Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Álef Guímel
La edad
de las
Sombras
breves
2
MONTEVIDEO
1992
INDICE
3. El Doctor Bigoteli
4. El valor de la esperanza.
7. La paloma mensajera.
14.Herencia feliz.
3
No hay familia completa sin niños. No hay país que perdure sin ellos. Son
y han sido siempre el móvil indirecto de las grandes obras, que casi no
tendrían razón de ser si no supiéramos que nacerán y crecerán otros que las
disfruten.
Mientras la muerte exista, la posteridad será la inspiradora de todo lo que
se proyecta hacia el futuro.
Por eso, es importante que hayas nacido tú, el pequeño lector o lectora que
sostiene este libro entre sus manos. Tu vida nueva tiene un gran valor, aunque
tal vez no lo hayas descubierto todavía.
La Biblia nos dice que Dios puede leer el registro que contiene el embrión,
el paquetito milagroso en que comienza la vida de cada niño. Es un código
secreto que solo Él puede descifrar. Allí hay valores que deben cultivarse y
cualidades que pueden ser la base de grandes logros.
Cada niño que se forma y nace es una promesa, y Dios quiere verla
totalmente realizada. No olvides que tu vida es tu más valiosa posesión.
Cúidala, obedeciendo a los que te cuidan. Úsala sabiamente, con un noble
propósito, porque sería muy triste descubrir un día que has vivido en vano.
¡Cómo nos gusta verte, en las calles, en las plazas, seguido por tu sombra
inquieta y breve, jugando, riendo, como un afiche viviente del gozo de existir!
Junto a ti pasan muchos que ya perdieron el deseo de correr y jugar. Se
mueven con paso lento, proyectando una sombra cansada, porque a medida
que el tiempo transcurre, la vida va poniendo sobre nosotros distintas cargas.
Cuando Dios ideó el maravilloso arreglo de la familia, se propuso que la
Niñez fuese una edad feliz y sin problemas serios. La misión de los padres
sería detener y disipar las sombras que amenazaran el bienestar del niño.
Generalmente es así, en los hogares donde el padre y la madre ocupan
4
a los prismáticos del niño. Era algo parecido a la fosforescencia que tienen
los números de algunos relojes en la oscuridad.
- ¿Ves algo, Fabricio?
- Solamente contornos borrosos. Parece que hay paredes divisorias.
- Si, las hay. Tus ojos tienen que acostumbrarse a mirar a través de
esos lentes, para apreciar mejor los detalles. Coméntame todo lo que ves.
- Parece que no hemos elegido un buen día para investigar tu ciudad,
Clemencia. Veo un espacio amplio y una cantidad de habitantes luchando
entre sí. Han formado un gran montón. ¡Con seguridad que las que están
más abajo no van a salir con vida! ¿Habrá estallado una revolución?
- ¡Lejos de eso, Fabricio! El espacio grande es nuestra plaza de
deportes. Lo que están haciendo es un espectáculo deportivo para
entretenimiento, y para estar en buena condición física. Se suben unas sobre
otras, enredan las patas y las antenas, se levantan, se revuelca todo el grupo
junto, pero jamás se hacen daño entre sí. No usan para nada el veneno que
usan contra los adversarios. Jamás queda una compañera muerta ni herida a
causa de estas formas de diversión. Ahora, mueve tus lentes de arriba hacia
abajo para apreciar la profundidad del complejo habitacional.
- ¡Es magnífico, Clemencia! ¡Tiene varios pisos!
- Ciertamente. Fíjate en la cantidad de corredores y pasillos que unen
las ramificaciones.
- Es un verdadero laberinto. Me asombra que ustedes no se pierdan al
ir de un lado al otro.
- No, Fabricio. Eso le pasaría solamente a una obrera muy cansada,
como por ejemplo las que vuelven de un largo viaje cargando pesos
superiores a los de su propio cuerpo. Cada tanto alguna se desmaya al llegar
a la puerta del hormiguero, como si hubiera estado controlando sus fuerzas
para que le alcanzaran hasta el mismo momento de llegar y entregar su
carga. En esos casos, las guardianas que están a la puerta la limpian del
polvo del camino, la cepillan, la acaricia y ellas mismas la conducen a una de
las habitaciones destinadas al descanso. Allí la dejan sola, durmiendo un
profundo sueño para que se recupere de la extenuación.
- ¡Le brindan el servicio de una clínica especializada, entonces! Ahora,
permíteme hacerte una pregunta. Antes de llegar a tu hormiguero con su
entrada disimulada, pasamos junto a varios cráteres que eran entradas a
otros hormigueros. ¿Sabe cada hormiga cuál es el que le pertenece y son
independientes a pesar de estar tan cercanos unos de otros?
- Te explicaré, Fabricio. Son barrios de la ciudad, o aldeas con
organización propia. Cada habitante conoce su barrio, y es tratada por las
demás como miembro de la comunidad. La ciudad entera puede ser muy
extensa. Un humano lo entendería mejor si dijéramos que debería caminar
de sol a sol para cruzarla. Los que prefieren hacer una cúpula en vez de
esconder la entrada, tienen un propósito práctico. Esos cráteres son
incubadoras para las larvas, porque conservan el calor del sol y tienen una
temperatura más elevada que a que hay al aire libre en el exterior. Pero, hay
una desventaja en esto: los bebés están expuestos a cualquier ataque
8
enemigo por otras castas de hormigas delincuentes que toman por sorpresa
a las aldeas con el fin de llevarse a las larvas, terminar de criarlas, y
convertirlas en esclavas que trabajan hasta la muerte para enriquecer a sus
raptores.
