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q aa asidtico juecién. El hombre y su tiempo Este libro persigue un do- ble objetivo: en primer lugar trata de renovar Jas envejecidas tesis del mar- xismo tradicional que du- rante décadas convirtieron a la interpretacién mate- rialista de 1a historia en un esquema rigido y dog- mitico, El concepto “mo- do de produccién asidtico” se revela como un podero- 89 disolvente de la visi6n cerrada y unilineal del de- senvolvimienta _historico. En segundo lugar, se rea- liza un intento por sentar las bases de una compren- sién original del Iamado tercer mundo, de las na- ciones subdesarrolladas, cuyo pasado ha sido ana- lizado insistentemente con los patrones inflexibles de Ia historia europea, El lector observara que este libro es fundamental mente polémico; especi listas en diferentes disci plinas, que durante afios han investigado el desarro- lo de pueblos cuya histo- tia habla _permanecido oculta o distorsionada, son reunidos por Roger Bartra en este tomo para exponer Jas huellas de una realidad que Marx ya habia vis- lumbrado; “una peculiar estructura socioeconémica y cultural que parece ha- ber impreso vigorosos ras gos distintivos a las anti- muas sociedades de Asia, ica y América Latina, El concepto del “modo de produecién asiatico” podria parecer de interés exelusivo para los historia- dores_ de la antigiiedad, sino fuera porque sus ca tegorias més importantes —Aespotismo, centraliza- ibn del poder econémico, sociedad aldeana— pue- den servir de instrumento para comprender fenéme- nos actuales aparentemen- te tan dis res como Ja revolucién vietnamita, el nasserismo en Egipto, la independencia de la India, Ia revolucién cultural chi- na o la estructura agraria de algunos paises de Amé- rica Latina. Roger Bartra, autor del prélogo y la seleccién de textos. es un destacado antropélogo social mexi cano (graduado en la Es- cuela Nacional de Antro- pologia ¢ Historia), espe- Cializado en problemas agra Ha realizado amplios trabajos de inves- tigacién en la zona de la desembocadura del rio Balsas (México) y en Los ‘Andes venezolanos. ry | ir El hombre y su tiempo I CARLOB SZAMAN EL HOMBRE Y SU TIEMPO CARLOS BERMAN ROGER BARTRA EL MopO DE pRODUCEION AsIATICO CARLOS ZERMAN Roger Bartra _ El modo | de produccién - asiatico : Antologia de textos sobre problemas de la historia de los paises coloniales Ediciones Era. INDICE, Prélogo. PRIMERA PARTE MARX Y ENGELS SOBRE EL MODO DE PRODUCCION ASIATICO I. Introduccion 53 II. Las comunidades 60 TIT. El estado 6t IV. El tributo 68 V. Colonialisino y modo de produccién asiético LA TEORIA 73 Eugenio Varga: Bl modo de produccién asiético 92 Jean Chesneaux: Perspectioas de investigaciin 119 Maurice Godelier: Hipstesis sobre la naturaleza y las leyes de enolucién del modo de produccién asidtico 131 1. Stuchevski y 1, Vasiliev: Tres modelos del surgimiento y de la evolucién de las sociedades precapitolistas 149 Sencer Divitgiogiu: Modelos econdmicas a partir det mado de produccién asidtico t ‘TERCERA PARTE LA APLICACION 167 Timoteus Pokora: ¢Hubo en China una sociedad esclavista? 178 Jean Suret-Canale: Las sociedades tradicionales en el Africa tropical y ef concepto del modo de produccién asiético 204 Charles Parain: La protohisioria mediterrdnea y el modo de producciin astético 226 Keo Manivanna: Aspectos sociocconémicos del Laos medieval 242 Nguyen Long Bich: El modo de producciin asidtico en la historia de Vietnam Primera edicién on espaol: 1969 Derechos reservados en lengua expaviola © 1968, Ediciones Era, 8. A. Avena 102, México 13,'D. F. Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico Ginter Lewin: La China precapitalista y su historia contempordriea Yon Banu: La formacién social “asidtica” en la perspectiva de la filosojia oriental antigua John V. Murra: La estructura politica inca VARTA PARTE LA DISCUSION Tu, M. Garushiants: Discusiones en torno al modo de produscién asitico Y.M. Kobischanov: BI feudalismo, el esclavismo y el modo de roduccién asidtico NB. Ter-Akopiin: Reconocer el modo de produccién asidtico no cambiard la esencia de la enseftanza marzista sobre las formaciones M.A. Vithin: ¢Cémo enfocar el problema del modo de praduccién ‘asittico? M. A. Korostovtsev: Lar peculiaridades de la sociedad esclavista fen el antiguo oriente K. A. Anténova: Lo general y lo particular han coexistido y siguen covxistiendo en la historia IL, Andreiev: Supervivencias del modo de produccién asiético en la sociedad africana contempordnea VA Romodin: Buscar lo nuevo sin dogmatizar las conclusiones Los autores Bibliografia Indice de nombres RECONOGIM Si bien la discusion sobre el modo de produccién asiético es hoy en dia bastante conocida, los estudios sobre el tema se encuentran disperses en sailtiples revistas especializadas de diversos paises y son de dificil localiza- cién, El lector podra darse una idea de ello al consultar Ia bibliografia que Se encuentra al final del libro. Por ello, Ja tarea de reunit los trabajos que aqui se editan no la hubiese podido llevar a cabo sin Ia preciosa ayu- da de algunos especialistas. Quiero agradecer especialmente la colabora- cién que me ha prestado el profesor Jean Chesneaux, de la Escuela Price tica de Altos Estudios de Paris, quien me ha orientado sobre la apa de nuevos estudios al respecto. El arquedlogo V. Guliéyey, del Instituto de ‘Arqueologia de Moscti me ha ayudado en la obtencién y seleccién de estu- dics soviéticos, La misma gratitud les debo a Sergio de Santis y a Maurice Godelier, RB, PROLOGO. 1 Por qué hoy en dia millones de hombres viven en una pobreza apenas Concebible, en naciones misérrimas cuyas perspectivas dentro del marco de evolucién subeapitalista no auguran siquiera esperanzas para salvar el atraso secular que las corroe? Esta pregunia se la han hecho —indudable- mente— muchas veces los hombres de ciencia, los expertos en cambio so- ‘ial, Tos economistas, los historiadores. Muchas han sido también las 1es- puestas y amplias las discusiones en toro al tercer mundo y al proceso de escolonizacién, Peto el hombre del submundo colonial —el campesino latinoamericano, el fellah, el negro esclavizado, el indigena, el obrero pobre— no entiende ‘esta pregunta de la misma manera que el socidlogo, Al explotado y al olonizado el problema no-se le presenta solamente en funcién del por qué debe estar sumido en la miseria, sino de librarse de ella lo més répida- mente posible, zCémo? No cabe duda de que la respuesta a la primera fa conduce a dilucidar un camino, siempre que se adopte el punto Ue vista del que esti abajo, del explotado y colonizado, Porque si sabemos que el neocolonialismo es la causa actual y activa del atraso, entonces lucharemos contra el neocolonialismo, Si conocemos los mecanismos y las formas que adoptan la explotacién y Ta violencia colo- niales, inventaremos y aplicaremos formas propias de lucha contra el poder Colonial, Si tratamos de contestar Ia pregunta planteada llegatemos —y hemos