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[FOTOS =iADORA] 1%o © Cedos { | Lapaticn WING. p& Bistemia | Por Jacques Jali Fal, SrA 6 Die 4 Laisa pita dene ala prensa cae os hiss Panes (Conde ure ses por ks mejores deel, Mar Bloc, ales "Febve,vicima oso wknd de hecho com Forme mis ator de |e hstonagrata de pices de po, comena fous Boy ot erene [Engl Signo ie apart della ts mds dd, fs ms nova tls pene horses francs Lo gee maui, no sea seen "No ets en mx neni oan port le a posse isda ml vous Tar en inert Come canker, cme ‘i el aoc ela ia grnedad Los bce foc won Io gu "traded oy mene panos de xcs mis nes cas, aii see i fou a ae ning 9 men oranda |r prohbiin de reser,» que seh is contd, Cenenmones Se ‘torent on corr ure ripe conser al jo ‘i hist pola s psealga, fos fs condi ats,es iis, nso opi, © por In soe piel lb masts Ge It omponae er calatna tga lo ae enscn lo pr ina ‘Compare 5 mata cipro aniiss: sais pn oat: ‘Somapca y a ene conten de sen, a prey lobe mga | Ses al concent ¢ ignore incnecente) pote itera i an y la diversificacin de la ciencia politica, que ha tenido que interpretar los aspectos nuevos de lz sociedad politica en Jos paises socializizs y en los paises salidos de la colonizacién, explican en pare esta evolucié {Cual es al respecto Ia posicion de los historiadores? Durante largo tiempo ta mayoria de ells ha seguido el paso de Ios juristas y ha abordado el 40 68 JNCQUES ALLARD 230 problema det poder estatal con el prisma del analisis de la soberania, -Examinando ls rlaciones de la comunidad politica y de la comunidad nica en Ja Edad Media (populus y natio), Bernard Guenee estima que «hasta el presente s¢ ah atrbuido demasiada importancia a la nocién de soberania en la definicién, del Estado»; constata que los constructores del Estado también se han deicado a construir una nacién y que, a partir del siglo XIV esta se ha convertido en el mejor apoyo del aquella; punto de vista que es el de Ia sociedad politica y que ros aleja de las construcciones puratnente juridicas que gravitan en torno a Ja ‘nocién de soberania, ‘Es necesatio decirlo? La preocupacién por sacar a luz ls relaciones centre las insitaciones politicas y las formaciones sociales que las subtienen se ‘firma todavia con mayor nitidez @ medida que nos acercamos a la época ‘contemporaine; es una de las bases esenciales de la sociologia de los partidos politicos que se ha desarrollado mucho desde hace una veintena de aio ‘Combatido por las explicaciones de tipo funcionalista, no por eso deja de conservar wna gran importancia, Desde este punto de vist. el esfuerzo de Nicos PPoulantzas para pensar teoricamente, en una perspectiva marxista las relaciones del poder politico con las clases sociales merece ser sefalado. Pese a cierta tendencia a la sofisticacion no deja de consituir el esfuerco interesante pera ‘esituar en la nocién de poder politico, en el seno de una prablentética general de Ja tuchas de clases en un modo de produccién determinado, un estatuto de autonomia relativa que fos hechos no habian dejado de conferirle, pero que la Cconcepcién triviaimente marxisia de la politicaeflejo se empefiaba en dencgatic Marxista 0 no el historiador no puede desinteresarse del problema de la aturaleza social del poder politico: En este-campo el recurso a los mtodos estadistieos aplicades, por ejemplo, al estdio de los consejeros-generales en el curso del siglo XIX ha profundizado nuestro conocimiento del personal politico yy ba permitido escapat al ocasionalismo ingenuo en el que la historia politica se ‘ha complacido largo tiempo. En este tereno, todo 0 casi esti por hacer: gque sabemos de la composicién social de los partidos pollticos, de las asambleas clegidas durante la III Republica? Poca cosa, en verdad: por es0, pese a tantas ‘obras de valor, Ia verdadera historia politica de este periodoestd aun sin escribir. Pero eso es probablemente de los andlsis funcionalisas o sistemas que vyienen hoy para la historia politica los desafios mas setios y los estimulos mis Fecundos. Concebidos y puestos en aplicacién en Jos Estados Unidos, tienden sctualmente a apoderarse de la ciencia politica francesa con un tempo de retraso ‘que indudablemente hay que atribuic mas a provincianismo cultural que HACER LAHISTORIA ast originalidad idoolégica. Estimolo, ante: todo, In débil capacidad coperatoria de nuestra historia politica escriba en primer lugar en su repagnancia, por foriar conceptos nuevos y a proponerse