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SF DOCUMENTOS Suplemento a la edicién N° 75 de PUNTO. FINAL — martes 25 de febrero de 1969 Santiago - Chile Los cristianos chilenos y la revolucién CAMILO TORRES: en las montafias de Co- Jombia dio un ejemplo revolucionario que hoy guia a las vanguardias cristianas del continente. OR asumir el cristianismo én su autén- tica tadicalidad, la oligarquia colom- blana crucificé a Camilo Torres en las montafias de Colombia el 15 de febrero de 1966. La Iglesia jerérquica constituida en factor de poder en nuestros paises ha silenciado el pensamiento y testimonio de Camilo; a pesar de ello, sacetdotes y laicos se comprometen activamente en las luchas de Mberacién, ba- jo el signo de Camilo Torres. Las enciclicas, pastorales y otros documentos, de dudosa cla: “No hay mayor amor que dar la vida por Jos amigos”, Evang, de San Juan, cap. 15, vers. 13. “La Fevoluclén no solamente’ es permitids sino obliga: torla para los cristianos que’ ven en ella la tinles manera eficaz'y amplia Go reallear el amor para todos". CAMILO TORRES ridad para el pueblo cristiano, no han sido eficaces para transformar la ‘sociedad capl- talista y para liberarnos del_imperialismo; €5 necesario entonces buscar los medios que posibiliten Ja realizacion del amor para to- dos que reclama ol Evangelio, En las circuns- tancias objetivas de América latina, la revo- lucién es la tnica forma de “lograr un Go- bierno que dé de comer al hambriento, que vista al desnudo, que ensefie al que no sabe, que cumpla con las obras de caridad, de amor al projimo, no solamente en forma ‘ocasional y transitotia, no solamente para unos pocos Sino para Ia’ mayoria de nuestros projimos” ( Nuestro propésito, a través de este trabajo, es contribuir al enjuiciamiento eritico def Tol jugado por Ja Iglesia y los cristianos en el proceso histérico y, a la vez fundamen- tar teéricamnte nuestra presencia en la Revolucion socialista en marcha. Sera el tes timonio heroico de Camilo Torres, cuyo anl- versarlo de muerte recordamos en’ estos dias, y Ja lucidoz de sus ideas, las que orientarén estas reflexiones que ojala cumplan su pro: Pésito. LA IGLESIA JERARQUICA ¥ LOS PODERES DOMINANTES A través del desarrollo histérico 1a Iglesia se ha comprometido con los poderes domi. nantes, De minoria perseguida en el Imperio Romano, se transforma en mayoria perse- guidora 'a partir del Edicto de Milan (313) promulgado por Constantino. En dicho docu- Mento, Se proclama la libertad de culto, Poco después el propio Empzrador se convierte, GY Camtio Torres, “Mensaje a de1965, Revista "Hora Cert Juntosjiuto 1967, pag. 40. Cristianos", agosto México, Nimero 1, E] voto o el fusil oficializando de hecho al cristianismo como religion imperial. En el Concilio de Nicea (325), la Iglesia se estructura de acuerdo a los cdntenidos del Derecho Romano, se “cons tantiniza” como dicen algunos historiadores de la Iglesia, De este concilio emerge una organizacion compleja, extrafia al espiritu que animé las primeras comunidades que ensaron que “el reino no era de este Mun. do”. El emperador por su parte premio la fi delidad de la Iglesia permitiéndole adquirir bienes terrenales. De mis esta destacar el significado de estas medidas para la Yelesia; ellas pesaran como un lastre a través de to- da la Historia. Desde el Concilio de Nicea, ella ligaré su destino a las vicisitudes de los gru- pos dominantes. ae te La Iglesia jerérquica justificari tedrica- mente este casamiento con el poder. Se a milaré a las monarquias germanoromanas que emergen en occidente después de las in. vasiones del siglo V_y siguientes. Olvidindo- se de que hay que “dar al César lo que es del César”, formularé una teoria “cristiana” de la monarquia. Por su parte, los reyes 0 emperadores ungidos por la. Tgiesia “porque todo poder viene de Dios”, conced>ran fran- quicias e “inmunidades” a la Iglesia, pero intervendran decisivamente en la gen2racion de sus autoridades, las que provendrén de la nobleza feudal. La participacién del pueblo en la éleccién de la jerarquia ya no es mas que una tradicién. También habia sido ol- vidado el comunitarismo de bienes y de es- piritu que cuenta San Pablo: “Toda la mul- titud de los fieles tenia un corazon y una misma alma; no habia entre ellos quién con- siderase como suyo lo que poseia, sino que tenfan todas las cosas en comin” (2) La Iglesia sacralizaré las relaciones econd- micas y sociales inherentes al feudalismo, legitimaré la servidumbre. La estructura je rarquica de la sociedad seré considerada orden “natural” y “divin”, y por esto los que pretenden subvertiro, contra Dios se re belan, Santa Hildegarda de Bingen describe cla- ramente este orden y sefiala sus fundamen- tos: “Dios vela cerca de cada hombre porque Jas clases bajas no s2 eleven nunca sobre las altas como lo hicieron el primer dia Satands ¥ €l primer hombre, que quisieron remontar- Se por encima de su estado. ¢¥ quién es el qu? guarda en un solo establo todo su ga- nado, los bueyes, los asnos, las ovejas y los earneros? {Si se’ hiciera asi qué revoltillo se armaria! Por eso debemos velar también porque el pueblo no aparezca todo revuelto én Un rebafio... Dios divide a su pueblo so- bre la Tierra en distintas clases como clasi fica a los Angeles en el cielo en diversos eru- pos, en el de los simples angeles y en el de los arcdngeles, en el de los querubines y el de Jos serafines, Pero