legado ya— a la conclusién de que la tinica forma de sacudiznos del ‘peso colonial y la explotacién a que nos somete la pléyade de bur- {quesias intermediatias, gobiernos despéticos impuestos por Ta violencia y emocracias bien dirigidas desde arriba, es hacer una revolucién; es hacer Ta Revolueién que nos aleje del sistema subcapitalista que tan mal parados nos ha dejado, y que nos conduzca posteriormente hacia el socialismo. De cémo y ewdndo hacer Ia Revolueién no nos ocuparemos ahora. Pero. hare~ ‘mos otra pregunta: zacaso el colonialismo —como se ha dicho hasta la saciedad-— es la finica causa de nuestro atraso? Y en este caso, zpor qué nuestras naciones subdesarroliadas no llegaron a ser también potencias co- loniales, como las naciones europeas? ‘La ideologia colonialista ha resuelto aparentemente este problema, al es- tablecer que los ancestros de los pueblos hoy en dia subderarrollados estu- vieron marcados con el estigma de la inferioridad racial 0 bien se encon- u traron “casvalmente” enfrentados a un medio ambiente geogréfico hostil al desarrollo econémico. De cualquier. modo, segiin plantea la ideologia colonialista, tuvieron que llegar los civilizados occidentales para mostrar a los “‘primitives” del tercer mundo el camino hacia una nueva etapa de dese arrollo. Esta explicacién conduce, obviamente, al falaz planteamiento de que sien el pasado el tercer mundo no fue capaz de evolucionar por Si mismo, hoy en dia los paises subdesarrollados no deben osar independi- zasse de la paternidad occidental so pena de caer en un estado de desor- ganizacion que los llevaria de nuevo al caes_primitivo, ‘Sin embargo, Ia ciencia moderna, aim en manos de expertos traficantes cn ideas, ha sido ineapaz de probar la supuesta inferioridad de eiertos pue- bblos. Por otro lado, el mayor conocimiento de la historia antigua ha de- mosirado sin lugar a dudas que. precisamente en los ambientes geogréficos al parecer causantes del atraso de algunas naciones se han desarrollado, ci- vilizaciones que hoy asombran al mundo por el adelanto que alcanzaron, Debemos reconocer que —en el otro extremo— la ciencia histérica mar. xiita modema tampoco ha resuelto la cuesti6n. La historiografia marxista, al plantear rigidamente la evolucién de la humanidad por el sendero ‘estrecho de una periodificacién que no contempla més etapas que la co- munidad primitiva, el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el socia- iso, encadenadas en una sucesiéa mecdnica, no ha hecho més que in- troducirse en un callején sin salida. Aun aplicando Ia conocida ley del desarrollo desigual de la sociedad, el problema contintia en pie, Pues ese desarrollo desigual de Ia sociedad, gst debe a una desigualdad racial, social, ambiental 0 econémica? gO bien'a una combinacion de todos estos fac- tores? Esto no ha sido explicado satisfactoriamente. Se nos ofrecen dos posibles salidas al. problema: a] Aceptar Ia existencia de “pueblos inferiores” (por causas.raciales, geogrifieas 0 metafisicas) que requieren del amo europeo para avanzan. Esta visién con frecuencia divide a la humanidad en dos grandes polos: los pueblos primitivos y las naciones civilizadas; los pueblos ‘sin historia” y las naciones “con historia”; Oriente y Occidente. Los partidarios de esta osiciGn observan el desarrollo de’la humanidad basindose en una dialéc- tica deformada —la dialéctica del poderoso— que todo lo explica a través de los mecanismes de una dualidad artificiosa. b] Aceptar Ia igualdad entre todos los pueblos y desconocer el factor geogrifico como clave de la evolucién, Esto conduce a explicar las evi- Gentes diferencias en el desarrollo secioeconémico de los pueblos en fine eign de “estancamiento”, “regresién”, “lentitud en el desarrollo”, “desarro- lo desigual”, ete, Este enfoque tiene la virtud de ubicar correctamente el probleria en el terreno de las estructuras socioeconémicas y sus peculia- es formas de movimiento; y elimina los factores metasociales que eviden- teimente s6lo han servido para justificar la agresién colonialista, No obs. ante no soluciona nada, pues permanece en pie la pregunta fundamental: 12 _gpor qué las estructuras sociales de ciertos puchlos adolecen’o han adole- Eido de “males” como el estancamiento, regresiones 0 lentitud en su proce- so de cambio? Debemos.aclarar que las eieneias sociales han producido gran variedad de explicaciones al fenéraeno de la heterogeneidad de las formaciones so- ciales y han creado diversos esquemas clasificatorios. Hemos sefialado los polos extremos, uno de los cuales uliliza el recurso de la explicacién meta- social y el otto se ubiea en el seno de Ia estructura social. Sin detenernos a analizarlos, es necesario citar los des tipos de organizacién establecidos por Ténies: comunidad: (Gemeinschafé) y sociedad (Gesellschaft). Durk- heim hablaba de solidaridad mecdnica y solidaridad orgdnica. Henry Maine se referia’ a sociedades. fundadas en el status y sociedades basadas en el contrato. Con mayor rigor, Max Weber estableci6 tres tipos de organiza- cién social, de acuerdo con los tipos de autoridad tradicional, carismdtic y burocratica. Lewis Hl. Morgan —y después Engels y Marx— establecié las tres etapas sucesivas: salvajismo, barbarie y civilzzacién; anteriormente, Ferguson y Adam Smith habian sugerido un esquema semejante, Hoy en dia los sociélogos y los economistas siguen debatiendo el problema, Se ha- bla de paises desarrallados y subdesarrollados, de sociedad industrial y ter- cer mundo, de sociedad folk y sociedad urbana, En el fondo de estos planicamientos encontramos con frecuencia —ca- mufladas— viejas ideas colonialistas, pero también, hay que reconocerlo, sanos intentos por descubrit las rafces del fenémeno. Los investigadores contemporaneos usan a veces el dualismo artificioso al que haciamos refe- rencia, pero también realizan esfuerzos por localizar en el seno de las es. tructuras socioeconémicas los mecanismos, causas y leyes que provocan uliaridades, ‘Si queremos saltar del simple nivel de la descripcién al nivel de la ex- plicacién y la generalizacién, deberemes abordar directamente el trabajo de responder a la iltima pregunta planteada, a saber, gcudles son las cau- sas histéricas del atraso? Intentaremos discutir, pues, los fendmenos de estancamiento, regresién y lentitud en el proceso de cambio, para ver si realmente son stiles para eselarecer la causa del subdesarrollo de ciertas naciones y pueblos. Y aqui es donde se eslabona el concepto de modo de produccién asiftico, que, a juicio muestto, se encuentra en el meollo de la polémica, Para estudiar los. mecanismos de estancamiento, regresién (0 colapso) y lentitud en el proceso de cambio, categorias poco investigadas y que se prestan a un sinntimero de confusiones, tal vez sea necesario examinar antes los conceptns epuestos, a saber: evolucién, revolucién y cambio ace- lerado, que han sido mejor estudiados por los cientificos sociales. En real dad, todos estos conceptos se refieren