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Politicas linguisticas e inmigracion El caso argentino Angela Lucia Di Tullio LDPE ee ae era a en América Latina La imagen de la Argentina como “crisol de razas", en el que se fundieron armonicamente las diferencias culturales y lingilisticas de los inmigrantes, oculta las dificultades, temores y tensiones que surgieron entre los dos grupos que entraron en contacto: Rea oc Pare er MrcMT al Cicele Me CeCe fe LOM MLA 61 C- NL Come CLO Ala Pero MIC M CMI let Meineke Iae ecko) sociedad receptora. Me Mia saree ine MMA elcclale latexes ne Male) Argentina no puede circunscribirse, sin embargo, a un conjunto Cele ie inter Ml coseeTole (Cool MICeUa SLs e em C (OC) emergencia de una lengua hibrida -como el cocoliche- 0 de un slang -como el Junfardo-, sino que debe analizarse en términos de las actitudes hacia la lengua que genera 0 refuerza y de las po- liticas lingiifsticas con.que se pretende encauzarla. Las actitudes y las politicas lingulisticas se van perfilando a través del anilisis de publicaciones periddicas, obras literarias, documentos educativos, libros de lectura y gramaticas que se proponen como recorrido privilegiado de la historia intelectual argentina. Angela Lucia Di Tullio -profesora de la Universidad Nacional del Carolee IpNU mem MeIU RCo) fe [oMN creer) el NOT 1 e-ed) e IL OL coeditora de Homenaje a Ofelia Kovacci ha dictado cursos de posgrado en Buenos Aires, Cordoba, Santiago de Compostela y Napoles. ISBN 978-950-23-12% fone Wii 895021312583) Politicas lingiisticas e inmigracién El caso argentino Angela Lucia Di Tu llio CQudeba | Di Tati, Angela | Polfticas lingtifsticas e inmigracién, el caso argentino. - 1a ed. 1a reimp. - | Buenos Aires : Eudeba, 2010. 240 p. ; 21x16 cm. - (Historia de las politicas ¢ ideas sobre el lenguaje en | América Latina / Elvira Arnoux) j ISBN 978-950-23-1258-3 1. Politica Lingiifstica. I. Titulo. CDD 306.449 Eudeba Universidad de Buenos Aires 1° edici6n: enero de 2003 1? edici6n, 1® reimpresién: mayo de 2010 llustracién de tapa: Bailongo, Héctor Basaldéa, Carpeta de Fray Mocho, Budeba, 1964. © 2003 Editorial Universitaria de Buenos Aires Sociedad de Economia Mixta Ay. Rivadavia 1571/73 (1033) Ciudad de Buenos Aires Tel.: 4383-8025 / Fax: 4383-2202 www.eudeba.com.ar Disesio de tapa: Silvina Simondet Correccién y diagramacién general: Eudeba Impreso en Argentina. Hecho el depésito que establece la ley 11.723 Laniieons No se permite la reproduccién total o parcial de este libro, ni su Sete almacenamiento en un sistema informético, ni su transmisign en cualquier forma o por cualquier medio, electrSnico, mecénico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo del editor. Agradecimientos Este libro es una versién, aligerada y reelaborada, de mi tesis de Doctorado. El que haya llegado a buen puerto se debe al aliento y el empuje de Elvira N. de Arnoux, mi directora. Mercedes 1. Blanco, Adolfo Elizaicin y José Luis Moure la juzgaron con inteligencia y generosidad. Conversé algunas de sus partes con Ivonne Bordelois y con Omar Aliverti, lo cual me abrié horizontes que desconocfa. Morru Lépez Olano, Sandra Cvejanov y Marfa Eugenia Llambf leyeron con atencién los borradores, anotando observaciones y suge- rencias. A todos ellos les agradezco tanta atencién. Gran parte del trabajo lo he realizado en bibliotecas. Durante las largas horas de trabajo transcurridas en la Biblioteca del Maestro, fui atendida efi- ciente y afectuosamente por Isabela e Isabel, que fallecié en el camino. Tam- bién en la biblioteca de la Academia Argentina de Letras me brindaron generosamente toda la informacién. A mi familia; a pap4, que me conté toda la epopeya; a mamé, que slo musité partes de la elegia; a mi abuela Angela Dea, que me ensefié a vivir el mito;a mis tfas Rosa y Concepcién, que me llevaron a conocer a los paisanos; a mi hermana, que sigue recordando; a todos ellos, les dedico este libro. También estén presentes los de alld, los cuginos Antonio y Rocco y las cuginas argentinas Marfa y Silvia, que partieron en un enorme vapor dején- dome muy sola. El placer y el esfuerzo de reconstruccién y de comprensién van dirigidos a Diego, Ana y Pablo, la segunda generacién. & indice Introduccion ... Una historia detras Idioma e identidad ... Organizacién de la obra . PRIMERA PARTE: Los ANTECEDENTES Capitulo 1: Los ejes del debate . La lengua como referente cognitivo y afectivo . Las politicas lingiifsticas Capitulo 2: Las polémicas sobre la lengua . La Independencia y sus consecuencias. La Generacién del 37 D.E Sarmiento ..... Los hombres del 80 SEGUNDA PARTE: LA INMIGRACION Capitulo 3: El peso de la inmigracién La inmigtacién como proyecto y como realidad ... Conflictos y armonfas: el programa inmigratorio en accién La imagen del inmigrante italiano . Buenos Aires, ciudad plurilingiie ... Capitulo 4: La inmigracién vista a través del discurso de la élite Naturalismo y positivismo ... Las alarmas del Doctor Quesada: Lucien Abeille y la reduccién al absurdo.. Ernesto Quesada y su “cruzada” Los nacionalistas del Centenario . 108 115 Capitulo 5: La inmigraci6n en el imaginario colectivo de nativos ¢ inmigrantes Representaciones, prejuicios y estereotipos del inmigrante y su expresi6n lingiifstica ....... El teatro nacional: sainete y gtotesco Caras y Caretas . Fray Mocho .. La revista Nosotros y la inmigracién italian: ‘TERCERA PARTE: LAs POLITICAS LINGUIsTICAS Capitulo 6: El Consejo Nacional de Educacién y El Monitor Las tres cuestiones en el discurso pedagogico .. Las escuelas extranjeras y el peligro del poliglotismo Capitulo 7: Los instrumentos pedagégices ... Los libros de lectura .... Las graméticas y la tradicién de la queja CuaRrTA PARTE: EL FIN DE LA POLEMICA Capitulo 8: Borges y Castro... Los profesionales de la lengua Vicente Rossi, “el montonero de la filologfa” La personal definicién de Borges del idioma de los argentinos Conclusiones ... Referencias bibliogrdficas a. Estudios histéricos, educativos y literarios b, Estudios lingtifsticos ...... c. Textos analizados d. Revistas ... Introduccién “Esta es la pregunta fatal: ze6mo es posible que la Gnica lengua que habla y esté condenado a hablar este monolingiie, para siempre, cémo es posible que no sea la suya? ¢Cémo creer que atin sigue muda para él, que la habita y es habitado por ella en lo més intimo, cémo creer que se mantiene distante, heterogénea, inhabitable y desierta? (...) No sé si hay arrogancia o modestia en pretender que ésa fue, en gran medida, mi experiencia, ‘© que esto se parece un poco, al menos por la dificultad, a mi destino.” J. Derrida, El monolingiiismo del otro. “Para reunir estas narraciones (...), tuve que superar la contradiccién que llegé a abrumarme entre la lengua aprendida en la biblioteca paterna y la de los servidores de mi casa, es decir, el castellano de Calderén, de Quevedo, de Lope y la dulce habla de las criadas indigenas de mi casa. Y cuando cref que habia superado el conflicto, me di cuenta de que yo no era ms que un marginal en mi propio pats y sdlo cuando Hegué a México (...) supe que pertenecia a las grandes mayortas.” Héctor Tiz6n, “La cicatriz de Ulises”, A un costado de los rieles. Una historia detras El recuerdo infantil més nitido de papé fue el encuentro con su padre, a la entrada de Filetto. El abuelo regresaba de Boston, donde habfa ahorrado algunos délares adoquinando calles. Diez afios después, con apenas diecisiete afios, mi padre emprendia el viaje, que sabfa definitivo. La familia habia crecido y la tierra era poca para tantos hermanos. Elafio en que mi padre partié de Italia se certé, por la crisis del 30, la inmigracién a Estados Unidos, el destino mas codiciado. El segundo era Argentina, donde se ganaba un poquito menos; la Gnica referencia era un. remoto tio. Buenos Aires no escapaba a la crisis: largas colas de taxis vacfos, trabajo escaso, pobreza. Después de inciertos y duros escarceos, su primer triunfo fue entrar, como ayudante de cocina, al servicio de una familia de la aristocracia portefia, Su relato se enternecfa al hablar de la sefiora Felisa, engafiada por un marido siempre lejano y desalentada por la vida disoluta de sus hijos. Esa sufriente dama encarnaba el ideal de Nobleza obliga, en sus obras de caridad y enel trato gentil al ejército de sirvientes, entre los cuales distingufa al recién llegado Ernesto. Mi papa contaba su historia