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tradduccin de STELLA MASTRANGELO ABRIR LAS CIENCIAS SOCIALES Ipforthe de la Comisién Gulbenkian para la reestructuracién de las ciencias sociales coordinado por IMMANUEL WALLERSTEIN Comisién Gulbenkian: IMMANUEL WALLERSTEIN, presidente CALBSTOUS JUMA * EVELYN FOX KELLER JORGEN KOCKA * DOMINIQUE LECOURT VALENTIN Y. MUDIMBE KINHIDE MUSHAKOJI ® ILYA PRIGOGINE PETER J. TAYLOR MICHEL ROLPH TROUILLOT RICHARD LEE, secretario cientifico saimiuno Talore » cierto que ta crcunferencia de esa esfera era mucho mayor que lo que imaginaba Colbn pero sin embar. go era fina ¥ adem, con el uso cone empo 0s mismos viajes de deseubrimentoextableceron Insrutas comerciales as subsecuentesdvsones del trabajo ampliadas,queacortariancontantemente las dintancin sociales temporal, Sin embargo et find de ls era no era, porlo ‘menos hasta hace muy poco, fuente de desnimo, EL ideal y Ta vision de um progreso dimitado extaia fuerza de la infnidad de tempo y del espacio, pero ia realizacion prctca del progreso en fos autos humanos por medio del avanceteenologico depen. dade la cognoscilidady explorabidad del mundo, dela confanea ens find en cirtas dimensiones lave (especialmente su epistemologiay geogata. De hecho en general se supona que par loea el Progreso cra necestio que nos ibaramos complet ‘mente de todas las inibiionesy de fas mitactones en nuestro papel de descubridores dispucsioe des Cubriossceretormasntimosyautlizar os recursos de un mundo alcanable. Harta esigo Xx pareceria aque Ta nitude a efor tervestehabteserido Principalmente pars falar las exploraciones la Explotaciénrequeréas pore progreo, para hacer Prcticasy realizable las agptaciones de Occidente a1 dominio. En el siglo x, cuando fas dstancias terrestres legaron a encogere hasta un nivel que parecia constrict, In Imitacones fueron invocs. fas incluso come incenivo acional para as explo raciones, siempre mas hacia aribay hava fuera nocesrias para expandir aan mas es estera de do CCONSTRUOCION HISTORICA DELAS CIENCIAS SOCIALES: 7 ‘minio. En suma, nuestra vivienda pasada y presente cempez6 a parecerse cada vez menos al hogar y cada ver més a'una plataforma de lanzamiento, el lugar desde el cual nosotros, como hombres (y también ‘unas pocas mujeres) de ciencia, podiamos lanzarnos al espacio, estableciendo una posicion de dominio sobre una unidad cada vez mas eésmica. Progreso y descubrimiento podrian ser las pala bras eave, pero hacen falta otros términos ~ciencia, tunidad, simplicidad, dominio ¢ incluso “el univer so" para completar el lexicén. La ciencia natural, tal ‘como se entendia en los siglos Xvi y XVII, derivaba principalmente del estudio de la mecanica celeste. Al principio los que intentaban establecer la legiimidad y prioridad de Ia bisqueda cientffica de las leyes de Jn naturaleza no hacfan mayor distincién entre cien cia y filosofia, En la medida en que distinguian los ddos dominios pensaban en ellos como aliados en In biisqueda de una verdad secular, pero a medida que clirabajo experimental y empftico pas6 asercada vez ‘més importante para a vision dela ciencia, la flosofia ‘comenz6 a aparecer para los cientificos naturales cada ver més un mero sustitato de la teologia, igual ‘mente culpable de afirmaciones a priori de verdades imposibles de poner a prueba. Para el comienzo de! siglo Xn% Ia division del conocimiento en dos campos ya habia perdido el sentimiento de que los dos eran ‘esferas"separadas pero iguales’, adquiriendo en cam- ‘bio un sabor jerarquico, por lo menos los ojos de los Sin embargo, su practice ters por definirse no tanto en el campo social sino princi CONSTRUCCION HISTORICA DELASCIENCUS SOCIALES 31 palmente en el campo médico, lo que significaba que su legitimidad dependia de la estrechez de su asocia: cién con las ciencias naturales, Ademés los positive ‘as, compartiendo Ia premisa de Comte (“el ojo no puede verse a sf mismo"), empujaron a la psicologia ‘en esa direccién. Para muchos la tnica psicologta que podia aspirar a la legitimidad cientifica seria una psicologta fisiolégica, e incluso quimica. Asi pues, ‘60s psicdlogos trataban de ir "ms alls” de Ia ciencia social para Hegar a una ciencia "biolégica", y en consecuencia, en la mayorfa de las universidades la pricologta eventualmente se raslads de las facultacles de ciencias sociales alas de ciencias naturales, Desde luego, habia formas de teorizacién psicolé- sgica que ponfan el Enfasis en el andlisis de! individuo fen la sociedad, y Ios lamados psicdlogos sociales trataron efectivamente de permanecer en el campo de Ia ciencia social; pero en general la psicologia no ‘vo éxito en el establecimiento de su plena autono- ‘mia institucional y padeci6, frente a la psicologia social, el mismo tipo de marginalizacion que sufrié la historia econémica frente ala economia. En muchos ‘casos sobrevivié al ser absorbida como subdisciplina dentro de la sociologta. También hubo varios tipos de psicologia social que no fueron positivistas, por ‘ejemplo la geisteswissenschftiche (de Windelband) yla sicologia Gestalt. La teorizacin mis fuerte ¢ influ. yente en psicologia, la teorla freudiana, que pudo bhaber vuelto esa disciplina hacia una autodefinicin como una cieneia social, no lo hizo por ds razones. Ante todo, porque surgié de la prictica médica; y en segundo lugar, porque su cualidad inicialmente es ‘candalosa I convirtié en una especie de actividad de parias, lo que Hlevé a que los psiconnalistas crearan estructuras ds reproduccién instinicions! oil fuera del 32 CONSTRUCCION HISTORICA DELAS CENCIAS SOCIALES haya preservadosl psicoandisi como prcticay como escuela de pensamiento, pero tambien significé que dentro de la universidad los conceptos freudianos hallaan lugar principalmente en departamentos que no eran el de psicologta. Lov estudios legals son eltereer eampo que nunca lieg6 a ser del todo una ciencia social. Ante todo, ya existn Ia facultad de derecho, y su plan de estu estaba estrechamente vinculado a su funcién prine pal de preparar abogados. Los cientificos sociales ‘nomotéticos veianlajurisprudencia con cierto escep ticismo. Les parecia demasiado normativa y con de rmasiado poca raiz en la investigacién empirica. Sus leyes no eran leyes centiieas, su contexto parecia demasiado idiogréfico. La ciencia politica se aparté del analisis de esa leyesysu historia para analiza las roglasabstractas que gobernaban el comportamiento politico, de las cuales sera posible derivar sistemas legales adecuadamente racionales. Hay un ditimo aspecto de fa institucionalizacién de Ia ciencia social que es importante sefialar. EL proceso «avo lugar en el momento en que Europa «estaba finalmente confirmando su dominio sobre el resto del mundo. Y eso hizo que surgiea la pregunta ‘obvia: spor qué esa pequeia parte del mundo habia podido derrotar a todos sus rvales © imponer su Yoluntad a América, Afviea y Asia? Era una gran pregunta y Ia mayoria de las respuestas no fueron Dropuestas en el nivel de los estados soberanos sino ‘en el nivel de la comparacion de “civlizaciones” (co- ‘mo ya lo babiamos advertdo previamente). Lo que hhabia demostrado su superioridad military products va era Europa en cuanto civlizacién “oecidental’, y no Gran Bretafa 0 Francia 0 Alemania, cualquiera aque fuese el tama de sus imperios respectivos. Ese interés por el modo en que Europa se expandié hasta CCONSTRUCKION HISTORICA DELAS CUNCIASSOCIALES 33 dominar ef mundo coincidié con la transicién inte- lectual darwiniana. La secularizacin del conocimien- to promovida por la Mustracién fue confirmada por Ia teorfa de la evolucidn, y las teorfas darwinianas se extendieron mucho mis alli de sus origenes en la biologia. Aun cuando Ia fisica newtoniana era el «ejemplo predominante en la metodologia de la cien- ia social, la biologia darwiniana tuvo una influencia muy grande en Ia teorizacién social por medio de la ‘metaconstruccién aparentemente irresistible de la cevolucién, donde se ponia gran énfasis en el concep- to de la supervivencia del mas apto. El concepto de la supervivencia del més apto fue sometido a mucho uso y abuso, y a menudo fue confundido con el concepto de éxito en la competen- cia. Una interpretacién, mas bien, amplia de la eorfa de la evolucién pudo ser utilizada para dar legitima- cién cientificaal supuesto de que laevidente superio- ridad de la sociedad europea de Ia época era la cculminacién del progreso: teorias del desarrollo so- cial que legaba a su culminacin en la civilizacién industrial, interpretaciones whig de la historia, deter- minismo climatolégico, sociologia spenceriana. Sin ‘embargo, esos primeros estudios comparados de ci- vilizaciones no eran tan estadocéntricos como la cien- ia social plenamente institucionalizada, y por eso ueron vietimas del impacto de las dos guerras mun- dliales, que en conjunto minaron parte del optimismo liberal sobre el que se habian construido las teorfas progresistas de ls civilzaciones. Por es0, en el siglo Xx h historia Ia antropologia y la geografia termina- ron por marginar completamente lo que quedaba de sus antiguas tradiciones universalizantes la trinidad ‘estadocéntrica de sociologga, economia y ciencia po- Iitica consolidé sus posiciones como nticleo (nomo- tético) de las ciencias sociales. 