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TIEMPO

Lineal

Cronolgico

Captulo 1
La portera, humanizada ante la belleza de Santa, primero
sonri, y luego la sujet a malicioso interrogatorio p.19
Captulo 2
Durante el da, la ruda labor domstica, ora en la casa,
ayudando a la anciana Agustina, ora junto al ro lavando, yendo
a compras a la tienda de don Samuel, en la que haba de todo
p.51
Captulo 3
-Un da mi-continu el msico- mi madre me bes muchsimo,
mucho ms de lo ordinario p.81
Captulo 4
Y el da discurre pesadamente; pesadamente discurre la tarde,
y al anochecer, entre dos luces, van las sombras penetrando
en el jardn p.102
Captulo 5
En los primeros das de hurfana y de expulsada del templo
se confin en su habitacin p.131
Captulo 6
Aquella noche a nadie extra en La Guipozcuana que el
jarameo no asistiese a la comida p. 184
Captulo 7
Sobre todo; sin rememorar sus proyectos bordados haca
algunos meses p.205
Captulo 8
La tarde que los encerraron en el cuarto de los testigos, por
natural emocin p. 237
Captulo 9
Desde la noche en que Rubio la repudiara indignado por la
fragante infidelidad p.267
Captulo 10

Sonaban las diez de la noche cuando el Simn se detena en


la casa de Hiplito p.295

NARRADOR
Captulo 1, omnisciente
La mujer asom la cara, mir a un lado y otro de la portezuela, y como si dudase
o no reconociese el lugar, pregunt admirada p.15
Captulo 2, omnisciente
Santa quiso espantar su recuerdos ahuyentndolos con las manos extendidas
p.43
Captulo 3, omnisciente
Santa realiz prodigios con el sombrero del msico en su poder p. 73
Captulo 4, protagonista
Quite usted a los camareros, muy habituados al tumulto de la casa p. 101
Captulo 5, omnisciente
E Hiplito se acostumbr al dictado, frmese con l una especie de coraza por la
que resbalaban sin herirlo las carcajadas p. 135
Captulo 6, omnisciente
Y se levant del asiento, con servilleta y todo, metindose en su cuarto a
obscuras p. 169
Captulo 7, omnisciente
Santa enderez sus pasos fugitivos a la casa de Elvira p. 205

Captulo 8, protagonista
Mire usted que haba gente!
Captulo 9, omnisciente
Igual a lo que se pudre o apolilla y que, en un momento dado, nadie puede
impedirlo ni nada evitarlo, as fue el descenso de Santa, rpido, devastador,
tremendo p. 267
Captulo 10,
Sonaban las diez de la noche cuando el Simn se detena en la casa de Hiplito
p. 295

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