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UNA PROPUESTA DE VIDA:
LA RELIGION Y LA FE EN DIOS EN LA\REFLEXIONES
DE SAN AGUSTIN
FE. hecho de que en el Anteproyecto de Ia Ley de
Calidad de la Ensefianza se incorpore la enseiianza de la
religién en el curriculum escolar, con planteamientos
edueatives para todos los alummos, reabre un ya viejo
debate social y obliga # clarificar algunos conceptos
desapasionadamente. En el presente artieulo queremos
ser Hevados de la mano de Agustin para que su doctrina
nmine nuestros interrogantes y sus reflexiones sobre la
religion y Dios aynden nuestro ‘eaminar,
Santiago Sicrra Rubio, OSA *
1a de Dios y de la religién no cs un tema sustituible por otros de
so menos el mismo valor, sino que es el
mplicad
|, y es que sin Dios la humanidad est sin norte; es mas, la raz6n
ucde no pensar a Dios y preguntar por El.
Por muchos procesos en contra, por muchas condenas ¢ intentos de
n, «las religiones no sél0 no acaban de morir, sino que de dia
‘mos alénitos a su complicacién, metamorfosis ¢ incremento... El
sigue siendo naturalmente religioso, esencia tensa hacia Dios
iro absoluto, necesitado del cultivo de la religién como sire
fixiarse en el inmanentismo, incapaz de saciar las ilimi=UNA THOPUESDS DE VIDA: LA EELIGION Y 1A DEEN BIOS EN TAS.
menos de suspirar por Jo inmaterial y espiritual, Kn sua, ef bow
desde los albores de su historia ha pensado a Dios y ha hablado dle Fl,
en los mitos, religiones, teologias y filosofias, como que no ha pocide
desembarazarse de El. Es una realidad del pasado, del presente y pro
bablemente también del futuro, seguird acompaiando la aventura
humana, Est detrés, frente a y por delante de nosotros»
Todas las religiones, en su funcién docente, tratan de entablar i
didlogo con la cultura de su tiempo. Y es posible que el didlogo entre
y cultura sea una de las finalidades teéricas de la ensefianza de la reli
gién en la escuela, Pero hoy la sociedad no pereibe la religién como
integradora, por lo que se hu empezado a sospechar que no tiene nada
que hacer en la escuela. Por eso hoy, tal vez, la misi6n de la religién
sea inds ser una interpretacidn de la cultura y, a la yea, instancia exit
ca en la conciencia individual frente a las agresiones que los grupos
culturales dominantes ejercen sobre la libertad individual. Nuestro
ambiente, en cuando a la religién, es que se ha pasado de un universo
religioso a un universo interreligioso, aunque esto no es nuevo en la
historia; ya en los tiempos de san Agustin pasaba lo mismo. En este
ambiente Ja religién se perfila cada vex mis como un instrumento de
vilisis y critica de kt realidad religiosa en su totalidad, La ensefiany
dle la veligién podria proporcionar elementos que capaciten al aluinno
yrtra estublecer comparaciones entre las diferentes religiones presen-
les en la sociedad, valorar sus diferentes aspectos éticos, culturales,
tealdgicos...
En nuestro mundo Ja pregunta équé es la religidn? suele convertinse
en équeé fin tiene la religién para nosotros?, 0 en épor qué la necesita
mos? Pero la pregunta por la necesidad es demasiado complicada y
problemética, porque, por ejemplo, muchas artes pueden ser indispen~
sables para vivir bien, pero no son necesarias para vivir, por Jo que
algunas pueden ser consideradas como un lujo... En cambio, los ali-
menios son necesarios para la vida. La religién no es necesatia eon la
misma necesidad que los alimentos; de hecho, algunos pasan sin ella
Es verdad que tiene que ver con la vida misma, pero esti al margen de
Ja vida de la naturaleza. No se debe considerar desde el punto de vista
de 1a utilidad, sino de la vida. Por otra parte, la religién siempre es un
1 Las Faunenas, A. ne, «Sobre el pensar y Dios», en AsV, Min en ol pensamiente
hispano def siglo Xx, Sulamanca 2002, p. 23
688
sesuatn inlivie
dlespierla en nuestio inferior generalmente cuando eomenzin
wos y dudamos del sentichs dee nesta
pete, peru la riseueda reli
jestioMArnos a soln HH
psistencia,
Paclemos abordar la religidn desde diversos dingulos, ¥ es que es unt
ilidad multifacética. Se suele definir como la relacidu det homie
con un absoluto, aunque algunos prefieran hablar de fa idea de In
sigraclo. Podemos referimos con esta realidad a la relaeién del hemlae:
con Dios como el abanclono de la propia voluntad para vivirde a
von la yoluniad de Dies, 0 como la visién 0 el conocimienta de Hin.
