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Trabajo presentado al profesor Manuel Guillermo Ortega (Guillermo Tedio),

en el Seminario “La cuentística de Jorge Luis Borges”, segundo semestre de 2004.

En una entrevista realizada en 1967, Jorge Luis Borges reconoce que las constantes que
determinan su obra literaria son, por orden de preferencia: 1) El tiempo, 2) Dios, 3) La ilusión de
la eternidad tanto en la precaria condición humana , como en la búsqueda de identidad del
hombre consigo mismo y con su destino; y 4) La libertad (1).

De estas cuatro categorías, el presente ensayo aborda el tema de Dios, para destacar
cómo y por qué Borges involucra La Biblia en su obra literaria. Lo anterior se llevará a cabo
partiendo de los planteamientos teóricos de Gérard Genette acerca de la transtextualidad (más
allá del texto), a propósito de las imágenes bíblicas (sacrificio, representación de Cristo,
traición de Judas, pecado, crucifixión y muerte) presentes en tres cuentos del escritor
argentino: “Tres versiones de Judas”, “El evangelio según Marcos” y “El muerto” (2).

Según Gérard Genette, “el objeto de la poética es la transtextualidad o trascendencia


textual del texto, es decir, el conjunto de categorías generales o transcendentes ―tipos de
discurso, modos de enunciación, géneros literarios, etc.― del que depende cada texto singular.
En orden creciente de abstracción, de implicitación y de globalidad la transtextualidad se
clasifica en: 1) Intertextualidad: relación de copresencia entre dos o más textos, es decir,
presencia efectiva de un texto en otro. Su forma más explícita y literal en términos decrecientes
son: la cita, el plagio y la alusión. 2) Paratexto: Son los títulos, subtítulos, intertítulos, nombre
del autor, fechas, dibujos de carátula, etc, presentes en el texto original. 3) Metatextualidad:
Relación que une un texto a otro texto que habla de él sin citarlo (convocarlo), e incluso, en el
límite, sin nombrarlo. 4) Architextualidad: Se trata de una relación completamente muda que,
como máximo, articula una mención paratextual (títulos, como en Poesías, Ensayos, Le Roman
de la Rose, etc., más generalmente, subtítulos: la indicación Novela, Relato, etc., que
acompañan al título en la cubierta del libro), de pura pertenencia taxonómica. 5)
Hipertextualidad: relación que une un texto B (hipertexto) a un texto anterior A (Hipotexto) en
el que se injerta de una manera que no es la del comentario” (3).

Estas 5 categorías se hacen imprescindibles para develar los subtextos (en este caso, La
Biblia) por medio de los cuales Borges construye sus cuentos. Y además, para realizar una
deconstrución que contribuya a analizar más significativamente sus relatos e identificar, al
mismo tiempo, la presencia de la parodia como elemento estilístico al momento de utilizar las
sagradas escrituras. Para realizar este análisis, es necesario retomar los planteamientos
hechos por Genette sobre parodia.

“En primer lugar, la etimología: ôda, es el canto; para: -a lo largo de-, -al lado-, de ahí
parôdein, sería (?) el hecho de cantar de lado, cantar en falsete o con otra voz, en contracanto
o incluso cantar en otro tono: deformar, pues, o transportar una melodía. Aplicada al texto
épico, esta significación, podría conducir a varias hipótesis. La más literal supone que el
rapsoda modifica simplemente la dicción tradicional y/o su acompañamiento musical. En un
sentido más amplio, e interviniendo esta vez sobre el propio texto, el recitante puede a costa de
algunas modificaciones mínimas, desviarlo hacia otro objeto y darle una significación distinta.
Esta interpretación, corresponde a una de las acepciones actuales del término parodia en
francés, y a una práctica transtextual todavía en ( pleno vigor ). En un sentido todavía más
amplio, la transposición de un texto épico podría consistir en una modificación estilística que lo
transportaría, por ejemplo, del estilo noble que es el suyo, a un registro más coloquial, e incluso
vulgar (4).
Para efecto de este ensayo, se considera que la segunda definición de parodia planteada
por Genette, es la que más se ajusta al estilo utilizado por JLB, a la hora de incorporar
imágenes bíblicas en sus cuentos.

