirmar sentido de identidad y pertenencia a esta
iglesia diocesana”, pasando luego a enunerar los logros
de los pasados dos años, que incluyen la creación de vi-
carías, visitas pastorales, consejos de asuntos económicos
y ambientales, la pastoral laical, la escuela de formación
La Barca y los viajes misioneros a Haití, entre otros frutos
e iniciativas apostólicas.
Iluminado por el Espíritu Santo, Monseñor Eusebio
instó al pueblo católico a optar por los pobres con un
testimonio de amor, respeto y paz, particularmente hacia
los niños y jóvenes que se verán afectados por la desesta-
bilización del Colegio de Abogados y la UPR.
“Basta ya de una pastoral sin alma y sin espíritu”, se-
ñaló antes de aludir al discipulado misionero formulado
por Juan Pablo II que resonó fuerte en Aparecida y el
lunes pasado en la Fiesta de la Visitación, en que animó
a los fieles a, como María, “salir presurosos a llevar vida a
de hermandad
misionera
las comunidades”.
Al filo de las 12, mientras el ministerio musical de
Naguabo y Ceiba entonaba una danza, los fieles compar-
tieron el saludo de la paz y recibieron la Comunión de
manos de sus pastores.
Monseñor Eusebio continuó la celebración junto a su
pueblo hasta entrada la tarde. Los niños se divertían en
los inflables, los jóvenes participaron de una bicicletada y
los adultos patrocinaron las artesanías y los quioscos de
dulces típicos.
“Ha sido un gran compartir de Iglesia en el que nos
hemos sentido parte de una sola comunidad”, dijo a El
Visitante la joven Idania Rivera, publicista profesional y
laica del movimiento Decisión.
Por su parte, los esposos Jorge Robles y Yaritza Cas-
tillo, junto a su pequeña Katián, disfrutaron de una tarde
de paz y alegría junto al Obispo, su clero y la feligresía
diocesana.
“Hemos compartido en paz con los hermanos de di-
ferentes parroquias y se ha visto la unidad que distingue
nuestra diócesis”, sostuvo la señora Castillo.
La fiesta se prolongó hasta el atardecer con un pro-
grama artístico que incluyó la bomba y el folclor de los
Parranderos de Loíza. Fue la fiesta de una Iglesia vibrante
que arribó fortalecida a su segundo aniversario y fue sig-
no de la Buena Nueva de Jesús en un ambiente de cama-
radería y orden, sin necesidad de licor, juegos de azar y
música escandalosa.