Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
26 febrero 2017
******
1
Jess lo llamaba Reino de Dios. Pero los nombres no sirven de
mucho a quien no lo ha experimentado. De hecho, pueden
confundirnos, al menos por dos motivos: por un lado, porque al
nombrarlo, corremos el riesgo de objetivarlo y percibirlo como
separado de nosotros (caemos en la dualidad); por otro, porque
tendemos a leerlo en clave voluntarista, como algo que sera
consecuencia de nuestro esfuerzo o exigencia (fortalecemos el ego,
que ahora se creera mejor que los otros, sin contar con que
quedaramos de nuevo frustrados: porque ese tesoro no est al
alcance de nuestra exigencia).
De entrada, podemos reconocer lo que no es: no es algo (un
objeto delimitable) y no est fuera de nosotros (algo que nos
faltara).
No es tampoco algo que pueda ser daado ni eliminado. Ms
bien al contrario, es lo nico permanente en medio de todo lo dems,
que es cambiante.
Pero, al no ser un objeto, no podemos definirlo ni pensarlo;
nicamente podemos serlo. Estamos hablando, por tanto, de nuestra
identidad ms profunda, aquello que somos y que compartimos con
todo lo que es.
Lo nombramos como Presencia o Consciencia de ser; es lo nico
de lo que no podemos dudar: que somos; es la fuente de nuestro
sentido de ser. Pero no podemos buscarlo por el camino del
razonamiento la mente no es herramienta adecuada para ello-, sino
en la experiencia inmediata de ser: acallamos el pensamiento, y
percibimos la Presencia o Quietud. En la medida en que nos
permitimos saborearla, reconocemos la Plenitud y se nos regala la
sabidura.
Lo nico necesario, por tanto, es responder adecuadamente a la
pregunta: quin soy yo? Sin quedarnos a medio camino en una
respuesta psicolgica, por ejemplo; o simplemente mental y
emocional-, ese interrogante nos conducir a aquello que es lo nico
permanente, la consciencia de ser, el ncleo ltimo de todo lo real, el
misterio de lo que es.
Eso lo que somos- reviste, entre otras, dos caractersticas
bsicas: se halla siempre a salvo y abraza la realidad completa. Nada
se pierde, nada queda fuera de ello: eso es dira Jess-el Reino de
Dios.
2
Jess, el hombre asentando en una confianza inquebrantable,
que prevena contra el agobio, tena razn: Buscad el Reino de Dios,
y lo dems se os dar por aadidura. Vive en conexin con quien
eres, y te vers siempre a salvo y desprendido.
www.enriquemartinezlozano.com