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UNIVERSIDAD ANDRES BELLO

Facultad de Humanidades y Educación Departamento de Artes y Humanidades


Licenciatura en Historia
Mundo Contemporáneo
Profesor: Freddy Timmermann Ayudante: María José Moreno
Semestre: 1º 2010

Preguntas Prueba Solemne

1 – Explique los rasgos fundamentales del desarrollo político interno de China:


Crisis de Transición y la nueva dirección existente desde 1976.
-Wolfgang Benz-Graml, Hermann. “Problemas Entre los Dos Bloques de
Poder”. Siglo XXI, Madrid, 1987. Pp. 248-281.
-Fairbanks, John King. “China, una nueva historia”. Editorial A. Bello, Santiago,
1996.

2 - Explique la forma en que se desarrolla en Europa la construcción de las


Naciones enfatizando sus obstáculos y sus resultados.
-Geoffrey Brunn. “La Europa del Siglo XIX”, Santiago, 1993, F. C. E., pp. 79-122.
-Exposición Hobsbawm. “La Era de la Revolución, 1789-1848”, pp. 138-152. “La
Era del Capital, 1848-1875”, pp. 93-108. “La Era del Imperio, 1875-1914”, pp. 152
-174.
-Tres resúmenes de exposiciones.
-Clases.

3 - Describa el desarrollo y los progresos de la revolución industrial en el siglo


XIX.
-Geoffrey Brunn. “La Europa del Siglo XIX”, Santiago, 1993, F.C.E., pp.137-148.
-Exposición Hobsbawm. “La Era de la Revolución, 1789-1848”, pp. 34-60. “La Era
del Capital, 1848-1875”, pp. 60-79.
-Clases.

4 - Explique cómo se origina y los efectos de la “gran depresión”


-Giuliano Procacci. “Historia General del Siglo XX”. Editorial Crítica, Barcelona,
2001.Pp. 155- 181.

5 - ¿Cómo y por qué se disgrega la URSS?.


-Giuliano Procacci. “Historia General del Siglo XX”. Editorial Crítica, Barcelona,
2001. Pp. 559-568. 570-576.

6 - Describa y explique de la Guerra Fría el a) origen b) desarrollo


c) consecuencias
-Giuliano Procacci. “Historia General del Siglo XX”. Editorial Crítica, Barcelona,
2001. Pp. 321-351. 354-356. 406-408. 413-416. 538-558.

7 - ¿Por qué el autor habla de la “edad de oro” y del “bipolarismo” para describir
los últimos veinte años de la historia?. Detalle.
-Giuliano Procacci. “Historia General del Siglo XX”. Editorial Crítica, Barcelona,
2001, pp. 469- 475.
-Un resumen de exposición

8 - Describa y explique el a) origen, b) desarrollo y c) consecuencias de la URSS


de Stalin.
-Giuliano Procacci. “Historia General del Siglo XX”. Editorial Crítica, Barcelona,
2001. Pp.216-227. 356-360.

9 - Realice un esquema detallado del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial


enfatizando:

a) Etapas (resaltando el “gran viraje de diciembre de 1941).


b) Las estrategias de los bloques contrapuestos.
c) El segundo frente.
d) La resistencia.
e) El final.
f) Desde la Conferencia de Teherán a la victoria en Europa.

-Giuliano Procacci. “Historia General del Siglo XX”. Editorial Crítica, Barcelona,
2001. Pp. 266-300.