34. CONSTRUDCION HISTORICA DE LAS CIENCIAS SOGIALES ‘Asi, entre 1850y 1945 una serie de disciptinas legs a definitse como un campo del conocimiento al que se le dio el nombre de “ciencia social”. Eso se hi estableciendo, en las principales universidades, cite- ddras, en una primera instancia; uego departamentos, que ofrectan cursos y finalmente titulos en esa disc plina. La insitucionalizacién de la ensefianza fue ‘acompayiada por la institucionalizacién de la investi- sgacién —la creacién de publicaciones especializadas fen cada una de las disciplinas; la construccién de asociaciones de estudiosos segin lineas disciplinarias (primero nacionales, después internacionales); la creacién de colecciones y bibliotecas catalogadas por dlisciplinas. Un elemento esencial en ese proceso de insttucio- nalizacin de las disciplinas fue el esfuerzo de cada tuna de ellas por definir lo que la distingufa de las ‘demés, especialmente lo que la diferenciaba de cada ‘una de las que parecian estar més préximas en cuanto a contenido en el estudio de las realidades sociales. ‘A partir de Ranke, Niebuhr y Droysen, los historia- ores afirmaron su relacién especial con un tipo especial de materiales, especialmente fuentes doc Ientales y textos similares. Insstieron en que le que les interesaba era reconstruir la realidad pasada, re laciondndola con las necesidades culturales del pre- sente en forma interpretativa y_hermenéutica, insistiendo en estudiar los fenémenos, incluso Ios més complejos, como culturas © naciones enteras, como individvalidades y como momentos (o partes) de contextos diacrénicos y sinerénicos Los antropélagos reconstruyeron los motos de organizacién social de pueblos muy diferentes de las CCONSTRUGCION HISTORICA DELAS CIENCIAS SOCIALES 35 reproduccién de poblaciones. Estudiosos orientalis: tas estudiaro:, explicaron y tradyjeron textos de grandes" civizaciones no occidentales y fueron ‘muy instrumentaiss en la legitimacin del concepto de“religiones munciales", lo que fue una ruptura con las visiones eristocéntricas, ‘La mayorfa de as ciencias sociales nomotéticasacen- tuaba ante todo lo que ls diferenciaba de a dsciplina historica: su interés en legar a leyes generales que supuestamente gobernaban el comportamiento humna- ‘no, la disposicién a pereibir Ios fendmenos estudiables como cas0s (y no come individuos), la necesidad de segmentar la realidad humana para analizarl, la posi bilidad y deseabilidad de métodos cienificos estritos (como la formulacién de hipétesis, derivadas de la teoria, para ser probadas con los datos de la realidad por medio de procedimientos estictos yen lo posible ‘cuantitativo, la preferencia por los datos producidos sistemséticamente (por ejemplo, los datos de encuestas) ¥y las observaciones controladas sobre textos recibidos y owros materiales residuales. ‘Una vez distinguida en esta forma la ciencia social de lahistoria idiogréfica, los cientificos sociales nomo- téticos -economistas, cienificos politics y sociélo- .gos— estaban ansiosos por delinear sus terrenos sepa rados como esencialmente diferentes unos de otros (anto en su objeto de estudio como en su metodolo- ‘a), Los economistas lo hacian insistiendo en la vali dez de un supuesto ceteris paribus para el estudio de Jas operaciones del mercado. Los cienificos politicos To hacian restringiendo su interés a las estructuras formales del gobierno. Los socislogos lo hacian insis tiendo en un terreno social emergente ignorado por los economistas y Ios cienificos sociales. Puede decirse que todo esto fue en gran parte una historia exitosa. El establecimiento de las estructuras 36 CONSTRUCEION HISTORICA DELAS CIENCIAS SOCIALES. Jisciplinarias ere6 extructuras vables y productivas de investigaciOn, andlsis y ensefianza que dieron origen a lt considerable literatura que hoy conside- ramos como el patrimonio de Ia ciencia social con: temporsnea. Para 1945 la panoplia de disciplnas que constituyen las ciencias sociales estaba basicamente institacionalizada en la mayoria de las universidades, importantes del mundo entero, En ls pases fascistas Y comunistas habfa habido resistencia (a menudo incluso rechazo) hacia esas dsiicaciones, pero con clin de la segunda guerra mundial ls instituciones lemanas eitalianas se alinearon plenamente con el patrén aceptado, os paises del blogue sovigtico hice- ron lo mismo a fines de la década de 1950. Ademés, para 1945 las ciencias sociales estaban claramente distinguidas, por un lado, las eiencias naturales que estudiaban sistemas no humanos y, por el otro, las humanidades que estudiaban la produecién cultura rental y espiritual de las sociedades humanas ‘civil aadas” Sin embargo, en el mismo momento en que las estructurasinstitucionales de las clencias sociales pa- recfan estar por primera vez plenamente instaladas y claramente delineadas, despues de a segunda guerra mundial, las précticas de los cientificos sociales em- pezaron a cambiar. Eso debia crear una brecha, que estaba destinada a crecer, entre las précticas y las posiciones intelectuales de los cientificos sociales, por tin lado, y las organizaciones formales de las ciencias sociales, por el otto. 2. DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES, DE 1945 HASTA EL PRESENTE Las discipinasconsttuyen um sistema de come | wroten la produccion de dscurso, fjndo sus | limites por medio dela sec de una ident | dad que adopta i forma de una permanente | rescivacin dels reglas. acre. roucauer* Después de 1945, tres procesos afectaron profunda- mente Ia estructura de las ciencias sociales erigida en los cien afios anteriores. El primero fue el cambio en Ia estructura politica del mundo. Estados Unidos salié de la segunda guerra mundial con una fuerza ‘econémica abrumadora, en un mundo politicamente definido por dos realidades geopoliticas nuevas: la Mamada guerra frfa entre Estados Unidos y la URSS y la reafirmacién hist6rica de los pueblos no euro- eos del mundo. El segundo se refiere al hecho de aque en los 25 afios subsiguientes a 1945, el mundo ‘two la mayor expansién de su poblacién y su capac ‘dad productiva jamss conocida, que incluyé una ampliacién de Is escala de todas las actividades hu rmanas. El tercero fue la consiguiente expansi6n ex traordinaria, tanto evantitativa como geogratica, del sistema universitario en todo el mundo, lo que con: dujo a la mulkiplicacion del niimero de cientificos sociales profesionales. Cada una de estas res realidar * Michel Foucault, The archway foley and he dare on language, Nueva York, Pantheon, 1972 p. 224 (La arqulgia ‘dso, Mésien, Siglo XXL 1970). Bn 38 DEBATES INAS GHNCIAS SOCIALES des sociales nuevas planteaba un problema para las ciencias sociales, al como habian sido institucionali- zadas hist6ricamente, La enorme fuerza de Estados Unidos, en compa- racién con todos los demas estado, afeet6 profunda- ‘mente la definicién de cudles eran los problemas més urgentes a enfrentar, y cudles los modos més adecua dos para enfrentarlos. La abrumadora ventaja econ ‘mica de Estados Unidos en los 15.25 afios siguientes ala segunda guerra mundial significaba que, al me- ‘nos por algtin tiempo, la actividad cientifca social se desarrollaba