en términos de epopeya. Enlacocina, Anna, una lombarda que le ensefiaba los secretos del arte, le recomendaba no enviar todo su sueldo a Italia. En ese punto, papé no la oy6 1 Angela Lucia Di Tullio Porque obedecfa un attivico mandato: todo el sueldo, cada mes, al que agre- gaba la revista Caras y Caretas, A todos los paisanos y hermanos que fueron Hegando los fue colocando en las cocinas de las casas de la alta sociedad. La cadena se fue ampliando a grandes hoteles y embajadas. También él cambié de casa; ya chef, atendia a los Bemberg entre Buenos Aires, Punta del Este y laestancia Los Cerrillos. Mi padre amaba la Argentina y por eso se nacionaliz6. Nunca dudé de haber llegado al lugar correcto, aunque se quejaba de la desidia de los gobier- nos y del descuido de los gobernados. Mimadre vino después de la guerra; dejaba en Italia su familia y una hermana muerta. También llegaron entonces mi abuela y mis tfas paternas. Para todas ellas la historia no se contaba en términos de epopeya, sino de elegia a una hermosa tierra perdida. En sus maldiciones mentaban a Colén: “|Mannaggia Cristoforo Colombo e chi lo ha fatto venire a questa porca America!”, Aunque se le reconocfa el acento italiano, mi padre hablaba bastante bien el espaiiol; mi madre no lo aprendié nunca. Cuando querfan mantener un secreto, hablaban en dialecto, Pero yo siempre entendfa. Para todo lo demés, usaban las dos variantes del cocoliche, que fue mi lengua materna. Mas tarde, cuando entré a la universidad, me propuse estudiar italiano, a esar de que mis padres no entendieran el sentido de aprender una lengua que ellos tampoco conocfan. Expresarme fluidamente fue un trabajoso proceso, para el que conté con la mejor aliada, la literatura, a menudo secundada por el diccionario. Mi carrera universitaria, la docencia y la gtamatica contribuyeron a laardua conquista del espafiol en el doble significado de esta frase ambigua: como genitivo objetivo —de objeto conquistado- Y como subjetivo —de conquistador. La formula con la que Derrida (1996) describe su condicién de hablante de francés ~lengua materna?- me cuadra Perfectamente: soy hablante mono- lingite de una lengua, que no es la mia, De chica, no me gustaba ser hijade italianos; no sélo porque a los tanos se los miraba con displicencia, sobre todo si eran almaceneros, sino también Porque sus costumbres eran distintas Y poco atractivas. Todo me resultaba ds duro que para mis compafieras: habia que trabajar yahorrar para progre- sar; el progreso que me estaba asignado era a través de la escuela y el mandato no daba lugar a la mediocridad. 12 i | Politicas linguisticas e inmigraci6n. El caso argentino ificaci6n Mi identidad la fui construyendo a partir de una primera ee i i pats; a eptaci6n de que, de mi pais; luego, con la ardua ac entusiasta con la realidad | ; ie is a, la tierra, el idio- ies as i iquece. Argentina es mi casa, 7 si es asumida, la diferencia enri a icas tal a, Ia familia y las amistades que construf. Italia es mi origen, ae ta ; si mila igos queridos. Con} tidades otra parte de la familia y otros amigos queridos. Conjugar ambas ide! igni i i de mis padres. significa reubicar los discursos : a eM hijo mayor partié a Italia a buscar el trabajo que en su pais a P : lo encontrar. Hija y madre de inmigrantes, muchas veces me he te Pe ‘ : il ta puebla las pagi- i iaj sotros reversible. Esa pregunt el sentido de ese viaje, para no: i eae ae i aschella, Gambaro, i ino y de escritores como ; nas de estudiosos como Blengi = Dal Masetto. Mds remotamente, responde el Ulises de Dante a sus atemor dos compaiieros de viaje: “fatti non foste, a viver come bruti ma per seguir virtute e conoscenza” (Inferno, Canto XXVI, 119-120), is vite— icar a su reevocado por Primo Levi —en su prisién de Auschwitz— para explicat joven interlocutor el sentido de la cultura y ta literatura. aaa Busqué una respuesta personal a esa apremiante ety lel . ae te libro. La enfoqu iaj é i tesis de Doctorado, reelaborada en est viaje a través de mi tesis : aoe iva de quienes lo emprendieron y desde la doble perspectiva ; aie inteé, en clave sim- it idn de la lengua, como se verd, planted, vieron llegar. La cuestién ee li i tro. La educacién, potenciada bélica, el destino de este encuent educ wie de Sarmiento: Educar al soberano, constituy6 la respuesta més exitosa y ge brindar. : rosa que Argentina supo ae : iF Ese viaje escinde, al menos transitoriamente, la identidad. En 7 = : ), también dos grante hay dos historias que tiene que suturar y, at también dos Tenguas y dos culturas. Al hijo le cabe desandar el camino para anudar los fragmentos de la historia. 13 Angela Lucia Di Tullio. Idioma e iden Fs scam eu (Qué somos nosotros? Nosce te ipsum. ésta la primera vee que v: : amos a preguntarni a 105 quiénes (0s cuando nos llamabamos americanos, y quiénes somos cuando argentinos nos llamamos. ‘Somos europeos? iTantas caras cobrizas nos desmienten! @Somos indigenas? Sonri sdé 5 onrisas de desdén de nuestras blondas damas nos dan acaso la iinica respuesta. iMixtos? y hay millares que ni americanos ni argentinos querrian ser Hamados, ca ¢Somos Nacién? in sin amalgama de materiales acumulados, Nadie quiere serlo, 7 sin ajuste ni cimiento. ‘Argentinos? (Hasta dénde y desde cudndo, bueno es darse cuenta de ello” : Domingo E Sarmiento, ‘onflictos y armontas de las razas en América, Obras completas, T. XXXVI, p. 23. Un epigrafe obligado para quienes intent, , fe an definir ~o i constituye la “identidad nacional” e1 | femal Sarmiento cn tina desuscbs Cone us ee idéntica insistenci: ae! rept omc ea a ido sup contraponiendo a la pre i io a = ‘cuestién del idioma” en Argentina -y, en ea . aa i ‘ \quista-: ¢Cémo hacer de la lengua heredada de la metrépoli nea Propia » Pregunta que no es, por cierto, ni inocua ni trivial eae ees a sedierona ie Pregunta quedaron cristalizadas como tpretar ese objeto escurridizo, lo que “la lengua nacional”: 14 Politicas linguisticas e inmigracién. Elcaso argentino - Los que aspiraron a una lengua propia, con una respuesta rupturista, apostaron a la independencia lingiifstica. - Los que pretendieron imponer una norma idéntica a la del espaol peninsular, con una respuesta inmovilista, negaron la legitimidad del cambio. - La posicién de equilibrio, la preferida, ensayé varias combinacio- nes entre los ingredientes capaces de dotar a esa diferencia de un contenido propio. Estas diferentes propuestas parten de la misma pregunta que se formulaba Sarmiento: “7Qué somos?”. Y es que la pregunta sobre la lengua se proyecta sobre la definicién de una identidad colectiva —la nacional- a partir de uno de sus componentes privilegiados, la identidad lingiifstica. Larelacién entre lengua y naci6n, en la Argentina de comienzos del siglo XX, aparece profundamente modificada cuando se introduce el tercer término, la inmigracién; su presencia refuerza indirectamente la funcisn simbélica de la lengua espafiola como factor de identidad colectiva y la desvfa de los plantea- mientos criticos, antes hegeménicos, hacia la cultura espafiola. La escuela sera el Ambito privilegiado de la accién; a la educacién primaria se le confia la tarea de erradicar todo vestigio de los rasgos idiosincrdsicos y de las caracteristicas propias en los inmigrantes —valores, cultura y, sobre todo, idioma~ para lograr el ideal de un Estado unicultural y monoglésico. Alrededor de la inmigracién se gestaron dos vastos proyectos de inge- nieria social, sucesivos y contradictorios: uno, la politica migratoria, de- sarrollada segtin la fSrmula de J. B. Alberdi “Gobernar es poblar” e instrumentada a partir de gobierno de Nicolas Avellaneda, pretende euro- peizar la estructura demogréfica del pafs a través de un aporte numérica- mente significativo de inmigrantes; a su vez, la f6rmula de Sarmiento “educar al soberano” aporta la clave para la integracién de estos grupos heterogéneos a la vida activa de la nacién; otro, que se le encarga como estrategia de asimilacién a la escuela, procura, por el contrario, deseuropeizar a los inmigrantes mediante una politica -educativa y lingtifstica— de cor- te nacionalista, basada en la exaltacién de los valores nacionales en un rigido aparato de ritualizacién. Una legislacidn y un proyecto educativo destinados a inhibir la ensefianza en las lenguas inmigratorias y a estandarizar 15 Angela Lucta Di Tullio el espafiol segtin la variedad