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LA EVOLUCION DE LAS IDEAS SOBRE LA VIDA BREVE HISTORIA DE LA BIOLOGIA ISAAC ASIMOV a. gee — BREVE HISTORIA DE LA BIOLOGIA Isaac Asimov EUDEBA / CIENCIA JOVEN VEN WI EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES Titulo de la obra original: A Short History of Biology The Natural History Press, New York, 1964 Este libro fue preparado por The Natural History Press - Departamento de la editorial Doubleday Company, Inc. para el American Museum of Natural History, y las ilus- ‘traciones fueron preparadas por la Divisién de Artes Gra- ficas del Museo Americano de Historia Natural Traducida por RICARDO ZELARAYAN La revisién técnica estuvo a cargo de JORGE WRIGHT profesor de la Universidad de Buenos Aires EN EL ANO DEL SESQUICENTENARIO DE LA FUNDACION DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES 1" edicién, junio de 1966 2" edicién, octubre de 1971 : © 1966 EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES - Rivadavia 1571/73 Sociedad de Economia Mixta Fundada por la Universidad de Buenos Aires Hecho el depésito de ley IMPRESO EN LA ARGENTINA . PRINTED IN ARGENTINA Para el Museo Americano de Historia Natural, donde la biologia ha Hegada. a mi como cosa viva en miltiples oca- siones. rofesor Everett Mendelsohn, de Ja Univer- tect, y a sir Gavin de Beer, director del Departamento de Historia Natural del Museo Britenton, por sus valiosos comentarios sobre los manuscritos de este libro. Ellos no son responsables, por supa: por cualquier error u omisién que subsista.en este libro. Capitulo 1 La biologia en la Antigiiedad Los. comienzos de la ciencia La biologia es el estudio de los organismos svivos, y puede decirse que surge una forma de ella en el momento en que el desarrollo mental del hombre le permite adquirir conciencia de si mismo como objeto diferente del medio inmévil e insensible que lo rodea. Sin embargo, durante incontables siglos la biologia no fue lo que nos- otros reconocemos como ¢iencia. Los hombres trataban de curar sus propias dolencias y las de sus semejantes, de aliviar el dolor, de recuperar la salud y de ahuyentar la muerte. En un prin- cipio lo hicieron mediante ritos magicos o reli- giosos, en el intento de obligar o persuadir a algtin dios o demonio para que modificase el curso de los hechos. Asi, el hombre no pudo dejar de observar el funcionamiento del organismo de los animales faenados por los carniceros para la alimentacién o sacrificados por los sacerdotes. Pero los deta- Hes de la conformacion de los érganos solamente in de obtener una infor- macién para predecir el futuro y no para estudiar ‘sus funciones. Los primeros anatomistas fueron _ los adivinos que predecian el destino de los reyes at a y de las naciones observando la forma y el aspecto del higado de un carnero. B Es indudable que, a pesar de la poderosa in- fluencia de la supersticién, se acumularon nume- rosos conocimientos en el transcurso del tiempo. Los hombres que embalsamaban momias con gran destreza en el antiguo Egipto debian poseer un conocimiento practico de la anatomia humana. En abilonia, el cédigo de Hammurabi data tal vez del afio 1920 a. C.; incluia reglas detalladas con- cernientes a la profesion médica; los conocimien- tos de los médicos de aquella época, obtenidos durante generaciones mediante la observacién practica, debieron haber sido tiles y provechosos. No obstante, el progreso cientifico tenia que ser _forzosamente lento-mientras los hombres cre-. yesen. que el_universo.se hallaba bajo el dominio absoluto de caprichosos demonios, ya que lo na- tural se subordinaba alo sobrenatural. Por con- siguiente, es natural que las:mentes mas dotadas no se dedicaran al estudio del mundo visible, sino que trataran de comprender lo invisible y el mas alla a través de la inspiracién’o de la revelacién. Es evidente que algunos hombres debieron rechazar, aisladamente, dicho punto de vista para concentrarse en el estudio del mundo tal como se revelaba a sus sentidos. Pero como se hallaban perdidos y sumergidos en una cultura hostil, no qued6 ningin registro de sus nombres ni de su influencia. Las cosas cambiaron con los antiguos griegos, que constituian un pueblo inquieto, curioso, ver- . satil, inteligente, discursivo y, a veces, irreveren- te. La gran mayoria de los griegos, al igual que todos los demas pueblos de la época y de los -pri- meros siglos, vivian en medio de un mundo in- visible de dioses y semidioses, y, aunque estos ultimos eran mucho mas atrayentes que las dei- dades paganas de otras naciones, no resultaban menos infantiles en sus motivaciones y respues- 8 tas. Las enfermedades eran producidas por las flechas de Apolo cuya célera indiscriminada podia suscitarse por la menor causa, por lo cual era objeto de sacrificios propiciatorios y de apropia- das alabanzas. ‘ Pero habia griegos que no compartian estos puntos de vista. Alrededordel.600 a. C. surgiéd en Jonia (en.la costa del Mar Egeo que hoy per- tenece a Turquia) un grupo de fildsofos que ini- ciaron un movimiento que iba a modificar todas las opiniones anteriores. Seguin la tradicién, el primero de ellos fue Tales (640?