Vous êtes sur la page 1sur 11
EL LIBRO DE LAS HORAS AMARGAS Mi hermano Francisco José es poeta. Ha escrito ya dos ‘obras: Agonias de marmol y Blogio ala inquietud. {Quien como Francisco José para encargarse de El libro de las horas amargas? Pero mama dice que yo he de escribir ‘esto, Y bien, los Vizquer Prados, como todas las familias decentes, venimes a menos desde la revoluciin maderista, “EL gobierno dd sefor Huerta —se dice en casa fue ‘ensuetio efimero de restauracién, al que en breve habria de suceder Ia horrenda pesadilla de la revolucion de 1913, dl triunfo estupendo de este don Venustiano, y como tire de gracia el desastre de las finanzas al implantar la doc. trina hacendarialatrofaeciesa: ‘Hay que tomar el dinero de donde se halle.” Un escollo detiene mi pensamiento y hace vacilar mi pluma: los antecedentes de familia Me explicaré de una vez por todas: yo no sé tal facultad, si alguna ver la tuve, no encontré ambi propicio para su desarrollo. En casa, jamds se me permite omar parte en conversaciones seias. Soy el pequefio de la familia y parece que estoy condenado a ser bebé por el resto de mis dias. A no ocurrirle a mar serios disgustos ‘en la calle, a estas horas llevaria yo, como hace tres aos en Zacatecas, pantakin corto, medias de popotillo, corbata en papilldn, panel de paja con cinta irs. 4 los veinte no ‘me permite mamecita que salga & la calle sino es con ella misma o con una de mis herman. eee nde pers penne Serr ee cae ee oo ce ees ee re owner Bie om ere et faethe keeper eels Carpen jhe do Ve aa cs a ere iin er ed a pra tf nei 2 eo pty l,i men co shel rms et a wo re se eS mi Pn el pa ia ee ae ert Fe Ce vane ren tian sce ct a ae sa ae es a Soe et eee Ie = Fe ee aren ee eee ceecbeae ny el ik Doe i ieee Secor eee eee ese ea ce tee A ee ea So a eae Incuestionablemente nuestro abolengo no deberia ners jams en tla de jucio, misime cuando ex la lave Imismat dela pae y equirio domésticos Papé suc ol. dro, y da lugaaescenas tan penosas como la que ochs pcos meses ha. Breve tiempo teniamon de instalados en sa vieja cason,enfrente dl jardin delos Angeles "“Nuee- tro nuevo domilio ~decia Francisco José" nada tiene «que envidiar a tugurio ms miserable del ms pobre de ‘uestros modi En eft, ocho maltrechos pilartnes de ladrillo, medio comidos, sostienen un cobertizo que se 10s est viniendo encima de puro apoilado; tras de este Dértico se abren cuatro ventamtces nana, con su eas ‘de madera yun emplaston triangle pintados dealin fa, a guna de corisamento. En prided de verdad debs Seer, sn embargo, que Agustina, ala vista del corel ‘ela cas, hn ercontrado petesto para hacer grata en riscencias de Zacatecas, ¥ que Francisco Jon est enc tado de un hallgo, fuente prestigiosa de trabajos ult. riores del mis acaba sabor modernist; asegura que en este viejo caserin hay vestigion muy serios de arte colo: nial Eos son las exigentes: por lo quem respecta, un poco demasiado perezoso y otto poco demasiado lgnorante en ciencias y ares, me salisfago con hacer corer el visillo de la slay contemplar el cflido exmalte del Jardin y la cripulaalmagrada de Ia iglesia de Tos Angeles que, sabre das allas cima de ls Arboles, se recorta en el cielo azul Caando esta wl. Porque en septiembre laeve desde ol mediodia y, a menudo, agua se asenta en una lovizna pertinaz. Bojo an cielo. de plumbagina todo parece en: Yueto en un Manto de eeiza. Sin embargo, estas miss tars tienen su soberbio cuarto de hora cuando caren de as seis el ol ragga con violencia las nutes de plomo, tuna réfagn de hmmbre se tende en el horizonte, sirviende de fondo laminas los tél arabescos de la Alameda, ¥ expirn como esarcha de rzogue en el empedrado yen las bancas verdregras del jad. masa Y bien, una ver esa hora, grupados tas los vidros, rirando morir le tardeen In pazoleta desert, acertaron w a pasar dos grandes automves,apretados de carancstas $imujeres de mal ivi, todos ebony haciendo escindal. Das ue habia pasado la semana handido en un desven- ij llén de mimbre, lx cabeza entre las mans y sn

Vous aimerez peut-être aussi