Antes de comenzar a identificar los elementos transtextuales y paródicos presentes en los


tres cuentos, es imperativo dar a conocer de manera resumida, algunas de las creencias
religiosas y filosóficas de JLB, con el fin de establecer la relación existente entre ellas y la
forma como él representa y/o utiliza las imágenes bíblicas en los cuentos a analizar; ya que
como él mismo afirma, “toda literatura es autobiográfica. Todo es poético en cuanto nos
confiesa un destino, en cuanto nos da una vislumbre de él” (5).

José Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo nació en Buenos Aires, Argentina, en 1899, y
murió en 1986. De abuela paterna protestante, padre ateo y madre católica, fue criado en un
ambiente religioso. Desde muy joven, Borges declaraba su añoranza de haber sido judío, ya
que en 1934 afirmaba que su sueño más acariciado era encontrar en su linaje sangre judía; son
conocidos testimonios suyos que sustentan esta afirmación: "Yo siempre he hecho todo lo
posible por ser judío. Siempre he buscado antepasados judíos. La familia de mi madre es
Acevedo, y podría ser judía portuguesa", o como aquellos en los que dice que "todos ―quien
más y quien menos― somos griegos y judíos", o en los que se inviste a sí mismo como "judío
honoris causa" (6).

A pesar de esta aceptación judaica, cabe resaltar que JLB no es un autor netamente
religioso vinculado a un credo en particular, sino que es un hombre de gran avidez intelectual,
inclinado a exponer en sus cuentos toda clase de creencias religiosas tales como el budismo, el
judaísmo, el protestantismo, el ateísmo, el panteísmo, la cábala (7).

Las relaciones de Borges con las diferentes doctrinas religiosas, como las anteriormente
mencionadas, son siempre indirectas como fuente de posibilidad literaria. Así, en el “Epílogo”
de su libro de ensayos Otras inquisiciones (1952), el escritor manifiesta “estimar las ideas
religiosas o filosóficas por su valor estético y aún por lo que encierran de singular y maravilloso.
Esto es, quizá, indicio de un escepticismo esencial” (8). Además, en 1973, en su entrevista con
María Esther Vázquez, declara: “Yo no tengo ninguna teoría del mundo. En general, como yo
he usado los diversos sistemas metafísicos y teológicos para fines literarios, los lectores han
creído que yo profesaba esos sistemas, cuando realmente lo único que he hecho ha sido
aprovecharlos para esos fines, nada más. Además, si yo tuviera que definirme, me definiría
como un agnóstico, es decir, una persona que no cree que el conocimiento sea posible (9).

En su ensayo, “Una Vindicación de la Cábala”, JlB deja entrever el agnosticismo que lo


rodea al exponer su concepción intelectual acerca de la Trinidad (doctrina fundamental de la
tradición cristiana): “La trinidad, imaginada de golpe, su concepción de un padre, un hijo y un
espectro, articulados en un solo organismo, parece un caso de teratología intelectual, una
deformación que solo el horror de una pesadilla pudo parir. Así lo creo, pero trato de reflexionar
que todo objeto cuyo fin ignoramos, es provisoriamente monstruoso” (10). Esta afirmación
ayuda a develar cuál es la posición filosófica, religiosa, intelectual e irreverente de Borges,
sobre los fenómenos espirituales.

Hasta este punto, es evidente la influencia que las diversas corrientes religiosas ejercieron
sobre la literatura de Borges, además, del determinante papel que La Biblia, no solo como
fuente de consulta, sino también, como elemento de inspiración literaria. Dicho influjo puede
observarse incluso en la forma de titular sus cuentos, como por ejemplo: “La duración del
infierno”, “Una vindicación de la cábala” (Discusión, 1932); “Tres versiones de Judas”,
(Artificios/Ficciones, 1944); “Los teólogos”, “La escritura del dios” (El Aleph, 1949), “El
evangelio según Marcos” (El informe de Brodie, 1970), entre otros. No obstante, este trabajo se
concentrará en identificar las imágenes bíblicas y paródicas que Borges incorpora en los tres
cuentos previamente indicados.