principalmente en instituciones estadu- nidenses en una medida inusitada, y desde luego eso afecté el modo en que los cientficos sociales definian sus prioridades. Por otra parte, la reafirmacién pol tica de los pueblos no europeos significaba el cuestio- rnamiento de muchos supuestos de la ciencias socia- les, en raz6n de que reflejaban las tendencias potiticas de una era que ya habfa terminado, 0 que por lo ‘menos estaba por terminar. La expansién desenfrenada de los sistemas univer- sitarios en el mundo entero tuvo una implicacién ‘organizacional muy concreta: cre6 una presién social ‘por el aumento de la especializacién debido simple- ‘mente al hecho de que os estudiosos buscaban nichos que pudieran definir su originalidad 0 por lo menos su ulilidad social. El efecto més inmediato consistié. en estimular las intrusiones reefprocas de cientificos sociales en campos disciplinatios vecinos, ignorando en este proceso las varias legitimaciones que cada una de las ciencias sociales habia erigido para justificar sus ‘especificidades como reinos reservados. Y la expan- sién econémica alimenté esa especialzacién propor ciomando los recursos que la hicieron posible. “Hubo una segunda immplieacién organizacional. La expansién econémica mundial implicé un salto cuan- DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 39 stati ensues, tanto paras maquinaras eta tales yas empresas cconérniss, como pa is Org nimelones de invesugaion, Lis principales poten Cian esumadas sobre todo” por la guerra fa “petaron a invertirenta gran cleneia yes inversén fe rend als cencas scales. poreeniaje sig ‘os asciencassocialeserspequeoperolas irs bolas eran muy elovadaren rela con todo To Ge abiantenidoa su dsposcdn peviamente Est iver economia esi ura dentiiacgn le Hor y mas complea de at clencias sales ¥ st tenulado fu elsurgimientode polorcentalizadosde Charlo enue con concen de forma Slim de capacdad,y con recursos Grancicros pro porelonados ante todo por Exados Unidos otos randcs estado por futaciones (en st mayorla be Stusen Estados Unido) y tambien en menor med da por empress transnacionaes Bonde guira que a exracturacinintvuctnal dean cen Socales no ra an completa, estudio fore instaconesestadunidenss I extimularon dr fees indirecamentesigiendo el modelo exable- ‘ido, con parculreaass en ls tendencls mis tomotstics dentro de las dencis voles. La enor thc nverignpublay prada en ivesigacin den fea dio esos polos de desarollo entfico una ‘ena ialseuble sobre ls olentacones que pare fan menos rigurosasy oientadas hacia I poten, expansion econbmicarefore a legitmacion ‘Mundo Ta Cenc sociales de los paraignas Centos subyacentes als relzaciones teen16gr tau que espldaban. Sin embargo, el fin del dom tio poco de Oceldent sobre el resto del mando Tigneabaol mismo empo elngreso de yoees nue wet cecenario, no solo de i pofica sino dela Ciencia soci 40 DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES _Examiniaremos las consecuencias de esos cambios con el mundo en relacin con tres aspectos sucesiv 1] Ia validez de las distinciones entre las ciencias sociales; 2] el grado en que el pattimonio heredado ‘es parroquial; 3) la utilidad y realidad de la distincién centre las “dos eulturas” > (ae outed ta dstncones nr tes inca sca [A fines del siglo 0% Habla tres linea dvisoriascaras fen el sistema de disiplinas erigido para estructurar las ciencias sociales. La linea entre el estudio del mundo moderno/civilizado (historia mdslas res cien- sociales némotéticas) y el estudio del mundo no smodemo (antropologia mds estudios orientales; den- two del estudio del munclo modem, la linea entre el pasado (historia) y el presente (las ciencias sociales nomotéticas); dentro de ls cencias sociales nomoté- ties, las muy mareadas lineas entre el estadio del mercado (economia), el estado (clencia politica) y la sociedad civil (sociologa). En el mundo posterior a 1945 todas esas linea divisorias fueron euestionadks. Probablemente la mas notable innovacién acadé- rica después de 1945 fue la ereacin de los studios de rea como nueva categoria intitacional para agri par el trabajo intelectual. BI concepto aparecié por © primera vez en Estados Unidos durante la segunda jzuerra mundial; fue ampliamente utiizado en Est dos Unidos en los diez afos siguientes al fin de la {guerra ya continuacién se extendlé a universidades de otras partes del mundo. La idea bésica de los estudios de area era muy sencilla: un area era una zona geogréfica grande que supuestamente tenfa al guna coherencia cultural, hist6rica yfrecuentemente lingtistica. La lista que ae fue formando era suma- DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 4 ‘mente heterodoxa: la URSS, China (o Asia Oriental), América Latina, el Medio Oriente, Africa, Asia Meri dional, Asia Sudoriental, Europa Central y Centro- oriental y, mucho més tarde, también Europa Occi- dental. En algunos paises Estados Unidos (0 América, del Norte) pasé a ser igualmente objeto de studios de érea. Por supuesto que no todas las universidades adoptaron exactamente estas categorias geograficas. ‘Hubo muchas variaciones. Los estusios de drea fueron entendidos como un ‘campo tanto de estudios como de ensefianza en el ‘que potia reunirse gran cantidad de personas —prin- cipalmente de as diversas ciencias sociales, pero a menudo también de las humanidades y ocasional- ‘mente incluso de algunas ciencias naturales— con base en un interés comiin de trabajar en sus respec- tivas disciplinas en torno al “area” determinada, oen parte della. Los estudios de érea eran por definicién ‘multidisciplinarios”. Las motivaciones politcas sub- yyacentes en sus origenes eran totalmente explicitas Estados Unidos, debido a su papel politico de dimen- nn mundial, necesitaba conocer y por lo tanto tener ‘especialistas acerca de las realidades actuales de esas regiones, especialmente en el momento en que esas regiones tenian cada vex mis actividad politica, Los programas de estudios de area fueron disefados para preparar especialistas de ese tipo igual que subsi sguientes programas paralelos, primero en URSS y Europa Occidental y después en muchas otras partes del mundo (por ejemplo Japén, India, Australia y varios paises latinoamericanos). Los estudios de rea reunfan en una estructura (por lo menos durante una parte de su vida intelec- tual) a personas cuyas afiliaciones disciplinarias cor- ‘aban transversalmente las tres lineas divisorias que ‘mencionamos antes. Los historiadores y los cientifi- 42 DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES cos sociales nomotéticos se encontraban frente a frente con antropélogos estudiosos orientalistas los hhistoriadores se enfrentaban a los cientificos sociales nomotéticos y cada tipo de cientifico social nomoté- tico se enfrentaba con todos los demas. Adems habia. casionalmente algunos ge6grafos, historiadores del Arte, estudiosos de literaturas nacionales, epidemio- logistas y hasta geslogos. Fsas personas se unian para crear planes de estudio, eran miembros de los comi- és de doctorado de los demés estudiantes, asistian a las conferencias de los especialistas en agin area, Iefan los libros de los demis y publicaban en nuevas publicaciones transdisciplinarias especializadas en Jas distintas ‘reas. ‘Cualquiera que haya sido el valor intelecural de cesta fertilizacién eruzada, las consecuencias organiza- Cionales que tuvo para las ciencias sociales fueron enormes, Aunque los estudios de drease presentaban fen el aspecto restringido de la multidisciplinariedad (concepto que ya se habia discutido en el periodo de fentreguerra), su préctiea ponia de manifiesto el he- cho de que habia una dosis considerable de artiicia- lidad en las nitidas separaciones insttucionales det ‘conocimiento de las ciencias sociales. Los historiado- tes y los cientificos sociales nomotéticos emprendie- ron por primera vez (por lo menos en cantidad considerable) el estudio de areas no occidentales. Esa intrusién en el mundo no occidental de disciplinas antes orientadas hacia el estudio del mundo occiden- tal miné la l6gica de los argumentos antes uilizados para justificar Ia separacién de campos lamados ‘etnografia y estudios orientales. Parecia implicar que Jos métodos