modelos expliatives. Nuestro emipirismo positivista est4 hoy agotads, Tomemos insttuciones' como partido, sindicato 0 régimen politico, consideradas en su conjunto en un momento dado. existe un interés heuristico evidente en considerarlas como wn sistema coherente {que reaccione a una gerie de tensiones externas por Ia bisqueds-de respuestas ‘daptadas al restablecimiento del equilbrio. Tal es la idea de base de sistema tibemético puesto & punto por David Easton. Los efectos del eniorno sobre e! sistem (impuls) y las respuestas del sistema (outputs) constituyen un conjunto de infercambios y de transacciones que es reducir a wif pequetio numero de ipos clementales. Esie modelo ha sido ya objeto de aplicaciones particulares on Francia por parte de Daniel Lindberg en el caso de la comunidad Europea considerada como im sistema politico © de Georges Lava, en el caso det partido, comunista francés. Si, el resultado de una actitud semejante no es el de ‘ransformar el estado de los conocimientos sobre un problema dado. Tampoco es, por Jo demi, su objeto. Pero permite plantear en términos sstemticos una couestion esencial : como funciona el PCF? y quizé también una segunda , que yo formularia gustosamente asf: que es Io que hace correr al PCF?, [Nada se opone teéricamente a: que los historiadores apliquen este _método ai objeto dé sus propias investgaciones. Sugiero, por ejemplo, que un Analisis sistémico del partido radical bajo la IIT Repdblica podria llevar a-una ‘nterpretacion global interesante de este partido lactuante y polimorfo ‘También he hablado de desafios, ue hay que aceptar. Es conforme con Ja pendiente natural, sino a Ja intencion profunda de tales andlisis, representar los sistemas en estado de equilibria permanente. No porque’sean incapaces de dar cuenta del cambio, Al contrario, Pero justamente los cambios en et sistema pprohiben concebir el cambio det propio sistema, Es ahi donde Ja intervenciGn especifica de historiador puede ser capital ara poner a punto modelos que tengan en cuenta e} desarrollo y pasar de Cstructras estiticas a estructuras dindmicas. «EI sector politico ~escribe Georges Balandier~ es uno de los que mis marcas de Ia historia evan, uno de agiellos en que mejor se captan las incompatibilidades, las contradicciones y tensiones inheremies a toda sociedad. En este sentido, un tl nivel de Ia realidad social tiene una importancia estratégica para una sociologia y una antropologia ‘que auisieran esiarsbiertas a la historia, respetuoses con el dinamismo de las ‘etrcturas ytendidas a la captacién de los fendmenos-sociales-totates.» El punto de vista del antropéiogo, tal como agut se expresa, empalma JACQUES RILIARD as de modo notable con el del historiador moderno, que consiste en imstalarse deliberadamente en Ia dialéetica de Io inmévil y del cambio, Demasiado tiempo confinada al estudio de las modificaciones de detalle que afectan Ia superficie social fascinada y como hechizada por los. reflejos superficiales. Clio Habia acabado abandonando a los demas el estudio geoldgico 4e la sociedad; capitulando ante su trea principal que consiste en la explicacién Gel cambio en profundidad del cambio en las profundidades. La inestabilidad Permanente de la superficie tenia por contrapartia la inmovilidad casi definitiva ‘de las profundidades. Colocados en pisos diferentes, Heracito y Parménides ccontinuaron ignoréndose soberbiamente. Estructura/coyuntura: Ia oposicién es ‘demasiado facil y nada explica. Si a historia quiere ser laciencia del devenit de las sociedades, tiene que considerarlo, en adelante, todo {como past una sociedad de una esinictura a otra, de un equilibrio a otro? He aqui la cuestion cesencial para el historiador de hoy en el concierto de las ciencias humanas, eure que los pisses subdesarrolades sacan fucrzas y partido de sa tetraso remitiéndose de entrada a ls técnicas mis modernas y dejando de lado las clisicas. EI retraso de la historia politica la coloca en una stuacién andloga y Ja invita no s6lo a quemar etapas, sino a telescopiarles. Como Balandiet, ppensamos que la historia politica podria desempenar en la actualidad un papel Capital, instruida por su larga andadurs en el caos acomtecimental, podria evitar al conjurto de fos historiadores a ls larga travesia del desierio sistémico, aportandoles, finalmente, una contribucién esencial a la interpretaciéa global del canbio. a 68

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