- No me imaginaba que las hormigas se tuvieran que enfrentar a tal
piratería, Clemencia.
- Sí, entre nosotras hay toda clase de dramas, violación de derechos,
asaltos y crimen organizado. Como sucede entre los hombres, tenemos
aliados y enemigos. Sabemos en quienes confiar y contra quienes estar en
guardia. A veces se producen sitios y bloqueos y podemos caer en
emboscadas. La defensa puede ser pasiva, excepto cuando nos
encontramos ante un ataque en masa. Aunque produzca una retirada
sorpresiva del enemigo, es necesario seguir vigilando. De pronto, el peligro
de invasión vuelve a aparecer y la vigilancia se convierte en defensa heroica.
No podemos tolerar que otras colonias, a las cuales no hemos provocado,
vengan a quitarnos la paz sorpresivamente. Lo que más nos indigna son las
razzias de las castas más fuertes que atacan a las comunidades más débiles
para llevarse a los bebés no nacidos, con el fin de tener esclavos que
trabajes para ellas, como ya te mencioné.
- Me has dejado asombrado, Clemencia. ¿Cómo preparan esos
ataques los pueblos más fuertes?
- Aprovechan la naturaleza hospitalaria de los demás. Nosotros rara
vez nos inquietamos si entran dos o tres extrañas en la aldea, pretendiendo
ser turistas curiosas que andan de vacaciones. Las tratamos bien y no las
atacamos. Más tarde, nos enteramos de que eran espías, cuando vemos
varios escuadrones de la misma casta sitiando nuestro hormiguero, listos
para una invasión. Entonces, organizamos urgentemente el contraataque.
Sin pérdida de tiempo, juntamos los granitos de arena que haya adentro para
tapiar la entrada. Pero, las invasoras siempre logran su objetivo. Se
amotinan por medio de señales y atacan todas juntas, haciendo ceder las
barricadas, y revolcando por el suelo a las guardianas que defienden la
puerta, con el fin de pasarles por encima.
- Por lo que veo, es el mismo procedimiento que se usaba antes, en la
guerra cuerpo a cuerpo, para hacer caer los castillos y las fortalezas.
- Lo que te puedo afirmar, Fabricio, es que los resultados son siempre
desalentadores, porque las que organizan invasiones con el fin de robar, son
más fuertes y más astutas que las colonias sosegadas, que están contentas
con vivir en su lugar, cumpliendo con su trabajo y cuidando de la nueva
generación sin codiciar la tierra de las otras ni secuestrar larvas para
esclavizarlas desde el nacimiento.
- ¡Me imagino, Clemencia, como se preocuparán ustedes por esas
larvas cuando se acerca una invasión!
- Es verdad. Las que estamos en pie nos apresuramos a las
habitaciones de las ninfas, las hormigas no nacidas aún, que están
envueltas en los pañales blancos que tejemos para protegerlas. Las
cargamos sobre nuestra espalda y tratamos de escapar con ellas para salvar
9
a las sustancias que contiene nuestra saliva. Cambiamos de lugar las larvas
para que no sufran frío y crezcan mejor. Tejemos los pañales para
envolverlas cuando se acerca el nacimiento. En cuanto a lo que viene de
afuera, granos, fruta y legumbres, es necesario prepararlo para conservarlo
para el invierno. Algunas de estas provisiones las convertimos en líquido,
otras en pasta, otras en picadillo.
- Ahora, cuéntame algo sobre la preparación que hacen para la guerra,
Clemencia. ¿Cuáles son las armas de tu pueblo?
- Usamos las mandíbulas para cortar el cuello de los enemigos.
Tenemos un aguijón para clavar y un saco lleno de veneno. Algunas
castas tienen un bolsillo trasero lleno de veneno mortal para lanzarlo al aire
como vapor en los casos extremos, cuando les va mal en un combate
decisivo. Pero, no matamos por matar, o para jactarnos de las bajas. Si ese
veneno nos alcanza a nosotras mismas, también nos mata. Pero, preferimos
no llegar a los extremos. Nuestra solidaridad con nuestros congéneres
siempre resurge. A veces, en medio de un combate violento, si nos damos
cuenta de que una enemiga está hambrienta y desfalleciendo, detenemos la
lucha y la alimentamos.
- Ahora entiendo mejor porqué, según dijiste, tu nombre, Clemencia,
representa una de las cualidades más notables de tu especie. Estaba
pensando, ¿sucede entre ustedes como entre las abejas, que al encontrarse
dos reinas se desata un combate furioso en que una de las dos tiene que
morir?
- Eso no existe entre nosotras, Fabricio. A veces, las reinas de
hormigueros vecinos se buscan para consultarse y hacer decisiones sobre
problemas que afectan al pueblo obrero. Puede que decidan abandonar la
casa paterna, o emigrar en busca de alimento. Cualquier circunstancia
adversa puede afectar a varias comunidades y la decisión final va a surgir de
una consulta entre las reinas.
- Si; creo que esa es la palabra con que ustedes defienden la conducta
que Dios le señaló a cada poblador del Reino Animal.
- A mí me enseñaron en la escuela que cada animal y cada insecto,
tiene circuitos mentales implantados que los hacen proceder de ciertas
maneras para subsistir, defenderse y procrear.