y los modelos de la historia y de la ciencias sociales nomotéticas podian ser aplicados tanto a regiones no occidentales como a Europa/ [Norteamériea, En los siguientes veinte afos os antro- DEBATES EN LAS CENGIAS SOCIALES 43 pélogos empezaron a renunciar ala etnografia como Actividad definitoria y busearon otras alternativas para su campo. Los orientalistas fueron més alld y abandonaron hasta el nombre, fundiéndose en diver- sos departamentos de historia, filosofia, estudios cli sicos yreligidn, asi como en los recién creados depar- tamentos de estudios culturales regionales, que cubrian tanto la produccién cultural contemporsnea ‘como los textos que los orientalstas estudiaban trax dicionalmente. Los estudios de drea afectaron también la estruc: tura de los departamentos de historia y las tres cien- cias sociales nomotéticas. Para la década de 1960 un rmimero considerable de docentes ele esos depart ‘mentos ya se habia comprometido'a vealizar su trax bajo empirico en torno a dreas no occidentales det ‘mundo, Ese porcentaje era mayor en historiay menor ‘en economia, con la ciencia politica y la sociologia tentre ambos extremos. Eso significaba que las discu- siones internas dentro de esas disciplinas inevitable- ‘mente fueron afectadas por el hecho de que los datos ‘que se discutian, los cursos que los estudiantes debian tomar y los objetos de investigacion legitimos se hhabjan ampliado enormemente en términos geogré- ficos. Si sumamos a esa expansién geografica del ‘objeto de estudio la expansion geogrifica de las fuentes de reclutamiento de los estudiosos, se puede decir que la situacién social dentro de las institucio- nes de conocimiento sufrié una evolucion significati va en el periodo posterior a 1945, La desintegracién de la segregacién intelectual centre el estudio de Occidente y las reas no occiden- tales planted una cuestién intelectual fundamental, con algunas connotaciones politicas muy importan: tes, Ontolgicamente alas dos zonas eran idénticas © ceran diferentes? La suposici6n antes predominante 4 DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES cestablecta que eran suficientemente diferentes como para requerir disciplinas de ciencias sociales diferen- tes para su estudio, :Debfamos ahora suponer Io contrario, que no habia diferencia de ningin tipo que Justificara una forma especial de anlisis para el mun- ‘do no occidental? Los cientificos sociales nomotéti al estudio de las areas no oceldentaes, Para historia dores ms idiogréficos, el debate se planteaba en forma de una pregunta que se formals roy seri mente: lene historia Africa, 20 slo ls “nactones histrica” tienen historia? a respuesta intelectual a esa preguntas fue exen- cialmente un compromiso inciero,y podria resumi- se argumentando que anaicamente las eas no Occidentale eran iguales a las areas occidentales, ipero no del todo! La principal forma que el argu- Iento adopts fue a eeoria dela modernizacién, que Por supuesto se baxo en muchas discusionesy pre Inisa (explicitas eimpictas) de faliteratara ant de las ciencias sociales, peroen definitiva a iterate ra de a modernizacin adopts wna forma particular }, como literatura de Ia moderniacién, pas6 a ser ‘uy importante en lateorizacién de fa ciencia socal. La tess fundamental era lade que existe un camino rmodernizante comtin para todas ls naciones/pe- bios reas (es decir que son todos lo mismo) pero Ine naciones/pueblos/areas se encuentran en etapas diferentes de ese camino (por fo tanto no son del todo iguales) En términos de politica pblica exo se trad en una preocupacion a escala mundial por cl "desarrollo, trmino deinido como el proceso por el cual un pais avanza por el camino vniversal de la modemizacidn. Desde el punto de vista organ: 2acional Ia preacupacién por Is moderniacisn/de- DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 45 sarrollo tendié a agrupar a las miiliples ciencias sociales en proyectos comunes y en una posicién ‘comin frente a las autoridades piblicas. El compro- miso politico de los estados con el desarrollo pasé a ser una de las grandes justifiaciones para invertir fondos paiblicos en la investigacién de las ciencias sociales La modernizaci6n/desarrollo tenfa a caracterfsti: ‘ea de que ese modelo se pod aplicar también a las zonas occidentales, interpretando el desarrollo histé- ico del mundo occidental como la progresiva y precoz realizacién de la modernizacién. Eso propor- cion6 a los cientificos sociales nomotéticos, antes cientados hacia el presente, una base para empezar a hallar una justficacin para utilizar datos que no ran contempordneos, pesar de que esos datos eran ‘mas incompletos; yal mismo tiempo los historiadores empezaban a preguntarse si algunas de las general- zaciones propuestas por los cientificos sociales nomo- ‘éticos no podrian ayudar a elucidar su comprensién (e incluso su comprensién hermenéutica) del pasado. Et intento de cerrar la brecha entre la historia idiogr- fica yla ciencia social nomotética no se inicié en 1945, sino que tiene una trayectoria anterior. El movimien. to llamado “new history” ocurrido en Estados Unidos a comienzos del siglo XX y los movimientos en Francia (Annales y sus predecesores) fueron explicitamente Intentos de ese tipo. Sin embargo, fue s6lo después de 1945 cuando esos intentos empezaron a encontrar apoyo sustancial entre los historiadores, En realidad, la busqueda de cooperacién estrecha incluso mezcla entre (partes de) la historia y (partes de) las ciencias sociales solo legé a ser un fendmeno muy notorio y notado en la década de 1960. En la historia gané algiin terreno la conviccién de que et perfil recibido de la disciplina ya no Henaba del todo 46 ‘DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES las necesidades modernas, Los historiadores habfan tenido mejores resultados en el estudio de la politica pasada que en el de la vida social y econdmica det pasado. Los estudios histéricos tendian a concentrar- Se en Ios acontecimientos y en los motivos de indivi- ‘duos einstituciones, y no éstaban tan bien equipados para analizar los procesos y estructuras ms anéni- ‘mos localizados en la longue durée. Al parecer, las estructuras y los procesos habian sido descuidados, pero todo eso se modificaria al ampliar el alcance de los estudios hist6ricos: ms historia social y econémi- ca, por derecho propio y como clave para compren der ala historia en general Se proponian cambios fundamentales en la disci plina de la historia con ayuda de las vecinas ciencias fociales. Las ciencias sociales tenfan instrumentos {que podlfan contribuir al estudio de dimensiones del pasado que estaban “por debajo” o “detrds” de las instituciones, ideas y acontecimientos hist6ricos (4 mensiones como el cambio econdmico, el ereci ‘miento demogréfico, la desigualdad y la movilidad sociales, las actitudes y los comportamientos de ma- ‘sas, la protesta social y los patrones de votacién), instrumentos que el historiador no tenia: métodos cuantitativos, conceptos analfticos tales como clase, ‘expectativas de papel o discrepancia de estatus; mo: ddelos de cambio social. Ahora algunos historiadores intentaban utilizar “datos masivos” como los registros de matrimonio, los resultados electorales y la doce fiscal, y para eso era indispensable volver: les. A medida que la historia, (y la antropologia) se fue abriendo cada vez mis ala investigacién cuantitatva, surgié un proceso de re- fuerzo circular: el dinero, el ntimero de estudiantes la legitimidad social se alimentaban mutuamente y fortalectan el sentido de autoconfianza en la jutific DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 7 cin intelectual de las construeciones conceptuslles de la ciencia social. ‘A veces Ia biisqueda de cambio en ta disciplina historica iba de la mano con el deseo de emprender ‘una eritica social y cultural. Se sostenia que los histo- riadores habfan puesto demasiado énfasis en el com senso y el funcionamiento de las instituciones, subestimando el conflico, la desposesin y las desi gualdades de clase, de etnia y de género. La critica ‘de los paradigmas recibidos se combin6 con el desa- fio a las autoridades establecidas dentro y fuera de la profesin. A veces, como en Alemania, Ia actitud