como el proceso humano de bitsqueda de Dios, o bien com la revel
n de Divs en uno mismo. Esta relacién puede ser pereepcivin de
lependencia absoluta de la existencia divina o ¢émo llegar i ser ine
van Dios. Se puede afirmar que sélo en la religién el hombre puede Ih
a ser él mismo, y donde uno mismo encuentra su rostro original *,
1. LA RELIGION ENTRE LA PE Y LA RAZON
Cuando nos queremos acercar a la religién como saber, tone
teconocer que es un saber sui generis, es «lecir, ka religiin
110 ver con los clemés saberes, 0 al menos ean lox
porque incluye elementos que se le escapyt al aii
Kin primer lugar, Ia realidad a la que hace referee
palpa como las realidades cientificas. Ad
aie es ven wile
el alenens,
porque de ella s6lo se pereiben indicaciones,
wtlidad que se Hama inefable y ante ella cobrit suiel
nique nos veamos obligados a conceptualizait
Zn eit
Kn la dimensién religiosa no tiene lugar ki wil
Irumental, porque las afirmaciones religiosas uo se jurediew verti at
cuspiticamente... Tampoco se deja penetear por ki rvziu liluwslies, He
ahi que cuando se quiere demostrar se pone como coutivitn ba te. Ya
deofa Agustin que para poder entender es necesario exer previanurale
Jas ree6nditas honduras del divino reino demandaban su ereeue
nites de llevarnos a su inteligencia; la fe, en efecto, es el peldativ le ba
Ch
mains Ku Le eedigiin xfer nada, Madrid 1999, yp. 1711,os que, « reves, se precipitan
la inteligencia sin dérseles nada por la creencia.
, no entenderéis”. Porque también la fe tiene una
We de luz propia en las Escrituras, en la profecta, en el Evangelio,
os eserites de los apéstoles. Todas estas lecturas que ahora se nos
n kimparas en 1a oscuridad y sostenimiento mientras lega el
Jat fe debe abrir cl camino; si la fe no ilumina la inteligencia, no
le el ser humano demostrar que Dios existe ni presentar de forma
vannable y con sentido la religion: «2A qué buscar, si comprende que
mprensible lo que busca, sino porque sabe que uo ha de cejay
‘ch stt empefio mientras adelanta en lu biisqueda de lo incomprensible,
iwues eada dfa se hace mejor el que husea tan gran bien, encontrande lo
husea y buscando Jo que cneuentra? Se le busca para que sca més
‘eel hallazgo, se le encuentra para huscarle con més avidez... Buse
fe, encuentra el entendimiento, Por eso dice el profela: si no cxe~
no entenderéis. Sigue buscando el entendimiento al que encon=
- Debe el hombve ser inteligente para buscar a Dios» 4, En alin
lo parece que Agustin viene a decir que la inteligencia y la
stracién es regalo de la fe: «Si no has entendido, cree. La inteli-
a e8, pues, premio de la fe. No te afanes por llegar a la inteligen-
ra creer; sino cree para que llegues a la inteligencia, ya que, si no
no entenderéis» 5,
La religién cristiana no es una religién de raz6n, sino de autoridad,
nque es cierto que es la fe y la inteligencia las que nos guian al
eto del cristianismo, Pero Agustin excluye la concepcién raciona-
oiluminista de la religion, y por eso xecomienda que todos tomen
| sendero comtin de La fe: «Asf es la providencia de la religién verda-
vat lo que hia mandaclo Dios, lo que nos han legado los antepasaclos y
» que hasta aqui hemos mantenido; alterarlo o trastocarlo equivale a
yar un camino impfo a la verdadera religién» 6, Por tanto, a los que
erean a la religin catdlica, sobre todo, se les anima a creer: «A
* Sermén, 1261.