Dios los ama a todos por igual” (2). ‘Alrededor del siglo XI, un vigoroso movi- miento comercial inaugura una nueva etapa en la historia de Europa. Las Cruzadas, em- presas donde predominan las motivaciones econémicas, abren las vias del comercio, En (2) Hechos de los Apéstoles, IV: 92.25, Nicar y Co. iunga, Madrid, 1962 (3) Buhler, “Vida 'y Cultura en Ia Edad Media”, F. GE, México, 1957, pag. 164, Génova, Venecia, Mildn, Flandes y el norte de Europa constituidos en centros econdmi- cos, surge el capitalismo en su forma comer. cial_y monetaria, con él, en los extramuros de la ciudad antigua surge la burguesia, cu- yos comienzos son humildes, “marginales’ En wna sociedad donde la tierra es la “me. dida de todas las cosas”, no hay cabida para ella en la jeratquia médieval. La actividad omercial y la practica de la usura por Ja burguzsia estan refidos con la ética cristia- na. La hostilidad de la Iglesia expresada_a través de decretos conciliares y excomunio- nes no podia debener el proceso historico, progresivamente comenz6 a aceptar “ideol6- gicamente” “la posicién conquistada por el mercader en la Sociedad medieval en el pla- no econdmico y politico” (4), La Iglesia fue participando de las précticas usurarias que tedricamente condend, ademas muchos miem- bros de clase mercantil se incorporan a las_Ordenes religiosas. “En pleno siglo XIII, €l Papa Inocencio IV pertenece a una gran familia de mercad:res genoveses, Jos Fies- chi” (5). El capitalismo naciente encontraba en_la Iglesia institucional su gran aliado. Si resulta evidente el compromiso de la Iglesia con las formas de produccion y de propisdad generados por el eapitalismo, no ocurria lo mismo con la teoria del Estado y la sociedad que iba acufiando la praxis bui- guesa, La Revolucién Francesa en el siglo XVIII que consagta el ascenso de la burguesia, di- Vide a la Iglesia: el sector jerarquico se iden- tifiea con el Antiguo Régimen y promueve la contrarrevolucion en La Vandée, El bajo cle- ro, por su parte, liga su destino a la Revo- lucion_y a los “descamisados”; el padre Jac- ques Roux se situard a Ja extrema izquierda del proceso revolucionario. La Jerarquia cclesiastica combate la superestructura poli- tico-ideolégica del régimen burgués. En huestro continente, la gesta emancipa- dora escinde a la Iglesia; un clero reaccio- nario defiende 1a condicién colonial mientras que Camilo Henriquez, fray Antonio Orihu: la, Morelos, Hidalgo y muchos otros inspira. dos en la ideologia ilustrada se sitiian en las avanzadas de nuestra primera independencia. El desarrollo del libsralismo, fruto dei ascenso burgués en Europa y en América, conté con el rechazo categorico de la Igle- sia, Todas las libertades y derechos que pre- suponia el liberalismo fueron condenadas. En la encfelica “Libertas” se afirmaba que on muchos ya los imitadores de Lucifer, gue fue quién lanz6 el Non Serviam —nd Obedeceré— los cuales entienden por liber- tad una desenfrenada licencia” (6). En Buropa surgen los partidos conservado- res como defensores del “orden cristiano”, tenaces opositores a las libertades del libe: ralismo, En América latina y especialmente en Chile se proyectan. los conflictos doctri- nales europeos. A mediados del siglo pasado se constituye en Chile el Partido Conserva- dor, como la expresin politiea de la Iglesia fercaderes y Banqueros en Ia Edad Medi Buenos Aires, 1902, pas. 89. (5) dacques le Gott, "Mereaseres -y Banqueror eh 18 Edad Media", Budeba, Buenos Aires, 1902, pig. 105 (6) Leon XIM, Enclelica “Libertas”, 1888, Numero 16, Encleileas’ Politics y Sociales’ de jos Romanos Pontiflees, Los Libros del Mirasol, Argentina, 1061. (4) Jacques El voto o el fusil Jerarquica. Lo curioso es que los programas de conservadores y liberales se identifican en la defensa de la estructura econémica capt- talista, s6lo discrepan en “cuestiones doctt! 3. ‘A los catélicos como Lammenais que se pasan al liberalismo, Leén XIII les advirtid, “que en modo alguno es licito pedir, pro- pugnar o conceder la ilimitada libertad de Pensamiento, de imprenta, de ensefianza o de religion, ’ pues si la naturaleza hubiera otorgado semejantes derechos, seria lfcito rehusar la sumisién a Dios” (7). El desarrollo del capitalismo abatia las formas artesanales y la manufactura, en su lugar surgia la moderna industria. Una cla- se nueva, desposeida de los mediog de pro- duccién Se incorporaba al proceso histérico: el proletariado, En forma incoherente y to- méntiea, el socialismo utopieo criticaba el capitalismo, En 1848, el Manifiesto Comunts- ta de Marx-Engels criticaba cientificamente al régimen burgués, y proponia al proleta. riado un programa de luchas para alcanzar el poder, Este documento denunciaba el com- promiso del Papa con los grupos dominantes de Europa al afirmar: “todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en Santa Cru- zada para acosar a ese fantasma; el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes” (8). En_ 1878, el Papa Leén XIII advierte a los eatélicos de los errores de Ja ‘“‘secta aquella de hombres que con la denominacion casi barbara de socialistas, comunistas o nihilistas, se han ido esparciendo por todo el mundo y, unidos entre si por un pacto inocuo, procuran por to- dos los medios, no ya en las sombras de sus tenebrosos antros, sino a la luz del dia, po- ner por obra su planzs sinlestros contra los fundamentos mismos de la vida social” (9). sos “fundamentos mismos de la vida social” que el Papa defiende son los fundamentos capitalistas: la propiedad privada y la lucha de clases que ella involucra, Agrega Leon XII en el mismo documento: “La Iglesia admite y reconoce como mis itil y prove. chosa la desigualdad entre los hombres. Y¥ extiende esta desigualdad, aplicandoia también a la posesién de los’ bienes. ¥ en cuanto al derecho de propiedad que la ley natural sanciona, manda que se conserve in- violable e intacto en quienes lo poseen” (10). Comparemos 1a tesis de Len XIII con el pensamfonto de San Agustin: “Lo que pose cada uno de los hombres es origen de liti- gios, enemistades, discordias, guerras, tumul- tos,’ discusiones, ‘esedndalo, ' pecado, 'injusti- clas, homicidios, ¢¥ todo esto por qué? Pre: cisamente por las cosas que uno poses, gAca- $0 litigamos por lo que poseemos en comuin? Todos respiramos un mismo aire, todos ve- mos un mismo sol. Con qué derechos posees las granjas? ¢Esa’ posesion se funda en ol derecho divino o en el humano? El derecho divino consta en, las sagradas escrituras, el humano en los cédigos de los reyes, gDe don- (11) Thidem, Namero 50. (8) MarcEngels, "Manitiesto Comunists Anteo, ‘Buenos Aires, 1960, pag. Ii (9) Leon Imi, “Quod Aposiotle!’ Muneris”, (Contra et Soclatismo, el Comuinismo y el Nihilismio). En obra eltada. (10) Tider, Numero 28, Rattoriat de le viene a cada uno lo que posee, sino del derecho humano?” (11). A través de las encfclicas, cuyo lenguaje ambiguo es facil constatar, Ta Iglesia ya ela- borando una “doctrina social-cristiana”, pa- ra insplrar a los laicos en el terreno témpo- ral. Mas tarde, en, 1931, en la Enefclica “Qua- dragesimmo Anno”, Pio XI propone un mo- delo concreto de régimen econémico-social; el corporatiyismo, que esencialmente reorga: hiza 1a sociedad gobre, ia base de las agrupa- clones profesionales, de obraros y de patro- nes, posibilitando como decia ei Papa “la colaboracion ‘pacifica de las clases”. El fas: eismo de Mussolini acogié la teoria ‘corpora- tiva propuesta por la Iglesia; posteriormente ella ha sido reactualizada ‘por otros dicta. dores de cufo fascista (Oliveira Salazar en Portugal). - La Iglesia después motivé la recreacién de Jos viejos partidos conservadores, que se con- virtieron en la “Democracia Cristiana”. Esto significaba la reconeiliacién de la iglesia con la Democracia, pero, enfatizando su ca- racter “cristiano”. ’ Estos’ estuerzos tendrén una nueva_justificacién teérica en el “Hu- manismo Integral” de Jacques Maritain, quien propone la posibilidad histérica de una Nueva Cristiandad. El esquema social pro- puesto por Maritain tampoco supera la dico- tomia entre opresores y oprimidos de 1a so. cledad burguesa, no destruye el sistema ca: pitalista, porque a juicio de Maritain “el problema no consisté en suprimir el interés privado sino en purificarlo y ennoblecerlo, aprehenderlo en sus estructutas sociales or: denadas al bien comtn, y también transfor. mario interiormente pot 1 sentido de 18, c0 munién y la amistad fraterna” (12); Mari- tain replantea los viejos contenidos ‘del to. mismo y logra ser el tedrico de 1a naciente Democracia Cristiana. En América latina, cuyo desenvolvimiento ideolégico ha _dependido siempre de Europa y luego de EE. UU., surgen trasplantados jos partidos demoeratacristianos bajo diversas denominaciones. En Chile, la Falange Na- clonal irrumpe del seno de la vieja, oligar- quia catélica, como “hija descarriada”, postu- la, no una Revolucién, sino el “perfécciona- miento de nuestras institueiones democrati- cas” (13). La Falange configura en la poli- tica nacional una tereera posicion que aspi. a a superar e] marxismo y el capitalismo, al construir una sociedad “comunitaria y plu- ralista” de acuerdo al planteo maritainiano. La tesis de una “Nueva Cristlandad” fue abandozada por Maritain hace algunos afios, 61 les advirtio a los democratacristianos que ya “es demasiado tarde... lo que los cristia- nos debsn hacer ahora, no es sofiar con una revolucién social cristiana, sino esforzarse en hacer prevalecer el ideal cristiano en los ajustes graduales por los cuales un mundo no comunista (cuya estructura social y vi- tal, al menos en los EE. UU., esta més allé del capitalismo y més ‘allé “del socialismo) 1) San Agustin, eltado por Jullo Silva Solar en. “A (0) Slaves el Marxismo”” editorial manera alguna repre- sentar esencia social del cristianismo” (17), El desarrollo de estos partidos no era un signo de progreso, sino “un tumor en e: cuerpo enfermo de la cristiandad” (18). Mounier propuso a los cristianos como tarea principal “ayudar a encontrar la, encarna- cién en un mundo socialista de valores com- prometidos” (19), EL CRISTIANISMO, ;UNA DOCTRINA SOCIAL DETERMINADA? En el Evangello no se enuncia un progra: ma de transformacién social ni se recomien- da una forma de gobierno, De ningan modo esto sugicre una despreocupacion por el mun- 7) Facques Maritain, “Filosofia. do, la Historia", Bale (18) oalee rroquel, Buenos Alres, 1960, pA. 69 (23) Mounier, EI Personallsmo", Eudes, “Buenos Al- 1 15. mri Miamero 117, dlclembre 1045, phy. 965. G8} Stiespne™, Numero 121; abril 1040, 'pdg. 0b (() Mounier, “Feu de in’ Chrétionti me (ao) Paints, sxnsprie", namero 131, septiembre 1947. as) 4 do “terrenal” en la prédica de Cristo. Por el contrario, alli se proclama una actitud de amor que ha de traducirse en una practica, Examinemos los eseritos