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den pequeos saltos, que levanten las manos, que imiten algn animal y luego vuelvan
a sus sitios.
Los juegos deben propiciar la higiene personal. Por este motivo, el juego constituye
una situacin ideal para la formacin de hbitos higinicos.
La experiencia ensea que en la segunda etapa tambin son importantes esos ratos
de ocio bien dirigidos en los cuales se pueden incluir juegos, canciones, cuentos,
retahlas, adivinanzas, fbulas, trabalenguas, cuentos crecientes, cuentos mnimos,
descifrar cdigos A qu se parece?, anagramas, entre otros (Torres Perdomo, 1991,
1993, 2001). Si las actividades se combinan el resultado tiene que ser halagador.
Estos perodos de descanso benefician el desenvolvimiento del estudiante y le
permiten al profesor/a controlar para orientar el proceso de aprendizaje en forma
individual y colectiva. Tambin le permiten conocer quin produce y cmo lo hace, bajo
qu procedimientos se orienta y qu actitudes involucra. Esas manifestaciones
espontneas que propician los juegos sirven de pauta para las evaluaciones
conscientes y justas.
El juego, como elemento esencial en la vida del ser humano, afecta de manera
diferente cada perodo de la vida: juego libre para el nio/a y juego sistematizado para
el/la adolescente. Todo esto lleva a considerar el gran valor que tiene el juego para la
educacin.
En definitiva, para que un juego se convierta en un medio educativo, es necesario
que se den y que se creen, las siguientes condiciones:
Potenciar la creatividad.
4.
Conclusin