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Ocho segundos

cuento

El gran Oldsmobile Toronado estaba como siempre frente al edifico. Era nico en su ao y color:
1966 azul verdoso metalizado. Su tamao daba para no pasar desapercibido, casi cinco metros y
medio de largo, y dos toneladas de puro metal y motor. Un automvil que ya cumpli medio siglo
y no haba cambiado de dueo desde que sali del almacn que lo vendi como la mejor novedad
de los aos sesenta.

Cada medio da, el dueo sale a moverlo de un espacio a otro, al de junto, para que no se entumiese
como l. Lo compr cuando tena veintisiete aos con la pequea herencia que recibi a la muerte
de sus padres. Aquel da, como ahora, nadie le acompaaba. No le preocupaba, 'solo llegu al
mundo, solo me de ir' deca para sus adentros, mientras encenda el motor V8 de 7 litros y 385
caballos de potencia. Al solo encendido su sonido inconfundible y cada apretn del acelerador
significaban recuerdos de viajes y caminos, que sin permiso entraban en sus recuerdos.

El Oldsmobile lleg desde Ditroit en barco y desde el puerto sobre un gran camin que demor
algunos das en llegar a la ciudad. Su dueo, en cambio, lleg desde un pequeo pueblo del centro
del pas, en un bus con asientos de madera, para asistir a la universidad. Estudi, intent varias
veces superar el sptimo nivel pero no lo logr. Nadie se preocup ni le reclam su incapacidad.
No tena un trabajo estable y esto haca que tampoco creara relaciones duraderas. Se mova de un
oficio a otro y su domicilio cambiaba de la misma manera con cada nuevo lugar de trabajo.

Pasados los diez aos de estar por aqu y por all, se ilusion con una joven vecina a la que llev
varias veces a pasear en su Oldsmobile. An hoy, despus de tantos aos el abrir y cerrar de los
faros segua siendo de lo ms novedoso por aquellos lugares y le daba un toque de coquetera que
su dueo trataba de aprovechar, pero que nunca lleg a nada, solo conversaciones entrecortadas
que ni a besos alcanzaron. Ya era cincuentn, algo calvo y regordete.

Los ocho segundos que demoraba el


activarse el sistema de luces, era el
tiempo que la gente mantiene fija su
mirada en la parte frontal del gran sedn
de dos puertas, en cualquier lugar que
llegara o calle por la que circulaba.

El Oldsmobile Toronado ya no se mueve


y pocos se dan cuenta, est empolvado
y sus luces no giran solo tiene un
extrao olor que no corresponde al
motor encendido.

Serafn Ilvay
ecuatoriano srfn@yahoo.com

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