revisionista reforz6 el viraje deloshistoriadores hacia las ciencias sociales. El empleo de conceptos analiti- cos y enfoques te6ricos en sf era una forma de ‘expresar oposicién al paradigma “historiista” esta- Dlecido que acentuaba enfoques hermenéuticos y de lenguaje lo mis cercanos posibles las fuentes. Algue nas tradiciones de las ciencias sociales parecian ofte- cer instrumentos especificos para desarrollar una historia “erftica" o més bien una “ciencia social hist rica critica’. Pero en otros paises, como Estados Unidos, que no sélo tenfan otras tradiciones menos "historicstas” en historia, sino ademds una tradicion, ‘menos critica en las ciencias sociales, los historiado- res revisionistas radicales fueron menos atrafdos por Jos enfoques de las ciencias sociales. La economia, la sociologia y las ciencias potiticas florecieron en el periodo de posguerra beneficiindo- se del refle de la gloria de las ciencias naturales; st _gran prestigio e influencia fueron otra razén por la {que muchos historiadores se interesaron en utilizar sus trabajos. Al mismo tiempo algunos cientificos sociales estaban empezando a ingresara reinos antes, reservados a los historiadores. Sin embargo, esa ex pansién de las ciencias sociales nomotéticas hacia la 48 DDERATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES storia adopts formas may diferentes, Por un lad, Inaplcacign de teria, modelos y procedimienos Tntament epecinsyettechor dels cenias Soi dats sore psa cess dl asado) por eemploestudon de patrones de vt wim movlidad scaly crecnicmocconomico. Eos dats Theron manejados igual que otras valbles 0 {ndicadoresen las cencins sociales empica, cs deci fueron aniformads (cries de Uempo), aislados y correladonados. A veces sta actidad se dfinia Come “sl een ion sos cencs soles CStaban expandiendo lot tetris de Tos qe cx traian ss datos, pero no consieraban necsaio Geserblemodiicr os procedimentosen modo a gumo, ertamente noe tanaformaron en histori ltrs wadicionaes La mayo de low no experaba tncontan nl enconto evel pasado nada ay die Feme, Mas bien los datos sobre el pasado patetan Coroboraro cuando mucho modifier ligeamente Ins eyes generates que eran su principal interés, Sin tnbargora vce los resultados de exe abajo lege roma ser muy importants para los historadoresy Coneiboyeron a dares una mejor eomprensign dl ado. Paparaicamente, algunes otros cientificos sociales hacian un vrje muy diferente hacia histori, ox gue eoaban interesados en descibiry expla el inbio soll en ran esa, sein 1a tradiion a feces weberiana ya veces marsina, y a menudo desde posiones interme, y tos que produjron varios pos de lo que leg ser conocido como ocloga historic, Crieaban el aitoricsmo de suscolefas, que segin ells aban perdi comacto con muchas de las mejores tradciones anteriores de fas ceneas sociales, abajo que hacin ea menos “Genta y mis histone Tonaban mys DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 49 ‘mente contextos historicos especificos ycolocaban el ‘cambio social en el centro de Ia historia que relat ban. Sus obras no apuntaban principalmente a pro- boar, modificar y formular leyes (por ejemplo de mo- dernizacién), sino que més bien utilizaban reglas generales para explicar fendmenos complejos y cam biantes 0 interpretarlos a la luz de esos patrones sgenerales. En la década de 1960 esa critica det ahis ‘oricismo empezé a ser expresada cada vex mis por Jjovenes cientificos sociales en trance de pasar a la critica social, jovenes cuya eritica de la “corriente principal” o mainstream de las ciencias sociales incluia la afirmaci6n de que habfan pasado por ato el caréc ter central del cambio social, favoreciendo una mito- logia del consenso, y que habfan mostrado tna segu- ridad ingenua e incluso arrogante al aplicar concep- tos occidentales al andlisis de fenémenos y eulturas muy diferentes. En el caso de la “historia ciencia social”, los cient ficos sociales se desplazaban hacia Ia historia como ‘consecuencia de la logica de la dindmica expansiva de sus 's. No buscaban tanto “eerrar la bre cha" con la historia como adquirir bases de datos mis amplias. No era ése el caso de los “socidlogos histri- 0s", cuyo trabajo inclufa la critica de las metodolo- gias predominantes. Similares motivos tenfan mu chos de los historiadores que defendian el uso de \écnicas y generalizaciones de las ciencias sociales. Habfa convergencta entre los escritos de los cientifi 08 sociales histdricos (0 historizantes) y los de los historiadores “estructuralisias", Ia cual aleanz6 su ‘maximo en la década de 1970, aunque generalmente subsistian algunas diferencias de estilo: proximidad alas fuentes, nivel de generalizacin, grado de pre- sentacién narrativa e incluso téenieas de presenta- ‘idn de las notas de pie de pagina, 50 DEBATES ENLAS CIENCIAS SOCIALES Ese movimiento hacia una cooperacién mas estre cha entre la historia y las dems ciencias sociales no ppas6, sin embargo, de ser un fenémeno de minora Por otra parte, ademds de la discusin entre historia yy sociologia parecta haber otras discusiones separa: {das sobre la historia en cada una de las otras ciencias ‘sociales: la economia (por ejemplo Ia “nueva historia eonémica”), las ciencias politicas (por ejemplo el “quevo institucionalismo”), Ia antropologia (“antro- pologta historia") y la geografia "geografia histori Ea"), Bn todos es0s campos parte de esa convergencia. Se produjo en la forma de una simple expansién del ‘campo de datos de una tradicion particular de ciencia. Social, y tuna parte de ella adopté la forma de reaper tura de problemas metodolégicos fundamentales. La superposicién reciente entre las tres eiencias sociales nomotéticas tradicionales ~economia, cien ‘Ga politica y soctologia— tenfa una carga de contro versia menor. A la cabeza de esto estuvieron los Socidlogos, que desde la década de 1950 convirtieron ten subeampos normales e importantes dentro de la dlisciplina tanto la “sociologia politica” como la “so~ CGologia econémica”, Los cientificos sociales los si- fguieron, ampliando sus intereses més alli de las {nstituciones gubernamentales formales, redefinien- {do su objeto de estudio para inclu todos los proce: 08 sociales que tienen implicaciones o intenciones ppoliticas: el estudio de los grupos de presion, los movimientos de protesta y las organizaciones comu nitarias. ¥ cuando algunos cienificos sociales criticos evivieron el uso del término “economia politica”, ‘otros cientificos politicos menos criticos respondie ron tratando de dar tanto al término como asu objeto {de estudio un sabor mis elisicamente nomotético. ‘Sin embargo el resultado comtin fue que los cientit- cos politicos pasaron a preocuparse ms por los DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIAL 5 procesos econémicos. Para los economis'as el predo- ‘inio de las ideas de Keynes en In posguerra inme: diata revivié la preocupacién por la “macroecono- ‘mia", con lo que la linea divisoria con la ciencia politica perdis algo de claridad, puesto que el objeto de andlisis era en gran parte la politica de los gobier- ‘nos y los organismos intergubernamentales. Mas ade lante algunos economistas no Keynesianos empeza- ron a defender los méritos de los modelos analiticos econémicos neoclisicos para el estudio de temas ‘radicionalmente considerados sociol6gicos, como la familia o las desviaciones sociales. EI nivel de compromiso de las tres disciplinas con las técnicas cuanttativas ¢ incluso con los modelos ‘mateméticos fue aumentando en los aios inmediata- mente posteriores a la guerra. Sus respectivos enfo- {ques metodolégicos fueron diferencisndose cada vez ‘menos, Cuando la critica social empez6 a alimentar los debates internos de esas disciplinas, las Himitacio- nes que los cientificos sociales erfticos encontraban dentro de cada disciplina, dentro de las doctrinas positivistas prevalecientes en su disciplina, parecian ser las mismas para todos. Una vez més no vale la ‘pena exagerar. Organizativamente las tres diseiplinas se mantuvieron totalmente separadas, y no faltaban Jas voces que defendian esa separaci6n; sin embargo alo largo de los aos, tanto en la versi6n mainstream ‘como en la versién critica de cada una de las discipli- rnas, comenzé a