castiza, que se expresa en programas, textos de lectura y gramaticas, constitu 'ye ‘a primera ~y probablemente la tinica- Ft ic: bs » Prim la tinica— politica lingiifstica en sentido estrecho que se disefid en la hist d toria de nuestro pafs. \ \ ~abierta, tolerante, integradora- duales y de la conviccién de que 1 diferentes sectores de la comunid: nalista, cerrada, defensiva y excl simbolo- como un producto acabado q Estos dos 4 Proyectos, sucesivos i ie ycontradictorios i 7 ; » Manifiesta - 7 an de aceptacién o rechazo que adopté la socied: ante 7 . a : | desafio de incorporar el aluvién inmigratorio. La pi lad receptora frente al ropuesta cosmopolita partia del respeto a los derechos indivi- luyente, definfa la nacién -y la lengua, su tue corria el peligro de disolverse; homo, idad y reza constituia: ideal que hal e '@ homogeneidad y la pureza constitufan un ideal qu: habfa que defend. lefender apasionadamente del peligro foréneo. las salvaguardas; la integridad de la lengua espafiola campafia. Latradicién espafiola o criolla eran el pretexto de la ia Hi a 4 primera posicion queds simbolizada en la imagen de la nacién como un exitoso melting pot -o crisol de razas—. La segunda la adopt6, en su discur- so pedagégico, como un cémodo eufem: smo que ocultaba la conflictivida 268i do eufe ultab: flictividad del contacto. Esta com; politica lingtifstica. El estudio del contacto entre e siderar varios niveles de creciente ttadizione, per il figlio, invece, lo spazio, per lo jus soli: (e non pud essere altrimen rafforza il suo legame con la terra dove tradizione paterna” (pp. 63-64). 16 pleja situacion de itimi : 7 | i contacto se dirimid 7 la construccién de la identidad de los hijos.' El resultado del Seat. orrado de las lenguas inmigratorias habla a ~casi total— las claras de la eficacia de la ‘spafiol y lenguas inmigratorias exige con- amplitud: é . Per il Pade si tivendica il sangue, cioé la memoria, la ‘appartenenza al paese dove & nato. Se si opta tH, trattandosi di nazioni indipendenti) il figlio nata € insieme afferma il suo distacco dalla Politicas linguisticas e inmigracién. Elcaso argentino a. una descripcién de los cambios operados en el repertorio lingiiistico de ambos grupos; b. un andlisis sociolingiifstico de la situacién y de las condiciones del empleo de las variedades; ¢. una interpretacién en términos de representaciones, actitudes y politi- cas de tal situacién. En este tercer nivel, la “cuestién del idioma”, como motivo del triéngulo lengua/nacién/inmigracién, queda incluida en la historia intelectual, entendida como terreno en que se debaten Jas representaciones de la sociedad, su historia y su cultura. Desde este marco conceptual, es importante analizar las construcciones forjadas por los intelectuales en torno a Ia lengua como objeto cuyo caudal simbélico se interpreta en relacién con sus modalidades histéricas de existen- cia y con sus sucesivas objetivaciones. Tanto la cuestién del idioma como la de la inmigracién estén delimitadas en el tiempo y en el espacio. Requieren, pues, de una triple contextualizaci6n: las circunstancias que viva el pafs; las ideologias vigentes con respecto a ladiversi- dad cultural y lingiifstica, de las que deriva la legitimidad de la intervencién homogeneizadora o el respeto por la diferencias y la posicién que ocupaba la ‘Argentina a nivel internacional, como realidad o como fantasia. La posicién relativa que ocupaban ~en la realidad y en el imaginario social— los dos grupos en contacto incidié en la construccién de estereotipos sociales, en particular, el del inmigrante italiano. Ademis de la natural situa- cién asimétrica que supone la condicién de inmigrado, los italianos venfan en condiciones de inferioridad cultural, por su altisimo nivel de analfabetis- mo —que en la Italia de comienzos de siglo Ilegaba a cifras cercanas al 85%-, y lingiifstica, por su reclusién en la esfera del dialecto y la consiguiente exclu- sién del capital cultural que representaba el italiano esténdar. Por el contra- rio, la Argentina se ubicaba en una situaci6n de superioridad por la expecta- tiva de un progreso indefinido y la realidad del éxito educative logrado en la lucha contra el analfabetismo. Hoy que la experiencia inmigratoria forma parte del pasado de la Argentina y, para muchos, de la historia familiar y personal, se impone un nuevo balance. Intentaré demostrar que los apellidos italianos y algunos italianismos gastronémicos no son los tinicos restos que dejé la exitosa capacidad de asimilacién del pats. 17 Angela Lucia Di Tullio. Organizacién de la obra En la primera parte del libro, luego de delinear el marco conceptual y las herramientas de andlisis, expondremos los antecedentes, las polémicas sobre las lenguas derivadas del proyecto de construccién de la cultura nacional. Las posturas de la Generacién del 37 —que adoptan y radicalizan los hombres del 80—constituyen el marco de referencia al que replican las posturas hispa- néfilas que responden al “peligro inmigratorio”. Para comprender los alcances de la campafia, conviene antes escuchar las voces de alarma y las voces ~mediatizadas— de quienes la provocan. Por eso, en la segunda parte se analiza el impacto provocado por la inmigracién a través de diversas 6pticas: los discursos de la élite, dos importantes publica- ciones periddicas ~Caras y Caretas y Nosotros— y el teatro nacional. En el capitulo cuatro se analizardn las diferentes formas de ver al inmi- grante en el discurso de la élite de la Argentina finisecular. El naturalismo en lanovela y el positivismo en el ensayo ofrecen respuestas de signo contrario: descarnadamente racistas en las mds representativas del primero; reflexiva- mente optimistas en el segundo. Los hispanistas ultramontanos, que aquilata- ban los valores de la patria y la tradicién en defensa de la lengua maltratada por los nuevos hérbaros, ya no estaban solos. Resultaré central el episodio que desencadena la formacién de la “cruzada” patriética, destinada a conju- rar el criollismo y la literatura en cocoliche: Ernesto Quesada convoca a los intelectuales a actuar en contra del peligro que corre la lengua. Los naciona- listas del Centenario disefian la construccién simbélica de la nacién, en la que la lengua estaré encargada de delimitar al sector legitimo. Elcapitulo quinto se ocupa de textos que transmiten la voz del inmigrante: tas del teatro nacional ~sainete y grotesco- y dos publicaciones periédicas de diferente cardcter: una revista de interés general de amplia difusién en la época Caras y Caretas—y una revista cultural —Nosotros-. La primera interesa puesto que, como sefialan psicdlogos sociales y analistas discursivos, el discurso del prejuicio se construye y se difunde prioritariamente a través de los medios de comunicacién masiva. Revisaremos los articulos referidos a los inmigrantes y, en particular, los relatos de Fray Mocho. Aunque, por lo general, la revista adopta un tono neutro en relacién con el inmigrante, tefleja fidedignamente la 18 Politicas linguisticas e inmigracién. El caso argentino zona de fricciones entre nativos y gringos y los mecanismos de agresisn 0 sa. En oposicién a las actitudes negativas o neutras, los intelectuales de revista Nosotros reivindican el aporte positivo del inmigrante en la conforma- cién de un nuevo concepto de nacionalidad. ‘ En la tercera parte se estudia la politica lingiifstica que se implementa en el terreno educativo. En el capftulo sexto, se estudiaré, a través del drgano oficial del Consejo Nacional de Educacién, El Monitor de la Educacién a muin, la politica lingiifstica que se pergefia para responder al peligro de a babelizacién del castellano, con especial atencién en la “educacién patriética’ como respuesta institucional a la cuestién nacional y, derivativamente, alacues- tidn del idioma. La tiltima parte estard dedicada a las denuncias ditigidas contra las escuelas extranjeras, entre otros motivos, por propiciar el poliglotismo. En el capitulo séptimo se revisardn los instrumentos pedagdgicos: los libros de lectura y las gramaticas seran vistas como piezas el politica lin- giiftica, que demanda una répida y completa asimilacién. La “tradicion de la queja” sobre lo mal que se habla y se escribe, inaugurada por los graméaticos espafioles y reforzada por los argentinos, puede ser interpretada como una estrategia de la ideologia estandarizadora. ; / En la cuarta parte, el capitulo octavo, se expondré el fin de la polémica sobre la “cuestién del idioma”. Mientras que los gramaticos Profesionales, Amado Alonso y Américo Castro, enfatizan las dimensiones de “el eas argentino de la lengua”, Vicente Rossi, retomando los ce uu de ae i sostiene la superioridad de “el idioma rioplatense”. La posicién definitiva 7 asume Borges con su definicién estipulativa de “el idioma de los argentinos a través de los rasgos evanescentes y privativos de quienes retinen las dos condiciones: criolledé y cultura. Las conclusiones retoman, para hacer el balance final, los varios hilos que se fueron entrelazando en el recorrido en torno a los vértices del triangulo. 