4 ba Trinidad, 15.2.2.
5 Comentario al Bvangelio de Juan, 296.
Dela utitidad de ereer, 10,24,
ap
de Agustin, que considera que la autori-
| debe siempre preceder a la razén: «E] orden natural es que, cuan-
prendemos alguna cosa, la autoridad precede a la razén» ®, Pero no
deja de ser verdad que la misma autoridad necesita de la raz6n.
“Agustin insiste en que para una biisqueda de la verdad con posibili-
dades es necesario pensar ereyendo, pero sino se quiere caer en el
inracionalismo mistico y desenearnado se necesita también creer pen-
sandlo: «Pues équién no ve que primero es pensar que creer? Nadie, en
efecto, exee si antes no piensu que se debe creer. Y aunque a veces el
pensamiento preceda de una manera tan instantnea y vertiginosa que
parece que ambas cosas son simulléneas, no obstante, es preciso que
todo lo que se cree se crea después de haberlo pensado. Y eso aunque
el mismo acto de fe no sea otza cosa que el pensar con el asentimiento
de la yoluntad, Porque no todo el que piensa cree, como quiera que
muchos piensan y, sin embargo, no creen. Pero todo el que eree, pien-
sa; piensa creyendo y cree pensando» 9. Esto quiere decir que la fe no
puede renunciar a la raz6n. De todas las maneras, dado que la fe es
siempre vivencial, las pruebas del entendimiento deben pasar antes
por el corazén que por los coneeptos mentales.
Con Dios nos une no solamente el conocimiento, sino también la fe,
Ia esperanza y la caridad, que segtin Agustin
verdadera religiosidad: «ékn qué consiste sti cullo, sis
que al presente nos hace suspirar por su
verlo un dfa, porque mientras peregrinamos lo vemos ¢
jo y en enigma, pero entonecs lo veremos en su plena 1
cin?» 1,
Evidentemente el hombre, en primer lugar, se une a Dios
por la que uno se somete a Dios, pero también son necesarios los actos
buenos, es decir, para Agustin es necesario unit fe y obras buena:
que el obrar rectamente eondiciona también la felicidad del homb:
«La fe es la primera que somete el alma a Dios. Luego vienen los pre-
ceptos de buen vivi, eon cuya observancia se afirma la esperanza, se
7 Thid., 13,29.
8 Costunbres de ta Iglesia catélica, 23.
9 De ta predestinaci6n de los santos, 2,5.
10 La Trinidad, 10,14,22.
oolnutre la caridad y empieza a comprenderse lo que antes tum sélo se
crefa. El conocimiento y la accién son los que dan la felicidad al hem:
bres y asi como en el conocimiento hay que evita cl erron asf en Ia
Gondueta hay que evitar la maldad. Yerra quien piensa que puede
conocer la verdad viviendo inicuamente» U, Es importante resalter este
aspecto del camino de la felicidad en Am
gustin: el conocimiento y la
acci6n, es decir; Agustin ha sabido unir el ideal platénico del eonoci.
niento con el ideal estoico de la accién, y hasta que estos dos aspectos
no se unifiquen, el hombre soguird siendo infelia 2
La fe, sin duda, es una fuerza que une con Dios, es decin, es un
¥inculo religioso; pero es a través del amor como el hombre es vivifica,
do, por es0 nadie se puede eontentar con la fe, aunque para Agustin
sea Siempre el primer paso y slo posteriormente vencré el comprender
como fissto mismo del creer y del amar: «Qué es, pucs, la fe en El? be
una fe amante, una fe Ilena de amor, una fe que leva a El y le incoxpo-
ra a sus miembros. Esa es la fe que Dios exige de nosotros; pero jamas
odré hallar lo que tiene derecho a exigir de nosotros si Fl no hebiers
dado lo que tiene derecho a encontrar...No se tata de una fe eualcuie-
sino de Ta fe que neta por el amor, Exisia en ti esta fe, y compren,
dends la doctrina. 2Qué comprenderés? Comprendenis que Cristo: ol
Hijo de Dios, que es In doctrina del Padre, no es de sf micmo, sino que
es Hijo del Padre» ¥,
‘También Ia esperanza y el amor unen con Dios.