de San Juan: “ei qu: no ama no conoce a Dios” “porque Dios es amor” (Primera Epistola 4, 8), “el que no ama a su hermano, a quien v3, no es po: sible que ame a Dios, a quien no ve”. El amor que reclama San Juan debe "ex. presarse en obras: “El que tuviera bienss te- rrenales y viendo a su hermano pasar nece. sidad, le clerra sus entrafias jcémo habria de morar en él el amor a Dios?” (primera Epistola, cap. 3, vers. 17). Este amor al préjimo no admite limitacto: nes; el que ama de verdad debe ser capaz de dar su vida por el projimo, porque “nadie ama més qu> aquel que dala vida por sus amigos”. Esta actitud radical de amor es vi- venciada en nuestra América por Camilo To. rres y el Che que legan al sacrificio por amor a los explotados, El Che Guevara dijo una vez que “todo revolucionario verdadero debe estar, guiado por grandes sentimisntos de amor” (20). EL CONCILIO VATICANO II ¥ EL “ESTADO DE CONCILIO” El Coneillo Vaticano II inaugura una nue- va etapa en la historia de la Iglesia, un_pa- 0 adelante, en replanteo de la relacién Tele. sla-Mundo y prineipalmente una autocritica. Al discutir la situacién histérica de la Igle sia, los padres coneiliares enjuiciaron los compromisos de la jerarquia con las diferen- tes formas de opresién a través de la Histo- ria, La Iglesia institucional esta hoy dia in- sertada en la sociedad capitalista, acomoda. da con estructuras que generan la explota- cién del hombre por el hombre, La Iglesia como en otras épocas histéricas aparece sa- cramentando un orden injusto, pero el pue- blo de Dios que no puede confundirs> con la estructura eclesiéstica, desaprueba la conduc- ta antievangélica de muchos de sus -pastores. El pueblo cristiano reclama que Ja Tel-sia asuma su papel de denuncia profética, de fermento de los tiempos nuevos. En el Conci- lio se aprobé el esqu2ma de una Iglesia que retorne a sus fuentes primitivas; al Evange- lo y @ la pobreza. Se sustituye én dicho es quema una Iglesia de estructura romana, monarquica y rigida, donde el laico es e. “proletario”, por una Iglesia de estructura evangélica:’ una comunidad del pueblo de Dios que participa desde la base en el rum bo yen la generacién de las autoridades. El Concilio incentivé un espiritu de biis- queda, de discusion y de apertura al didlo: go, Esto supone que los cristlanos deb>mos salir de nuestros “ghettos”, no esperanzamos mas en “nuevas cristiandades” porque vivi- mos un mundo que cada dia se pluraliza mas Actitud de diélogo para, reencontrarnos con los dems hombres, con los no creyentes, pa- ta forjar juntos la ‘Nueva Humanidad sin ex- plotactén. Este estado de concilio que hemos descri- to es vivido y autentificado en muchas par: tes por sectores del pueblo cristiano, a veces Gueyara, “El Soctalismo y el Hombre en Cu. *, en “Obta Revoluclonaria”, Ediciones. ra, fe refo 1968, México, pag. 627 marginados de lo eclesidstico, comunidades que viven su cristianismo “en’rebeldia”, Las jerarquias han colocado entre paréntesis los decretos mas importantes y decisivos del concilio, Algunas como la nuestra, considera da “‘progresista” han realizado ‘una cuida- dosa ‘renovacion litirgica y ligeros camblos de estilo, En Brasil, donde reside hoy dia el clero mag avanzado, obispos como Helder Camara y_ otros, encabezan la lucha frontal contra la Gictadura, Sacerdotes y laicos sufren alli, al igual que’ los primeros cristianos, la persécu- cién desatada d2 la dictadura. En Argentina el catdenal Caggiano sacraliza todos los go biernos gorilas y reprueba la conducta det obispo Podesta, de Avellaneda, a qulén obli ga a renunciar por defender alos oprimidos. En Uruguay, el sacerdote Juan Carlos Zaffa roni pasa a la clandestinidad por sostener que “Ja lucha armada es un deber de la con: ciencia cristiana en América latina”. En Chile los sectores jerarquicos hostilizan a los sacerdotes que participaron en ta “to- ma” de la Catedral. En nuestra patria s2 nos ha creado la imagen de una Iglesia “progre- sista y bonachona”. No negamos la intensa renovacion litirgica y la eliminacion progre: siva de la sotana, pero estas son renovacio- nes puramente formales. Nos duele que nues- tra Iglesia siga ligada al capitalismo directa 0 indirectamente 2n muchs formas: grandes accionistas de ZIG-ZAG, inmenso monopolio editorial cuyas publicaciones “alienan” mas aun al pueblo y a la juyentud; propletaria de Radio Chileia, a través d> la Fundacion José Maria Czro; propietaria de cuantiosos bienes rurales y urbanos (a pesar de la Re- forma Agraria); sus colegios educan a le élite burguesa, én espzcial los de ciertas ér- genes religiosas | aparentsmente progres tas, Politicamente esta Iglesia institucional s2 comprometié con la experiencia democrata- cristiana. La verdadera situacién de 1a Iglesia chile. na no era advertida consciontemente por el pueblo, hasta que el 11 de agosto del ato pa- sado wn grupo de sacerdotes, religiosas y lai cos se “tomaron” la Catedra} de Santiago. Fue un acto de denuncia profética que estre- mecié la comunidad nacional, que despert6 escéndalo en la burguesia “‘cristiana” muy bien interpretada por, “El, Mercurio”, quien hablé de “profanacién”. Estos grupos ““escan- dalizados” no denuncian la profanacién co- tidiana de esos templos vivos que son los explotados de nuzstra patria. Una vez mas queda al descubierto su mala’ conciencia. El “Movimiento Iglesia, Joven” afirmé en su primer documento: “concretamente, 1a Iglesia