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VITAL Coleccién dirigida por Esteban Nicotra y Sylvia Nasif E-mall estebannicotra@infovia.com.ar Titulo exiginal: Empirsmo eretico (© 1993, Garzanti SpA, Milano, Italia (© 1993, Garzanti Sp.A, Milano, tai (© 2005, Editorial Brujas Primera edicién, 2005 Pesaln Pler Pasta Empima herico/ co pogo, ntasy coments de Esteban Neat — {red Conde Brjs, 2008 ‘410; 2te1¢ em. (Val iid pr Esteban Neots y Syhia Nasi) “Traduede por Esteban Neoba ‘80 987-591.005-1 4. Ereaye haane | Neava, Esteban om. Il Nears, Eeteban prog Ii. Meata, Esteban, tad NV Tho 600 854, Proyecto de csefo y grifico: Esteban Nicotra Disehio de tapa: Ana Carolina Saavedra Diagramacién: Rubén Rayano Impresin: Leandro Echenique / Martin Yriart SBN: 987-591-003-1 {Queda hecho ef depésito que marca la ley 19.723, Tiada de esta edici6n $00 ejemplares. Editorial Brujas Telffx: (0351) 4606044 - Pasaje Espana 1485 C6rdoba - Argentina, editorialbrujas@arneticom.ar [Ninguns pate de eta publi, inchide deo de taps, puede se reproduc, ‘semaceado taramiti poringn medi, ya sea ectric, quire, mecinco, 6c, ‘degrada o por etoczpasinautoraacn prea dl er mpresoen Argentina indice una ‘desesperada vitalidad’, para que lo irreal x € gesxs b mW 151 La maleva mimesis.. __ Elfin de la neovanguardia (Apuntes frase de Goldman, sobre dos versos de un texto de ‘neovanguardia, y sobre una entrevista de Barthes).... 174 ~ Guerra civil. _ ji! PCI para los j6venesi! (Apuntes en verso para EI “cine de poesia” El guién como “estrux estructura’ La lengua escrita de la realidas Réplicas sobre el cine.n nine Observaciones sobre el plano-secuencia.. Ser es natural. ‘Apéndice: EI miedo al naturalismo... Los signos vivientes y los poetas muertos. 338 Pasolini, una ‘desesperada vitalidad’ para que lo irreal no venza Por Esteban Nicotra EI 2 de noviembre de 1975, con las primeras luces del dia, era encontrado en Ostia, a pocos kilémetros de Roma, el cadaver de Pier Paolo Pasolini, casi una “montén de desperdi- ios", como dijo la mujer que lo encontr6. Masacrado a gol- pes, los huesos quebrados, el rostro irreconocible, la cabeza destrozada y el cuerpo aplastado por las ruedas de su auto, el cuerpo de Pasolini era la demostraci6n concreta de que “al- uien” lo haba querido cancelar, borrar definitivamente. ‘Atreinta afios de ese hecho, et 7 de mayo de este afio, el supuesto asesino confeso, Pino Pelosi joven de diecisiete afios cen la noche del crimen, que purgé una pena de casi diez aios, manifest6 en el programa Ombre sul giallo de la RAI 3 que él 1no habia asesinado a Pasolini. Dijo ademas que aquella misma noche de 1975 habja sido amenazado de muerte, junto a su familia, por tres individuos de aproximadamente cuarenta afios ‘que en ese descampado habfan salido de las sombras y ha- bian masacrado salvajemente al poeta griténdole con acento ccalabrés 0 siciliano: “maric6n, cerdo comunista”. Y dado que ‘sus padres ya habian muerto, como también probablemente los asesinos, él confesaba la verdad. ‘Siempre fue mi conviccién que la muerte Pasolini era un asesinato politico. Basta haber leido sus Escritos corsarios, sus Cartas luteranas y el libro de autores varios, compilado por Laura Betti (léstima que muri el 1 de agosto del afio pasado y no pudo escuchar la nueva confesin de Pelosi) Pasolini: crénica Judicial, persecucién, muerte para damnos cuenta de que la voz de Pasolini debia ser acallada por el Poder, ZQué es lo que asustaba a ese “Poder sin rostro” para llegar a desfigurar y cancelar el del propio escritor y cineasta? ‘Ademés de la naturaleza de sus denuncias (remito ala lectura de los libros mencionados), la claridad de sus ideas y sobre todo, la indudable autoridad con que expresaba sus pensa- mientos, pensamientos de un hombre que no se embanderaba ‘nunca en una causa definitiva, jamés restringfa la fuerza y agu- deza de sus afirmaciones a ninguna instituci6n 0 credo ideol6- {gico 0 partidario: esto es lo que daba miedo, Pasolini era im- predecible y al mismo tiempo lucidisimo. Su pensamiento j més se esclerotizaba en una estructura interpretativa (de alli las —zaparentes?