19 Primera parte Los antecedentes “A lo largo de la historia, las sociedades se entregan a una invencién permanente de sus propias representaciones globales, otras tantas ideas-imagenes a través de las cuales se dan una identidad, perciben sus divisiones, legitiman su poder 0 elaboran modelos formadores para sus ciudadano: Bronislaw Baceko, Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas. “Y si no se quiere atender a que una lengua vive en perpetua formacién, por lo cual es propia y es hechura de cuantos la hablan como lengua natural, y se quiere pensar que los ingleses, portugueses y espafioles reciben de sus antepasados la lengua en propiedad, como por herencia legitima, mientras que los americanos la reciben de manos ajenas como en mero usufructo, también se yerra... El mestizaje de algunas naciones americanas 0 el reciente aluvién inmigratorio de la Argentina no cambian las cosas. Los inmigrantes que Ilegan de todos los rincones de Europa a engrosar la poblacién argentina o la brasilefia se incorporan a la generacién de su tiempo y, si ellos adoptan la lengua de su nueva patria, a sus hijos la hablan como su lengua propia y natural.” Amado Alonso, Castellano, espaiiol, idioma nacional. : : Capitulo 1 Los ejes del debate El objeto de la primera parte es mostrar cémo la cuestién del idioma surge en una situacién de crisis de alguna forma de identidad colectiva -en particular de la identidad nacional-, y se plantea en relacién con otro, que dependeré de las circunstancias particulares de la crisis. Evidente- mente, se trata de un debate especulativo cuyos protagonistas son intelec- tuales que pretenden sustentar las ideas en las que se basan entidades imaginarias como la nacién y la lengua nacional o proyectos de ingenie- tia social como la inclusién de los inmigrantes en un pafs de poblacion escasa y poco valorizada. En Ja historia argentina, la cuestién del idioma se desarrolla en dos actos: en el primero, el otro tuvo como referente a Espatia; en el segundo, a los inmigrantes. Los protagonistas fueron siempre importantes intelectuales-libe- rales y nacionalistas, respectivamente-; muchos de ellos llegaron a ser hom- bres ptiblicos dotados de autoridad institucional para definir, ya en el terreno de la praxis, las politicas culturales y lingiisticas. En este capitulo, se disefiaran los vértices del triéngulo en que quedan definidas las polémicas: la cuestién de la nacionalidad, la cuestién del idio- ma y la cuesti6n inmigratoria. Se presentardn luego las herramientas de and lisis: las actitudes y las politicas lingifsticas. La cuestién del idioma se organiza a partir de tres ejes, relacionados y sucesivos, que articulan los escritos recogidos en el corpus: 23 Angela Lucia Di Tullio i, la cuestién de la nacionalidad; ii, la cuestién del idioma; iii.la cuestién inmigratoria. En los tres casos se halla involucrada una cuestién de identidad colectiva, ina cuestion de identi i Una identidad tiene un nticleo motivado yun mar, construccién. En cada individ 'gen mds o menos amplio de religiosa, to confluye una pluralidad de identidades: sexual, étnica, nacional y también lingiiisti , én lingiiistica. Cada i : . una de estas i lo identifica como miembro de un colectivo, fo uae ten, y lo diferencia de los otros. Entre estas id implicativos; mado por quienes la compar- lentidades se establ. ae ‘stablecen vinculos etiae ae ieee Por ejemplo, privilegié la relacién ! - tu de la nacién -representa entidad étnica y racial~ se expresaba a través de ib eee —. i. La cuestién de la nacionalidad E : n el concepto de nacién confluyen tres sentidos, coincidentes: no necesariamente una definici i i ih saa esencialista: la nacién existe previamente a su organi cidn politica por el conj al \junto de rasgos culturales dit i ' c : les distintivi i ciones, practicas sociales y lengua); ee - una definici Srica: ién es niciGn historica: la nacién es una unidad soberana y aut con a a otras unidades similares; ail una definici icta itica: una defi icién estrictamente politica: la nacién es el conjunto di instituciones y ordenamientos jurfdicos. iain El primer critetio concibe la nacién como una enti vamente definible: idad ahistérica objeti- ean : vament els condiciones Ges deteinan lense de una que se impone a los hechos hist6ri ; echos histéricos; exon gs “esecialesseaicen en realidad : afectiva de la creacién de un Estado auténome sin embargo, eae como justificacién. ; n térmii “ oscoalimo eg la cones oa inane (p80), Lovett 2 8 . 80). Los es n ocupado del tema ~Bauer (1907), Gellner (1988), Hoksbawen 24 i | i | sa Politicas inguisticas e inmigracion. Elcaso argentino (1991), Miller (1997), entre otros~ han mostrado las limitaciones de los criterios objetivos, como la etnicidad, el territorio o la lenguay la necesidad de considerar motivaciones subjetivas. Por eso, la nacionalidad se define hoy como una “creacién consciente de cuerpos de yrevisado con el propésito de dar sentido a lo que los rodea social y politica- mente” (Miller, p. 20). Esta construcci6n es propia del mundo moderno: sus condiciones de emergencia son la voluntad y la cultura. El Estado, como forma de autodeterminacién, se plasma en un conjunto de instituciones polfticas que rigen en un territorio limitado por fronteras y ctan a Ja co- personas que la han elaborado que petmiten decidir colectivamente sobre Tos asuntos que afe munidad. La voluntad politica de conformar un Estado soberano obedece a menudo a circunstancias polfticas internas y/o externas 0 a intereses de una élite que necesitan ser legitimados a posteriori mediante las condiciones étnicas o lingiiisticas. La importancia del sentimiento de pertenencia compartido por sus miembros queda plasmada en la célebre definicién de nacién como “plebiscito cotidiano” propuesta por Renan. ‘Ahora bien, los sentimientos que definen Ia identidad nacional no surgen esponténeamente sino que requieren de una cierta dosis de manipulacién. Para ello, el nacionalismo recurre a los elementos de artificio, de invencién y de ingenieria social, que intervienen en la construccién de las naciones. Esta identidad colectiva no es, pues, un dato de la realidad. La nacién concebida como una comunidad imaginada -en la formula de Benedict ‘Anderson supone la intervencién de agentes? que, frente a determinadas necesidades objetivas, acttian con el propésito de crear y reforzar en el imagi- nario colectivo las referencias identificatorias. El nacionalismo, en efecto, se especializa en inventar e imponer este tipo de elaboraciones simbélicas a través de varios mecanismos: 2, En realidad, se trata de una relacién mas compleja, de naturaleza dialéctica, ya que los agentes que participan en la construccién de entidades, como la nacionalidad o la Tengua, son manipulados, a su ver, por esquemas y condiciones hist6ricas. Estos esque nas ineonscientes o principios interiorizados que otorgan unidad a las maneras de pensar de una época quedan reunidos en el concepto de habitus que propone FP. Bourdieu (1983): “sistema de disposiciones socialmente constituidas que, en cuanto estructuras cstructuradas y estructurantes, son el principio generador y unificador del conjunto de précticas y de las ideologfas caracteristicas de un grupo de agentes” (p. 22). 