Matías Ortíz

Exposición: “La era del Capital, 1848 – 1875”, Eric Hobsbawm

La construcción de naciones (pág. 93- 109)

El autor parte el tema preguntándose ¿De qué trataron las políticas nacionales entre 1848 y la
década de 1870?. La primavera de Europa, que es el periodo de las revoluciones europeas, afirmaron los
deseos de los países de ser independientes y unificados. Aunque hayan fracasado estas revoluciones, estas
aspiraciones de unificación dominaron la política europea de los años siguientes. (pág. 93)
Esas afirmaciones se satisficieron por medios no revolucionarios o solo un poco revolucionarios,
ejemplos de esto es la “gran nación” de Napoleón, o la unión de Alemania e Italia bajo el reino de
Saboya y Prusia. En la mayoría de Europa se impuso el problema nacional, rumanos, griegos y fenianos
son ejemplos de las luchas por lograr una independencia. Estas luchas en Europa iban desde las ideas de
crear una “suave autonomía cultural, hasta una secesión”, como dice el autor. Pero no solo en Europa
ocurrió esta “construcción de naciones” China y Estados Unidos son ejemplos también de esta. Pero el
autor se pregunta qué es esto, que es sentirse parte de una nación, ¿acaso el inglés sabía lo que es ser
inglés? Quizás no dice Hobsbawn, quizás no existía ese sentimiento nacionalista de las personas, pero en
esta época se pensaba que era necesario para construir estas naciones la construcción de estados-naciones
poderosos y soberanos, con un territorio coherente definido por los sujetos que conviven en la misma
“nación” y comparten un mismo idioma, cultura, composición étnica, etc. La idea de formar estados-
naciones a partir de no-estados naciones es, según el autor, producto de la Revolución Francesa. (pág. 95)
El criterio histórico de categoría de nación, implica la importancia decisiva de las instituciones y
de la cultura de las clases gobernantes suponiendo que las ideas e intereses de estas clases fueran más
compatibles con el resto del pueblo. Sin embargo el argumento ideológico a favor del nacionalismo era
mucho más radical, revolucionario y democrático, ya que no se trataba de una diferencia racial o étnica,
ni tampoco de una alta cultura porque esta “alta cultura” no era propiamente tal de un “bajo pueblo” o de
los trabajadores, este ideal, según el autor descansaba en un ideal de la cultura oral, es decir, cantos o
epopeyas, y en las formas de vida folklóricas, esto quiere decir, según el autor que el nacionalismo del
siglo xix era primeramente pequeño, ya que se reducía a sentimientos de localidades pequeñas. Los
defensores del estado-nación, al contrario, eran progresistas, querían hacer una economía viable, una
tecnología, una organización estatal y un gran ejercito, es decir eran de la idea de crear grandes naciones.
La estrategia era entonces unificar diferentes pueblos en una nación, como fue el caso del “estado”
yugoslavo, quien reunió serbios, croatas, eslovenos, macedonios, entre otros. Según los ideólogos de esta
idea de estado-nación, se debía configurar Europa en veintiséis estados soberanos (Woodrow), las demás
naciones pequeñas, debían integrarse a ellas, el argumento era que estos pequeños pueblos, o pequeñas
naciones no eran realmente naciones y que estaban atrasadas. Entonces, existían naciones que estaban
destinadas a prevalecer sobre otras y otras que estaban destinadas a someterse a esas grandes naciones,
aunque no debe interpretarse como conspiraciones de las grandes naciones para oprimir a otras más
pequeñas, muchas veces se les respetaban su cultura, dice el autor. (pág. 97)
Dice el autor, que hay una diferencia entre estado-nación y nacionalismo, el primero se funda en
la idea de construir una política con pretensiones de estar fundada en el otro. Pero estos afanes no
representaban lo que en el siglo XX represento el afán nacionalista, un estado lingüísticamente
homogéneo, independiente, secular, etc. En el siglo xix ellos proponían cambios políticos más o menos
ambiciosos y esto es lo que les hacia nacionalistas. (pág. 99)
En la mayoría de las naciones, el movimiento nacionalista, primeramente cultural y folklórico se
convirtió en político con el surgimiento de grupos de mandos orientados a la idea nacional, pero en
general faltaba apoyo de la población, este apoyo venia del sector medio y de personas ilustradas, los
niveles más bajo de la clerecía, artesanos o personas que de algún modo habían ascendido un poco más en
su status social, por último se suman los estudiantes de universidades. Los sectores más pobres eran los
que más atrasados se encontraban en la idea nacional. La idea nacional va también de la mano con el
progreso económico, ya que el dinero genera que se puedan crear instituciones nacionales, como fue el
Banco Checo o el Teatro Nacional de Praga. (pág. 101)
El nacionalismo fue cada vez una idea más masiva, los políticos, (de cualquier lado político), se
hallaban muy unidos por la cuestión nacional, el internacionalismo de la izquierda significaba apoyo y
solidaridad a aquellos que luchaban por la misma causa, pero las ideas nacionalistas también seguían
imperantes. La política en términos de estado, dice el autor, significaba política en términos de nación.
Pero este sentimiento nacional no era espontaneo, si no que había que elaborarlo, y tomar
medidas para que se pudiese concretar. De aquí la crucial importancia de instituciones que podían
imponer uniformidad nacional como lo eran el estado, la educación pública, fuentes de trabajo y el
servicio militar. Una herramienta bastante grande que ocuparon las naciones para integrar este
sentimiento nacional fue la educación primaria, donde se inculcaban a los niños desde pequeños valores
de patriotismo y moralidad. Además estas instituciones de carácter educativo fueron de crucial
importancia para el proyecto nacional, ya que brindaban una cultura y una lengua homogénea a las
personas, es decir un “idioma nacional”. Pero a medida que estos estados-nación fueron imperando,
gracias al auge de la educación y trabajos que atraían gente que migraba de los pueblos a las ciudades,
¿que era de aquellos a los que se les imponía un idioma, a aquellos que se les obligo a leer nombres de
calles en otro idioma diferente al tradicional? Esa es la paradoja del nacionalismo, que ha medida que se
creaba la nación, se creaba también el anti nacionalismo de aquellos que se les hacia elegir entre la
asimilación o la inferioridad. (pág. 106)