Dios es sex atrafdo por Dios, o mismo que el exeer es ser alrafdo por Ia
inismra Verdad. Por propia definicién, el amor es fuerza unitiva: «Qué
cr el amor, sino vida que enlaza o ansfa enlarar otras dos vidas, a saben
clamante y el amado? Esto es verdad incluso en los amoves o
externos y
carnales» , Recordemos en este sentido el bello texto de los escrito,
de la tendencia universal de la razén a
la unidad, donde la unidad es el verdadero porqué de la enistoncia ta
veula ser y del dinamismo del ser humano, més en eonoreto, pero una
luidad que se consigue y es ol fin que persigue el amor: «La piedra,
bara ser piedra, tiene todas sus partes y toda su naturaleza coagulada
De hecho, amar a
HU combate eristiana, 13,14,
"2 Cf, Soli el arden, 28,25,
'8 Sobre of Eranyelio de Juan, 29,6,
"dee Thinidd, 810,14.
VAT NTE NTE ETI OSA
Is uni, Zuo ol seo Sera sol so fuera uno? ¥ la fe
‘eras de cualquier antinal y todas las partes de que se componen ise
tlosgamran en la unidad, no habrfa animal. Los que se aman, 2 se
dora casa més que la unién? ¥ cuanto mas se unen, son més amigos. EL
pueblo es un conjunto de ciudadanos para los cuales. peligrsa la
in lisentir més que no sentir una mism: sa
sen, 2Y qué es disentir mds que no sentir una mena cosa? Com
rma un ejércilo; Zy no es verdad que Ta
muchos soldados se forma un oj ) ca mult
«santo ms nvoneible cuanto guarda mejor cohesin ain sf? Y est
cohesion la unidad 3 lam cua, unin reforada, Qué busca ta
bin el ans sino adhere al que aa ys es posible nite con
tas grande fra del delete proviene absent de I che onion
ne 2 nantes. Y el dolor es pernicioso,
eon que se traban entre sf los am lo iio w
vcmpema en desgazrar la unidad. Luego diosa y peligroso es Tora:
xo empen vida. ae
tunidad con lo que puede separarse» 1,
i ace referencia a su
Cuando Agustin uate el tem de Dios sempre hace rete sina
propio itinerario vital y el amor se convient en un clement inprescin:
sible pata seguir los mismes argumentos, dab que pica a 3 ineno-
cutor un eorazén amante para per entender el disenrso %, Agustin
1 convencido que el qué atna a quien ama es a So, hang ;
st ido que mae e uno mo
se dé cuenta de ello;de hecho afirma: «Dios, a quien uma fo - oe
s capaz de amar, sea consciente 0 inconsi ientementer esd
7 fin, todo « jc amar a Dios;
f ma no puede por menos de
para Agustin, todo el que ai : # men ase Dlow
Lt a clguith €s amar a Dios, que quiere deci que a prime nor
vorazén es Dios: «Nadie diga: “No 86 qué amar”. _ 7 ae
smgeé el amoe Mejor conoes I dileesién que Je impul
hermano a quien ama, He aqat eémo puede cone
xl hermano; mis eonocide porque: est
porque es algo més fntimo; mids ene
Abraza al Dios amor y abrwat a Di Sari
amor, éde qué esté henchide sino de Hit
dileecién fraternal es amor muluo~ no silo
5 Det orden, 218,18,
® «Dame un corarin amante, y sentind Jo que di
tga hsre: dane eran que se re won stray
c por la fuente de }a patria etema; dame un aly Gl
rs vn eora6e ae ost
lo que estoy dieienda, Mag, si hablo ev ;
aaa Tenyajon, Sabre of evangelia de Juin 204
Tel Hach
HnIe SAN AGUSIIN
mismo. En consecuencia, cuando amumos al hermano en cari
amamios al hermano en Dios» #8, Es més, en la verdad sélo se pu
penetrar por y desde el amor: «Probamos también que él introduce
Ja verdad plena, pues no se entra en la verdad sino por el amor» !,
Ta religién parte de la vivencia de Dios o, si se quiere, de la re