-546 a. C.). Los fildlosofos jénicos negaban lo sobrenatu- ral_y suponian, en cambio, que los fendmenos naturales se desarrollaban conforme a un esque- ijo e inalterable. Suponian la existencia de a causalidad; |es decir, que cada fendmeno obe- dece a una causa y que determinada causa produce inevitablemente determinado efecto, lo que no puede ser modificado por una voluntad capricho- sa. Segtin otro supuesto, existia una “ley natu- ral’ que regia el universo, y tenia caracteristicas tales que la mente humana podia. aprehenderla y deducirla a partir de principios_primigenios o de la observacién. _ Esta opinién dignificaba el estudio del uni- verso. Afirmaba que el hombre podia compren- derlo, y obtener seguridades de que el conocimien- to, una vez adquirido, era definitivo. Por ejemplo, si alguien llegaba a conocer las leyes que rigen - el movimiento del Sol, ya no tenia por qué temer ser desmentido por algin Faeton dispuesto a to- mar las riendas del carro del Sol para conducirlo por un curso arbitrario a través del cielo. Poco es lo que se sabe de esos primeros fildé- sofos jénicos, pues’ sus trabajos se han perdido. Pero ‘subsisten sus nombres y lo esencial de sus ensefianzas. Tampoco ha caducado la vigencia de Ja filosofia del racionalismo (la creencia de que los fenémenos naturales pueden comprenderse 9 mediante Ja razén antes que por la revelacion) que comienza con ellos. Esta filosofia, plena de impulso en un principio, decay6o y estuvo a punto de desaparecer después de la caida del Imperio Romano, pero nunca se extinguié por completo. Jonia E] racionalismo ingresa en la biologia cuando la maquinaria interna del organismo de los ani- males comienza a estudiarse con fines de conoci- miento y no para interpretar indicios de mensajes divinos. Segin la tradicién, el. primer hombre que disecé animales con la unica finalidad de que veia fue Alemeén (siglo vi a. C.): r del 500 a. C. describié los nervios del ojo y estudié el desarrollo del embrion del pollo en el huevo. Por consiguiente, puede ser consi- derado el primer estudioso de la anatomia (el estudio de la estructura de los organismos vivos) y.de la embriologia (el estudio de los organismos antes del nacimiento). Alcmeén Ilegé a describir también el estrecho conducto que une el oido me- dio con la garganta, que pasé inadvertido para los anatomistas posteriores y solo fue redescubierto dos mil afios después. El nombre mas importante que puede aso- ciarse a:los cémienzos racionalistas de la biologia es el de Hipécrates (460?-377? a: C.). Nada se sabe de su vida fuera de que nacié y vivid en la isla de Cos, frente a la costa de Jonia. En Cos habia un templo de Asclepios, el dios griego de la medicina. El templo era un equivalente aproxi- mado de las actuales escuelas de medicina, y ser aceptado como sacerdote en dicho templo equi- valdria hoy a recibir un titulo médico. La gran contribucién de Hipdcrates a la bio- logia fue reducir a Asclepios a un papel puramente honorario. Segun la concepcién hipocratica, nin- 10 ; gtn dios puede influir sobre la_medicina. Para Hipocrates, el cuerpo sano es aquel cuyas partes funcionan bien y armoniosamente, mientras que en el cuerpo enfermo sucede lo contrario. El mé- dico debia observar cuidadosamente para deter- minar dénde estaban las fallas en el funciona- miento del organismo a fin de adoptar las medidas adecuadas para corregir esas fallas. Su tarea es- pecifica consistia_en elevar oraciones o hacer sacrificios, en expulsar d ios o en halagar a los dioses, sino en ordenai poso al paciente, procurar que estuviese limpio, y hacerle respirar aire puro e ingerir una dieta simple y sana. Cual- quier exceso podia desequilibrar el funcionamiento del organismo en un sentido u otro, de modo que la moderacién se imponia en todos los casos. En sintesis, la tarea del médico, segan Hipo- erates, consistia en permitir que la ley natural produjese la curacién. El cuerpo poseia sus pro- pios mecanismos de defensa y era preciso permitirles actuar. Era una excelente teoria, si consideramos los limitados conocimientos de la medicina. : Hipéocrates fundé una tradicion médica que perdurdé durante siglos después de su época. Los médicos de su tendencia firmaban sus escritos con el nombre de su maestro, de modo que hoy es im- posible saber cuales de ellos pertenecen realmente a Hipécrates. El juramento hipocr&tico, por ejem- plo, que atin hoy leen los médicos al recibir sus titulos, seguramente no fue escrito por él y tal vez no haya sido concebido hasta seis siglos des- pués. En cambio, uno