Para comenzar, se tomará en primer lugar el cuento “El muerto” (11). En esta historia, su
personaje principal es Benjamín Otálora; dicho nombre, en relación con La biblia, corresponde
al del hijo menor de Jacob con Raquel (Génesis 35: 16-19, 24). Por ser el último hijo, o sea el
más joven, se infieren sus actitudes inexpertas, al igual que el Benjamín del cuento, quien deja
entrever a lo largo del relato su actitud inexperta y su incapacidad de descifrar ―en el momento
oportuno― las artimañas que Bandeira ha tramado con minuciosa exactitud para destruirlo.

“Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido
condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo porque ya lo daban por
muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto” (p. 384).

Si observamos detenidamente la manera como transcurren los acontecimientos en el


cuento “El muerto”, vemos que guardan una estrecha relación con las últimas vivencias de
Jesús con el pueblo hebreo sobre la tierra. La Biblia narra que la noche antes de su muerte,
Jesús celebra con sus discípulos el evento reconocido por la tradición cristiana como la ultima
cena. Esa noche, Jesús comparte el pan y el vino, como representación de su cuerpo y de su
sangre. De igual forma, Benjamín Otálora antes de morir, participa en una cena con sus
camaradas:

“La última escena de la historia corresponde a la agitación de la última noche de 1894.


Esa noche, los hombres del Suspiro, comen cordero recién carneado y beben un alcohol
pendenciero [...]” (p. 383).

En este aparte de la historia, es evidente detectar la forma como se parodia el evento de


la última cena, ubicando a Otálora en una especie de cena de despedida, aunque de manera
muy sutil se intercambien los elementos que se comparten en ese momento; no se bebe vino
(la sangre del salvador) sino un alcohol pendenciero; no se comparte el pan (símbolo de vida)
sino cordero recién carneado.

Otra analogía bíblica que se puede rescatar, aparece cerca del desenlace de la historia.
Siendo exactamente las doce de la noche, Bandeira ordena a la mujer de pelo rojo que bese a
Otálora antes de ser entregado a Suárez para que éste le quite la vida, tal como Judas hizo con
Jesús, al entregarlo a los principales sacerdotes para ser juzgado y luego crucificado. En el
“Evangelio según San Lucas” (22: 47-48) (12), se lee con referencia a este hecho: “Mientras él
[Cristo] aún hablaba, se presentó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al
frente de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un
beso entregas al Hijo del Hombre?”.

De igual forma, la traición de Judas se materializó en las horas de la noche, aún cuando
La Biblia no registra la hora exacta, se deduce que fue así porque Jesús se encontraba en el
Getsemaní, motivando a sus discípulos para que no se durmiesen, fue en ese contexto que
llegó Judas para entregarle.

Así mismo, el personaje Otálora se relaciona con Jesús por cuanto ambos sirvieron como
objetos de burla. A Otálora, en el primero de los casos, le fue lícito acceder al “poder”,
suplantando el lugar de Azevedo Bandeira como jefe de la Banda. No obstante, en el final de la
historia, Otálora se da cuenta de que todo ha sido un fraude llevado a cabo por Azevedo, quien
es un maestro del engaño:

“Azevedo Bandeira es diestro en el arte de la intimidación progresiva, en la satánica


maniobra de humillar al interlocutor gradualmente, combinando veras y burlas” (p. 383).

En el segundo de los casos, durante la entrada de Jesús a la ciudad de Jerusalén, toda la


multitud cantaba, según Lucas 19: 38: “Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en
el cielo, y gloria en las alturas”. Días después, el mismo Cristo fue humillado por la multitud
(judía) que lo había alabado, y quienes presionaron luego para que fuese crucificado. Además,
en el momento de la crucifixión, Cristo carga sobre su cabeza una corona de espinas,
emulando una de oro, y reposa sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas
que decían: “Este es el rey de los judíos”.

A través de las analogías Otálora-Jesucristo, mujer de pelo rojo-Judas, se observa lo que


Genette denomina hipertextualidad. En este caso, el cuento “El muerto” ocuparía el lugar de
hipertexto y La Biblia el de hipotexto. Adicionalmente, se puede establecer la presencia de la
categoría de la intertextualidad por medio de la alusión (13), en el caso del beso “traidor” y la
entrega de Otálora a Suárez.