a las formas de mayor © menor ace- leramiento en el movimiento social, de cam |. gCuiles. son’ los factores determinantes de un proceso acclerado de crecimiento, de la evolu 13 ei6n social, del cambio revolucionario? El marismo tiene una lara rs sta a esta pregunta, comprobada por la misma practica politica; eee panei ee eee iones de produccién de una sociedad dada por el crecimiento de. las fuerzas produetivas que, al llegar a vn nivel determinado, entran en: con- tzadiecign con el orden sociopolitico existente, La evolucién y el cambio actlerado se deben a Ia zaisma.presi6n de las fuerzas productivas, pero sin Tlegar a romper totalmente las viejas relaciones de produccién, Es claro ‘que existe una interdependencia entre fuerzas productivas y relaciones de Produccién, que son dos partes indisolubles de una unidad; no. obstante, En ultima iastancia y realizando una abstraccién cientifica, se puede alir- mar que el “motor” del cambio, de la evolucién y de la revolucién exté ‘constituido por las fuerzas productivas, El ritmo de crecimiento de éstas, ‘ast como su relacién con a estructura sociopolitica, determinard ya sea tina evolucion lenta, un cambio acelerado © bien un estallido revolucio- nario. Podemos deducir, partiendo de la premisa anterior, que a su. vez los fenmenon de estancamiento,lentind gn el cambio y regresion tienen ss Jicacién —o, por lo menos, parte de su explicacién— en las caracte- fsicas del crecimiento de las fuerzae productivas, Ahora bien, zea lieto resolver la cuestién refiriéndonos exclusivamente al ritmo de crecimiento de las fuersas productivas? ;Podemos afirmar que el estancamiento es ‘causado por la pardlisis de fas fuerzas productivas, asi como el cambio Fépido es provocado por un aceleramiento de las mismas? Esto significaria observar exclusivamente el aspecto cuantitativo del proceso, pero Jo que importa es analizar los aspectos cualitativos del fenémeno,’ el encadena- rniento dialéetico interno de los diferentes components de las fuerza pr ductivas, Por otro lado, no se puede examinar el crecimiento de las fue ‘as productivas de manera abstracta, sino siempre en relacién con las formas sociopolitieas concomitantes. Si afirmamos que el estancamiento de un pueblo se debe a un estanca- imiento de las relaciones de produccién, causado a su vez por un estanca- miento de las fuerzas productivas, za qué otro estancamiento nos tendre- ‘mos que referir para cxplicar el fenémeno? Esto seria, en palabras de Marx, explicar el mal por el pecado original, En general, se ha aceptado que las contradieciones internas de los di- versos todos de produceién han conducido a Ja sociedad a nuevas etapas Inds elevadas de progress, Asi, el esclavismo condujo al feudalismo, éte al capitalismo, ef cual, a su vez, engendra al socialismo. Esta es la teorfa, pero la realidad ha demostrado demasiadas excepciones a la regia, En verdad, pricticamente toda la historia de Asia, Africa y América Latina contradice esta teorfa. En la historia de estos continentes ha existido un smodo ce produccién en cuyo seno una modalidad peculiar en la estruc- turacién yen el ritmo de desarrollo de las fuerzas productivas ha causado ry un estancamiento’o, por lo’ menos, ha conducido a la sociedad por cami- nos que no corresponden al esquema comunidad primitiva-esclavismo- feudalismo-capitalismo, Este modo de produccién fue denominado por Marx con el nombre de “asiético”, por el hecho de haberlo él encontrado bien representado en China, la India, Egipto, Persia, etc. El modo de produccién asidtico es un sistema en el cual aparece un poder estatal muy fuerte —pelitico y econémieo— que se basa en la ex- plotacién generalizada de las comunidades aldeanas comprendidas en. el territorio dominado por el Estado, explotacién que se realiza por medio de la extraccién de excedentes de Ia produccién aldeana a través del tributo en especie 0 en trabajo (raras veces en moneda). No profundi- zaremos en las caracteristicas del sistema, pues todo el libro se encuentra consagrado al tema. Solamente nos detendremes un poco en aquellos as- pectos que pueden contribuir a esclarecer el problema que estamos ex- poniendo. ‘Marx traté de explicar el atraso y el estancamiento del Asia en funcién del modo de produccién asiatico, Este régimen de produceién, en tanto que su base est constituida por las comunidades aldeanas, debe ser conside- rado como una forma de la comunidad primitiva Pero, desde el punto de vista de las relaciones entre aldeas y Estado, nexo que fue definide por Mare como de “esclavitud generalizada”, el modo de produccién asiitico debe ser consideraco como una formacién social clasista. O bien podemos establecer que se trata de un modo de produccién de transicién, lo. cual implica una innovacién teérica que requiere cl examen de una serie de factores. Detengimonos en el concepto de transicién, que puede sernos muy stil, Una época de transicién es aquélla en la que sobreviven los restos del es- tado social anterior, al lado de la nueva formacién. Evidentemente los pprimeros constituyen una traba para cl auge de las nuevas formas; es evie dente que no existen estados sociales “pures”, pero siempre hay una forma predominante. Este problema no es nuevo para los especialistas en. historia del: Asia, Africa y América Latina, donde los estados de transicién, inde. finidos, parecen ser mas bien la regla que la excepeién. Esto nos conduce de nuevo a las fuerzas productivas. 7Qué particularidades adopta el creci- miento de las fuerzas productivas, que impiden que una nueva formacion socioeconémica se imponga répida y eficazmente sobre In anterior, revo- Iucionando a la sociedad? Ei estudio del modo de produccién asiatico per- mite, hasta cierto punto, responder a la pregunta, En el modo de produccién asiético no se observa solamente un bajo nivel general de las fuerzas productivas, sino también un_desequilibrio in temo en su desarrollo, Es sabido que las fuerzas productivas estén consti« tuidas por la fuerza del trabajo humano, los medios de produccién y las condiciones naturales o, geograficas, Estas cltimas no son un factor deter- minante, no se ha logrado establecer que cierto habitat condicione el sur- 16 ati fcter “hidréulico” de las civilizaciones jmiento de formas asiéticas, El cardcter “hidré acon gimionto de formiemia —~claros ejemplos de modo de produecién asi egipcia y meer una regia general; las civilizaciones americanas y del ‘iesarrollaron formas asiticas—- no tuvicron como Me eae itrol del agua. Es particularmente interesante hbase de su aghutinacién el cont condiciones agtie de Ouémé, en Dahomey, donde so repiten las el eo de wale de Go) Nl pon aproveehado desde el punta de cametersicat dev lado, el caso de las ciilizciones inca y maya, Te mbrica, son ejemplos que permiten desechar el factor geagréfico como Elave del modo de produccién asidtice. = ‘evo no quiere decir que las. condiciones naturales, no represent Todo esto no ae nformacién del modo de produccién