— contradicciones de sus escritos) de la rea- lidad, gracias a su amor incondicional a la misma. No era un ‘escéptico racionalistairénico, sino un racionalista apasionado y tragico. Pasolini no queria convertirse en un conservador més del “orden horrendo", como lo denomina en la Giltima entre- vista que concedié a Furio Colombo, pocas horas antes de su muerte. Alldice: “No se ilusionen. Ustedes son, con la escuela, latelevisién, la mediocridad de los medios, ustedes son los gran- des conservadores de este orden horrendo, basado en la idea de poser y destrur. Dichosos ustedes que estén todos conten- tos cuando ponen a cada delito una etiqueta. A mi esto me parece otra de las tantas operaciones de fa cultura de masa. No pudiendo impedir que sucedan ciertas cosas, se encuentra paz fabricando estanterfas clasificatorias" [...] “No quisiera hablar ms de mi, tal vez ya he dicho demasiado. Todos saben ‘que mis experiencias las pago personalmente. Pero también estan mis libros y mis peliculas. Tal vez sea yo el que esté equi- vocado. Pero sigo diciendo que estamios todos en peligro”. Su “desesperada vitalidad” no podfa transar con este “Estado” de cosas. Es intl preguntarse qué habria dicho Pasolini hoy de nuestra realidad, porque su pensamiento tan licido sobre las condiciones culturales, sociales y politicas de su tiem- po, le permitié anticipar in nuce nuestro presente. El capta to- das las tensiones fundamentales de su sociedad y de su tiem- po, no para resolverias de modo conformista y tranquilizador, sino para develarlas y desventrarlas, generando una via de cconciencia y resistencia. Basta leer atentamente sus obras. De allf el valor inestimable de cada una de sus paginas y de sus obras artisticas. En especial de este libro que estoy prologando. Empirismo herético aparece en abril de 1972, y es —como ‘comenta Nico Naldini— “acogido ya con la acostumbrada in- diferencia por parte de la critica”. Esta obra es un verdadero laboratorio, pero no asépticamente aislado y distante, sino in- serto en la misma realidad histérica de su tiempo, donde Pasolini ‘observa moverse las células constitutivas del inicio de la Post- historia: el Advenimiento de una nueva forma homologadora de cultura, basada s6lo en los Gnicos y totalitarios valores capi- talistas burgueses. Pasolini en este libro sefiala los “sintomas” en algunas de sus formas: la lengua, la literatura y el cine. El ‘mundo de los signos de nuestra cultura es la punta del iceberg de una nueva forma de concebir la realidad. ‘Cuando la realidad social del mundo se iba convirtiendo en sélo lenguaje: lenguaje técnico, seftalizador, funcional, Pasolini, un intelectual que habia conocido el mundo “ante rior’, se concentra para enfrentar esa realidad desde ese mis- mo lenguaje y cédigo. El escrtor, sin embargo, se converte en. tun ‘hereje’ del empirismo. Siendo empirista en estos ensayos, desnuda la rafz burguesa neocapitalista de ese empirismo y discute, en una polémica en poete, con las teorias de los diver- 505 Eco, Segre, Calvino, Goldman, Metz. Como asf también ‘con sus mismos contemporéneos compafieros artistas como Godard, Bertolucci, Antonioni, y con los més lejanos neovanguardistas como Sanguineti, Balestrini, etc. Empirismo herético reGne los principales ensayos ppasolinianos sobre el lenguaje en sus diversas manifestaciones, continuando y completando aquel otro gran libro de ensayos publicado en 1960, Pasién eideologia. Una "Visién” de nuestro mundo a través de os lenguajes, complemento ideal —no equi- valente ni combinable— de sus obras artsticas entre los afios "60,y los ‘70 hasta su muerte (Poesia en forma de rosa; Teorema; Chiquero; Petréleo; Sald, etc.). Es decir, toda la produccién ppasoliniana que el autor pone bajo el signo de una inquisicién