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T C A L A OT R A V E Z , B AC H
TO D O L O Q U E N E C E S I TA S S A B E R
D E M S I C A PA R A L I G A R
TR ADUCCIN DE X X X X X X X X X X X X X X
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sica ligera) Perfect Day de Lou Reed y Girl de los Beatles, nos
sumergen en la congoja o la melancola porque nuestras neuro
nas convierten las pugnas vibratorias en emociones. Y con ellas
surge la paradoja de la tristeza: por qu nos gusta la msica
triste? Qu clase de satisfaccin nos proporciona? Somos aca
so masoquistas?
Tal vez s. De acuerdo con uno de esos estudios donde se es
canea el cerebro en busca de explicaciones fisiolgicas para lo
divino, lo humano y lo grotesco (a veces con resultados bastan
te peregrinos), el modo menor (como las anfetas o el tabaco)
activa un rea cerebral productora de dopamina, un neuro
transmisor asociado a las sensaciones placenteras y/o al deseo
de experimentarlas. De ser as, el estmulo adverso generara
una grata reaccin defensiva. El blsamo de la afliccin. Quiz
no estemos muy lejos de ese papel teraputico que Aristteles
asign a la tragedia: la visin del espanto sera un remedio que
purga el alma de sus tribulaciones. Un remedio pattico.
Ya entregados al exhibicionismo ms temerario, nada mejor
que una estpida cita en griego. Di eleou kai phobou perai
nousa ten ton toiouton pathematon katharsin; o sea, a tra
vs de la piedad y el miedo se logra la purgacin de esas emo
ciones (Aristteles, Potica, captulo 6). Pero andemos con
pies de plomo antes de utilizar un recurso tan vil porque la ca
tarsis no suele conducir al orgasmo.
Sea como fuere, el siguiente experimento tiene un valor ex
traordinario porque 1) se centra en la creacin (no la recepcin)
de la msica, 2) confirma punto por punto el argumento de este
captulo, 3) su empleo mostrar que estamos a la ltima en in
vestigacin cientfica y 4) dejar (por ello) pasmado al objeto
de nuestras depredaciones. El informe correspondiente acaba de
publicarse en Scientific Reports (enero de 2016, para ms seas).
A doce pianistas de jazz (todos ellos profesionales) se les pi
di que improvisaran inspirados por tres semblantes de la mis
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