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El tiempo de la austeridad

El otoo trae consigo mltiples cambios. Lo que floreca hace seis meses ahora
se marchita. Aquello que resplandeca, ahora se vuelve austero. Las calles son
revestidas de tonos amarillos y rojos An no muere la naturaleza! Se prepara
para dormir. La gente se cubre para evitar el contacto con el viento helado que
eriza la piel. Este viento es impredecible, como una fiera con hambre En
verdad, los paisajes que se forman son sorprendentes.
Constantemente, al caminar por las calles, omos ese ruido propio de la poca:
las hojas rotas al ser aplastadas por nuestros pies. Un ruido que me relaja, un
ruido que me pone en paz, un ruido que me hace reflexionar Imprime en mi
alma ese impulso que me mueve a reflexionar sobre los misterios
sobrenaturales, aquellos misterios de Dios que tantos filsofos resolvieron con
el sello propio de su poca. Que complicado es tratar de responder a tantas
interrogantes que acechan y agobian al alma. Despus de tanta lucha
intelectual, solo me queda agradecer el don de la fe.
Asimismo, este tiempo es propio para una soledad paradjica, aquella soledad
en la que el hombre est muy bien acompaado: la soledad con Dios. Disfruto
leer las obras de San Juan de la Cruz, de San Francisco de Sales y de San Rafael
Arnaiz. Estas lecturas traen consigo un sosiego espiritual, pues sacian la sed de
Dios que toda alma desea poseer.

Byron Carmona

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