haber en la préctica una creciente superposicién del objeto de estudio y de la metodo- Jogia de las tres disciplinas nomotéticas. ‘La milkiples superposiciones entre las disciplinas tuvieron tuna consecuencia doble. No sélo se hizo ‘cada vez ms dificil haar lineas divisorias laras entre ellas, en términos del campo de sus estudios 0 el ‘modo en que trataban los datos, sino que adems 52 DDERATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES dcurrié que cada una de las disciplinas se fue volvien- ddo cada vez més heterogéneaa medida que los limites de los objetos de investigacién aceptables se iban testirando, Bso condujoa un cuestionamiento interno ‘considerable en torno a la coherencia de las discipli- thas y la legitimidad de las premisas intelectuales que cada una de ellas habia utilizado para defender su derecho a una existencia separada. Una manera de ‘manejar esto fue el intento de crear nuevos nombres “interdisciplinarios", como, por ejemplo, estudios de a comunicacién, eiencias administrativas y ciencias del comportamiento, Muchos consideraron que el creciente énfasis en Ja multidisciplinariedad era expresién de la flexible respuesta de las ciencias sociales a problemas que habia encontrado y a objeciones intelecusales plan- teadas acerca de la estructuraci6n de las disciphina. Paracllos, la convergencia entre partes de las ciencias sociales y partes dela historia hacia una ciencia social ‘més amplia ha sido un enfoque creativo, que incluy ‘una fertilizacién cruzada muy fructifera y que merece ser continuada y desarrollada, Otros manifiestan me- nos entusiasmo por los resultados obtenidos. Para cllos la concesién de la “interdisciplinariedad” ha servido tanto para rescatar la legtimidad de las disc plinas existentes como para superar a la Iogica, cada vez mas disminuida, y su separacion. Estos iltimos pedian tna reconstruccién ms radical con el objeto {de superar lo que pereiban como confusién intelec- tal Cualquiera que sea nuestro juicio sobre la muy clara tendencia hacia el tema de la multidisciplinarie- dad, las consecuencias organizacionales parecen ser tevidentes, Entre 1850 y 1945 el niimero de nombres utilizados para lasificarla actividad de conocimiento ten las ciencias sociales se fue reduciendo constante- DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 53 mente asta terminar con una lita rlavamente Conta de nombres aceptaos para distntas dscp nas. En cambio, después de 1945 a curva se mov ¢ncrecincontrara con a constanteaparcion de nievor nombres que nego buscaban bases insti tales adecuadas: vos programas o incluso nucros deparamenton en ns univeridades, vat asoca ciones de estuiosor; nevos peridicos; y nuevas Categoria en Ta clasifeacion de los libros ‘en as biotecas, Ta valdee de las ditinciones entre fs cincias sociales fe probablemente el mayor foco del debate Creo en las déeadas de 1990 y 1960, Hain el fn de Ta déeada de 1960, nego may claramenteen lade 1970, pasaron al primer plano otras dos custiones aque inbiansurgido en el perodo de posgucra: el grado en quelas cence sociales (yen realidad todo Conocimiento) eran “eurocenrcas”y por Io tanto el grado en quel patrimonio heredado de sc ‘Odales puede ser consieradoparroquayel grado tn que lt arraigada divin del penamiento moder noe as“dor cultura” eraun mode i de organizar Inactidad intelectual A continuaign nos Fe mona ess dos eucrtoncs, % Bl grado en que el patrimonio heredado esparroquial La afirmacién de universalidad, con mas 0 menos | califeacones —elevanca univers, plicablidad Univeral, validcr univers, no puede falar en la Jsicacindelasdiscptinas aeademica:es parte de | Tor requstos para su insucionalracin La justi | cacién puede hacerse sobre bates morales, prtieas, trtdicas,poltias,o alguna combinacion de todas tls, pero todo el conecimiento insitucionalizado 54 DEBATES ENLAS CIENCLAS SOCIALES avanza sobre la premisa de que las lecciones det caso presente tienen importancia para el préximo caso y ue la lista de casos potenciales es, para cualquier fin Practico, interminable. Por supuesto que las afirma- ciones de este tipo rara vez convencen de una vez y para siempre, Las tres divisiones principales del co- nocimiento contemporiineo (humanidades, ciencias naturales y ciencias sociales), asf como las disciplinas {que se consideran componentes de cada una de ellas, hhan luchado continuamente en una serie de frentes diferentes intelectual, ideolégico y politico-para ‘mantener sus distintas afirmaciones de universali- dad. Esto se debe a que todas esas afirmaciones son desde luego histéricamente especificas, concebibles ‘inicamente desde dentro de determinado sistema social, impuesto siempre por medio de instituciones y prcticas histéricas y, en consecuencia, perecedero. EI universalismo de cualquier disciplina 0 de grandes grupos de disciplinas~ se basa en una mezcla particular y cambiante de afirmaciones intelectuales y pricticas sociales. Esas afirmaciones y pricticas se alimentan mutuamente y son reforzadas a su vez por Ja reproduccién institucional de la diseiplina o divi- sién. El cambio en la mayoria de los casos adopta la forma de adaptacién, una afinacién continua, tanto de las lecciones universales supuestamente transmiti- das, como de los modos de esa transmision. Histor- camente esto significa que una ver institucionalizada tuna dliseiplina sus afirmaciones universalistas son dificiles de desafiar con éxito, independientemente de cuil sea su plausbilidad intelectual presente. La expectativa de universalidad, por muy sincera {que sea su persecucién, no ha sido satisfecha hasta ahora en el desarrollo histrico de las ciencias soci les. En los tiltimos afios los criticos han denunciado severamente los fracasos y las inadecuaciones de las DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES Ey ciencias sociales en esa busqueda, Las crfticas mis cextremas han insinuado que la universalidad es un. objetivo inaleanzable, pero la mayorra de los centifi- 08 sociales todavia cree que es un objetivo plausible y digno de perseguir a pesar de que hasta ahora las iencias sociales han sido parroquiales en un grado inaceptable. Algunos podrian argumentar que las exfticas recientemente formuladas por grupos antes excluidos, incluso del mundo de ka ciencia social, estin creando las condiciones que hatin posible el verdadero universalism, En muchas formas los problemas mas severos han sido los relacionados con las tres ciencias sociales nomotéticas. Al tomar como modelo a las ciencins naturales, alimentaron res tipos de expectativas que hhan resultado imposibles de cumplir tal como se hhabia anunciado en forma universalista: unsa expecta tiva de prediccién, y una expectativa de administra cin, ambas basadas a su vez en una expectativa de ‘exactitud cuantificable. A veces se pensaba que los puntos mas debatidos en el campo de las humanida- des estaban relacionados con las preferencias subj: tivas del investigador, pero las ciencias sociales nomo- téticas se construyeron sobre la premisa de que las realizaciones sociales se pueden medir y que € posi ble el acuerdo universal sobre las medidas mismas. ‘Ahora podemos ver retrospectivamente que la puesta a que las ciencias sociales nomotéticas eran ‘apaces de producir conocimiento universal era veal- ‘mente muy arriesgada, Porque a diferencia del mun: do natural definido por tas ciencias naturales, et dominio de las ciencias sociales no slo es un domi: rio en que el objeto de estudio incluye a los propios investigadores sino que es un dominio en el que las personas estudiadas pueden dialogar o discutir varias formas con esos investigadores. Las cuestiones 56 DEBATES EN LAS GIENCLAS SOCIALES las en las ciencias naturales normalmente se resuelven sin necesidad de recurrir a las opiniones del objeto de estudio. En cambio la gente (0 los descendientes de la gente) estudiada por los cient ‘eos sociales ha ido entrando cada vez mis en la dliscusién, por voluntad de los investigadores 0 no, € incluso en muchos casos en contra de éstos. Esa intrusin ha ido adoptando cada vez mis la forma de tun desafio contra las pretensiones universalistas. Vo- ‘ces disidentes ~especialmente (pero no tinicamente) feministas— cuestionaron la capacidad