d2 Chile tiene que renunciar a’ de- pender de las grandes finanzas internaciona- les, La Iglesia no debe servir a la escandalo- sa division de clases, Sus colegios que educan a la aristocracia chilena son una institucioa que contradice el Evangelio” (21). Frente a una Iglesia oficial, el “Movimien- to Iglesia Joven”, viviendo el estado de conci- lio, Teclama una “lIglesia pobre, libre, evan- gélica y servidora”. Las comunidades cristia- nas rebeldes que han emergido en todo Chi le después de la “toma” de la Catedral estan (21) Iglesia Joven, “Por una Iglesta Servidora del Pue. blo”, Santiago, Chile, 11 de agosto 1008. El voto o el fusil reflexionando y actuando, inspiradas en un mismo gesto profético. Una radicalizacion ereciente de su préctica. podré levarlos Pronto al campo revolucionario, ACTITUD ANTE EL LLAMADO DIALOGO ‘CRISTIANO-MARXISTA Antes del concilio, en los afios de la lucha contra el fascismo, marxistas y cristianos dialogaron en una 'misma trinchera enfren- tando al fascismo. Ellos fucron, desde luego, grupos de intelectuales al margen de las je. Tarquias y las direcciones, partidarias, ‘Em- manuel Mounier en la revista “L'Esprit” es cribié acerca de la urgencia de este confron- tamiento, Con la Hegada al Pontificado de Juan XXIII s2 plantea oficialmente el didlogo. En la enciclica “Pacem in Terris”, Juan XXUI expone los fundamentos de esta nueva acti tud; “se ha de distinguir también cuidadosa- mente ‘entre las teorias filosoflcas sobre la naturaleza, el origen, el fin del mundo y del hombre, y’las iniciativas de orden econémico, social o politico, por mas que tales iniclativas hayan sido originadas o inspiradas en tales teorias filoséficas, Ademés, gquién puede negar que, en la medida en ‘que estas inicia- tivas sean conformes a los dictados de Ja rec- ta raz6n e intérpretes de las aspiraciones del hombre, puedan tener elementos buenos Vv merecedorss de aprobacion? Teniendo_ pre: sente esto, puede a veces suceder que ciertos contactos ‘de orden préctico, que hasta aqui se consideraban como intttiles en absoluto, hoy por hoy, al contrario sean provechosos 0 puedan llegar a serlo” (22). En la cita trans- rita se aprecia claramente que el Papa en forma implicita se refiere a la convergencia, en la accion de cristianos y marxistas. No le corresponde al magisterio de la Iglesia de terminar las situaciones y los niveles de ac- cidn. conjunta, Es el prinier documento pon. tificio que reconoce ademas “elementos bue- nos y merecedores de aprobacién” en el mar, xismo. nq ‘En e] ambito marxista se han desarrollado condicions que posibilitan este didlogo, ai- gunas, son las siguientes: el vigésimo con: Breso ‘del PC soviético que denuncio el stall- hismo én todas sus implicaciones, politicas, ideolégicas, culturales, etc. La desestaliniza- clon mares, un hito en el camino de retorno fa Jas fuentes, 1a apertura a la investigacin teérico-practica, especialmente entre los mar- xistas europeos. En el Ambito del movimiento obrero inter- nacional también han ocurrido hechos signi ficativos: la_polémica chino-soviética y la Revolucion Cubana, ambos acontecimientos promueven una discusién, un replanteo en el seno del socialismo acerca de la tactica y es trategia del movimiento revolucionario. A pesar de la buena yoluntad, el didlogo cristiano-marxista en Europa no ha ido mas allé de los soctores académicos. Ha sido una expresién puramente intelectual desencarna- da de la praxis, Este estilo de dialogisidad lo rechazamos categoricamente, ‘Hacemos nuestra la declaracién que en es: te sentido formulase él Encuentro Latinoame- (22) Juan XXUUT, “Pacem in Terris", Edit. Universidad Gatéulea de “Chile, 1963. El voto o el fusil. ricano “Camilo Torres” reunido en Montevt: deo. Dice este documento: “este didlogo esta promovido desde las “jerarquias eclesiasti- cas” y desde las “jerarquias partidarias”: tanto los catélicos como los comunistas que intentan trasplantar en nuestra America es- te tipieo producto europeo, participan en un aparente didlogo promovido de “secta a sec- ta” y de “burocracia a burocracia”, que no tiene ninguna recepcin ni eco en Tas bases. ¥ lo que es mas grave: es un “diélogo” para apaciguar, pata contener, para frenar el ver dadero didlogo revolucionario que se da en- tre todos los militantes —sin distinciones ideolégicas o religiosas. A nivel de la accion comin, de la lucha coordinada, del enfren: tamiento del timico enemigo comin: el im- perialismo norteamericano” (23). Camilo Tortes en Colombia, plantea et didlogo en su auténtico sentido, crea el “Frente Unido” como instrumento politico para “unificar a la clase popular para la to- mma del poder”. En él convergen marxistas, cristianos, nacionalistas revolucionarios y no: alienados, todos unidos en una plataforma programatica. La plataforma logra unificar a los grupos a nivel de las bases populares Superando los esquemas politicos y evitando las largas disquisiciones filosdficas, que a_ve- ces entorpecen la unidad y el proceso revolu- cionazio, La concepeién de la unidad reyoluciona- ria de Camilo Torres estaba muy lejos de ser un puro pragmatismo, él creia que todos los revolucionarios debian estar de acuerdo en queen el marxismo se encuentra, el método je analisis y de transformacion de la reali- dad, “Yo ereo —dijo— que ellos tienen al- gunas solueiones y algunos puntos de vista que estén exactamente en el dominio de la técnica