de los mas antiguos traba- jos hipocraéticos que trata sobre la epilepsia puede muy bien haber sido escrito por él. Si asi fuera, constituiria un excelente ejemplo del ingre- so del racionalismo en la biologia. La epilepsia es un trastorno del funciona- miento del cerebro (todavia no completamente explicado), en el cual se interrumpe el control nor- 41 mal del cerebro sobre el cuerpo. En las formas mas benignas, el enfermo puede interpretar erré- neamente sus datos sensoriales y, por consiguien- te, sufrir alucinaciones. En las formas mas graves, el paciente pierde sibitamente el control de sus misculos, cae al suelo, grita, sufre espasmos y puede causarse serias lesiones. El ataque epiléptico no es prolongado, pero resulta impresionante. Los que ignoran el fun- cionamiento complejo del sistema nervioso, al ver un ataque epiléptico, creen facilmente que una persona cuyo movimiento no depende de su vo- luntad y que puede llegar incluso a lesionarse se halla dominada por algan poder sobrenatural. El epiléptico esta entonces “poseido” y el mal es la “enfermedad sagrada’”’, pues se relaciona con seres sobrenaturales. En el libro De la enfermedad sagrada, escrito posiblemente por el mismo Hipécrates alrededor del 400 a. C., se refuta enérgicamente esa inter- pretacién del mal. Hipdécrates afirma que, por lo general, es indtil atribuir causas divinas a las en- ~~ fermedades y que no hay razones para considerar | que la epilepsia es una excepcién. Esta afeccién, al igual que todas las demas enfermedades, se debe a una causa natural y tiene un tratamiento ra- cional. El desconocimiento de la causa y la inse-- guridad del tratamiento no contrariaban el prin- cipio. & Toda la ciencia moderna no ha podido rem- plazar este principio por uno mejor, y si insis- tiéramos en buscar una fecha, un hombre y un libro que sefialen el comienzo de la ciencia de la biologia, la fecha seria 400 a. C.; el hombre, Hi- pécrates, y el libro, De la enfermedad sagrada. a2 Atenas La biologia griega, e indudablemente la cien- cia antigua en general, en cierto modo culminaron con Aristételes (384-322 a. C.). Oriundo del nor- te de Grecia, fue maestro de Alejandro Magno - durante la juventud de éste. El auge de Aristd- teles comienza en la edad madura cuando funda y ensefia en el famoso Liceo de Atenas. Fue el mas completo y versatil de los filésofos griegos. Goes sobre casi todos los temas, desde fisica sta literatura, desde politica hasta biologia. iP teriormente prerete muy apreciados sus traba- jos sobre fisica, que tratan en especial de la es- tructura y funciones del mundo inanimado, aunque luego los hechos demostraron que casi to- dos ellos estaban equivocados. Por lo demas, la biologia, particularmente el estudio de los organismos marinos, fue su prime- ro y mas caro amor intelectual. Ademas, sus libros sobre biologia resultaron lo mejor de sus trabajos cientificos, no obstante lo cual en tiempos mas recientes fueron los menos considerados. Aristételes observé con cuidado y exactitud el aspecto y las costumbres de los seres vivos (lo que constituye la historia natural). Mediante este procedimiento registré asi alrededor de quinientas clases o “especies” de animales y estudié las di- ferencias entre ellas. La lista en si seria trivial, pero Aristételes fue mas alla. Comprendiéd que animales diferentes podian ser agrupados en ca- tegorias y que este procedimiento no era facil ni sencillo. Por ejemplo, es facil clasificar a los ani- males terrestres en seres con cuatro patas: bes- tias; seres voladores y emplumados: aves, y la miscelanea restante: vermes (del latin vermis o “gusanos”). Los seres marinos podian agruparse bajo la denominacién de peces. Sin embargo, a 13 pesar de esta clasificacion, no siempre es facil precisar la categoria a que pertenecen determina- dos seres. Asi, por ejemplo, las pacientes observaciones del delfin hechas por Aristételes revelaron que aunque por su aspecto exterior y su habitat pa- rece un pez, en muchos aspectos importantes se diferencia de los peces. El delfin tiene pulmones y respira aire y, a diferencia de los peces, se aho- garia si permaneciera sumergido. Su sangre es caliente y no fria, como la de todos los peces, y, lo que es mas importante, su prole nace viva y se nutre mediante una placenta antes de nacer. Por todas estas caracteristicas, el delfin se ase- meja a los animales terrestres con pélo y sangre ‘caliente y no fria como la de todos los peces, y, por ellas, Aristételes consideré necesario incluir, a los Cetaceos (ballenas, delfines y toninas) entre los animales terrestres antes que entre los peces. En esto, Aristételes se anticip6 2.000 afios a su ‘época, pues los cetdceos se siguieron agrupando junto con los peces en la época antigua y medie- val. Aristételes también se adelant6 a su tiempo en la divisién de los peces en dos grupos