25 Angela Lucia Di Tullio a eee : @ manipulacién del pasado a través de mitos que confieren a la histo- ria nacional el cardcter de ejemplatidad; l i ; cae de representaciones ~imagenes, simbolos y ritos- q con y ierta ii 7 a lensan y despiertan sentimientos; aquf entraria la exaltacién ¢ ia lengua nacional como forma privilegiada de expresar la iden- I mo fc d id. de la k jada ei laco i cil efomacn de una cultura piblica comtin, expresada en précticas $0 wales ques basan en acuerdos mas o menos explicitos— sobre los valores y las pautas que han de regir la convivencia, Teniendo en cuenta este componente ncidn y lo n Cuenta este componente de invencién y de adoctrinamiento que estd en la base de la construccién de la nacién, res ita claro que la identidad nacional y la adhesié 'voca no emergen a partir de un acto la adhesion que provoc: a : i inico y definitivo sino que se consolidan a lo go de un proceso; por eso, s idan a lo la un pri tales construcciones ideolégicas no son inmutables sino que estén intima- gi 10 tan fh mente relacionadas con las circunstancias hist6ricas que las afectan. De ahi : i que el nacionalismo se revista de formas y contenidos di iferentes e incluso for < i d us contradictorios; en un mismo momento, como veremos en la segunda parte, 7 id nacionalismo hispanocriollo de Galvez se le oponia el nacionalismo de # osotros que se definia, reivindicando una herencia latina més amplia, en 7 : oposicién a Estados Unidos, El grado de adhesién que tales constr ucciones suscitan se activa en los momentos en que el destino de la nacion corre peligro -real o s uesto~. upuesto~. La naci6n deja de ser un programa para convertirse en un problema. El na- cronalismo asume, entonces, diferentes formas: desde el na 01 7 7 format de el nacionalismo cultural -de Ricardo Rojas, por ejemplo~ que propone la tradicién como fundamento intelectual y afectivo hasta el nacionalismo beligerante y agresivo como el de Lugones— cibe en términos de de Lugones~ que lo concibe é deh términos lucha La magni ie del “aluvién inmigratorio’ que arribé a la Argentina a fines del siglo XIX fue, efectivamente, ev: la problema que mente, evaluada como un . m Provocé el temor de que la sociedad nativa no estuv: a en col one: ‘ tuviera en condiciones de asimilarlo no s6lo por su exigitidad dem grafica sino también por st 0; gt gt no ta atin poco definida identidad al. Este temor se v ‘ado por idad cultural. Este mor se ve alimentad. : 01 un sector del nacionalismo, interesado en convertirl lo en paranoia, para 26 ene ee Politicas linguiisticas e inmigracién. El caso argentino justificar la politica cultural/educativa/lingiiistica en defensa de los va- lores en peligro.’ La definicin de los fundamentos de la nacionalidad argentina se enfren- £6, asu ver, con la propia de los inmigrantes. Entre los italianos, la identidad nacional no resultaba ni la tinica ni la més importante identidad colectiva: la unificacién italiana, a partir del Risorgimento, y la ideologfa liberal- mazziniana que la sustentaba tenfan una significaci6n para la élite intelec- tual italiana, y tal vez para algunos inmigrantes del Norte, pero no para los inmigrantes analfabetos, cuyos teferentes étnicos mds importantes eran, como sefiala Eduardo Miguez,‘ las particularidades culturales regionales y, mas atin, microrregionales. Esta competencia entre identidades aparecta también en el plano lingifs- tico: el grueso de los migrantes estaba restringido a los dialectos 0, en el mejor de los casos, al italiano regional; el mantenimiento del dialecto como forma de comunicacién hablada cotidiana estaba reforzado por el analfabetismo y Ia vida campesina.’ Slo una élite dominaba el italiano estdndar, que difun- dia a través de los periddicos. El proceso de unificacién del italiano —la estandarizaci6n de la lengua y su difusién a través de la escuela, el lenguaje administrativo y los medios de comunicacién—fue lento y dificultoso: s6lo a mediados del siglo XX se impone el italiano comin. Por otra parte, la cuestién de la nacionalidad se encrespé por un conflicto provocado por sectores de la intelectualidad y del gobierno italianos, que 3, Argumentos similares a los esgrimidos en la Argentina se usan actualmente en los Estados Unidos para obligar a los inmigrantes a aprender el inglés y a abandonar la lengua inmigratoria de acuerdo con Dicker (1996): “In the United States, the hierarchy of language power is reflected in instances of the suppresion of minority languages at times when the speakers of these languages appear to pose a threat to the status of the majority. The current official.-English is just such an instance” (p. 33). 4. Véase E. Miguer. “Tensiones de identidad: Reflexiones sobre la experiencia italiana en la Argentina”, en E. Devoto y E. Miguez (comps.) (1992), pp. 333-358. 5. La imagen del dialecto ~il “parlare sporco”- como ghetto que impide al hablante acceder a posibilidades mas amplias de comunicaci6n y cultura es destacada en De Mauro (1963), quien sefiala los problemas que se plantearon pata establecer una koiné interdialectal que sirviera como lengua nacional. Como causa prioritaria de la répida pérdida del italiano en los inmigrantes, hay que tener en cuenta que hasta 1955 el uso del italiano estaba restringido sélo al 18% de fa poblacién. 27 Angela Lucia Di Tullio concibieron proyectos expansionistas respecto del asentamiento de sus conciudadanos en Argentina; en una Europa imperialista, la conquista de territorios y la posible implantacién de la lengua resultaban propuestas sumamente atractivas. La idea de una “nueva y més grande Italia en el Plata” la expresa uno de sus fautores, Saverio Nitti, en 1896, con estas encendidas palabras:* “Cuando el italiano sea declarado lengua oficial, en la misma medida que el espafiol, cuando nuestros connacionales, renunciando a un Prejuicio, se conviertan en sibditos argentinos (...) entonces Italia podré decir que ha conquistado uno de los mercados mas grandes del mundo” (Gentile, 1986, p. 146). A esta prédica entusiasta respondieron, sin embargo, no sélo los argenti- nos alarmados sino también algunos italianos que vefan que la realidad de los inmigrantes italianos en Argentina no era tan promisoria: “La italianidad normalmente se pierde en la primera generacién”, observaba escéptico el periodista Barzini, que atribufa la pérdida a la falta de nacionalismo de los italianos y a la decidida politica de nacionalizacion argentina.’ 6. Sobre el concepto de italianidad ~adoptado por parte del nacionalismo y del fascismo~ entendido no solo como “pertenencia, a través de la ciudadania, al Estado italiano” sino uusado también “para indicar el sentimiento y la conciencia de pertenecer a la nacign italiana, y para exaltar la voluntad, en los italianos fuera de Italia, de preservar, en el sucederse de las generaciones, los vinculos de lengua, de cultura, de afectos y de intereses de la nacién de origen”, Gentile (1986) traza las vicisitudes en telacién con la inmigra- cin italiana en la Argentina. 7. Bertoni (2001) subraya, a su vez, la simultaneidad de las dos historias que provienen de los reclamos de las dos naciones: “{EIn la Argentina los inmigrantes no sélo eran mano de obra vital para una economia en expansién, extranjeros que debian incorporarce 2 tuna sociedad con diferentes grados de integracién y conflicto, potenciales ciudadanos de un sistema politico en gestacién e integrantes de una nacién que estaba formdndose, sino que ademés, y al mismo tiempo, eran miembros de otras naciones distintas, también en formacién, y por esto mismo requeridos por Estados nacionales extremadamente celosos de su poblacién, Resulta fundamental que vivieron esta etapa como actores de diferentes Procesos y como protagonistas de por lo menos dos historias” (p. 12). 