- Bueno, ustedes usan definiciones complicadas para lo que nosotros
consideramos simple rutina, Fabricio, está cayendo la noche. Tú ya
deberías estar en tu casa. Ha sido un placer conocerte y disfrutar de tu
compañía.
- Lo mismo digo, Clemencia. Este será uno de mis días inolvidables,
porque aprendí tanto y de una manera tan grata.
Luego de la cordial despedida, Fabricio corrió la distancia que lo separaba
de su hogar, llevando los prismáticos a los cuales Clemencia había
adherido los pequeños lentes que le habían permitido ver el interior del
hormiguero. Se sentía enriquecido mentalmente, y muy privilegiado por
aquella singular aventura.
Cuando iba llegando a su hogar, se encontró con sus padres que
salían a buscarlo, preocupados por su tardanza. Con entusiasmo
burbujeante les contó todo lo que había visto y oído. Cuando entraron en la
casa quiso mostrarles los lentes que habían hecho posible la minuciosa
investigación. Pero con tristeza, comprobó que los había perdido al cruzar
la plaza corriendo.
Sus padres le dijeron: - Ahora es noche, y sería imposible
encontrarlos. Mañana nos levantaremos todos al amanecer y te
ayudaremos a buscarlos cuidadosamente, recorriendo de nuevo el camino
hasta el hormiguero. A esa hora no hay gente en la plaza. Difícilmente
alguien nos ganará de mano en encontrarlos.
Así lo hicieron y toda la familia cooperó en la búsqueda, pero fue un
intento inútil. Aquellos minúsculos lentes, transparentes, cristalinos, no
fueron hallados. ¡Y Clemencia le había advertido que eran únicos en el
mundo!
Álef Guímel
La Edad de las Sombras Breves
12
EL DOCTOR BIGOTELI
(3 Págs.)
Las ambiciones desmedidas han sido causa de ruina para los que no
supieron mantenerlas dentro del marco que les correspondía. Las dejaron
llenarse de efervescencia y rebalsar el envase, como sucede con los vinos
espumantes cuando los agitan.
El que entiende su lugar y lo conserva se ahorra grandes desilusiones.
El mundo sintetiza esto en un conocido refrán: "El que mucho abarca poco
aprieta". La Biblia lo describe con otras palabras: " Es correr tras el viento".
Y a propósito de esto, quiero contarle la historia de un gato muy
ambicioso que soñaba con fundar una república y ser presidente vitalicio,
candidato único de un solo partido político que no toleraría rivalidad, como
se ve en algunos países del mundo hoy en día.
Sabía por donde empezar, pero no sabía cómo iba a terminar, igual
que aquel aviador loco que después de las primeras lecciones de vuelo se
elevó a las alturas para sentir esa nueva emoción, y cuando estaba arriba, se
acordó de que no había aprendido a aterrizar.
Antes que nada, debía convencer a los que lo escucharan y formar un
grupo de leales seguidores. Era necesario emitir algunas promesas
tentadoras, aunque no llegaran a cumplirse. Luego, era imprescindible fijar
un lugar de encuentro para que tales partidarios disfrutaran de la encendida
oratoria del candidato exclusivo.
El próximo paso sería cambiarse de nombre. Siempre le habían
llamado "El Manchado", pero no podía presentar su candidatura con un
nombre tan vulgar. Ahora estaba muy consciente de su apariencia. Se lavaba
la cara con esmero y se alisaba el bigote varias veces por día. Por eso, uno
de sus admiradores sugirió que se presentara como "El doctor Bigoteli".
Después de todo, es normal en el mundo usar el título de Doctor para actuar
en política, aunque uno nunca haya completado una carrera.
Tanto el Manchado como sus seguidores se habían criado en un barrio
pobre de casas de madera y techos de cinc. Tal vez, si hubiera sido un gato
fino, mimado por los dueños de una casa lujosa, se hubiera sentido tan
satisfecho de la vida, que nunca hubiera pensado en escalar posiciones
entre la sociedad gatuna.
Intentaron fijar diferentes puntos de reunión, pero los techos de cinc
son por demás sensitivos a las pisadas de cualquier intruso. Los vecinos,
enojados, los corrían a pedradas y no los dejaban organizar sus asambleas.
Al fin tuvieron la felicidad de descubrir el techo de don Raimundo. El era un
hombre de edad que había quedado viudo y vivía solo. Sus hijos ya estaban
13
casados y cada uno tenía su propio hogar. Don Raimundo sufría de ciática y
le costaba mucho trabajo arrimar una escalera a uno de los lados de la casa
y subir para correr los gatos. Pero no dejaba de fastidiarse oyendo aquel ir y
venir sobre sus techos y los largos intercambios de opiniones y comentarios
que los gatos hacían en su idioma.
Sobre la casa de don Raimundo tuvieron tranquilidad y privacidad
para realizar sus reuniones. Las mejores ideas prosperaron y al fin dieron
forma a un gran programa de gobierno. El entusiasmo de todos ascendió al
punto máximo cuando se anunció la próxima fundación de la R.U.A.F.
(República Unida de la Asociación Felina).
Se adoptaron varios lemas:
Mejorar el suministro de leche.
Pescado irrestricto.
Remuneraciones especiales a los que más contribuyen a la propagación de
la especie.
Se votó por unanimidad la fundación de S.E.G. (Servicio de Espionaje
Gatuno ) que se encargaría de localizar a las amas de casa que no tenían
por costumbre cerrar las puertas y ventanas de sus cocinas, y descubrir
pistas certeras que conducen a las colonias de ratones.