segin que su esqueleto fuera cartilaginoso (como los ti- ‘burones) wu dseo, lo que concuerda con el punto de vista moderno. Al agrupar a los animales y compararlos con el resto del universo, el temperamento sistematico de Aristételes no podia dejar de ordenar los ele- mentos segin su complejidad creciente. Observo que la naturaleza avanzaba gradualmente por eta- pas hasta llegar al hombre, que se halla (como es légico que piense un hombre) en la cima de la creacién. Por consiguiente, el universo puede di- ’ yidirse en cuatro reinos: el mundo inanimado del suelo, el mar y el aire; el mundo de las plantas, que se halla por encima del anterior; el mundo de los animales, mas elevado aun, y el mundo del hombre, en la cima de la creacién. El mundo in- 14 animado existe; el mundo de las plantas _no solo existe, sino que se reproduce; el mundo de los iste y se reproduce, sino que ademAs se mueve; y el mundo del hombre no solo. existe, se reproduce y se desplaza, sino que ade- mas razona. : Por otra parte, en cada mundo hay subdivi- siones. Las plantas pueden dividirse en simples y complejas. Los animales, segin tengan o no san- gre roja. Entre los animales sin sangre roja se incluyen, conforme a su creciente complejidad, las esponjas, los moluscos, los insectos, los crustaceos y los pulpos (de mas esta decir que segin Aristo- teles). Los animales con sangre roja se hallan en la parte superior de la escala zoolégica, compren- den los peces, los reptiles, las aves y las “bestias’’. Aristételes advirtié que en esa “escala de lo vivo” no existen limites precisos y que era impo- sible determinar con exactitud el grupo al cual pertenecia cada especie particular. Asi, las plan- tas muy simples parecian poseer apenas algun atributo de la vida; asimismo los animales mas simples (por ejemplo, las esponjas) se asemejan a las plantas, etc. Al parecer, Aristételes nunca pensé que una forma de vida podia transformarse lentamente en otra; es decir, que un ser ubicado en la parte su- perior de la escala podia proceder de otro situado en la parte inferior. Este concepto constituye el fundamento de las modernas teorias de la evolu- cién y Aristételes no era, ciertamente, evolucio- nista. Sin embargo, la ordenacién de las especies en una escala inicié una cadena de ideas que con- duciria eventualmente a una concepcion evolucio- nista. Aristételes es el fundador de la zoologia (el estudio de los animales), pero, si nos atenemos a Jas obras que perduraron, no estudié mucho las _plantas. Sin embargo, después de su muerte, su discipulo Teofrasto. (c. 380-287 a. C.), que lo su- 15 cedié en la direccién de su escuela, subsané esta omisién del maestro e inicié la botdnica (el estu- dio de los vegetales). En sus trabajos describio cuidadosamente unas quinientas especies de plantas. Alejandria Después de la época de Alejandro Magno y de su conquista del imperio persa, la cultura grie- ga se difundié rapidamente por el mundo medi- ‘terraneo. Egipto quedé en poder de los Ptolomeos (descendientes de uno de los generales de Alejan- dro) y los griegos afluyeron en gran nimero a la capital recientemente fundada, la ciudad de Alejandria. Alli los primeros Ptolomeos fundaron el Museo, el equivalente mas antiguo que se co- noce de una universidad moderna. Los sabios de Alejandria son famosos por sus estudios de ma- tematicas, astronomia, geografia y fisica. Menos importante fue la contribucién a la biologia, aun- que pueden citarse dos nombres de primera catego- ria, Heréfilo (300 a.C.), y su discipulo Erasis- trato (250 a. C.). En la era cristiana fueron acusados de disecar cadaveres humanos en publico como método de ensefianza de la anatomia. Lamentablemente, es probable que ello no fuese cierto. Heréfilo fue el primero en conceder importancia al cerebro, con- siderandolo el centro de la inteligencia. (Aloemeén e Hipécrates también pensaban lo mismo; no asi Aristételes, que creia que la unica funcién del ce- rebro era enfriar la sangre.) Herdfilo pudo dis- tinguir los nervios sensitivos (los que reciben la sensacién) de los nervios motores (los que indu- cen el movimiento muscular). Distinguié también las arterias de las venas al advertir que solo las primeras eran pulsatiles. Describié el higado, el bazo, la retina del ojo y la primera porcién del 16 intestino delgado (lo que hoy llamamos duodeno). Describié asimismo los ovarios y los érganos se- xuales anexos de la mujer, y la préstata del hom- bre. Erasistrato contribuyé también al mejor conocimiento del cerebro, sefialando la divisién del érgano en dos partes, una grande, el cerebro, y otra pequeiia, el cerebelo. Observé en especial el aspecto rugoso (las circunvoluciones) del ce- rebro y comprobé, incluso, que las rugosidades eran mas acentuadas en el hombre que en otros animales. A raiz de ello relaciond las circunvo- luciones con la