asiétice, Bs ae ta Bet medio ambiente (irrigacién, control de inundaciones, etc.) gen El mii ong ue eet icy no de cardcter empresarial, sino por medio de la aglutinaci6n seo oe caalades aldeanas alrededor de un centro politico despética. ‘Tal ver seria mejor definir dicha relacién en. términos negatives: las cons Zelones naturales que pueden propiciar el surgimiento del modo de pro- Geccion asiatico son aquillas que en general no favorecen el crecimient cere hot micleos aslados de civiizacion, en los que se podeia prods tien excedente agricola apreciable acaparao por una cate 2a religion etistiana se aviene mal con el despotisne pu. Cee rene nds bien una correlation entre catolicismo y monarguia y entre Tautsmo y repablica i ee Gy prnipl del Eto dep ol fern, “Bl per ogee de eee ences. por entero a los hombres a quien lo confia, Ge eet. catmune muro podria intentar revoluciones. Importa, pues, que fl'tcmor ls quite el elmo y apague todo sendimiento de ainbicion. Sovse pucle hablar de gobiemes tan monstuosos sin eatemecese™ ceabis es prinepios dela repdblica y de Ia monarqula. son, respectiva- theate, ia vietud ye honor. : nae Sh Upuldad tro deus stuacion de exited generalized * sien do tn ello (ls Estados despétiens) todos los hombres iguales, no pueden SG; preferidos los unos a Jos otros; siendo todos esclaves, no hay para nin- gun distinesbn_ posible?" Fa lta io tr leer tee oy oe 2 Tbid thie, dont Galinjads mute) % Bide bce a cap. 8. 2B" tee af caps ki ZINE, Ware sow, cap. 8 4 Tad” live an tap. 1 Ibid, lve cap. 2 } El principe es et propictario de todas las tierras. “Entre los gobiemos dlespéticos, minguno se desgarra y se agota. para si mismo tanto ni tan pronto coro aquél en que el principe se deciara propietario de la tierra, heredero de todos sus vasallos, duefio de cultivar las tierras o abandonar st cultivo, Si el principe es ademas mercader, toda especie de industria, que- dard arrainada”** 4] El despotismo es caracteristico de los grandes imperios.**.. .es propiex dad natural de los Estados pequefios e].ser gobemados en repablicas, de Jos medians el serlo en monarquia, de los grandes imperios el estar some- ‘tides. aun déspota.* 8) Bl aislamiento es ta base de su seguridad. “Asi como las repiblicas proven a su seguridad uniéndose, los Estados despoticos lo hacen separ rindose, aislindose, por asi decirlo.”"* hi] El Extado despético exige poco tributo. “En los'gobiernos despéticos, Jos tributes deben ser livianos. De no ser asf, gquién tomaria el trabajo de labrar las tierras? Ademis, zeémo pagar tributes considerables en un gobierno que cobra y no coreesponde con beneficio.alguno?’™" i] El elima célido es et factor determinante del despotismo y de su inrax= fabilidad, Esta es la clave de todo el pensamiento sociopolitice de Mon- tesquien. Los climas frlos fortalecen los érganos restringiendo el impacto de las sensaciones; por ello, entre los hombres de regiones {vias “acompafian al amor cien accesorios que lo hacen agradable”. Pero en los climas célidos “se ama el amor por el amor mismo”. Esto dltimo deseneadena Ia inmo- ralidad earacteristica. del hombre de los trépicos, mientras que el frlo tem pla la moralidad del europeo. " id de Jos Srganos, causa de que lox pueblos orientales reciban més fuertes impresiones, se afiade cierta pereza espiritual, natural- mente ligada con la del cuerpo, que incapacite al alma para toda accion y toda iniciativa, se comprenderé que las impresiones recibidas sean inmu- tables. Bsta es Ja razén de que Tas leyes, los usos y las costumbres, afin Jas ‘que parecen las més indiferentes, como la manera de yestine, no hayan ‘cambiado en aquellos paises al. cabo de mil afios.”* “En los climmas eélidos, que es ordinariamente donde reina el despotismo, las pasiones se dejan sentir més pronto y se amortiguan antes!" Asi pues, el clima es el factor que determina toda la estructura socio- politica del despotismo: “El cultivo de las tierras es el mayor trabajo de fos hombres. Cuanto més les incline el clima a huir de est trabajo, mas eben fomentarlo la religidn y las leyes. Por eso las leyes de la India, % Ibid libro v, cap, 4, 38 Thid’ libro. Yun, tap. 30. Be cap. it, cap. 10. x, aap 4. 7 Tid’ bee ¥ cap. 14. ropiedad de las tierras y se la quitan a los parti- ui dan al soberan0 Ton pecos Gel clina sin el sentiiento de la pr a 7a : eer arn rethaea Ta afomacén de Atlee sobre Ie exitencla de ceclavos por naturales, pero admite que “la exlavitud 2 eontraria a Ja frame, aunque en algunos paises tenga por fundumento wna, rarén atural.” Hay paGes donde el calor consume el cuerpo y_ debilta a Fuerae, hasta el punto de que los hombrer 20 tabajsian, por sentimiento Gal deber y solamente lo hacen por, temor al castigo, Bn eon paises frrsclavitud no repugna tanto a la sazén...".# La “tendencia natural a Ja Servidumbre” de Arisbteles se expresa en, Montesquieu como una “rauén Salural elimética”; Montesquieu hablaba de “Jos pueblos serviles de Africa y de Oriente”# 7 ; : ‘caracteristica de Montesquieu es el inmenso desprecio que Je 7 En aie cnc de Montene > on vada y de la “libestad” republicana, asl como en su terzble ignorancia sola hnsonia de Oriente. Esto produjo la reacci6n, notable para su época, de se orientalis francés, Abraham-Hyacinthe Anqueti-Duperron, quien Sostenia que Montesquiew ¥ otros te6ricos franceses deformaban los hechos mia justficar la violencia europea en Asia; dicho orientalista sostenfa que Derg eas le te ase ae ie tran respetadasy la agricultara y el comercio prosperaban | Ni Voltaire ni Rouseau se ocuparon especialmente del problema coe Ja amplitud con que lo hizo Montesquieu. En el Diccionario filossfico de Woltare, en el articulo “‘Tirania”, s6lo se establece que “no se conocen esta clase de tiranos en Europa” So ae eie gee ef concepio de depotinne eremtal fom pate importante del desarollo del pensamiento politico europeo, y que abordado y expuesto sisteméticamente por Montesquieu, representante del materialismo francés del siglo xem, una de las fuentes més importantes del marcismo. ‘Veamos ahora efmo abordaron el tema los economistas ingleses de los siglos xvm y XIX, que, como es sabido, son también otra fuente del pensamiento de Mars. ; ‘El materialismo francés hizo hineapié en los aspectos politicos del des- potismo oriental; en cambio, la economia politica inglesa se interesd por fos resories econémicos de las formaciones sociales del Oriente, Adam Smith describia el importantisimo papel del tributo: “De la misma ma- nera que en la mayor parte de Europa la Teles se scstiene con wna con. inbucién.... de igual suerte en la mayor parte de las regiones de Asia al Estado vive de un impuesto territorial, proporcionado no a la renta de Iibro xv, cap. 6 Bro xv, cap. 7. la tierra, sino al producto de la misma" Este impuesto, segin Adam Smith, era la clave para comprender el papel del Estado en relacién con Ja agricultura: .. en China, en el Indostin y en otros. gobiernos de ‘Asia, los ingresos del Soberano proceden principalmente de un impuesto sobre la tierra o contribucién territorial, que aumenta o disminuye con amreglo a Jas oscilaciones del producto anual del suelo. Por lo tanto, el interés méximo del Soberano, la cuantia de sus ingresos, dopende del cul- tivo de la tierra, de la magnitud de su rendimiento y del valor de sus productos. Ahora bien, para lograr que este producto sea lo més grande y valioso posible, es necesario abrisle un mercado todo lo extenso que se pueda y por lo tanto, establecer las comunicaciones anés libres, faciles y baratas entre las diferentes regiones del pats; esto slo puede alcanrarse a través de las mejores earreteras y de los canales de navegacibn més per- fectos.