Rio Piedras – Amnistía Internacional Sección de Puerto Rico (AIPR)
denuncia uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía de Puerto Rico contra estudiantes y civiles en manifestación pacífica y legítima.
“Lo ocurrido el pasado 30 de junio en los predios de El Capitolio es una
herida a la historia democrática de Puerto Rico. El despliegue y uso de la fuerza durante la manifestación pacífica de estudiantes y civiles demostró la incapacidad del Estado para lidiar con las diferencias ideológicas. El pedido de la ciudadanía de entrar al hemiciclo para ejercer su derecho de fiscalizar a la legislatura en ningún modo justifica los macanazos, gas pimienta, gases lacrimógenos y malos tratos que presenciamos y están documentados en fotos y videos. Es prioritario que se haga una investigación exhaustiva de lo acontecido y todos y todas los(as) involucrados(as) en este trágico acontecimiento rindan cuenta de sus actos y de alguna manera se reivindique a las víctimas”, puntualizó Pedro Santiago, Director Ejecutivo de AIPR.
El sistema democrático adoptado oficialmente en nuestra sociedad de
una parte cobija el derecho de toda persona a la libertad de expresión, reunión y de acceso a las funciones públicas del país. De otra parte, el Estado tiene el deber de enriquecer los haberes democráticos y procurar el orden y la seguridad en respuesta a los incidentes espontáneos y los actos públicos organizados que surjan por las vías más pacíficas y generadoras de convivencia respetuosa. Además, es importante hacer hincapié que los agentes policiacos en el cumplimiento de sus funciones deben al mismo tiempo apoyarse en y proteger todos los derechos de las personas y si en determinado momento tienen que intervenir, esta intervención debe hacerse utilizando el r grado de fuerza estrictamente necesario siempre velando por que en la consecución del orden no se mancillen los derechos protegidos de la ciudadanía.
Para AIPR este aspecto es parte de un modo de gobernar que se
reitera insistentemente en contra de las prácticas democráticas más connotadas como son, a manera de ejemplo, la transparencia, y la rendición de cuentas y la participación ciudadana. La trabazón que enfrentaron los estudiantes y otros ciudadanos, en su empeño legítimo de participar en la escena política del país asistiendo a los hemiciclos legislativos y congregándose en la plaza norte de El Capitolio, se acumulan a otros actos recientes de entorpecimiento a la prensa, criminalización de los estudiantes, caracterización insultante de sectores y personas, desarticulación del aparato público y una gestión que agudiza la pobreza, las inseguridades y los miedos en el país. Con todo este panorama toda persona tiene primeramente el derecho y también el deber ético de, como mínimo, protestar pacíficamente los designios del Estado y las órdenes que gobiernan.
Por otro lado, Osvaldo Burgos Pérez, Presidente de la Sección expreso
“en estos sucesos sobresalen varias violaciones a derechos protegidos tanto por la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico como por los principales instrumentos de derechos humanos reconocidos internacionalmente, a saber, la libertad de expresión, que los procesos parlamentarios sean públicos, la libertad de prensa, la libertad de asociación y el derecho del pueblo a exigir del gobierno la reparación de agravios, entre otros. Así pues, para Amnistía Internacional no queda claro la intransigencia de la Legislatura ni la respuesta de la Policía. La costumbre en el país de mantener abiertos los hemiciclos legislativos insistimos que debe sostenerse. La respuesta policiaca, incluso con el uso de armas menos letales y rocío de gas pimienta y gases lacrimógenos, debe ajustarse a principios de legalidad, legitimidad, proporcionalidad y necesidad. La Legislatura y la Policía deben explicar coherentemente y sin cinismo las razones y criterios en las que basaron sus determinaciones”.
En vista de todo esto, Amnistía Internacional aprovecha para hacer un
llamado a la Policía de Puerto Rico de manera que modifique la práctica de sus funciones en el contexto de manifestaciones legítimas y no violentas. La policía debe promover en sustitución de las estrategias represivas -que con facilidad devienen en abuso policiaco- la autorregulación de los grupos. Esto es, en las ocasiones que sea necesario los supervisores policiacos deben identificar a los portavoces de los grupos manifestándose para así fomentar el diálogo y la propia disciplina democrática.
“Hacemos un llamado al gobernador de Puerto Rico, como
comandante en jefe de la Policía de Puerto Rico, para que de forma inmediata dé instrucciones al Superintendente de la Policía para que cese de una vez y por todas el uso excesivo de la fuerza policiaca en nuestro País y para que promueva como parte de su gestión lo que es uno de los principios fundamentales de este cuerpo: la protección de los derechos civiles de las personas”, finalizó Burgos Pérez.
Para más información contacte con la oficina de Amnistía
Internacional Sección de Puerto Rico.
Persona Contacto: Pedro Santiago Tel. Cel. 787 646-9011 787-763-