inteligencia. Lamentablemente, la escuela de biologia de Alejandria decay6 después de tan promisorios co- mienzos. En realidad, toda la ciencia griega co- menz6 a declinar después de aproximadamente 200 a. C. Habia florecido durante cuatro siglos, pero las continuas luchas internas terminaron por agotar la energia y prosperidad de los griegos. Ca- yeron primeramente bajo el dominio de los mace- donios, y luego de los romanos. Se dedicaron, en este periodo, cada vez mas al estudio de la reto- rica, la ética y la filosofia moral, apartandose de Ja filosofia natural, es decir del estudio racional de la naturaleza, que habia comenzado con los j6- nicos. Ello resulté particularmente perjudicial para la biologia, ya que la vida comenzo a considerarse mas sagrada que el universo inanimado, y, por lo tanto, menos apropiada como objeto de estudio racional. La diseccién de cuerpos humanos era — conceptuada reprobable por muchos y casi no efec- tuada por los sabios, o si alguna vez lo.era, pronto era suspendida, primero por la reprobacién pu- blica y mas tarde por la ley. En algunos casos, Jas objeciones contra la diseccién se basaban en creencias religiosas (por ejemplo entre los egip- cios): pensdbase que la integridad fisica del cuer- po se necesitaba para el adecuado goce de una vida ulterior. Para otros, como los judios y mas I tarde los cristianos, la diseccién era un sacrilegio porque el cuerpo humano habia sido cxeado a ima- gen y semejanza de Dios y, por consiguiente, era sagrado. oe Roma Los siglos durante los cuales Roma impuso su dominio sobre los pueblos del Mediterraneo signi- ficaron una larga interrupcién en el progreso de la biologia. Los estudiosos parecen haberse limi- tado a recoger y conservar los descubrimientos del pasado y a divulgarlos entre el publico romano. Asi, Aulo Cornelio Celso (30 d. C.) reunié los conocimientos de los griegos.en una especie de curso panoramico de la ciencia. Las partes que versaban sobre medicina se conservaron y fueron leidas por los europeos’de los comienzos de la época moderna. Llegé asi a adquirir para la pos- teridad mas fama como médico de Ja que realmen- te merecia. Al ampliarse los horizontes fisicos como con- secuencia de las conquistas romanas, los estudio- sos pudieron obtener plantas y animales de re- giones desconocidas para los antiguos griegos. Un médico griego, Dioscérides (60 d. C.), que prestaba. servicios en los ejércitos romanos, super6 a Teo- frasto al describir seiscientas especies vegetales. Presté especial atencién'a las propiedades medici- nales y puede ser considerado el fundador de la farmacologia (el estudio de las drogas y medica- mentos). El enciclopedismo predominé incluso en la historia natural. El nombre romano mejor co- nocido en historia natural es el de Cayo Plinio Segundo (23-79 d. C.), conocido generalmente co- mo Plinio, que escribié una enciclopedia de treinta y siete volimenes en la cual resumié todo lo que pudo encontrar en los autores antiguos sobre esta 18 ciencia. Asi, todo era de segunda mano, pues pro- cedia de libros ajenos. Ademas, si bien la obre contiene un considerable material de informacién (tomado en su mayor parte de Aristételes), inclu- ye también una buena porcién de supersticiones y leyendas (tomadas de todas partes), pues Plinic no siempre. distinguia lo verosimil de lo invero- simil. : Plinio representa, ante todo, un retroceso er el camino racionalista, Al referirse a las diversas especies de vegetales y animales se preocupa por la funcién de cada uno en relacién con el hombre. Segtn él, nada existe por si mismo sino para e! hombre como alimento, como fuente de medicinas o, por lo contrario, cémo peligro destinado a servir de estimulo para ejercitar los misculos y templar el cardcter o bien (si nada de eso sucede) como leccién moral. Los primeros cristianos coincidian con este punto de vista, y ello, unido al interés intrinseco de sus fantasias, explica en parte el hecho de que los libros de Plinio hayan sobrevi- vido hasta la época moderna. El altimo verdadero bidlogo de la Antigiiedad fue Galeno (c. 130-200 d. C.), un médico griego na- cido en Asia Menor que ejercié su profesién en Roma. Fue en un principio cirujano de gladiado- res y ello le permitié, sin duda, observar cruda y practicamente la anatomia humana. Pero aunque la época no veia nada objetable en las crueles y sangrientas luchas de los gladiadores, como diver- sién morbosa de la plebe, seguia condenandose la diseccién de cadaveres con fines cientificos. Los estudios de anatomia de Galeno debian basarse en gran parte en disecciones de perros, ovejas y otros animales. Cuando se presentaba la ocasién, disecaba monos, pues advertia la semejanza de este animal con el hombre. Galeno escribié mu- cho y elabor6 detalladas teorias acerca de las fun- ciones de los diversos 6érganos del cuerpo humano. El hecho de no poder estudiar directamente el 19 a stganismo humano y de carecer de instrumentos modeftnos explica que sus teorias no coincidan con las que hoy se consideran verdaderas. No era cristiano, pero creia firmemente en la existencia de un solo Dios. Pensaba, como Plinio, que tode se ha hecho con una finalidad, y asi encontraba signos de la creacién divina en todas las partes del cuerpo. Esto concordaba con las creencias del cristianismo en expansién, y explica la populari- dad de Galeno en los siglos posteriores. 