ala sociedad burguesa, asf como los afios 40 y ’50 fueron los aos de las “bellas banderas” levantadas para exaltar la Reall- dad arcaica, campesina, “humilde” de una Italia que ahora, en su presente, se transforma a pasos agigantados en algo “horrendo” y globalizador. Pasolini, por ejemplo, sefiala que su teoria sobre el cine no se debe confundir con sus filmes: “En fealidad mi traduccién en términos gramaticales de mi idea del cine —que deriva de lo que yo soy—no se combinay no se ‘confunde con mi traducci6n de la misma idea en términos ‘expresivos y poéticos (es decir, en concreto, en mis filmes). La analogia se da a niveles profundos”. En este libro que prologo, por primera vez en versién al castellano, se encuentran ademds todos los principales ensa- ‘y0s de Pasolini sobre su concepcién del cine. Tal vez a partir de ellos algunos criticos de cine de habla espafola deban, con su Jectura, corregir un poco su concepcién de lo que Pasolini la ma “cine de poesia”. Con su intervencién titulada “Cine de poesia” en el Primer Festival de Cine de Pesaro Pasolini intro- ducfa en Italia el estudio del cine desde el punto de vista semiolégico. Como dijo después el propio escritor hablando de su libro de ensayos: “Un libro que trata completamente sobre las cosas, las més actuales. A él se puede reivindicar el mérito de haber inaugurado en Italia, en lo que respecta al Cine, el uso de la investigacién semiolégica, y, sin embargo, el ‘mismo se presenta como desesperadamente inactual. El autor se vanagloria de esto, en correspondencia con el desprecio ‘que nutre hacia sus colegas criticos —casi todos— cuya gloriosa ccanicie y su falta de sal y pimienta estén vueltos hacia la inhu- manidad de los peores de a nueva generaci6n”. Pasolini parte en este libro de la constataci6n de la ausen- cia de una lengua nacional, como siglos antes Dante en De eloquentia. Sendo el italiano una lengua originariamente literaria y habiendo sido adoptada luego por la burguesia en el momento de la unificaci6n de Italia, no ha sido nunca una lengua nacional, sino pseudo-nacional, la lengua de la bur- guesfa dominante. Pero advierte la presencia del nacimiento de una lengua unificadora del futuro, neonata, una lengua difundida por la tecnocracia, los neocapitalistas, la lengua ho- rrenda de una Italia que se convertiré en el “pais donde el ‘exacto suena’, producto de una unificacién definitiva de la so- ‘iedad bajo los valores burgueses y tecnocraticos, sustituyendo alla lengua humanista. Y desmenuza el discurso politico gris e inexpresivo de un Aldo Moro, por ejemplo, como también el de unos versos de la nueva vanguardia, o la interminable se- ‘cuencia naturalista, atin inexpresiva, de un filme de Warhol. Por esto propone en su ensayo “Nuevas cuestiones lingiisticas": £Enmedio de esta nueva realidad lingUistca, a fina- lidad de la lucha del escritor serd la expresividad lin- asc, que vene 2 coin raccalment con a del hombre frente a su mecanizacién. ¥ no seré su lucha dae incl asume como problema propio Ta lengua del nuevo tipo de civilizacion. ¢Cémo apro- piarse de esta lengua? Para un lterato burgués, de ideo- fogia burguesa, la perspectiva es la de ser, antes 0 des- puts, suprimido por la lengua parida por ese mismo Ber a que nose pane con el que no comb te: por lo tanto, tiene razén de levantar su querelle sobre Su propla condena a la incomprensin, es decir, a su "muerte precedida por una larga agoniaformalita. Para ‘un literato no ideol6gicamente burgues, se trata de re- Serdar una vez mis con Gramsci ques la nueva rea italiana produce una nueva lengua, el taliano na- ional, el Gnico modo para poseerio y hacerlo propio, ‘es conocer con absolut claridad y coraje cudl es y qué ‘5 esa realidad nacional que lo produce. Nunca antes ‘como hoy el problema de la poesia es un problema ‘cultural, y nunca como ahora a literatura ha requerido. tun modo de conocimiento cientificoy racional, es de- «ir, poltico. Pasolini