econdmica, sociolégica y politica y entonees, si sus puntos de vista son cienti- ficos —como son los mios con respecto a la realidad colombiana— habra coineldencia en estos dominios que aungue yo no sea mars: ta, pueda coneiliar” (24). ‘La misma adhesién metodolégica al_mar- xismo la encontramos en un grupo de sacer- dotes, delegados al Congreso, Cultural de La Habana; ellos declararon: “Pese a las divei gencias ‘existentes entre él cristlanismo_y e: marxismo sobre la interpretacion del Hom- bre y el Mundo, es el marxismo el que pro- poreiona el andlisis cientifico més exacto de la realidad imperialista y los estimulos mas eficaces para la accién revolucionaria de las masas” (25). E] imperativo de los cristlanos revoluciona- rios en Chile y América latina es integrars: a las vanguardias revolucionarias existentes y luchar a] mismo nivel de praxis con los marxistas como compafieros en la Revolu- cion, Es la tinica forma de forjar el auténtl- co didlogo. (23) Documento del Encuentro Latinoamericano milo Torres”, Revista “Cristianismo y Revolucién’ Numero, Julio 1063, Buenos Aires, pag. 18. (24) Camilo’ Torres, entrevista concedida al perioaista y"doctmentailsta. francés Pierre Sergent, publica. @aen ‘Voz Proletaria", organo del PC colombia. ho, 17 de febrero 1967, (25) Declaracion do los Sicerdotes; Monseflor German Gusemin (Colombia), Paul Bianguart 0. P. (Fran. ola), Pedro de Zuz Carri (México), Juan Carlos Zatfaroni (Uruguay). Hxtraida de ‘revista “Cris. tianisme y Revoluclén”, numero 8, Buenos Aires. LOS CRISTIANOS ¥ LA LUCHA REVOLUCIONARIA. La violencia esta inscrita en la historia de nuestro. tiempo, esta presente en el mundo, instalada e “institucionalizada” en América latina, porque “cada derecho usurpado es una forma de violencia” (26), dicen los obis- pos chilenos. Es la violencia visible y abierta de la oli- garquia y del imperialismo que asesind a Gamilo y al Che por alzarse en defensy de los que tienen “hambre y sed de justicia”, Es Ja violencia que una “mirioria de privilegiados, desde la época de la colonia, practica contra la mayoria inmensa de un pueblo explotado. Es la violencia del_hambre, del desamparo y del subdesarrollo. Es la violencia de la per- secusion, de la opresion y de la ignorancia. La violencia de la prostitucién organizada, de Ig esclavitud Segal, pero efectiva, de la discriminacién social, intelectual y econdmi- ca” (27), El parrafo transcrito correspond? 2. una apélacion al papa Paulo VI de mas de 7100 sacerdotes latinoamericanos con ocasion de su visita a Colombia, En este contexto de violencia, de agresién al bien comin y a los derechos de la perso- ha, los, cristianos no podemos asumir una ac- titud “‘indefinida”, la que en el fondo seria un compromiso con Ja violencia injusta. El pensamiento clasico de la Iglesia fundamenta, la insurreceién popular en “caso de tirania evidente y prolongada”, como dice Paulo Vi. En America latina el concepto de tirania ex cede lo politico © incide en la opresion eco- nomica, social y cultural de las oligarquias nativas aliadas al imperialismo. En ¢l Evangelio encontramos g2stos_vio- Ientos y el uso de la fuerza cuando Cristo expulsa a latigazos a los mercaderes del templo. La Iglesia jerarquica ha legitimado empresas guerreras como las Cruzadas, a pe- sar que las motivaciones econémicas ‘predo- minaron sobre las religiosas. Nos sorprende que clerta declaracion del Papa en su visita a Colombia condenase la violencia justa de los pobres. Los 700 sacerdotes, cuya carta aludimos, Ie respondieron al Papa en los tér- minos siguientes: “No se puede condenar a un pueblo oprimido, cuando este se ve obli- gado a utilizar la fuerza para liberarse. Si esta condenacién viniese de la Iglesia lati- noamericana, esta aparecerfa una vez mas como el “opio de los pu2blos”, al servicio de aguellos que durante siglos han practicado ’a violencia de la explotacién y la opresién” (28), ‘No es competencia de la Iglesia determinar el “momento” y los métodos para lberarnos. Su rol debe ser 1a denuncla profética de las situaciones de injusticla, y posibilitar la bre opcion de los laicos’en la busqueda de las formas de lucha y en la eleccion de un régimien eponémico-soetal que haga estructu- ralmente imposible 1a explotacién del hom- bre por el hombre, Siglos de compromiso de 1a estructura je- (26) Pastoral “chile, Voluntad de Ser”, Santiago, 5 de ‘bri 1968, 21) "Roe Oblspos de América Latina”, If Conferencia, ei Bpiscopado Latinoamericano, edellin, ‘Colom. Bin. Ber. “crutianiano 7 Revolucion,” Buenos , numero 8, septiembte de 1968, Dag. 1. (28) Ibidem, carta citada. es rérguica de la Iglesia con la explotacién, si glos de mistificacin dal Evangelio, han’ de- jado su huella en la conciencia cristiana, A ‘veces son falsos “espiritualismos” que impi- dena los cristianos aceptar el uso de la fuerza, Detras de esta actitud se encubre a veces una falsa conciencia, un compromiso con la violencia de los ricos. Sefiala el sacer- dote Juan Carlos Zaffaroni, que detras de la condznacién de la violencia revolucionaria “se esconde un prejuicio social, un prejuicio de clases” (29). En la actitud herotca de Camilo y el Che esté presente la motivacién del amor por la humanidad explotada. Ambos reeditan el drama de aguel Cristo que murio por la re dencién de tos pobres. Dice el padre Zaffaroni que “el amor vio lento de los guerrilleros es en el fondo una forma sublime de amor a la verdad. Esa