Alumno: Maximiliano Gárate B.

EXPOSICIÓN
Eric Hobsbawm, La Era del Imperio 1875 - 1914, Ed. Crítica, Barcelona, 2001.
Cáp. VI: Banderas al Viento: Las naciones y el nacionalismo.

Posterior a la unificación alemana hasta antes del estallido de la Primera Guerra, el concepto de
nacionalismo va cambiando el significado político e ideológico que lo acercaba al liberalismo de la
Revolución Francesa, identificándose entonces con la derecha política. Los seguidores del nacionalismo,
agitarían las banderas nacionales, contra los liberales, extranjeros y socialistas, además de mostrarse a
favor de expansión agresiva de su propio estado, rasgo que lo caracterizaría. 1 De esta manera, Hobsbawm
en un examen que podríamos calificar como más sociológico, va dando cuenta del cambio conceptual del
nacionalismo. Explica que la base de nacionalismo de todo tipo, estaría en relación a la voluntad de la
población por identificarse emocionalmente con su nación y aprovechando la democratización y la
masificación de la política, movilizarse políticamente. El ejercicio de enarbolar el nacionalismo, se vería
cruzado además por la polarización de las posiciones, en tanto que abrazar la causa nacional, excluiría
cualquier otro proyecto político, lo que denotaba la novedad del fenómeno.
El autor centra su análisis del cambio en el paradigma, a partir de cuatro aspectos destacables. En
primer lugar, la apropiación por parte de la derecha política marca el primer cambio. La superación del
“nacionalismo liberal” que mantenía que la independencia como ulterior objetivo, sólo era factible entre
los estados que pudieran demostrar viabilidad económica, marca el segundo punto. En relación a lo
anterior, el nuevo nacionalismo sólo reconocía a la independencia total, como única garante de la
autodeterminación nacional y como último eje de análisis, el uso del lenguaje para definir el
nacionalismo2.
Por otro lado, es extensivo su análisis de cómo el nacionalismo progresivamente fue ganando
fuerza al interior e incluso fuera de Europa. Las emigraciones juegan un rol fundamental, puesto que los
recién inmigrados, a verse por ejemplo, en un país hostil no les quedaba otra que acercarse a los
provenientes de su misma patria y forjar grandes redes de relaciones sociales, que suplieran el dificultoso
proceso de integración en un país extraño. A su vez, destacan fuerzas como el “neotradicionalismo”, que
funciona como un movimiento conservador y que intenta rescatar características de culturas que se veían
avasalladas por el avance de la modernidad, con sus industrias y ciudades. Aquí la Iglesia jugó un rol
primordial en la conformación de movimientos nacionalistas como el vasco o el flamenco 3. En relación a
las migraciones, la xenofobia se decantó como otro importante factor para fortalecer la influencia del
nacionalismo. En cuanto comenzó a emerger una clase media, estos veían con desconfianza el aflujo de
extranjeros que amenazaban por desbancarlos de sus negocios. Similar relación puede establecerse entre
los sectores de la clase obrera, quienes rechazaban a los extranjeros por representar mano de obra más
barata, que usurparía de sus puestos de trabajo.