El doctor Bigoteli sentía que la respuesta de sus co-partidistas era
cada vez más cálida. Les estaba ganando el lado del corazón. El abrazaba a
los bebés y les lavaba la cara con su lengua, lo cual casi derretía el corazón
de sus padres. Como conferenciante era cada vez más hábil. Llegó a ser un
orador de tres adjetivos. Por ejemplo al describir las carencias de los gatos
sin dueño, el no decía simplemente: "Esta es la pura verdad". Sino "Esta es
la pura, la amarga, la triste verdad". "Cuando triunfe nuestra causa, noble
justa y soberana, todos tendremos un físico envidiable. Hasta las más
golosas, molestas e insaciables pulgas, sentirán respecto por nuestra
lustrosa, opulenta y bien plantada presencia".
Aquellas reuniones políticas eran cada vez más emotivas y el número
de los concurrentes iba en aumento. Don Raimundo estaba llegando al punto
de saturación. Un día lo visitó uno de sus hijos y él comentó:
"Estoy cansado, aburrido y réquete harto de estos gatos que pasan,
que pesan, que pisan y posan sobre mi techo. Tengo que encontrar la forma
de ponerlos en su lugar. Estoy seguro de que el Manchado es el que los
hace venir a todos acá, porque en la calle todos lo rodean como si fuera un
caudillo".
El hijo preparó una trampa y volvió al día siguiente. El mismo la colocó
sobre el techo y puso mucho pescado en ella. Casualmente, era esa la noche
más esperada, cuando iba as ser proclamada la fundación de la R.U.A.F., la
nueva república. Al caer la tarde, los concurrentes de costumbre vieron a un
hombre joven sobre el techo, colocando una caja de alambre, como una
jaula grande. Desconfiaron y se mantuvieron a distancia.
El Manchado llegó cuando era noche cerrada. El siempre se demoraba
a propósito. Era más distinguido hacerse esperar, y luego sentir la emoción
de estar ante un auditorio lleno de expectativa. Esa noche especial se
14
Álef Guímel
La Edad de las Sombras Breves
15
El valor de la
esperanza
(3 Págs.)
Álef Guímel
La Edad de las Sombras Breves
18
que ya está tomando forma entre el pueblo de Dios, tus dones naturales
tendrán aplicación junto con tantas cosas que Dios no dio para embellecer
nuestra vida y la de los demás.
Un antiguo refrán dice: "De poetas y de locos, todos tenemos un
poco".
¿Te gustaría probar tu capacidad para escribir? Pídele a tus padres que te
cuenten la vida de tus abuelos y elige los rasgos más destacados, para
narrarlos usando estos versos como bosquejo.
Mi abuelo Juan
A los 7,
mi abuelo era un simpático pebete.
A los 10,
sacaba buenas notas mes a mes.
A los 14,
Ya dominaba el alfabeto Morse.
A los 15,
cablegrafiaba en el crucero "Princess".
A los 18,
la vida para él era un bizcocho.
A los 25,
atendía su trabajo con ahínco.
A los 32,
fundó su hogar con el favor de Dios.
A los 40,
llevaba registrados varios chicos.
A los 50,
su tienda reportaba buenas ventas.
A los 61,
narraba historias de antes cual ninguno.
A los 68,
sus once nietos lo tenían chocho
A los 69,
“Quédate en casa, que hace frío y llueve”.
A los 76,
nada distinto de lo que sabéis.
A los 82,
comidas suaves, sémola y arroz.
A los 83,
20
Mi abuela Rosa
¡Feliz quien conoció a abuela Rosa!
Su sonrisa era amplia, su mano generosa,
al repartir los frutos que producía su huerta,
al socorrer a tantos que venían a su puerta.
Si tú quieres recordar
que hizo Dios en la Creación,
bien te puedes ayudar
aprendiendo esta canción.
Álef Guímel
Del libro “La Edad de las Sombras Breves”
La insólita asamblea de
ENCAREANI
Cons
ta de 9 Págs.
Cuando llegó la noche, quisieron hacerla volver bajo techo, pero fue
imposible. Entonces, ellos mismos sacaron algunas sillas cómodas y
algunas cosas de valor que no querían perder, y esperaron junto a la familia
canina. Pocas horas después, aconteció un terremoto que derrumbó la casa.
En memorables sismos del siglo pasado y del actual, la gente observó
que gatos, perros y caballos, huían de las casas hacia los bosques. Antes de
los dos grandes terremotos de Chile, a mediados de nuestro siglo, la gente
vio un éxodo de aves marinas volando hacia el interior del país.
habían visto, lo observaron con curiosidad. Junto con ellos venían vicuñas,
llamas y los gigantescos gorilas, que conviven en las cumbres con las
águilas y los halcones.
Un chimpancé adolescente contemplaba fascinado a su pariente, un
gorila grande de impresionante aspecto. Con aire juguetón se acercó a él,
buscando su amistad y lo saludó:
- ¡Hola, tío Gori! Me alegro de verte por aquí, porque yo no me animo a
subir donde tú vives. Cuéntame algo de tu vida, de tu comunidad. ¿Se
entienden bien entre ustedes? ¿Pueden realizar cosas en grupo?
