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1. Cuentan que en cierta poca, Albert Einstein sola viajar a diferentes universidades
para pronunciar conferencias, y siempre lo llevaba el mismo chofer. Un da, ste le
dijo: Doctor Einstein, ya van unas treinta veces que le oigo exponer su teora de la
relatividad. Ya hasta me la s de memoria. Apuesto a que soy capaz de repetirla. Te
lo creo. Y ya que en la prxima universidad no me conocen, cuando lleguemos me
pondr tu gorra y t dars la conferencia le respondi el cientfico. Y lo hizo de
maravilla. Mas, cuando se dispona a salir, un
compleja, llena de frmulas y ecuaciones. Por fortuna, el expositor supo salir del
apuro. La solucin de este problema es sencillsimareplic Me sorprende que
tenga que preguntarla, profesor.
Es ms, para demostrarle lo fcil que es, le pedir a mi chofer que la conteste.
La anterior ancdota nos permite afirmar que
A. Einstein le permita una gran familiarizacin a su subalterno.
B. el chofer tena la ms eficiente percepcin del tema.
C. Einstein se mostraba en ocasiones demasiado porfiado.
D. el chofer reuna las condiciones objetivas del tema.
2. En cierta ocasin, una anciana, conocida por su espritu inquisitivo, visit el taller
del famoso pintor espaol Pablo Picasso. Impresionada por los cuadros del artista,
pregunt: Hijo, cul es el motivo que te lleva
Picasso, un tanto
queriendo salir
rpidamente del paso, contest: Seora, mis pinturas son la expresin de mi forma
particular de ver el mundo. A lo que la anciana, palmotendole el hombro, agreg sin
vacilacin: Pues va siendo hora, muchacho, de que visites un buen oculista.
Lo gracioso de esta ancdota reside en que:
A. la anciana no se dej confundir con la respuesta de Picasso.
B. Picasso no entendi realmente la pregunta de la anciana.
C. la anciana no comprenda las pinturas de Picasso.
D. la pregunta de la anciana encerraba un doble sentido.