20 Capitulo 2 La biologia medieval La Edad. Oscura En los Ultimos dias del Imperio Romano, el cristianismo se desarrollé al punto de convertirse en la religién dominante. Cuando el Imperio en gu parte occidental sucumbié a la presion de las tribus germanicas, éstas también se convirtieron al cristianismo. El cristianismo no significé la extincién de la ciencia griega, pues ésta ya habia declinado prac- ticamente cuando aquél ain era una secta desco- nocida; Ja ciencia helénica habia mostrado, en verdad, serios indicios de decadencia incluso antes del nacimiento de Cristo. Sin: embargo, el predo- minio del cristianismo desarroll6 una accién con- traria al progreso de la ciencia durante varios siglos. Segin el pensamiento cristiano (opuesto, por cierto, al de los filésofos jénicos), lo impor- tante no era el mundo de los sentidos, sino la “Ciudad de Dios”. El acceso a ella solo seria po- sible mediante la revelacién, para la cual la Bi- blia, los escritos de los Padres de la Iglesia y la inspiracién de la misma Iglesia eran los unicos guias seguros. La creencia en la existencia de una ley natu- ral inmutable y perfecta dio paso a la idea de 21 n mundo siempre sometido a la milagrosa inter- rencién de Dios, por intermedio de sus santos. En 2sa época, muchos Ilegaron a considerar que el estudio de las cosas de este mundo era una tarea evidentemente diabélica destinada a apartar al cristiano de las cosas del espiritu. Desde este pun- to de vista, la ciencia era obra del diablo. Naturalmente, esta creencia no era general, pero la luz de la ciencia se mantuvo débilmente an medio de las sombras de la llamada “Edad Os- ura”, Unos pocos sabios lucharon para mantener vo el conocimiento de la naturaleza. Por ejem- slo el inglés Beda el Venerable (673-735) preser- ‘6 lo que pudo de la obra de los antiguos. Sin mbargo, dicha obra consistia casi exclusivamente en fragmentos de los trabajos de Plinio y, por consiguiente, no era un conocimiento muy avan- zado. Tal vez la debilitada luz de la ciencia se hu- biera extinguido por completo de no haber sido por los arabes, que adoptaron el Islam, una reli- gién mas moderna que el cristianismo, predicada por Mahoma en el siglo vit. Desde su arida penin- sula invadieron el sudoeste de Asia y el norte de Africa. En 730, un siglo después de Mahoma, los hombres del Islam (musulmanes) legaron hasta los limites de Constantinopla, en Oriente, y hasta los limites de Francia, en Occidente. Aunque desde el punto de vista militar y cul- tural parecian constituir un grave peligro para la Europa cristiana, posteriormente pudo compro- barse su contribucién intelectual. Al igual que los yomanos, los arabes no fueron grandes creadores cientificos. Sin embargo, descubrieron las obras de hombres como Aristételes y Galeno, las tradujeron al arabe, las conservaron y estudiaron; ademas es- cribieron comentarios sobre ellos. El] mas impor- tante de los bidlogos musulmanes fue el médico persa Abu-’Ali al-Husayn ibn Sina, conocido ge- - neralmente en la forma latinizada de la altima 22 parte de su nombre como Avicena (980-1037). Es- cribié numerosos libros basados en las teorias mé- dicas de Hipécrates y en el material recogido en los libros de Celso: Pero en ese momento, la situacién se modi- ficé, al menos en la Europa occidental. Los ejér- citos cristianos reconquistaron Sicilia, dominada por los musulmanes desde hacia dos siglos, y co- menzaron la reconquista de Espafia. A fines del siglo x1 los ejércitos europeos occidentales inicia- ron la invasion del Cercano Oriente mediante las Cruzadas. : Al entrar en contacto con los musulmanes los europeos comprendieron que la cultura de sus ene- migos no era obra absoluta del demonio, pues en ciertos aspectos era mas avanzada y compleja que Ja forma de vida europea. Los sabios europeos co- menzaron.a preocuparse por la ciencia de los mu- sulmanes; abundaron los proyectos para traducir libros cientificos arabes.’ El sabio italiano Ghe- rardo de Cremona (1114-87) trabajé en la Espafia recién réeconquistada, donde podia contar con la colaboracién de estudiosos arabes, y tradujo al latin las obras de Hipécrates y Galeno, asi como algunas de Aristételes. E] sabio aleman Alberto Magno (1206-80) fue uno de los que quedaron seducidos con el redes- cubrimiento de Aristételes. Sus ensefianzas y tra- bajos fueron casi totalmente aristotélicos, contri- buyo a fundar otra vez la ciencia griega, que ya ahora serviria de base para el progreso cientifico. Uno de los discipulos de Alberto Magno fue el sabio italiano Tomas de Aquino (circa 1225- 1274), que traté de armonizar la filosofia de Aris- toteles con la fe cristiana, y por fin, tras largos esfuerzos, logré su propésito. Aquino era un ra-~ cionalista que creia que la mente razonante era obra de Dios, lo mismo que el resto del universo, y que e! verdadero razonamiento no podia llevar al hombre a conclusiones contrarias a las ense- 23 fianzas cristianas. Por consiguiente, la razon no era perjudicial ni demoniaca. ‘El escenario estaba preparado, pues, para el ’ resurgimiento del racionalismo. El Renacimiento La practica de la diseccién resurgid en Italia a fines de la Edad Media. Ain se la disgati , pero en Bolonia existia una importante escuela de de- recho, y a veces era necesario recurrir a la autop- sia en los juicios relacionados con la causa de una muerte. : Cuando los casos abundaron, fue facil intro- ducir la diseccién en la ensefianza de la medicina. (En esa época sobresalieron las escuelas de me- dicina de Bolonia y Salerno.) Pero el resurgimiento de la diseccién no sig- nificé ningiin progreso inmediato para la biologia. En un principio, el propésito principal fue ilus- trar las obras de Galeno y Avicena. Los maestros de ese entonces eran eruditos que estudiaban los libros, pero consideraban la disecci6n un trabajo subalterno que debia ser dejado a cargo de un ayudante. El maestro dictaba su clase, pero no se preocupaba de ver si sus afirmaciones coincidian con la realidad, mientras que al ayudante, sin je- rarquia docente, solo le preocupaba no contrariar al maestro. Asi-se perpetuaron los mas graves errores, y volvieron a “hallarse” muchas veces en seres humanos caracteristicas que Galeno habia encontrado en los animales y que suponia existen- ~ tes en el hombre, aunque en realidad esto no ocurria. Una excepcién dentro de esa lamentable si- tuacién fue el anatomista italiano Mondino di Luzzi (1275-1326). Efectué sus propias diseccio- nes en la escuela de medicina de Bolonia y en 1316 escribié el primer libro dedicado integramen- te a la anatomia. Se lo conoce, por eso, como el “Restaurador de la anatomia”. Pero solo fue un falso amanecer. Mondino no tuvo el valor de rom- per totalmente con los errores del pasado, y al- gunas de sus descripciones parecen basarse en el testimonio de los antiguos antes que en el de sus propios ojos. Ademas, después de él se restablecid Ja costumbre de dejar la diseccién a cargo de un ayudante. Sin embargo, surgié en Italia un nuevo mo- tivo para estudiar biologia fuera del campo for- mal de la ciencia. El periodo de resurgimiento del saber (debido en parte al redescubrimiento de las obras antiguas, y. en parte, también, a un fermen- to propio de la misma cultura europea) se conoce con el nombre de Renacimiento. Durante el.Renacimiento aparecié un nuevo naturalismo en-el arte. Los artistas estudiaron las leyes de la perspectiva para que sus pinturas trasmitiesen la ilusién de las tres dimensiones. Una vez que lograron este propésito no escatima- ron esfuerzos para hacer progresar el arte de imi- tar la naturaleza. A fin de dar apariencia real a la figura humana era preciso estudiar (si se era muy concienzudo) no solamente el aspecto de la piel, sino también la forma y contornos de los misculos y tendones subyacentes, e incluso la dis- posicién de los huesos. Por consiguiente, los ar- tistas no podian dejar de convertirse en anato- mistas aficionados. El mas famoso de los artistas anatomistas es tal vez Leonardo da Vinci (1452-1519), que di- secé cadaveres humanos y de animales. Tenia la ventaja sobre los anatomistas comunes de poder ilustrar sus descubrimientos con dibujos de pri- mera calidad. Estudié, e ilustrd, la disposicién de Jos huesos y de las articulaciones. Asi, fue el pri- mero en demostrar correctamente la gran seme- . janza que existe entre la disposicién de los huesos de la pierna humana y la del caballo, a pesar de 25 las diferencias aparentes. Este ejemplo de ‘“ho- mologia” iba a unir en grupos definidos a muchos animales de aspecto aparentemente distinto y ayudaria a echar bases para las teorias de la evo- lucién. Leonardo estudié e ilustré el funcionamiento del ojo y del corazén; sus descripciones de la vida vegetal son excelentes. Estudié los pajaros con suma atencién y los dibujé en vuelo, pues se ha- llaba interesado en disefiar una maquina que hi- ciera posible el vuelo del hombre. No obstante, conservé toda esta documentacién escrita en c6- digo. Sus contemporaneos no conocieron sus tra- bajos, que solo se descubrieron en la época moderna. No influy6, pues, en el progreso de la ciencia y se lo debe censurar por su egoismo de haber mantenido ocultos sus