- Si, querido Chimpi. Nos entendemos muy bien, porque tenemos
mucha comunicación. Cuando estamos contentos, con algunos gruñidos
suaves contagiamos, nuestro buen estado de ánimo a los demás. Si algunos
en el grupo se hacen desordenados, o quieren dispersarse para vivir su
propia vida, los más ancianos exigimos respeto con gruñidos severos que
los hacen volver atrás y continuar con el grupo. A veces se arma una gritería
estruendosa y desagradable, si algunos de los mayores no se ponen de
acuerdo en cuanto a lo que hay que hacer, pero la pelea se disipa sin
grandes consecuencias. Nunca peleamos a muerte entre nosotros. Aún los
bebés, se hacen entender si están en peligro, o si la comunidad esté en
marcha y alguno de los más pequeños fue dejado atrás. Tienen un chillido
agudo particular de ellos, que les hace comprender a los mayores, que
deben volver atrás a buscarlos. Por lo general, la madre es la primera en
reconocer el reclamo y correr a localizarlo.
Todas las conversaciones se cortaron al oír a lo lejos, la risa histérica de
una hiena. Al acercarse parecía un leopardo por sus manchas. La hiena
manchada es la única que ríe, y su carcajada produce escalofríos. Al llegar, y
ver tantas especies reunidas en paz, pidió disculpas por haberlos inquietado
y se echó sobre unas piedras como una simple espectadora.
- De un canal cercano, salieron algunos castores y nutrias a enterarse
del motivo de tan gran reunión. Junto con ellos, un ornitorrinco australiano,
asustado ante tantos representantes del Reino Animal. Llamó mucho la
atención por sus características que no parecían armonizar entre sí. Era un
bosquejo caprichoso, como dibujado por un niño. Varios lo rodearon y le
hicieron preguntas molestas:
- ¿Quiénes son tus parientes aquí? Te pareces a varios y a ninguno.
Tienes pico de pato, cola de castor, patas palmeadas y piel parecida a la de
la nutria. ¡No entendemos esta adivinanza!
- Una nutria añadió: Hay más rarezas respecto a nuestro amigo, que
no se aprecian a primera vista. Orni pone huevos como gallina, pero
amamanta a sus pequeñísimos hijuelos. Tiene espuelas como el gallo, que
inyectan veneno, como los dientes de una víbora, cuando tiene necesidad de
defenderse. Crece hasta adquirir nuestro tamaño, pero come tanto como un
caballo. A él apenas le bastan 1200 lombrices por día y 50 cangrejos, aparte
de todos los renacuajos, escarabajos y larvas que pueda conseguir.
Para escapar del grupo de curiosos que era cada vez más numeroso,
el ornitorrinco se tiró de nuevo al agua, pero como no puede vivir sin
25
respirar oxígeno, sacaba la cabeza del agua cada dos o tres minutos y
observaba la escena.
Casi inmediatamente, una delegación de cucaburras, los alegres
pájaros reidores de Australia, irrumpieron en la improvisada asamblea. Para
algunos más que risa, parece un rebuzno lo que emiten, por eso se les llamó
cucaburras que quiere decir "burros que ríen". Otros le llaman Martín
cazador, por su habilidad para cazar pollitos recién nacidos para
alimentarse, y meter el pico en las peceras para llevarse los pececitos. La
gente los critica por esas malas costumbres y también por la insistencia con
que golpean las ventanas temprano de mañana, con la esperanza de que
alguien les de algo de comer. Son sólo un poco más grandes que una
paloma, pero tienen muy buen apetito.
Algunos observaban con interés al armadillo que, a pesar de su
pequeñez, estaba tan bien resguardado por su coraza dura.
Un equidna, pariente cercano del erizo, hablaba con deleite de sus
banquetes de hormigas con el oso hormiguero, que compartía sus
satisfacciones.
Un cuagga, el mamífero africano tan parecido a la cebra, estaba
haciendo amistad con un Kudú, el antílope con admirables cuernos en
espiral, parecido al niala que habita en las montañas.
Varias madres marsupiales se habían agrupado para examinar las
bolsas en que llevan a sus crías. La zorra mochilera les mostraba que podía
abrir y cerrar a voluntad su bolsa. La pequeña zarigueya, parecida a la zorra,
cargaba con orgullos sus hijos, y una mamá canguro, observaba
complacida.
Una mangosta estaba contando un combate encarnizado que había
tenido con una cobra. Pero, modestamente aclaró:
- No quiero decir que puedo vencer a cualquier clase de víbora ni que
estoy ansiosa por entrar en un combate así, pero, si debo enfrentarme al
desafío, lo acepto.
El jerbo, distinguido pariente del ratón, consideraba algo con una liebre y
una tortuga, que había sido la última en llegar.
Buscando la forma de poner un poco de orden, para que la
improvisada asamblea tuviera un final provechoso, un león de edad madura
se subió sobre un promontorio de rocas y rugió enérgicamente. Los corrillos
se silenciaron y la atención de todos se dirigió al rey de la selva. Su
memorable discurso podría resumirse así:
Amigos: la vida está llena de acontecimientos imprevistos que pueden
convertirse en experiencias provechosas. Nosotros estamos aquí hoy, sin
habernos propuesto encontrarnos, movidos por una fuerza irresistible que
nos impulsa a cuidar de nuestra vida. Usemos esta ocasión para tener
compañerismo, conocernos mejor, y compartir nuestras preocupaciones. Me
gustaría escuchar a algunos de ustedes, nuestros amigos de lujosa piel
manchada, que se agruparon como buenos parientes, a la sombra de los
arbustos.
26
vacunas. Es la vida de ellos la que importa, por eso nos exigen que
sacrifiquemos la nuestra en esos experimentos, como si fuera algo que no
tiene valor.