* ‘Adam Smith también observs el fenémeno de estancamiento, pero no hizo generalizacién alguna: “China, por lo que se cuenta, se ha encontrado durante mucho tiempo en una situacién estacionaria”® Durante el siglo xt, Richard Jones y John Stuart Mill hacen aportes extraordinarios que tedondean Ia visién cconémica del despotismo orien- tal. Segtin Marx, en Richard Jones se pueden encontrar los elementos para una diferenciacién de los diversos modos de produccién. Bn su libro En- sayo sobre la distribucién de ta riqueza y las fuentes de lor impuestos (1831), Jones define a las formaciones precapitalistas en funcién de las diversas maneras de tenencia de la tierra y, en general, se interesa mucho ppor los diferentes tipos de contratos de airendamiento de las tierras 210 cultivadas por sus propictarios. Consideraba que la primera forma de im- puesto es la renta campesina feudal, y se detiene a investigar su funcio- namiento en China, Persia, Turquia y la India, Jones consideraba que este tipo de renta frena considerablemente el desarrollo de Ja economia més que ninguna otra relacién entre terrateniente y campesino.*® La economia) politica inglesa no solamente destierra el detecminismo geognifico del pensamiento sociopolitico francés, sino que ubica a las formas $ como una etapa del desarrollo econémico de la sociedad. Stuart Mill expresa con gran claridad esta nueva manera de abordar ol problema; para Stuart Mill existen las siguientes tapas de desarrollo: stad salvaje, donde In cara y la pesca son la base del sustento; etado Pastoral 0 némada, en el que los hombres no viven del producto de Ja ‘aza, sino de los productos de les animales domésticados (leche y sus de 2 Inorstigacién sobre ta naturaleza y las cauias de la riguese de tas naciones, Fond de Calta Eepebmiem, Méxieo, 1958,'p. 798,76 eM bid, p. G45, A. Smith se reliere al mismo’ problema en térininos seme janes eat pp. G09 5738, id pa 98, % Gir. V. Garushiants, “Deux étapes de Ta diseusson", Recherches Internationa: les 2 ta Turaitre du marsisme, No. 57-88, p. 12. 27 rivades) ast como del mismo crecimiento anual del rebaiio que les propor- Teen ae Ciicntey estado agricola, en donde Ia base econérmica esta constituida por el cultvo de la terra, En esta etapa observa dos formas Ge desarrollo, de acuerdo con la manera. como es distribuido el. excedente Sgcicola, que'con el tiempo llega a:producirse: *....el excedente, pequeiio Grande, ¢s por regla general arrebatado a los. productores, bien por el fobicmno al cual x hallan sujetos, bien por pasticulares que, siendo més Fetes 0 valiendowe de Tos sntimintorseligoios 0 tradcionales de mibor fnacién, se han erigido por si mismos en scfiores del suelo.” A continua: én copiames integramente la deseripcién general que hace Stuart Mill del sistema donde el gobiemo se.apropia del excedente, el asiético, pues onstituye uno de los esbozos mas Kécidos y penetrantes que antes de Marx se hayan hecho de Ja estructura del modo de produccién asiatico; “La primera de esas formas de apropiacién, esto es, por el gobierno, et caractetistica de las grandes monarquias que desde tiempo inmernorial han focupado las lanuras de Asia. En esos paises, cl gobfemo, aun cuando: sus cualidades varian segin los accidentes de carfeter personal, rara, vez, deja f los agricultores mucho mis de lo estrictamente necesario, y algunas veces Jes arrebata tuna parte tan grande que se ve obligado, después dle tomar todo lo que tienen, a devolverles parte de lo que les habja arzelatado, para proveerles de semilla y poneries en estado de sustentarce hasta la préxima Cosecha. Bojo tal régimen, si bien la masa de la poblacién tiene menos de Lo necesario, ef gobierno, cobrando pequehias contribuciones a grandes ‘multitudes, puede, ‘con una administracion tolerable, hacer una osien- tacién de riqueza totalmente desproporcionada a la situacidn general de la sociedad; y die aqui la impresién inveterada, de Ja cual Jos europcos no se han desengafiado sino bastante tarde, acerca de la gran opulencia de Jas naciones orientales, De esta riqueza participan, ademds de la familia in- mediata del soberano, otras muchas personas enicargadas de recaudarla. ‘Una gran parte se distribuye entre los diversos fumcionarios del gobierno yy, entte quienes son objeto del favor del soberano o de su capricho, De Tiempo en tiempo se emplea una parte de ella.en trabajos de utilidad pi- blica, Las cisternas, pozos y canales para el riego, sia et cual en muchos limas tropicales el cultivo no podria realizarse; los digues que limitan, el ceurso de los vies, los bavares para los negociantes, Jas posadas para los vviajeros que no habrian podido hacerse con los escasos médios en posesién de quienes las usan, deben su existencia a Ia liberalidad 0 al egofsmo inte Tigente de los saejores principes, 0 a la benevolencia u estentacién de algyin ‘particular rico, cuya fortuna, si se busca su origen, siempre proviene de fas rentas pablicas en alguna época inmediata o remota, las mis de las ‘yeees por concesién directa que hace el soberano de una parte de aquéllas, “BI que gobiemna una sociedad de este tipo, después de asegurar stt propio % Principios de Bconorala Politica, Fondo de Cultura Econémica, México, 1951, ps 28 ssustento y ¢l de todas aquellas personas por las cuales se interesa, y después ce atender al mantenimiento de tantos soldados como se estima necesario para su seguridad o Ja de su Estado, dispone afin de algtin dinero que ale- sgremente cambia por articulos de Injo apropiacos a sus inclinaciones; y lo propio sucede a la clase de personas que se han enriquecide con sus favo- Tes 0.con el manejo de los fondos piblicos, Ast surge la demanda de articulos manufacturados perfeetos y costosos, adaptadios a tun mexcado lirsi« tado pero opilento. Gon frecuencia esta demanda la satisfacen los mer caderes de comunidades mas adelantadas, pero a menudo surge en el pais mismo una clase de artesanos que Uevan ta manufactura de ciertos tejidos al grado de excelencia més elevado que puede conseguitse mediante la pax ciencia, la viveza de percepcién y observacién, y la habilidad manual, sin que Heguen a alcanzar un profundo conocimienta de las propiedades de los objetos, tal coro algunos tejidos de algodén de la India, Estos arte. sanos