28 i G i i | | : | a 2 ' i | Politicas linguisticas e inmigracién. El caso argentino Esta imagen de inferioridad qued6 cristalizada en la tia de bone “capitales ingleses y brazos italianos”, que organizaba a cl i" = " 7 a entre los extranjeros. Entre tanto, algunos intelectuales ita anos fantast ee con la idea de la Argentina como colonia ee italiana, aunque inmigrantes fueron abandonadbs a su propio destino. . La cuestion del idioma La identidad lingiifstica proviene de la lengua ‘materna; como — mar- cadores de la identidad, la lengua materna no se clige. Esla lengua con tan nos identificamos y con la que los otros nos identifican. El aie esponténeo, inconsciente, intuitivo que el hablante nativo dite “ ns gua es cualitativa y Cuancitativaments diferente al que pueda lleg: uas que aprenda mds tarde. ote alam enb estan expe aun aoa manipulacién. Los productos lingiifsticos son evaluados en un metca : a se basa, fundamentalmente, en las condiciones politicas yeconémicas comunidades que los usan. Las relaciones entre las variedades lingiifsticas e dirimen, en tltima instancia, en términos del poder de los ieee involucrados. Estas luchas, sin embargo, aparecen justificadas por argumen- lingiifsticos. i +n oc a fomacién de una lengua naconal oe expla por nat lingiifsticos Ia superioridad intrfnseca de un Gea sobre otro- sino oye obedece a razones sociopoliticas: “Una lengua es un dialecto con. a : que enunciado més'crudamente significa un ejército y una ae a desde un punto de vista estrictamente lingiifstico la lengua nacional no difi re de los dialectos, su capacidad simbélica se acrecienta por al prestigio - proviene de su condicién de unificadora, en términos internos, y ‘ identificadora hacia fuera. Su fuerte arraigo en el imaginario colectivo, en medida en que representa la identidad colectiva més amplia, se incrementa memoria colectiva. : peat de nnd monogéico cebu cn cate de fragmentacién que corria una nacién en la ae convivian dos oe lenguas. La existencia de una lengua propia no es, sin embargo, una con: 29 Angela Lucia Di Tullio necesaria ni suficiente para la identidad nacional. De hecho, los limites entre lengua y nacién no coinciden necesariamente; ni siquiera se trata del caso habitual: una misma nacién, como Suiza, Paraguay o Canadé, puede recono- cer mas de una lengua oficial (Bein, 1999). La situacién contraria —una misma lengua hablada en ms de veinte paises~ es el resultado del imperialis- mo europeo: la conquista y la colonizacién trasplantaron las lenguas metro- politanas en los territorios coloniales. La lengua, en términos de Nebrija, es “compafiera del Imperio”, La formacién de los Estados modernos impuso la estandarizacién de una variedad, lo que significaba suprimir el plurimorfismo mediante la difusién generalizada de una variante supradialectal a través de la educacién pablica y de los aparatos burocraticos y tecnoldgicos. El ideal de un estado monoglésico, postulado por la Revolucién Francesa, conllevaba la tepre- sién de lenguas o modalidades minoritarias: los términos que las designan —dialectos, patois, jerigonzas— se cargaron de connotaciones peyorativas; en nuestro medio, lunfardo y cocoliche. En tal sentido, la “lengua nacional” es, como la nacionalidad, una Construccién que, de uno u otro modo, se impone sobre la realidad lin- gitistica heterogénea con el propésito de crear un marco de referencia comtin, necesario para la administracién y la cultura. Esta construccién demanda una “maquinaria” técnica—los mecanismos de la estandarizacién— y una base ideol6gica, destinada a hacer sentir en la comunidad la nece- sidad de contar con un instrumento superior de comunicacién y de incitar a su conocimiento y a su conservacién. Por otra parte, el nacionalismo europeo del siglo XIX reivindicé la len- gua privativa como uno de los criterios decisivos de la nacién; ¥, asi, como aspiracién legitima de todo pueblo que reivindicase su autonomia, La pre- tensién de identificar la naci6n a través de una lengua propia se manifiesta en Ja Argentina -en los programas escolares de diferentes momentos-en la de- signacién del espafiol mediante eufemismos nacionalistas como “idioma na- cional” o “idioma patrio”. EI nacionalismo lingiifstico confiere a la “lengua nacional” la funcién simbélica de representar la identidad nacional; desde esta Perspectiva, cons- tituye un bien que requiere la adhesién activa de la comunidad para su “invenci6n’ o para su defensa. Como la Pureza de la lengua es una condicién 30 | Pollticas lingdisticas e inmigracién. El caso argentino para preservar la identidad e integridad nacionales, se impone contrarrestar el cambio y las interferencias de otras lenguas. Claro est4 que la beligerancia de la campafia dependeré de cudn expuesta se represente a la lengua frente a los supuestos enemigos —externos 0 internos. aes En el caso de la Argentina, a través del siglo que abarca nuestro andlisis, el cardcter de lengua heredada, compartida por otras naciones americanas y en particular, por Espatia, result6 un escollo ineémodo de sortear aa quie- nesadherfan al postulado roméntico. La pregunta —jcémo hacer de la lengua heredada de la metr6poli una lengua propia’—* recorre los escritos desde la Generacién del 37 hasta Borges. Claro que la evidencia del arraigo del espa- fiol como lengua mayoritaria y sin rivales prestigiosos se impuso aaa limite; Jos interrogantes se citcunscribieron, entonces, a cuestiones nds restringidas: jhasta cudndo perteneceremos al orbe hispanchablante? y jqué componentes i istinguirén? fue retomada en 1900 por Lucien Abeille y, mas tarde, por Vicente Rossi. La que se consolida fue la posicién de equilibrio que acepta la pertenencia al mundo hispanohablante pero marca, a la vez, las diferencias idiosinerdsicas de la modalidad dialectal -definidas con un criterio a : menos amplio~. Solo un grupo restringido, los hispanistas, afirmé la condicién de dependencia irrestricta de la antigua metrépoli. : La mayorfa de los inmigrantes, por otra parte, no eran hablantes : Ienguas nacionales estandarizadas: los dialectos italianos, el gallego o el vasco, el arabe coloquial o el yidish eran variedades vernéculas que no suscitaban una lealtad suficientemente fuerte como para ae el embate de la politica lingiifstica pergefiada precisamente para etradicarlas. Como estas lenguas carecfan de una variedad interdialectal, el espafiol pasé a cumplir esta funcién tanto a nivel intracomunitario como aeaneaeee lo que aceleré el proceso de transculturalizacién, cuya forma més visible fue la pérdida de la lengua inmigratoria. 8. Bsa pregunta la plantea y esponde Beatriz Salo, centrndose especialmente en la relacién entre lengua y literatura, en “Oralidad y lenguas extranjeras. El conflicto en fear argentina durante el primer tercio del siglo XX”, en C. Altamirano y B. Sarlo (1997). 31 Angela Lucta Di Tullio La cuestién inmigratoria La dinémica de los movimientos migratorios exige tener en cuenta la doble direccién en que se desenvuelven: por una parte, las causas econémi- cas, politicas y/o afectivas que conducen a un grupo a emigrar; por la otra, las condiciones de insercién en la sociedad receptora. Las motivaciones y ex- pectativas del migrante y las facilidades u obstaculos que se le oftezcan, ademas de otras circunstancias colectivas e individuales, condicionardn el proceso de asimilacién, por el cual “el migrante aprende a participar en las distintas actividades del nuevo pats, a internalizar su cultura, a crear lazos de solidaridad con los nativos”.? Cuando los miembros del grupo inmigratorio se distribuyen y participan en las estructuras econémicas, politicas, culturales, educativas como el resto de la poblacién —Io que supone que dejan de atenerse a las normas, valores, conocimientos y roles desempefiados en la vieja sociedad-, pierden sus ca- racterfsticas culturales distintivas: se han asimilado a la sociedad receptora. El éxito del proceso depende no s6lo de los inmigrantes sino también del peso que en la comunidad huésped se otorgue a las caracterfsticas étnicas, derivadas de diferencias fisicas, lingiiisticas y/o culturales. En una sociedad moderna pluralista, el respeto a las identidades individuales y de grupo permite ~al menos, en el “discurso polfticamente correcto”- la coexisten- cia e incluso la valorizacién de estas diferencias. Por el contrario, para el nacionalismo conservador la batalla consistfa -y consiste— en preservar la identidad nacional comtin a través de la eliminacién de los rasgos diferen- ciales de las minorfas. Este proceso dista de ser automatico y armonioso. Las diferencias cultu- tales, las demandas de uno y otro sector, la competencia por bienes escasos, la preservacién de la seguridad del orden social se convierten en argumen- tos tendientes a generar actitudes hostiles hacia un individuo por el solo hecho de pertenecer a un grupo determinado: el prejuicio se justifica por 9. Sobre Ia problematica psicolégica vinculada a la situacién de e1 é -migraci6n, Seefeld (1985) y Huberman (1999-2000). Marmora (1997) oftece un panorama general sobre los problemas de las migeaciones en la actualidad. 