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DECLARACIÓN PÚBLICA DEL SEMINARIO EVANGÉLICO DE PUERTO

RICO A RAÍZ DE LOS EVENTOS DEL 30 DE JUNIO DE 2010 EN EL


CAPITOLIO
Es m enester obedecer a Dios antes que a los poderes hum anos.
H echos 5.29
Abre tu boca por los m udos, por los derechos de todos los
desvalidos.
Prov. 31.8
Así ha dicho el Señor: Actuad conform e al derecho y la justicia,
librad al oprim ido de m ano del opresor… ni derram éis sangre
inocente en este lugar. Jerem ías 22.3

POR CUANTO presenciamos por la televisión y recibimos múltiples testimonios sobre


el desmedido ataque perpetrado dentro y en los alrededores del Capitolio por la fuerza
de choque y la policía montada, contra el pueblo que reclamaba su derecho
constitucional a estar presente en el parlamento donde se legislan sus leyes;

POR CUANTO esto revela una gran crueldad, falta de misericordia, perversidad, uso
vicioso de la violencia y una gran injusticia contra ciudadanos desprovistos de armas;

POR CUANTO es responsabilidad de los gobernantes mantener el orden en la sociedad


y las condiciones para el desarrollo del bien común, lo cual incluye la defensa de los
derechos ganados históricamente para el libre desarrollo de la persona y su participación
en las decisiones que afectan su vida;

POR CUANTO la policía actuó bajo órdenes y respondió en forma premeditada y


predeterminada antes de los acontecimientos, en un régimen en el que el gobernador es
el jefe directo del Superintendente de la policía;

POR CUANTO ya desde los acontecimientos de la huelga universitaria, la policía bajo


órdenes, cometió injusticias grandes e inusitadas contra nuestra sociedad, como impedir
el agua y alimento a los estudiantes y golpear a padres que intentaban alimentar a sus
hijos, golpear abusiva e innecesariamente a manifestantes en el hotel donde el
gobernador celebraba un evento de recaudación para su campaña personal; y
posteriormente, miembros de la policía expresaron por vías electrónicas su satisfacción
por haber golpeado a estudiantes y ciudadanos sin que el superintendente de la Policía
y el Gobernador hayan tomados cartas en el asunto en forma creíble para garantizar la
seguridad de la ciudadanía;
POR CUANTO la vida es el criterio último de ética cristiana (y de todas las éticas) para
juzgar las acciones morales y también lo es en una sociedad secular de Estado laical,
donde no se pretende que el Estado sea cristiano, pero que sí que respete el orden de
derechos que garantiza la vida y las condiciones para el desempeño de la vida;

POR CUANTO los cristianos tenemos el deber de la defensa del prójimo, pobre y
oprimido, representados en la tradición hebreo cristiana por los huérfanos, las viudas, los
inmigrantes, los condenados por las estructuras económicas y políticas, por la
enfermedad y a la marginación, y tenemos la obligación de hablar proféticamente en
público y en alta voz (Jer. 22:1-8; Is. 10:1-4; Is. 58:2-8; Luc. 1:46-55; Luc.4:18-19; Mat
25:31-43; Luc. 1: 18-25; Sant. 2:5-6; Hechos. 4:32; Tim. 6;9,10; Hechos 5:29))

POR CUANTO nosotros los protestantes evangélicos, tenemos además, un compromiso


histórico con las formas representativas de la democracia, la libertad individual y
colectiva y los derechos humanos y no podemos tolerar su destrucción y el
debilitamiento de la libertad de expresión y la libertad de la conciencia sin traicionar al
prójimo y a nuestra propia historia;

POR TANTO

POR TANTO, denunciamos vehementemente los actos de violencia de la Policía contra


ciudadanos que ejercían un derecho de libertad de expresión consagrado por la
Constitución y por los principios cristianos de libertad personal y colectiva.

POR TANTO, denunciamos la falta juicio; desprecio a la vida ajena; falta de respeto a
los derechos ciudadanos; falta de control de los efectivos de la Policía y sus supervisores
inmediatos, incluido el Superintendente de la Policía José Figueroa Sancha y el
comandante en Jefe de la Policía de Puerto Rico, honorable Luis Fortuño sobre una
unidad de efectivos policiales tan peligrosa y que tantos excesos ha cometido en la
historia del país, como es la llamada Fuerza de Choque, o Unidad de Operaciones
Tácticas.

POR TANTO, reclamamos la restauración de los históricos derechos constitucionales


de los pueblos democráticos y de nuestro pueblo a su presencia en la Legislatura, la casa
de las leyes, especialmente en un momento como éste, donde no hay posibilidades de
amplia representación del pueblo en la legislatura ni de oportunidad de considerar libre y
sosegadamente proyectos de ley fundamentales que están cambiando la estructura del
Estado y los históricos derechos de los ciudadanos e instituciones, sin la debida
presentación de los proyectos en vistas públicas.
Por lo tanto, solicitamos a todo nuestro pueblo sus oraciones, testimonio cristiano y
fidelidad al evangelio de Jesucristo en el socorro de las personas oprimidas por ejercer
sus derechos constitucionales a la asociación, libertad de expresión y la petición de
reparación de agravios y reclamamos el respecto al orden democrático y constitucional
que ha sido acechado por estas acciones gubernamentales.

Hoy 4 de julio de 2010, en San Juan, Puerto Rico

Presidente, Decano y Facultad del Seminario Evangélico de Puerto Rico.

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