Universidad Andrés Bello


Licenciatura en historia
El mundo contemporáneo
Profesor Freddy Timmermann
Alumno Juan José Leiva Cea
28/05/2010
Resumen del capítulo: “El nacionalismo”, del libro la era de la revolución 1789-1848, de Eric
Hobsbawm.

1
Eric Hobsbawm, La Era del Imperio 1875 - 1914, Ed. Crítica, Barcelona, 2001, p. 153.
2
Ibíd. P. 154.
3
Ibíd., p. 165.
El nacionalismo, es sin duda, uno de los acontecimientos de la historia, que han guiado a las
sociedades a determinar su estilo y forma de vida. El nacionalismo involucra dentro de su concepción una
unidad ideológica, económica, social y cultural.
Pero lo que nos interesa es el análisis del nacionalismo, que Eric Hobsbawm, nos muestra en su
libro, la era de la revolución en los años 1789 a 1848.
Después de 1830, el movimiento revolucionario que provoco la revolución francesa de 1789, se
dividió, dando origen a movimientos nacionalistas en pañales, por decirlo de una forma (p.138). Con la
aparición de líderes, como el italiano Giuseppe Mazzini, comenzaron los movimientos “Jóvenes”, como
la joven Italia, la joven Polonia, la Joven Alemania o la joven Francia (1831-1836). Pero sin embargo,
estos movimientos carecían de la fuerza necesaria para sustentarse en el tiempo. Según Hobsbawm, solo
el hecho que Mazzini fuera el líder, garantizaba el fracaso de estos mismos (pp.138).
Pero sin duda, una de estas nuevas naciones escapo a la regla. En 1840, la joven Irlanda, logro
sostener un dominio republicano.
Todos estos nuevos movimientos jóvenes, se alejaron del ideal republicano que trato de imponer
la revolución de 1789, se separaron de esta, pero en su origen, siguen más o menos las mismas
características. Los mismos programas políticos, la misma estrategia y táctica, incluso Hobsbawm, les
atribuye el mismo color de bandera, el tricolor (pp.139). Todos estos países buscaban una hermandad en
común, una búsqueda de la libertad y autonomía política. Se miraba hacia Paris y se veía la gran nación,
si se miraba al resto de los países, solo ellos creían en su nacionalismo.
El nuevo nacionalismo, no se apega a los miembros de las hermandades nacional-
revolucionarias, sino que a estos se suman en la década que va desde el 1830 al 1840, nuevos grupos
sociales, los terratenientes y campesinos, además de una incipiente clase media y una baja clase media
nacional, cuyos portavoces eran generalmente los intelectuales (pp.139). Los casos más ilustrativos de
estas clases emergentes, son Polonia y Hungría.
Son los intelectuales, la clase más educada, quienes llevan la batuta en estos movimientos,
aunque muchos de estos intelectuales eran a su vez administradores de fincas, abogados y figuraban
dentro de la mayoría de acumuladores de la riqueza local (pp.141). Esto se vio beneficiado por el
progreso de la educación. Escuelas y universidades, vieron aumentar sus cupos en el siglo XIX, aunque
no de manera determinante como hoy, pero de todas formas el número de estudiantes en Europa aumento.
El número de estudiantes, incluyendo las antirrevolucionarias islas británicas, no excedía los 40000
(pp.141). Eso sí, a pesar del aumento en la aulas, el nivel de alfabetización de los europeos no era total.
En 1840, solo los alemanes, suizos, holandeses y algunos escandinavos se escapan a esta regla (pp.142).
Un rasgo importante del asimilamiento del nacionalismo, es la traducción de los textos clásicos y
la adopción de las lenguas nacionales, incluso si los países reciben la visita constante de extranjeros. Que
la lengua nacional se imponga ante otros idiomas, demuestra claramente las intenciones individuales y
nacionalistas de estas nuevas naciones (pp.142).
La religión también es un foco de unidad nacional, caso irlandés (pp.144)
En la segunda parte de este capítulo, Hobsbawm, hace hincapié en que los rebeldes trataban de
sacar de sus naciones a los gobiernos extranjeros, entendiendo por estos, a los de diferente religión y no a
los de diferente nacionalidad (pp.145). Casos como la lucha contra el imperio turco, contra los rusos en el
Cáucaso y en la India contra los británicos, comprueban esto. Aunque no se trata de movimientos
nacionalistas puros.
El caso de la rebelión de los griegos, si puede ser tomado como un caso de nacionalismo más al
estilo, de las naciones de la Europa occidental. Los griegos buscaban su independencia. Para este caso, los
clanes de pastores y ovejas y héroes y bandidos lucharon contra un gobierno real, basándose en los
ideales de la clase media y la revolución francesa (pp.146). Todo el pueblo se alzo contra el opresor.
Esto tampoco descarta la incipiente conciencia nacional que se genero, por ejemplo, en
Latinoamérica. Pero solo es un embrión, como señala muy acertadamente Hobsbawm (pp.148).
Finalmente, Hobsbawm, señala lo siguiente:
“En ninguna parte se descubre nada que semeje nacionalismo, pues las condiciones sociales
para ello no existen. De hecho, algunas de las fuerzas que habían de producir más tarde el nacionalismo
se oponían en aquella época a la alianza de tradición, religión y pobreza de las masas, alianza que
ofrecería la más potente resistencia a la usurpación de los conquistadores y explotadores
occidentales.”(pp.149).
Con esta cita, el autor nos deja claro, que no considera un real sentimiento nacionalista en el
mundo, sino mas bien, que con lo anteriormente mencionado, se sentaron las bases para el nacionalismo.

