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Roald Dahl
broma tremenda. Anduvieron por el suelo, dndose codazos cariosos los unos
a los otros y sealando hacia arriba con sus patas delanteras rindose a carcajadas. Despus de todo, era bastante tonto, ratoneras en el techo.
Cuando Labon baj a la maana siguiente y vio que no haba ningn ratn atrapado en las ratoneras sonri pero no dijo nada.
Cogi una silla, puso pegamento en la parte inferior de las patas y la peg patas
arriba al techo, cerca de las ratoneras. Hizo lo mismo con la mesa, la televisin
y la lmpara. Cogi todo lo que haba en el suelo y lo peg patas arriba en el
techo. Incluso puso una pequea alfombra ah arriba.
La noche siguiente, cuando los ratones salieron de sus agujeros, todava estaban bromeando y rindose de lo que haban visto la noche anterior. Pero esta
vez, cuando miraron hacia el techo dejaron de rerse de repente.
Por el amor de Dios! grit uno. Mirad ah arriba! Ah est el suelo!
Santo cielo! grit otro. Debemos de estar de pie en el techo!
Estoy empezando a sentirme un poco mareado, dijo otro.
Toda la sangre se me est subiendo a la cabeza, dijo otro.
Esto es terrible!, dijo un ratn anciano de bigotes largos. Esto es realmente terrible! Tenemos que hacer algo al respecto inmediatamente!
Me voy a desmayar si tengo que estar cabeza abajo ms tiempo!, grit un
ratn joven.
Yo tambin!
No lo puedo soportar!
Socorro! Que alguien haga algo, rpido!
Ahora se estaban poniendo histricos. Ya s lo que vamos a hacer, dijo el ratn
anciano. Nos pondremos todos cabeza abajo, y as estaremos en la
posicin adecuada.
Obedientemente, todos se pusieron cabeza abajo, y despus de un largo periodo
de tiempo, uno a uno, se fueron desmayando debido a que la sangre se les subi
al cerebro.
Cuando Labon baj a la maana siguiente el suelo estaba cubierto de ratones.
Rpidamente los recogi y los meti en una cesta.