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EL SECRETO DE LA MIRADA

Ella lo vea, le observaba, siempre se deleitaba mientras l contaba su


ir y venir diario, sin ninguna complicacin y con mucha gracia.
A pesar de que a todos sus andares ella atenta estaba, otra cosa era
lo que la atrapaba, otra, era lo que vez tras vez, la mantena
embelesada, absorta y abismada.
Su mirada; era su onda y profunda mirada, que a pesar de tener ese
mgico y dulce brillo de un nio, contena un secreto.
Un secreto que la invitaba a entrar en ese mundo mgico, lleno de
vida y de grandes y hermosas historias, que poco o nada tenan que
ver con ella.
A pesar de esto, con gusto la llamaban y la invitaban a pasar y a ser
parte de todo ese trenzado de memorias.
Eso la intimidaba.
Le gustaba.
Esto nunca se lo deca; l siempre la escuchaba, le atenda, pero ella
nunca se lo contaba.
Senta que si l le revelaba el secreto de su mirada, la magia se
rompera, y l poco a poco, de ella se ira.
Se ira porque ella tendra que revelarle sus secretos; que no estaban
en su mirada, ni eran mgicos, ni llenos de vida, ni eran grandes ni
hermosas historias pero eran sus secretos: pequeos, simples, pero
suyos.

Un da l la bes.
Entre sus brazos la tom y la bes.
No fue mgico, ni mstico, no se paraliz el mundo a su alrededor, ni
ocurri ninguna de las escenas que se ven en la tele y se leen en los
libros, escenas que a ella tanto le desagradaban.
Simplemente fue un beso rico, jugoso, carnoso y lleno de mucho
cario.
Ella lo recibi, lo prob, lo sabore, lo sinti y le gust.

En ese momento record lo del secreto de su mirada y quiso


decrselo, quiso compartirlo con l; pero not que dos pares de ojos
estaban cerrados, sintiendo, viviendo.

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