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No reivindicar la ignominia, tampoco har que la olvide; no importa: soy libre.

Miro
su rostro, no reconozco quin es, la seguridad que me aguarda es dada por el dolor
corporal, mi cuerpo siente fatiga, mis msculos saciaron su frenes, de modo que
tuvo que suceder, el que est sumergido en la tan profundo charco de su propia
sangre debe ser el mismo con quien luch, mereca morir por su altruismo; ser
bondadoso y misericordioso. Miro con estrpito, tomo sus cabellos y levanto esa
masa deforme que le qued por rostro. Definitivamente, soy yo.

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