Cabe resaltar que en este relato se detecta la manera como Borges, apoyándose en el
estilo paródico, desarrolla la historia y ubica en tiempos y espacios diferentes ―a pesar de
algunas modificaciones― la historia de Jesús antes de ser crucificado. Veamos lo que el
profesor Guillermo Tedio afirma al respecto:

“En realidad, pienso que Borges construye muchas de sus historias como si fueran
parodias del viacrucis o, si se prefiere, del evangelio, secuela quizás de su posición agnóstica
e irreverente frente a las religiones y dogmas Estas herejías sembradas en la creación literaria
toman la forma de parodias pues la imitación del evangelio se hacen sobre personajes que no
son modelo de cristiandad, sino delincuentes o gente fuera de la ley, aunque, desde el punto de
vista de la ley civil y penal romana, Jesús era un delincuente, y por eso se le aplica el máximo
castigo, la crucifixión, que se daba a los malhechores (14).

Continuando el proceso de identificación de los elementos transtextuales bíblicos en los


relatos de Borges, es necesario entonces retomar el segundo titulado, “Tres versiones de
Judas” (15). Dentro de la trama de este cuento, subyace el concepto de que todas las
acusaciones de traidor atribuidas ―por la tradición cristiana― a Judas Iscariote, son falsas.
Razón por la cual, a lo largo de la historia, se plantean, de manera argumentada, diferentes
opiniones que justifican la traición de Judas, y que lo proyectan a él como el verdadero
sacrificado, como el auténtico mártir, y no a Jesucristo. He aquí un ejemplo alusivo al sacrificio
de Judas en el cuento:

“El Verbo cuando fue hecho carne, pasó de la ubicuidad al espacio, de la eternidad a la
historia, de la dicha sin límites a la mutación y a la muerte; para corresponder a tal sacrificio,
era necesario que un hombre, en representación de todos los hombres, hiciera un sacrificio
condigno, Judas Iscariote fue ese hombre. Judas, único entre los apóstoles, intuyó la secreta
divinidad y el terrible propósito de Jesús. El Verbo se había rebajado a mortal; Judas discípulo
del Verbo, podía rebajarse a delator (el peor delito que la infamia soporta) y a ser huésped del
fuego que no se apaga (p. 348).
Asimismo, el profesor Guillermo Ortega, en su ensayo “«El muerto» o el trono del rey de
burlas”, plantea: “Recuérdese que el personaje Nils Runeberg percibió, en el clímax de su febril
ascetismo, que el verdadero Cristo fue Judas, quien, a sabiendas de su condenación vendió a
Jesús para que este salvara a la humanidad, así que el verdadero sacrificio resultó ser el de
Judas y no el de Cristo, seguro éste de su lugar en la gloria” (16).

La Biblia se hace presente en este relato, a manera de citas textuales, por ejemplo: Juan
12:6; Mateo 10:7-8; Mateo 12:31; Lucas 9:1; 1 Corintios 1:31; Juan1:10 ; Isaías 53:2-3,
referencias bíblicas que son utilizadas para defender las posiciones teológicas de los
personajes, para argumentar que Judas es el verdadero sacrificado. En este cuento, el
concepto de intertextualidad es el más evidente, puesto que aparecen referenciadas
directamente algunas citas de La Biblia.

De esta forma “Tres versiones de Judas” involucra a través de la teología del personaje
Nils Runeberg, una completa antítesis de la tradicional doctrina cristiana, utilizando el mismo
estilo, es decir, los versículos de La Biblia.

Ahora bien, una evaluación del tercer cuento ayudará a confirmar la innegable presencia
de las categorías transtextuales y la función paródica, que Borges ha utilizado para dar vida a
estos tres relatos.

El cuento titulado “El evangelio según Marcos” (17) es el que permite identificar más
claramente las resonancias presentes entre la historia del relato y la historia que narra esa
parte del Nuevo Testamento. Antes de comenzar esta valoración, es menester citar una
apreciación muy importante que Borges formula en el Prólogo de su libro El Informe de Brodie,
a manera de antecedente del cuento: “Debo a un sueño de Hugo Ramírez Moroni la trama
general de la historia que se titula «El evangelio según Marcos», la mejor de la serie, temo
haberla maleado con los cambios que mi imaginación o mi razón juzgaron convenientes” (18).

El nombre del protagonista del relato es Baltazar Espinoza. Este nombre se relaciona con
el de Beltasar, personaje bíblico, cuyo nombre original era Daniel, tal y como lo citan las
Sagradas Escrituras en el libro del profeta Daniel 4:19 “Entonces Daniel, cuyo nombre era
Beltasar [...]”.