Un búfalo africano hizo una aclaración interesante después del conejo:
- Si la vida no nos importara no haríamos ningún esfuerzo por
curarnos cuando estamos enfermos. Por ejemplo, cuando una manada es
atacada de sarna, practicamos una forma de ayuno, comiendo muy poco, y
buscamos los pantanos lodosos para revolcarnos en ellos porque el barro
tiene poder curativo. Cuando el pelo vuelve a crecer sobre las escaras y nos
sentimos bien, salimos del barro y volvemos a comer normalmente.
Una pareja de pavos silvestres añadió algunos detalles interesantes:
- Nosotros también tenemos nuestros baños medicinales. Para
algunos el baño de agua es una gran medicina, en cambio para los pavos,
como para nuestras amigas las codornices, el baño ideal es el del polvo.
Algunos pensarán que es un placer raro y sin sentido el revolcarnos
constantemente en el polvo, pero es una manera de librarnos de parásitos,
prevenir infecciones y hacer más difícil que los insectos lleguen a nuestra
carne para picarnos. Cuando nuestros hijos son jóvenes tienen menor
resistencia a la enfermedad, por eso las madres obligan a los pequeños
pavos a comer hojas de benjuí que, aunque son amargas y les cuesta
comerlas, son un tónico que los fortalece.
Un oso negro también tenía algo instructivo que agregar: - nosotros
tenemos problemas en la primavera, al despertarnos de la hibernación.
Como nuestro organismo no ha funcionado normalmente durante el largo
sueño del invierno, es un momento crítico en que necesitamos una buena
limpieza intestinal para empezar otra vez la vida normal. Es por eso que
salimos a buscar moras y comemos las más posibles. Además, excavamos
la tierra en busca de bulbos de ciertas plantas que tienen propiedades
laxantes.
El gibón, un mono de Indo malasia, habló después del oso, explicando
como ellos acostumbran curar cualquier herida amasando barro con hojas
de plantas curativas, para ponerlas como emplastos sobre la parte dañada.
Un perro explicó porqué los perros y los gatos lamen frecuentemente su
pelaje, como medicina preventiva. La razón es que en sus comidas no
obtienen vitamina D, pero la luz del sol la produce sobre su piel, de modo
que, al lamerla, trasladan la vitamina D al estómago.
Otros animales hablaban de cómo proceden cuando tienen fiebre,
acostándose a la sombra de los árboles, cerca de algún río, comiendo poco
y bebiendo con frecuencia. En caso de tener diarrea, buscan hojas y ramitas
tiernas de roble para comer, porque éstas tienen propiedades astringentes.
Varias especies, constantemente amenazadas de extinción, hicieron
resaltar sus protestas y afirmaron que amaban la vida y deseaban
defenderla. Un zorro dijo: - nosotros no somos como los lemmings, los
pequeños turones de Noruega, que planean su propia destrucción.
- ¿Cómo es eso? - preguntaron varios: - ¿Hay algún lemming aquí que
pueda explicar esta acusación?
28
Álef Guímel
Del libro “La Edad de las Sombras
Breves”
La paloma mensajera
Desde que Gualberto era niño sintió una gran atracción por las
palomas. En la finca campestre de sus abuelos había un palomar. A el le
fascinaba verlas pasearse sobre el brocal del aljibe, en el alféizar de la
ventana o en el borde de la azotea. Les arrojaba alpiste y trigo para verlas
reunirse en grupos bajo los árboles.
Consiguió toda la información posible sobre ellas. Diferentes
enciclopedias y libros consultados le dieron un cuadro completo sobre esa
asombrosa avecilla y sus diferentes clases. Las palomas podrían ilustrar
muy bien el ideal del matrimonio humano. Buscan un cónyuge cuando tienen
entre cuatro y seis meses de edad, y por lo general les son fieles de por vida.
Trabajan juntos para construir su nido y se turnan para cuidarlo, la señora
paloma pone dos huevos y los incuba toda la noche hasta las primeras
horas de la mañana. El palomo completa el turno de incubación hasta las
primeras horas de la tarde. Dieciocho días después nacen los pichones, y
ambos padres participan en alimentarlos con la “leche de pichón”, que se
forman en sus mismos buches, y que estos depositan en el pico del bebe.
Después de nutrirlos así por durante dos semanas, los pichones empiezan a
comer lo mismo que los padres. Son un ejemplo de cooperación como
pareja, así como de fidelidad marital.
La paloma es muy confiada y dócil, por eso es tan fácil encariñarse
con ella y disponer de sus servicios. Antes de que existiera el telégrafo
había un servicio de palomas mensajeras entre Londres y Amberes, Bélgica
a través del Canal de la Mancha para transmitir las cotizaciones de la bolsa.
Durante la guerra han llevado mensajes cifrados, planos y croquis, cruzando
32
al volver con un ramito de olivo en su pico, notificó que las aguas del diluvio
habían bajado, hasta descubrir la copa de los árboles. El rey Salomón las
usaba para comunicarse con las distintas regiones de su reino. Ciro de
Persia y Julio César las usaban en operaciones bélicas, y los griegos las
enviaban para trasmitir los nombres de los vencedores en los Juegos
Olímpicos.