ante el avance del lenguaje del nuevo homo tecnologicus, no se retrotrae, al contrario, entra en territorio fenemigo y asume las nuevas técnicas de andlisis ignoradas en aquellos afios por la cultura idealista y por la izquierda oficial, como la semiologia, el estructuralismo y la antropologia. Asi llega incluso a crear términos ‘monstruosos’ (siguiendo la ins- piracin de aquellas disciplinas, en especial de Peirce) como: "im-signo”, “ritmema”, etc. En Empirismo herético Pasolini constata lo que después denunciaré a través de sus Scritt corsariy sus Lettere luterane, y que ya habia advertido e intuido a través de su poesia y sus filmes de los afios ‘60, es decir, que la homologacion capitalista de toda la sociedad bajo el signo de los valores burqueses se realiza especialmente por medio de la transformacién de la lengua y de los lenguajes, linglisticos, lterarios o cinematogré- ficos. ¥, como buen lector de Gramsci, sabe que las revolucio- nes (en este caso conservadora, reaccionaria y totalitaria) se realizan gracias a sus avanzadas en las superestructuras de la sociedad; el cambio de lenguaje es signo también de un cam- bio de costumbres y viceversa, y también, implica un cambio de mentalidad, de valores, un cambio que llega hasta las raf- ces de la interioridad de los hombres. El cardcter “empirico” de esta constatacién que realiza Pasolini, heréticamente 0 a ccontracorriente de la “niormalidad”, bienestar y optimism con que es tomado este Advenimiento apocaliptico, no sélo por pparte de las élites del Poder, sino también por los intelectuales, esta bsqueda ‘cuasi cientifica’ de andliss de a situacién atin de parte de un intelectual anti-cientifcista, implica medirse ‘con el adversario desde su propio lenguaje, asumir racional- mente la indagacién de este “caso” en el que se juegan su vvida, su mundo, sus afectos, pero también el mundo, la vida, los afectos, los valores de la cultura, no s6io italiana. Es por esto ‘que Empirismo herético es un semillero de ideas iluminadoras para interpretar el mundo que se estaba conformando en esos afios en Italia, Europa y en los EE.UU., pero también nuestro ‘mundo actual, en el que aquellos sintomas captados y analiza- dos por este gran artista y ensayista, perduran y se han agudizado, convirtiéndose en globales. Pero en este libro permanecen todavia intactos los amo- res pasolinianos. Amor por la Realidad con R maytscula, que se manifesta intacta en los gritos de alegria de Ninetto viendo ‘caer la nieve como si “ascendiera” y danzando como un denka ‘en Pescasseroli 0 la palabra “rosada” resonando en la memo- ta de sus afios juveniles en el Friul campesino; en la realidad fisica y corpérea de los seres y la naturaleza de Zagora al sur ‘de Marruecos; en el cuerpo mudo de Joaquim, un muchacho de las favelas brasilefias; en las imagenes del cine, la “lengua escrita de la Realidad”; en la respuesta blasfema (y literaria) de un delincuente del siglo Xilla Dante, como Vanni Fucci “Bes- tia” y de los “cuerpos lanzados a la lucha’ de los j6venes que protestan contra la guerra de Vietnam o por los derechos civi- les de los negros. Pasolini se sabia y se queria herético con respecto al Dog- ma imperante, su modo de pensar era siempre un modo de ‘oposicién y resistencia, su inconformismo implicaba, sin em- bbargo, un gran vitalismo, un amor por la Realidad que la socie- dad de su tiempo, conformista y burguesa, estaba perdiendo, Lafiebre del consumismo y el afén de seguridad y confortiban cconstruyendo una realidad distint, ireal, artificial. Como dirfa Bernardo Bertolucci: “sise crea un desierto cultural es més facil ‘vender: todo se convierte en un espejismo”. El conformismo, primero bajo el signo de la violencia y la ccoaccién fascista, se trocaba ahora en el conformismo hedo- nista consumista neocapitalista. Ante este nueva forma de fas- cismo, Dogma intangible pero que termina por dominar irracionalmente la voluntad anestesiada