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Es muy comn hoy en da escuchar acerca de la gran cantidad de personas que sufren
de estrs mental y de las consecuencias fsicas provocadas por las angustias y
preocupaciones de diversa ndole a la que estn expuestas. Sin contar aquellas a las
cuales, por causa de la presin, se ha visto afectadas por la posterior aparicin de alguna
otra enfermedad latenteque se despierta a partir de un estrs.
Sin entrar en el tema mdico (pods interiorizarse en esta excelente pgina que lo explica
con mucho detalle) me voy a ocupar hoy del proceso por el cual se puede generar una
sobrecarga de estrs, que es el que no beneficia al ser humano, abordndolo desde el
punto de vista lingstico.
A partir de algo que sucede en nuestra vida, solemos contarnos una historia. Esa historia,
da forma o crea los lmites de nuestra capacidad discursiva, es decir, nuestros discursos
estarn --de manera ineludible demarcada por los lmites de por esta historia.
Digo que cuento una historia y no digo que cuento la verdad, para distinguir que no
tenemos acceso a conocer la verdad, o sea, tener el conocimiento o la certeza absoluta
de cmo las cosas son, porque nuestro equipo biolgico estndar no nos lo permite
(este es un tema que podemos desarrollar en otro post).
Lo que s podemos hacer es interpretar lo que observamos, y de ah que la sobrecarga de
estrs est ntimamente ligado a nuestros pensamientos. Me explico: Cada uno de
nuestros pensamientos provoca en nuestro sistema nervioso la produccin de diferentes
neuropptidos, que tienen una funcin cerebral tanto de estimulante como de inhibidora,
produciendo bienestar o malestar en el cuerpo.
Acontecimientos repetitivos que interpretamos nos provocan presin extremadamente
intensa (preocupaciones laborales, familiares, de pareja, poca de exmenes, tener que