Aunque no se aconseja intentar que recorran más de 160 kilómetros
en cada viaje, algunas han batido records de más de 1000 kilómetros en un
día, a una velocidad de 90 kilómetros por hora. Una paloma traída desde
Saigon a Francia, al soltarla allí regresó a su antiguo palomar en Saigon en
22 días, después de recorrer doce mil kilómetro sobre terreno que no
conocía. Una mensajera de las Islas Canarias cubrió 750 kilómetros sobre el
mar. Se ha descubierto que estas cualidades de heroísmo y aguante pueden
ser heredadas, por la prole, por eso algunos aficionados han pagado miles
de dólares por ejemplares campeones para tener una cría con tales virtudes.
Esta misma enciclopedia agrega que el entrenamiento paciente,
comenzando con vuelos cortos a la mañana, al medio día, y al atardecer, han
logrado estos asombrosos resultados, junto con la alimentación adecuada y
el cuidado amoroso del cuidador. Algunas palomas son entrenadas para
vuelos nocturnos también, cuando tienen experiencia, y para viajes de ida y
vuelta. En las competiciones, son llevadas en jaulas a los lugares donde
serán soltadas, y se anota el minuto exacto de la suelta. Ellas describen dos
círculos en el aire y luego se dirigen velozmente al palomar, que tiene un
dispositivo automático que registra el momento exacto de la entrada, al fin
de calcular el tiempo invertido por cada paloma y la velocidad que desarrolló
al cubrir esa distancia.
En un tiempo se pensó que se orientaban por la posición de las
estrellas pero pueden volar de día sin perder el rumbo.
33
Gualberto aceptó con gran alegría, y se dedicó con todo corazón a sus
nuevos privilegios. Al poco tiempo nació un pichón y el dueño le dijo: --“Esta
va a ser tuya, para que la entrenes y hagas de ella una excelente mensajera”.
Fue registrada en la Asociación Colombófila, local desde donde se
solicitó a la Asociación Colombófila mundial, el número de registro que le
correspondía. Este llegó de Europa grabado en una anilla de plástico que
contenía también su fecha de nacimiento, el cual fue colocado en una de sus
patitas. Ahora tenía su cédula de identidad, y un lugar legítimo en el registro
global de las palomas mensajeras. Pero a Gualberto le parecía muy frío
llamarla por un número, como hacen con los prisioneros. Le hacía falta un
nombre y la llamó Rut, esperando que su fidelidad y heroísmo la llevaran
muy lejos, del lugar donde había nacido, para cumplir misiones abnegadas.
Así se parecería a la muchacha moabita del relato bíblico, que dejó atrás su
pueblo y su parentela, para seguir a su anciana suegra que había soportado,
un periodo de intenso sufrimiento en el exilio.
Rut realizó muchos pequeños viajes de entrenamiento diurno, desde
algún palomar cercano, donde la soltaban, y siempre encontró por instinto el
camino de vuelta al suyo. Le colocaban el tubito plástico con un anillo a
presión para que se acostumbrara a llevarlo, y en él ponían cualquier
mensaje sin importancia para los otros cuidadores. Le hacían hacer viajes a
distintas horas del día, y sabía que al llegar al palomar encontraría el premio
de una buena comida. Cuando tenía cinco meses, aceptó los requerimientos
amorosos de un palomo joven, y comenzó una nueva vida junto a su primero
y único amos.
Para toda criatura viviente llega el momento de probar que no ha
nacido en vano, que puede ser merecedora del lugar que ocupa en el arreglo
universal, por humilde que esta parezca.
34
Álef Guímel
Del libro “La edad de las sombras breves”
37
Pero los años van pasando y tú eres solo una visita en nuestra casa;
¡la más deseada de las visita! Yo tengo catorce años ahora. Cada vez que
he tenido que usar una partida de nacimiento, me da dolor ver en el lugar
destinado a tu nombre, esas dos palabras que detesto: “padre desconocido”
¿no merecemos tu nombre ni mi hermanito ni yo? ¿Te hemos dado algún
motivo para sentirte avergonzado de nosotros? ¿No merece mamá tomarte
del brazo y ser presentada como tu esposa?
Dentro de dos meses los Testigos de Jehová tendrán su congreso
anual, te agradezco muchísimo papá, que hayas cambiado la actitud que
tenías al principio, y que hayas llegado a comprender que necesitamos una
religión y que tenemos el derecho a elegirla. Yo estoy convencida y
decidida, por eso espero bautizarme en esa asamblea. Mamá también
quisiera hacerlo pero no puede, porque no esta en limpio delante de Dios, a
menos que se case o rompa esta relación ilegítima contigo. Se que ella te lo
ha explicado todo claramente. He oído algunas discusiones amargas entre
ustedes. Pero tus respuestas son simples evasivas. Jamás hay una
promesa, ni un paso adelante para solucionar las cosas.
Tengo mucho miedo de dejar de mirarte como el padre querido de
siempre y empezar a verte como un obstáculo que separa a mi madre de
Dios. Muchas veces te hemos dicho que la ley de Dios es suprema. Sería
mejor que esa ley nos uniera como una familia legal y no nos separara como
enemigos.
Papá: le pido a Dios que te abra los ojos y el corazón. Dijiste que
estamos bien como estamos y podemos seguir así. Pero no es cierto no
podremos seguir como antes, porque la herida se hace más profunda cada
día. Tu indiferencia no la va a curar. Tampoco vas a seguir disfrutando de tu
posición cómoda.
Tus acusadores han crecido, física y espiritualmente. Mi hermano y yo
te estamos pidiendo cuentas claras.