dad absoluta, y, por tanto, sélo el que ha tenide una v
tipo puede entender de qué se bata, porque Dios es una realidad
se vivencia, no se demnestra, y se la siente y vivencia en lo col
dentro de uno mismo. Por eso Agustin llega a alizmar que es mas
dudar de la propia vida que pensar que no cxiste Dios y la Verdad. Hs
posible dudar de uno mismo, pero no se puede dudar de que Dios exin-
te: «Y ti me gritaste de lejos: Al contrario. Yo say el que soy, y
como sc oye interiormente en el corarén, sin quedarme lugar a di
antes mas fécilmente dudarfa de que vivo, que no de que no exis
verdad, que se percibe por la inteligencia de las cosas creudas» ®. Pero
éles consciente que no se conoce a Dios lo mismo que a las cosas
caen bajo nuestros sentidos y, por tanto, es necesario entzar en obit
dimensiGn y arbitrar otros recursos: «De acu la dificullad de intu
conocer plenamente la sustancia inconmutable de Dios, ereadora
menester purificar nuestra mente. No dotados atin con la
nutridos por la fe y conducidos a través de eaminos practicables,
de hacernos aptos e idéncos de su posesién» 21,
Agustfn nos habla frecuentemente de una especie de «instinto de
Dios», de un «sentido de Dios» en el hombre, que tiene su manifes
cidn més clara, como hemos visto anteriormente, en el amor hut
Quiere esto decir que el hombre necesita a Dios, reclama a Dios; el
hombre, desde siempre, parece que saborea, gusta a Dios, porque
un ser sediento de Dios, precisamente por eso ser un ser sie
inquieto®, un ser que no puede saciarse con nada que sea menos
Dios... Lo que més vale del hombre es su capacidad de insatisfa
218 La Tinidad, 88,12
1 Conura Hasta, 32,18.
20 Conjesiones, 710,16
21 La Trinidad, 11,3.
% Cf, Confsiones, 1,1,
oon
A RIHIO, OSA
su descontento, Es cierto que estos anhelos del h
lan una prueba de la existencia de Dios, pero la
Ia mejor respuesta a este anhelo, porque en su exi
al hombre. La religién no es téctil ni sensiblem
como son las cosas de la experiencia cotidiana; por ti
mos que es una experiencia, no lo estamos poniende
que esas otras experiencias.
2, EN LAS PROFUNDIDADES DEL PROPIO SER
El hombre es un ser con anhelos, est4 hecho constitutivament
[Absoluto, y la religién responde a ese anhelo més profundo. Pero en b
situacién actual lo importante es hacer todo un proceso de reg
divino, y para es0 se pide una verdadera conversion de lo externa}
interior y superior para poder legar a lo ctemno, es decir, se trata de
recorrer el camino del hombre externo al interno para ser hombre eter-
no, hombre religioso: «Cuando el alma humana se aparta del sol de Ja
justicia, esto es, de aquella interna contemplacién de la verdad inalt
rable, vuelve lodas sus fuerzas hacia lo exterior y se va oscurecient
ids y ms en sus regiones interiores y superiores. En cambio, al
zav a volverse hacia la inmutable sabidurfa, cuanto més se ac
con afecto piadoso, tanto més se corrompe el hombre exter
se renueva de dfa en dia el interior. Y toda aquella luz ck
antes se dirigia a lo inferior, se vuelve ahora hacia lo
modo, se retira en cierta manera de Ja tiers
més a este mundo y ocultar su vida con Crist
hombre a menos cuando se derrama hacia lo ext
midades en su vida... Pero ese hombre mis
23 a¥o no considero la experiencia religiosa como una p
%,
icin, amistad con Dios, libertad, verdadera teligién en
Agustin parece que tienen la misma resonancia de fondo y se compren-