de las ce sociales para explicar la realidad de elas. Part decir a los investigadores: “Es posible que tu andlisis sea apropiado para t grupo, pero simplemente no encaja con mi caso.” O bien los disidentes, en un cuestionamiento atin mis amplio, enfrentaban cl propio principio de universalidad alegando que lo que las ciencias sociales presentaban como aplicable al mundo entero en realidad representaba s6lo las opiniones de una pequetia minoria de la humanidad, ‘Ademés sostenfan que las opiniones de esa minot hhabfan legado a dominar el mundo del conocimien- tosimplemente porque esa minorfa también domina- ba el mundo fuera de las universidades. El escepticismo acerca de las virtudes de las cien- cias sociales como interpretaciones no tendenciosas ddel mundo humano fue anterior a su institucional zacin y aparecié en las obras de intelectuales occi- dentales prominentes desde Herder y Rousseau hasta Marxy Weber. En muchas formas, lasactuales denut cias de esas diseiplinas como eurocéntricas/machis- ‘ta5/burguesas en cierta medida son una mera repeti- cidn de criticas anteriores, tanto implicitas como explicitas, formuladas por practicantes de la discipli- nay por personas ajenasa ella, pero antes esas criticas habfan sido, en grah parte, gnoradas, DEBATES EX LAS CIENCIAS SOCIALES 87 hecho de que las cencassociatesconsruias | en Buropa y Estados Unidos durante el siglo Xi ( fueraneurocéntrics no debe som a made HL mundo europeo de la época se seta cultralmente | trunfante yen muchos apectos Io era. Europa habia conguistado el mundo tanto politica come cont Camente, sus tealizciones teenologias fueron un elemento exencal de exa conquistayparecla lgico adsrbiratecnologfa superior aun iencla superior Yauna superior vsin del mundo. Pareta pase dentifcarel ito de Europa conc impulso hacia progreso universal. El perodo entre 1914 1945 fae fe shock, pes parecn desmentr ks afirmacones occidenales de progreto mora, pero en 1946 el mundo occidental cobré nuevos Sates. El desaio a launiversalidad eultoraldelas ideas oceidenales slo empess a ser tomado en serio cuando el dominio polico de Occidenteenftent os primeros desaffos Signifcavos despues de 1945, y cunndo el Asa Oriental lego a ser una mucra sede de actvidad econéinicasumamente fuerte en la década de 1970. ‘Ademas ese deat. no provena inicamente de los «que se senian exes ce lo ands de as ening Sociales sino que se orignaba también dentro de las Giencas sociales occidentales, Las dds de Occiden te sobre sf mismo, que antes s6lo exstan en una pequefia minora, ahora eran mucho mayores Bs pues enelcontexto de cambios en fa stibir cién det poder en el mundo cuando Mego al primer plano el problema del parroquialismo eultural dels Sleneias sodales tal como se hablan desarrollado Nitrieamente, Representa el correlate cata, 'o de la pedidn del dominio politico y econdmico indiscutio de Occidente en el mundo. Sn embargo ta euestin ciilizstria no adopté la forma de Un confieo directo: as atnades eran profundamente 58 DEBATES ENLAS CIENCIAS SOCIALES ambiguas y Ios estudiosos, tanto oecidentales come no occidentales, nunca formaron grupos con posicio nes unificadas en torno a la euesién (posiciones ‘opuesias a fortiori alas de otro grupo). Organizacio nalmente, los vinculos entre ellos eran complejos Muchos estudiosos no occidentales habianestadiado en universidades occidentales y muchos més se sen tian comprometidos con epistemologias, metodolo- ‘fas yteorizaciones asociadas con estudiosos occiden- tales. Por el contatio, habia algunos cientificos occi deniales, desde luego muy pocos, que con profundamente el pensamiento acta de los cient cossociales no oceidentalesy habfan recibido profun- | das influencias de ellos. En conjunto, en el periodo 1945-1970 las opinio- nes clentificosociales predominantes en Europa y Estados Unidos siguieron siendo dominantes tam bign en el mundo no oceidental. En realidad, en ese periodo la ciencias sociales académicastavieron tun ‘tecimiento considerable en el mundo no occidental, menudo bajola gidao con laayida de instituciones ccidentales que predicaban ta aceptacién de las disciplins desarrolladas por ellas en Occidente como universalmente normativas. Los eientificosso- ales tienen misiones, igual que los lideres politicos © religisos; buscan la aceptacién universal de deter sminadas prcticas en la creencia de que eso maxi 4a posbilidad de alcanzar cierts fines, tales como conocer Ia verdad. Bajo la bandera de la universal dad la ciencia iment definr las formas de conoci- siento que son cientficamente legitimas y las que 4quedan fuera de la aceptabidad. Dado que las ideo- Jogias dominantes se definian a sf misinas como teflejo y encarnacién dela rauén tanto para presiir ta accién como para determinar paradigmas supues tamente universales, rechazar esa opinin era coms DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 59 derado como elegir a “aventura” en contra de las “ciencias” y parecta implicar la opcién por la incerti- ‘dumbre en contra de a certeza intelectual y espir: tual. Durante ese periodo, las ciencias sociales occ dentales continuaron disfrutando de una posicién social fuerte y utllizaron su ventaja econémica y sit preeminencia espiritual para propagar sus opiniones ‘como ciencia social ejemplar. Adems, esa misidn de la ciencia social occidental resulté ‘enormemente atractiva para los cientificos sociales de todo el miun- do, para los cuales adoptar esas opiniones y précticas parecta como unirse a una comunidad universal de ientificos. El desafio al parroquialismo de la ciencia social desde fines de los afios sesenta fue inicialmente, y quizé fundamentalmente, un desafio asuafirmacion de representar el universalismo. Los eriticos sostu- vieron que en realidad era parroquial, Esa critica fue hecha por las feministas que desafiaban la orienta cidn machista, por los diversos grupos que desafia- ban el eurocentrismo y més tarde por muchos otros ‘grupos que cuestionaban otras tendencias que per cibfan como inherentes alas premisas de ls ciencias sociales. Los detalles histricos diferian, pero la for- ‘ma de los argumentos tendfa a ser paralela: demos traciones de la realidad del prejuicio; afirmaciones acerca de sus consecuencias, en términos de tépicos de investigacién y objetos estudiados; la estrecher histérica de 1a base social de reclutamiento de los investigadores, y el cuestionamiento de la base epis: temol6gica de los andl Al analizar estas eriticas es importante distinguir el desafio epistemol6gico del desafio politico, aun cuando para muchas personas de ambos lados del debate intelectual los dos estaban vineulados. El de- saffo politico se refera al reclutamiento del personal 60 DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES (estudiantes y profesores) dentro de las estructura universitarias(¢ iba unido a un desaffo similar en el ‘mundo politico mas amplio), Se sostenia que habia grupos de todas clases “olvidados” por las ciencias sociales —Ias mujeres, los pueblos no occidentales en general, grupos de “minorias" dentro de los pafses occidentales, y otros grupos historicamente definidos come marginales en lo politico y en lo social ‘Uno de los argumentos principales presentados para terminar con las exclusiones de personal en las estructuras del conocimiento fueron sus poten- ciales implicaciones para la adquisicién de conoc miento vilido, En el nivel mas simple se decfa que la mayoria de los cientificos sociales de los tltimos 200 afios se habfan estudiado a si mismos, como quiera que se definieran;e incluso los que estudia- an a “otros” tendian a definir a los otros como reflexiones de sf mismos o en contraste consigo mismos, De ahf se desprendia claramente la solu: ién propuesta: siampliamos los alcances del reclu- tamiento de la comunidad académica, probable- ‘mente se ampliard también el campo de los objetos de estudio. ¥ asf resulté efectivamente, como pue- de verse mediante una rpida comparacién de los titulos de los trabajos presentados a las conferen- cias académicas actuales o los titulos de los libros que se publican actualmente con lstas equivalentes de la década de 1950. Esto fue en parte un resulta- do natural de la expansién cuantitativa del niimero