del cuerpo social, Bru- 1no-Pasolini se enfrenta, dice “No” cuando todos decian “Si”, ‘camina sobre el filo del ridiculo, porque ha conacido otra for- ma de existencia y ve desgranarse en sus manos esa realidad, quedando solo, de un dia para el otro, gritando en el desierto final como el personaje del padre en aquella escena final de su filme Teorema. Polémico es su tono y escandaloso, como los famosos ver- 505 del poema dedicado a los jévenes del movimiento estu- diantil det “68: ;£! PCI para los j6venes!! Poema por el que fue tan criticado por la ‘izquierda’ en su momento y que después €l tiempo terminé déndole la raz6n: ya que pocos de aquellos rebeldes, no revolucionarios, siguieron la lucha, y la mayoria, fueron “integrados” por el sistema. Dice Pasolini en otra pagi- na de este libro: “Por es0 provoco a los j6venes, ellos son, presumiblemente, la ditima generacién que ve a los obreros y ‘alos campesinos: la préxima generacion no verd a su alrede- dor més que la entropia burguesa’. Y la polémica también se extiende a los artistas neo- vanguardistas, cineastas oliteratos: Segin me parece, los autores del nuevo cine no mueren sufclentemente en sus propia obras: al se agitan, se contorsionan, 0 mejor, agonizan, pero no ‘ueren, por eso sus obras son testimonios de un suri- ‘miento del fenémeno del absurdo del tiempo y en ese Sendo, son interpretabes sélo como un acto de vide. El miedo al naturalismo retiene, en defiritiva, dentro del limite del documento, y la subjtividad llevada hasta el punto de producirplanos-secuencia infnitos para horrorzar al espectador por la irelevancia de su ‘elidad-, 0 una obra de montaje que subvertelaiu- Sién de desplegarse del tempo siempre de 6s sureal- Se doles. docueninet osc fei Tambien geste a Sacer eee pace aan era Screens amr eater racers oe Jo. De una pagina vanguardista ilegible -como a partir Bi soretacearerae eee on pos hasta quitarnos toda ilusién de revivir a través de ella eee ree areata eaten, see ge eectinares Sc innoble neurosis pequefio-burguesa, etc. Después de poner a lupa sobre algunos versos neovanguardistas de Sanguineti, Pasolini lega a ciertas con- , salvo, justamente, que es un Do ese eon meio que perpen orig, inolvidable clasicismo de la literatura italiana, ‘Cuando la literatura es iteratura y nada mds, ella se converte en un hecho social. ¥asyo puedo identfcar lictamente alos literatos que se presentan como litera- tasy nada més, por aquello que son socialmente. Entonces, una vez que he individualizado alos ite- ratos dela neovanguardia como lteratos ynada mds — 5 decir, que los he clasficado socialmente, por lo que son en la vida (y quieren ser)—entonces puedo juzgar yerticar en ellos lo que siempre he tenido repugnancia de hacer, por respeto de a gracia que debe, sin embar- go, tener la vida, No traer acolacin la existencia priva- da en asuntos ideol6gicos, no mezclar el caréctr adis- putas iterarias, etc. No hacer, en defnitiva, moralismo, En cambio ahora sé, que si quisiera hacerlo, podria hacerlo, Porque desenmascarado el truco dela disocia- cion —justamente y solo a través dela lectura comple- tadelos textos— es decir, atenuado el efecto del golpe de escena inicial, los literatos de la neovanguardia, reasociados, se presentan como la dnica cosa que son Y que quieren ser: es deci, unos viejos pequers bur- ‘gueses, reunidos, segdn la horrenda tradicin, en gru- oo (masoneria, mafia, academia, alharaca de café, se siones de congresos,espiritu de cuerpo). ‘También para la comunidad “académica” Pasolini (como sefiala Filippo La Porta hablando justamente del ensayo de Empirismo herético “La voluntad de Dante de ser poeta” y su polémica con Cesare Segre) era un intelectual al que no qi rian, 0 no podian, mirar de igual a igual: “como si Pasoli debiera permanecer para la comunidad académica, més allé de los elogios de compromiso, como un cuerpo extrafio, un extrafio del que hay, en altima instancia, que