Universidad Nacional Andrés Bello


Facultad de Humanidades y Educación
Licenciatura en Historia
Mundo Contemporáneo
Profesor: Freddy Timmermann

“Eric Hobsbawm :
El Capital, Capítulo IX: Los años dorados”
(pp. 260-289)

Nombre: Ana María Alarcón Legrand


Fecha: 18 de Junio de 2010

“Los años dorados”

Transcurría la década de los cincuenta, y los países “desarrollados” lograron percibir algo de la mejora de
los tiempos, aún más si realizaban una retrospección que los remontase a los años que antecedieron a la
Segunda Guerra Mundial. Entrados los años setenta y acabado ya el gran boom, los economistas
empezaron a darse cuenta de que el mundo capitalista desarrollado había atravesado por una etapa
singular y excepcional, etapa que recibió una denominación especial en los distintos países que cada vez
eran más prósperos: En Francia se le dio el nombre de “los treinta años gloriosos”, mientras que a los
veinticinco años de desarrollo que vivieron los americanos recibieron el nombre de “Edad de oro”.

El carácter excepcional de la época tardó en ser reconocido debido a que para países como Estados
Unidos, esta próspera época no era más que la prolongación de los benevolentes años de guerra, años
durante los cuales este país vio aumentado su PNB junto con su tasa de producción. Por consiguiente, los
años dorados no serían revolucionarios para Estados Unidos, sino más bien constituirían una
prolongación de los años prósperos de la guerra, junto con un estancamiento de su desarrollo e incluso, un
retroceso económico y tecnológico y de una disminución de la productividad laboral, la cual entre 1950 y
1973 pasó a ser menor a la del resto de los países industrializados.