se nuten del excedente de alimentos tomado por el gobiemo y sus agentes como parte de lo. producido, ‘Tan a la letra sucede ast, que en nachos paises el obrero, en lugar de Hevarse a su ‘casa los materiales para hacer el trabajo y cobrar después de terminarlo, va con sus herramientas a la casa de su cliente en la cual se alimenta hasta terminar su trabaj Sin embargo, lo inseguro de la propiedad de este estado social induce hasta a. los compradores ms rices a preferir aquellos articulos que, siendo de naturaleza imperecedera y conteniendo un gran valor en su. volumen redueido, pueden esconderse 0 transportarse con facilidad. El oro y Ins joyas, por consiguiente, forman una parte elevada de la tiqueza de esas naciones, y mas de un rico asidtico lleva casi toda si fortuna sobre su persona 0 sobre las de Ins mujeres de su harén. Nadie, exceptuando al ‘monarea, piensa en invertir su riqueza en algo que no pueda trasladare con facilidad. Si se siente seguro de su trono y espera trasmitirlo asus Gescendientes, el monarca satisface algunas veces su gusto por cdificios Guraderos y produce las Pirimnides, el Taj Mahal y el Mausoleo de Sekun- de: Lap tovcas manufactures desinada a stifacr ls neeridader de for eultivadores son producidas por los artesanos de las aldeas, a los cuales se remunera con tierra cultivable libre de renta © con salarios en especi que se toman de la cosecha que deja el gobierno a los lugareiios. Este es tado de la sociedad, sin embargo, no se halla desprovisto de la clase mer= eantil, compuesta de negocianies on granos y negociantes en dinero. Los rimeros no suelen comprar el grano a los productores, sino a los agentes el gobierno, los cuales, como reciben les impuestos en especie, hacen rocaer gustosamente en otros el negocio de Ilevarlas a los lugares donde se encuen- tran el principe, sus principales oficiales civiles y militares, cf gmeso de sus tropas y los artesanos que satisfacen las necesidades de esas diversas per- sonas, Los negociantes en dinero prestan a los infortunados cultivadores, cuando se arruinan por las malas cosechas © las exacciones fiscales, los medios para sustentarse y continuar sus cultivos, y se eobran con enormes 29 intereses en 1a préximacosechas 0, en mayor escala, prestan al gobierno (6.2 quienes han concedido una parte de los impuestos, y se les indemniza con asignaciones sobre los recaudadores de impuestos, 0 cediéndoles Ja propiedad de los de ciertos distritos para que puedan cobrarse con el producto de los impuestos; para facilitarles esto, se les transfieren al mismo Fiempo una gran parte de los poderes del gobierno para. que los ejerzan ellos mismos hasta que los distritos se hayan redimido, o sus ingvesos hayan liquidado la deuda. Asi, las operaciones comerciales de estas dos clases de nezociantes se retlizan, en su mayorfa, con la parte de los productos del pals ‘que constituye el ingreso del gobierno, Con este ingreso se repone su capital periédicamente con ganancia, y ésta es también, en general, la fuente de Gonde saliecon sus primeros fondos. Tal es, a grandes rasgos, la situaci6n econ6mica en la mayor parte de los paises de Asia; asi ha. sido desde tl comienzo de la historia y asi es todavia hoy [1848] dondequiera que no haya sido perturbada por influencias extrait." Stuart Mill seiial6 también a importancia de 1a comunidad aldeana y de los trabajor hidréulicos, Por otro lado, se dio cuenta de la terrible pobreza de las técnicas agricolas usadas: “Las instituciones y las costum- bres aldeanas, que son las que forman en realidad el armazén de la so- ciedad en la Tndia, estipulan Ja accién unida en Jos casos en que parezca necesaria; y si no Ta evan a cabo, el gobierno (cuando su administracion 3 buena} daterviene y, tomando el dinero necesario de los impuestos, cons- truye mediante el trabajo combinado las cisternas, los diques y las obras de riego que son indispensibles. Los procedimientos y los instrumentos agricolas son, sin embargo, tan primitives que, a pesar de Ia gran fertili- Gad natural del suelo y del clima muy favorable para la vegetacién, la produccién es de una pobreza enorme.” En otras partes de su obra, Mill expone el papel del zemindar (cobrador de impuestos) y del rot (cam- pesina) en Ia estructura econémica de la India, y lo compara con el Sstema coftier de Inlanda#® Analiza también la. superposicién del gobierno colonial britanico sobre la estructura aldeana hindi? Solo nos resta, para tenminar el esbozo histérico del concepto_premar- sista del despotisme oriental, demostrar cémo veia Hegel el mundo asi ico; sa pensamiento constituye la tercera y tal vez Ja mis importante fuente del socialismo cientifico. En las Lecciones sobre filosofta de la hise toria universal, Hegel ofrece una. visién de Ia historia: “La historia univer- sal va de Oriente a Occidente. Buropa es absolutamente el término de la historia. universal. Asia es el principio.” 3 Thid., pp: 38-49 (subrayado nuestro). % Tid, pp. 127-128 B Ibid. pp. 283-296, 3 Did, pp. 227-228 % Lecclones sobre la filosofe de te historia universal, 2 tomos, Revista de’ Oceie dente, 1953, p. 210. oe Hegel. divide Ja historia. universal: en cuatro. mundos:) el. oriental, el agriego (“el reino de la hermosa liberiad”, donde la “individualidad se des- arrolla en la moralidad inmediata”), el’ romano (“cl imperio de Ja unk versalidad abstracta”) y el germénico (“el imperio del verdadero espiritu”).. En el mundo oriental “los sujetos se conducen en perfecta servidum. bre". “La soberania en el mundo oriental puede llamarse teocracia. Dios es el regente profano, y el regente profano es Dios; ambos gohiemnan en uno $610; el soberano es un Dios-hombre.”* ‘Hegel contempla tres formas del mundo asiitico: Despotivmo teocrdtica (Imperios chino y mongol). Estado, patriarcal. Aristocracia teocrdtica (India). “...las castas sejialan a cada cual sus derechos y sus deberes.” Monarquia teocrética (Persia). El monarca debe: hacer el bien; en sus conquistas ha permitido que los. pueblos mantengan sus pectlia- Fidades. Esta forma constituye el transito entre Oriente y Occidente. Hegel definié asi al mundo oriental: “Lo primero que existe es, por tanto, el Estado, en el cual el sujeto no ha Ilegado todavia a su derecho, En este Estado domina una moralidad més bien inmediata, sin ley. Fs Ta infancia de Ia historia, Esta forma se divide'en dos aspectos. El primero es ¢] Estado tal como esti fundado en Ia relacién familiar, un Estado de cuidados patemales que, por medio de advertencias y castigos, mantiene 1 conjunto, un reino prosaien, porque todavia no ha aparecido ln oposicién, la idealicad. AL mismo tiempo es también un reino de la duracién: no puede variar por si mismo. Esta es la forma del Asia posterior y, sobre todo, del imperio chino. En el otro aspecto, frente a esta duracién espacial, las a forma del tempo, Los Estados, sin eambiar en sf mismos, eon. servando su principio, hillanse en un cambio infinito dentro de sus mutuas relaciones, en conflicto constante que les prepara una répida decadencia.”