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DE LA LIBERTAD DE CONCIENCIA ALA LIBERTAD RELIGIOSA: UNA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL” Miguel Carbonell” 1. Introduccién El articulo 24 de la Constitucién mexicana establece ia libertad religiosa en los siguien- tes términos: ‘Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que muis le agrade y para practicar las ce- semonias, devociones 0 actos del culto respectivo, siempre que no constitayan un delito o falta ppenados por la ley. El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohiban religién alguna, Las actas religiosos de culto piblico se celebrardn ordinariamente en los templos. Los que extra- ordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarin ata ley reglamentaria Por su parte, el articulo 130 constitucional delimita las actividades que pueden rea- lizar los miembros de las iglesias y establece las reglas de la relacién entre el Estado mexicano y las propias iglesias, conforme al siguiente texto: Anticulo 130. El principio histérico de la separaciéa del Estado y tas iglesias orienta las normas con- teonidas en el presente articulo, Las iglesias y dems agrupaciones religiosas se sujetardn a la ley. Corresponde exclusivamente al Congreso de la Unién legislar en materia de culto pablico y dc iglesias y agrupaciones religiosas. La Jey reglamentaria respectiva, que seri de orden piblico, csarrollaré y concretara las disposiciones siguientes: 4) Las iglesias y las agrupaciones religiosas tendrén personalidad juridica como asociaciones reli siosas una vez que obtengan su correspondiente registro. La ley regularé dichas asociaciones y determina las condiciones y requisitos para el registro constitutivo de las mismas. ») Las autoridades no intervendrén en la vida interna de las asociaciones religios * Este texto forma parte de un estudio ms amplio, en curso de sealizaci, sobre los derechos fundumentales en la Constitucin mexicana, La versin completa aparecerd publicada durante cl primer semeste de! ato 2004, ** Instituto de Lnvestigaciones Jurdicas-UNAM 113 114 Juridica Anuario ©) Los mexicanos podcén ejercer el ministerio de cualquier culto, Los mexicanos asi como fos ex- tranjetos deberdn, pars ell, saisfacer los requisitos que sefale la fey; 4) Ea Jos términos de la ley reglamentaria, los ministros de cultos no podriin desempefiar cargos puiblicas. Como ciudadanos tendrin derecho a votar, pero no a ser votados. Quienes hubieren dejado de ser ministros de cultos con la anticipacién y en la forma que establezca la ley, podrin ser votados. ¢) Los ministros no podrén asociarse con fines politicos ni realizar proselitismo a favor 0 en co- ntra de candidato, partido o asociaciGa poltica alguna. Tampoco podria en reunién publica, en actos de culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de cardcterreligioso, oponerse a las leyes del pais 0 a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los simbotos patrios. (Queda estrictamente prohibids la formacién de toda clase de agrupaciones politicas cuyo ‘titulo tenga alguna palabra o indicaciéa cualquiera que ta relacione con alguna confesiGn reli- giosa, No podrin celebrarse en los templos reuniones de carscter politico, La simple promesa de decir verdad y de cumplir las obligaciones que se contraen, sujeta all ‘que la hace, en caso de que faltare a ella, 2 las penas que con tal motivo establece la ley. Los ministros de cultos, sus ascendientes, descendientes, hermanos y cényuges. asf como las asociaciones religiosas a que aquéllos pertenczcan, serdn incapaces para heredar por testa- mento, de las personas a quienes los propics ministros hayan dirigido 0 auxiliado ‘spiritualmente y no tengan parentesco dentro del cuarto graio. Los actos del estado civil de las personas som de la exclusiva competencia de las autorida- ‘des administrativas en los términos que establezcan las leyes. y tendrn la fuerza y validez que Jas mismas les atribuyan, Las autoridades federales, de los estados y de los municipios tendrém en esta materia las fa- ‘cultades y responsabilidades que determine la ley. Como se puede apreciar, ambos preceptos tiene estrecha relacién con el tema de los derechos fundamentales y suponen la base constitucional indispensable para abordar el tema de la libertad religiosa, Al andlisis de esta libertad a través del contenido de los articulos 24 y 130, hay que agregar que el articulo 1, pdrrafo tercero de la propia Consti- tucién mexicana sefiala como uno de Ios criterios por los que no se puede discriminar justamente el de “la religion”. Una primera cuestién que conviene anotar respecto al texto constitucional transcri- to del articulo 24 es que parece un tanto reductivo frente a los textos constitucionales de otros paises que contemplan de forma més amplia la libertad ideal6gica o Ia libertad de conciencia, Bl articulo 24 se limita a establecer Ia libertad de culto religioso, lo que siendo de la mayor importancia, no es sino una pare de aquellas otras dos libertades mencionadas, En virtud de que la libertad religiosa depende en buena medida de la libertad ideo- J6gica y en razén de que, desde un punto de vista hist6rico, doctrinal y de derecho comparado, aquélla es una especie de ésta, vale la pena dedicar unas cuantas lineas a examinar el primer término su significado e implicaciones. De Ia libertad de conciencia a {a libertad religiosa: 115 una perspectiva constitucional Antes de eso, conviene hacer alguna mencién de cardcter hist6rico, puesto que el te- ma de la libertad religiosa ha tenido un papel central en el desarrollo inicial de las declaraciones de derechos y, més en general, en la historia de la lucha por los derechos fundamentales, al grado que se ha podido afirmar, con raz6n, que “la libertad religiosa se convirtié en el principal derecho que protegieron las primeras declaraciones de derechos”. Georg Jellinek ha sefialado que el origen de los derechos universales del hombre hay que buscarlo justamente ¢n las luchas que s¢ dan para imponer la tolerancia religiosa tanto en Inglaterra como en las Colonias americanas*, Habermas explica que no es ca- sual que la libertad religiosa tuviera un papel destacado en los albores del Estado constitucional, puesto que existe “un nexo conceptual entre una fundamentacién univer- salista del derecho fundamental de la libertad religiosa, por un tado, y el fundamento normativo de un Estado constitucional, esto es, la democracia y los derechos humanos, por ef otro”, Aparte de las conexiones conceptuales a las que se refiere Habermas, existen otras de cardcter axiolégico ¢ histérico entre et Estado constitucional y la fibertad religiosa. Lo anterior en virtud de que la paz es uno de los fundamentos y bases axiolégicas de los derechos fundamentales, y para lograrla en los albores de! Estado constitucional era una condicién indispensable el asegurar que, por medio de la implantaciGn de la tolerancia religiosa, las cuestiones vinculadas con la creencias no pudieran seguir siendo la causa de las guerras que habian caracterizado al Antiguo Régimen y que, desde los inicios de la Edad Media, habfan causado millones de muertos en muchas partes del mundo’. La tolerancia, pues, se instituye como un cimiento esencial de todo el edificio cons- titucionales, desde sus primeros pasos. Al respecto, Luis Prieto y Jerdnimo Betegén escriben lo siguiente’. ‘Folerancia religiosa: éste comenzaré a ser el fema de una Europa desgarrada por las guerras de re- ligidn y por la represi¢n interna de les disidentes. Al principio una pequefia minorfa cultivada en el esprit de! humanismo y més tarde un vasto movimiento politico defenderém la tolerancia co- smo tna necesidad de supetvivencia del hombre curopeo en el contexto de unos Estados absolutos y Higidamente-confesionales: y también como una necesidad de la expansi6n econémica y cultural coustrefida por ptejuicios religiosos y amenazada por la guerra. Este habré de ser uno de los or genes principales, no ya de la libertad religiosa, sino de tos derechos fundamentales en general y

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