de cientificos sociales y la necesidad de hallar ni cchos de especializacién, pera también fue elara- mente consecuencia de las presiones por establecer una base social mas amplia de reclutamiento de cestudiosos y una legitimacién cada vez mayor de nuevas dreas de investigacién, El desafio al parroquialismo, sin embargo, ha ido [DEBATES EN LAS CENCIAS SOCIALES a ims hondo que la cuestin de los origenes sociales de los investigadores, Las “voces” nuevas entre los Cientificos sociales planteaban cuestiones teéricas 4que iban mas allé de la cuestién de los tpicoso los temas de estudio legitimos, ¢ incluso mis alld del angumento de que las evaluaciones son diferentes si sehacen desde perspeciva diferentes. Eargumento de esas voces nuerar es también que cl azonamien | to tedrico de las ciencias sociales (y sin duda también | dl de las ciencias naturales y el de las humanidades) | contenia presupuestos que en muchos casos incorpo: | raban prejuicios o modos de razonamiento a prior que no tenfan justficacién teérica ni empirica, y que | érapreciochcidaros analiarosyremplaaros por | Premisas ms justfcables, En este sentido esas demandas formaban parte de tuna demanda general para abrir las ciencias sociales. Eso no significa que todas las nuevas proposiciones adelantadas en nombre de nuevas teotizaciones fue: ran correcas o justfeables; lo que s significa ex que Ja empresa de inspeccionar nuestras premisasteor- cas en busea de supuestos a prior’ no justificados es eminentemente vida y eonsituye, en muchos enti dos, una priotidad para las ciencias sociales en la actualidad. Esos nuevos modos de andlisis exigen el uso della investigaién, el andlisisy el razonamiento para emprender tna reflexion en torno al gar y el peso dela diferencia (raza, género, sextalidad, case) fen nuestra teoriacion En 1978, Engelbert Mveng, catedritico afticano, cscribi6 un articuo titulado “De la sumision a la sicesin” en el que deci: “Hoy el Occidente con | éuerda con nosotrosen que cleamino hacia verdad | pasa por numerosos caminos dstintos de los de Ia | Jogica aristotéica 0 thomistao de I dalética hege- | liana. Pero es necesario descolonizar las propias cien- 62 DEBATES EN LAS CIENGIAS SOCIALES cias sociales y humanas."* El reclamo de inclusién, el reclamo de elucidacién de las premisas tedrieas ha sido un reclamo de descolonizacién, es decir, de twansformacién de las relaciones de poder que crea ron la forma particular de insttueionalizacién de las ciencias sociales que hemos conocido hasta ahora. Las diferentes teorias de la modernizacién identi ficaron los aspectos de las sociedades tradicionales que contrastan con los de la sociedad moderna, pero fen el proceso tendieron a pasar por alto la compleji dad de sus respectivos ordenamientos internos. Exis ten visiones alternativas de conceptos tan fundamen- tales para las ciencias sociales como poder e identidad. En una serie de discursos no occidentales pueden detectarse concepciones y légicas que proponen que el poder es transitorio eirreal, o que la legitimacion, debe provenir del contenido sustantivo y no del procedimiento formal, Por ejemplo la aplicacién del ‘budismo mahayana del concepto de “maya” referido al estado, los poderosos y los clanes dirigentes des- imiente la omnipresencia de Ia logica del poder que predomina en los discursos monoteistas. El concep. to taoista del “camino” legitimo (tao) entiende la legitimacién como una asociacién existencial con las realidades cadticas, mss ali de la legitimacién buro- ‘tica del confucianismo. En cuanto a la identidad, los adeptos del budismo mahayénico creen que la identidad no es absoluta y siempre debe ser acom: ppafiada por una acepracidn de las otras comunida- des. En el Caribe (y en otras regiones afroamerica nas) ls fronteras entre las formas linghisticas religio Rogelber Mreng, Des cousin ala suc’, Cis ation wie at Egle sthligBlack citation andthe CoDetic (Chr, Cloquet Aten, ave Abidjan Dakar, Podsece Ais caine/Les NowwellesEutions Afesines, 1978, 0, 1p a. DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALE 6a sas y musicales, por un lado, y las eateyorias etnorra: , en una situacién sin salida: no hay respuesta certera a los universalismos predominan- tes, Silos aceptan como justos, se encuentran exclui- isminuidos por las premisas mismas de la teorizacién, pero si vaclan en actuar en funcién de los universalismos predominantes no pueden funcio- nar adecuadamente dentro del sistema, ni politica ni intelectualmente, y por lo tanto estin impidiendo que Ia situacién mejore. La consecuencia es que inicialmente los excluidos van y vienen, politica y culturalmente, entre la integracién y la separacién, y cuando eso se vuelve demasiado agotador, a veces pasan a querer destruir por completo los universalis: ‘mos presentes. En el momento actual las ciencias sociales enfrentan varios intentos de ese tipo. La ‘cuestién que se nos presenta es cémo abrir las cien- ‘ias sociales de manera que puedan responder ade- ‘cuada y plenamente alas objeciones legftimas contra el parroquialismo y asf justficar su afirmacién de validez universal o aplicabilidad universal Partimos de una creencia muy fuerte en que algdin tipo de universalismo es el objetivo necesario de la comunidad de discurso. Al mismo tiempo reconoce- ‘mos que cualquier universalismo es histéricamente contingente en cuanto proporciona el medio de tra- ducciGn y al mismo tiempo establece los términos de 66 DEBATES EN LAS GIENCHAS SOCIALES 4a discusi6n intelectual y por lo tanto es una fuente de poder intelectual. Reconocemos ademas que todo tuniversalismo desencadena respuestas a sf mismo, y ‘que esas respuestas estin en cierto sentido determi- nnadas por la naturaleza del (de los) universalismo(s) dominante(s). ¥ creemos que es importante aceptar Ja coexistencia de interpretaciones diferentes de win ‘mundo incierto y complejo. Sélo un universalismo plualsta nos permitiré captar la riqueza de las teal dades sociales en que vivimos y hemos vivido, 3a realidad y la vatidex de ta dstinciim entre las dos cultura” Descle 1960 hasta la fecha ha habido dos acontecimies ‘os sorprendentes en las estructuras del conocimiento que provienen de los extremos opuestos que resultan, de las dvisiones universtarias del conocimiento, pero ambos han cuestionado a realidad y la validez de la distincin entre las “dos culouras’, Los descontentos, ya antiguos en las ciencis naturales, con las premisas newtonianas, que pueden remontarse por lo menos a Poincaré a fines del siglo XIX, empezaron a hacer explosién: en la producci6n intelectual, en el nimero de adherentes, en su visibilidad pablica, Indudable- mente esto era en parte resultado del mismo tipo de presion hacia la diferenciacién provocada por el puro crecimiento numérico que estaba desempeiiando sit papelen laagitacisn exstente en las eiencias sociales, Perolo que es mas importante es que era el resultado de la creciente incapacidad de las teorias cientiicas ‘mis antiguas para ofrecer soluciones plausibles a las dificutades que los cientiticos encontraban al tratar de resolver los problemas referentes a fendmenos cada vez mas complejos. DEBATES EN LAS CIENCIAS SOCIALES 67 Estos procesos en las ciencias naturales y en Ins ‘matemdticas fueron importantes para las ciencia sociales en dos sentidos. Ante todo el modelo de epistemologia nomotética que se habia ido tornando cada vez més dominante en las ciencias sociales a partir de 1945 se basaba principalmente en la aplica: cidn de la sabiduria de los conceptos newtonianos al estudio de los fenémenos sociales. Pero ahora estaba ‘minando el suelo bajo el uso de ese modelo en las ciencias sociales. En segundo lugar, en las cienciat) naturales se daban nuevos procesos que destacaban, Ja no linealidad por encima de Ia linealidad, la com plejidad sobre la simplificacién, la imposibilidad de| liminar al que mide de la medicién, e incluso, paral algunos matematicos, la superioridad de una ampli ‘ud interpretativa cualitativa por encima de una pre: isin euantitatva, cuya exactitudl es més limitada. Lo| ‘més importante de todo, esos cientificos acentuaban Ja importancia de la flecha del tiempo. En suma, las

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