Es muy triste no poder continuar ignorando lo que pasa a nuestro
alrededor. Éramos más felices cuando no entendíamos nada. Todo tiene
remedio pero esta en tus manos. No te imaginas cuan grande será nuestro
reconocimiento si te decides a normalizar la situación de nuestra familia.
Ahora tengo una razón más para desearlo. Días pasados cuando me
preguntaste porqué era necesario que me bautizara, te expliqué que el
bautismo es un pasaporte que acredita nuestra condición de ciudadanos del
nuevo mundo. Ese va a ser el día más importante de mi vida. Me duele que
en ese pasaporte simbólico, yo siga figurando como hija de madre soltera y
padre desconocido.
Perdóname si esta carta te parece dura. Tenemos que enfrentar la
realidad aunque nos duela. Dios quiere que comprendas nuestra posición y
nos hagas justicia.
Tu hija
39
Carina
Álef Guímel
Del libro “La edad de las sombras breves”
www.alefguimel.net
siempre. Además, todo lo que Dios permite tiene un buen propósito, que al
final resulta en entrena miento provechoso, para ayudarnos a alcanzar
experiencia útil y madurez espiritual.
Un antiguo refrán inglés dice: ‘ mar en calma no sirve para entrenar buenos
marineros”. En español, tenernos un dicho que encierra la misma idea, al
referirnos a los que no saben actuar frente a cualquier tribulación, como
“marineros de agua dulce”.
Nos hace falta cultivar el temple necesario para enfrentar nos a días difíciles.
En la mayor parte de los países ahora, la prosperidad económica y la
despreocupación, han llegado a ser una historia del tiempo en que “aire” se
escribía con y griega. Ya no se habla de los que venían aquí a “hacerse la
América”, porque ahora los que nacen en América buscan la oportunidad de
emigrar a otros continentes, para hacer lo que puedan y sin muchas
ilusiones, porque las vacas han seguido adelgazando.
Quiero contarte una breve historia que muestra cómo las desventajas
pueden convertirse en ventajas, cuando uno aprende a cultivar el lado
positivo de la adversidad.
La familia Brandt, que vivía en Río Riev, una pequeña ciudad en algún país
de Europa, gozaba de una posición muy desahogada. Jamás tenían que
preocuparse por lo que pondrían sobre la mesa al día siguiente, ni tampoco
se detenían a pensar en los menos agraciados que hubieran deseado recibir
algo de lo que ellos tiraban cada día. Cuando les gustaba algo, ni
preguntaban el precio, y nunca calculaban el costo de la nafta que
quemaban en sus tres autos. En la casa de los Brandt todo se hacía humo, el
tiempo, la energía, el dinero y los halagos de la vida. Sin que se dieran
cuenta, otras cosas se estaban quemando en el altar de la
autocomplacencia: la unión familiar, el cariño mutuo, el compañerismo
edificante. Sin advertirlo, estaban llegando a ser un grupo de desconocidos
consanguíneos, unidos por conveniencias materiales.
En el caso de ellos, cabía muy bien la ilustración que se ha hecho de tales
hogares. El de ellos era como las estaciones de servicio automotor, donde la
gente acude a llenar el tanque para poder seguir andando. La familia Brandt
usaba su casa como un paradero para comer y dormir, pero cada uno de los
cinco tenía algo más importante que hacer en otro lugar. Edgardo, el padre,
pasaba casi todo su tiempo en la fábrica de heladeras. Nancy, la madre, tenía
a su cargo muchas obras sociales y tenía puestos honorarios en varias
instituciones de beneficencia, junto a otras distinguidas damas de la región.
Joaquín, el mayor de los hijos, había emprendido la carrera de abogado, y
todo su tiempo libre lo empleaba en el club con sus amigos. Sofía, tenía
muchas cosas entre manos; estudiaba inglés y francés, era encargada de
una boutique céntrica, y no perdía ninguna fiesta social de importancia.
Carolina, la menor, estaba aún en la escuela secundaria, y pasaba muchas
horas en casa de una compañera de estudios, preparando con ella las
lecciones para el día siguiente. Le atraía esa casa, porque allí no estaba sola
41
Álef Guímel
El toque final
Hay dichos de la gente que a uno lo dejan pensando, y decide darles una
ubicación preferencial en la memoria. Eso me sucedió con las palabras de
un anciano que de tanto en tanto decía: —Si una cosa vale la pena hacerla,
entonces vale la pena hacerla bien.
Mirándolo desde otro ángulo, podríamos expresarlo así:
—“Si no vale la pena hacerlo bien, ¿es sabio hacerlo para que salga como
salga?” “Si no vale la pena terminarlo, ¿valía la pena haberlo comenzado?”
Es cierto, a veces empezamos algo muy ilusionados, y más tarde
comprendemos que le hemos asignado un valor que no merecía y hemos
esperado un resultado que no podía producirse. Entonces es lógico decir”
basta” y transferir el entusiasmo a una empresa mejor.
Pero, lo que no nos da gozo ni provecho, ni satisfacción de conciencia, ni
vindicación ante nuestros propios ojos, es lo que uno no termina por dejarse
estar, aunque valía la pena lograrlo.
Hay una antigua ilustración muy conocida: “Por falta de un clavo se perdió
una herradura, por una herradura se perdió un caballo, por un caballo se
perdió un jinete, por un jinete se perdió una batalla, por una batalla se perdió
un imperio”.
Aunque las cosas que dejemos a medio hacer, no puedan abarcar tanto en
sus últimas consecuencias como aquel clavo que no estaba en su lugar,
44
Álef Guímel
46