ver- dad que nos haré bres” (30). La opeién de Camilo por la lucha armada se explica por la biisqueda de la edificacion para realizar el amor pata todos. El andlisis Clentifico de la realidad colombiana le sefia- Jaa Camilo Torres, la imposibilidad practica del cristianismo dentro de una sociedad es: tructurada para la opresion de las mayorias. Camilo descubre la violencia ‘“institucionali- zada” de los ricos desde la independencia de Espafia, ‘La ulilizacién de los lamados medios pact: ficos, elecciones por ejemplo, son descartados por Camilo, desde el momento que “el que escruta, lige”. Nunca a través de la historia las clases dominantes han entregado el po- der pacificamente. Camilo Torres opta por la via armada y declara en su tiltima proclama al pueblo co- Jomblano que “todo revolucionario sincero tiene que reconocer la via armada, como la tinica que queda” (31). El testimonio de Ca milo Torres, su. incorporacion al ELN (Bjér- cito de Libéracién Nacional), su. muerte en accién guerrillera, despiertan’y desalienan a randis sectores de cristianos en América la. fina, ain ajenos al proceso de liberacién continental, Toy muchos cristianos se incorporan a, las Iuchas de liberacién en todas sus modalida- des, en Uruguay, Colombia, Venezuela, Gua- temala, Argentina, Brasil y Chile. Asumiondo ¢sa condicién inexorable de la Revolucion 1a- tinoamericana, “la lucha armada como Jo inico que queda”. LOS CRISTIANOS Y LA CONSTRUCCION DEL SOCIALISMO Nuestra decision de luchar por la construc: eién de una sociedad socialista, no responde a la creencia en un fatalismo historico, co- mo algunas ingenuas versiones de un mar- xismo mecanicista pretenden hacernos creer. Licgamos al socialismo por una. opcién li- bre, El examen del régimen capitalista_lo- grado a través del método marxista y sobre (29) Pbro, Juan Carlos Zaffaront, “Los Cristianos ¥ Is Violencia en revista “Cristlantsmo y Revoluctén”, Septiembre 1968, pag. 31. (20) Tider. (3) Camilo Torres, “Proclama al Pusblo Colombiano”. Desde 1as montanas, enero 1960, en, In obra de German Guzman, “Camilo Torres, el Cura Gue. rriliero", Bogoté, 1967, pag. 194. El voto o el fusil todo nuestra propia vivencia nos ensefia que en 61 es imposible la realizacién de los valo- res evangélicos, Se nos dice que el capitalismo ha_posibili tado en Europa y en los EE. UU. la construc. el6n de “socledades de la abundancia”. A p>. sar de este desarrollo capitalista “que gene- Ta abundancia” quizés no sofiada por los fundadores del marxismo, allf se aliena el hombre en los mecanismos del mercado y la publicidad. Se le impone “autoritariamente” una ideologia y valores que nada tienen que ver con el Evangelio, A pesar de la opulencia alli subsisten los ghettos de segregacién ra- ctal y de miseria, como signos que denuncian una ‘sociedad intrinszeamente “deshumaniza- ia. La conciencia cristiana, a menos de enaje: narse, no puede solidarizar con la domina- cin que ejerce el imperialismo sobre los pue- blos del Tercer Mundo, sobre nosotros mis mos, Debe rebelarse contra este “imperialis. mo internacional del dinero” (Paulo VI, Po- pulorum Progressio) que proyecta su violen- cia mediante las guerras, la explotacién co- nomica y la penetracién cultural. ‘Creemos que el socialismo es la tinica po- sibilidad humanista para nuestros pueblos. Junto con los obispos del Tercer Mundo ad- heriros al socialismo; “lejos de encontrarnos con él, sepamos adherirnos con alegria, como una forma de vida mejor adapiada a nues- tro tempo y mas conforme con el espiritu del. Evangelio” (32), Ha sido la Revolucion Cubana la que ha acrecentado en nosotros la esperanza en la instauracién del socialismo en nuestra Amé- rica. Si el socialismo es para nosotros una opeion y no una imposicién de la Historia, de nosotros depende junto a todos aquellos hombres que desd2 hace mucho tiempo Iu- chan por él, la construccién de 1a sociedad socialista, El capitalismo contempordneo ha demos trado gran capacidad para crear mecanismos de autodefensa, ha logrado afrontar con éxi- to sus crisis periédicas. Fl capitalismo ha lo- grado “ganarse” a las direcciones obreras bu- Tocratizadas, ha permitido la institucionali- zacion de los partidos obreros, Los partidos que ayer postularon el cambio revolucionario del capitalismo, hoy proclaman reformas es- tructurales y progresivamente sz deslizan al chareo de la social-democracia, Creemos que no ipodemos. esperar hasta el afio 2000, en una tensa espera mesidnica, el “inevitable” advenimiento del socialismo, El sistema no se derrumbara si no somos capaces de hacer sentir a las masas la necesidad del socialismo y la posibilidad de 1a Revolucion, Hemos hablado extensamente del socialis. mo, sin clarificar a cual de ellos nos refer mos. Advertimos que nuestra opelén nada tiene que ver con el llamado “soclalismo cris- tiano_0 comunitario”, con el “socialismo de- moeratico” de los reformistas. Rechazamos todas estas formulas que desnaturalizan al socialismo convirtiéndolo en un confuso sin- eretismo ideolégico, en un tibio reformismo de pequefios burgueses, : Nosotros les decimos “a los que “habitan” (82) “Manifiesto de los Obispos dol ‘Tercer Mundo”, Doo. numero 1, Encuentro Latinoamericano “Ca. ”) Montevideo, 19 noviembre 1967, E] voto o el fusil el socialismo desde hace tempo y tienen miedo de los “eonvertidos” tardios que seria- mos nosotros, y de los reformistas ambiguos de los que nds