Posterior a la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Japón y los países europeos fijaron como
objetivo la recuperación tras el conflicto bélico. A excepción de Japón y Alemania, en 1950 la mayoría
de los países había vuelto a los niveles de preguerra. Los beneficios materiales del desarrollo tardaron lo
suyo en hacerse sentir.4 Por otro lado, ciertos pensadores de la época llegaron a la conclusión de que la
economía estaba destinada a seguir subiendo.

La edad de oro correspondió básicamente a los países capitalistas que habían logrado adquirir a lo largo
de esas dos décadas la denominación de desarrollados y de ser los responsables de la producción de ¾
partes a nivel mundial. La Unión Soviética durante los años cincuenta había logrado alcanzar el índice de
crecimiento más alto entre todos los países desarrollados, dando a parecer que la parte socialista del
mundo llevara la delantera. El PIB de Europa del Este durante los años dorados creció más de prisa que el
resto de los principales países capitalistas industrializados. Mas, todo el crecimiento económico de esa
zona no posibilitó que el socialismo se abriera más camino que el capitalismo.

4
Hobsbawm, Eric, “Los años dorados” En Hobsbawm, Eric “La Era del Capital.”Barcelona, Editorial
Crítica, 2003, pp. 260-289.
Si bien la opulencia que caracteriza a la Edad de Oro no quedó al alcance de la mayoría de la población
mundial, fue un fenómeno de ámbito mundial. Desde 1950 hasta 1985, la población del Tercer Mundo
se duplicó sobre todo en Latinoamérica. Los años setenta vuelven a las hambrunas, viendo la típica
imagen de un niño exótico carente de alimentos. Estos años dorados no conocieron grandes épocas de
hambre, salvo quizás en conflictos bélicos o de “locuras políticas” El aumento de la población se debe a
que la producción de alimentos aumentó más de prisa que la población. Así, entre los años cincuenta y
sesenta la producción de alimentos aumentó con mayor velocidad en comparación con los países
desarrollados.
Durante los años setenta, se reflejan diferencias en el desarrollo de los distintos países del Tercer Mundo.
En el transcurso de los ochenta, disminuyó la producción de alimentos per capita no aumentó en otras
zonas que no fueran el Asia meridional y oriental. África, Centroamérica Oriente medio fueron los que
más cayeron.

La producción de excedentes de alimentarios era tal que decidieron producir menos o bien, llenar los
mercados con sus productos bajo el precio coste, entrando de este modo a competir con los productores
más pobres.

El mundo industrial de expande por los países socialistas y capitalistas del Tercer Mundo. La edad de oro
en los países de” creciente industrialización” permitió el desarrollo económico del Tercer Mundo.

La economía mundial crecía a ritmo explosivo: se había cuadriplicado la producción mundial de


manifacturas, y aumentó también la producción agrícola, aunque bien no lo hizo a niveles tan
espectaculares.El efecto secundario de dicho crecimiento lo constituye la contaminación y el deterioro
ecológico. Aumentó en la época el uso de los combustibles, por ejemplo. La ideología del progreso aboga
al dominio de la naturaleza, mientras que los naturalistas, ecologistas buscan proteger la naturaleza y los
medios que se obtienen de ella. Impacto ecológico sobre la agricultura.

II

Estados Unidos se convierte en el modelo de la sociedad capitalista industrial. Hacía tiempo que había
llegado al Era del automóvil a Estados Unidos, pero luego de la segunda Guerra Mundial, esta era hace su
llegada al Viejo continente. Los camiones y los autobuses eran el medio de transporte principal, lo cual se
explica por lo barato que era el combustible.

El acortar distancias permitió la gran expansión mundial. Se difunde por las nuevas industrias el modelo
de producción de Ford, y a nivel local el modelo de Ford permitió por ejemplo la creación de locales de
comida rápida como Mc Donalds . Se busca ahora que no un grupo reducido, sino las masas, se integren
al mercado, un ejemplo de esto es el turismo.