desconfiar” (Pasolini, uno gnostico innamorato della reaita, Le Lettere, 2002). Y, sin embargo, Pasolini para La Porta “ha sido el Gitimo ensa- yista (después decaerén las premisas hist6ricas, sociales y en gran parte desapareceré el publico del ensayo)”. El ensayo es el género ideal para Pasolini, ya que supone un dilogo, un didlogo interiorizado con sus otros "yo" 0 con los otros, con un pablico, que en el caso de Pasolini no se circunscribe a una equeria secta de adeptos, sino también, y especialmente, ‘como hemos visto al grupo de sus adversarios. Para el escritor pensar y escribir es una lucha en la que se pone el “cuerpo”, la vida. No por casualidad recuerda en su licido andlisis de la realidad estadounidense (“Guerra civit”, 1966) aquel canto de la Resistencia negra estadounidense que dice: “Hay que lanzar el propio cuerpo a la lucha’. Y agrega: “ZQuién, en Italia, en Europa, escribe impulsado por tanta y tan desesperada fuerza de contestaci6n? ZQuién siente esta necesidad de oponerse, ‘como una necesidad originaria, creyéndola nueva en la histo- ria, absolutamente significativa y plena, al mismo tiempo, de muerte y de futuro?”. Respondo: s6lo su cuerpo de pensamien- tos, la tinta de su sangre que se derramé siempre y en su diltima hora, Una lucha no por mero espfritu guerrero, sino corsaria, para derrotar al conformismo, la burquesa aquiescencia de estar con la corriente, de estar con un estado de cosas 0 con un Estado bendecido por el Poder. E! ensayo de Pasolini es ‘dra- mético’, no meramente descriptivo o “cientifico", su empirismo es “herético”, magico, arcaico, marxista, pero superador del marxismo de su época que, como decia el propio escritor,"ig- nora el nuevo avance empirico que ha transformado el mun- do”. Elsuyo, entonces, sera “empirismo”, pero “herético” con respecto al que se esté imponiendo, es decir, al neocapitalista. ‘Como diré el escritor: “solo el marxismo salva la tradicién [...] para amar esta tradicién es necesario un gran amor por la ‘vida. La burguesia no ama la vida: la pose”. La tradicion es una alteridad incoercible con respecto al presente, un fdolo de Rea- lidad clavado en el desierto del presente, y el escrtor se vuelve luna “fuerza del pasado”, no por un afén retrégrado, sino para actualizar, evocéndola (no creyendo poseerla, como la cultura bburguesa), su voz ancestral, para que lo irreal no venza. ‘Cérdoba, junio de 2005. ‘Nota a las notas: He considerado necesario agregar alas notas inclu das por el propio Pasolini una serie de notas debido a lo araigado y circunstancializado, en su Italia y en su tiempo, del texto pasoliniano. ‘Aigunas pueden parecer excesvas, pero he pensado en un piblicono ‘especializado, De ahora en mas, las notas del autor seindicarén: (NAA) yylas del traductor:(N.T). EN, LENGUA Nuevas cuestiones lingiifsticas Para ir coneretamente a algunos corolarios linghisticos que tengo en mente, elegiré un punto de vista particular: la rela- La cosa fa andado atin peor que esto. (NA) toda su bella juventud: yo he perdido la paciencia (me arrepiento) lo he golpeado y lo he tirado al suelo, Mi amiga Laura Bett?® ‘estaba presente, y ha visto, por lo tanto, “con sus propios ojos” toda la escena. No sé con qué objetivo, os diarios que han repro ‘ducido el episodio, lo han tergiversado (acomparidndolo de foto- .graffas falsas), de modo que el golpeado he resultado ser yo. La ‘cosa se ha repetido, y ha tomado dominio pblico, tal dominio ppiiblico que la Betti en su agresiva ingenuidad, hablando conmi- 99, aunque habia visto“con sus propios ojos” la escena, decia: “El fascista que te ha golpeado”. No sé sien el caso de Barbato puedo hablar, como en el caso de la Bett, de ingenuidad: pero es tun hecho que su comportamiento es idéntico. Elha leido “con sus ppropios ojos y comprendido con su cerebro” mi conferencia: en el interin, sin embargo, para el domino pablico resulta que yo he

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