hariamos precursores, respon. demos que el socialismo que nosotrés consi- deramos no se sittia del lado de las utopias que Engels ha ridiculizado, y con raz6n, a. nuestro modo de ver; ni taipoco se encuen: tra en el imposible “comunismo cristiano” de los progresistas, si no mas bien en el socia- lismo “cientffico” que la teoria y practica del marxismo han contribuido de una mane ta sin igual a elaborar” (33). ‘No hay incompatibilidades entre la_con- ciencia cristiana y la soclalizacién de los me- dios de produccién. No encontramos tampoco ‘oposicion entre el Evangelio y la instaura- cidn de un Estado obrero que destruyendo los _fundamentos de la opresin capitalists, edifiqua la sociedad socialista, ‘Al optar por el socialismo no estamos pos: tulando una “ubicacién” o un acomodo de la Iglesia y los cristianos a la nueva socle- dad, Creemos que la Iglesia a través de la Revolucion deberé transformarse y evange- lizarse, No es posible la sobrevivencia de la actual estructura eclesiastica en el socialismo. La Iglesia deber desprenderse de todos sus bienes terrenales, volver a la pobreza y sim. plicidad primitiva y vivir la revolucién per- manente del amor. En la construccién de la sociedad socialista Jos cristianos revolucionarios deben partici par junto a todos los hombres, leal y genero- Samente, “el derecho a esta’ participacion. Teal e integral, es la destruccion de todas las explotaciones y alienaciones del hombre y en la construccién del socialismo, los eristianos se lo han de ganar luchando y sacrificandose eon un auténtico sentido de s2rviclo y con una mistica revolucionaria de amor que los coloque siempre en la avanzada de la lucha yen la integracién de la vanguardia” (34) Rechazamos una supuesta division del tra bajo entre cristianos y marxistas, en que los primeros coloquen el amor y los segundos 1a tecnica, Aspiramos a Ja integracion de un frente unico donde se compartan los sacrifi- cios de la lucha insurreccional y la respon- sabilidad de construir el socialisrno ‘A nuestro juicio es tan sectario el cristia- no que aspira a “cristianizar” la Revolucion ¥ fa lograr un tratamiento especial, como aleu- nos marxistas que piensan en “utilizar” a os eristianos para las primeras etapas y lue- go esperar su conversion casi religiosa al Iarxismo. Ambas posicion2s son excluyentes y sectarias. El proceso revolucionario @ tra- ¥és de su dinamismo enriquece a marxistas (33) Cordonnel, Domergue y otros autores, “Socialismo y Cristianiemo”, Raltorial Nova ‘Terra, Barcelona, 1966, pig. 13. (a “ulamamiento para la Liberael del Encuentro Latinoamerieano 15 de febrero 1968, Montevideo, vista “Cristianismd y Revolucio muimero 8, Juilo 1068, pag. 1 Impresores; Prensa Latinoamericana 8. A. y cristianos, los recrea. La Revolucién Cuba- ha confirmé que el marxismo no era un dog: ma, “sino un guia para la accién”, El con- frontamiento con la realidad hace posible un. enriquecimiento dialéctico de la_teoria, porque él marxismo no es una escolistica, EI deber de Jos eristianos es situars2, como dice el padre Zaffaroni, “en las vanguardias revolucionarias de la’ sociedad socialista, siempre alerta contra todo aburguesamients y burocratismo en las distintas etapas revo- lucionarias” (35). Nuestra vision ‘del socialismo esté inserta en la perspectiva de la edificacion del Hom: bre Nuevo. Compartimos Ja tesis del Che acer- ca d> la imposibilidad de “realizar el socia- lismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancia como célula econémica, la rentabilidad, el interés material, individual, como palanca, ete, etc.)” (36). No hay socialismo cuando tan sélo se ha construido Ja infraestructura material y no s2 ha creado paralelamente el Hombre Nue- vo, generoso y fraterno. No hay socallsmo cuando los incentivos de movilizacion de las masas son materiales y no de indole moral. Con la utilizacin del primer instrumento s¢ llega a un “eallején sin salida”, nunca al so- cialismo., ‘Aspitamos a un socialismo que no se aliene en las burocracias, las que transformandose en la “nueva clase” falsifican el. socialismo, Nosotros vemos en Cuba la edificacion del soclalismo y del hombre nuevo. Una expe- riencia socialista abierta a la critica dentro de la Revolucion, una experiencia socialista, dond» no hay ruptura entre los lideres y las masas, sino un constante diélogo que enti. quece al pueblo y a su vanguardia, E] Hombr> Nuevo debe ser un hombre des- mistificado, critico, y capaz de participar en todos los niveles de la edificacion socialista. Un hombre desarrollado en totias las direc: ciones, cs decir, el hombre integral. Para alcanzar ‘el socialismo y con ello el Hombre Nuevo es preciso pagar el precio de 1g lucha, “porque nuestra libertad y su sos: ten cotidiano tiene color de sangre y estén henchidos de sacrificio” (Che) ‘Nuestro continente ha sido y es regado con la sangre generosa de innumerables com. batientes, Los testimonios del Che Guevara y Camilo Torres deben ser los simbolos de nuestra lucha tevolucionaria y los signos del Hombre Nuevo que ellos sofiaron, porque ellos mismos fueron fos prim=ros. MOVIMIENTO “CAMILO TORRES” Santiago, febrero de_ 1969. (Especial para PF) los Zaffaroni, declaraciones a In revista La Habana, gosto 1967, pig. 50. a, "EI Socialimo y ef Hombre en Cu. | "Obra. ‘Revolucionaria”, Edlclones Ere, México, 1968, pag. 627. ‘Root 37 _ Santiago

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