conocimientos. | La historia natural resurgia lentamente al igual que la anatomia. El siglo xv fue en Europa una “‘época de exploracién”; los navegantes euro- peos recorrieron las costas de Africa, Negaron a la India y a las’islas mas lejanas atin, y descubrie- ron América, Al igual que lo que sucedié después de las conquistas de los macedonios y los romanos, nuevas y desconocidas especies de animales y ve- getales atrajeron la atencién de los sabios. Un botanico italiano, Prospero Alpini (1553- 1617), médico del cénsul veneciano en El Cairo, Egipto, tuvo oportunidad de estudiar alli la pal- mera datilera y descubri6 que existia una palmera macho y otra hembra. Teofrasto habia observado esta circunstancia casi dos mil anos antes, pero, como su descubrimiento habia caido en el olvido, creiase en la asexualidad de los vegetales. Alpin: fue el primer europeo que describié la planta del café. La historia natural adquirid su mayor des- arrollo con el naturalista suizo Konrad von Gesner (1516-1565). Recuerda mucho a Plinio por sus multiples inquietudes, su curiosidad universal, su tendencia a la credulidad y su creencia en que la 26 mera acumulacién de datos de los libros antiguos constituia el medio de llegar al conocimiento uni- versal. Por esta razon a veces se lo ha llamado el “Plinio aleman”. La transicion En las ultimas décadas del siglo xv, Europa se liberaba del oscurantismo y llegaba a los limi- tes de la biologia griega (y de la ciencia griega en general). Pero el movimiento no podia progre- sar mucho mientras los sabios europeos no com- prendieran que los libros griegos solo constituian un comienzo. Era preciso estudiarlos y luego de- jarlos a un lado, pero no conservarlos y venerarlos hasta convertirlos en carceles del pensamiento. La obra de Mondino muestra lo dificil que era rom- per con los antiguos y seguir adelante. Tal vez se necesitaba un alocado pedante para concluir con el pasado y realizar una dinamica transicién hacia los tiempos modernos. Fue lo que hizo un médico suizo llamado Teofrasto Bombasto von Hohenheim (1493-1541). Era un hombre in- quieto y de mente receptiva que aprendié medi- cina con su padre. Trajo de sus viajes numerosos remedios desconocidos por sus compatriotas con- temporaneos, convirtiéndose, asi, en un médico de gran versacion. Se interes6 por la alquimia, que los europeos habian tomado de los arabes, que a su vez la to- maron de los griegos de Alejandria. El alquimista coméan, si no se trataba de un impostor, era el equivalente del quimico actual, pero las dos fina- lidades m&s ambiciosas de la alquimia estaban condenadas a no lograrse jamas, al menos me- diante métodos alquimicos. Los alquimistas intentaron, primeramente, encontrar formas de trasmutar metales basicos, como el plomo, en oro. En segundo término, bus- 27 caron lo que cominmente se denominaba la “pie- dra filosofal’, un material seco que algunos suponian capaz de transformar los metales en oro, y otros una panacea universal, un elixir de vida que incluso proporcionaria la inmortalidad. Hohenheim no tenfa interés en hacer oro; ereia que la verdadera misi6n de Ja alquimia era colaborar con la medicina en la lucha contra las enfermedades. Por consiguiente, concentré sus es- fuerzos en la busqueda de la piedra filosofal y asegur6 haberla encontrado; no vacilé en afirmar que como consecuencia de ello viviria siempre, jpero murié antes de los cincuenta afios de re- sultas de una caida! Debido a sus conocimientos de alquimia, Hohenheim empleé en sus tratamien- tos Gunicamente medicamentos de origen mineral (ya que los minerales eran los elementos basicos de la alquimia), desdefiando las medicinas de ori- gen vegetal, que gozaban de tanto favor entre los antiguos, a quienes atacé duramente. Precisamen- te en esa época se habian traducido las obras de Celso, que eran la biblia de los médicos europeos, pero Hohenheim se llamaba a si mismo Paracelso (“mejor que Celso’’), y la posterioridad lo conoce por este nombre jactancioso. Paracelso ejercié la medicina en Basilea en 1527, y, para difundir sus puntos de vista, quem ejemplares de los libros de Galeno y Avicena en : la plaza publica. A raiz de ello, sus enemigos, los. médicos conservadores, lograron que se lo expul- sara de dicha ciudad, pero Hohenheim no modificd sus opiniones. No destruyé la ciencia ni la bio- logia griegas, pero sus ataques llamaron la aten- cién de los estudiosos. Sus teorias no eran mejores que las de los griegos a quienes combatia tan fu- riosamente, pero era una época en que la icono- clasia era necesaria y valida en si misma. Su estent6rea irreverencia para con los antiguos es- 23 tremecié los pilares del pensamiento ortodoxo y aunque la ciencia griega prevalecié ain durante algin tiempo mas en Europa, evidentemente sus cimientos se estremecieron.

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