€n la misma clave hermenéutica®!, Esta verdadera religién coinci-
con el cristianismo, como nos deja plasmado Agustin en sus refle-
siones en La Ciudad de Dios, cuando dice: «Esta es la religion que
'see ol camino para la liberacién del alma; por ningéin otto fuera de
iste puede aleanzarla, Este es, en cierto modo, el camino real, finico
que conduce al reino que no ha de vacilar en la cima del tiempo, sino
que permanece seguro con la firmeza de la eternidad» *,
A la pregunta écuél es la verdadera religién?, Agustin responde de
forma contundente, haciendo profesién de fe: «He aqui que yo adoro a
tun solo Dios, tinico principio de las cosas, y a la Sabidurfa, que ilun
na a todas las almas sabias, y al Don, que hincha de gozo a los biena-
venturados» ®. Si la pregunta cs 4a dénde mira la verdadera religién?,
dcual es su objetivo? La respuesta es el alma: «Por Jo tanto, la verda~
dera religién ~si hay alguna— ha sido fundada por el alma y sélo para
ella. Pero el alma —trataré de descubri la causa, aunque reconozco la
densa oscuridad de esta cuestién— cae en error y es ignorante, como lo
estamos viendo, en tanto que no logea percibir la sabidurta, que acaso
pudiera ser esa misma religién verdadera» °,
En otro momento nos diré Agustin que esta verdadera religion eon-
ste, fundamentalmente, en buscar a Dios y conseguir unirnos al Eter-
55,113.
81 «Esta es In verdadera, la perfect lo sola religi6n, por la que correspond a la
Weta del alma, dela cual tralamos, reconciliense con Dios y por la
a libertad: pues El, a y eb agra
tye Ia perfeota y
sna, 34,78,
La Ciudad de Dios, 10,2,1.
De ta verdaderareligin, 55,112
De ta ulildaa de ereen, 7,14.
iole
ibeitad, nos libra de todos los males», De la cuantidad del
sabiduria es Dios, por quien todo ha sido hecho, como nos lo dice la
‘idad_y verdad divinas, el verdadero filésofo es el que ama a
Dios» ®5. En este sentido el verdadero filésofo ha de ser un hombre reli-
|, que orienta su pensamiento segiin la verdad de Dios: «Para ellos
Idsofos, esto es, amantes de In sabidurfa, sus sabios, sus teé-
gos, sus profetas, sus doctores en la honradez.y en Ia piedad. Cuantos
vieron y se sintieron a todo con sus ensefianzas sintieton y yivieron
10 segin los hombres, sino segiin Dios, que habl6 por boca de ellos» *,
EI problema de la verdadera religién o de la verdadera filosofia est,
por tanto, en la eleccién del Dios que se debe udorar: Esto quicre decir
jue sdlo si se Gende al tinico Dios y el hombre se une a El, puede este
hombre dar frutos divinos y descubrir la verdad”. Agustin Liene claro
que la religién que puede llevar al hombre a la verdad y a la felicidad
o es otra que la religién cristiana, ésta ha sido su propia experiencia;
por tanto, ella ha de ser la verdadera religién: «Diré yo con plena segu-
ridad que, ya en esta era cristiana, no ha lugar a duda sobre la religién
que se debe abrazar y sobre el verdadezo camino que guia a la verdad
y bienaventuranzay 8, Por tanto, la filosofia y la religién, cuando
ambas son verdaderas, se identifican 0 al menos tienen muchos cam-
pos en comtin: «Porque se cree y se pone como fundamento de la sal-
vacién humana, que son una misma cosa, la filosofia, esto es, el amor a
la sobidurfa, y la religion» ®,
85 La Ciudael de Dios, 8,1.
Ibid, 18,41,3.
fF Gon a nine de eons cui
inguietud por sus almas, haciéndoles eoncel
dellegae a posoe la verdads, Dela wild
88 De la rerdadera religién, 3,3.
89 BEd. 5,8,