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Es innegable que a todos los seres humanos nos pasan cosas. Y que evaluamos cada suceso a
través de cristales de diferentes colores, siendo el color que utilicemos como filtro el que
determinará nuestra única y particular realidad de vida. Podemos ver los hechos como
problemas dramáticos, tremendos, catastróficos, irresolubles, o podemos verlos como una
oportunidad de aprendizaje, evolución y cambio. Podemos quedarnos sentados con nuestros
lentes negros a esperar que el problema se solucione gracias a algún designio divino o
podemos sustituirlos por otros para comenzar a mirar al mundo desde otra perspectiva.
Podemos focalizarnos en lo que está mal o tenemos de malo o podemos cambiar la
orientación de nuestro foco para centrarnos en lo que está bien y en los recursos que tenemos
para solucionar lo que llamamos problemas. Podemos saturar nuestra mente con
pensamientos negativos que nos colocan en posición de víctimas alejándonos cada vez más de
la solución, o podemos elegir dar un giro y tomar las riendas que nos lleven a convertirnos
en protagonistas de nuestro propio destino.
Si reconocemos que a menudo tenemos una visión pesimista sobre los acontecimientos viendo
la vida como un eterno problema y actuando en consecuencia, pero la elección es tomar las
riendas de nuestra propia vida, podemos comenzar a construir lo que se denomina
“resiliencia”. Este término proviene de la física y se refiere a la capacidad que tiene un
material para recuperar su forma inicial, aún después de haber sido sometido a una presión
que acabó deformándolo. Aplicado a los seres humanos, la resiliencia es la capacidad que
tiene un individuo o un sistema social de desarrollarse positivamente a pesar de las
adversidades y que va más allá aún, ya que el objetivo es salir fortalecidos y transformados
por la experiencia, por más dolorosa que pudiera resultar. Si bien encontramos personas que
nos pueden parecer más “resilientes” que otras, podemos afirmar que la resiliencia es una
capacidad que los seres humanos de todas las edades podemos aprender a construir.
¿Y cómo podemos construir resiliencia? La que sigue es una breve descripción de este
proceso, del que cada quien escogerá las estrategias que se adapten a su particular modo de
estar siendo en el mundo.
- Estimulando la creatividad
- Restaurando la esperanza
- Reconociendo que el pasado no puede ser cambiado, pero que sí podemos aprender como
está influenciando en nuestro presente para hacer hoy los ajustes convenientes
- Dando un paso todos los días, aunque sea pequeño, en dirección hacia los objetivos
Luego de presentar esta breve información y antes de finalizar el artículo sobre esta temática
que aborda la psicología actual, resulta interesante preguntarnos:
En definitiva, hablamos de fortalecer al ser que estaba oculto dentro nuestro durante la
batalla para que resurja fortalecido y viva la vida significativa que desea vivir. Tal como
decíamos al principio: “El problema no es problema”.