32 vincent geen tro restates rite ite enon a Politicas lingiiisticas e inmigracién. El caso argentino un estereotipo, socialmente legitimado, que se construye a partir de rasgos negativos (inferioridad racial, habitos, normas y valores inadecuados, con- ductas inadaptadas, ilegalidad, pertenencia a grupos politicos o religiosos incompatibles con la sociedad) que se asocian a un grupo determinado. La impericia lingiifstica se convierte en un objeto privilegiado de sétiras: la torpeza del inmigrante que no domina la lengua de la sociedad receptora se interpreta como sintoma de su inferioridad intelectual. Si estas representaciones negativas logran un consenso social amplio, es muy posible que vayan acompafiadas por conductas efectivas: se pasa, en- tonces, a la discriminacién hacia el grupo rechazado, que se expresa en limitaciones de diferente indole ~actividades vedadas, restricciones en la educacién, residencia o derechos politicos (van Dijk, 1987). La imagen de la sociedad receptora como un melting pot —el “crisol de razas” en el que desaparece todo rastro diferencial~ oculta las vicisitudes de este complejo proceso: la marginacién 0 las formas de participacién pasivas en la vida social, econémica, cultural o politica de la sociedad receptora constituyen a menudo las respuestas negativas a politicas migratorias que pretenden arrasar con la identidad cultural de los inmigrantes. Los tres ejes considerados no se articulan independientemente sino que estén mutuamente interrelacionados. En principio, la lengua aparece como uno de los factores “objetivos” sobre los cuales se construye la idea de naciona- lidad. Aunque no sea, en realidad, una condicién necesaria ni suficiente, apa- rece privilegiada por la funcién simbdlica que se le atribuye como expresién idiosincrdsica del espfritu nacional. A su vez, la lengua est sometida a las intervenciones de agentes dotados del poder de decidir, que regulan, promo- viendo o inhibiendo, la valoracién de los productos que se intercambian en el mercado lingiifstico. A pesar de que el Estado promueva una politica inmigratoria (explicita o implicita) para cambiar el tamafio, la composicién o la distribucién de la poblacién de un pats, pueden surgir campafias contra la inmigracién entendida como un factor disolvente de la nacionalidad y, por lo tanto, de la lengua. Afloran, entonces, reafirmaciones enfaticas de laidentidad en peligto; entre otros argumentos étnicos, culturales o religiosos, se apela al deterioro que sufre la lengua por culpa de los “recién. Ilegados” desaprensivos. Sin embargo, es la lengua del inmigrante, junto con otros rasgos idiosincrasicos, Ia que se pierde en el proceso de transculturalizacién. 33 Angela Lucia Di Tulio La lengua como referente cognitivo y afectivo El destino de una lengua est condicionado, por cierto, por las vicisitudes histéricas del pueblo que la habla; pero también, e incluso més decisivamen- te—como la historia de las lenguas y la sociolingiifstica han demostrado-, por las ideas, sentimientos y reacciones socialmente compartidos hacia la propia modalidad lingiifstica: idiomética, dialectal, sociolectal. Evidentemente, el correlato subjetivo con que los hablantes valoran una modalidad o un rasgo no coincide necesariamente con los “hechos objetivos”. Los métodos estad{sticos utilizados por la sociolingiifstica han permitido adver- tirla falta de consciencia-e incluso la distorsién—en los juicios de los hablantes acerca de su propia actuacién. La seduccién de los modelos prestigiosos, por una parte, los prejuicios arraigados, por la otra, exigen distinguir la norma “ideal”, hacia la que se pretende tender, de la norma estadistica efectivamente vigente. De ahi la necesidad de confrontar los discursos epilingtifsticos—en que se expresan las representaciones y actitudes mediante declaraciones, manifies- tos, polémicas- con las actitudes implicitas que se reconocen a través del uso del lenguaje (de acuerdo con la distincién propuesta por Fishman (1982) entre actitudes que se expresan sobre el lenguaje y actitudes que se expresan a través del lenguaje, respectivamente). Tanto las representaciones como las actitudes' explican los comporta- mientos; se diferencian por su naturaleza: las primeras como esquemas con- ceptuales, las segundas como esquemas afectivos; por otra parte, mientras que las representaciones sustituyen un objeto ausente, las actitudes signifi- can tomas de posicién valorativas en relacién con el objeto presente. En este encadenamiento, las actitudes funcionan como el eslabén central que conecta a representaciones y comportamientos. El interés que suscitan las actitudes tiene que ver con su incidencia en el cambio lingiifstico: Labov 1 9 En Amoux y Bein (1999) se analiza el concepto de representacién del lenguaje desde el campo de la glotologia. A partir de este concepto se analizan “discursos que fundan ua ee Y ots que representa un “noelo de €poca”. Ete volumen contigs en la misma linea no sélo pot el punto de vista teérico sino porque tambié i ién ambas modalidades discursivas. ee ee 34 i ia aise remo inten mre : Pollticas linguisticas e inmigracién. Elcaso argentino (1983) ha demostrado que esta evaluacién, en los diferentes niveles de cons- ciencia, es una de las fases reconocibles en todo proceso de cambio. En gran patte de los discursos de comienzos del siglo XX que analizaremos predominaba la representacién de la lengua como un sfmbolo de la nacién que busca definir su identidad hist6rica y social. Al ser representada como un. tesoro al que hay que preservar, su cultivo tefuerza, en un sentido positivo, el sentimiento patriético a través de actitudes como la lealtad y el orgullo. En la “educacién patritica” (1908-1912, en particular), la lengua espafiola se convirtié en un medio estratégico de la campafia nacionalista que se Iev6 a cabo en el sistema educativo de la época; se hacfa hincapié en la exaltacién de los sfmbolos patrios: bandera, himno, escudo como parte de la ritualizacion tendiente a crear en el imaginario social la consciencia de pertenencia a la nacién amenazada por elementos extranjeros. La amenaza, sin embargo, se ubicaba en una zona aparentemente neutra, la del “idioma nacional”: el propésito era estigmatizar las lenguas de los inmigrantes y los rasgos plebeyos de la modalidad dialectal como paso previo al ideal de una nacién lingiifsticamente unitaria. De este modo, el miicleo central de la representa- cién de la lengua apunta a la necesidad de reprimir las lenguas, variedades rasgos que se apartan de la modalidad estandar y de ocultar el conflicto entre Jos grupos sociales, presenténdolo como una cuestién moral, estética, patriéti- ca. Contribufa a ese imperativo el recelo que despertaba el hablante bilingiie, considerado como miembro imperfecto de la comunidad. Tales representaciones proporcionan, asi, un criterio para legitimar a unos los que hablan correctamente, identificados con los que piensan bien- y discriminar a los otros, que, como hablan mal, piensan y actdan mal. Segiin cudl sea la representacién dominante de la lengua, las actitudes se organizan en dos complejos diferentes: i. Laconservacionista sacraliza la lengua como tesoro, formado en el pasa- do y que ha alcanzado su maximo esplendor, por lo que debe mante- nerse incélume. ii. La progresista habilita la lengua pata que sea un instrumento cada vez més eficiente y poderoso en la comunicacién nacional e internacional, por lo que se favorece su modernizaci6n, intelectualizacién, flexibilizaci6n. 35 Angela Lucia Di Tullio Estas dos concepciones conllevan posturas contrapuestas frente al cambio lingtifstico: segtin la actitud pesimista de la primera, hay que evitarlo para preservar la lengua del deterioro; la actitud optimista de la segunda lo favorece como impulsor de progreso. Cada una de ellas se exterioriza a través de compor- tamientos tendientes a producir el resultado valorizado. La conservacionista, en el purismo, que, en un sentido negativo, pretende frenar la introduccién de elementos exdgenos, y en el casticismo, que, en un sentido positivo, pondera lo que se considera patrimonial del idioma. La progresista se expresa en el deseo de participacién en la formacién y codificacién de la lengua, que surge de la cons- ciencia de los derechos que asisten a todos los hablantes y no sdlo a los de la modalidad tradicionalmente més prestigiosa. La voluntad de estandarizacién promueve el proceso de codificar la lengua o modalidad dialectal y de seleccionar una tinica norma como marco de referencia. La norma puede ser monocéntrica o unitaria, si reconoce un tnico centro de prestigio, o bien policéntrica o variacionista, en el caso de que