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Buenos aires e una isola coment una vez una amiga italiana. Y su
insularidad la convierte, de alguna manera, en una polis, conectada al
mundo, pero lejos de l, autnoma, independiente, abierta, misteriosa.
Multicultural, prepotente, agresiva, clida.
Odiada por los nacionalistas, por ser abierta y cosmopolita; odiada por
los vecinos, por ser altanera y prepotente; odiada por ser individualista
pero capaz de gestos solidarios; el pas profundo, interior - eterno
compaero y contrincante- la ama y la odia. No se concibe la Argentina
sin Buenos Aires, en lo bueno y en lo malo.
El porteo ama la conversacin en un bar, frecuenta al psicoanalista o al
gua budista, suea con escapar de la Gran Isla, pero sufre y extraa el
olor de la pizzera cuando viaja al exterior. Cosmopolita y localista,
extranjero aun en Amrica, suea con Europa pero se emociona con una
zamba nortea, admira a Borges aunque no lo haya ledo. Ama el futbol
pero es malo trabajando en equipo y excelente en solitario. Hay aqu alta
produccin de genios solitarios, llmense Martha Argerich o Gabriela
Sabatini, Charly Garca o el Gato Barbieri, Pelli o Messi, Favaloro o
Maradona, Del Potro o Leloir. El porteo se cree nico y sufre cuando el
extranjero no le reconoce su particularidad. Necesita la mirada del
extranjero, al cual, a un da de su arribo a Buenos Aires le pregunta,
qu te parece Buenos Aires?, como si esta ciudad fuera una joya
extraa.
Justina, con su mirada desde Europa oriental nos deleita con sus
observaciones. Ha ledo tan solo 20 pginas de su libro traducidas al
castellano que me sirvieron para hacerme una idea del libro,
denominado en rumano: ultimul tango lal buenos aires. Dice Justina