Es común observar, a lo largo de la obra literaria de JLB, que sus personajes adquieren
nombres bíblicos, esto evidencia, como se manifestó al comienzo de este ensayo, la simpatía
que Borges sentía por la cultura judía y la influencia que ésta ejerce sobre él; de ahí que dentro
de sus historias, los nombres de los personajes tengan connotaciones religiosas o filosóficas,
por ejemplo, el nombre Benjamín significa Hijo de la mano derecha (Gen. 35:18); Moisés,
“Porque de las aguas lo saqué” (Gen. 2:10), y Jesús, Salvador (Mateo 1:21)

De otra parte, cabe identificar el trasfondo religioso de Baltazar Espinoza: “Su padre
librepensador, como todos los señores de su época, lo había instruido en la Doctrina de Herbert
Spencer, pero su madre, antes de un viaje a Montevideo, le pidió que rezara todas las noches
el Padrenuestro e hiciera la señal dela cruz” (p.712). El personaje Baltazar se asemeja al
trasfondo religioso de JLB, quien al ser interrogado en una entrevista por Maria Esther
Vásquez, expresó: “Mi madre era católica como todas las señoras argentinas, es decir, sin
entender absolutamente nada de religión. Mi padre era librepensador, como todos los señores
argentinos también, como Spencer” (19). Esta es una de esas extrañas y sorprendentes
semejanzas entre los personajes de sus narraciones y el mismo Borges
Continuando con la interpretación de los nombres de los personajes de sus historias, se
encuentra que el nombre Espinoza prueba que Borges reconocía identificarse con el filósofo
holandés Baruch Spinoza, al que admiraba singularmente; incluso, estuvo a punto de escribir
un libro sobre él, pero luego afirmó: "descubrí que no podía explicar a otros lo que yo mismo
no puedo explicarme”. En otro aparte sostuvo: "Me he pasado la vida explorando a Espinoza".
Fruto de este deslumbramiento quedaron dos sonetos: "Spinoza" (OC II, 308) y "Baruch
Spinoza" (OC III, 151), y el enérgico rastro de que todo es Dios repartido por toda su
producción (20).

Retomando el argumento de la historia, ESM está ubicado temporalmente en “los últimos


días del mes de Marzo de 1928”, lo cual remite, al menos de manera aproximada, en nuestro
calendario católico, a la fecha de la Pascua, fiesta judía que se celebra, de acuerdo con el
calendario hebreo, el día 14 del mes de Abib (Éxodo 12: 6-8), (Marcos 14:1-2 ).

Cuando Jesús fue a bautizarse, el profeta Juan, el Bautista, inquirió sobre él y dijo : “He
aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29 ), anunciando así, la
muerte sacrificial de Cristo como cordero pascual. Proféticamente, Jesús muere crucificado tres
años más tarde en el día de la pascua (Marcos 15:6), ( Marcos 15:34 ). La fecha de la pascua
corresponde, en nuestro calendario católico, con el viernes santo, cuya fecha coincide con los
primeros días del mes de Abril.

Tres eran las festividades en las que todos los varones del pueblo hebreo viajaban a
Jerusalén: en Pesaj (Pascua), en Shavuot (Pentecostés) y en Sucot (Tabernáculos). La
primera de estas festividades, Pésaj, nombre con el que se conoce la pascua judía, coincide
con la primavera. Es una época de fructificación y esperanza renovada en el futuro. Sin
embargo, además de ser la fiesta de la primavera, Pésaj es reconocida como el aniversario de
la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto.

En uno de los apartes del cuento, aparece reseñada la caída de una lluvia inesperada
sobre la estancia, la cual desborda el Río Salado, inundando así todos los alrededores de la
zona. Este evento facilitó el confinamiento de la familia Gutre y de Baltazar Espinosa en la
misma casa, quedando este último de hospedador. Resulta interesante anotar que los hijos de
Gutre sean tres, como eran tres los de Noé, aunque en El Génesis se trata de tres varones:
Sem, Cam y Jafet (Gen. 10:1), y en ESM, de dos varones y una mujer. La inundación puede
relacionarse con el diluvio bíblico ya que un sueño experimentado por Baltazar permite hacer
esta identificación:

“Una noche soñó con el diluvio, lo cual no es de extrañar; los martillazos de la fabricación
del arca lo despertaron y pensó que acaso eran truenos” (p. 715).