defienda més de uno. En el recorrido que seguiremos, la lengua —entendida en el sentido am- plio de conjunto de las modalidades no auténomas que intervienen en el mercado lingiifstico— es percibida y valorada a través de las representaciones (N. de Arnoux y Bein, 1999) y las actitudes que en la comunidad lingiifstica se van modelando e imponiendo. Estos juicios provienen, pues, de los esque- mas mentales y afectivos que contribuyen a recortar la realidad y a acomodar las partes segiin las posturas ideolégicas generales. Como veremos en los ante- cedentes, la Generacién del 37 entendié la lengua como programa de accién en el sentido de la tendencia progresista. Hispanistas y nacionalistas, por el contrario, la encerraron en la conservacionista. Tanto las representaciones como las actitudes gufan la accién y, en tal sentido, constituyen el fundamento de las practicas que predominan en una comunidad lingiifstica en un perfodo determinado. A su vez, las politicas lingiiisticas pretenden encauzar esta dindémica a partir de la voluntad del grupo dirigente de establecer una jerarquia entre formas alternativas, para inhibir el plurimorfismo e imponer una variedad sobre las otras. La emergencia de una politica lingiifstica constituy6, pues, un hito importante en la historia del espafiol hablado en la Argentina. Aunque existieron propuestas informales previas, s6lo en la primera década del siglo XX se instruments un proyecto educativo nacionalista y una campaiia 36 | : : Pollticas linguisticas e inmigracién. Elcaso argentino de depuracién de la lengua escrita, medidas todas ellas destinadas a reforzar el car4cter monoglésico del Estado argentino. Representaciones, actitudes y practicas se encadenan implicativamente: las representaciones constituyen el fundamento cognitivo sobre el que se asientan las actitudes. A su vez, los comportamientos y las practicas son con- secuencias visibles de las representaciones, mediatizadas por las actitudes. Cada uno de los términos puede ser vinculado con un colectivo: a. el sistema de las representaciones sociales constituye un esquema conceptual, el imaginario social: este sistema de imagenes, objetivaciones, formas de conocimientos socialmente elaborados per- miten interpretar la realidad o sus fragmentos; asf como se habla de un imaginario republicano, corresponde hablar de un imaginario educativo y de un imaginario de la lengua, en el que se retinen las representaciones sobre Ja lengua —los atributos que se le asigna, las relaciones que se establecen con otros campos, las instancias norma- tivas y, fundamentalmente, las representaciones que de los grupos de hablantes circulan en una comunidad. b. el sistema de las actitudes de un cierto grupo conforma la ideologia, entendida como disposiciones o valoraciones que se adoptan, colecti- vamente, frente a objetos culturales. El sistema de los comportamien- tos socialmente estructurados e instituidos en relacién con los roles son las prdcticas sociales cotidianas. Estas practicas pueden ser modifica- das por intervenciones; si éstas van dirigidas a encauzar una situacién que se entiende como conflictiva, seré una politica lingutstica y, si su implementacién sistemética y racional es encarada por el poder politico, constituye una planificacién lingifstica. Nose trata de conjuntos azarosos sino de sistemas compatibles entre sf de relativa coherencia interna. Sus componentes —las representaciones, las acti- tudes y las politicas- no son objetos naturales ni meros reflejos de la realidad sino que forman parte esencial de la cultura de la comunidad. La “cultura del idioma”, en el sentido propuesto por la Escuela de Praga, es una de sus facetas. La historia de la lengua, como parte de la historia intelectual de una nacién, los requiere como herramientas tedricas. 37 Angela Lucla Di Tullio La ecolingtifstica (Baggioni, 2000) y la glotopolitica (Marcellesi, 1986) son los marcos adecuados para aplicar estos conceptos. La primera ubica la lengua en el espacio de relacién interlingiifstico. La segunda se ocupa de las diversas formas de intervencién sobre la lengua y sus hablantes desde accio- nes aparentemente tan insignificantes como corregir errores hasta instancias tan trascendentes como el disefio de una planificacién lingiifstica. En la historia del espafiol hablado en la Argentina, slo se ha concedido un espacio restringido ~a menudo estadistico 0 anecdético- al contacto en- tre el espafiol y las lenguas inmigratorias. Mientras que el lugar central de la inmigracién en la formacién demografica, social, politica, cultural y econé- mica de la Argentina contempordnea ha sido suficientemente destacado por las ciencias sociales, en el terreno estrictamente lingiifstico, suele reducirse al aporte léxico derivado de la situacién de contacto, sobre todo con los inmigrantes italianos. La incidencia de un factor externo en la evolucién de una lengua no siempre coincide con su importancia histérica, demografica o incluso cul- tural. La lingiifstica diacrénica distingue, por eso, entre consecuencias di- rectas e indirectas; asf, por ejemplo, las consecuencias lingiifsticas directas de la invasién arabe a Espafia resultaron relativamente escasas, a excepcién del léxico, pero el mapa lingiifstico quedé alterado, de modo tal que, sin tenerla en cuenta, no se podrfa explicar la reparticién de las lenguas penin- sulares ni la hegemonfa del castellano. Andlogamente, medir los efectos del vasto fenémeno inmigratorio en el espafiol hablado en la Argentina conducirfa a un resultado engafioso si s6lo nos atuviéramos a las conse- cuencias directas: los italianismos, por ejemplo, se hallan confinados, en su mayor parte, a campos léxicos ms o menos restringidos o a sociolectos y jetgas especificas, como el lunfardo. Las consecuencias indirectas de la inmigracién, sin embargo, no quedan circunscriptas a un conjunto de cambios -ni siquiera al rumbo, mds o menos definido, que siguen~ sino que deben ser estimadas més bien como un com- plejo formado por la realidad lingiifstica y las ideas dominantes sobre la lengua, las variedades y la jerarqufa en que se ordenan, los criterios de correc- cién -rechazados 0 aceptados, a menudo sélo t4citamente-, las instancias que reglamentan el gobierno de la lengua y las medidas implementadas para encauzar la direccién de los cambios. 38 | i i i | | | Politicas lingufsticas e inmigracién. Elcaso argentino En esta direccién, el fildlogo Américo Castro (1941) quiso explicar las catacteristicas mds lamativas de lo que entendié como “peculiaridad lingiifstica rioplatense” a partir de su personal interpretacién de la histo- tia argentina; mas circunspecto, Amado Alonso (1935) reconocié en al- gunas actitudes de los hablantes la causa de esos rasgos diferenciales. Ambos estudiosos coincidieron en destacar la incidencia de la inmigra- cién. Estos ensayos, sin embargo, no fueron bien recibidos. El nacionalismo exacerbado consideré inadmisible que estudiosos peninsulares juzgaran un rasgo tan peculiar como “el idioma nacional”; Borges, en “Las alarmas del doctor Castro” (1941), rematé la polémica con su afilada ironfa, trun- cando quizés algunos de los interrogantes legitimamente planteados en el anilisis y en el diagnéstico. Las politicas linguisticas {Cémo se interviene sobre una lengua? (N. de Arnoux, 1995, 1997). La forma privilegiada de intervencién sobre una variedad es la estandarizacién o normalizacién, que se desarrolla a través de cuatro instancias: a. un proceso de seleccién entre las varias formas alternativas; b. la codificacién de la variantes seleccionadas en gramiticas y dic- cionarios; c. la elaboracién o desarrollo de funciones y de terminologfa; d. la propagacién, que consiste en difundir e imponer la norma como modelo a una comunidad, fundamentalmente a través de la escuela. La fijaci6n de la lengua estandarizada la legitima sobre otras variedades por sus nuevos atributos, nuevas funciones y un claro prestigio: ya no esté restringida a la conversacién informal sino que se han ampliado sus domi- nios a los propios de la lengua escrita -la prosa cientifica y tecnolégica, por ejemplo-; sus estructuras gramaticales son més flexibles y complejas; su léxico, més abstracto y denso. La variedad lingistica queda, asf, “equipa- da” de los elementos necesarios para servit de marco de referencia que 39

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