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El espacio que deba de ocupar su manso cuerpo era, por decir lo menos,

vasto. De su trasero, se extenda a lo largo, una interminable y delicada cola,


que apenas al hacer contacto con algn ser vivo, se enroscaba con la
fugacidad de una planta carnvora mientras una mosca se retuerce entre sus
fauces, tiritando sus piernas en un tiempo discontinuo. Sus seis extremidades
se dividan en un nmero impar: tres por cada lado de su barriga, sin embargo,
y dependiendo de las necesidades urgentosas, es que podan cambiar de lado.
Por ejemplo, cuando iba al bao y requera tirar la cadena mientras en sus
manos se encontraba un ejemplar de los dragones y la cultura fashion, deba
hacer uso de un brazo que traspasara al otro lado, y as, limpiarse el trasero
con la total comodidad que entrega el papel lija. El cuello? No tengo la
seguridad de si a eso podramos llamarlo cuello. Ms bien, era un entramado
de cables, similares a los que tienes en el mueble del computador, en donde se
confunden con enchufes y conexiones innecesarias pero que terminan
acabando en una orga idesenredable. Exactamente aquello es lo que conecta
su cuerpo con la cabeza, o bueno, una extensin de ese desenfreno de
alambres.
La ltima parte de su anatoma es la que menos comprendo. A veces, forma
una cabeza con el rostro de la presidenta, otras veces, cuando dejo de ponerle
atencin, aprecio por el espejo su rostro endemoniado, salivando desesperado
por anhelar mis entraas, luego, cuando vuelvo a mirarlo, lo veo tan mansito y
le digo venga, venga perrito.

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