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Pero un da, Xochiquetzalli supo que venan otros tiempos. Adis, les
dijo a los seres, y vol al cielo, abri su casa, regres al arco iris.
Oh! Ah!,lloraron hombres y mujeres cuando Xochiquetzalli se march.
Los conquistadores derrocaron a dioses, reyes y caciques. Y aunque
dictaron leyes para que los indgenas no vistieran como ellos, muchos se
apresuraron a usar el traje espaol.
Oh! Ah!, gimieron hombres y mujeres. Destruir la muerte nuestras
creaciones?
No se acabarn sus flores afirmaron, no se terminarn sus cantos.
Y con los dones de Xochiquetzalli elaboraron los rebozos, los sombreros, las
camisas y los calzones de los hombres que, inspirados en la ropa espaola,
desde entonces se incorporaron al atavo mexicano.
Bordadoras y tejedores, hombres y mujeres, insistan:
Nos habr dejado solos Xochiquetzalli? Tendremos que abandonarlo
todo?
Pero cuando los espaoles introdujeron en Mxico el cultivo de la seda, un
canto delgadito, delicado, se entreteji con las fibras brillantes.
Es la voz de Xochiquetzalli se dijeron, y trabajaron en seda hermosas
piezas.
A veces sentimos que Xochiquetzalli ha muerto.
Pero todava, cuando la serpiente-lluvia cae desde el cielo, la casa de
Xochiquetzalli brilla con sus siete colores.
Entonces, si uno se pone atentsimo, silbando en el viento, se oyen unas
dulces palabras: "Cubierto de flores estar mi corazn, joyeles preciosos y
bellos se habrn hecho, que en ninguna parte de la tierra tienen su modelo."