Deseoso de entretener las horas, Baltazar descubre una Biblia inglesa que perteneció a la
familia de los Gutre. Mientras la lee, traduce directamente al español. Este evento puede ser
una reminiscencia de Marcos (16: 17-18): “a los que creyeren, acompañarán estos milagros,
en mi nombre lanzarán los demonios, hablarán nuevas lenguas”.

Mientras lee las Sagradas Escrituras, Baltazar Espinosa recuerda las clases que recibiera
años antes, y alentado por la atención de su auditorio, “se ponía de pie para predicar las
parábolas”. Este evento parece una clara alusión al capítulo 2:13 del Evangelio según San
Marcos, que dice: “Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba”.

Otra reminiscencia bíblica aparece en la pág 715:

“Una corderita que la muchacha mimaba y adornaba con una cintita celeste se lastimó
con un alambrado de púa. Para parar la sangre, quería ponerle una telaraña. Espinosa la curó
con unas pastillas”.

Este episodio se relaciona con los milagros que describe San Marcos, en los capítulos 1,
2, 3, 5, 6, 7, 8 y 9.

En relación con el cuento, el día viernes, Baltazar Espinoza es interrogado sobre la


muerte de Cristo y si sus victimarios fueron salvados.

“El día siguiente (viernes) comenzó como los anteriores, salvo que el padre habló con
Espinoza y le preguntó si Cristo se dejó matar para salvar a todos los hombres” (p. 715 ).

Baltazar fue escarnecido al igual que cristo, momentos antes de su crucifixión:

“Hincados en el piso de piedra le pidieron la bendición. Después lo maldijeron, lo


escupieron y lo empujaron hacia el fondo” (p. 716).

Víacrucis de Cristo según Marcos 15:19-20:

“Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían


reverencias. Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura, y le pusieron sus
propios vestidos, y le sacaron para crucificarle”.

Así mismo, Baltasar “tiene 33 años y le faltaba rendir una materia para poder graduarse”.
Cristo, según La Biblia (Marcos 11:45), “vino para servir y para dar su vida en rescate por los
pecadores”; y conforme con la tradición bíblica, muere a los 33 años, al igual que Baltazar.

Después de observar las resonancias entre ESM, de Borges, y La Biblia, se concluye que
en el personaje Baltazar Espinosa se observan algunas vivencias semejantes a las de Jesús,
durante su ministerio público.

En este cuento, se dilucida especialmente la definición de paratexto, pues su título alude


específicamente a un libro de La Biblia escrito por San Marcos. Por otro lado, se encuentra un
vinculo hipertextual por cuanto “El Evangelio según San Marcos”, de La Biblia, ocuparía el lugar
del hipotexto, mientras que “El evangelio según Marcos”, de Borges, el de hipertexto.
Según Genette, cabría entonces argumentar que Borges ha utilizado a cabalidad las tres
funciones del parodista que son:

“En el primer caso, el «parodista» aparta un texto de su objeto modificándolo justo lo


imprescindible; en el segundo caso, lo transporta íntegramente a otro estilo, dejando su objeto
tan intacto como lo permite esa transformación estilística; en el tercer caso, toma su estilo para
componer en ese estilo otro texto de asunto distinto, preferentemente antitético" (21).

Después de analizar las imágenes bíblicas recurrentes en estos tres cuentos de Jorge
Luis Borges, no se puede dudar de su interés por incorporar en la trama de sus relatos,
episodios y personajes bíblicos. Claro está, JLB es un experto en parodiar el mensaje de La
biblia, razón por la cual, este afamado escritor propone, como en los cuentos de Las Mil y una
noches, distraer, conmover y no persuadir (22). De todas formas, vale la pena mencionar que
Borges ha sido un revolucionario en la cuentística vanguardista del siglo XX, y que ha sabido
involucrar en su prosa, no solo temas bíblicos, sino también, diferentes tópicos consecuentes
con su nivel intelectual, tales como: La filosofía, la metafísica, la literatura, o subtemas como el
tiempo, el espacio, la eternidad, la vida y la muerte. Por esta razón, sus cuentos, ensayos y
poemas han transgredido la barreras del tiempo y siguen siendo leídos con ávido interés, aún,
dieciocho años después de su muerte.