* No nos debe extrafiar, entonces, que la primera referencia de Marx a la sociedad ovfental se encuentre en ef texto Critica de ta filosofia hegeliana del derecho piiblico (escrito entre 1841 y 1643) #° El anilisis de la. impor- tancia y del papel que representaron el materialismo francés, la economia politica inglesa y la filosofia hegeliana en la formacién del concepto mar- Sista modo de’ produccién asidtico seria ahora prematuro; have falta examinar cuidadosamente el desarrollo de dichas corvientes y realizar un balance de los aportes de Marx y Engels. Sin embargo, el lector podré 31 arse cuenta fdcilmente, en la antologia de textos de Marx y Engels sobre tl modo de produccién asiético que se inchuye en este volumen, de las mél- tiples influencias que recibieron de Montesquieu, Jones, Stuart Mill y Hegel. A nuestro juicio, los principales rasgos del’ modo de producci6n asidtico sefialados por Marx y Engels hablan sido ya observados. por sus antecesores; no olstante, la estructuracién e interpretacién de los di= ferentes elementos es lo verdaderamente nuevo y valioso; Marx y Engels transforman un concepto que tradicionalmente habia servido para jus- fificar la agresién colonialista en una explicacién cientifiea de las causas del atraso. ‘No incluiremos en este esboro una descripeién del pensamiento de Marx y Engels sobre el modo de produccién asiatico, pues el lector Jo encon- Tard en Ia antologia de textos mencionada y en gran parte de les trabajos incluidos en este libro, Pasaremos ahora a examinar rapidamente, las vi- Cisitudes del coneepto en el penstmiento socialista posterior a Marx. Durante Jos afios que median entre las muertes de Marx y Engels y el advenimiento de la Revolucién de Octubre, Ta, discusién sobre los proble- ‘mas de la sociedad asidtica y, en general, sobre los paises atrasados, estuvo rientada por las necesidades politieas concretas, mas no por wa intencién tostenida de exclarecer teérica e histrieamente el concepto del modo de produccién asistico. En el seno de la Segunda Internacional? se formaron dos corrientes copnestas en cuanto a la manera de ver el fenémeno del colonialismo y la situacién de los pueblos atrasados. Por un lado, Bernstein sostenia que era recesario elaborar una “politica colonial socialista”. “No, todas las luchas de los, pueblos dominados contra sus sefores —deefa en un artfculo en Neue Zeit (1896)— son, sin embargo, en igual modo, una lucha de eman- cipacién. Los pueblos hostiles e incapaces ce civilizacion no tienen ningdin derecho a nuestra simpatia en caso de que se subleven contra la civiliza- cién... Nosotros condenamos y combatimos determinados métodos de sojusgamiento de los salvajes, pero no el sometimiento mismo para hacerles ver dle frente el derecho de Ia eivilizacién superior.” ‘A esta, posicién reaccionaria se enfventé Kautsky; es en el Congreso de Stuttgart** donde las dos corrientes se definen mejor, durante la polémica. Alli, basandose en la consideracin de que el colonialisma no es un fend- meno capitalista, sino un fenémeno histérico, Van Kol —socialista holan- és— desarroll6 la teorfa de Bernstein y present6 al Congreso un proyecto Para exta parte de nuestro esbozo hemos usado los siguientes textos: Ht. Carrt ae DBneause'S., Le marsiome ot | ase (1853-1904), Bars, 1963; y el excelente extudio de Gianni Soft, “Sul . Appunts per la storia ‘una controversia", Critica Storica, No. 3/6, pp. 704-810, Mestina-Firenze, 1966. :°Gfr, el artieulo’ de. Lenin “Le Congrés Socialite International de. Stutgard”, en Le mouvement de Libération Nationate des peuples Orient, Ed. Lenguas Px ‘anjeras, Moved p. 80. 32 de politica colonial. Kauisky se proclamé. de acuerdo con Bernstein sobre la necesidad de educar y “civilizar” a los pucblos atrasados, pero conside= raba que no por ello. éra necesario conguistarlos y dominatlos; sostenia, que colonialism y politica civilizadora no son sinénimos: “...alli donde luno se muestra bien intencionado hacia los salvajes —decia—, éstos acep- tan de buena gana los instrumentos y el socorro de una civilizacién, sw perior.” Van Kol atacé esta idea y la ridiculiz6: si Kantsky fuera enviada @ Africa con méquinas modernas, lo tinieo que sucederia es que los sal- vajes improvisarian danzas guerreras en torao a ellas, Van Kol, para jolgorio del Congreso, continué suponiendo qué sucederia si él mismo, junto con Kautsky, tratara de ensefiar a los negros el fun las méquinas: “Podria incluso suceder que nos mataran, 0 bien que nos evoraran, y entonces.... (frotdndose el vientre) mucho me temo que, Come yo estoy mis desarrollado desde el punto de vista corporal que Kaulsky, tendria—entre mis amigos. negros— la preferencia (visas). Si_ nosotros, curopeos, fuésemos a Africa con nuestras maquinas europeas, serfamos las ictimas de nuestra expedicién. Debemos, al contrario, tener las armas en Ja mano, para defendernos eventualmenie, aun si Kautsky lama a esto imperialismo.”* Sin embargo, el mismo Kautsky defendia una posicién que apenas si se diferenciaba ‘del patemnalismo humanitario liberal-burgués. Jamés los s0- cialistas de la Segunda Internacional se imaginaron siquiera ‘la posibilidad de que los pueblos no europeos se desarrollaran auténomamente; siempre sudaron de la capacidad de las naciones atrasadas para emanciparse por propia iniciativa. En aquella época, Labriola hablaba de los indigenas “instintivamente serviles”, ¢ inclusive Rosa Luxemburgo, a pesar de su profunda indignacién contra la explotacién imperialista, veia el futuro de la revolucién en los pueblos europcos. No obstante, ya se comenzaban a advertir los sintomas de comupcién de la clase obrera de la metispoli a cansa de las conquistas coloniales, como acertadamente sefialé Hilferding. Durante la época de Ia Segunda Internacional fue indudablemente Ple- janoy el marxista que abordé mis explicitamente el tema del mocia de pro- dluceién asitico. En sis Cuesliones fundamentales del marsismo acepta a cexistencia del modo de produccién asistico, pero explica su estancamiento x términos geogrdfieas. Sostenia que se catacterizaba por una incapaci- dad de evolucién propia; el cambio sélo podria ocurrir provocado por el choque con el capitalismo © bien por el contacto con la revolucién prole- taria. Consideraba a Rusia como una naciin “semioricntal”, que a pesar de caracteiars: por el despotiso oriental, se habia aczreado al Occidente (en la época de Pedro el Grande) ** Plejénov, a diferencia: de los lideres revisionistas de la Segunda Inter- 2G. Soft, Op. cit, p. 743 J Pejihow, Guestones jundamentles dl marsiono, Edtora Politic, La Ba. bana, 1964 p. 38, i 33 t pacional, plantea el. problema en términos més claros; lo importante. era analizar las posbilidades concretas de Ja revolucién proletaria ea un pais que, como Rusia, arrasteaba atin las formas del despotismo y del estan- camiento asiiticos. Fue Lenin quien enderexé contra las teorias revisionistas y