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Cuento popular recogido por Juan de Timoneda (S. XVI) en su libro Sobremesa
y alivio de caminantes (Cuento XXII)
Un labrador tena muchas ganas de ver al Rey porque pensaba que el Rey sera mucho ms que un hombre.
As que le pidi a su amo su sueldo y se despidi.
Durante el largo camino hasta la Corte se le acab todo el dinero y cuando vio al Rey y comprob que era
un hombre como l, pens: Por ver un simple hombre he gastado todo mi dinero y slo me queda medio
real
Del enfado le empez a doler una muela y con el dolor y el hambre que tena no saba qu hacer, porque
pensaba: Si me saco la muela y pago con este medio real, quedar muerto de hambre. Si me compro algo
de comer con el medio real, me doler la muela
Estaba pensando lo que iba a hacer cuando, sin darse cuenta, se fue arrimando al escaparate de una
pastelera donde los ojos se le iban detrs de los pasteles.
Vinieron a pasar por all dos lacayos que le vieron tan embobado contemplando los pasteles que para
burlarse de l le preguntaron:
- Villano, cuntos pasteles te comeras de una vez?
Respondi:
- Tengo tanta hambre que me comera quinientos.
Ellos dijeron:
- Quinientos! Eso no es posible!
Replic:
- Os parecen muchos?, podis apostar a que soy capaz de comerme mil pasteles.
Dijeron:
- Qu apostars?
- Que si no me los comiere me saquis esta primera muela, dijo sealando la muela que le dola.
Estuvieron de acuerdo, as que el villano empez a comer pasteles hasta que se hart, entonces par y
dijo:
- He perdido, seores.
Los otros, muy regocijados y bromeando, llamaron a un barbero que le sac la muela. Para burlarse de l
decan:
- Habis visto este necio villano que por hartarse de pasteles se deja sacar una muela?
Respondi l:
- Mayor necedad es la vuestra, que me habis matado el hambre y sacado una muela que me estaba
doliendo.
Al or esto todos los presentes comenzaron a rer. Los lacayos humillados pagaron y se fueron.