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SEIS aids = La Guerra de los Seis Dias no trajo a Israel la paz que sus fundadores ha- ‘bian esperado. Mientras este libro se imprime, el Oriente Medio ha vuelto a entrar en erupcién y, una vez mas, -Arabes e israelies dirimen un sangrien- to conflicto en el que participan de- -cenas de miles de soldados e intervie- ‘nen més carros de combate que en las atallas del Alamein o de Stalingrado, de la Segunda Guerra Mundial. -Comenzé la lucha el Yom Kippur, el dia mas sagrado y tranquilo del ano judio, cuando la totalidad de Is- ‘rael permanecia recogida y muchos combatientes habian vuelto a casa en uso de licencia. Bajo la proteccién de ‘un intenso fuego de artilleria y de bombardeos aéreos, las tropas egipcias se precipitaron a través del canal de Suez, y los sirios atacaron simultdnea- mente las posiciones israelies en las alturas del Golan. Egipto y Siria han proclamado que las fuerzas de Israel ‘Provocaron su invasion al hostilizar josiciones en los dos paises drabes. Pero los informes de observadores de Ja ONU no han confirmado provoca- cién alguna, y todas las pruebas indi- in claramente que esta cuarta guerra rabeisraeli en veinticinco afios fue ‘precipitada por los arabes. pugna no ha sido una copia al arbon de la Guerra de los Seis Dias. Parece que, en esta ocasién, los is- ‘raelies han sido sorprendidos con la guardia baja, y en los primeros dias del conflicto han pagado un alto pre- cio por su fallo al no lanzar un ataque preventivo contra las concentraciones de fuerzas 4rabes. Mientras Israel mo vilizaba, sus tropas que mantenian las alturas del Golan y las defensas de Bar-Lev, en la orilla Este del canal de Suez, se vieron obligadas a ceder y su frieron graves pérdidas, algo que los egipcios se hallan en mejores condi ciones de aceptar que los israelies. Si bien los servicios de informacion de Israel sabian que los arabes estaban concentrando tropas para un ataque, parece ser que el gobierno estaba dis- puesto a aceptar correr un riesgo mili tar y permitir que sus fuerzas fue ran atacadas primero antes que ser acusado de haber comenzado otra guerra. Por espacio de dos semanas, 10s ejércitos arabes forzaron a Israel a re flir grandes batallas de desgaste que consumieron centenares de carros dé combate y millares de soldados; prot: to se hizo evidente que egipcios y St rios se habian aprovechado de seis afios de adiestramiento con gran cat tidad de armas modernas rusas. esas dos semanas, el papel de la Fuel za Aérea israeli quedé reprimido 4¢ manera drdstica por la efectividad : los proyectiles SAM desplegados & nuevos sistemas de defensa inmediat® mente detras del canal de Suez y bajo de las alturas del Golan. cuando estos proyectiles fueron inu! zados por las fuerzas terrestres Pus la Fuerza Aérea de Israel alc: algo que se aproximaba a la supe ridad aérea de que disfruté durante Seis Dias. Se dice tam- oe tiles anticarros de fa- sovictica se anotaron una de los blindados israelfes (Se calcula que 840 carros nbate de Israel fueron inutiliza- ites de que entrara en vigor el "el fuego, y se afirma que muchos ‘sucumbieron por la accién de 2 RPG-7, lazandas por co- las & 'o de los proyectiles anticarros Lo y Snapper.) prematuras esperanzas en que cto no alcanzara las propor- ; de una guerra total y la con- ‘en otro desastre rapido para los epic jos se debilitaron. También resul- prematura la creencia de que los pectivos fiadores de Israel x de los ite —los Estados Unidos y la Union Soviética— no se verian expuestos a : tensién peligrosa. En su tercera Z , la guerra lleg6 a un punto itico, y los israelies se hallan a la a de una neta y resonante victoria ambos bandos se vieron some- a presién por sus fiadores para que aceptaran un alto el fuego. En el curso de las apresuradas negociaciones Para arreglar éste, parece que las dos Superpotencias estuvieron al borde de la guerra nuclear, Es comprensible la renuncia de Is- Yael a suspender la lucha cuando ha- bia iquistado la iniciativa. El pais ha lo suficiente experiencia de las Naciones Unidas y de otras garantias ences como para saber lo que ‘Checoslovaquia debid haber sentido en 9. En cierto modo, fue la ONU » Provocd la Guerra de los Seis €n el curso de los afios, las Na- ‘Unidas han tenido tendencia a rr Ojos ante los ataques ara- $Y 4 vigilar estrechamente las re- israclfes. Mas aiin, la priori- de Washington parece ser ahora ‘distensién Este-Oeste”, y la ame- so go uPrevision de envios de pe- a Norteamérica, Europa y Continuaré siendo un arma €n la permanente batalla di- Y Politica. As{, aunque los ses 20 Son tan inocentes y razo- fomo a veces tratan de pare- sultans temores fundamentales re- Ocae peotalmente comprensibles. En iieeeores. Ja soberania de Israel ego Por la geosratia, la his- : y la poblacién; por ello, em tanto rusos y Arabes estén coaligados, no puede haber fronteras seguras y viables para Israel sin ie rantias externas otorgadas y respalda- das por los Estados Unidos. La enorme cantidad de armas mo- dernas utilizadas y destruidas por am- bos bandos en este tiltimo conflicto de- muestra de qué absoluta manera de- penden para su superviviencia, tanto arabes como israelies, de la ayuda mi- litar proporcionada por sus fiadores. Los arabes han demostrado ahora que, con la asistencia sovittica, han dado un gran paso para cerrar el abismo tecnolégico que separaba a su maqui- naria militar de la de Israel. Han lle gado también a la conclusién de que jamas pueden confiar en batir a di- cho pais sin el equipo que Rusia les suministra. Y como no hay otra fuente de este tipo, la posicién de los soviets en el Oriente Medio tiene que robuste- cerse forzosamente. Mientras tanto, los israelies deben’ temer ahora la incesan- te aproximacién al dia del desagra- vio, A menos que esta guerra sea seguida por un acuerdo de paz nego- ciado, parece probable que haya otra explosién en los préximos afios. ¥ la proéxima vez puede resultar atin mas problematica una victoria israeli. Con todo lo irénico que parezca, el fracaso de Israel en ganar esta nueva guerra al modo convincente de 1967 puede hacer mas facil alcanzar la meta que no consiguié lograr después de la Guerra de los Seis Dias. La tremenda pérdida de prestigio drabe hizo en- tonces virtualmente imposible las ne- gociaciones con Israel; tras su derro- ta, los 4rabes estaban convencidos de que las conversaciones sdélo podian ter- minar con la imposicién de condicio- nes a los vencidos por parte del ven- cedor. Pero la actuacién de las tropas egipcias y sirias en octubre de 1973 ha impulsado grandemente el orgullo dra- be, y si las superpotencias pueden lle- var a arabes e israelies a sentarse jun- tos en la mesa de conferencias, el ul- timo ¢onflicto puede dar a Israel una clase de paz que la Guerra de los Seis Dias nunca le trajo. Pero si no hay. acuerdo préximo, y los israelies han de afrontar otra crisis como la de junio de 1967 o la de octubre de 1973, su pais puede convertirse en el lugar, no de_un Nuevo Jerusalén, sino de un holocausto final.

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