La producción de materiales naturales y/o tradicionales bajó enormemente, puesto que ahora se buscaba
la revolución de lo nuevo. Aparecen como novedades tecnológicas de la época el vinilo, las cintas
magnetofónicas, y los discos compactos., los relojes digitales, las calculadoras de bolsillo y los
componentes electrónicos, como la cámara fotográfica, por ejemplo. Es de gran importancia la
miniaturización de los productos con el fin de obtener la portabilidad. Se transforma así la vida cotidiana.

Lo complejo de la tecnología: caro proceso de creación. Otro elemento que caracteriza todo esto es el uso
intensivo del capital y el abandono de la mano de obra.

Todos los problemas que en algún momento pudieron afligir al capitalismo, parecieron disolverse y
desaparecer.

El desempleo masivo había desaparecido en los países desarrollados a excepción de Latinoamérica,

III

El capitalismo se caracterizó por una sucesión de ciclos económicos desde mediados del siglo dieciocho.
(Kondratiev) La edad de oro no sería otra cosa que la culminación de una fase de Kondratiev.
Viene el “Gran salto adelante” de la economía capitalista: reforma y reestructuración sustanciales con el
fin de obtener en la internacionalización y globalización de la economía.

La vuelta al “dejar hacer” no era para los políticos, funcionarios y hombres de negocios una opción, al
igual que la existencia de una economía de mercado inalteable. El interés por manejar asuntos del Estado
se hace indispensable. La economía mundial se desarrolla en torno a los Estados Unidos. La economía en
la Edad de oro siguió siendo internacional en vez de transnacional, lo cual permitió que se diera un cada
vez mayor comercio recíproco.

La economía capitalista internacional se desarrolló en torno a los Estados Unidos, país que se convirtió en
el principal centro de la economía mundial.

Entre los países comienza a aumentar el comercio recíproco. Un ejemplo de esto es U.S.A , país que
cuadruplicó sus exportaciones y a la vez se convirtieron en grandes importadores de bienes de consumo.

A partir de los sesenta, comienza a aparecer una economía transnacional, la cual en unos comienzos
estuvo ausente debido al predominio de la economía internacional. La transnacionalización de la
economía poseía tres aspectos: las compañías internacionales, la nueva división internacional del trabajo
y el surgimiento de las actividades offshore (extraterritoriales) en “paraísos fiscales”.Estos dos últimos
términos lograron introducirse en el vocabulario público durante los años sesenta. El paraíso fiscal
corresponde a la sede legal de un negocio en territorios por lo general minúsculos y fiscalmente
generosos., lo cual hace referencia a que a los empresarios se les permitía evitar el pago de impuestos y
todas las limitaciones que los demás países les imponían.
Las nuevas industrias del Tercer Mundo no sólo abastecen a los mercados locales sino que también al
mercado mundial , lo cual podían hacer exportando artículos totalmente producidos por la industria local
como también formando parte del proceso de fabricación transnacional. Esta última fue la innovación
decisiva de la Edad de Oro.

Tan pronto como fue técnicamente posible y rentable, la industria abandonó los lugares de mano de obra
cara para establecerse en lugares donde la mano de obra es más barata. Los empresarios no estaban muy
interesados en pagar salarios altos en plena expansión ni generar beneficios cuantiosos.

La estabilidad de la edad de oro no duró mucho, puesto que su durabilidad dependía económicamente de
la coordinación entre crecimiento de producción y de las ganancias que permitían mantener estables los
beneficios. Todos estos elementos se vieron desgastados en la década de 1960. Entró en decadencia la
economía de los Estados Unidos, y dicha decadencia provocó que el sistema monetario mundial basada
en la convertibilidad del oro se viniera abajo.

En 1973 con la crisis mundial, se estanca el desarrollo, la economía entra en una fuerte caída y por
consiguiente, estos años dorados llegan a su fin.

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