populistas ik tobre el problema colonial una critica arrolladora. Sin embargo, munca ! iearrollé te6ricamente el concept del modo de produccién_asidtico, si | desarrolé pt 5 | bien cs telativamente frecuente encontrar en, su obra la aplicacién del t¢ | main, © términos semejantes (“asidico”, “aslatismo”, ‘“despotiamo asi ! tico”’ etc.) ; pero resulta evidente que para Lenin estos términos eran rds bien sinénimos de atraso, estancamiento y situacién precapitalista que no referencias a una formacién social. t En 1906, ante el Congreso de Estocolmo del POSDR, Lenin propuso } ineluir en el programa agrario de] Partido un punto que demandara la ; Confiarién do a terra de los grandes propietarios y —en ciestas concl- Ciones politicas— Ia nacionalizacién de la tierra. Esta proposic tun fuerte rechazo entre los mencheviqui régimen medieval parcelar I prusiano (junker) y farmer © Lenin, El programa ogrario de la socialdemocracia en ta primera revolecién rrura de 1905-1007, Ea. en Lenguas Extranjeras, Meacé, 1849, especialmente el ca- pitalo i 3 a eo Oa especialmente Plejénov comba- 6 Ja demanda de Lenin proponiendo, por el contrario, el reparto de Ja tierra de los grandes terratenientes entre los campesinos, con el fin de des- ttuir las relaciones de servidumbre que atin quedaban en el campo miso La proposicién de Lenin Je parecia sumasnente peligrosa, pues podia con- ducir a una “restauracién asidtica”, a una situacién semejante a la de Ja Rusia anterior a Pedro el Grande, ‘Lenin respondié que, suponiendo que en verdad existiea la nacionalizacién de la tierra antes de Pedro el Grande, el hecho de instaurarla en el siglo xx no podia condacir a In restauracion asidtica; Plejdnov se olvidaba —decia, _Lenin— de que la base eco- némica'de Ia nacionalizacién en el siglo xv1t era el modo de produccién ‘asidtico, mientras que a partir de la segunda mitad del siglo xx es el modo de produccién capitalista el que predomina en Rusia, Sin embargo, Lenin, a to largo de toda la, discusién, utiliza més o menos indistinta- mente los. términos “asiatismo”, “modo de procuccién asiatico”, “despo- { tismo” y. “régimen semiasiético"; distingue, como dos bases diferentes } del “asiatismo", al regimen medieval terrateniente de posesién de la tierra del io; establece una diferencia también entre “feu- | Galismo ‘terrateniente” y “feudalismo estatal”. Y enfrenta globalmente todas estas formas atrasadas a los tipos de desarrollo eapitalista del campo: En 1914, a raiz de una discusion entre Rosa Luxemburgo y Lenin sobre el problema de la autodeterminacién, el despotismo asiético vuelve a salir i a la hw. “He aqui que nuestra Rosa —dice Lenin— pasa al problema de Ja autonomia y... comienza por demostrar que el reino de Polonia ti un derecho exclusive a la autonoméa.... Para eorroborat el derecho de Polonia a la autonomia, Rosa Luxembuigo caracteriza al régimen estatal de Rusia por indicios, evidentemente, al mismo tiempo, econémicos, poli- tices, de costumbres y sociol6gicos, por un conjunto de rasgos que, en suma, dan el concepto de edespotisino asiticos.... De todos es sabido que semejante régimen estatal tiene una solider muy grande cuando, en la economia del pais de que se trate, predominan rasgos absolutamente pa- triarcales, precapitalistas y un clesarrollo insignificante de la economia mercantil y de la diferenciacién de clases. Pero si en un pais donde el régi- ‘men estatal se distingue por su eardcter acusadamente fre-capitalista, existe una regiOn nacionalmente delimitada, con un répido desarrollo del capi talismo, resulta que cuanto més rapido sea ese desarrollo capitalista, tanto mis fuerte setd la contradiccién entre este desarrollo y el régimen estatal pre-capitalista, tanto mas probable la separacin de la regién avanzada del todo, regién que extd ligada al todo. por lazos que no son ecapitalistas mo- dersios>, sino casidticamente despéticoss.” # _ Es muy claro que Lenin, a pesar de utilizar el término “asiatiamo” como sin6nimo de atraso, jams pensS —como Bernstein y Kautsky— que se requeria del concurso del “civilizado” Occidente pata lberar al Asia. Sa articulo La Europa airasada y ef Asia avanzada es muy elocuente: “En Ja Europa de Marx), que con- tiene muchos eleznentos feudales, pasando de una etapa de capitalismo se- micolonial no acabado, a una dictadura de los obreros y de los campesinos.” “Una revolucién agraria dirgida por la burguesfa, una revolucién de) «Tercer Estados, una revolucién eomtin de la burguesia y de la clase cam- pesina contra la dominacién feudal terrateniente es imposible en China Bid, tomo », p. 24 + “Bn ‘womo a las cafactersticas peculiares del decarollo histérico de Rusia", on Ibid., tomo tp. 525. 26 Es imposible, porque ino existe dominacién terrateniente feudal, porque todas las capas de la burguesa son, al misino tiempo, beneficiarias de la renta de la tierra y no pueden hacer Ja revolucién contra ellas mismas. La revolucién agraria democritico-burguesa debe ser cumplida en China en la lucha contra la, burguesia.”®® Evidentemente, basindose en andlisis totalmente divergentes de la reali- dad china, tanto los trotskistas como Varga y Madiar coincidian en que la revolucién china deb{e enfrentarse a la burguesia, Iuchiar contra ella, y por lo tanto, se oponfan a la formacién del frente ampli compuesto por el Kuomintang y el Partido Comunista. Es de gran imterés la posicién del comunista hindd Manabendra Nath y, quien antes de fundarse la Internacional habia estado en China, ipinas y México, donde tomé parte activa en los movimientos revolu cionarios; en 1927 fue delegado de la Internacional en China. Su libro Re- volucién 'y contrarrevolucién en China plantea el problema del caricter de la formacién social china y sefiala la confusién que este asunto ha causado entre 10s sindlogos marxistas. Sin embargo, él mismo incurre en la con- fusién; admite que en China existio un feudalismo, peculiar y diferente al curopeo, pero feudalismo a fin de cuentas, Su razonamiento es caracteris= tico de cierto dogmatismo de la época: aclara que la India y China tienen lun cardeter diferente del sistema “teoerstico” de Egipto y Babilonia; pero en los primeros paises el sistema no podia “mantenerse estacionario por cien- tos de afios sin perecer. Qué pas6, pues? —se pregunta Roy——. Siendo, como ‘ra, un tipo paralelo al orden social antiguo, no le guedaba mds que escalar la fase inmediata de progreso: el feudalismo... De otro modo, se caeria por su base el principio monista del materialismo.histérico y no tendria asin de ser la perspectiva histbrica det marxismo, segiin ta cual el comu- nismo es et destino de toda la humanidad”.** La descripcién que hace Roy del desarrollo de las peculiates estructuras sociales chinas, a pesar de que le pone la ctiqueta de feudales, corresponden en realidad a las caracteristicas del modo de produceién asiitico. Lo ab- Surdo es que Rey expliea la formacién tocial china y

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