NOTAS:
1. Oswaldo E. Romero. “Dios en la obra de Jorge L. Borges: Su teología y su teodicea”. En:
Revista Iberoamericana pág 465. Cita a Jean de Milleret. Entrevista con Jorge Luis Borges,
Caracas, Monte avila, 1970. p. 113-117.

2. Jorge Luis Borges. Prosa, Barcelona, 1975.

3. Gérard Genette. Palimpsestos: La literatura en segundo grado. Madrid, 1989. p. 9-14.

4. Ibid. p. 20-21

5. Oswaldo E. Romero. “Dios en la obra de Jorge L Borges: Su teología y su teodicea”. En:


Revista Iberoamericana .Cita a J.L. Borges. El tamaño de mi esperanza, Buenos aires, Proa,
1976. p. 258.

6. Juan Jacinto Muñoz Rangel. “¿En que creía Borges?”. En: Revista Estigma. Málaga
(España).
(Consulta: Octubre 10 de 2004)
Internet: [http://hum.au.dk/romansk/borges/spanish/htm]

7. La teología ocupa un lugar central en la Cábala. Todos los sistemas cabalísticos tienen su
origen en la reflexión sobre la divinidad. Dios es la absoluta esencia que está mas allá de la
especulación o de la comprensión estática. Tomado de “Reflexiones”. En: Tribuna Israelita.

8. Jorge Luis Borges. “Epílogo”. En: Prosa: Otras inquisiciones. Barcelona, 1975. p. 466.

9. Juan Jacinto Muñoz Rangel. Op. Cit.

10. Jorge Luis Borges. “Una vindicación de la cábala.” En: Prosa: Discusión. Barcelona, 1975.
p. 42.

11. Jorge Luis Borges. “ El muerto” En: Prosa: El Aleph. Prosa. p. 383-384.
12. Todas las citas bíblicas en este ensayo son tomadas de DE REINA, Casiodoro y VALERA,
Cipriano. Santa Biblia, 1960.

13. Según Genette , enunciado cuya plena comprensión supone la percepción de su relación
con otro enunciado al que remite necesariamente tal o cual de sus inflexiones, no perceptible
de otro modo.

14. Guillermo Tedio. “El muerto o el trono del rey de burlas” En: Espéculo No. 16. Revista de
Estudios Literarios. Madrid, Universidad Complutense.
Internet: [http://www.ucm.es/especulo/numero16/elmuerto.html]

15. Jorge Luis Borges. “Tres versiones de Judas”. En: Prosa: Artificios. Barcelona, 1975. p.
347-350.

16. Guillermo Tedio. Op. cit

17. Jorge Luis Borges. “El evangelio según Marcos”. En: Prosa: El informe de Brodie.
Barcelona, 1975. p. 712-716.

18. Jorge Luis Borges. “Prólogo”. En: Prosa: El iInforme de Brodie. p. 665-667

19. Oswaldo E. Romero. Op. Cit. p. 467.

20. Juan Jacinto Muñoz Rangel. Op. Cit.

21. Gérard Genette. Op. Cit. p. 22.

22. Jorge Luis Borges “Prólogo”. En: Prosa: El informe de Brodie. p. 665-667.

BIBLIOGRAFÍA:
-BORELLO, Rodolfo. “El evangelio según Borges”. En: Revista Iberoamericana.
-BORGES, Jorge Luis. Prosa. Barcelona, 1975. p. 347-351, 380-385, 712-716.
-CARRILLA, Emilio. “Filosofía y religión en Borges”. En: Jorge Luis Borges, autor de “Pierre
Ménard” y otros estudios borgesianos. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo. Boletín LXXXV, 1989.
p. 180-185.
-E REINA, Casiodoro y VALERA, Cipriano. La Santa Biblia: Antiguo y nuevo testamento.
Bogotá, 1960.
-GENETTE, Gérard. Palimpsestos: La literatura en segundo grado. Madrid, 1989. p. 9- 14.
-ROMERO, Oswaldo. “Dios en la obra de Jorge L. Borges: Su teología y su teodicea”. En:
Revista Iberoamericana

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